Del
ancestral culto a la muerte dan fe la profusión de túmulos, dólmenes y demás monumentos megalíticos, esencialmente
funerarios, que con gran esfuerzo levantaron durante milenios los diferentes clanes
o tribus que poblaron esta zona. No se situaron en parajes escondidos ni lejos
de los habituales lugares de pastoreo, en un intento claro de hacerlos visibles
desde lejos, promoviendo así su persistencia en el tiempo.
En
el término municipal de Huérmeces hay catalogados un total de seis de estos
panteones comunales: La Mina-1
y La Mina-2 en
Ruyales; Páramo de Burgos, Valdegoba y Páramo Vega, en Huérmeces; y San Benito en
Quintanilla Pedro Abarca.
Siglos
más tarde, en los alrededores de actual emplazamiento de Huérmeces, han ido aparecido
multitud de restos de enterramientos
alto medievales. Tallados en piedra, con un espacio delimitado para la
cabeza, y con estelas conmemorativas en algún caso; los pies se situaban al
Este (Oriente) y la cabeza al punto cardinal opuesto, de tal manera que cuando
el difunto resucitara su primera mirada fuese hacia Tierra Santa.
Suponemos
que su localización se corresponde con los parajes en los que se produjeron los
primeros asentamientos al inicio de la repoblación (finales del siglo
IX-principios del X): los alrededores de
La Coronilla
y Cuesta Castillo (La
Nevera, San Miguel), al abrigo del supuesto castillo o
fortificación allí existente. También han aparecido enterramientos en muchos otros
parajes algo más apartados (y se supone que posteriores) de este núcleo
fundacional: La Horquilla,
San Pedrillo, La Blanca…
A
finales de la Edad Media
se extendió la costumbre de realizar inhumaciones en el interior de las iglesias y fueron frecuentes, incluso, las
superposiciones de hileras de muertos. Esta
práctica, factible sobre todo para las personas que pudieran pagar el alto
precio de dicho privilegio, resultaba muy beneficiosa para las arcas de la
iglesia, además del supuesto beneficio para el alma del difunto que, al
descansar en lugar sagrado, sería de las primeras en desfilar el día del Juicio
Final.
Más
tarde, pasó a generalizarse el uso de cementerios
adosados a las iglesias, buscando siempre la máxima cercanía al lugar
sagrado.
Tanto
la costumbre de enterrar dentro de las iglesias como en cementerios adosados a
ellas comenzaron a cambiar con le emisión de la Real
Cédula de Carlos
III (1787). Esta Cédula prohibía los enterramientos intramuros de las
ciudades, y en la práctica afectó más a éstas que a las pequeñas localidades
del mundo rural. Esta Real Cédula fomentaba, por vez primera, la construcción
de recintos específicamente dedicados a la recepción de cadáveres, con el
objetivo final de velar por la salud pública de los ciudadanos.
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Urbel |
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Ros |
Los
pequeños cementerios rurales adosados a las iglesias se han mantenido pues, con
pocos cambios, durante los últimos dos siglos y pico. En el actual cementerio
de Huérmeces, por ejemplo, y suponiendo
que su uso como tal se haya iniciado justo en el momento de la construcción de
la iglesia neoclásica actual (1783), pueden haberse inhumado más de 2.000 almas
a lo largo de los últimos doscientos y pico años. Sabemos que la iglesia
anterior, gótica, también se ubicada en el mismo lugar, por lo que es probable
que el uso del cementerio sea incluso anterior, y que la cifra total de
inhumaciones supere ampliamente la cifra anterior.
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Terradillos |
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La Parte (Las Hormazas) |
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Santa Cruz (Los Valcárceres) |
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Santa Cruz (Los Valcárceres) |
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Celada de la Torre |
En
los pueblos del entorno de Huérmeces
encontramos una clara diferenciación en cuanto a la ubicación actual de sus
cementerios: o bien se encuentran adosados o junto a la iglesia, o bien
claramente alejados de aquélla. Esta diferenciación responde, a dos principales
factores:
-
tamaño del pueblo: los pueblos “grandes”
tienden a levantar sus cementerios alejados del casco urbano, ya que el fuerte crecimiento
demográfico acaecido en los siglos XVIII-XIX originó que pronto se quedara
pequeño el viejo cementerio existente al lado de la iglesia. Esto sucede en
Santibáñez, Montorio, Pedrosa, Quintanadueñas, Masa, etc.
