sábado, 1 de noviembre de 2025

Victoriano Ubierna Guilarte, un burebano ajusticiado a garrote vil: Barcelona, 1875


Quizás influenciado por el inevitable "efecto halloween", que todo lo invade e impregna durante estos últimos días de octubre, hoy presentamos una truculenta historia, poco conocida por estos lares, que tiene por protagonistas activos a un joven soldado de origen burgalés y a una "malvada viuda" levantina, y por protagonista pasivo a un ya anciano y desafortunado comerciante barcelonés.

Esta historia contiene todos los ingredientes necesarios para atraer la atención de los lectores de prensa de ayer y hoy: amores insanos, avaricia rompesacos, maldad sin límites en forma de viuda desalmada, estrangulamiento y posterior descuartizamiento de un anciano, crónica policial, largo proceso judicial, solicitudes de clemencia, verdugo con nombre de mártir y, como desenlace, una doble ejecución a garrote vil. 

La historia trascurre entre los años 1872 y 1875, en plena tercera guerra carlista, en un contexto poco adecuado para cometer un crimen de raíz codicioso-pasional.

Para abrir boca, comencemos por el final de la historia.

El miércoles 9 de junio de 1875 se produjo en Barcelona la ejecución, por garrote vil, de dos personas: un hombre joven, "alto y bien parecido" y una mujer, ya no tan joven.

Casi dos años antes, el 13 de octubre de 1872, ambos habían participado en el estrangulamiento y descuartizamiento de Pedro Batllori, un esterero de la calle del Conde del Asalto, en el barrio de Hostafrancs de la Ciudad Condal. 

Al ser detenidos, pocos días después del crimen, sus nombres y circunstancias aparecieron con profusión en la prensa de la época:

  • Victoriano Ubierna Guilarte, soltero, soldado desertor, natural de "San Julián de Gureba" (Burgos), de 31 años de edad 
  • Gregoria Foix i Rambla, viuda, criada, natural de Benicarló (Castellón), de 42 años de edad
A partir de estos escuetos datos, ha sido posible pergeñar una pequeña reseña biográfica de cada uno de los dos protagonistas activos. La de Victoriano ha sido posible gracias a la mera serendipia ya que, buscando Ubiernas faroles, localicé sus apellidos en un padrón electoral de 1896, lo que me permitió suponer cual podría haber sido el lugar preciso de su nacimiento.


Censo electoral de 1896


La peripecia vital de Gregoria fue mucho más sencilla de realizar, gracias al gran despliegue mediático que originó la noticia en la prensa de hace ya ciento cincuenta años. En su condición de "malvada viuda", los datos biográficos de Gregoria circularon por las rotativas de la época, y hoy se encuentran afortunadamente digitalizados en las múltiples bibliotecas virtuales de este siglo.


VICTORIANO UBIERNA GUILARTE

Victoriano Ubierna Guilarte había nacido en 1842 en la localidad burgalesa de Santa Olalla de Bureba, siendo el segundo de los cinco hijos que trajo al mundo una humilde pareja de labradores, también naturales de aquel pueblo burebano.

[Ignoramos los motivos por los que, en la prensa de la época, aparece reiteradamente "San Julián de Gureba" (o incluso "San Julián de Guseva") como su localidad natal, ya que no existe pueblo alguno con dicho nombre; lo de Gureba (por Bureba) puede tratarse de un comprensible error tipográfico, pero lo de San Julián resulta más difícil de entender, ya que ni siquiera la iglesia del lugar presenta dicha advocación; quizás fue el propio Victoriano el que proporcionó el falso dato, en un intento por evitar que sus familiares acabaran por enterarse de su trágico sino]

Suponemos que Victoriano tuvo que prestar sus servicios a la patria al cumplir los 21 años, tal y como era preceptivo en aquellos tiempos. Seguramente, ya no regresó nunca a su pueblo natal, acabando por ingresar en el ejército, una salida muy común para los jóvenes de humilde familia.

Sabemos que en 1872 se encontraba adscrito al Primer Regimiento de Ingenieros, destinado en la ciudad de Barcelona. Dicen las crónicas que Victoriano era un apreciado soldado en su batallón. 

