Como ya se ha comentado en otras ocasiones, Huérmeces fue cabeza -durante varios siglos, hasta el primer tercio del XIX- de una jurisdicción denominada Haza de Siero. Este "honor" supuso que su alcalde mayor tuviera la condición de juez de primera instancia en lo civil para los 22 pueblos incluidos en su ámbito de competencia:
Acedillo, Barrio de Arriba (Úrbel del Castillo), Barrio de Barciura (Avellanosa del Páramo), Bustillo del Páramo, Las Celadas, Huérmeces, Lodoso, Miñón, Montorio, La Nuez de Abajo, La Nuez de Arriba, Pedrosa de Río Urbel, Quintana del Pino, Quintanilla Pedro Abarca, Las Rebolledas, Ros y Monasteruelo, Ruyales del Páramo, San Pantaleón, San Pedro Samuel, Santa María Tajadura, Los Tremellos y Villaescusa del Butrón.
Ignoro las supuestas ventajas que tal cargo pudo acarrear para Huérmeces y sus sucesivos alcaldes mayores aunque, lo que parece claro, es que la condición de cabeza de jurisdicción supuso una continua fuente de disgustos para ediles, escribanos y otros cargos locales, inmersos en multitud de causas y conflictos con vecinos de otros pueblos del entorno.
En el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid se guardan varios pleitos en los que aparece -como litigante o como acusado- el alcalde mayor de Haza de Siero, habiendo pasado el asunto a instancias judiciales superiores:
- la justicia de Castrojeriz, la siguiente instancia judicial, en cuanto a su condición de cabeza de partido
- la citada Chancillería de Valladolid, en su condición de última instancia judicial en el reino de Castilla
Un somero listado de pleitos conservados en la Chancillería de Valladolid nos da una idea aproximada de la heterogeneidad y reiteración en el tiempo de aquellos pleitos y conflictos de competencia:
- Pleito entre Juan Fernández Zorrilla, alcalde mayor de Haza de Siero, y el licenciado Pantoja, alcalde mayor del conde de Castro (1608)
- Pleito sobre acusación del Consejo, justicia y regimiento de Castrojeriz contra el alcalde mayor de Haza de Siero, Francisco Alonso de Arce, por usurpación de jurisdicción (1754)
- Pleito de Francisco Alonso de Arce, de Haza de Siero, sobre partición e inventario de los bienes y herencia de Tomás Fernández (1773)
- Pleito entre Santiago Fontúrbel, escribano y vecino de Huérmeces, con Francisco de la Serna, escribano y vecino de Bustillo del Páramo, sobre jurisdicción para realizar el inventario y partición de los bienes que dejó María Díez, vecina de Acedillo de las Torres (1779)
- Pleito a instancia de la justicia de Haza de Siero contra los regidores, el alcaide y el alguacil de Miñón, por su responsabilidad en la fuga de cuatro reos implicados en el robo sufrido por el cura beneficiado de Miñón (1803)
- Pleito del Concejo de Huérmeces contra Santiago González, vecino de San Pantaleón del Páramo, por haber elevado sin permiso la presa del molino que tiene en el río Úrbel [molino de Rallastra, luego de Alba, luego de Aquileo] utilizando al efecto prados concejiles (1827)
- Pleito del fiscal del crimen contra dos vecinos de Los Tremellos (Rafael y Telesforo Martínez) por injurias verbales y desobediencia al alcalde de Huérmeces (1827)
- Pleito entre el alcalde de Huérmeces y Juan de Villanueva, marido de María Alonso, vecinos de La Nuez de Abajo, por haber sacado a pública subasta los bienes de la difunta María de Santamaría, tía de María Alonso, antes del reparto que a aquellos dicen corresponder (1827)
Hoy vamos a tratar de este último caso, un pleito entre el alcalde de Huérmeces, en su condición de alcalde mayor de Haza de Siero, y un vecino del cercano pueblo de La Nuez de Abajo.
PLEITO ENTRE JUAN DE VILLANUEVA Y EL ALCALDE DE HUÉRMECES
1. LA VIOLENTA INTERRUPCIÓN DE LA PÚBLICA SUBASTA DE LOS BIENES DE UNA FINADA
El 29 de septiembre de 1827 fallecía en La Nuez de Abajo María Santamaría Santiago, natural de Marmellar de Abajo, hija de Matías y Francisca, y viuda de José Varona Alonso (en primeras nupcias) y de Marcos González (en segundas), ambos naturales y vecinos de La Nuez de Abajo.
María no tenía descendencia, y había testado el 6 de junio de 1826 ante el escribano de la jurisdicción de Haza de Siero, Melchor Díaz de Ubierna, vecino de Huérmeces.
[Conviene aclarar que, veinticuatro años antes, en 1803, había fallecido su primer esposo, "Don" José Varona Alonso, y había dejado todos sus bienes a su viuda. Parece ser que "Don" José Varona era un vecino -perteneciente al estado noble- relativamente acomodado ya que, en el momento de su fallecimiento, se habían tasado sus bienes en unos 15.000 reales; en el Catastro de Ensenada ya aparece un José Varona "mayor" como hombre preeminente por el estado noble, quizás el padre de este José Varona Alonso fallecido en 1803]
Un mes más tarde, el 29 de octubre e 1827, Manuel Girón, en su condición de regente de la Justicia de Haza de Siero, en cuya jurisdicción está incluido el lugar de La Nuez de Abajo, procedió judicialmente -a petición de los testamentarios y herederos de la difunta- a la realización del inventario, cuenta y adjudicación de los bienes de aquella.
