Hace hoy ochenta y tres años, en la mañana del sábado 6 de julio de 1940, un rayo acabó con la vida de Eugenio Alonso Fernández, natural de Huérmeces, labrador, casado, de 67 años de edad.
Su hijo, José, que le acompañaba con la yunta de bueyes en el acarreo de yeros, resultó herido, y a duras penas logró llegar al pueblo para dar la terrible noticia.
Su hija, Leonila, que se encontraba en avanzado estado de gestación, perdió el hijo esperado a causa del choque emocional producido por la noticia.
A este suceso, que marcó profundamente a una generación entera de la familia, ya le dediqué uno de los primeros post de este blog: El abuelo Eugenio
Aunque haya pasado mucho tiempo y el número de años transcurridos no forme una cifra redonda, quizás ha llegado el momento de colocar una piedra conmemorativa en el paraje dónde se produjo la fatal descarga eléctrica, chispa o exhalación, que todos estos nombres eran sinónimos de rayo en aquellos tiempos.
EL PARAJE
El lugar en el que aconteció la muerte de Eugenio, sito en un paraje denominado Palillos, se ha ido transmitiendo de generación en generación familiar.
En Palillos también se extienden dos estrechos y curvilíneos roturos, casi unidos, en forma de media luna, y que siguen el contorno de las pequeñas vaguadas existentes en esta zona de lastras y afloramientos calizos.
Toda la zona es rica en geodas, aquí denominadas piedras de sal, por la querencia que por ellas sentía el ganado, ávido por lamer su superficie, rica en sales. Son geodas sin ningún valor comercial, al no presentar sus cristales cromatismo ni interés cristalográfico alguno.
Tanto los roturos como las matas de encina apenas han experimentado cambios en su tamaño durante los más de ochenta años trascurridos desde 1940. Quizás alguna mata de encina presente mayor densidad, puede que los dos roturos (de 3,3 y 0,8 hectáreas) se encuentren algo más despedregados, pero en esencia el paisaje natural sigue siendo el mismo.
El cambio más espectacular se manifiesta en los -tantas veces mentados en este blog- complementos paisajísticos: el parque eólico del Sombrío, con sus catorce aerogeneradores, sus modernas pistas de servicio y, a escasos cien metros del lugar, una enorme torre anemométrica con su correspondiente pararrayos.
Quiero pensar que si mi bisabuelo Eugenio levantara la cabeza, pensaría algo así como "a buenas horas, mangas verdes".
En Navas se encontraba la parcela cultivada de yeros por la que Eugenio y José habían madrugado aquel 6 de julio; y es que -para evitar los calores de julio- resultaba conveniente realizar a primera hora del día el acarreo de la entonces popular leguminosa forrajera, muy utilizada en alimentación animal.
Para volver de Navas (980 m de altitud) a Huérmeces, con el carro cargado de yeros, hay que superar un pindio camino de casi un kilómetro de dura ascensión, salvando los 40 metros de desnivel que existen con respecto a la culminación del camino en Palillos (1020 m).
El firme del camino, una vez superadas las arcillosas tierras del vallejo, es duro y pedregoso, y sigue un sinuoso trazado pegado al costado septentrional de Monte las Eras.
Los últimos trescientos metros del camino de ascenso discurren entre matas de encina, hasta alcanzar el paraje de Palillos.
LA PIEDRA
La estela dedicada a Eugenio, como no podía ser de otra forma, tendría que ser una piedra de la zona; una caliza mesozoica, propia de los afloramientos rocosos que aparecen al norte y al nordeste de Huérmeces.
La piedra finalmente seleccionada procede de los altos de Itero, una zona esteparia cuyas lastras fueron salvajemente descuajadas por potente maquinaria subsoladora, allá por el año 2006. Aquellos insensatos trabajos de plantación de pinos, ejecutados en gran parte de la comarca al albur de las subvenciones europeas para la forestación, originaron el afloramiento artificial de grandes cantidades de lajas calizas, entre las que se encuentra la elegida.