[conviene recordar que, en abril de 1872, había estallado la tercera guerra carlista, conflicto bélico que resultaría especialmente activo en las Provincias Vascongadas, Navarra, el Maestrazgo y Cataluña; los movimientos de tropas serían, pues, una constante en la época]


GREGORIA FOIX i RAMBLA

Gregoria Foix había nacido en Benicarló en 1831. En Valencia había regentado una pequeña tienda, trasladándose posteriormente a Barcelona, dónde falleció su marido durante la epidemia de fiebre amarilla de 1870, convirtiéndose en viuda a los 39 años de edad. Las crónicas nos hablan de que aquel matrimonio no tuvo descendencia alguna, por lo que Gregoria afrontó sola la viudez, sin cargas familiares, buscándose la vida como buenamente pudo.

Sirvió durante un tiempo en una casa del barrio de la Barceloneta y acabó por entrar a servir en la de Pedro Batllorí, un acomodado comerciante que se había divorciado de su esposa, Josefa Mas, hacía muchos años, sin que tuvieran descendencia alguna. Batllorí era esterero (o espartero) esto es, fabricante y vendedor de esteras de esparto, tan utilizadas por entonces para cubrir todo tipo de suelos en viviendas. Su local se encontraba en la calle Conde del Asalto.

Parece ser que Batllorí se mostraba tan satisfecho por los servicios y cuidados prestados por Gregoria que el viejo la había nombrado heredera única de sus bienes, formalizando el testamente correspondiente.

No obstante, Gregoria temía que el viejo cambiara de opinión en el último momento, haciendo las paces con su exmujer y cambiando el contenido del testamento.


VICTORIANO CONOCE A LA "INFERNAL MUJER QUE LE ARRASTRÓ AL CAMINO DE SU PERDICIÓN"

Durante aquellos años, Gregoria conoció al apuesto soldado Victoriano Ubierna Guilarte, cuya unidad militar (Primer Regimiento de Ingenieros) se encontraba destinada en Barcelona. Victoriano era mucho más joven que Gregoria, pero eso no fue obstáculo para que el burebano se enamorara perdidamente de la viuda levantina. Gregoria y Victoriano mantuvieron su relación a escondidas, guardando las apariencias, tan importantes en las costumbres sociales de la época.

Tal era la obsesión amorosa de Victoriano por Gregoria que, en septiembre de 1872, al marchar hacia Madrid su unidad militar, el soldado decidió desertar y quedarse en Barcelona con su amante. Tras la deserción, Gregoria le buscó alojamiento en una casa de huéspedes en la ciudad, pagándole todos los gastos de manutención y alojamiento. Victoriano, carente de documentación, se hizo pasar por hermano de Gregoria, bajo el nombre ficticio de Juan.

A estas alturas de los acontecimientos, Gregoria ya había concebido el proyecto de matar a su amo, y no tardó mucho en hacer partícipe del mismo a su amante. Le propuso acabar con Batllori, asegurándole que después se casarían, pondrían una tienda y vivirían felices para siempre.

Victoriano, abducido por la viuda, cedió a sus criminales propósitos y, a instancias de Gregoria, se ocultó durante una noche en la esterería, aunque no encontró fuerzas suficientes para llevar a cabo tan horrible plan, por lo que abandonó la casa al día siguiente sin ser visto por el pobre Batllori.


EL CRIMEN DEL ESTERERO DE LA CALLE CONDE DE ASALTO 

El sábado 12 de octubre de 1872, ocho días después de aquel primer intento fallido, Gregoria fue a buscar a Victoriano a la casa de huéspedes dónde lo tenía alojado, y lo llevó de vuelta a la casa del esterero, ocultándolo ahora en un cuartito inmediato al suyo.

Llegada la noche, profundamente dormido el esterero Batllori, gracias a cierta cantidad de opio que Gregoria le había administrado, Victoriano se atrevió finalmente a echarse sobre la víctima, apretándole el cuello con todas sus fuerzas, hasta que el pobre hombre dejó de respirar.