Manuel Girón libró una comisión para que escribano de la jurisdicción, Melchor Díaz-Ubierna, se personara en la casa mortuoria y procediera a la venta de una serie de bienes muebles que dejó la testadora (un pollino, la cosecha de patatas del año, las basuras y otros bienes menores).
Cuando iba a iniciarse la venta, en pública subasta, de los referidos bienes, se presentó en la casa mortuoria un tal Juan de Villanueva, comenzando a insultar al referido escribano, "con las voces más altaneras y descompasadas", imposibilitando con su actitud que se iniciara la pública subasta; a las broncas palabras del tal Villanueva se unieron las de su mujer, María Alonso, utilizando parecidas expresiones y tonos que su marido.
El tal Villanueva exclamó a voz en grito que "el alcalde de Huérmeces no tenía facultades ni podía vender los bienes", intentando disuadir a los presentes de que adquirieran bien alguno, porque después habrían de perderlos; "que allí estaba él, que sabía más que todos los abogados, curas y frailes".
El escribano Melchor trató de sosegar el calentón del tal Villanueva, advirtiéndole de que, en caso contrario, se vería en la obligación de solicitar el auxilio del alcalde pedáneo para que procediera a su detención y puesta a disposición del juez ordinario; el tal Villanueva volvió entonces a esforzar más la voz, diciendo que "ojalá lleguen las voces hasta Huérmeces, que venga el alcalde del pueblo a echarme a mí preso", con otras ofensas de la mayor gravedad y horror, que habrían de confirmar los testigos.
Por todo ello, y para evitar males mayores, el escribano se vio obligado a la suspensión de la almoneda, procediendo a tomar declaración de los testigos presenciales, que resultaron ser:
- Crisantos Díez, vecino de La Nuez de Abajo, de unos 64 años de edad
- José Campo, vecino de La Nuez de Abajo, de unos 34 años de edad
- Andrés Gómez, vecino de La Nuez de Abajo, de unos 34 años de edad
- Victoriano Montero, vecino de Huérmeces, de unos 44 años de edad
Las declaraciones de los testigos se pasaron al licenciado Manuel Esteban Martínez, abogado y vecino de la ciudad de Burgos, a quien se nombró asesor (abogado) para iniciar la oportuna causa civil contra el citado Villanueva por desobediencia y falta de respeto al alcalde de Huérmeces.
2. EL ALCALDE DE HUÉRMECES DICTA UN AUTO DE PRISIÓN CONTRA JUAN VILLANUEVA
Con fecha 31 de octubre de 1827, se dicta un auto por el que Manuel Girón, en su condición de regente de la Real Jurisdicción de Haza de Siero, manda que se proceda al apresamiento de Juan Villanueva, con embargo de todos sus bienes, depositándolos en custodia de la persona que se diga.
El 5 de noviembre, el escribano Melchor, acompañado del alcalde pedáneo de La Nuez de Abajo, Emeterio Varona, se personó en la vivienda del referido Villanueva al efecto de ejecutar el mandato de prisión para con su persona. A ambos les acompañó la "fuerza armada" de la época, un voluntario realista provisto de su fusil reglamentario. En la vivienda solo se encontraba su mujer, María Alonso, que afirmó que su marido estaba ausente y desconocía dónde se encontraba y cuándo volvería. Añadió que, aunque conociera los anteriores aspectos, tampoco se los diría.
El 7 de noviembre, el escribano Melchor, en compañía del alguacil del juzgado de Haza de Siero, Victoriano Díaz-Tudanca, y acompañados de Emeterio Varona, alcalde de La Nuez de Abajo, y de Andrés Gómez, vecino del mismo, se personaron en la vivienda de Juan Villanueva, al efecto de realizar el embargo de bienes mandado por el regente de Haza de Siero. Ante la reiterada ausencia del mencionado Villanueva, hubo de suspenderse el procedimiento.
Durante los días siguientes, escribano y alguacil de Haza de Siero volvieron a realizar personaciones en la vivienda del Villanueva, preguntando a su mujer, a su suegro y a diversos vecinos por el paradero del huido. Las respuestas fueron variopintas: Juan Villanueva se encontraba en la ciudad de Burgos, en Villaverde junto a Peñahorada, en Las Avellanosas, o en Los Marmellares.
Visto lo visto, el regente de Haza de Siero dictó un auto de fecha 21 de noviembre por el que se exhortaba a la justicia de la villa de Quintanaortuño el arresto y prisión de Juan Villanueva.
3. JUAN VILLANUEVA ACUDE A CASTROJERIZ EN BUSCA DE AMPARO JUDICIAL
No tenemos noticia de que finalmente se produjera el arresto de Villanueva que, en contra de lo que pudiera suponerse, no se encontraba huido por campos y montes. Juan Villanueva se había trasladado a Castrojeriz, sede de la superior instancia judicial, a buscarse un buen abogado, ya que el monto de dinero en juego era tan importante que podría permitirse un posterior abono de los haberes del asesor.
El abogado buscado y encontrado respondía al nombre de Domingo de la Vega Tomé que, con fecha 19 de noviembre elevaba una petición al alcalde mayor de la villa de Castrojeriz, a cuya jurisdicción pertenecía Haza de Siero.
En dicha petición se expone que Juan de Villanueva había contraído matrimonio con María Alonso en 1804 y que había sido entonces cuando la tía de su esposa, María de Santamaría había prometido a su sobrina la cantidad de 10.000 reales y una fanega de linuezo (tierra en la que se cultiva lino), que le serían entregados a su muerte. Que a la muerte de la citada María Santamaría, acaecida el 29 de septiembre pasado, Juan de Villanueva acudió a los testamentarios para exigir la entrega de dichos bienes, con preferencia sobre cualquier otro acreedor.