-
antigüedad de la iglesia: las
iglesias románicas o con restos románicos de importancia suelen presentar emplazamientos alejados del
actual centro urbano, en lugares generalmente elevados, por lo que los
cementerios adosados a ellas han podido crecer en tamaño o ubicarse justo al
lado del templo sin problemas y persistir en su localización a lo largo del
tiempo: Quintanilla Pedro Abarca, Quintana del Pino, Mata, Fuente Urbel, Miñón,
Quintanarrío, etc.
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La Piedra |
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Santa Cruz del Tozo |
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Miñón |
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Masa |
Se
han visitado unos 120 cementerios de pueblos pertenecientes a los valles del
Brullés, Hormazuela, Ruyales, Urbel, Ubierna, Rudrón y Las Navas; y se han
obtenido los siguientes resultados en cuanto a situación y orientación de los
mismos:
-
Cementerios adosados al muro Norte
de las iglesias (35%):
(se consideran también incluídos dentro de este tipo a los
cementerios situados justo al lado de la iglesia, aunque no estén propiamente adosados)
Arconada, Arenillas de Villadiego, Bárcena de Bureba,
Castromorca, Celada de la Torre,
Cobos junto a La Molina,
Espinosilla de San Bartolomé, Fuencivil, Hormicedo, Icedo, La Molina de Ubierna, La Parte (Las Hormazas),
Lermilla, Manciles, Mansilla, Mata Sobresierra, Melgosa de Villadiego, Miñón,
Prádanos del Tozo, Quintana del Pino, Quintanaortuño, Quintanarrío,
Quintanarruz, Quintanilla Vivar, Rioseras, Robredo Sobresierra, Ruyales del
Páramo, San Andrés de Montearados, San Martín de Ubierna, San Pantaleón del
Páramo, Santa Cruz (Los Valcárceres), Siero (Valdelateja), Solano (Las
Hormazas), Sotopalacios, Tablada de Villadiego, Villalvilla Sobresierra,
Villalibado, Villanueva de Puerta, Villatoro y Vivar del Cid.
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La Parte (Las Hormazas) |
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Quintana del Pino |
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Ruyales del Páramo |
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San Pantaleón del Páramo |
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Miñón |
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Cementerios adosados al muro Sur de
las iglesias (13%):
Avellanosa del Páramo, Bañuelos del Rudrón, Bustillo del
Páramo, Carcedo de Bureba, Fuente Urbel, La Rad, Marmellar de Abajo, Marmellar de Arriba, Quintanilla
Pedro Abarca, San Miguel (Los Valcárceres), Santa Cruz del Tozo, Tobar,
Trashaedo, Villalvilla de Villadiego y Villanueva de Río Ubierna.
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Quintanilla Pedro Abarca |
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San Miguel (Los Valcárceres) |
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Santa Cruz del Tozo |
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Fuente Urbel |
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Cementerios adosados al muro Este de
las iglesias (7%):
Acedillo, Basconcillos del Tozo, Castrillo de Rucios, Lodoso,
Quintanaloma, Quintanilla Sobresierra, Talamillo del Tozo y Urbel del Castillo.
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Acedillo |
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Castrillo de Rucios |
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Quintanaloma |
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Cementerios adosados al muro Oeste
de las iglesias (8%):
Borcos (Las Hormazas), Gredilla La Polera, Huérmeces, La Nuez de Abajo, Nidáguila,
Quintanilla de la Presa,
Susinos del Páramo, Valdearnedo y Villalta.
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Gredilla La Polera |
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Nidáguila |
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Cementerios situados en las afueras del
pueblo (13%):
(se han tomado como límite los 100m de separación desde
las últimas casas habitadas, para considerar a un cementerio como situado a las
afueras o claramente alejado del casco urbano de un pueblo)
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Barruelo de Villadiego |
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Los Tremellos |
Barruelo de Villadiego, Cernégula, Hontomín, Hormazuela,
Las Quintanillas, Los Tremellos, Quintanajuar, San Felices del Rudrón, San
Pedro Samuel, Santibáñez de Zarzaguda, Sotragero, Ubierna, Villarmero y
Villaverde Peñahorada.
