(Wikipedia, 2014)
Úrbel,
topónimo de supuesto origen vasco (urbeltz),
con el significado de “agua negra”, en referencia al color oscuro que presentan
las aguas del río, debido a su vez a la naturaleza de los terrenos en los que
nace, fangosos y encharcados la mayor parte del año.
Toponimias
aparte, el Úrbel no solamente ha modelado el paisaje y condicionado el clima de
todo el valle, sino que ha determinado claramente su devenir histórico.
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Nacimiento del Urbel, en Fuente Úrbel (fotografía, Julio de 1992) |
Las
amplias vegas que se abren en su curso medio y bajo, después del desfiladero de
Fuente La Hoz,
posibilitaron el desarrollo temprano de la agricultura; su caudal, permanente y
relativamente abundante, facilitó el establecimiento en sus orillas de numerosos
molinos harineros, con el
consiguiente impacto económico; en su época de mayor esplendor (finales del
siglo XVIII-principios del XIX), el río llegó a mover un total de 53 molinos, de los que hoy solo quedan
en pie apenas una docena, y de otros tantos aún son visibles ruinas y
reconocibles algunos restos.
La
antaño riqueza en cangrejos, truchas y aves acuáticas posibilitó que la caza y pesca resultara una fuente de
alimento adicional para los habitantes de sus riberas.
Hasta
el año 1974, en el que la foránea afanomicosis acabó con todos, el Urbel era el
río más cangrejero de la provincia de Burgos. Hoy es posible aún observar
alguna nutria en su curso alto y
medio, gracias a sus aguas poco contaminadas.
Su
curso constituyó también una vía de paso
para pueblos invasores e imperios: celtíberos, godos, romanos, musulmanes, ejércitos
napoleónicos, etc. Con todo lo bueno y lo malo que estas incursiones trajeron
consigo. Entre tanto trajín, 30 puentes
cruzan sus aguas, así como unas 10
pasarelas peatonales. Y unos 30
vados.
Debido
a la escasa pendiente de su curso
(en sus 55 km
apenas salva un desnivel de 140
m), también trajo riadas e inundaciones, con los
consiguientes daños en cosechas, ganado, puentes, caminos y casas.
Sus
aguas lamen los términos de 21 pueblos:
Fuente Úrbel, Santa Cruz del Tozo, La
Piedra, Úrbel del Castillo, Quintana del Pino, La Nuez de Arriba, Montorio,
Huérmeces, Santibáñez, Miñón, La
Nuez de Abajo, Mansilla, Zumel, Lodoso, Pedrosa, Santa María
Tajadura, Villarmentero, Las Quintanillas, Tardajos, Rabé de las Calzadas y
Frandovínez.
En
esta entrada se propone una excursión (hidrológica, que no turística) de unos 56 km, paralela a todo el
curso del Úrbel, desde su nacimiento en Fuente Úrbel (970 m) hasta su desembocadura
en el Arlanzón, en Frandovínez (830
m). Evitando carreteras siempre que sea posible, constituye
un recorrido ideal para bicicleta, en suave bajada; o incluso a pie, en dos o
más etapas.
Nuestro
río nace en Las Fuentes (km 0,0), medio kilómetro al SW de Fuente Úrbel. No es un lugar rodeado de
altas montañas ni excavado por potentes glaciares, ni su manantial alcanza un
caudal sorprendente (50 litros/segundo), pero es, sin duda, un bello paraje.
Entre chopos, al lado de un afloramiento calizo, el nacedero forma una pequeña
charca de aguas frías y cristalinas.
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Las Fuentes, nacimiento del Úrbel, en las cercanías de Fuente Úrbel |
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Primeros pasos del Úrbel, antes de atravesar el pueblo |
Aunque
hemos dicho que no se trata de una excursión turística al uso, haremos alguna
excepción: no deberíamos abandonar el pueblo sin antes intentar ver, si puede
ser también por dentro, el ábside de la iglesia de Santa María la Mayor. Encantador románico rural, aditamentos esotéricos
aparte.
