El
esperanto es una lengua artificial materializada oficialmente en 1876 por el
oftalmólogo polaco Lázaro Zamenhof,
con la esperanza de que se convirtiera en la lengua auxiliar internacional, en
la lengua franca universal.
Ese
año de 1876, Zamenhof, bajo el pseudónimo de Doktoro Esperanto (Médico Esperanzado), publicó la obra La Lingvo Internacia
(La Lengua Internacional),
en la que se describían las características del nuevo idioma. La segunda
palabra del pseudónimo acabó por convertirse en el nombre del nuevo idioma, y a
su manual se le acabó por denominar Unua Libro (Primer Libro).
Zamenhof
creó el vocabulario esperantista a partir de varios idiomas, aunque adaptando
las palabras a las reglas del esperanto (en cuanto a terminaciones y pronunciación). Gran
parte del nuevo vocabulario procedía del latín y de las lenguas romances (principalmente francés e italiano),
con alguna aportación de lenguas germánicas (alemán
e inglés), eslavas (ruso y polaco),
antiguo griego y algo de hebreo.
Su gramática se basa en 16 reglas gramaticales sin excepciones,
con un alfabeto fonético (a cada letra le corresponde un solo sonido), una
estructura muy regular y un carácter aglutinante (construye palabras de forma
sistemática, a partir de raíces, prefijos y sufijos).
Por todo ello, el esperanto es, en principio, un idioma de
aprendizaje rápido y sencillo; mucho más sencillo que el inglés, sobre todo
para los hablantes de lenguas latinas.
El
esperanto arrancó con fuerza en aquellas postrimerías del siglo XIX,
especialmente en Europa, América del Norte, China y Japón, zonas geográficas
con floreciente comercio y muy interesadas en el desarrollo de una lengua
franca.
Aunque el movimiento esperantista atrajo a personas de todas las
clases sociales e ideologías, su mayor difusión se produjo entre los miembros
de la pequeña burguesía y élite cultural: comerciantes y profesionales liberales sobre todo,
con puntual participación de clérigos progresistas y alta oficialidad militar.
En
España, el esperanto adquirió fuerza en Levante, y se fundaron las primeras asociaciones esperantistas en Murcia (1902), Valencia (1903), Teruel, Manresa, Cardona y Toledo (1904).
En Burgos se creó en 1906 el Centro Esperantista Burgosa, presidido por Manuel Esteban Sáenz, muy activo en la organización de cursos, con la ayuda del tipógrafo José María Polo. El Castellano, diario editado en la capital, también colaboraba con el movimiento esperantista en sus inicios.
En Burgos se creó en 1906 el Centro Esperantista Burgosa, presidido por Manuel Esteban Sáenz, muy activo en la organización de cursos, con la ayuda del tipógrafo José María Polo. El Castellano, diario editado en la capital, también colaboraba con el movimiento esperantista en sus inicios.
La Sociedad
Española para la Propaganda del Esperanto (Hispana Societo por la Propagando de Esperanto) editó en 1906 y 1907 sendos anuarios en los que
venían relacionados los nombres de los socios, las asociaciones provinciales,
los socios honoríficos, las cuentas y estatutos de la sociedad, los establecimientos comerciales que admitían correspondencia en esperanto, cursos de esperanto, prensa escrita colaboradora, etc.
En
el anuario (Jarlibro) de 1906
vienen consignados los nombres de sus entonces 350 miembros (Nomaro de la Anoj); de esos 350 socios, cuatro residían en la provincia de Burgos; de esos cuatro, dos lo hacían en Huérmeces:
- Socio nº 349: Eusebio Arroyo Dorao, (Burgos, 1875): párroco del pueblo durante 24 años (1902-1926). Llegó a Huérmeces con 27 años de edad, siendo nuestro pueblo su primer destino como sacerdote.
- Socio nº 236: Rogelio Pérez Domingo, (Ibeas de Juarros, 1873): médico de Huérmeces durante 19 años (1897-1915). Llegó a Huérmeces con 24 años de edad, siendo nuestro pueblo también su primer destino.
