sábado, 24 de agosto de 2024

Exposición de pinturas de Miguel Ángel Calvo

 

Dentro de las actividades culturales celebradas durante la semana de fiestas de San Lorenzo 2024, destaca la exposición de parte de la obra gráfica de Miguel Ángel Calvo (Cardeñadijo, 1952), vecino de Huérmeces desde el año 2004 y artista polifacético. La exposición ha sido promovida por la Asociacion Vegas Negras.

Para los faroles de la diáspora, así como para todos aquellos que no hayan tenido la oportunidad de acudir a los locales municipales a contemplar las pinturas de Miguel Ángel, presentamos fotografías de las 23 pinturas que tienen por modelos a palacios, casas, edificios religiosos, calles y parajes de Huérmeces.

De las 23 obras incluidas aquí, 18 consisten en dibujos con rotulador indeleble sobre madera de pino, mientras que las otras 5 se corresponden con dibujos con rotulador indeleble sobre lienzo. Todas ellas fueron realizadas durante el presente año de 2024, mientras Miguel Ángel se recuperaba de una intervención quirúrgica.

Para la denominación de las diversas casas que aparecen en algunas pinturas he utilizado el nombre de los dueños o habitantes de las mismas durante la década de los años sesenta del pasado siglo. 

Para la presentación de las fotografías podría haber elegido cualquier otro criterio, pero he optado por seguir un simple orden geográfico, según la situación de los parajes y construcciones retratados; así tenemos, de cierzo a ábrego y de regañón a solano:


1. Peña Rallastra

Rotulador indeleble sobre madera de pino (2024)





El cortado rocoso más emblemático de Huérmeces. Un espléndido despliegue geológico en forma de roca caliza del Cretácico Superior. Lugar de anidamiento de buitres y otras rapaces, así como de la peligrosa recolección humana de sus huevos (Santiago Bárcena, segunda mitad del siglo XIX), de sucesos luctuosos (Paulino, enero de 1955) y de recientes desprendimientos (marzo de 2024).
 

2. Casa del señor Miguel o Casa del barrio La Parte

Rotulador indeleble sobre lienzo (2024)





La que era única casa superviviente del antiguo barrio La Parte, núcleo originario de lo que hoy recibe el nombre de Huérmeces, presenta este ruinoso estado, tras pasar por manos diversas. Aquí vivió Miguel Díaz Martínez (Hces, 1891) y su numerosa familia, como también lo hizo la de su padre, Mauricio Díaz Gallo (Hces, 1852). En la vieja casa del barrio La Parte existió una bien irrigada huerta y una espléndida plantación de frutales, que surtía de fruta a parte de la población del Huérmeces de aquellos tiempos. Tanto Mauricio como Miguel ejercieron también de molineros, en la cercana aceña de Los Nogales, hoy también desaparecida.


3. Ermita de la Virgen de Cuesta Castillo

Rotulador indeleble sobre madera de pino (2024)






El pequeño santuario de Huérmeces, muy apreciado por sus gentes, disfruta de buena salud en lo alto de un paraje con reminiscencias castreñas. Dice la memoria popular (y también la etimología) que en el cercano cerro de La Coronilla existió un castillo, allá por los tiempos de la repoblación altomedieval. También dicen que quien suba diariamente a la ermita tiene ganadas ciertas indulgencias.
  

4. Palacio de Arriba, de Arroyuelo o de los Alonso de Burgos

Rotulador indeleble sobre madera de pino (2024)




Palacio de trazas renacentistas, aunque el moderno mirador (1973), abierto al poniente por una procuradora a las cortes de Franco, pueda despistar a más de uno. Los fundadores del palacio fueron Gonzalo Alonso de Burgos y su esposa, Catalina Pardo Bigarny, que lo levantaron durante el segundo cuarto del siglo XVI, reinando Carlos I. La madre de Gonzalo, Juana Rodríguez de Haro, era hermana de Cristóbal de Haro, uno de los promotores de la expedición Magallanes-Elcano, que circunnavegó por primera vez el planeta entre 1519 y 1522. A finales del siglo XIX o principios del XX el palacio pasó a manos de los Arquiaga. 
 