En
Juntarríos
(km 2,0) recibe las aguas del río Talamillo, nacido 11 km arriba, en El Val de
Fuencaliente de Puerta. Aquí, el curso del Úrbel realiza un giro de 90º,
pasando de NE a SE, y así discurre, durante casi 2 km, hasta pasar justo al Sur
de Santa Cruz del Tozo (km 4,0), en
dónde es necesario cruzar un vado si se quiere llegar al pueblo.
Aquí
recibe las aguas del arroyo de Valdehayas, originarias del
manantial del mismo nombre. El trayecto entre Juntarríos y Santa Cruz puede realizarse sin dificultad (salvo en
época de lluvias) por el camino que discurre paralelo al río, pasando por La
Salcera, Los
Carrizales y Rihondo.
Entre Santa Cruz y La Piedra
(km 6,0), el río discurre tranquilo, atravesando La
Lagunilla y La Bajera, hasta el
puente sobre la carretera de acceso al pueblo. Nosotros iremos por el camino
que asciende ligeramente la cuesta, para ir luego paralelo al río, pero fuera
del alcance de sus crecidas; al lado del puente, la Fuente Vieja, de frías
aguas, propensas a originar ronqueras, según nos cuentan. Otra excepción
turística: el bello ábside románico de la iglesia de Santa María merece una
visita.
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La Piedra y el puente que da acceso al pueblo desde la carretera de Aguilar |
Entre
La Piedra y Úrbel del Castillo (km 9,5) el río
discurre divagante, entre praderías, con abundantes meandros. El castillo nos
sirve de faro, de manera que en lugar de ir por el camino paralelo al río,
ascenderemos por el que se dirige a la balsa de La Resosa, y desde allí por el
camino que llega a Úrbel a la altura de su iglesia.
Por
el centro del pueblo discurre el arroyo originado por el cercano y potente manantial
de La Recorva,
a los pies del anfiteatro calizo que destaca por el sur. Los restos actuales
del castillo datan del siglo XV, aunque sus orígenes son anteriores.
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El arroyo de La Recorva atraviesa las calles de Úrbel del Castillo |
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El Úrbel, en las cercanías del castillo homónimo; al fondo, a la derecha, La Mesa y el camino que asciende por Valseco |
A
mediados de marzo, en la enorme pradera que se extiende a los pies del pueblo,
se produce la masiva floración del pequeño narciso Narcissus bulbocodium.
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Praderías de Úrbel, en primavera, narcisos y el desbordado río |
Por
el camino de Úrbel a Quintana del Pino, que discurre paralelo al río,
alcanzamos el paraje denominado Molinos de Úrbel, por los dos
molinos que aún permanecen en pie, uno de ellos alimentado por las aguas no del
río, sino del manantial cercano; poco después de los molinos, cruzamos el arroyo
del Embid, de aguas estacionales, dejando a nuestra derecha el camino
que se dirige a Quintana del Pino
(km 12,5), con su humilde iglesia románica.
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El Castillo de Úrbel desde Los Molinos |
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Quintana del Pino |
Nosotros
seguimos el camino que se dirige hacia La Nuez de Arriba, abandonándolo en cuanto comienza a
ascender por la cuesta de El Romero, para internarnos por las praderas
contiguas a los meandros del río, hasta alcanzar las ruinas del Molino de La Nuez de Arriba (km 14,5), bello paraje con Los Castillejos como telón de fondo. Un
vado y un puente recientemente reforzado permiten cruzar el río.
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Meandros del Úrbel, entre Quintana del Pino y el Molino de la Nuez de Arriba |
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Molino de la Nuez de Arriba (Molino de Voces, Molino de Abundio) |
Continuamos
ahora por la margen izquierda del río, entre prados y tierras de labor, hasta
alcanzar el paraje por el que el río atraviesa las rocas de la
Peña
Frasco, en el que confluyen un vado y el puente
(nuevo) de la carretera de Masa a Villadiego.
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Vado del Molino, con Los Castillejos al fondo |
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Vado de La Nuez, al lado del puente de la carretera de Villadiego |
Cien
metros antes de cruzar el puente, abandonamos la carretera por el viejo camino
de La Nuez a
Montorio que, durante kilómetro y medio, a veces medio perdido entre las
tierras y prados, discurre paralelo al río, hasta alcanzar el Puente
Cantarranas, en las cercanías de Montorio
(km 19,0).