Añade el abogado que los testamentarios, en lugar de cumplir con su sagrada obligación, comunicaron el hecho a la Justicia de Haza de Siero, procediendo ésta a sacar a pública subasta los bienes de la finada.
Y añade que el alcalde de Huérmeces llegó al extremo de ordenar el apresamiento de su representado, únicamente por "haberse opuesto, con el respeto debido, a tan escandaloso atropellamiento [...] allanando para ello su casa, con el estrépito de ir acompañado, a deshoras de la noche, con la fuerza armada".
Y finaliza diciendo que, en vista de los criminales excesos cometidos por un alcalde pedáneo, sin acuerdo de letrado ni asistencia de escribano (por no haberlo en el pueblo), suplica que el causante de tantos males sea castigado como merece su audacia.
El alcalde mayor de Castrojeriz, Bernabé de Bustamante, emite un auto solicitando se le remita justificación de los excesos indicados en la anterior petición.
Por parte del abogado de Juan Villanueva, se presentan las declaraciones de trece testigos presenciales, casi todos ellos vecinos de La Nuez de Abajo:
- Emeterio Varona, alcalde pedáneo de La Nuez de Abajo, 48 años
- Félix Sáiz, regidor y vecino de La Nuez de Abajo, 46 años
- Domingo Miñón, vecino de La Nuez de Abajo, 42 años
- Clemente Alcalde, vecino de La Nuez de Abajo, 60 años
- Gaspar Peña mayor, vecino de La Nuez de Abajo, 46 años
- Pedro Vecino, vecino de La Nuez de Abajo, 31 años
- José Campo, vecino de La Nuez de Abajo, 34 años
- Vicente Peña, vecino de La Nuez de Abajo, 55 años
- Antonio Pérez, vecino de La Nuez de Abajo, 34 años
- Andrés Gómez, vecino de La Nuez de Abajo, 33 años
- Carlos González, vecino de La Nuez de Abajo, 38 años
- Gaspar Peña menor, vecino de La Nuez de Abajo, 27 años
- Julián González, vecino de Miñón, 28 años
Cada testificación se encuentra firmada por Bernabé Bustamante (alcalde mayor de Castrojeriz) y Antonio de Vega (escribano del número, jurisdicción y merindad de Castrojeriz). Cinco de los trece testigos no saben firmar.
Dos de los testigos (José Campo y Andrés Gómez, vecinos de La Nuez) también figuraban como tales por la parte contraria (alcalde mayor y escribano de Huérmeces), surgiendo las consabidas contradicciones entre las declaraciones:
Así, José Campo, cuando figura como testigo por la parte del alcalde y escribano de Huérmeces dice: "que en la tarde de ayer se presentó a la puerta de la casa en que el presente escribano trataba de hacer almoneda de los bienes muebles de María Santamaría, difunta, a cuyo tiempo vio y oyó que Juan de Villanueva y María Alonso, su mujer, de esta vecindad, con las voces y modales más altaneros y descompasados decían al dicho escribano que los bienes no se habían de vender, que lo mandaba él, ... que sabía más que todos los abogados, curas y frailes, ... que la justicia no hacía caso de ellos porque tenía al escribano y abogado de su mano..."
Ese mismo José Campo, cuando firma como testigo por la parte de Juan Villanueva, dice: "que tiene oído por público que cuando casó la María Alonso la mandó su tía, María de Santa María, diez mil reales, que también le consta que después de su fallecimiento se trató de hacer la almoneda de mandato del pedáneo de Huérmeces, lo que habrá protestado el Villanueva, pidiendo se le hiciere saber el decreto de asesor o diligencias para ello..."
Otro de los testigos por Juan de Villanueva, Vicente Peña, afirma que "tratándose de hacer almoneda de los bienes que dejó [la difunta María de Santa María] por el escribano de Huérmeces, se opuso el Juan de Villanueva, protestando las ventas y en el mismo ínterin no se le hiciese saber decreto de asesor que lo mandase; que posteriormente oyó le habían tratado de prender por la oposición que hizo en dicho remate, aunque el que declara no notó en aquel acto descomedimiento en el Villanueva..."
4. EL PLEITO LLEGA A LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID
El asunto acabó por llegar a la Real Chancillería de Valladolid, última instancia judicial del reino de Castilla. En este momento resultó clave la declaración de Faustino Campo, cura beneficiado de La Nuez de Arriba, realizada en dicho pueblo ante el escribano Melchor Díaz de Ubierna con fecha 4 de enero de 1828.
En dicha declaración se recogen, de manera clara y ordenada, los principales hechos relacionados con el pleito:
- que María Santa María había fallecido el 29 de septiembre de 1827
- que la difunta había dejado por sus herederos fiduciarios a él mismo, junto a Sebastián Campo (vecino de La Nuez) y al licenciado Juan Rodríguez (vecino de Santibáñez), con la obligación de invertir todos sus bienes en sufragios por bien de su alma
- que para cumplir con los deseos de la fallecida, los tres testamentarios acudieron, con fecha 8 de octubre de 1827, ante el regente de la jurisdicción de Haza de Siero en Huérmeces, solicitando la realización de inventario judicial, cuenta y partición de bienes de la finada, al objeto de poder pagar los gastos originados por sus funerales, así como algunas otras deudas de corta consideración
- que dicho regente de Haza de Siero comisionó al efecto al escribano de la misma, Melchor Díaz de Ubierna, para que se procediera a la venta, en pública almoneda, de los bienes de la finada
- que con fecha 20 de octubre de 1827, Juan de Villanueva, vecino de La Nuez y marido de María Campo, acudió ante ellos -los testamentarios- para que se le pagasen 10.000 reales que la finada María Santa María había -supuestamente- otorgado a su sobrina María Campo en carta de capitulaciones matrimoniales (1804)
- que con fecha 27 de octubre de 1827, el escribano Melchor Díaz de Ubierna se presentó en La Nuez de Abajo para la realización de la venta de algunos bienes muebles de la difunta, dejando la de los bienes raíces para otro momento, hasta que se aclarase el asunto de la supuesta donación de 10.000 reales a la sobrina de María Santa María
- que ese mismo día Juan de Villanueva y su mujer se presentaron en la casa mortuoria, irrumpiendo violentamente en el desarrollo de la subasta, y originando la suspensión de la misma
En la declaración del presbítero Faustino Campo ante el escribano de Haza de Siero figuran como testigos los curas de Las Celadas y Los Tremellos, Lázaro Ruyales y Juan Fernández, respectivamente, así como Julián Campo, vecino de La Nuez de Abajo.