5. Área recreativa del Puente Vega

Rotulador indeleble sobre madera de pino (2024)





Un grupo de chopos de buen tamaño sombrea la zona, provista de bancos y una mesa redonda de hormigón, protegida por una cubierta. El paraje constituye el arranque del sendero de las cuevas de Valdegoba y en sus inmediaciones existe un parque de aparatos gimnásticos para gente de toda edad y condición. Aquí también arranca el popular camino de la Blanca, uno de los paseos más frecuentados de Huérmeces. Para la gente menuda, un viejo vado sobre el Úrbel sirve de lugar de chapoteo.


6. Iglesia y parte del caserío del pueblo desde el Puente Vega

Rotulador indeleble sobre madera de pino (2024)




Estamos ante otra estampa clásica de Huérmeces: la torre de la iglesia destacando sobre el conjunto de casas de los antiguos barrios Arroyuelo y Vega, vistos desde el Puente Vega. Desde 2009, a esta estampa le acompañan, emegiendo sobre la Cuesta el Cuerno, las enormes veletas albinas que conforman el parque eólico del Sombrío.


7. Iglesia de San Juan Bautista

Rotulador indeleble sobre madera de pino (2024)




Otra imagen icónica de Huérmeces: la torre barroca y la iglesia neoclásica, en todo su esplendor. Levantada sobre los restos de una construcción tardogótica, la nueva iglesia se edificó en muy poco tiempo, apenas tres años (1780-1783); la torre se había levantado unos veinte años antes (1758-1759), en el estilo barroco característico de aquellos tiempos. Tanto las paredes del cementerio como la alta tapia que rodea el recinto de la iglesia por el sur fueron levantadas con piedra procedente de las desaparecidas iglesias de Santa María de la Blanca (1812-1814) y de San Juan de Monasteruelo (1828-1838). 


8. Calle Ayuntamiento

Rotulador indeleble sobre madera de pino (2024)




El nombre de la calle nos habla de la presencia del antiguo edificio consistorial y de la fragua anexa. En la imagen aparecen, a la izquierda, las casas de Gil, Miguel y Esteban; a la derecha, la caseta de Gil (antigua casa de Mariano el Sastre, hoy patio de la casa de Miguel), casa de Nisio el Herrero, Casa Consistorial y el lateral de la casa de Mariano el Juez; al fondo, la casa del señor Cayo. 


9. Plazoleta de la Fuente en la Calle Real

Rotulador indeleble sobre lienzo (2024)




La calle Real, antigua arteria principal de Huérmeces, atraviesa la pequeña plazoleta cuyo foco consiste en la vieja fuente con su pilón circular, recientemente reestablecido. En la imagen, enmarcan la plaza las casas de Antonino, Avelino, Narciso, Cayo e Ismael, así como la antigua caseta de Avelino, hoy vivienda particular.


10. Fuente del barrio Arroyuelo

Rotulador indeleble sobre lienzo (2024)




Para la ejecución de esta pintura, Miguel Ángel se ha basado en una de las históricas fotografías de Huérmeces, realizadas en 1925 por el presbítero Moisés Díez Martínez (Hces, 1898-Iquique, 1947). El autor ha modificado la orientación de la cara del niño que aparece apoyado sobre la pileta de la fuente, que ha pasado de frente a perfil; también ha recortado parte de la caseta que aparece a la izquierda, rematada por un curioso pináculo. Caseta y tapia que, en aquellos años veinte del siglo XX, formaban parte de la vivienda de Francisco y Avelina Hidalgo.
  