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Puente de Cantarranas |
Siguiendo
por la orilla izquierda del río, el camino se pierde, pero entre prados y
alguna tierra de labor, durante otro kilómetro y medio, alcanzamos las ruinas
del Molino
de Las Bañadas, con una pasarela peatonal y un vado.
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Ruinas del molino de Las Bañadas |
Desde
el molino, parte un cómodo camino de servicio, que discurre paralelo a la N-627 (Burgos-Aguilar)
durante casi 2 km,
pasando al lado del Puente de Los Huertos. En este trayecto, el río recibe las
aguas del arroyo Chiquito y de las potentes Fuentes de Montorio y Santa Cecilia.
El
camino termina en la vieja carretera de Aguilar (BU-622), hoy casi huérfana de
tráfico, por lo que podemos continuar tranquilamente por ella, abandonando
momentáneamente el curso del río, que en ese tramo es cruzado por el Puente
de La Cabañuela.
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Puente de La Cabañuela |
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Puente de La Cabañuela |
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El Úrbel en las cercanías del Puente de La Cabañuela |
Desde
el alto, observamos como el Úrbel se interna en el desfiladero describiendo una
pronunciada “S” entre una densa vegetación de ribera (chopos, sauces y
fresnos). En lo más profundo de la doble curva, se encuentra uno de los pocos
molinos que quedan en pie, el Molino Quemado (km 22,0).
Hemos
entrado así en el Desfiladero de Huérmeces (Desfiladero de Fuente la Hoz) que, en sus tres kilómetros y medio de
recorrido, constituye el paraje más espectacular de toda la ruta. El río
aprovecha para cambiar de nuevo de dirección, dejando la Sureste por la Sur, que ya no abandonará
hasta su desembocadura.
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Meandros en La Cabañuela, a la entrada del desfiladero de Huérmeces |
En
Los
Navatillos, a la salida de los meandros de La Cabañuela, abundan los chopos; poco después, el río recibe por su derecha las aguas del arroyo de San Pantaleón,
que nace al pie del Perul. La carretera hacia Quintanilla Pedro Abarca y San
Pantaleón del Páramo cruza el río por el Puente de la Bagoya.
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Los Navatillos |
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Vado de Navatillos |
Al
pie de la Peña
Rallastra, pasa desapercibido el medio escondido Molino de Alba; nosotros seguimos por
la carretera pasando al lado de Valdegoba y sus cuevas con restos del
Hombre de Neandertal; inmediatamente, encontramos el manantial de Fuente
La Hoz,
con su área recreativa y dos puentes peatonales del tiempo de la Base Militar.
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El desfiladero del Úrbel se toma un respiro en Valdegoba, entre los riscos de la Peña Rallastra y los de Fuente la Hoz |
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Fuente la Hoz |
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Área recreativa en Fuente la Hoz |
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La carretera BU-622, paralela al Úrbel, con el desfiladero de Fuente la Hoz al fondo |
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El Úrbel, después del desfiladero de Fuente la Hoz, atraviesa el paraje de Mulimayor, antes de llegar a Huérmeces |
Saliendo
ya del desfiladero, a la altura del Puente de Miguel, por el que cruza el
río la carretera de Ruyales, pasamos al otro lado del río y abandonamos la
carretera BU-622. Después de llegar a la altura del Molino de Cigatón por el
Camino de la Blanca,
alcanzamos Huérmeces (km 28,0)
cruzando el Puente Comparanza, justo en la mitad del recorrido del Úrbel. En
el pueblo, destacan sus dos palacios, su iglesia neoclásica y sus casonas
blasonadas.
Volvemos
al camino que sigue paralelo al río por su margen derecha, dejando atrás el Puente
de La Pradera
y el Molino
de Retuerta, y continuamos hacia Santibáñez.
El
Molino
Higón precede a la llegada al área recreativa de Santibáñez Zarzaguda (km 33,0), con un puente por el que se puede
llegar al pueblo para admirar su imponente iglesia gótica de San Nicolás, de
tres naves.