El presbítero Faustino Campo también tuvo que recurrir a los servicios de un asesor, al objeto de elevar su declaración a la Chancillería de Valladolid. Así lo hizo en la persona de Diego Miguel Díez que, con fecha 29 de enero de 1828 solicitando la devolución de la causa a la justicia de Haza de Siero, para así poder cumplir con las últimas voluntades de la testadora.
El fiscal de lo civil de la Real Chancillería de Valladolid, con fecha 30 de enero de 1828, realizó las siguientes apreciaciones, dirigidas a la sala competente:
- que dicha sala se sobresea tanto en la causa contra Juan Villanueva, por su falta de respeto al alcalde de Huérmeces, como en la causa contra dicho alcalde, por haberse extralimitado en sus funciones
- que se devuelva el procedimiento a la justicia de Haza de Siero, competente en la materia, y parte de cuyo expediente se encuentra en poder de la justicia de Castrojeriz
- que se advierta a Juan Villanueva que en lo sucesivo no se oponga por las vías de hecho a las disposiciones judiciales
Y así se pronunció la sala competente, con fecha 6 de febrero de 1828, sobreseyéndose en los dos incidentes y devolviéndolos a la justicia de Haza de Siero.
Desconocemos si finalmente pudo realizarse la pública subasta de los bienes muebles de María Santa María para así hacer frente a los gastos más urgentes; tampoco sabemos si Juan de Villanueva y su esposa María Alonso pudieron cobrar la supuesta donación de los 10.000 reales; de lo que no dudamos en absoluto es de que hubo caudal suficiente para el sufragio "perpetuo" de misas por la salvación eterna de las almas de María Santa María y su primer marido, "don" José Varona Alonso. Y es que las últimas voluntades de un difunto siempre han sido consideradas sagradas, sobre todo si los destinatarios de aquellas eran la Iglesia y sus ministros.
EPÍLOGO: VIDA Y MUERTE DESPUÉS DE UN PLEITO
1. EL PLEITEADOR Y SU ESPOSA: JUAN VILLANUEVA Y MARIA ALONSO
El iracundo Juan Villanueva Díaz de Güemes había nacido en La Nuez de Abajo en 1779, hijo de Francisco Villanueva Pérez e Isabel Díaz de Güemes Díez, vecinos del pueblo. Sus abuelos paternos (Matías y María) eran vecinos de Marmellar de Arriba; sus abuelos maternos (Francisco Antonio y María) lo eran de Villaverde Peñahorada.
Su esposa, lo no menos vehemente María Alonso había nacido en Marmellar de Abajo y era hija de Ángel Alonso. Supongo que el parentesco con su acaudalada tía, María Santamaría Santiago (también natural de Marmellar de Abajo) le vendría por parte del esposo de aquella, José Varona Alonso.
Todo parece indicar que, aunque Juan Villanueva y María Alonso hubieran finalmente percibido los diez mil reales donados por la tía de María, ello no habría contribuido en demasía a consolidar la situación financiera de la pareja.
En 1852 y 1855, unos veinticinco años después del pleito, encontramos sus partidas funerarias y, aunque su texto resulte exiguo, parece traslucir una cierta pobreza, tanto física como mística, en los días finales de sus respectivas vidas.
Firmaba ambas partidas el entonces cura párroco de La Nuez de Abajo, Francisco Peña, que lo fue durante las décadas de 1850 y 1860:
Juan Villanueva natural de La Nuez de Abajo, marido de María Alonso, falleció en dicho pueblo en 1852, a los 74 años de edad, "no hizo testamento ni recibió ningún Santo Sacramento, fue enterrado en el camposanto de la parroquia".
María Alonso, natural de Marmellar de Abajo, vecina de La Nuez de Abajo, viuda de Juan Villanueva, falleció en éste último pueblo tres años más tarde, en 1855, "murió de enfermedad cólera morbo, no hizo testamento por ser pobre, se dio sepelio a su cuerpo en el camposanto de la parroquia".
Resulta explicable el supuesto resentimiento que Juan Villanueva pudiera tener contra curas e iglesias, ya que fue el testimonio de un párroco el que le había complicado la vida allá por 1827.
Más triste aún resultaron los días finales de María: viuda, pobre y fallecida a consecuencia de la epidemia de cólera que asueló la comarca del Úrbel (y media España) en el año de 1855. María fue uno de las quince vecinos de La Nuez de Abajo que perecieron a consecuencia de la epidemia durante un dantesco mes de agosto de aquel año.
Sabemos que Juan y María tuvieron, al menos, tres hijos: Escolástica, Francisco e Isabel, que contrajeron matrimonio en La Nuez de Abajo en los años 1832, 1834 y 1845, respectivamente:
- Escolástica Villanueva Alonso se casó con Francisco Angulo, natural de Lodoso
- Francisco Villanueva Alonso se casó con Gregoria Rojo Rojo, natural de Mansilla
- Isabel Villanueva Alonso se casó con Juan Santos Miguel, natural de Carcedo
2. EL ESCRIBANO DE HAZA DE SIERO: MELCHOR DÍAZ-UBIERNA ARCE
Tras el pleito, la vida continuó para el histórico escribano de la Haza de Siero, natural y vecino de Huérmeces, que tenía una edad de 49 años en aquel lejano año de 1827.
