sábado, 2 de noviembre de 2024

Turrientes: un apellido toponímico en el Huérmeces de los siglos XVII y XVIII


Por lo que aparece consignado en el libro de bautizados de Huérmeces, a mediados del siglo XVII y principios del XVIII nacieron en nuestro pueblo 16 criaturas que portaban Turrientes como apellido materno.

Dado que este apellido -claramente burgalés- constituye en la actualidad una verdadera rareza, me ha parecido interesante dedicarle una entrada.

Fueron tres mujeres (María, Isabel y Ángela) las portadoras del apellido Turrientes que emparejaron con hombres (faroles y foráneos) y se establecieron en nuestro pueblo. 

Probablemente, por la cercanía en las fechas de nacimiento de sus respectivos hijos, María e Isabel eran hermanas, aunque desconocemos exactamente de dónde procedían, por la parquedad de los apuntes bautismales de aquellos años; puede que lo hicieran de Quintanaloma, localidad en la que habían nacido los padres de Isabel.

Algo más sabemos de la tercera mujer Turrientes, Ángela. Sus padres eran vecinos de la ciudad de Burgos, por lo que suponemos que Ángela nació allí. Contrajo matrimonio con Francisco de Andrés, cuyos padres eran vecinos de Rioseras, por lo que también suponemos que allí nació su hijo. 

Ángela y Francisco no debieron de residir muchos años en Huérmeces, ya que no vuelve a aparecer ningún hijo suyo en el libro de bautizados. Por otra parte, en los apuntes bautismales de María y María Santos, se califica a sus padres como "habitantes" de Huérmeces, no como "vecinos". Probablemente, Ángela y Francisco ejercían la profesión de pastores, y residieron pocos años en nuestro pueblo.

Este es el resumen de las partidas bautismales, agrupadas por parejas parentales:

1. Juan Díaz-Ubierna Espinosa (Hces, 1614) y María Turrientes; tuvieron ocho hijos nacidos en Huérmeces: Ana (1642), María (1644), Juan (1645), Emerenciana (1647), María (1650), Isabel (1652), Gracia (1653) y Polonia (1656) 

[María Turrientes falleció en Huérmeces en 1669, lo que indica que la familia Díaz-Ubierna Turrientes sí que disfrutó de permanencia residencial en nuestro pueblo]

2. Pedro Díaz-Mata Díaz-Ubierna (Hces, 1617) e Isabel Turrientes (Quintanaloma); tuvieron seis hijos nacidos en Huérmeces: María (1645), Pedro (1647), Catalina (1648), Isabel (1652), Juana (1654) y Casilda (1656)

[la boda de Pedro e Isabel se celebró en Huérmeces en 1642, en contra de la costumbre de casarse en el pueblo de la novia (Quintanaloma, en este caso); Pedro Díaz-Mata Díaz-Ubierna falleció en 1659, quince años después de la boda] 

3. Francisco Andrés Moral (Rioseras) y Ángela Turrientes González (Burgos) tuvieron dos hijos nacidos en Huérmeces: María Josefa (1707) y María Santos (1710)

[la boda de Francisco y Ángela no se celebró en Huérmeces; María Josefa falleció a los dos meses de su nacimiento; no hemos encontrado anotaciones relativas a ninguno de los otros tres miembros de la familia Andrés Turrientes en los libros de casados y difuntos de Huérmeces, por lo que suponemos que la pareja y su hija María Santos abandonaron el pueblo al poco del nacimiento de esta]

Este fue el efímero paso del apellido Turrientes por los libros parroquiales de Huérmeces. Puede que alguno de los hijos de las dos primeras parejas, avecindadas en el pueblo, tuviera alguna continuidad residencial en el Huérmeces de mediados del siglo XVII, aunque el carácter materno del apellido Turrientes dificulta en parte su localización en apuntes posteriores.

Por otra parte, no he encontrado persona alguna portadora del apellido Turrientes en los padrones de población de Huérmeces de finales del siglo XIX y principios del XX.


EL APELLIDO TURRIENTES EN LA ESPAÑA ACTUAL

Hoy en día, únicamente 118 personas llevan Turrientes como primer apellido; y otras 110 lo hacen como segundo. Se trata, por lo tanto, de un apellido minoritario y en claro trance de desaparición.

Una buena parte de esas 228 personas Turrientes residen o proceden de la provincia de Burgos. También aparecen varios Turrientes en la provincia de Guipúzcoa.

Otra variedad del apellido, "Torrientes", es portada por 42 personas como apellido paterno y 73 como materno. También se trata de un apellido claramente burgalés.

En el siglo XIX, Turrientes era un apellido relativamente común en algunas comarcas de Álava (Labastida), con ramificaciones en Guipúzcoa y La Rioja, aunque era -sobre todo- un apellido originario y arraigado en la provincia de Burgos.

[Quizás hoy en día, para muchas personas, Turrientes no sea considerado un apellido que suene tan raro, debido a que lo porta un futbolista de primera división, Beñat Turrientes Imaz (Beasáin, 2002), que juega en la Real Sociedad de San Sebastián y ha sido internacional en la selección nacional de fútbol sub-21]


EL APELLIDO TURRIENTES EN LA PROVINCIA DE BURGOS 

En los censos electorales de la provincia de Burgos, publicados para los años 1890, 1930, 1936, y 1945, aparecen varias personas portadoras del apellido Turrientes, con una clara preeminencia geográfica (capital provincial aparte): la comarca de los Montes de Oca y municipios cercanos (burebanos casi todos), zonas todas ellas cercanas a la pequeña localidad de Turrientes.

Censo electoral de 1890 (solo masculino): varones, mayores de edad, que llevan el apellido Turrientes como paterno o materno, por municipios:

Belorado (1), Burgos (2), Cameno (1), Lences (1), Merindad de Montija (1), Pradoluengo (2), Tosantos (3) y Vileña (1); como curiosidad, cuatro de las anteriores personas eran molineros; de las 14 personas con apellido Turrientes, 4 lo portan como apellido paterno y 10 como apellido materno.

Censo electoral de 1930 (solo masculino): varones, mayores de edad, que llevan el apellido Turrientes como paterno o materno; por municipios:

Atapuerca (1), Belorado (3), Briviesca (1), Burgos (14), Castil de Carrias (2), Fresneda de la Sierra Tirón (1), Ibeas de Juarros (1), Lences (1), Monasterio de Rodilla (1), Pradoluengo (2), Tosantos (5), Villamayor de los Montes (1); de las 33 personas con apellido Turrientes, 13 lo portan como apellido paterno y 20 como materno.