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Cementerios situados claramente alejados
del pueblo (25%):
Arroyal, Boada de Villadiego, Brullés, Celadilla Sotobrín,
Covanera, La Nuez
de Arriba, La Piedra,
Las Celadas, Las Rebolledas, Masa, Melgosa de Burgos, Mozuelos de Sedano,
Montorio, Olmos de la Picaza,
Pedrosa de Río Urbel, Peñahorada, Quintanadueñas, Ros, San Mamés de Abar, Santa
Coloma del Rudrón, Santa María Tajadura, Terradillos de Sedano, Tobes y Rahedo,
Tubilla del Agua, Villahernando, Villarmentero, Villaute, Villusto y Zumel.
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Arroyal |
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La Piedra |
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Villaute |
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Brullés |
Queda
clara la preferencia de la orientación Norte
en los cementerios adosados a la
iglesia. Dicha orientación podría parecer consecuencia lógica de la
predilección por el lugar más “fresco”, menos proclive a los malos olores.
Pero, probablemente era la ubicación de la sacristía, que prefería la
orientación más cálida (Sur), la que condicionaba la orientación del
camposanto, justo al lado contrario.
Aún así, en varios cementerios la sacristía y el cementerio comparten orientación (San Miguel, Quintana del Pino); en otros pueblos con iglesia románica se adivina la predilección por situar el camposanto alrededor del ábside de la iglesia, en cualquiera de sus tres paredes posibles (Castrillo de Rucios, Quintanilla Pedro Abarca)
En
otros casos, era la mera disponibilidad
de terrenos libres alrededor de la iglesia la que condicionaba la ubicación
del cementerio. Había que considerar la cercanía del templo a una carretera, a
un camino o a fincas privadas; otras veces, era la escasez de terreno alrededor
de la iglesia, sobre todo si esta se situaba en una zona alta, la que
condicionaba la ubicación del cementerio. Así sucede en Melgosa de Villadiego
o en Santa Cruz del Tozo, con el cementerio claramente por debajo del nivel de la iglesia.
En
el exterior de algunos cementerios con orientación soleada (sur o este) se han
dispuesto bancos de piedra o de madera,
en una clara invitación para que los vivos hagan algo de compañía, puntual y al
otro lado del muro, a los muertos. Así sucede, entre otros, en Acedillo, Fuente
Urbel, Solano (Las Hormazas) y Boada de Villadiego.
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Acedillo |
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Solano (Las Hormazas) |
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Boada de Villadiego |
El
cementerio de algunos pueblos cercanos a
Burgos (Villarmero, Sotragero, Quintanadueñas), en su origen ubicado en las
afueras, hoy ha quedado rodeado de viviendas, a consecuencia del crecimiento
urbanístico acaecido en las zonas periurbanas durante las últimas décadas.
En
el barrio de Santiago (Los
Valcárceres) no existe cementerio
por la sencilla razón de que no existe
iglesia. A mediados del siglo pasado, por encontrarse el templo en ruina total,
se decidió utilizar sus piedras para levantar la escuela que diera servicio a
los tres barrios (Santiago, San Miguel y Santa Cruz).
Otros
pueblos, sin embargo, pueden presumir de tener dos cementerios, aunque ya solo se use el moderno. Así sucede en Ros, dónde aún perdura el recinto del
antiguo cementerio, adosado a la pared norte de la iglesia, aunque solo se
utilice el levantado a mediados del siglo pasado a unos 200 m al sur del pueblo.
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Antiguo cementerio de Ros |
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Nuevo cementerio de Ros |
En
otros casos, se ha aprovechado como cementerio el recinto delimitado por los muros de una antigua ermita o iglesia:
así sucede en Hormazuela, con la
vieja ermita de San Roque; en Terradillos,
cuya ermita hace ahora las funciones de capilla; en Melgosa de Burgos, con parte de la antigua iglesia románica de Santa Eulalia; en Villusto, que aprovecha parte de los muros de la antigua iglesia románica
de San Martín (siglo XIII), arruinada ya a mediados del siglo XIX; en Humada, con las ruinas de la ermita de Nuestra Señora del Rosario, y en Barrios de Villadiego, con las de la ermita de Santa María.