Melchor Díaz-Ubierna Arce (Hces, 1778) se había casado en 1814, en Santibáñez Zarzaguda, con Fidela Vivanco Díez (Santibáñez, 1791). La pareja trajo al mundo a siete hijos: Florentín (1805), Vicenta (1817), Tomás (1819), Juan (1821), Natalio (1824), Petra (1827) y Emeteria (1829).
Tres de aquellos hijos hicieron carrera: Florentín, cura beneficiado de Huérmeces durante medio siglo, administrador y acaudalado propietario; Vicenta, casada con José Ubierna, hijo del cadete de Lences; y Natalio, casado con Salustiana, también hija del cadete de Lences aunque, en este caso, el hijo de Melchor y Fidela acabó con sus huesos en América, huido o emigrado, según qué fuente informativa se utilice (el boletín oficial de la provincia o la memoria familiar).
Tras el pleito, Melchor aún ejerció de escribano de Haza de Siero durante unos pocos años más hasta que, en 1833-1834, comenzó a desguazarse el Antiguo Régimen, a golpe de nuevas divisiones territoriales y judiciales. Suponemos que Melchor continuó ejerciendo -ya como simple escribano de pueblo- hasta su edad de jubilación. Aparte de escribano, Melchor era también labrador.
El escribano Melchor gozó de una prolongada -y aparentemente desahogada- vida, falleciendo en 1862, a la entonces considerable edad de 84 años. Dejó testamento (firmado ante él mismo en 1834) en el que se consignaba que a su muerte se oficiaran por su alma 200 misas con limosna de 5 reales cada una; nombraba testamentarios a su mujer Fidela y a sus hermanos don Patricio y Felipe Díaz-Ubierna; nombraba herederos a su mujer y a los cinco hijos supervivientes.
Su mujer, Fidela Vivanco, falleció seis años después, en 1868, a los 76 años de edad. Tenía la condición de viuda propietaria, o propietaria viuda. Dejó testamento, nombrando testamentarios a sus hijos don Florentín (presbítero) y don Juan Díaz-Ubierna, así como a sus yernos don José Ubierna y don Eleuterio Gómez. Nombraba como herederos a sus cinco hijos supervivientes.
3. EL ALCALDE DE HUÉRMECES Y HAZA DE SIERO: MANUEL GIRÓN ABAD
En 1827 ocupaba el cargo de alcalde de Huérmeces, lo que llevaba parejo el cargo de alcalde mayor (o regente) de la jurisdicción de Haza de Siero (en origen, cargo nombrado por el duque de Medinaceli).
Manuel Girón Abad, hijo de Dionisio y Ángela, había nacido en Ruyales del Páramo hacia el año 1768. Treinta años después, en 1798, contrajo matrimonio con Francisca Valderrama Díaz-Ubierna (Hces, 1769), hija de Mateo y Antonia. La pareja se avecindó en Huérmeces. Manuel y Francisca tuvieron cinco hijos: Sebastiana (1800), Eustaquia (1802), Juana (1804), Primo (1807) y Damiana (1812).
En el año del pleito (1827) Manuel tendría ya una edad de 60 años, por lo que los disgustos parejos al cargo de alcalde no compensarían los posibles emolumentos o dignidades que pudiera percibir. Por lo tanto, y al contrario que el escribano Melchor, suponemos que no contemplaría con pena la desaparición del Antiguo Régimen y sus servidumbres.
Desconozco las fechas exactas del fallecimiento de Manuel y Francisca; supongo que no andarán muy alejadas del intervalo 1830-1835.
4. EL ALGUACIL DE HUÉRMECES: VICTORIANO DÍAZ-TUDANCA ORNILLA
Su intervención en el pleito tuvo un carácter puntual y secundario, pero también merece una mención. No conviene olvidar la importancia que por entonces tenía la figura de alguacil (en el texto aparece citado como "ministro del juzgado de Haza de Siero") en la faceta de transmisor de los bandos y mandatos municipales y judiciales.
Victoriano Díaz de Tudanca Ornilla (Hces, 1792) era hijo de la pareja farola formada en 1777 por Ignacio Díaz de Tudanca González y Manuela Ornilla Huidobro. Victoriano contrajo matrimonio en 1824 con Ignacia González González (Montorio), hija de Ángel y Teresa.
Victoriano e Ignacia tuvieron cinco hijos: Inés (1826), Felipe (1828), Primitiva (1831), Pedro (1834) y Rufino (1837).
En el año del Pleito (1827), el alguacil Victoriano tendría una edad de 35 años, llevaría tres años casado y tendría un hijo.
Victoriano falleció en 1856, a los 64 años de edad. No dejó testamento porque era considerado pobre de solemnidad. Se le dio un funeral de pobre con acompañamiento de las cofradías de Nuestra Señora de las Ánimas y de la Santa Vera Cruz, de las que Victoriano era hermano.
En el padrón de 1886 no aparece ningún Díaz-Tudanca González, por lo que suponemos que los cinco hijos de Victoriano e Ignacia habrían abandonado Huérmeces hacía tiempo.
5. EL TESTIGO FAROL: VICTORIANO MONTERO PÉREZ DE AGUILAR
Vitoriano figura en el pleito como testigo por la parte del alcalde y del escribano de Huérmeces, al haber estado presente en el intento de celebrar la pública subasta de los bienes muebles de la finada María Santamaría, el día 29 de octubre de 1827, en el pueblo de La Nuez de Abajo. Victoriano tenía entonces una edad de 43 años, estaba casado y tenía siete hijos.