Censo electoral de 1936 (universal): hombres y mujeres, mayores de edad, que llevan el apellido Turrientes como paterno o materno; por municipios:

Atapuerca (1), Belorado (4), Briviesca (1), Burgos (22), Castil de Carrias (1), Espinosa de los Monteros (1), Garganchón (1), Ibeas de Juarros (1), Lences (1), Medina de Pomar (1), Monasterio de Rodilla (2), Pradoluengo (7), Quintanapalla (2), Rubena (1), Santa Cruz del Valle Urbión (1), Tosantos (4), Villambistia (2), Villangómez (1); de las 54 personas con apellido Turrientes, 19 lo portan como apellido paterno y 35 como materno.

Censo electoral de 1945 (universal): hombres y mujeres, mayores de edad, que llevan el apellido Turrientes como paterno o materno; por municipios:

Belorado (1), Briviesca (1), Burgos (22), Condado de Treviño (1), Garganchón (1), Monasterio de Rodilla (1), Oña (1), Pradoluengo (5), Quintanavides (1), Tosantos (3), Villagalijo (1), Villahoz (1), Villambistia (1); de las 40 personas con apellido Turrientes, 18 lo portan como apellido paterno y 22 como materno.

Puede observarse, para el apellido Turrientes en la provincia de Burgos, una clara prevalencia del apellido materno sobre el paterno, lo que explicaría la progresiva desaparición del apellido en las décadas siguientes; dicha desaparición se constata a nivel nacional, con independencia de los movimientos migratorios de los años sesenta y setenta.

Por otra parte, también se constata que durante la primera mitad del siglo XX resulta frecuente la aparición del apellido Turrientes tanto en la prensa burgalesa (El Diario de Burgos, El Castellano) como en el Boletín Oficial de la Provincia de Burgos; a partir de mediados de siglo, sin embargo, se aprecia un clara disminución de las reseñas que contienen dicho apellido. Algo parecido sucede con el apellido "Torrientes", considerado una variación de "Turrientes".


EL SUPUESTO ORIGEN DE UN APELLIDO TOPONÍMICO: TURRIENTES, UNA PEQUEÑA ALDEA EN TIERRAS DE JUARROS

La primera referencia documental del lugar aparece en la Colección Diplomática del Monasterio de San Salvador de Oña. En un documento datado en el año 1100 puede leerse Torrientes.

En el Becerro de las Behetrías no aparece, ya que faltan los datos correspondientes a la Merindad de Rioja-Montes de Oca, a la que pertenecía la aldea.




En el Catastro de Ensenada aparece como Torrientes, lugar de realengo, jurisdicción de Villafranca Montes de Oca, partido de Juarros, con una población aproximada de 100 habitantes, incluyendo a dos curas, el beneficiado (que era ciego) y un capellán sirviente. Los apellidos más comunes eran Solórzano, Franco, Ortiz y Barrio.

En el Diccionario de Miñano (1826) también aparece com Torrientes, lugar encuadrado en el partido de Juarros, con una población de 28 vecinos (113 almas).




En el Diccionario de Madoz (1850) ya aparece como Turrientes, una aldea con ayuntamiento propio, englobada en el partido judicial de Belorado; sus datos demográficos (17 vecinos, 58 almas) resultan poco creíbles.




Las estadísticas arzobispales nos cuentan que, en 1863, Turrientes tenía 29 vecinos (131 almas), un cura párroco (Pedro Contreras) y una iglesia rural de segunda (San Andrés Apóstol), perteneciente al arciprestazgo de Villafranca.

Nueve años más tarde, en 1872, Turrientes tiene 30 vecinos (122 almas), y como cura sirviente aparece un franciscano, párroco de La Aguilera.

En el censo electoral de 1890 aparecen 17 vecinos (unas 70 almas), todos labradores; predominan los apellidos Barrio, Contreras, Franco, Melchor, Moneo, Puente, Solórzano y Uzquiza (se conservan varios de los que aparecen en el Catastro de Ensenada). El maestro y el cura residen en la cabeza municipal, Cerratón de Juarros.

En 1894, el "Indicador General" de la provincia de Burgos nos cuenta que Turrientes es un lugar agregado a Cerratón de Juarros, con una población de 98 habitantes, un párroco y un maestro.



  

Hoy en día, tras el éxodo rural de la segunda mitad del siglo XX, Turrientes sigue perteneciendo al municipio de Cerratón de Juarros y tiene una población empadronada de 13 habitantes. Otra cosa diferente es la población real, la que duerme en el pueblo la mayor parte del año.


TURRIENTES: UN PUEBLO SEMISEPULTADO A PRINCIPIOS DE LOS AÑOS SESENTA DEL SIGLO XX

Turrientes era por entonces una pequeña población, perteneciente al municipio de Cerratón de Juarros, de 20 vecinos (87 habitantes), que aún disponía de maestra (Olivia-Lucía García Méndez). Los servicios religiosos eran proporcionados por el párroco de Cerratón, Benito Temiño Ruiz, que llegó a ejercer puntualmente de maestro para los niños de Turrientes en los años cuarenta, debido a la dificultad para cubrir la plaza de maestro para un pueblo tan pequeño y mal comunicado.


Catastrón Hoja 201-Belorado (1937); la vieja iglesia, en la ladera izquierda


En marzo de 1962 saltó a la prensa local una alarmante noticia: Turrientes, la aldea de la pequeña comarca de Juarros, se encontraba gravemente amenazado por unos corrimientos de tierras. Habían resultado gravemente afectadas cinco viviendas y la iglesia del pueblo, situadas sobre la ladera occidental del vallejo dónde se enclava el pueblo.


Diario de Burgos, 17 de abril de 1962


Durante las semanas siguientes, se produjeron las visitas de rigor de las autoridades provinciales; principalmente, el gobernador civil (José Utera Molina) y el presidente de la Diputación (Fernando Dancausa de Miguel); David Moneo Arnáiz era por entonces el presidente de la junta vecinal de Turrientes; los prebostes provinciales ofrecieron dos posibles soluciones: la reconstrucción de las casas dañadas en otro lugar del pueblo menos expuesto, o la construcción de un pueblo nuevo en terrenos municipales de Cerratón.




No se construyó un pueblo nuevo; desconozco si se reconstruyeron las viviendas afectadas; lo que sí que sabemos es que, cinco años más tarde, en mayo de 1967, una nueva iglesia fue inaugurada, con asistencia del arzobispo de Burgos (Segundo García de Sierra y Méndez) y demás autoridades eclesiásticas. Dice la reseña periodística de la época que el edificio "responde en su línea arquitectónica y en su distribución interior a las directrices litúrgicas aprobadas en el Concilio Vaticano II". Hoy, casi sesenta años después, la iglesia sigue en pie, justo a la entrada del pueblo, en la ladera opuesta a la afectada por los corrimientos de tierra de 1962.