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Cementerio de Hormazuela, en la antigua ermita de San Roque |
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Cementerio de Villusto, en la antigua iglesia románica de San Martín |
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Cementerio de Humada, aprovechando las ruinas románicas de la ermita de Nuestra Señora del Rosario |
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Cementerio de Barrios de Villadiego, ruinas de la ermita de Santa María |
En
otros casos, el camposanto se encuentra al
lado de una iglesia en ruina parcial o total, cerrada al culto, en la que
hace mucho tiempo que no se oficia misa alguna, como sucede en Quintanaortuño, Rioseras, Castromorca, y
Siero (Valdelateja).
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Quintanaortuño |
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Rioseras |
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Castromorca |
En
cuanto al tamaño de los camposantos,
sólo cabe constatar que guarda relación directa, lógicamente, con el de la
población (en el momento en que se levantaron aquellos, claro). Así, los cementerios más grandes de la zona son
los de Montorio (1700 m2),
Santibáñez (900), Rioseras (780), Masa (750), Pedrosa de Río Urbel (750), Tubilla
del Agua (600), Ros (500) y Susinos (500).
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Masa |
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Montorio |
Los
cementerios más pequeños, por el contrario, son los pertenecientes a poblaciones de
tamaño más reducido: Quintanarrío (20 m2), Robredo Sobresierra (30), Quintana del
Pino (40), San Andrés de Montearados (40), San Pantaleón del Páramo (50),
Tablada de Villadiego (50) y Villalibado (50).
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Robredo Sobresierra |
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Quintanarrío |
Casi
todos los cementerios “grandes” son de nueva construcción (del siglo XIX en
adelante), alejados del casco urbano del pueblo, mientras que los “pequeños”
suelen ser cementerios adosados a humildes iglesias románicas o con restos
románicos.
Algunos
cementerios se encuentran enclavados en parajes
de singular belleza: destacan el de Borcos,
al lado de una espléndida iglesia porticada, rodeado por tierras de labor y una
campa con profusión de árboles; el de Terradillos,
a un lado del camino que discurre cañón del San Antón abajo, hacia el cercano
Rudrón; el de San Miguel (Los
Valcárceres), situado en un alto, al lado de la iglesia, rodeado de una amplia
pradera y con árboles de buen tamaño; el de Humada, en un altozano desde el que se domina la impresionante mole de la Peña Amaya.
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Borcos (Las Hormazas) |
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Terradillos de Sedano |
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Cementerio de Humada; al fondo, la Peña Amaya |
Entre
los cementerios “urbanos”, situados dentro del pueblo, destaca el de Avellanosa, adosado a la pared sur de la iglesia.
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Avellanosa |
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Avellanosa |
Hoy
en día, en muchos pequeños pueblos al borde de la despoblación, los que se van muriendo
poco a poco son estos pequeños cementerios rurales. Quedan muy pocos habitantes,
y si no hay vivos, no hay muertos. En general, la gente prefiere que se les
entierre en los hacinados cementerios de las ciudades donde, piensan, que sus
familiares les visitarán más a menudo.
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Fuente Urbel |
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Mata |
En
estas pequeñas localidades, tampoco queda mucha gente capaz de cuidar los camposantos.
Como mucho, un pequeño desbrozado y adecentado anual, en fechas próximas al Día de Todos los
Santos.
En
alguno de estos pequeños cementerios, ya solo es visible una única lápida o una solitaria cruz, añadiendo aún más soledad a
la ya de por sí habitual del lugar.
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Boada de Villadiego |
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Hormazuela |
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Melgosa de Villadiego |
En
los pueblos abandonados quizás
alguien, durante los primeros años desde el despoblamiento, continúe visitando
el cementerio. Pero solo es cuestión de tiempo el que el camposanto termine
invadido por la vegetación hasta el punto de hacer imposible el simple acceso.
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Valdearnedo |
El
mero paso del tiempo y la dura climatología del invierno castellano borran
nombres y fechas grabados en viejas lápidas, cuartean el granito o la caliza,
oxidan y derriban cruces, pero los viejos muros aguantan, acotando el carácter
sagrado del recinto, quien sabe por cuanto tiempo más.
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Olmos de la Picaza |
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Tobar |
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Celada de la Torre |
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Villusto |
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Terradillos de Sedano |
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Montorio |
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Masa |
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Huérmeces |
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Coculina |
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Borcos (Las Hormazas) |