Desconocemos el motivo por el cual Victoriano acudió a la almoneda de La Nuez de Abajo, aunque suponemos que estaría interesado en la adquisición (casi siempre a bajo precio) de alguno de los bienes a subastar. Algún vecino de Huérmeces (el alguacil, el alcalde o el propio escribano) le habría anunciado la celebración de la subasta y hasta es posible que hubiera viajado a La Nuez en compañía de aquellos.
Victoriano Montero Pérez de Aguilar (Hces, 1784) era hijo de José Montero Rodríguez y Teresa Pérez de Aguilar, una pareja foránea que se estableció en Huérmeces alrededor del año 1776, y en nuestro pueblo trajeron al mundo a ocho hijos, dando origen a una pequeña saga de Monteros faroles.
Victoriano contrajo matrimonio en Huérmeces, en 1814, con Lorenza Díaz de Tudanca Ornilla (Hces, 1792), hija de Lesmes Díaz-Tudanca Bárcena y María Santos Ornilla Girón.
Victoriano y Lorenza tuvieron nueve hijos: Manuela (1815), Petra (1816), José (1818), María Dolores (1821), Inés (1822), María (1824), Inocencia (1825), Eleuterio (1833) y Eustaquio (1834).
Victoriano falleció en 1853, a los 68 años de edad. No dejó testamento. Lorenza falleció dos años después, en 1855, a los 63 años de edad. Tampoco dejó testamento y fue sepultada con funeral de pobre y acompañamiento de las cofradías. A su muerte le sobrevivían seis de sus nueve hijos.
6. EL PÁRROCO DE LA NUEZ DE ABAJO: FAUSTINO CAMPO
Faustino Campo del Barco (La Nuez de Abajo, 1768) fue cura beneficiado en su pueblo natal durante la mayor parte de la primera mitad del siglo XIX (1806-1849).
Era hijo de José Campo Peña y Francisca del Barco Fernández, naturales de La Nuez de Abajo.
En el Pleito de 1827 resultó más que determinante su intervención, ya que él mismo figuraba como uno de los tres testamentarios y universales herederos de la finada María Santamaría. Su declaración acerca de las actuaciones seguidas por la justicia de Haza de Siero y de la improcedente actuación del vecino Villanueva resultó fundamental para la inhibición de la Chancillería de Valladolid y la devolución del caso a la citada jurisdicción.
Poco más de veinte años después del pleito, en 1849, el cura Faustino falleció en La Nuez de Abajo, a los 70 años de edad, tras 43 años de cura beneficiado en su pueblo. Dejó testamento, siendo su voluntad que a sus honras fúnebres asistieran los curas de Miñón (Pedro Rodríguez), Zumel (Pedro García), Mansilla (Salvador Delgado), Las Avellanosas (Felipe Delgado), Lodoso (Faustino Nebreda), Las Arrebolledas (Francisco Mansilla) y Santa María de Las Celadas (Pedro Aparicio).
Como era relativamente común en aquellos tiempos, las finanzas de un cura párroco estaban muy por encima de la media de los vecinos de un pequeño pueblo de Castilla. Así lo deja entrever el hecho de que el cura Faustino especificara en su testamento cláusulas del tipo: "a cada uno de los nietos de sus cuatro hermanos (Julián, María, Catalina y Sebastián) dejo 500 reales para los que estuvieran solteros y 200 reales para los que estuvieran casados". Y esta es solo un ejemplo de las múltiples cláusulas de tipo económico que contenía el testamento del cura Faustino.
A Faustino Campo le sustituyó como cura párroco de La Nuez de Abajo Francisco Peña, que se mantuvo en el cargo hasta finales de la década de 1860.
[El segundo testamentario y heredero de María Santamaría era Sebastián Campo, nacido en 1766; Sebastián era hermano del cura Faustino y vecino de La Nuez de Abajo]
7. EL ALCALDE PEDÁNEO DE LA NUEZ DE ABAJO: EMETERIO VARONA
El año del pleito, Emeterio tenía una edad de 48 años. Emeterio Varona Villalba había nacido en La Nuez de Abajo en 1779, y era hijo de Plácido Varona Díez y Melchora Villalba del Río. Sus abuelos paternos (José y Ángela) eran naturales de La Nuez de Abajo; sus abuelos maternos (Jacinto y Ángela) lo eran de Zumel.
El abuelo paterno de Emeterio, José Varona (mayor), aparece en la relación de participantes en la cumplimentación del Catastro de Ensenada como "vecino preeminente por el estado noble". Parece ser que su nieto Emeterio continuó con la saga familiar de representantes locales.
Emeterio falleció en 1845, a los 66 años de edad, dejando viuda a Olalla Pérez. Hizo testamento ante Román del Río, escribano de S.M. y vecino de Pedrosa de río Úrbel.
8. LA JUSTICIA DE HAZA DE SIERO
En los tiempos del pleito (1827), España se encontraba en plena "Década Ominosa" (1823-1833), también denominada "segunda restauración del absolutismo", con una dura represión sobre los elementos liberales y con una iglesia ultramontana, cerca ya de arrojarse al abrazo carlista. Al "rey felón" Fernando VII apenas le quedaban seis años de vida, lo mismo que al "Antiguo Régimen" que sobrevivía a su sombra.
Por lo mismo, a la Jurisdicción de Haza de Siero le quedaban también muy pocos años de vida. Los orígenes de aquélla antiquísima "justicia" se remontaban a mediados del siglo XV, al ser instituida la "Alcaldía de Haza de Siero" por el Adelantamiento Mayor de Castilla y continuada desde principios del siglo XVII por los duques de Medinaceli.