11. Caseta de la era de Fidel en el barrio de Mercado

Rotulador indeleble sobre lienzo (2024)




De las muchas casetas de era que tuvo Huérmeces en Mercado, El Seto y Concejo, esta de Fidel es la única superviviente. La caseta, semiarruinada, presenta un cobertizo en su pared lateral, sirviendo de cobijo a un desvencijado carro con ruedas de neumático. En los años sesenta, aquí también se cobijó la vieja vespa del cura don Alejandro, hasta que alguién pensó que prestaría mejor servicio ubicándola en un conflictivo cruce de caminos, en Monte las Eras. Fidel Alonso fue cartero de Huérmeces entre 1940 y 1982. Alejandro García fue párroco del pueblo entre 1960 y 1967.



12. Casa de Mariano el Juez en la calle de la Plaza

Rotulador indeleble sobre madera de pino, con silueta recortada (2024)




Esta espléndida construcción, antiguo hospital para pobres y deambulantes, fue la vivienda de Mariano Alonso (Hces, 1906), juez de paz de Huérmeces durante muchos años. Situada en la calle de la Plaza, justo al otro lado de la iglesia, destaca por su patio frontal, con dos entradas, una de ellas en arco de medio punto. Una parra cubre parte de la fachada.

 
13. Casas de Jaime García y Carmen Hidalgo en la calle de Hondovilla

Rotulador indeleble sobre madera de pino (2024)




En el padrón de 1955 ambas casas iniciaban la numeración de la calle Hondovilla, aunque en padrones anteriores y posteriores se modificaría la numeración y nomenclatura de las calles en varias ocasiones. Jaime García (Hces, 1908) levantó su casa a principios de la década de los cincuenta, trasladándose desde el Palacio de Abajo, su anterior residencia. Ángel Hidalgo (Hces, 1873) y Hermenegilda Arce (San Martín de Ubierna, 1882) vivieron en la vieja casa durante muchos años, pasando posteriormente a ser la casa de su hija, Carmen.


14. El Torreón, la torre de los Pacheco o de los duques de Abrantes

Rotulador endeleble sobre madera de pino (2024)






Su origen se remonta a finales del siglo XIV o principios del XV, dentro del periodo por algunos denominado "de Enriques y Juanes". La torre, a lo largo de su dilatada historia, ha pasado por las manos de, entre otros, los Pacheco y los duques de Abrantes. Dos de los cuatro lienzos de la torre faltan desde hace mucho tiempo, aunque más reciente es la desaparición de las almenas y modillones de los dos lienzos supervivientes; estas excelentes piedras fueron vendidas a un cantero de Santibáñez por su entonces dueño (Miguel Díaz Martínez) a principios de la década de los cuarenta del siglo XX.  
 

15. Casa de Julio en la calle Hondovilla

Rotulador endeleble sobre madera de pino (2024)




La casa de Julio García Villanueva (Hces, 1915) y Margarita Villalvilla Varona (Hces, 1913) aparece identificada en los padrones de los años sesenta del pasado siglo como la sita en el número 1 de la calle Hondovilla. Anteriormente, fue la casa de los padres de Julio, Antonio García Villalvilla (Hces, 1879) y Cecilia Villanueva Varona (Hces, 1879). En nuestros días, la casa sigue perteneciendo a los descendientes de Julio y Margarita.
 

16. Casas de Lorenzo y Pepines en la calle de la Solana

Rotulador indeleble sobre madera de pino (2024)




Ambas casas inician la numeración de la calle de la Solana. El número uno para la de Lorenzo González Girón (Hces, 1928) y Digna Díaz-Ubierna (Hces, 1933) y el número dos para la de José Díez Varona, "Pepines" (Hces, 1915) y María Varona Varona (Hces, 1921). Esta última casa fue parcialmente destruida por un rayo el 26 de agosto de 1945. La familia Díez Varona abandonó Huérmeces, camino de Madrid, durante la segunda mitad de los años sesenta del pasado siglo.
 

17. Casas de Rodrigo Ortega y Mauro Serna en la calle de la Plaza

Rotulador indeleble sobre madera de pino con silueta recortada (2024)




En la casa que da a la Plaza vivieron durante muchos años los hermanos Rodrigo (Hces, 1915) y Guadalupe Ortega Díaz (Hces, 1920); en la casa contigua, sita en la corta calle que comunica la Plaza con la calle de la Solana, vivieron Mauro Serna Serna (Montorio, 1909) e Inés Santamaría Arribas (Huérmeces, 1915). 