Parece ser que las laderas que rodean a Turrientes acabaron por estabilizarse, y que no se produjeron nuevos movimientos de tierras. Lo que no se estabilizó fue la demografía del lugar, ya que el éxodo rural de los sesenta y setenta no tuvo consideración alguna con el maltratado pueblo. Turrientes quedó desierto de gente hacia el año 2000, cuando su último habitante (Basilio o Isidro, no se ponen de acuerdo las fuentes consultadas) abandonó el lugar. Basilio, o Isidro, fue el último "raposo", que ese era el tradicional gentilicio de los lugareños.





Hoy en día, sin embargo, gran parte del caserío se encuentra reconstruido y con signos evidentes de vida demográfica. El lugar reúne cierto encanto, con pintorescos rincones y abundante riqueza forestal en el entorno. 




EL HAYA CENTENARIA DE TURRIENTES

Es probable que, a mediados del siglo XVII, cuando María e Isabel Turrientes llegaron a Huérmeces para formar una familia con sendos vecinos faroles (Juan Díaz-Ubierna y Pedro Díaz-Mata, respectivamente), esta haya centenaria ya alcanzara un porte y tamaño destacables.

 



Hoy, casi cuatrocientos años después, luce espléndida, sin aparentes achaques propios de su ya provecta edad. Este destacable ejemplar de Fagus sylvatica se encuentra en un paraje situado en la confluencia de dos arroyos (torrentes), a apenas 800 metros al sur del caserío del pueblo, y alcanzable en 15 minutos de plácido paseo.

No existe ningún tipo de señalización, aunque en la red encontrarás detalles del corto recorrido. En un año normal, la época ideal para observar al haya en todo su colorido otoñal llega a mediados de noviembre. Este año, en el que se han adelantado ligeramente los fríos otoñales, quizás una semana antes.





OTROS TURRIENTES/TORRIENTES

TORRIENTES: en los Diccionarios de Miñano y Madoz aparece consignado un despoblado (1710) de la provincia de Guadalajara, partido judicial de Brihuega, término jurisdiccional de Alarilla

TORRIENTE: en el Diccionario de Miñano aparece este lugar de realengo, perteneciente al partido de Albarracín, provincia de Aragón (hoy Teruel), con una población de 189 vecinos (870 almas); en realidad, se trata de una errata, ya que debería figurar como TERRIENTE, un municipio que hoy alcanza los 206 habitantes

LAS TURRIENTES: en el Diccionario de Madoz aparece este barrio, perteneciente al lugar de Arredondo, provincia de Santander, partido judicial e Ramales

TURRIENTE: arroyo y barranco por el que desagua en el Ebro la Hoya de Huidobro; de corto pero retorcido recorrido, puede llegar a drenar una importante cantidad de agua durante episodios de fuertes lluvias o deshielos, aunque llegue a secarse en verano


FUENTES

Archivo Diocesano: Libro de Bautizados de la parroquia de San Juan Bautista de Huérmeces; Libro I (1611-1680), Libro II (1680-1734)

 

sábado, 19 de octubre de 2024

Párrocos para después de una guerra

 


Tañe la campana vistiendo sus faldones
Murmurando oraciones, flota pasillo abajo
De la alcoba al sagrario su camino diario
Misa de siete, rosario de nueve

Don Roque, piedra de toque
De aquella iglesia española
Vieja gloria, vencejo añejo
Que ha escrito páginas de historia

En sus noventa años de cura provinciano
Libró contra Satán noventa mil batallas
Y salvó del infierno a un puñado de almas
Con sus rezos y penitencias largas

Don Roque, piedra de toque
De aquella iglesia española
Vieja gloria, vencejo añejo
Que ha escrito páginas de historia

Fue buen catador del vino de su tierra
Jugador del mus y el dominó en la taberna
Y al calor del casino charla con sus amigos
Sobre la guerra y los tiempos perdidos

Don Roque, piedra de toque
De aquella iglesia española
Vieja gloria, vencejo añejo
Que ha escrito páginas de historia

Se le apagan las luces de bendecir cruces
Y le sacan con los pies p'alante
A este cura caballero, a este santo arrepentido
Que bajo el manto de la Virgen se ha dormido

Don Roque, piedra de toque
De aquella iglesia española
Vieja gloria, vencejo añejo
Que ha escrito páginas de historia

Evangelina Sobredo Galanes (1975)



DÉCADAS DE CATOLICISMO INTEGRISTA Y ANTICLERICALISMO

Para entender este proceso de acción y reacción que sufrió la España del siglo XIX y primeras décadas del XX, tenemos que retroceder hasta las Cortes de Cádiz (1810-1814), el Trienio Liberal (1820-1823) y la Desamortización de Mendizábal (1836-1837).

Estos tres intentos de limitar el desorbitado poder económico, social y político de la Iglesia Católica española tuvieron dispar resultado y, por contra, sirvieron para activar movimientos catolicistas integristas durante el Sexenio Absolutista (1814-1820) y la Década Ominosa (1823-1833) que, aprovechando la crisis dinástica, acabaron por apuntarse al bando del pretendiente durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840).

Durante este último periodo se produjeron eventos tan salvajes como la matanza de frailes en Madrid (1834), en medio de una grave epidemia de cólera, y los motines anticlericales de 1835, de graves consecuencias en Zaragoza, Reus y Barcelona.

El Concordato de 1851, firmado entre España y la Santa Sede, sirvió para que la Iglesia recuperara gran parte de aquel poder perdido durante la primera mitad del siglo XIX. 



Durante la época de la Restauración (1875-1931) se produjeron varios episodios de anticlericalismo, que tuvieron su máxima expresión durante la Semana Trágica de Barcelona (1909).

La llegada de la Segunda República (1931) no calmó los ánimos y se produjeron violentos episodios como la quema de conventos en Madrid y Málaga. Durante la Revolución de Asturias (1934) también se registraron violentos episodios anticlericales.

Con la Guerra Civil (1936-1939), la enorme grieta que separaba a la España catolicista y a la España anticlerical no hizo sino manifestarse sin freno alguno. En la zona republicana se produjo una evidente persecución religiosa y en la zona "nacional" comenzaron a cimentarse los fundamentos de la "Nueva España".

El nuevo régimen nacionalcatolicista de Franco, que entró bajo palio en la iglesia de Santa Bárbara de Madrid al día siguiente del "desfile de la Victoria", quedaba así bendecido por la jerarquía católica. A cambio, la Iglesia gozaría de un enorme poder en los ámbitos cultural, educativo, asistencial y económico.


LA IGLESIA, MUY REFORZADA TRAS LA GUERRA CIVIL, SE CONVIERTE EN DUEÑA Y SEÑORA DE LA POSGUERRA

Nació así una época, larga época, denominada Posguerra (1939-1959) durante la cual los curas y frailes ejercieron una contumaz influencia sobre lo cotidiano, de tal manera que aquella ascendencia clerical empapaba a todo y a todos.