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Molino de Villaniego, recientemente restaurado, en Santibáñez Zarzaguda |
Retomando
el camino del Úrbel por la derecha, poco después de Santibáñez vemos, al otro
lado del río, el Molino de San Juan, y cruzamos el arroyo de Monasteruelo que
baja desde Ros y al que se ha unido poco antes el de Las Celadas.
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Molino de San Juan |
Después
de cruzar las carreteras que acceden a Ros y Las Celadas, al otro lado del río,
encontramos al pueblo más pequeño del recorrido, Miñón (km 35,5), con la espléndida portada románica de su iglesia.
Antes
de llegar a La Nuez de
Abajo (km 36,5) vislumbramos las ruinas de uno de los dos molinos con que
contó este pueblo; el camino bordea La
Nuez por su parte oeste, al lado de la iglesia, para
continuar hacia Zumel.
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La Nuez de Abajo y la vega del Úrbel desde el páramo |
A
la altura de la Ermita de La Cuadra (km 37,0) el
río, en una evidente falta de respeto a la antigua condición de Mansilla como capital de alfoz, sigue
invariable su curso hacia el sur, evitando el paso por el pueblo.
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Ermita de la Cuadra, desde el Páramo de La Nuez; al fondo, la carretera de Mansilla |
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Ermita de la Cuadra y, al fondo, cerro del Castillo de Mansilla |
El
Molino
de Hartavieja precede a Zumel
(km 37,5), al que se llega a la altura de su cementerio; sobre el caserío
destaca la restaurada torre de los Bernuy y la iglesia de La Asunción. Después
del pueblo, apenas se adivinan las ruinas del Molino Veraniego.
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Molino Hartaviejas, en las cercanías de Zumel |
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Ruinas del Molino Veraniego |
Seguimos
por el camino derecho del Úrbel hasta las cercanías de Lodoso (km 40,0), en dónde cruzamos el río por el puente nuevo, al
lado del Molino de La Puente,
para continuar ahora por el camino izquierdo del río, hacia Pedrosa, evitando
así la carretera que discurre por el otro lado. El arroyo de Las Rebolledas,
que baja desde Mansilla, desemboca en el Úrbel también a la altura del citado
puente nuevo.
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Puente nuevo de Lodoso |
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Camino del Úrbel, entre Lodoso y Pedrosa |
Continuamos
por el camino hasta llegar a la altura de Pedrosa
de Río Úrbel (km 42,5), pueblo al que se accede por medio de un puente
recién ampliado. Nosotros continuamos por el camino que discurre por la orilla
izquierda, durante otros 3,5
km.
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Pedrosa de Río Úrbel |
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Camino entre Pedrosa y Santa María Tajadura |
Llegamos
a la altura de Santa María Tajadura
(km 46,0), al otro lado de un cómodo vado y puente peatonal. Siguiendo por el
camino que traíamos alcanzamos las primeras casas del pueblo siguiente.
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Vado de Santa María Tajadura |
Una
curiosa bodega nos anuncia que estamos en Villarmentero
(km 47,0), pueblo con una peculiar iglesia (San Esteban); ahora por carretera,
salimos del pueblo en dirección a la
N-120, en cuyo cruce encontramos, medio tapado por el nuevo,
el viejo puente sobre el Úrbel.
Aquí, sus aguas, ya si que hacen honor -y olor- a su nombre.
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Puentes nuevo y viejo de la N-120 |
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Las aguas del Úrbel, camino de Tardajos |
Justo
antes de los puentes, el Úrbel recibe las aguas del Arroyo de Carramarmellar,
que vienen de los Marmellares, el de Arriba y el de Abajo.
Entre
Villarmentero y Las Quintanillas, a la altura del paraje de La Molinera, el
Canal de Regadío cruza el Úrbel por un puente-acueducto.
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Las Quintanillas |
Por
un camino que discurre paralelo a la carretera, en dirección Tardajos, cruzamos
por debajo de la Autovía de León (A-231), allí donde ésta cruza
por encima del Úrbel. Hemos entrado en una extensa zona de regadío, formada por
varios canales que comunican nuestro río y el Arlanzón.