Consumado el asesinato, la pareja subió al cuarto de Gregoria y se dispusieron ambos a dormir o a lo que fuera menester. A la mañana siguiente, Gregoria abrió la puerta de la tienda, a la hora habitual.

Y comenzó la carrera de errores de la inductora del crimen. Para proceder al imprescindible descuartizamiento del cadáver del esterero, solicitó la ayuda de un viejo conocido, y en dichas labores invirtieron los tres todo el domingo día 13 de octubre.

El lunes también fue un día ajetreado en la tienda de la calle del Conde del Asalto, ya que a primera hora de la mañana un carretón paró en la puerta de la esterería, dónde ya se encontraban esperando a su transporte tres bultos liados y cosidos en esteras. Uno contenía el tronco; otro los brazos, los pies y manos; el tercero, los dos muslos. La cabeza fue llevada por la propia Foix a las huertas de San Beltrán (Montjuïc), mientras que Victoriano y el incauto carretero se dirigían a Sants, en dónde el soldado desertor pagó al transportista tres pesetas por su trabajo y le despidió.

Aquella misma tarde, una joven que recogía berenjenas en las hueras de San Beltrán, encontró el bulto que contenía la cabeza del infortunado Batllori. Las autoridades judiciales dispusieron que la cabeza encontrada fuera expuesta al público en el hospital de Santa Cruz, al objeto de que alguien pudiera identificar a la persona a quien había pertenecido. Al mismo tiempo, se encontraron en Sants los tres bultos escondidos por Victoriano.

No obstante, en el descubrimiento de los autores del asesinato jugó un papel fundamental un barbero llamado Cayetano Florensa, que acudió al juzgado a declarar que aquel mismo día había realizado una sangría a un enfermo que resultó ser Victoriano Ubierna, al que no habían sentado nada bien las fechorías realizadas en las horas anteriores. Gregoria, al ver el lastimoso estado de su amado, no tuvo mejor idea que ir a buscar al barbero para que sangrase a su Victoriano. El Barbero observó actitudes sospechosas en la pareja y, cuando se enteró de la desaparición del esterero, ató cabos y largó.

La pareja fue detenida el 17 de octubre de 1872 y entregada a las autoridades judiciales, que decretaron su inmediato ingreso en prisión.


EL JUICIO Y LA SENTENCIA DEFINITIVA    

Tras el correspondiente proceso judicial, la Sala de lo Criminal de la Audiencia de Barcelona impuso la pena capital para los dos autores del asesinato, con agravantes de todo tipo y ningún atenuante posible: abuso de confianza, premeditación completa, alevosía infame, nocturnidad, en la propia habitación de la malhadada víctima, etc.

Los recursos planteados por los abogados ante el Tribunal Supremo no tuvieron éxito alguno y, de esta manera, dos años y tres meses después de los hechos, el 8 de enero de 1875, se notificó la sentencia definitiva a los procesados, "imponiéndose pena de muerte a Gregoria Foix, la criada con quien habitaba la víctima, y a Victoriano Ubierna, artillero con quien aquella tenía relaciones amorosas".

[aunque el romance popular afirma que el 29 de marzo de 1875 se insertó en la Gaceta de Madrid el fallo definitivo del Tribunal Supremo, no he sido capaz de encontrar dicha reseña, ni en el ejemplar de ese día ni en los inmediatamente anteriores y posteriores] 

En mayo de ese mismo año de 1875, en un intento a la desesperada, algún personaje notable solicitó al recién coronado Rey Alfonso XII el indulto de la pareja, aunque la iniciativa tampoco tuvo éxito. 


El Constitucional, 27 mayo 1875


Aunque los indultos reales eran práctica habitual en aquellos tiempos, las macabras peculiaridades del crimen cometido por los reos, así como la repercusión social alcanzada por el mismo, aconsejaron no acceder a la petición de indulto.  