Fue entonces cuando aquel añejo y rancio poderío eclesiástico, más propio del siglo XIX que del XX, adquirió carácter oficial, apareciendo impreso en boletines locales, provinciales y nacionales, en libros escolares y en discos musicales, en fiestas y ferias, en nacimientos, emparejamientos y defunciones. Desde la cuna hasta la tumba, pasando por la cama, todo estaba impregnado de un fuerte aroma a incienso. 




Y hubo algunos curas, afortunadamente no todos, que se tomaron muy en serio ese nuevo empoderamiento, una vez promulgado y bendecido por todas las instancias. Fueron curas omniscientes, omnipresentes y omnipotentes, y algunos ejercieron dichos súper poderes durante mucho tiempo, quizás demasiado.

No se trataría de diferenciar entre curas "buenos" y "malos", sino de explicar los motivos por los que algunos clérigos se abrazaron sin disimulo a los beneficios otorgados por el nuevo régimen y otros, sin embargo, dieron prioridad a su labor pastoral, por encima de resentimientos o inclinaciones vengativas.



 

Todos hemos escuchado hablar de alguno de estos clérigos que desarrollaron buena parte de su labor pastoral durante los más crudos años de la posguerra. Raro es el pueblo del entorno que no disfrutó de los prolongados servicios de uno de estos párrocos, que dejaron su impronta en el lugar. 

La memoria popular de estos pueblos cuenta cómo ciertos curas ejercieron su poder sin contemplaciones. Cuenta cómo, si eras un infante y osabas no saludar al cura como Dios mandaba (besándole la mano), tenías el capón asegurado. Cuenta cómo, si eras un vecino y no participabas en los aportes "voluntarios" de paja, leña, leche, huevos y trabajo personal, tenías el infierno ganado. 




Cuenta cómo, si eras moza casadera y, por lo que fuera, tu familia tenía algún contencioso con el cura, tenías malos informes garantizados. Cuenta cómo, si eras un maestro y, también por lo que fuera, no le caías bien al cura, tenías castigo administrativo merecido. 

Cuenta cómo, si eras persona anciana o enferma, y temerosa de Dios, el cura de turno trataría de convencerte de que donar tus escasos bienes a la Iglesia sería la mejor garantía para lograr un tránsito purgatorial lo más rápido e indoloro posible.  




Pudiera realizarse un esforzado ejercicio de comprensión y/o disculpa de estos procederes poco consecuentes con los postulados caritativos de la doctrina cristiana que estos curas deberían haber ejemplificado. También pudiera ser que alguien no considere adecuado juzgar conductas de hace ochenta años desde la óptica de nuestros días.

Pudiera ser que alguno de estos curas guardara años de resentimiento por los sucesos anticlericales acaecidos en los años anteriores a la guerra civil, pero ello no debería justificar su poco cristiano afán de venganza, y más aun en un rincón de Castilla en el que el anticlericalismo no tuvo apenas lugar. 



Pudiera ser que alguno de estos curas tuviera muchas responsabilidades familiares, aunque ello no debiera justificar el desmesurado amor por el dinero que alguno mostró. Sabemos que algunos curas tenían a su cargo a sus ancianos padres, a sus jóvenes hermanos, o incluso a sus más jóvenes sobrinos, y que el sueldo de párroco no daba para tanto.

Por la casa rectoral pasaron muchos familiares y algunos se aprovecharon de las influencias y contactos del cura tío o del cura hermano. También es cierto que muchas madres, hermanas o sobrinas del cura acabaron por ejercer labores más propias del servicio doméstico ("criadas" se llamaban entonces) que de un familiar querido o cercano.



Ya hemos dicho que no todos los curas actuaron de igual forma, ya que hubo muchos sacerdotes que se dedicaron, sobre todo, a ayudar y consolar a sus parroquianos, a bautizar a los recién nacidos, a casar a las parejas y a enterrar a los muertos, sin ejercer en ningún momento todo ese poderío extra otorgado por autoridades civiles y eclesiásticas.

Y es que los curas, por mucho que hablen de lo divino y con lo divino, no dejan de ser humanos y, como tales, unos dejaron buenos recuerdos, y otros, no.


[las siete fotografías que ilustran el texto anterior pertenecen a la saga de cinco películas franco-italianas acerca del cura "Don Camilo", protagonizadas por el actor cómico francés Fernandel: "Don Camilo" (1952), "El regreso de Don Camilo" (1953), "Don Camilo y el honorable Peppone" (1955), "Don Camilo, monseñor" (1961) y "El camarada Don Camilo" (1965)]


PÁRROCOS DE POSGUERRA EN HUÉRMECES Y OTROS PUEBLOS DEL ENTORNO INMEDIATO

En algunos pueblos de la comarca del Úrbel y entorno, prestaron sus servicios curas que mantuvieron una prolongada estancia en el puesto de párroco, superior a los veinte años. En algunos casos, esta longevidad clerical hizo aún más penosa la posguerra. En otros, sin embargo, los pueblos lloraron la despedida del cura de toda la vida, bien por fallecimiento, bien por jubilación, bien por su partida hacia otro destino.

En la tabla siguiente incluimos la relación de los 20 párrocos más "longevos" en un mismo destino, presentados en orden de mayor a menor longevidad:




En algunos casos, los datos relativos a los años de servicio en cada pueblo solo tienen un carácter aproximado, ya que suelen producirse "vacíos temporales" en la serie de reseñas periodísticas consultadas, principal fuente de información al respecto.

En la relación siguiente, se detallan los nombres y circunstancias de los "párrocos de posguerra" que prestaron sus servicios en unos 40 pueblos del entorno de Huérmeces; se han incluido algunos párrocos que, aunque no permanecieron en el puesto mucho tiempo, su figura resulta peculiar o está rodeada de alguna circunstancia que merece la pena conocerse (por tener su nombre grabado en una campana; por abandonar pronto la diócesis de Burgos y hacer carrera en otra; por hacer carrera en el ejército; por poseer una moto para atender a sus parroquias; por disponer de licencia de armas; por ejercer puntualmente de maestro; por su reconocida bonhomía, etc).