Eso sí, a la piedra original se le tuvieron que practicar un par de cortes en sus bordes, para eliminar peso y superficie poco útil. De esta manera se consiguió reducir el peso y tamaño de la piedra en casi una sexta parte.
Los altos de Itero se encuentran a poco más de dos kilómetros al noroeste de Palillos, y las calizas mesozoicas que revisten sus estepas pertenecen al mismo tiempo geológico que las que aparecen en la zona de Palillos-La Lastra-Monte las Eras-Valdevacas.
Se trata de calizas de color crema que, expuestas a la intemperie, adquieren tonalidades grisáceas más o menos oscuras. Se formaron durante la era Mesozoica, período Cretácico Superior, edad Turoniense; esto es, se formaron hace unos 90-94 millones de años.
Se trata de calizas mucho más antiguas que las que afloran en los páramos que discurren al oeste y al sur de Huérmeces; estas jóvenes calizas de páramo se formaron durante el Mioceno (Era Terciaria), hace "solo" 6 millones de años.
Una vez cortada, tenemos una pieza de unas dimensiones aproximadas de 43x68 cm, con un grosor medio de 5,5 cm. Estas dimensiones suponen un peso aproximado de 44 kg, ya que el peso específico de este tipo de caliza alcanza los 2,75 g/cm3 (mucho más alto que los 2,14 g/cm3 de la caliza de Hontoria, por ejemplo).
Tenemos, pues, una piedra densa, pesada y -esperemos que- resistente.
LA EPIGRAFÍA
Al final, he preferido utilizar el reverso de la piedra (cara que se encontraba en la zona inferior cuando los estratos horizontales fueron arrancados por las labores de subsolado forestal) para la grabación del texto, ya que presentaba una superficie más regular que el anverso, que habría exigido una excesiva labor de pulido.
Una vez acondicionada y pulida la cara elegida para la grabación del texto, únicamente queda la selección de las palabras que van a grabarse. Las reducidas dimensiones de la piedra no permitían ningún alarde epigráfico, por lo que debía reducirse al máximo el número de caracteres.
En las estelas antropomorfas o discoideas modernas, típicas del siglo XIX, el texto solía incluir:
- el nombre y primer apellido del fallecido en descampado
- la fecha del suceso (fecha completa o únicamente el año)
- en ocasiones, también el motivo del fallecimiento, sobre todo si era debido a muerte violenta o por descarga eléctrica (chispa, rayo)
- todo lo anterior solía estar precedido por la leyenda "AQUI MURIO"
APUNTES GENEALÓGICOS
Eugenio Alonso Fernández (Huérmeces, 12 febrero 1873 - 6 julio 1940)
ASCENDIENTES
Bisabuelos:
- Facundo Alonso Arce (Ruyales del Páramo, 1780)
- Gertrudis Espinosa Fontúrbel (Hces, 1780)
- Manuel Fernández Tudanca (Hces, 1780)
- Vicenta Espinosa Fontúrbel (Hces, 1778)
- Félix Fernández Díez (Hces, 1776)
- Juliana García Pérez (Las Celadas, 1779)
- Patricio Crespo Díez (Castrillo de Rucios, 1776)
- María Cruz Crespo Alonso-Güemes (Hces, 1776)
Abuelos:
- Mariano Alonso Espinosa (Hces, 1801)
- María Fernández Espinosa (Hces, 1801)
- Pedro Fernández García (Hces, 1807)
- María Crespo Crespo (Hces, 1809)
Padres:
- Julián Alonso Fernández (Hces, 1837)
- Gregoria Fernández Crespo (Hces, 1840)
- María (Los Tremellos, 1866)
- Ceferino (Los Tremellos, 1869)
- Eugenio (Hces, 1873)
- Mariano (Hces, 1878)
Los descendientes de Eugenio y Elisa fueron:
Hijos (6):
- Escolástica (Hces, 1894-Linares, 1970) Una monja farola en el Sur
- Eladia (Hces, 1900-Villadiego, 1990) Olmos de la Picaza
- Lucía (Hces, 1904-Barcelona, 1996)
- Leonila (Hces, 1910-Barcelona, 1983)
- José (Hces, 1915-Córdoba, 1974)
- Julián (Hces, 1918-Sant Adriá de Besós, 1943) Julián Alonso, gabrielista
Jesús, Casilda, María Isabel, María Luisa, Dolores, Milagros, Aurelio, Miguel Ángel, María Begoña, Pilar, Yolanda, José Ignacio, Tomás, Cristina, Miguel Ángel, Ana María, María Isabel, Alfredo, María Belén, José Luis, María Rosa, Thomas, Michael, César, Iñaki, Raúl, Nacho, Olga, Sergio, Olga, Raúl, María José, Carolina, Mónica Marina, Berta, José Enrique y María José.
Hoy en día, en pleno siglo XXI, cuando ya corretea la quinta generación de descendientes de Eugenio (los "trastataranietos"), y cuando el miedo a las tormentas se encuentra más que olvidado, lo que no conviene olvidar es cuándo y en qué lugar se escribió parte de la historia familiar.
Porque, quizás, si aquel rayo no hubiera acabado con la vida de Eugenio aquel mentado día de hace 83 años, su hija Leonila no habría perdido a su esperado cuarto hijo y ... quizás, sencillamente, alguno de nosotros ni siquiera estaríamos aquí.
Ese es el sentido y el propósito de la estela de Eugenio, de la estela de Palillos.
ANEXOS
OTRA ESTELA EN LA COMARCA
Una estela en Ocejo, entre Quintanilla Pedro Abarca y Ruyales del Páramo
LA PRENSA LOCAL DE AQUELLOS DÍAS DE JULIO
Puede resultar sorprendente que en ninguno de los dos periódicos provinciales (Diario de Burgos y El Castellano) se recogiera la noticia de la muerte por rayo acaecida en Huérmeces. No aparece mención alguna al suceso ni en las ediciones del mismo día 6 de julio (recordemos que el suceso ocurrió de mañana), ni en ninguno de los días posteriores; teniendo en cuenta que el lunes 8 de julio no hubo prensa en Burgos (ya que aún no se había creado la Hoja del Lunes provincial, que llegaría en 1950), se ha tenido la precaución de revisar los ejemplares de los siete días siguientes al suceso.
Como mera curiosidad cuasi sarcástica, cabe añadir que la única aparición de la palabra "rayo" en las ediciones del Diario de aquellos días de julio hace referencia al estreno en el Teatro Principal de Burgos de la obra titulada "El rayo", de Muñoz Seca y López Nieto, interpretada por el Grupo Teatro de Educación y Descanso, de la Central Nacional Sindicalista.
Diario de Burgos: ediciones de los días 9, 10 y 11 de julio de 1940 |
Aunque la extensión de los periódicos locales en aquellos años era muy reducida (cuatro repletas páginas), siempre había un hueco para las noticias luctuosas, entre las que las muertes por rayo disponían de una clara preferencia. Por eso sorprende aún más la ausencia de la noticia.
A título de ejemplo, poco menos de dos meses antes, el 14 de mayo de 1940, tanto El Diario de Burgos como El Castellano recogían la noticia del fallecimiento de un hombre de 38 años, al ser alcanzado por un rayo en la granja de San Martín de la Bodega, sita en el antiguo camino de Villalón de la capital burgalesa.
Y en otras provincias, la prensa local también se recoge el suceso de Hornillos de Cerrato (Palencia), acaecido el 17 de mayo de 1940, cuando un rayo mató a un joven labrador de 19 años.