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El Urbel, y el camino de Tardajos, pasando por debajo de la autovía de León |
Continuando
por el camino, llegamos a las primeras casas de Tardajos (km 50,0), sobre cuyo caserío destacan la iglesia de La Asunción y el Convento de
los Paúles. En lugar de entrar en el pueblo, tomamos la carretera que, a la
derecha, se dirige hacia Rabé.
A
pocos metros encontramos el puente más espectacular de todo el recorrido, el Puente
de San Lázaro, de cuatro ojos, cruzado por multitud de peregrinos, ya
que forma parte del Camino de Santiago.
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Puente de San Lázaro, entre Tardajos y Rabé |
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Puente de San Lázaro |
Continuamos
por la carretera que sube a Rabé de las
Calzadas (km 51,0) y, al llegar a la altura de la iglesia de Santa Marina,
tomamos la calle que desciende en dirección al río para, antes de alcanzarlo,
girar a la derecha y entrar en el camino, señalizado, que se dirige a
Frandovínez.
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Rabé de las Calzadas |
Durante
unos 4 km
el camino, algo elevado sobre el río, nos permite observar tranquilamente toda
la vega baja del Úrbel. A unos 2
km después de Rabé, las aguas del Urbel y las del
Arlanzón corren paralelas, separadas por una franja de terreno que, en algunos
sitios, apenas supera los 300
metros de anchura. Abundan las plantaciones de chopos y
las buenas tierras de regadío en toda esta vega formada por los dos ríos.
Poco
después, a la derecha, a media ladera, aparece el sencillo edificio de la Ermita de
Viyuela, recientemente restaurada. La campa que rodea la ermita,
provista de sombra y una fuente, merece una parada.
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Ermita de Viyuela |
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La vega del Úrbel a la altura de Frandovínez, desde la Ermita de Viyuela |
Justo
antes de entrar en el pueblo, ahora a la izquierda, las ruinas del enorme Molino de Santa Marta, uno de los
últimos que funcionó por estos lares, y parece ser que citado por Miguel
Delibes en una de sus obras.
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Molino de Santa Marta |
Al
llegar a Frandovínez (km 55,0),
final de nuestro recorrido, sólo nos queda por acercarnos al lugar en el que
las aguas del Urbel descargan en el Arlanzón. Hace 35 años, la primera vez que
me acerqué en bicicleta por aquí, no estaba fácil alcanzar el lugar exacto de
la desembocadura; hoy, sin embargo, un camino nuevo desciende desde la parte
baja del pueblo, al lado de la recién rehabilitada Fuente Pequeña, hacia una
nave de bombeo: justo allí está lo que buscamos.
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Frandovínez y la vega baja del Úrbel, desde el páramo del Val |
Las
aguas del Arlanzón, más abundantes que las del Úrbel, crean una especie de
remolino al encontrarse con las de nuestro río, que confluyen a un nivel
ligeramente inferior.
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El Urbel, por la izquierda; el Arlanzón, por la derecha |
Aquí
termina nuestro periplo, pero no el de las aguas del Urbel. Estas, tras
mezclarse con las del Arlanzón,
continúan rumbo SW, hacia el Arlanza,
en el que desembocan a la altura de la localidad palentina de Palenzuela; un
poco más tarde, se mezclan con las del Pisuerga
cerca de Torquemada y, en las cercanías de Simancas, con las del Duero. Cambian entonces de rumbo, de
Suroeste a Oeste, y lo mantienen hasta Oporto,
dónde se vierten en el Atlántico, a casi 800 km de Fuente Urbel.
MOLINOS Y PASOS SOBRE EL RÍO ÚRBEL
EL RÍO QUE NOS LLEVA es el título de una apreciada novela de José Luis Sampedro (1917-2013), editada por Aguilar en 1961. Virtudes literarias aparte, esta novela sirvió para que muchos de sus lectores descubrieran los espléndidos parajes del Alto Tajo, entre cuyos altos farallones discurre la trama de los gancheros. Lugares como Peralejos de las Truchas, Zahorejas, Buenafuente del Sistal, Ocentejo, Durón o Anguix pasaron a ser destino habitual para las excursiones de miles de madrileños que desconocían que el paraíso se encontraba a ciento y pico kilómetros de la Puerta del Sol.
En 1989 Antonio del Real dirigió una película de título homónimo, basada en la novela de Sampedro.