Arcellares del Tozo

Alejandro Bielba Pérez [1888]

Párroco de Arcellares durante dieciséis años (1925-1941)

Ordenado sacerdote en 1914; durante su estacia en Arcellares ejerció durante cuatro años como maestro del vecino pueblo de Pedrosa de Valdelucio; en 1937 se presentó como sacerdote voluntario para servir en el Ejército, siendo destinado al Regimiento de Caballería nº 1; en 1945 aparece destinado en Cenera de Zalima, localidad de Aguilar de Campoo desaparecida a principios de la década de 1960 por la construcción del embalse; su nombre figura inscrito en el medio pie de una de las campanas de la iglesia de Arcellares, la "San Esteban" (1938, Juan Pérez Manjón, fundidor de campanas de Santa Cruz del Tozo)



Avellanosa del Páramo

Ireneo Rilova López [Sasamón, 1877]

Párroco de Avellanosa del Páramo durante, al menos, 24 años (1925-1949)

Ordenado sacerdote en 1905; con anterioridad a Avellanosa, estuvo destinado en Villahizán de Treviño (1908) y Sandoval de la Reina (1916-1925)



Bustillo del Páramo (y Acedillo y Hormazuela)

Daniel Blanco Herrero [Nidáguila, 1890 - Burgos, 1976]

Párroco de Bustillo durante, al menos, dieciocho años (1945-1962)

Ordenado sacerdote en 1912; también estuvo destinado en Quintanaloma (1924), San Clemente del Valle (1927), San Vicente del Valle (1929) y Nidáguila (1935); falleció en Burgos, a los 86 años de edad



Castrillo de Rucios (y Mata Sobresierra)

Ezequiel Hidalgo Serna [La Nuez de Arriba, 1898-Ezquerra, 1958];

Párroco de Castrillo (y sirviente de Mata) durante, al menos, catorce años (1925-1939)

Ordenado sacerdote en 1924; primer destino como ecónomo en Hontomín (1924); durante la guerra civil, fue impulsor de las sanciones contra dos maestros de la zona: la maestra de Castrillo, Felipa Díez Pérez, y el maestro de Mata, Lucio Fernández Díez; la denuncia contra la maestra tuvo su origen en viejas rencillas entre el cura y la familia de Felipa; en el  censo de 1945 aparece destinado en la parroquia de Villagalijo, y sirviente de la de Ezquerra, dónde falleció a los 60 años de edad

Narciso Hidalgo Serna [La Nuez de Arriba, 1912-Burgos, 1981]

Párroco de Castrillo durante, al menos, treinta y seis años (1945-1981)

Ordenado sacerdote en 1935; aparece destinado en Valdecañas de Cerrato (1941); hermano de Ezequiel, al que acabó por relevar como párroco de Castrillo; falleció siendo párroco de Castrillo, a los 69 años de edad



Celada de la Torre

Mateo Rodrigo Pesquera [1870]

Párroco de Celada de la Torre durante, al menos, cinco años (1941-1946)

Ordenado sacerdote en 1898; con anterioridad a Celada, estuvo destinado en Villafría (1923), Bozoo (1930) y Santa Olalla de Bureba (1931); a Celada llegó a la ya avanzada edad de 71 años



Coculina (y Acedillo)

Vicente García Calderón [1905]

Párroco de Coculina durante, al menos, seis años (1945-1951)

Ordenado sacerdote en 1930; en 1932 aparece destinado en Pozancos (Palencia); en 1951 es destinado como ecónomo a Tubilleja y Tudanca y servidor de Colinas de Valdivielso y Villanueva Rampalay; en 1961 es nombrado ecónomo de Avellanosa de Rioja y servidor de Eterna

Emilio Serrano Heras [Burgos, 1925]

Párroco de Coculina durante cinco años (1951-1955)

Ordenado sacerdote en 1951; a Coculina llegó como regente y como servidor de Melgosa, Acedillo, Hormazuela y Brullés; en 1955 ingresó en el Cuerpo Eclesiástico del Ejército, dónde hizo carrera, llegando al grado de coronel capellán teniente vicario, siempre destinado en la Región Militar Pirenaica Occidental con sede en Burgos





Las Hormazas

Moisés Tobar Calzada [San Pedro Samuel, 1898]

Párroco de Las Hormazas durante, al menos, veintiún años (1941-1961)

Ordenado sacerdote en 1923; con anterioridad a Las Hormazas estuvo destinado en Avellanosa del Páramo (1924) y Cebrecos (1925-1936)



Huérmeces

Félix López Hidalgo [Villanueva de Argaño, 1894 - Burgos, 1973]:

Párroco de Huérmeces durante 31 años (1926-1957)

Ordenación sacerdotal en 1918, en Burgos; con anterioridad a Huérmeces estuvo destinado en Cañizar de Argaño (1920-1926) y, con posterioridad, en Tardajos (1957-1969). Falleció en Burgos, ya jubilado, a los 78 años de edad. Una de las campanas de la iglesia de Huérmeces, la "San Juan", fundida por Juan Pérez Manjón en 1926, tiene inscrito su nombre en su medio pie

Carmelo Vega Ortega [Burgos, 1934-2013]

Párroco de Huérmeces durante dos años (1957-1959)

Ordenado sacerdote en 1957; Huérmeces fue su primer destino, dónde su breve estancia fue tiempo más que suficiente para dejar muy buen recuerdo en el pueblo; destacó por sus inquietudes culturales, en especial con todo lo relacionado con la música; estuvo destinado en varias parroquias de la capital provincial y, en sus últimos años, en La Nuez de Abajo, Zumel, Lodoso y Miñón



Mansilla de Burgos

Leonardo Riocerezo Bernal [Villanueva Río Ubierna, 1879-Burgos, 1951]

Párroco en Mansilla durante 22 años (1925-1947)

Ordenado sacerdote en 1905; destinado con anterioridad a Mansilla en Villanueva Río Ubierna (1908-1924) y Aguas Cándidas (1924); falleció en Burgos a los 72 años de edad



Masa

Luis Gallo Arnáiz [Orbaneja del Castillo, 1901-Burgos, 1986]

Párroco de Masa durante 36 años (1941-1977)

Ordenado sacerdote en 1924; en 1925 aparece destinado en Turzo aunque, en ese mismo año, tuvo que prestar sus servicio como recluta presbítero en el Hospital de la Cruz Roja de San Sebastián; falleció en Burgos a los 85 años de edad, en su condición de venerable; su nombre aparece inscrito en el tercio de una campana de Masa, la "María Asunción" (1950, Juan Pérez Manjón)



Montorio

Bernardino Moral Tajadura [Frandovínez, 1909 - Tardajos, 1947] 

Párroco en Montorio durante, al menos, un año (1940)

Ordenado sacerdote en 1934; destinado en Santibáñez Zarzaguda durante 15 años (1941-1956); falleció cuando se encontraba destinado en Tardajos, a los 46 años de edad; una de las campanas de Montorio, la "San Juan Bautista" (Juan Pérez Manjón, 1940) lleva inscrito su nombre en el medio pie 

Emiliano Velasco Ruiz [1906 - Montorio, 1946] 

Párroco en Montorio durante, al menos, cuatro años (1942-1946)