[Primo Bosch i Labrús (Barcelona, c.1833-1887) era por entonces vocal de la Casa de la Caridad de Barcelona]

[hay que tener en cuenta que en febrero de 1873, apenas a los cuatro meses de cometerse el crimen del esterero, se proclamó la Primera República en España, por lo que Victoriano y Gregoria podían albergar la esperanza de ser amnistiados por las nuevas autoridades, tal y como sucedió en otros casos; la aventura republicana finalizó en diciembre de 1874 con la llegada del nuevo Rey, Alfonso XII; de todas formas, Victoriano y Gregoria lo tenían muy complicado] 

Parece ser que el entonces alcalde de Barcelona, Ramón de Sentmenat i Despujol (VIII marqués de Ciutadilla) elevó a S.M. una súplica telegráfica en demanda del indulto de la pareja, a pocas horas de la fecha fijada para la ejecución. No obtuvo respuesta.


LA EJECUCIÓN, A GARROTE VIL, DE GREGORIA Y VICTORIANO 

Dicen las crónicas que Gregoria, estando ya en capilla, alegó que se encontraba embarazada, lo que supondría la suspensión inmediata de la ejecución. Sin embargo, el oportuno reconocimiento médico descartó tal estado.

El día y hora designados finalmente para la ejecución de la doble sentencia de muerte resultó ser el 9 de junio de 1875, a las nueve de la mañana. Una hora antes, los reos abandonaron la capilla sostenidos por los Hermanos de la Paz y Caridad, la cofradía encargada de estos menesteres.

Dicen las crónicas que primero fue ejecutada Gregoria, quizás por su condición de mujer, para evitarle los sufrimientos de ver morir a su amante. También dicen que los dos afrontaron la muerte con cristiana resignación, con un Victoriano emocionado al reconocer a sus antiguos compañeros del Regimiento de Ingenieros.  


Ejecución a garrote vil de Victoriano Ubierna y Gregoria Foix, los asesinos de Pedro Batllori (1875) 


El lugar designado para el establecimiento del cadalso fue un solar existente enfrente del Portal de Sant Antoni, una de las principales puertas de acceso a la Barcelona medieval. Desde 1882, en dicho solar se levanta el conocido Mercat de Sant Antoni.

La ejecución de Victoriano y Gregoria fue una de las más multitudinarias que ha visto la ciudad de Barcelona. Parece ser que, entre la muchedumbre asistente, se vieron incluso niños, quizás en un tétrico ejemplo que sus padres querían que vieran sus hijos: si eres malo, esto es lo que te puede pasar.


El Constitucional, 15 junio 1875


Los cadáveres de Victoriano y Gregoria se mantuvieron en el patíbulo, su cabeza cubierta con un paño, hasta una hora antes de la puesta de sol, cuando los Hermanos de la Sangre los retiraron "con respeto religioso".


NICOMEDES, EL VERDUGO 

Nicomedes Méndez López (Haro, 1842-Barcelona, 1912) fue el verdugo oficial de la Audiencia de Barcelona durante las tres últimas décadas del siglo XIX y la primera del XX. También ejerció de verdugo sustituto en las Audiencias de Valencia y Zaragoza.

Por sus experimentadas manos pasaron muchos reos ajusticiados a garrote vil. Desde su primera ejecución para la Audiencia de Barcelona, la referida de Victoriano Ubierna y Gregoria Foix (1875), hasta la siguiente, la de Isidro Mompart en 1892, transcurrieron diecisiete años sin que girara en Barcelona el tornillo del garrote, aunque luego acaecieron cuatro en cinco años.

Entre los reos agarrotados por Nicomedes destacan los siguientes:

  • Victoriano Ubierna y Gregoria Foix (junio 1875)
  • Isidro Mompart (enero 1892)
  • Aniceto Peinador (junio 1892)
  • Santiago Salvador (noviembre 1894)
  • Silvestre Lluis (junio 1897)
  • Juan Rull (agosto 1908) 

Nicomedes falleció en Barcelona en 1912, a los 70 de edad, apenas cuatro años después de la última ejecución por él administrada. Tenía fama de diestro en el manejo del tornillo, evitando sufrimientos innecesarios a los condenados. 