18. Casa de Mauro Díaz-Ubierna en la calle de la Plaza 

Rotulador endeleble sobre madera de pino (2024)




Mauro Díaz-Ubierna (Hces, 1928) y Angelita Pérez Varona (Hces, 1929) se trasladaron a vivir a esta casa a finales de los años sesenta del pasado siglo. Anteriormente, en la misma habían vivido Eduardo Pérez Alonso (Hces, 1901) e Isabel Varona Recio (Hces, 1892). La casa presenta una puerta en arco de medio punto, posteriormente rectificada. De forma un tanto anómala aparece, sobre la esquina superior izquierda de la primera ventana por la derecha, un escudo de armas de los Fernández, seguramente emparentados con los Fernández Zorrilla del Palacio de Abajo.


19. Potro reinstalado en el antiguo barrio de San Román

Rotulador endeleble sobre lienzo (2024)




Recientemente, el viejo potro del concejo, convenientemente restaurado, fue reinstalado -bajo cubierta- en las proximidades de la fuente de San Román. Curiosamente, allí hubo una ermita homónima hasta el año 1777, cuando fueron completamente demolidos sus restos. San Román fue -que sepamos- la séptima de las ermitas con que contó Huérmeces en tiempos no tan remotos (en orden de desaparición: San Vicente, San Torcaz, San Miguel, San Román, San Pedro o San Pedrillo y La Blanca o Santa María del barrio La Parte). Hoy solo queda una, Cuesta Castillo.


20. Palacio de Abajo o de Pedro Fernández Zorrilla, obispo que fue de Mondoñedo, Badajoz y Pamplona

Rotulador indeleble sobre madera de pino con silueta recortada (2024)





Azote de mindonienses, pacenses y -sobre todo- navarros, si el bueno de don Pedro levantara la cabeza y se enterara de en qué lejano lugar acabaron parte de sus ya casi fosilizados huesos, sin duda que rezaría para que las diez plagas de Egipto cayeran sobre faroles y foráneos. Palacio de austeras trazas barrocas, aunque con un impresionante escudo familiar presidiendo la fachada principal, y un no menos impresionante lema familiar flotando en el ambiente, en forma de orla: "velar se debe la vida de tal suerte que viva quede en la muerte". A principios del siglo XIX el palacio pertenecía a los marqueses de Fuente Pelayo. Posteriormente, fue adquirido por la familia Casado, residente en la capital provincial.
 


SITUACIÓN DE LOS PARAJES, CALLES Y CASAS RETRATADOS 






sábado, 10 de agosto de 2024

Ceferino Alonso Fernández, el pariente olvidado por la memoria familiar (Los Tremellos, 1869 - Soto, 1927)


La memoria familiar, como la memoria en general, suele sufrir fallos en la cadena de transmisión de información, de manera que nombres y circunstancias que conocieron de primera mano nuestros abuelos no se registraron convenientemente en la memoria de sus hijos (nuestros padres), perdiéndose con la desaparición de aquellos. 

Este es el caso de Ceferino Alonso Fernández, uno de los tres hermanos que tuvo mi bisabuelo Eugenio.

La pareja de labradores faroles formada por Julián Alonso Fernández (1837) y Gregoria Fernández Crespo (1840) trajo cuatro hijos al mundo: María (1866), Ceferino (1869), Eugenio (1873) y Mariano (1878). De estos cuatro hijos, la memoria familiar había olvidado completamente a dos de ellos: al segundo, el referido Ceferino, y al último, Mariano. Quizás el olvido de este último estuviera justificado por su pronto fallecimiento: Mariano murió en 1889, a los nueve años de edad. 

Más sorprendente era el caso de Ceferino, que -como luego supimos- había fallecido a la más avanzada edad de 58 años.