Ordenado sacerdote en 1928; cura ecónomo de Cótar (1929-1930); párroco de Rubena (1934-1936); falleció en Montorio a los cuarenta años de edad 

Severino Cibrián Martín [1917-Burgos, 2016]

Párroco de Montorio (y sirviente de La Nuez de Arriba) durante 19 años (1949- 1968)

Ordenado sacerdote en 1942; también fue párroco en Manzanedo (1945), Burgos-Nuestra Señora de Fátima (1968), Sarracín (1969) y Las Quintanillas (1982); en 1955 disponía de una moto (Villof) para atender a sus deberes pastorales en Montorio y La Nuez de Arriba; falleció en Burgos en 2016, muy cerca ya de alcanzar la edad centernaria



Nidáguila (y Terradillos de Sedano)

Alejandro García Pérez [Terradillos de Sedano, 1897]

Párroco de Nidáguila durante, al menos, trece años (1944-1957)

Ordenado sacerdote en 1920; fue párroco de Neila (1924) y Villavés de Valdeporres (1926-1930); una de las campanas de la iglesia de Nidáguila, la "Micaela" (1944, Juan Pérez Manjón, Santa Cruz del Tozo, refundida recientemente), llevaba su nombre inscrito en su medio pie



La Nuez de Abajo (y Miñón)

Emiliano Peña Pérez [Zumel, 1900-La Nuez de Abajo, 1958]

Párroco de Miñón y La Nuez de Abajo durante, al menos, 18 años (1940-1958)

Ordenado sacerdote en 1925; entre 1940 y 1944 aparece como párroco de Miñón, y entre 1945 y 1958, como párroco de La Nuez de Abajo; falleció a los 58 años de edad



La Nuez de Arriba

Vicente López Hidalgo [Villanueva de Argaño, 1890 - La Nuez de Arriba, 1939]

Párroco de La Nuez de Arriba durante, al menos, tres años (1936-1939)

Ordenado sacerdote en 1913; destinado en Lara de los Infantes (1925); falleció siendo párroco de La Nuez de Arriba, a los 49 años de edad; era hermano de Félix López Hidalgo, párroco de Huérmeces (1926-1957)

Bernardino Moral Tajadura [Frandovínez, 1910-Tardajos, 1957]

Párroco de La Nuez de Arriba durante dos años (1939-1940)

Ordenado sacerdote en 1934; también estuvo destinado en Montorio (1940) y fue párroco de Santibáñez durante quince años (1941-1956)



Pedrosa de Río Úrbel

León Vicario Cuasante [Terradillos de Sedano, 1886- Pedrosa, 1953]:

Párroco de Pedrosa durante treinta años (1924-1953)

Ordenación sacerdotal en 1910; fue párroco de Rábanos durante catorce años (1911-1924), enfermando gravemente de gripe durante la epidemia de 1918; creemos que falleció en Pedrosa hacia el año 1953, a los 67 años de edad. 

Hermenegildo Gutiérrez González [Contreras, 1898-Burgos, 1988]

Párroco de Pedrosa durante veintiún años (1953-1973).

Ordenado sacerdote en 1922; sirvió en África como capellán auxiliar de la Comandancia General de Melilla (1924); fue cura en Cabia (1935) y Madrigal del Monte (1947)


La Piedra

Anselmo Gallo Santidrián  [Gredilla de Sedano, 1882]

Párroco de La Piedra durante -al menos- dieciocho años (1919-1936);

Con anterioridad a La Piedra, fue párroco de Quintanilla Pedro Abarca (1908-1910); con posteridad, de Ubierna (1945-1955)

José Hidalgo Manjón [Valdeajos, 1899-Burgos, 1984]

Párroco de La Piedra durante 33 años (1941-1974)

Ordenado sacerdote en 1923; capellán en el Ejército de África (1925); párroco en Basconcillos (1924) y Quintanaloma (1926-1933); hermano de Isaías Hidalgo Manjón, párroco de Quintanilla Sobresierra durante 41 años (1925-1966)



Quintanaortuño

Isidoro Fernández Miguel [Belorado, 1883-1966]

Párroco de Quintanaortuño durante 32 años (1926-1958)

Ordenado sacerdote en 1907; sirvió como párroco en Fontioso (1911-1926) y como capellán de las clarisas de Belorado (1958-1966); falleció en su pueblo natal a los 83 años de edad



Quintanilla Pedro Abarca

José María Martínez Díez [Gredilla de Sedano, 1892-1971]:

Párroco de Quintanilla Pedro Abarca durante 53 años (1917-1970)

Ordenación sacerdotal en 1916; desconocemos el destino o los destinos anteriores a su llegada a Quintanilla, si es que los hubo. Falleció en Gredilla de Sedano, ya jubilado, a los 79 años de edad. Sustituyó a Julián Sáiz Sáiz, cura ecónomo de Quintanilla y servidor de San Pantaleón del Páramo, fallecido accidentalmente, por disparo de escopeta de caza, a la edad de 36 años, en octubre de 1917. Las dos campanas de la iglesia del pueblo, la "San Vicente" (1917) y la "Santa Bárbara" (1923), fabricadas en Santa Cruz del Tozo por Juan Pérez Manjón, presentan su nombre grabado en el medio pie




Las Quintanillas

Ángel Sáiz Sedano [Presencio, 1894-Burgos, 1964]

Párroco de Las Quintanillas durante 34 años (1917-1951)

Ordenación sacerdotal en 1916; fue también capellán auxiliar de los establecimientos provinciales de Beneficencia durante trece años (1951-1964)



Quintanilla Sobresierra

Isaías Hidalgo Manjón [Valdeajos, 1883-Burgos, 1981]:

Isaías fue párroco de Quintanilla durante cuarenta y un años (1925-1966)

Ordenado sacerdote en 1908; fue párroco de San Andrés de Montearados y Ceniceros (1911-1925); se jubiló a los 83 años de edad; falleció en Burgos a los 97 años de edad; hermano de José Hidalgo Manjón, párroco de La Piedra durante 33 años (1941-1974)



Rabé de las Calzadas

Ananías Palacios Morquillas [Revilla del Campo, 1898]

Párroco de Rabé durante, al menos, dieciocho años (1936-1954)

Ordenado sacerdote en 1920; fue también párroco en Quintanalara (1924) y en Las Celadas (1926-1936); en los años sesenta y setenta fue capellán de la Residencia Sanitaria General Yagüe en Burgos



Ros y Las Celadas

Enrique Arcos Ortega [Frandovínez, 1899-Burgos, 1981] 

Párroco de Ros y Las Celadas durante once años (1930-1941)

Ordenado sacerdote en 1922; en 1935, siendo párroco de Ros, vio como su casa era apedreada y tiroteada por disparos de arma corta por parte de dos vecinos del pueblo; fue párroco de San Antonio Abad (Las Huelgas) durante 33 años (1941-1973), hasta su jubilación 

Vivencio Ramos Miguel [Barrio de San Felices, 1896]

Párroco de Ros y cura sirviente de Las Celadas durante veintiún años (1941-1962)

Ordenado sacerdote en 1919. Antes de llegar destinado a Ros, fue párroco de Sotovellanos (1920-1925), y párroco de Manciles durante dieciocho años (1926-1943), dejando un recuerdo imborrable en aquel pueblo, al asumir las funciones de maestro ante la falta de candidatos para cubrir dicha plaza; en 1929 fue declarado hijo adoptivo de Manciles; en 1962 fue nombrado ecónomo de San Quirce de Río Pisuerga y sirviente del Barrio de San Vicente



Ruyales del Páramo

Antonio Díez Hidalgo [Castrillo de Rucios, 1894-Burgos, 1968]

Párroco de Ruyales durante, al menos, veintitrés años (1918-1941)

Ordenado sacerdote en 1918; en 1941 fue nombrado párroco de Los Tremellos, dónde estuvo destinado veinte años; falleció en Burgos, a los 74 años, siendo cura jubilado; una de las campanas de la iglesia de Ruyales, la "Virgen María" (Juan Pérez Manjón, 1919) lleva su nombre inscrito en su medio pie



Santa Cruz del Tozo

Luis Solana Gutiérrez [Quintanaortuño, 1914-Burgos, 1996]

Párroco en Santa Cruz del Tozo durante, al menos, siete años (1942-1949)

Ordenado sacerdote en 1939; fue también párroco de El Almiñé (1949-1972) y de Castil de Lences y su convento de clarisas (1972-1989)


Santibáñez Zarzaguda

Anastasio Colina González  [1892]

Párroco de Santibáñez durante, al menos, trece años (1926-1939)

Ordenado sacerdote en 1916; con anterioridad a Santibáñez, estuvo destinado en Villalbilla de Burgos (1917-1924); desconocemos los destinos posteriores, si es que los hubo

Bernardino Moral Tajadura [Frandovínez, 1910-Tardajos, 1957]

Párroco de Santibáñez durante quince años (1941-1956)

Ordenado sacerdote en 1934; también estuvo destinado en La Nuez de Arriba (1931) y Montorio (1940); falleció cuando se encontraba destinado en Tardajos, a los 46 años de edad; una de las campanas de Santibáñez, la "Santa Bárbara", fundida por Juan Pérez Manjón en 1942, contiene la inscripción de su nombre en el medio pie; una de las campanas de Montorio, la "San Juan Bautista" (Juan Pérez Manjón, 1940), también. Pocos curas pueden presumir de tener su nombre inscrito en dos campanas, y más aún si dichas campanas se encuentran en parroquias diferentes




Susinos del Páramo (y Tobar)

Julio Calzada Bustillo [1912-Burgos, 2005]

Párroco de Susinos y Tobar durante 45 años (1941-1986)

Ordenado sacerdote en 1934; fue también párroco, a partir de 1966, de Manciles, Las Hormazas y Olmos de la Picaza; para atender a estas parroquias dispuso, al menos en los años cincuenta, de una moto Derbi; falleció en Burgos a la avanzada edad de 93 años 



Talamillo del Tozo

Patricio Ballesteros Amigo [Santa Cruz del Tozo, 1872]

Párroco de Talamillo durante cuarenta años (1911-1951)

Patricio era hijo del afamado fundidor de campanas Rufino Ballesteros Lastra, afincado en Santa Cruz desde el año 1860. Se ordenó sacerdote en 1898 y llegó a Talamillo como párroco en 1911, sirviendo en el pueblo hasta su jubilación en 1951. En 1957 aún vivía, asistiendo (en su condición de reverendo) a la primera misa de un sacerdote natural de Talamillo (Jesús Barriuso García). Una de las campanas de Talamillo, la "Santa María", fundida en 1923 por Juan Pérez Manjón (cuñado suyo), lleva inscrito su nombre



Los Tremellos

Silvano Villanueva Ruiz [Pradoluengo, 1908]

Párroco de Los Tremellos durante dos años (1936-1938)

Ordenado sacerdote en 1931; en fecha no determinada se trasladó a la diócesis de Sevilla, convirtiéndose en beneficiado y canónigo de la catedral de Sevilla; en 1988 aún vivía; una de las campanas de la iglesia de Los Tremellos, la "Natividad" (1938, Juan Pérez Manjón) lleva su combre inscrito en su medio pie

Antonio Díez Hidalgo [Castrillo de Rucios, 1894-Burgos, 1968]

Párroco de Los Tremellos durante veinte años (1941-1962)

Ordenado sacerdote en 1918; con anterioridad a Los Tremellos estuvo destinado en Ruyales del Páramo (1818-1941) 



Ubierna

Julián Linaje Fuentes [Burgos, 1871]

Párroco de Ubierna durante -al menos- catorce años (1912-1936)

Con anterioridad a Ubierna, fue párroco de Estépar, Lerma, Padilla de Abajo y Santa María del Campo

Anselmo Gallo Santidrián  [Gredilla de Sedano, 1882]

Párroco de Ubierna durante -al menos- once años (1945-1955);

Con anterioridad a Ubierna, fue párroco de Quintanilla Pedro Abarca (1908-1910) y La Piedra (1919-1936)



Úrbel del Castillo

Pablo Cuasante Iglesias [Terradillos de Sedano, 1869]

Párroco de Úrbel durante, al menos, 35 años (1911-1945)

Ordenado sacerdote en 1897; desconocemos los destinos parroquiales anteriores a Úrbel del Castillo; aparentemente, en 1903 residía en su pueblo natal, Terradillos de Sedano




Los Valcárceres (y Fuencivil)

Martiniano Rojo González [Terradillos de Sedano, 1898-Los Valcárceres, 1959]

Párroco de Los Valcárceres durante 34 años (1925-1959)

Ordenado sacerdote en 1920; también estuvo destinado en Llanillo de Valdelucio y Villaescobedo (1921-1925); falleción siendo párroco de Los Valcárceres, a los 62 años de edad 



Zumel

Hilario Martínez Pérez [Sandoval de la Reina, 1904-Burgos, 1975]

Párroco de Zumel durante, al menos, cinco años (1942-1947)

Ordenado sacerdote en 1926; párroco de Sandoval de la Reina (1928), Cañizar de Argaño (1930-1936) y Barriada Juan Yagüe, Burgos (1947-1974)


[No ha sido posible constatar una mínima continuidad en la plaza, en aquellos años, para las parroquias de Celadilla Sotobrín y Las Rebolledas, entre otras]