Como algún que otro famoso verdugo, Nicomedes era criador de canarios, aves a las que profesaba ciega admiración. A pesar de ser una persona apreciada en su barrio, Nicomedes tuvo una vida desgraciada. Enviudó pronto, al fallecer su esposa, Alejandra Amor. Tuvo dos hijos, ambos con trágico final: su hijo murió joven, en una reyerta; su hija se suicidó porque su novio la dejó al enterarse de la macabra profesión de su padre.


"El garrote vil". Ramón Casas (1894). Centro de Arte Reina Sofía (Madrid)


En un conocido cuadro de Ramón Casas, pintado en 1894 y hoy colgado en el Centro de Arte Reina Sofía, aparece -a la izquierda, en la lejanía- la pequeña figura del verdugo Nicomedes, con sus manos apoyadas en el siniestro tornillo, a punto de hacerlo girar. 


"El garrote vil", Ramón Casas (1894) Detalle



En la pintura destaca la muchedumbre expectante, así como la presencia de los Cofrades de la Sangre, con sus tétricos capirotes. Parece ser que la pintura ilustra la ejecución del joven Aniceto Peinador, de 19 años de edad, acaecida en Barcelona en junio de 1892.  


ANEXOS

I. APUNTES GENEALÓGICOS DE VICTORIANO UBIERNA GUILARTE

Victoriano había nacido en 1842 en la localidad de Santa Olalla de Bureba. Era el segundo de los cinco hijos que había traído al mundo la humilde pareja de labradores formada en 1838 por Pablo Ubierna Arce y Mª Jesús Guilarte Munguía, ambos naturales y vecinos de aquel pueblo burebano.

Los abuelos y bisabuelos de Victoriano procedían de Santa Olalla y diversos pueblos del entorno: Rioseras, Celada de la Torre, Santa María de Invierno y Prádanos de Bureba.





De los cinco hijos que tuvieron Pablo Ubierna y Mª Jesús Guilarte, dos murieron al nacer (Félix e Ignacia), otros dos acabaron por abandonar Santa Olalla (Antonia se estableció en algún pueblo del entorno y Victoriano no volvió tras cumplir con la patria) y solo uno se estableció en el pueblo (Francisco, el mismo que aparece en los censos electorales de 1890-1900).

Los apellidos Ubierna, Guilarte, Munguía y Arce eran relativamente comunes en los pueblos del hoy municipio de Valle de las Navas, así como en los pueblos burebanos situados en la zona limítrofe con aquel. El apellido Goyo, portado por una de las bisabuelas de Victoriano (Marina Goyo Munguía, natural de Santa Olalla, c.1760), constituye hoy en día una auténtica rareza (apenas 150 personas llevan en España este apellido: 60 lo hacen como apellido paterno, 90 como materno).



II. EL ASESINATO DEL ESTERERO BATLLORI EN LA LITERATURA DE PATÍBULO EN ESPAÑA

En España y otros países europeos, existía un popular subgénero editorial que recibe el nombre de "literatura de patíbulo", que gozó de gran predicamento en los siglos del XVII al XIX.

Se trataba de impresos, de pocas páginas aunque con llamativas ilustraciones, que ofrecían "relatos relativos al reo que iba a ser ejecutado, sobre los crímenes que le habían conducido al suplicio, sobre su confesión, sobre la sentencia condenatoria, o sobre sus últimas palabras ante el verdugo"

En estos escritos se trataba de dar noticia de una ejecución aunque, sobre todo, tenían una intención claramente aleccionadora y propagandística, por lo que se convirtieron en una eficaz instrumento en manos del Estado, bien para enaltecer su poder, bien para mostrar su capacidad de mantener el orden público y hacer justicia, disuadiendo a los súbditos de seguir la senda criminal que había llevado al reo al cadalso. Tampoco hay que desdeñar la componente religiosa de aquellos escritos, en unos tiempos que Estado e Iglesia trabajaban en estrecha colaboración.