Cuando comencé a escarbar en la historia de los ancestros familiares, fueron muchas las sorpresas que nos depararon los datos registrados tanto en el Archivo Municipal como en el Archivo Diocesano.

La primera, que los dos primeros hijos de la pareja, María y Ceferino, no habían nacido en Huérmeces sino en Los Tremellos, pueblo en el que Julián había ejercido de carretero durante los primeros años tras su boda con Gregoria, antes de establecerse definitivamente en nuestro pueblo. Este dato tampoco se recordaba en la memoria familiar.

Entre 1888 y 1891 Ceferino aparece en varias ocasiones en el Boletín Oficial de la Provincia de Burgos, a consecuencia de su inclusión como mozo en el reemplazo de 1888 por Huérmeces. 

En 1888, año durante el cual Ceferino cumplía los 19 años, el mozo fue temporalmente excluido por no alcanzar la talla mínima exigida (lo que en la terminología cuartelera de la época se denominaba "excluido por corto").

[a finales del siglo XIX, la talla media de los varones españoles era de 1,61; la talla mínima para ingresar en filas que exigía la ley de 1856 era de 1,56 m; como la necesidad de soldados no dejaba de aumentar durante la época de la Restauración, a partir de la ley de 1877 la talla mínima se rebajó a los 1,54 m]

Se le emplazó para nuevas mediciones de su talla en años posteriores, esperando que creciera lo suficiente como para poder ser declarado soldado.



Sin embargo, Ceferino apenas creció durante los tres años siguientes y así, al cumplir 22 años, y con fecha 25 de septiembre de 1891, se le volvió a tallar en el Ayuntamiento de Huérmeces, y su reducida estatura (1,42 m) originó que fuera excluido definitivamente de la obligación de prestar el servicio militar.

[en el caso de Ceferino, parece claro que su baja estatura no resultó un problema para su posterior desarrollo vital, más bien al contrario; gracias a la misma, Ceferino se libró del servicio militar que, en aquella época tan belicosa, suponía evitar penurias, enfermedades y muchas posibilidades de perder la vida]






Pocos años después de librarse de la mili, Ceferino decidió abandonar definitivamente el domicilio familiar en Huérmeces. Su nombre aparece en el padrón de 1886, pero ya no lo hace en el de 1896.

Algunos suponíamos que Ceferino habría contraído matrimonio con una mujer vecina de alguno de los pueblos cercanos a Huérmeces, y allí se habría establecido definitivamente. Quizás en Los Tremellos, su pueblo natal, allí dónde la memoria familiar rezaba que había residido algún pariente de Eugenio.

Busqué en sus libros parroquiales de Los Tremellos, pero no encontré nada en ni en el de casados ni en el de difuntos. También busque en los libros Las Celadas, Ros, Santibáñez y algún pueblo más del entorno, aunque no encontré a ningún Ceferino Alonso Fernández.

La realidad, una vez más, no deja de sorprender. Ceferino abandonó Huérmeces, sí, para buscarse un futuro mejor, también, pero lo hizo camino de la capital provincial. Ignoramos los estudios que realizó y dónde los cursó, el caso es que Ceferino aparece en octubre de 1894, cuando contaba con una edad de 25 años, en el listado de aspirantes al puesto de procurador de los tribunales.

[La reseña de candidatos al puesto de procurador en los tribunales aparece en un periódico local de cortísima existencia, La Verdad, diario católico de Burgos, activo durante apenas un año, desde noviembre de 1893 a noviembre de 1894]




Ceferino debió de salir airoso de los exámenes a procurador ya que, tres años más tarde, en septiembre de 1897, aparece destinado en Reinosa (en la entonces provincia de Santander).

En la capital campurriana transcurrió la totalidad de la vida profesional de Ceferino, apareciendo su nombre en varios anuncios judiciales del Boletín Oficial de la Provincia de Santander y en múltiples ejemplares de la prensa local, publicados entre 1897 y 1927.