[Procedencia de las ilustraciones: todas de Emiliano Nebreda Perdiguero ("Amo a mi pueblo", Edición online), excepto MOSA-Diputación de Burgos (Mansilla, La Piedra, Santibáñez y Ubierna) y Hces-blog (Huérmeces)]

El libro de Emiliano Nebreda puede consultarse online y descargarse en pdf en el enlace siguiente: "Amo a mi pueblo" 

[a la hora de ilustrar iglesias parroquiales de la posguerra, me ha parecido más adecuado utilizar viejas fotografías en blanco y negro en lugar de actuales fotografías a color]


ANEXO

DON FÉLIX Y DON JOSÉ MARÍA: VIDAS CASI PARALELAS EN HUÉRMECES Y QUINTANILLA PEDRO ABARCA

En dos pueblos del valle medio del Úrbel, separados por apenas ocho kilómetros y que hoy forman parte del mismo municipio, ejercieron su labor pastoral, durante muchos años (antes y después de la guerra) dos clérigos que dejaron su paso profundamente grabado en la memoria popular de Huérmeces y Quintanilla Pedro Abarca.

Muchas circunstancias originaron que el ministerio pastoral de estos dos párrocos tenga mucho de común entre ambos. Además de coincidir en el tiempo y en el espacio, ambos párrocos también coincidieron en ejercer fielmente las amplias prerrogativas otorgadas por el nuevo régimen.

José María nació en Gredilla de Sedano en 1892; Félix, en Villanueva de Argaño, dos años más tarde, en 1894. Ambos se ordenaron sacerdotes en Burgos, a la edad de 24 años: José María en 1916, Félix en 1918.

Los dos llegaron a la que sería su parroquia más longeva en época similar: José María llegó a Quintanilla en 1917; Félix lo hizo a Huérmeces en 1926. Y allí estuvieron prestando sus servicios durante 53 y 31 años, respectivamente.

José María se jubiló como párroco en Quintanilla Pedro Abarca, convirtiéndose en uno de los pocos curas de la comarca que ejerció toda su carrera eclesiástica en un único destino.

Félix, sin embargo, quizás considerándose cura de más altos vuelos, participó en un nuevo concurso de curatos en 1957, obteniendo la plaza de TardajosY allí, en aquel coto paúl, don Félix pasó de ser "el cura" a ser un cura más. 

José María falleció a los 79 años de edad; Félix lo hizo a los 78. Ambos se habían jubilado poco tiempo antes de su fallecimiento.



[José María Martínez Díez en 1966, durante la celebración de sus bodas de oro sacerdotales, en Quintanilla Pedro Abarca: fotografía colgada en verpueblos.com por R. Domingo Martínez el 19/12/2010]

[No he conseguido fotografía alguna de Félix López Hidalgo]


FUENTES

La práctica totalidad de los datos biográficos y profesionales de los sacerdotes han sido extraídos de la prensa escrita de la época. Principalmente, de las tres cabeceras burgalesas de aquellos años: Diario de Burgos, El Castellano y La Voz de Castilla.

Se han consultado, también, las apariciones de los párrocos en el Boletín Oficial de la Provincia de Burgos, originadas por motivos electorales (Censos electorales de 1930, 1932, 1936, 1945-1946) o por su inclusión en alguna comisión local (Juntas Municipales de Primera Enseñanza, de Sanidad, de Censo Electoral, Comisión de Evaluación del Repartimiento, etc) o por tener concedida licencia de caza o armas, o permiso de circulación de vehículos.

En algunos casos, el año de fallecimiento de los párrocos se ha consultado en los boletines informativos emitidos periódicamente por el Arzobispado de Burgos y publicados en su página web. 

[a título de curiosidad, cabe comentar el hecho de que el colectivo de los clérigos era, junto con el de alcaldes y maestros, el que mayor cantidad de licencias de caza y armas presentaba, tanto en los años anteriores a la guerra como en los posteriores; así lo demuestra una simple consulta a los boletines oficiales de la provincia de aquellos tiempos]


BANDA SONORA

Evangelina Sobredo Galanes (Madrid, 1948-Colinas de Trasmonte, 1976), cantautora española conocida como Cecilia (en honor al entonces exitoso tema de Simon&Garfunkel), editó en 1975 su tercer y último LP, titulado "Un ramito de violetas", compuesto por 10 canciones de dispar éxito, desde la que da título al disco hasta "Mi querida España", pasando por "Decir adiós""Tu retrato", "Esta tierra" o la que hoy traemos a este apéndice musical de Hces-blog: "Don Roque".




Don Roque según palabras de la propia autora, no es más que una canción dedicada "a un personaje muy entrañable, que es el cura de pueblo, [...] a un cura en concreto que se llamaba don Roque que tenía, como tenemos todos, grandes defectos pero también tenía sus pequeñas virtudes."

A pesar de no constituir uno de los grandes éxitos de Cecilia, Don Roque tiene -como su clérigo protagonista- pequeñas virtudes que la convierten en una canción a la que gusta volver de vez en cuando. Su elaborada y acertada letra es una de ellas.




Cecilia falleció en accidente de tráfico acaecido en la madrugada del 2 de agosto de 1976, en las cercanías de Benavente, al chocar el coche en el que viajaba con la parte trasera de un carro tirado por bueyes; volvía a Madrid desde Vigo, ciudad en la que había dado el que sería su último recital. Tenía 27 años de edad, un número parece ser que maldito para el mundo de la música pop de las últimas décadas.

Si prefieres escuchar una versión de la canción en directo: Don Roque, Cecilia en concierto



NOTA FINAL

Después de escuchar la canción de Cecilia, no podemos sino añadir el nombre de dos párrocos que, aunque no ejercieron su ministerio en ningún pueblo de la comarca, y uno de ellos ni siquiera lo hizo en los años de la posguerra, merecen su inclusión en este apéndice musical por razones obvias.

Roque Pineda Cubillo  [Santa Cruz de Juarros, 1863-Valderredible c.1930]

Ordenado sacerdote en 1888. Durante la última década del siglo XIX y las tres primeras del XX, don Roque ejerció de párroco en diversos pueblos palentinos y cántabros, tanto en Valderredible como en localidades cercanas: Berzosilla, Olleros de Paredes Rubias, Villamoñico y Villarén. Solía acudir a la romería anual que se celebraba en el Santuario de la Vega, en Pedrosa de Valdelucio.

Roque Manso Fernández [Tubilla del Lago, 1919-Burgos, 1999]

Ordenado sacerdote en 1944. Don Roque fue párroco de Pinilla Trasmonte (1955), Santa María del Mercadillo (1958), Huerta de Rey (1970) y, sobre todo, de la parroquia de San José Obrero de Burgos (1973-1994), dónde dejó un recuerdo imborrable.