Muchos de estos escritos tenían una composición musical, en verso, más del gusto popular que la realizada en prosa. Así sucede con el pliego suelto que narra el caso que nos ocupa, y que firmado por Imprenta de Llorens (Barcelona) lleva por largo título:


"Sentencia y ejecución en garrote vil de Victoriano Ubierna natural de S. Julián de Gureba (Provincia de Burgos), soltero, de 33 años de edad, soldado distinguido del primer regimiento de ingenieros, y de Gregoria Foix i Rambla natural de Benicarló de edad 44 años viuda, autores del horroroso asesinato de Pedro Batllori, esterero, llevado a cabo en su misma casa de la calle del Conde de Asalto de la ciudad de Barcelona en la noche del 13 de octubre de 1872" 


Este pliego suelto mantiene un esquema narrativo similar al de otros escritos del subgénero de literatura de patíbulo:

  • presentación de los protagonistas y sus circunstancias
  • descripción detallada del horroroso crimen cometido
  • ocultación de pruebas y cadáver
  • delación por parte de cívicas personas
  • implacable actuación de la justicia
  • ejemplar castigo de los asesinos
  • arrepentimiento final, en el propio cadalso, abrazando la fe católica 
  • moraleja

 



El que podríamos denominar "Romance de Gregoria y Victoriano" consta de 78 estrofas de cuatro versos de arte mayor, con una rima asonante o consonante, más o menos lograda, a veces incluso ignorada. Valgan como ejemplo las estrofas siguientes:


Relaciones amorosas
contrarias al matrimonio,
pueden conducir al crimen
lo que sigue es testimonio.
...

Al esterero Gregoria
de tal manera mimaba,
que al hablar de la sirvienta
se le caía la baba.
...

Y la falsa, relaciones
tenía con un soldado,
desertor de Ingenieros,
llamado Victoriano.

Y era Victoriano Ubierna
lo que se dice un buen mozo,
y la Foix le idolatraba,
cual la niña de sus ojos.

Más el la correspondía
con tal amor y cariño,
que tan sumiso la estaba
cual si fuera un débil niño.
...

Vacilaba el asesino,
y ella valor le infundía;
que la Foix no era mujer,
sino una salvaje arpía.
...

Por disminuir el bulto
la cabeza le cortaron,
y de los brazos y piernas
al cadáver mutilaron.
...

Diz que al cadáver cortóle
ella las partes secretas;
a que se atreviera solo
una mujer sin vergüenza.
...

Y aunque el pueblo culpar suele
a la justicia de calma,
por descubrir la verdad
la justicia no se cansa.

A los tres o cuatro días
Gregoria y Victoriano
en la cárcel ya dormían,
puestos incomunicados.
...

El primer fallo que dióse
fue de pena capital;
confirmándolo la Sala
dicha de lo criminal.
...

Y el año setenta y cinco
expían su falta enorme,
delante de todo un pueblo,
en muerte de vil garrote.
...

Al ver a los Ingenieros,
sus antiguos camaradas,
rodaron por las mejillas
de Ubierna algunas lágrimas.
...

Fue primero ejecutada
la atribulada Gregoria;
lo fue luego Victoriano!
¡Que Dios los tenga en su gloria!
...

Procuremos no desviarnos
de la virtuosa senda,
ya que escarmentar podemos
todos en cabeza ajena.


[sobre el asesinato del esterero Batllori existe otra hoja suelta, titulada "Verídica relación del terrible asesinato de la calle del Conde del Asalto", y publicada por la Imprenta barcelonesa de Narciso Ramírez. Su contenido es similar, aunque el autor comienza el romance implorando fuerza a los poderes celestiales, en este caso a la Santísima Virgen, para poder narrar los terribles acontecimientos. Una vez más, se cargan las tintas contra la inductora del crimen, Gregoria Foix: "este reptil carnicero / cuya astucia refinada / y diabólico talento / fingiendo mucho cariño / y buen corazón fingiendo / supo ganar poco a poco / el agradecido pecho / del pobre Pedro Batllori / de toda maldad ajeno..." ]






III. LA PENA DE MUERTE EN ESPAÑA

Entre 1812 y 1975, al menos 1203 personas fueron ejecutadas "legalmente" en España. El 78% de aquellas ejecuciones (735) acaecieron durante el siglo XIX y el 22% (268) durante el XX.