La Nuez de Abajo, una pequeña población en la que moraban 61 vecinos (283 almas) era una de las aldeas que pertenecía -en primera instancia civil- a la justicia de Haza de Siero, dentro del entonces extenso partido judicial de Castrojeriz.
En 1833, tras el fallecimiento de Fernando VII, Javier de Burgos dibujó la nueva división territorial de España, con sus nuevas provincias y la desaparición de las antiguas circunscripciones judiciales. La Nuez de Abajo (y la mayor parte del valle del Úrbel) pasaría entonces a depender del partido judicial de Burgos, desligándose definitivamente del lejano Castrojeriz y del cercano Huérmeces.
Al igual que otras jurisdicciones del Antiguo Régimen, desaparecía la justicia de Haza de Siero, aquella que tantos quebraderos de cabeza había causado a los sucesivos alcaldes de Huérmeces, y también aquella que tanta inquina a nuestro pueblo había originado en ciertos pueblos del entorno.
Por su parte, el escribano de la comarca, que antes solía residir en Huérmeces (aunque a veces en otros lugares de la jurisdicción como Miñon o Ruyales), pasó ahora a hacerlo en Santibáñez Zarzaguda, la villa más importante del valle del Úrbel.
Por último, cabe añadir que la Real Chancillería de Valladolid pasaría a denominarse Audiencia Territorial de Valladolid, y ya no constituiría la última instancia judicial del reino.
ANEXO 1: EL TESTAMENTO DE MARIA SANTAMARÍA
En el folio número 130 del libro III de finados (1763-1852) de la parroquia de La Nuez de Abajo, encontramos la partida funeraria de María Santamaría, cuyo contenido transcribimos parcialmente por el interés documental de la misma, en su condición de prototipo de las partidas consignadas durante la primera mitad del siglo XIX en cualquiera de los pequeños pueblos de Castilla:
"...el día 29 de septiembre de 1827 falleció en este pueblo de La Nuez de Abajo María de Santa María, mujer que fue en primeras nupcias de Don José Varona Alonso, vecino de dicho pueblo, y en segundas nupcias de Marcos González, también vecino del mismo; otorgó testamento en 6 de junio de 1826 ante Melchor Díaz Ubierna, escribano de S.M. del número de la Jurisdicción de Haza de Siero y vecino del lugar de Huérmeces, y en él dispuso lo siguiente: que su cuerpo fuese sepultado en la iglesia parroquial del referido de La Nuez de Abajo, en la sepultura que digan sus testamentarios; que levanten su cuerpo los hermanos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, fundada en dicho pueblo, y de la que es hermana; que asistan a su entierro los señores sacerdotes de dicho pueblo y los de los pueblos de Miñón, Mansilla y la villa de Zumel, por quienes en el día de él, siendo hora y si no en el inmediato siguiente, se celebre misa cantada de cuerpo presente con vigilia y responso, y las demás exequias y funerales a disposición de sus testamentarios. Dese para redención de cautivos y cristianos las séptimas acostumbradas. Nombro por testamentarios a Don Juan Rodríguez, vecino de la villa de Santibáñez, y a Don Faustino Campo, presbítero en el referido de La Nuez de Abajo, y a Sebastián Campo, vecino del mismo, a todos juntos y a cada uno in solidum. Instituyó por sus únicos y universales herederos a los referidos Don Juan Rodríguez, Don Faustino Campo y Sebastián Campo, con la obligación de que inviertan en misas y sufragios por bien de su alma, la de su marido José Varona y demás de su obligación, todos cuantos bienes dejase. Diósela sepultura el día treinta de dicho mes en la del primer rumbo debajo de la lámpara, y los testamentarios dispusieron que al llevar el cuerpo a la iglesia se hicieran cuatro [...] y que se hicieran e hicieron tres días de honras y cabo de año con misa, asistiendo los señores curas de Miñón, Mansilla y Zumel. [...]
Nótese que en el testamento [firmado el 4 de octubre de 1791 ante el entonces escribano de Haza de Siero y vecino de Miñón, Pedro Rodíguez] de su primer marido, Don José Varona Alonso [fallecido el 26 de octubre de 1803] dejó todos sus bienes como legítima heredera usufructuaria a María Santa María, su mujer, [...] y que después de los días de la misma, recayeran dichos bienes en Don Vítores Varona, su hermano, y si este falleciera primero es voluntad que sus cabezaleros manden formar inventario de todo el caudal existente que le correspondiera, averiguando su importe y este así mismo se invierta en misas y limosnas hasta el día que finalicen. Firmado en La Nuez de Abajo a 3 de octubre de 1827. Salvador Martínez."
Nos encontramos ante una partida funeraria típica de una persona viuda, sin descendencia y poseedora de bienes en cantidad relativamente importante. En el testamento se establecen en primer lugar las voluntades relativas a las características que debía reunir el entierro y funerales del finado; después, las disposiciones relativas a sus testamentarios, herederos y destino de todos sus bienes.
Era muy propio de aquellos tiempos que todos los bienes del difunto sin descendencia se destinaran (una vez hecho inventario y venta de los mismos) al sufragio de misas por el eterno descanso del finado y su cónyuge. Así eran las cosas en aquellos píos años, cuando el presente de esta vida giraba en torno al futuro del alma en la otra.
ANEXO 2: EL APELLIDO VILLANUEVA EN HUÉRMECES
El apellido Villanueva llegó a Huérmeces en fecha tan tardía como el año 1844, y lo hizo en la persona de Eusebio Villanueva Peña (La Nuez de Abajo, 1822) que, casualidades de la vida comarcal, era sobrino de Juan Villanueva, el del Pleito.