Por lo tanto, no parece que -a pesar de que el país se encontrara en el primer año de la larga posguerra- existiera algo parecido a una "censura" en cuanto a hechos luctuosos. Quizás haya que inclinarse más por la idea de que el escaso espacio disponible en la prensa se dedicara en gran parte a recoger los eventos principales de la guerra mundial, que en aquellas semanas se encontraba en plena fase arrolladora de los ejércitos alemanes. Los alemanes habían llegado a la frontera franco-española el 27 de junio y en el ambiente flotaba la posibilidad de que España entrara en la guerra. Por lo tanto, el resto de noticias importaban menos, y ocupaban escaso o nulo espacio.
Lo que sí aparece en la prensa local y nacional de aquellos días es la gran profusión de tormentas y tiempo general revuelto durante la primera quincena del mes de julio de 1940, especialmente durante los días 6 y 7.
Así, el Diario de Burgos recoge en su ediciones de los días 6 y 7 de julio la noticia relativa a la gran tormenta sufrida por Madrid en la madrugada del día 6, tras soportar una jornada de calor sofocante. La noticia nos habla de inundaciones en diferentes barrios de la capital, así como del importante aparato eléctrico, uno de cuyos rayos impactó sobre el transformador de Nuevos Ministerios, dejando sin fluido eléctrico a gran parte de la ciudad.
El Diario también recoge, en la edición del 7 de julio, que el mal tiempo había obligado a suspender la verbena prevista la noche anterior en el Paseo del Espolón.
Por su parte, la prensa nacional recoge ampliamente la importante incidencia que el mal tiempo había tenido en el desarrollo de las fiestas de San Fermín de aquel año.
LAS DOS MUERTES POR RAYO DE MAYO DE 1940
El Castellano, Burgos 14 de mayo de 1940 |
Heraldo de Zamora, 17 mayo 1940 [Palencia, no Valencia] |
Resumen de observaciones meteorológicas de 1940, Estación Pluviométrica de Huérmeces |
Vuelo americano, 8 de octubre de 1956 |
Vuelo IRYDA, noviembre de 1977 |
PNOA, 19 de julio de 2005 (poco antes de la irrupción de la "Era Eólica" en la zona) |
PNOA, 27 de julio de 2007 (el parque eólico, en plena construcción) |
PNOA, 24 de junio de 2009 (el parque eólico, ya en funcionamiento) |
- La Lastra (2003): 7 molinos, de los que cuatro se levantan en terrenos de San Pantaleón del Páramo, dos en el término de Quintanilla Pedro Abarca y uno en el término de Ruyales del Páramo
- Úrbel del Castillo II (2004): 25 molinos, de los que tres se ubican en terrenos de Quintanilla Pedro Abarca y nueve en San Pantaleón del Páramo
- El Sombrío (2009): 14 molinos, todos en terrenos del término de Huérmeces
- Páramo Vega (2010): 9 molinos, de los que siete se sitúan en terrenos del término de Huérmeces
PNOA, 23 de agosto de 2020 |
Afortunadamente, en la zona de Palillos no se vio afectada mata de encina alguna ya que, tanto el molino nº 1 como la torre anemométrica se instalaron en terrenos libres de matas, y los viales de servicio siguieron la traza de los ya existentes. No ocurrió lo mismo en otras zonas de este parque eólico. Que se lo pregunten, entre otros damnificados, al amputado corral de Matacubillas.
No hay palabras de agradecimiento para Jose Luis, sobre la extensa labor de busqueda de la historia de Huermeces y su gente tan magistralmente expuesta. Es de agradecer que Jose Luisc comparta y nos permita conocer toda esta información. Ha de ser realmente difícil y es obvio que requiere un gran esfuerzo y trabajo que está plasmado de forma exquisita y asequible para todo lector. Muchas gracias Jose Luis
ResponderEliminarMuchas gracias por la información
ResponderEliminarGracias!!:)
ResponderEliminarUna iniciativa muy loable
ResponderEliminarGracias por descubrirnos nuevas historias, José Luis