Las cifras de ejecuciones realizadas durante el siglo XIX pueden considerarse similares a las de otros países del entorno. Sin embargo, la gran diferencia se observa durante los años posteriores al periodo bélico europeo 1939-1945, cuando en la España de Franco continuaron las ejecuciones, mientras que en el resto de Europa desaparecieron o disminuyeron claramente.

El garrote fue el método habitual de ejecución en la España durante los siglos XIX y XX, aunque están documentados casos puntuales de ahorcamiento. El fusilamiento fue el método habitual para sentencias de muerte emitidas por tribunales militares (generalmente, por delito de traición o asesinato de un superior).

Durante el siglo XX, la mayor parte de los condenados a muerte lo fueron por delitos de asesinato, terrorismo o bandolerismo.

Durante el Franquismo posterior a la guerra civil (1940-1975), se ejecutó a un total de 142 personas, la mayor parte de ellas a garrote vil (incluidas tres mujeres).




Especialmente patibularios resultaron los años 1812 (39), 1824 (39), 1825 (34), 1877 (32), 1876 (31), 1884 (26), 1897 (25), 1874 (24), 1880 (24), 1833 (23) y 1882 (21).

En 1875, el año en el que fueron ejecutados Victoriano Ubierna y Gregoria Foix, se produjeron en España otras 16 ejecuciones de reos. Cinco de aquellas penas de muerte habían sido impuestas por un tribunal militar, por lo que las ejecuciones fueron por fusilamiento. El resto, por garrote vil. La localización de los patíbulos se encontraba dispersa por todo el país: Barcelona, Burriana (Castellón), Calamocha (Teruel), Cañete (Cuenca), Lérida, Llerena (Badajoz), Logroño, Peralta (Navarra), Quintanar de la Orden (Toledo) y Reus (Tarragona).  

Durante el Franquismo, fueron los años 1943 (17), 1948 (10), 1952 (10) y 1953 (12) los más sanguinarios. Alguno de los hitos principales de aquellos años de abundantes penas de muerte fueron:

  • En 1959 fue ejecutado en Madrid, a garrote vil, el famoso José María Jarabo, asesino de cuatro personas
  • En ese mismo año de 1959 fue ejecutada en Valencia, también a garrote vil, la última pena de muerte impuesta a una mujer, Pilar Prada Expósito, condenada por envenenar a su señora
  • En 1974 se ajustició a garrote por última vez en España, en la persona de Salvador Puig Antich, ejecutado en Barcelona por el delito de asesinato de un policía, pena impuesta por un tribunal militar 
  • El día 27 de septiembre de 1975 se produjeron las últimas cinco ejecuciones acaecidas en nuestro país (tres en Madrid, una en Barcelona y otra en Burgos) en las personas de tres miembros del FRAP y dos de ETA, acusados de asesinar a tres policías y un guardia civil

IV. EL PUEBLO NATAL DE VICTORIANO: SANTA OLALLA DE BUREBA

El topónimo actual hace alusión a Santa Eulalia, y así aparece escrito en la primera referencia documental conocida: "Sancta Eulalia" (Cartulario de Oña, 1011). En aquellos tiempos, Santa Olalla formaba parte del alfoz de Monasterio, junto a Ahedo, Caborredondo, Galbarros, Monasterio de Rodilla, Quintanavides, Revillagodos, San Pedro de la Hoz y Temiño.

En la baja Edad Media formaba parte de la merindad de Bureba que, desafortunadamente, no aparece en el famoso Libro Becerro de las Behetrías de Castilla (1352).

En los tiempos del Catastro de Ensenada (1752) era un lugar de realengo con 34 vecinos, 2 viudas, 2 habitantes y 2 eclesiásticos, que suponían un total de 146 almas. Casi todos sus vecinos eran nobles. El caserío estaba formado por 28 casas habitables, 7 inhabitables y 6 arruinadas.

Por ocupaciones, moraban en el pueblo 28 labradores y 6 jornaleros: Juan Ruiz Puerta, Gregorio Goyo, Juan Ubierna, Domingo Ruiz, Manuel Ruiz, José Goyo, Francisco Ubierna García, Lucas Oviedo, Matías Sáiz, Francisco Munguía, Joaquín García, José Ruiz, José Iñiguez, José Iñiguez Ortiz, Francisco Ubierna, Francisco Segura, José Iñiguez Oviedo, Manuel Munguía, Juan Segura, Pedro Guilarte, Pedro Oviedo, Alonso Segura mayor, José Guilarte, Lorenzo Ruiz, Alonso Segura Rojas, Lorenzo Colina, Alonso Segura Sáiz, Juan Antonio Rojas, José Guilarte, Juan Bautista Munguía, Juan Antonio Segura, Manuel Munguía, Andrés Ubierna y Miguel Ortiz.

El pueblo disponía de un carretero (José Guilarte), un escribano (Juan Ubierna) y una tabernera (María Munguía). También moraban dos pobres de solemnidad (Carlos Guilarte y Alonso Segura) y dos presbíteros (Francisco Ruiz y Juan Antonio Gómez). El pueblo contaba con un molino harinero sobre el río de Santa María de Invierno, y pertenecía a veinte vecinos y forasteros; se encontraba arrendado a Lorenzo Ruiz, vecino del pueblo. 

En el nomenclátor de Floridablanca (1789) Santa Olalla de Bureba forma parte de la Cuadrilla de Prádano[s], dentro del Partido de Bureba. La cuadrilla estaba formada por los mismos pueblos que el alfoz de Monasterio, con la excepción de éste y el añadido de Bañuelos, Quintanilleja (despoblado de Bañuelos) y Reinoso. 

Entre mediados del siglo XIX y mediados del XX, Santa Olalla se mantuvo siempre con una población que oscilaba entre los 210 y los 260 habitantes. Entre 1960 (156 hab) y 1970 (116 hab) sufrió idéntica sangría demográfica que el resto de la España rural. Al finalizar el siglo pasado la población empadronada alcanzaba los 40 habitantes, cifra que se ha mantenido durante el primer cuarto del siglo XXI.

Hoy en día, Santa Olalla se mantiene como municipio independiente, a pesar de sus escasas población y superficie (11 km2).

En los censos electorales de los periodos 1890-1900 y 1930-1946 puede comprobarse fácilmente cuáles eran los apellidos más comunes en Santa Olalla: Barriocanal, Colina, Guilarte, Mena, Munguía, Oviedo, Rojas, Ruiz, Segura, Ubierna y Urtueta. En aquellos años, Santa Olalla era -con diferencia- el pueblo con más Oviedos de toda la provincia de Burgos.




FUENTES

-Biblioteca Virtual de Prensa Histórica: El Constitucional (15 junio 1875), El Menorquín (16 noviembre 1872), El Constitucional (27 mayo 1875)

-Biblioteca Digital de Castilla y León: escrito suelto titulado "Sentencia y ejecución en garrote vil de Victoriano Ubierna y Gregoria Foix..." (Imprenta de Llorens, Barcelona, sin fecha), Censos Electorales de Santa Olalla de Bureba 1890-1900 y 1930-1946

-Hemeroteca digital del Arxiu Históric de la ciutat de Barcelona: Diario de Barcelona (15 enero 1892), El Noticiero Universal (30 octubre 1912) 

-"Los rostros del criminal: una aproximación a la literatura de patíbulo en España". Juan Gomis. Cuadernos de Ilustración y Romanticismo. Revista Digital del Grupo de Estudios del siglo XVIII. Universidad de Cádiz (2016)

-"El llibre de les desgràcies. Històries criminals explicades per la premsa del sigle dinou i pel baró de Maldà el segle divuit". Francesc Costa Oller. Mataró (2016) [pp. 188-193]

-"Del periódico a las hojas sueltas: el terrible asesinato en la calle del Conde del Asalto (1872-1875) y su eco mediático". Ricarda Musser. Cuerpos: miradas poéticas, significaciones políticas. Collection Universitas, Vol. LXVIII. Éditions Orbis Tertius (2023) [pp. 669-681]

-Archivo Diocesano de Burgos: libros sacramentales de la parroquia de Santa Eulalia de Santa Olalla de Bureba: Bautizados II (1781-1858), Bautizados III (1858-1892)

-Tabla resumen de las Ejecuciones en España (1812-1975)