Eusebio era hijo de Lorenzo Villanueva Díaz de Güemes (La Nuez de Arriba) y Gabriela Peña Calzada (Las Avellanosas), avecindados en La Nuez. Por lo tanto, Lorenzo, el padre de Eusebio, era hermano de Juan, el iracundo pleiteador.
Eusebio llega a Huérmeces en 1844, al contraer matrimonio con María Cruz Varona Díaz-Ubierna (Hces, 1818). La pareja se estableció en nuestro pueblo y trajo al mundo a cuatro hijos: Francisca (1846), Toribio (1849), Julián (1850) y Gabriela (1858).
Hasta donde sabemos, solo dos de los hijos de Eusebio y Maricruz (Francisca y Julián) se establecieron en Huérmeces. Y esta fue su descendencia:
1. Francisca Villanueva Varona contrajo matrimonio en 1866 con Marcelino García González (Hces, 1841); tuvieron seis hijos: Dorotea (1867), Julián (1869), Íñigo (1872), Florencio (1875), Teresa (1877) y Juan Francisco (1882). Solo Dorotea e Íñigo se establecieron en Huérmeces.
1.1 Dorotea García Villanueva se casó hacia 1894 con Dionisio Alonso Alonso (Hces, 1870); tuvieron cinco hijos: Francisca (1895), Justo (1897), Basilia (1899), Andrés (1902) y Jovita (1905), esta última fallecida al poco de nacer.
1.2 Íñigo García Villanueva contrajo matrimonio en 1900 con Juliana Ubierna Fontúrbel (Hces, 1882); tuvieron nueve hijos, de los que únicamente tres sobrevivieron a la infancia: Marcelino (1902), Felisa (1904) y Jaime (1908).
2. Julián Villanueva Varona contrajo matrimonio hacia 1877 con Lucía Varona Ubierna (Hces, 1852) y tuvieron cinco hijos: Prudencio (1878), Cecilia (1879), Eleuterio (1883), Benita (1885) y María (1888). Los cuatro primeros se establecieron en Huérmeces; María ingresó en una institución religiosa, aunque no he sido capaz de saber en qué congregación concreta y en qué destinos.
2.1 Prudencio Villanueva Varona se casó en 1908 con Casilda Varona García (Hces, 1882) y tuvieron seis hijos: Marino (1908), José (1910), Margarita (1913), Isaías (1914), Maura (1916) y María Luz (1918), de los cuales únicamente Margarita y María Luz sobrevivieron a la infancia
2.2 Cecilia Villanueva Varona se casó hacia 1902 con Antonio García Villalvilla (Hces, 1874) y tuvieron trece hijos, de los que ocho salieron adelante: Lucio (1903), Félix (1904), Antonio (1912), Lucas (1914), Julio (1915), Natividad (1918), Gloria (1920) y Francisco (1922)
2.3 Eleuterio Villanueva Varona se casó hacia 1910 con Rosenda González Girón (Hces, 1890) y tuvieron nueve hijos, de los que siete salieron adelante: Teófilo (1911), María (1912), Epifanio (1914), Amancio (1916), Silvano (1916), Francisco (1918), Víctor (1919), Benedicta (1920) y Fidela (1923)
2.4. Benita Villanueva Varona se casó hacia 1913 con José Marín Varona (Celada del Camino, 1887) y tuvieron siete hijos: Maura (1914), Felisa (1915), María Asunción (1917), Santiago (1920), Elena (1922), Amadeo (1924) y Florencio (1927)
En la actualidad, una buena parte de los descendientes de estos Villanuevas faroles reside en Cataluña. También encontraremos Villanuevas oriundos de Huérmeces en Burgos, Madrid y Navarra.
FUENTES
Archivo de la Real Chancillería de Valladolid:
- Pleitos Civiles: Pleitos Olvidados de la Escribanía de Francisco Simón y Moreno: Caja 126,2 ("Expediente de diligencias judiciales a instancia de Juan de Villanueva, como marido de María Alonso, vecinos de La Nuez de Abajo, relativo a su imputación por falta de respeto al alcalde de Huérmeces") [9 folios, por ambas caras]. Puede consultarse un resumen del contenido de la signatura en PARES: Pleito de Juan de Villanueva
- Por error, una buena parte del pleito anterior se encontraba archivada en otro expediente de la Chancillería: Pleitos Civiles: Pleitos Olvidados de la Escribanía de Pérez Alonso; Caja 1063,4 ("Pleito del Concejo de Huérmeces con Santiago González, vecino de San Pantaleón del Páramo, sobre denuncia hecha de la obra que Santiago González hace para elevar la presa del molino...") [247 folios, por ambas caras, de los que los 50 últimos pertenecen al pleito de Juan de Villanueva, vecino de La Nuez de Abajo]. Puede consultarse un resumen del contenido de la signatura en PARES: Pleito de Santiago González
Archivo Diocesano de Burgos:
- Libro de Bautizados de la parroquia de San Vicente Mártir de La Nuez de Abajo, I (1661-1785): folios 189, 198, 229, 231 y 293
- Libro de Bautizados de la parroquia de San Vicente Mártir de La Nuez de Abajo, II (1785-1828): folio 306
- Libro de Casados de la parroquia de San Vicente Mártir de La Nuez de Abajo, IV (1787-1852): folios 17, 44, 45 y 57
- Libro de Finados de la parroquia de San Vicente Mártir de La Nuez de Abajo, III (1763-1852): folios 15, 130, 178 y 185
- Libro de Finados de la parroquia de San Vicente Mártir de La Nuez de Abajo, IV (1852-1901): folios 2 y 14