En septiembre de 1915 su nombre apareció por enésima vez, aunque ahora en su condición de acusado por prevaricación e infidelidad en la custodia de documentos. El juicio, celebrado en la Audiencia Provincial de Santander en febrero de 1916, acabó por absolver a Ceferino de todos los cargos contra él presentados.






Ceferino Alonso Fernández falleció en 1927 en Soto, localidad situada a 9 km al oeste de Reinosa, en la Hermandad de Campoo de Suso. Tenía 58 años de edad y dejaba viuda a Josefa Pérez Hidalgo. Ceferino y Josefa habían traído al mundo a siete hijos, de los que cinco habían sobrevivido a la juventud: Beatriz, Emiliano, Agustín, Argentino y José.


Soto (Hermandad de Campoo de Suso)


Parece ser que Ceferino llevaba un tiempo con el ánimo muy apesadumbrado por la pérdida reciente de dos hijos muy jóvenes. Tanto era así que había suspendido provisionalmente sus obligaciones profesionales en Reinosa, trasladándose a la cercana localidad de Soto, dónde suponemos que disponía de una segunda residencia, quizás relacionada con la familia de su esposa.

Ahora que Ceferino ha sido felizmente recuperado para la memoria familiar, también encajan otras piezas en el complicado rompecabezas de los muchos parientes y ancestros nacidos durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del XX. Argentino, uno de los hijos de Celestino, era un nombre conservado en la memoria familiar, aunque sin un encaje claro. Ahora ya lo tiene.


LOS DESCENDIENTES DE LOS TRES HERMANOS ALONSO FERNÁNDEZ QUE LLEGARON A LA EDAD ADULTA

Con la recuperación de Ceferino para la memoria familiar, por fin somos capaces de completar casi en su totalidad el árbol genealógico de los hermanos Alonso Fernández.




María Alonso Fernández y Natalio [Díaz-] Villalvilla Hidalgo tuvieron once hijos, todos ellos nacidos en Huérmeces:

  1. Emiliano (1890)
  2. Francisco (1891) +Cádiz (1937)
  3. Bernardo (1893) +Punta Alta, Argentina (1961)
  4. Fidel (1894)
  5. Eustasio (1896)
  6. Jacinto (1897) +Tetuán, Marruecos (1958)
  7. Pablo (1900)
  8. Casilda (1902)
  9. Elisa (1905)
  10. Dolores (1907)
  11. Victorino (1912) +Madrid (c. 1995)

Una buena parte de los hermanos [Díaz-] Villalvilla Alonso se establecieron en Cádiz.

Ceferino Alonso Fernández y Josefa Pérez Hidalgo tuvieron -al menos- siete hijos, de los cuales únicamente seis aparecen en diversas publicaciones de la época; todos ellos nacidos en Reinosa (Cantabria):

  1. Julián (+Reinosa, 1925)
  2. Beatriz
  3. Emiliano
  4. Agustín
  5. Argentino
  6. José

Eugenio Alonso Fernández y Elisa Villalvilla Varona tuvieron seis hijos, todos ellos nacidos en Huérmeces:

  1. Escolástica (1895) +Linares (1970)
  2. Eladia (1900) +Villadiego (1990)
  3. Lucía (1904) +Barcelona (1996)
  4. Leonila (1910) +Barcelona (1983)
  5. José (1915) +Córdoba (1974)
  6. Julián (1918) +Sant Adriá de Besós (1943)

FUENTES

Todos los datos biográficos y profesionales de Ceferino Alonso Fernández y su entorno familiar han sido extraídos de diversas publicaciones oficiales y periodísticas de la época.

  • Boletines Oficiales: Boletín Oficial de la Provincia de Burgos; Boletín Oficial de la Provincia de Santander; Gaceta de Madrid (el BOE de la época de la Restauración)
  • Cabeceras periodísticas: La Verdad (Burgos); El Pueblo Cántabro (Santander); La Atalaya (Santander); El Cantábrico (Santander); La Voz de Cantabria (Santander); La Montaña (La Habana)