- Socio nº 349: Eusebio Arroyo Dorao, (Burgos, 1875): párroco del pueblo durante 24 años (1902-1926). Llegó a Huérmeces con 27 años de edad, siendo nuestro pueblo su primer destino como sacerdote.
- Socio nº 236: Rogelio Pérez Domingo, (Ibeas de Juarros, 1873): médico de Huérmeces durante 19 años (1897-1915). Llegó a Huérmeces con 24 años de edad, siendo nuestro pueblo también su primer destino.
Dado que don Rogelio posee un número de socio más antiguo que don Eusebio, es posible que fuera el médico el que introdujera al cura en la Sociedad Esperantista. Puede que el médico conociera de antemano a Manuel Esteban, el alma máter del movimiento esperantista burgalés.
Quizás don Eusebio, el cura, impartiera algunas clases de esperanto a los niños de la escuela; quizás don Rogelio, el médico, lograra que algún otro vecino con inquietudes mostrara interés por la nueva lengua.
Quizás don Eusebio, el cura, impartiera algunas clases de esperanto a los niños de la escuela; quizás don Rogelio, el médico, lograra que algún otro vecino con inquietudes mostrara interés por la nueva lengua.
Un texto en esperanto: Prólogo (Antauparolo) del Anuario de 1906 |
Desconozco
si hay alguien que hable esperanto en el Huérmeces de hoy, pero es justo recordar que, a principios del siglo XX, dos vecinos del pueblo, un joven cura y un no menos joven médico, además de cuidar de almas y cuerpos, dedicaron parte de su tiempo a
pregonar las virtudes de un idioma también joven y, por entonces, con todo un futuro
por delante.
En 2017 se celebrará en primer centenario de la muerte de
Lázaro Zamenhof, Doktoro Esperanto, y
a tal efecto el movimiento esperantista realizará multitud de actividades
conmemorativas, alguna de ellas bajo el paraguas de la UNESCO.
Se estima que en la actualidad son capaces de hablar y entender correctamente el esperanto un mínimo de unas 200.000 personas en todo el mundo.
APUNTES BIOGRÁFICOS
Rogelio Pérez Domingo (Ibeas de Juarros, 1873-Pineda de la Sierra, 1952); casado con Maura Benito Robles (Villanueva de Puerta, 1882); dos hijos: Elena Beatriz (Hces, 1911) y José (Hces, 1913); fue médico de Huérmeces durante 19 años (1897-1916); aplicado estudiante en el Instituto de Burgos, cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Valladolid, obteniendo el título correspondiente en 1897; Huérmeces constituyó su primer destino; después de nuestro pueblo, estuvo destinado en Rioseras (1916-1924) y Sotresgudo (1924-1947), pueblo en el que se jubiló; en 1912 publicó una obra que tuvo cierta repercusión en los círculos médicos de la época: "El malestar de la clase médica" (Imprenta y Librería de Hijos de Santiago Rodríguez, Burgos); ya jubilado, falleció en Pineda de la Sierra, pueblo en el que trabajaba su hija Elena Beatriz, a la edad de 79 años.
Eusebio Arroyo Dorao (Burgos, 1875-Villadiego, 1938); fue párroco de Huérmeces durante 24 años (1902-1926); en Huérmeces fallecieron sus padres, Manuel Arroyo Arias (Los Ausines) y Agapita Dorao Peña (San Miguel de Cornezuelo, 1848), en 1923 y 1910, respectivamente; sus hermanas menores, Teodora (Burgos, 1888) y Consuelo (Burgos, 1890), contrajeron matrimonio con sendos vecinos faroles, Mauricio Ubierna Luis (Hces, 1887) y Mariano Crespo García (Hces, 1890), estableciéndose las parejas en Baracaldo y Huérmeces, respectivamente. Don Eusebio falleció en Villadiego, a la edad de 63 años, ejerciendo como titular de la parroquia de Santa María. Huérmeces y Villadiego fueron sus dos únicos destinos como párroco.
MAS INFORMACIÓN:
Federación Española
de Esperanto:
Museu d’Esperanto de
Subirats (MES):
Un blog en Esperanto y sobre el Esperanto: