Qué momento más apropiado que las Navidades para una entrada con cierto contenido nostálgico. Días de reuniones familiares en las que evocar unos tiempos que a casi todos nos acaban por traer buenos recuerdos, sobre todo cuando atañen a los años de nuestra infancia.
Ya en aquellos tiempos, la Navidad era el momento elegido por las autoridades para la realización de los famosos padrones de población. Justo cuando las familias se reunían en el pueblo, justo cuando volvían los hijos que estaban estudiando o sirviendo a dios, a la patria o a familias más pudientes, en la capital o más allá.
En esta entrada se trata únicamente de establecer una especie de foto-fija de la ocupación del caserío de Huérmeces a mediados de los años sesenta del siglo pasado: en pleno éxodo migratorio, que dejó los censos demográficos de gran parte de la Castilla rural reducidos a la mitad en poco más de diez años. La población de Huérmeces rondaba por entonces los 200 habitantes, ochenta menos que el lustro anterior y setenta más que el posterior (1).
Me ha parecido más apropiado, en lugar de consignar un frío listado de vecinos empadronados en el Huérmeces de 1965, realizar un conteo de las casas que aún cobijaban vida en aquellos años. También se han incluido aquellas construcciones que, sin tener la consideración de vivienda, aún tenían algún uso: casetas, cocheras, almacenes, cuadras y palomares.
En cuanto a la información facilitada para cada una de las viviendas habitadas, me he limitado a consignar los nombres de pila de los vecinos entonces residentes en cada una de ellas, así como su ocupación o profesión principal. También me ha parecido interesante incluir el dato relativo al número total de empadronados presentes en cada vivienda en la fecha de elaboración del padrón; no se han incluido ni a empadronados ausentes (2 personas) ni a transeúntes (4 personas), normalmente hijos que estudiaban o trabajaban lejos.
Huérmeces, 1964 (Fotografía: Jesús Varona) |
En cuanto a la información facilitada para cada una de las viviendas habitadas, me he limitado a consignar los nombres de pila de los vecinos entonces residentes en cada una de ellas, así como su ocupación o profesión principal. También me ha parecido interesante incluir el dato relativo al número total de empadronados presentes en cada vivienda en la fecha de elaboración del padrón; no se han incluido ni a empadronados ausentes (2 personas) ni a transeúntes (4 personas), normalmente hijos que estudiaban o trabajaban lejos.
En cuando a viviendas no habitadas, me he limitado a consignar los nombres de los últimos residentes o de los entonces supuestos propietarios, en aras de facilitar la identificación del inmueble. Este último criterio se ha utilizado también para identificar a las construcciones no residenciales (cocheras, almacenes, cuadras y palomares).
En cuanto a la ocupación o profesión principal de cada vecino, se ha consignado como tal la que le otorgue al vecino una más fácil identificación (cartero, cazador, tabernero) en lugar de la genérica (labrador). Por el mismo motivo, cuando el vecino se encontrara ya en situación de jubilación, se ha añadido el dato de su antigua ocupación principal.
Además de 35 labradores, aún quedaban cuatro pastores en el pueblo: Gerónimo, Gregorio, Sabino y Apolinar. Prácticamente todos los vecinos disponían de un pequeño grupo de ovejas y alguna que otra cabra, y los diferentes rebaños se distribuían por barrios: Mercado, Arroyuelo y Vega. Por otra parte, aún quedaban muchos vecinos para los que la fuerza motriz del campo continuaba siendo la pareja de bueyes, por lo que la cabaña bovina aún revestía su importancia.
Aparte de labradores y pastores, aún perduraban en el pueblo oficios ajenos al campo: tres tabernas (una de ellas también tienda), una carnicería, un herrero y un carpintero; también existían dos transportistas; por otra parte, vecinos ya jubilados continuaban realizando pequeñas labores propias de oficios ya casi desaparecidos en el mundo rural de aquellos años de diáspora: sastre, barbero, peluquera, zapatero y modista; y algún otro que -a sus 74 años- continuaba ejerciendo de apicultor, alimañero, cazador, pescador y taxidermista, como el recordado señor Heliodoro.
En cuanto a oficios pseudofuncionariales, apuntaremos varios nombres de recordada -y en algunos casos prolongada- presencia en los padrones del pueblo: secretario del ayuntamiento, Cipriano Ramos Castrillo; párroco, Alejandro García González; médico, Luis Salinas Mendizábal; maestro, Emilio García Amo; y maestra, Purificación Garrido Díez.
Además de 35 labradores, aún quedaban cuatro pastores en el pueblo: Gerónimo, Gregorio, Sabino y Apolinar. Prácticamente todos los vecinos disponían de un pequeño grupo de ovejas y alguna que otra cabra, y los diferentes rebaños se distribuían por barrios: Mercado, Arroyuelo y Vega. Por otra parte, aún quedaban muchos vecinos para los que la fuerza motriz del campo continuaba siendo la pareja de bueyes, por lo que la cabaña bovina aún revestía su importancia.
Aparte de labradores y pastores, aún perduraban en el pueblo oficios ajenos al campo: tres tabernas (una de ellas también tienda), una carnicería, un herrero y un carpintero; también existían dos transportistas; por otra parte, vecinos ya jubilados continuaban realizando pequeñas labores propias de oficios ya casi desaparecidos en el mundo rural de aquellos años de diáspora: sastre, barbero, peluquera, zapatero y modista; y algún otro que -a sus 74 años- continuaba ejerciendo de apicultor, alimañero, cazador, pescador y taxidermista, como el recordado señor Heliodoro.
En cuanto a oficios pseudofuncionariales, apuntaremos varios nombres de recordada -y en algunos casos prolongada- presencia en los padrones del pueblo: secretario del ayuntamiento, Cipriano Ramos Castrillo; párroco, Alejandro García González; médico, Luis Salinas Mendizábal; maestro, Emilio García Amo; y maestra, Purificación Garrido Díez.
Lógicamente, no se han considerado como ocupación o profesión todos aquellos puestos o cargos que no llevaban pareja compensación económica alguna: alcalde (Rodrigo Ortega), concejales (Avelino Bárcena, Jesús Varona, Julio Girón, Emilio García, Luis Díez y Ramiro Díaz-Ubierna) o juez de paz (Mariano Alonso).
De las 203 personas empadronadas, 148 habían nacido en Huérmeces y 55 en pueblos del entorno y otras localidades más alejadas; entre los primeros, tenemos: Acedillo, Castrillo de Rucios, Castromorca, Celada de la Torre, Coculina, Fontúrbel, Las Hormazas, Isar, Montorio, La Nuez de Arriba, Pedrosa del Páramo, Pedrosa de Río Úrbel, Quintanilla Pedro Abarca, Quintanilla Sobresierra, Las Rebolledas, Ros, Santibáñez Zarzaguda, Ubierna, Úrbel del Castillo, Villadiego, Villamartín, Villanueva de Puerta y Villanoño; otros pueblos de la provincia, más alejados: Altable, Los Ausines, Barrio Panizares, Castrillo Solarana, Mozuelos de Sedano, Pedrosa de Valdelucio, Pinilla de los Moros, San Andrés de Montearados, San Millán de Juarros y Tubilla del Lago; fuera de la provincia: Sestao (Vizcaya) y Medianedo (Cantabria; uno de los pueblos tragados por el pantano del Ebro); por último, señalar que un total de 5 empadronados eran naturales de la capital provincial (aún no se había extendido la práctica de maternidades en hospital): entre otros, la maestra y el médico.
Entre estos apellidos "foráneos" cabe señalar: Fontaneda (Villanoño), Ceballos (Medianedo), Bárcena (Las Hormazas), Ayala (Villadiego), Robles (Pedrosa de Valdelucio), Peña (Fontúrbel), Iglesias (Acedillo), Ramos (Castrillo Solarana), Alcalde (Pedrosa del Páramo), Humada (Villanueva de Puerta), Esteban (Tubilla del Lago), Serna (Montorio), Bernal (Celada de la Torre), Herreros (Quintanilla Pedro Abarca, Mazuelos de Sedano), Gutiérrez (Villalibado), Celis (Coculina), Valladolid (Santibáñez), Andrés (San Millán de Juarros), Medina (Altable), entre otros.
En cuanto a viviendas o construcciones en diseminado, se han incluido los tres molinos existentes en aquel momento (Alba, Cigatón y Retuerta), aunque alguno de ellos ya no ejerciera labor alguna de molienda y estuviera a punto de deshabitarse o ya lo hubiera hecho en fechas muy recientes (Retuerta, en ese mismo 1965); también se han incluido las denominadas casas "de Miguel" y "de Castilla", aunque ambas ya se encontraran deshabitadas en aquel 1965. Así mismo, se ha considerado construcción en diseminado al Palacio de Arriba, no utilizado como vivienda desde hacía ya mucho tiempo, sino como almacén, palomar y huerto.
Por último, también se han incluido en este censo de construcciones, las cuatro casetas entonces existentes en los eras de El Seto, así como la enclavada en las eras de Mercado; lo mismo se ha hecho con el palomar existente en el arranque del camino de Castrillo, así como con la caseta de piedra ubicada en el antiguo barrio de La Parte, muy cerca de la referida "Casa de Miguel".
Resulta curioso constatar que, en las dos décadas anteriores a 1965, escasas habían sido las nuevas construcciones levantadas en el pueblo: la cochera de Valeriano (1953), la casa del médico (1956), la denominada Casa de Madrid (1956) y la nueva casa rectoral (1962), erigida en el mismo solar en el que lo hiciera la antigua.
ANTIGUO CALLEJERO DE HUÉRMECES:
Como en el resto de los pueblos del entorno, se definió -a efectos de empadronamiento- a finales del siglo XIX, y perduró hasta finales de los años 70 del XX. Estaba estructurado en cinco "calles" o "barrios" bien diferenciados:
-Calle Real: coincidiendo, en líneas generales, con el trazado del antiguo Camino Real a su paso por el casco urbano; se incluyen los ramales en ocasiones denominados calle de la Sierra, parte superior de la calle Ayuntamiento y mitad superior de la calle Salón. Siempre ha sido la calle más larga del pueblo, llegando a contar con 32 viviendas habitables.
-Calle de la Plaza: coincide con el actual trazado de la carretera de Aguilar a su paso por el casco urbano; también comprende los ramales de la mitades inferiores de las calles Ayuntamiento y Salón, así como el denominado Callejón. Constituía la segunda calle en importancia en el viejo callejero del pueblo, un poco más corta que la Real, pero con un similar número de viviendas habitables.
-Calle Hondovilla: tal y como su propio nombre indica, esta calle (o mini-barrio) ocupa gran parte de la zona inferior del casco urbano. En sus buenos tiempos, llegó a contar con un total de 15 viviendas habitables.
-Calle de la Solana: de trazado algo más irregular que las anteriores, en teoría está formada por las viviendas que se disponen en el extremo suroriental del pueblo (de ahí su nombre), incluyendo aquellas construcciones erigidas a ambos lados de la mitad meridional de la carretera de Aguilar (casas de Amadeo, Gerónino, Palacio de Abajo, Capilla, Fidel y Médico). También llegó a contar con un total de 15 viviendas habitables.
-Barrio de Mercado: este histórico barrio, separado claramente del resto del caserío, llegó a contar con 13 viviendas en sus buenos tiempos. Se despliega en el extremo oriental del pueblo, aunque sus fachadas principales están orientadas al SW.
En cuanto a pautas de agrupación del caserío, cabe apuntar que en el casco urbano del pueblo se diferencian claramente una veintena de agrupaciones o manzanas. La de mayor tamaño (E) se encuentra delimitada por las calles Real y de la Plaza (de Oeste a Este) y por las antiguas calles Ayuntamiento y Salón (de Norte a Sur); en esta Gran Manzana de Huérmeces encontramos un total de 13 viviendas, muchas de ellas provistas de pequeños patios, varios de los cuales confluyen en la zona central de aquella.
Resulta curioso constatar que, en las dos décadas anteriores a 1965, escasas habían sido las nuevas construcciones levantadas en el pueblo: la cochera de Valeriano (1953), la casa del médico (1956), la denominada Casa de Madrid (1956) y la nueva casa rectoral (1962), erigida en el mismo solar en el que lo hiciera la antigua.
Antiguo callejero de Huérmeces, con las 5 calles principales y las 20 manzanas por ellas delimitadas (Google Maps, 2015) |
ANTIGUO CALLEJERO DE HUÉRMECES:
Como en el resto de los pueblos del entorno, se definió -a efectos de empadronamiento- a finales del siglo XIX, y perduró hasta finales de los años 70 del XX. Estaba estructurado en cinco "calles" o "barrios" bien diferenciados:
-Calle Real: coincidiendo, en líneas generales, con el trazado del antiguo Camino Real a su paso por el casco urbano; se incluyen los ramales en ocasiones denominados calle de la Sierra, parte superior de la calle Ayuntamiento y mitad superior de la calle Salón. Siempre ha sido la calle más larga del pueblo, llegando a contar con 32 viviendas habitables.
-Calle de la Plaza: coincide con el actual trazado de la carretera de Aguilar a su paso por el casco urbano; también comprende los ramales de la mitades inferiores de las calles Ayuntamiento y Salón, así como el denominado Callejón. Constituía la segunda calle en importancia en el viejo callejero del pueblo, un poco más corta que la Real, pero con un similar número de viviendas habitables.
-Calle Hondovilla: tal y como su propio nombre indica, esta calle (o mini-barrio) ocupa gran parte de la zona inferior del casco urbano. En sus buenos tiempos, llegó a contar con un total de 15 viviendas habitables.
-Calle de la Solana: de trazado algo más irregular que las anteriores, en teoría está formada por las viviendas que se disponen en el extremo suroriental del pueblo (de ahí su nombre), incluyendo aquellas construcciones erigidas a ambos lados de la mitad meridional de la carretera de Aguilar (casas de Amadeo, Gerónino, Palacio de Abajo, Capilla, Fidel y Médico). También llegó a contar con un total de 15 viviendas habitables.
-Barrio de Mercado: este histórico barrio, separado claramente del resto del caserío, llegó a contar con 13 viviendas en sus buenos tiempos. Se despliega en el extremo oriental del pueblo, aunque sus fachadas principales están orientadas al SW.
En cuanto a pautas de agrupación del caserío, cabe apuntar que en el casco urbano del pueblo se diferencian claramente una veintena de agrupaciones o manzanas. La de mayor tamaño (E) se encuentra delimitada por las calles Real y de la Plaza (de Oeste a Este) y por las antiguas calles Ayuntamiento y Salón (de Norte a Sur); en esta Gran Manzana de Huérmeces encontramos un total de 13 viviendas, muchas de ellas provistas de pequeños patios, varios de los cuales confluyen en la zona central de aquella.
En la calle Hondovilla (L) se sitúa otra manzana de buenas dimensiones: diez viviendas, de dimensiones en general más reducidas que en la anterior, cuatro de ellas provistas de patio. En el resto de manzanas del casco urbano se localizan entre tres y ocho viviendas. En el barrio de Mercado aún resultan visibles dos manzanas (O y P). Puede hablarse, también, de manzanas ocupadas prácticamente por una sola vivienda, como sucede con las de Ismael y Julio (F e I).
A modo de resumen, cabe apuntar que a mediados de los años sesenta del siglo XX existían en Huérmeces un total de 116 construcciones, con la siguiente distribución por tipos:
-Viviendas habitadas: 65
-Viviendas deshabitadas: 29
-Segundas residencias: 2
-Locales municipales: 2
-Casetas: 8
-Cocheras: 5
-Cuadras: 2
-Almacenes: 2
-Palomares: 1
RELACIÓN DE EDIFICACIONES EXISTENTES EN EL HUÉRMECES DE 1965:
(en las tablas, en amarillo se han destacado las viviendas habitadas)
Mitad norte del casco urbano de Huérmeces (Google Maps, 2015) |
Mitad sur del casco urbano de Huérmeces (Google Maps, 2015) |
EVOLUCIÓN DEL CASERÍO DE HUÉRMECES (1965-2018):
En los más de 50 años transcurridos desde 1965, no han sido muchas las nuevas construcciones levantadas en el pueblo y sus inmediaciones: cuatro naves agrícolas, tres naves ganaderas, tres invernaderos, una central eléctrica de transformación y once viviendas. Se constata que la fiebre del ladrillo, sufrida por gran parte del país durante los últimos años del siglo XX y primeros del XXI, no alcanzó a Huérmeces, quedándose al otro lado de la cuesta de Mansilla.
No obstante, casi todo el caserío se ha visto sometido a importantes obras de rehabilitación, afectando sobre todo a los viejos tejados.
Casco urbano de Huérmeces a finales de los años setenta del siglo pasado (Vuelo Interministerial) |
El caserío conserva una estética uniforme, en la que predominan buenos sillares de piedra caliza, combinados con algunas mamposterías más que aceptables; el ladrillo y el adobe, en exteriores, prácticamente no existen, y la mayor parte de los tejados están realizados en teja árabe.
En el capítulo de bajas, muy pocas de las construcciones incluidas en este "censo" han llegado arruinadas a nuestros días: la "casa del señor Heliodoro", y varias casas del barrio de Mercado, ya desaparecidas. Las dos construcciones de mayor envergadura, los dos palacios, se salvaron de la ruina total por los pelos; el de Arriba, cuando a principios de la década de los setenta del pasado siglo, cuando fue adquirido por una conocida procuradora provincial en las Cortes de Franco; el de Abajo, algún tiempo después, al ser adquirido por un empresario de la capital provincial.
Recientemente, han colapsado parcialmente un par de tejados de sendas viviendas situadas en pleno casco urbano del pueblo. Lo mismo sucedió, hace algo más de tiempo, con la cubierta de la cochera situada en la plazoleta de la vieja sede del ayuntamiento.
Han desaparecido las cuatro casetas existentes en la agrupación erense de El Seto: eras de Mauro, Avelino, Diego y Lorenzo.
Quizás el mayor cambio se ha registrado en el barrio de Mercado. Entre los años veinte y cuarenta del siglo XX, llegó a contar con un total de trece viviendas habitadas (2). Veinte años más tarde, en 1960, solo cinco de aquellas alojaban vida humana; en 1965, únicamente dos mantenían la condición de vivienda habitada. Hoy en día, las cuatro viviendas en uso tienen la condición de segunda residencia; el resto de construcciones del antaño poblado barrio, bien se han arruinado, bien han desaparecido. En compensación, cinco nuevas edificaciones rodean hoy al viejo barrio de Mercado.
De las viviendas existentes en diseminado a mediados de los años sesenta, prácticamente todas ellas han llegado indemnes a nuestro días. Los tres molinos entonces existentes siguen hoy en pie, así como el ya mencionado Palacio de Arriba y la denominada Casa de Castilla; únicamente hay que lamentar la ruina total de la Casa de Miguel, en el viejo barrio de La Parte.
NOTAS:
NOTAS:
(1) Evolución demográfica del pueblo de Huérmeces entre 1960 y 1970: Padrón de 1960: 285 habitantes de hecho y 278 de derecho; Padrón de 1965: 207 habitantes de hecho y 205 de derecho; Padrón de 1970: 133 habitantes de hecho y 149 de derecho. Para más información: Siglo y medio de declive demográfico
(2) Padrón de habitantes del pueblo de Huérmeces (1924): población total: 439 habitantes; población por barrios y calles: Mercado (30 habitantes), Real (148), La Plaza (139), Hondovilla (55), La Solana (37), en diseminado (30).
(2) Padrón de habitantes del pueblo de Huérmeces (1924): población total: 439 habitantes; población por barrios y calles: Mercado (30 habitantes), Real (148), La Plaza (139), Hondovilla (55), La Solana (37), en diseminado (30).