sábado, 31 de mayo de 2025

Una estirpe de Gallos faroles: Pedro Crisólogo Gallo Lucio (Covanera, 1780 - Huérmeces, 1833)


Hasta tiempos muy recientes, el apellido Gallo no resultaba nada extraño en los libros parroquiales y padrones de población de Huérmeces. Encontramos Gallos en los primeros apuntes del libro de bautizados de la parroquia de San Juan Bautista:

  • María Gallo Agustín (1612), hija de Pedro e Isabel
  • Pedro Gallo Agustín (1616), hijo de Pedro e Isabel
  • Isabel Gallo Agustín (1624), hija de Pedro e Isabel
  • Gregorio Gallo Ruiz (1629), hijo de Pedro y Catalina
En el otro extremo, encontramos a los últimos Gallo bautizados en Huérmeces en varios apuntes efectuados durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX:

  • Martín (1877), Simeón (1879) y Lucía Alonso Gallo (1883): hijos de Marcial Alonso Bárcena (Rojas) y Antonia Gallo López (Ubierna, 1844); Marcial fue molinero en Cigatón durante veinte años (1885-1905)
  • Victoria (1901) y Felipe Palencia Gallo (1902): hijos de un ayudante del carretero Hipólito Díez, establecido en Huérmeces, y una Gallo farola (Justa o Benita Gallo Icedo)
  • 10 hermanos Gallo Pérez (1911-1927): hijos de Dámaso Gallo Fernández (La Molina, 1884) y Mª Consolación Pérez García (1886)
  • Fredesvinda (1933) y Fortunato Crespo Gallo (1933-1934): fueron los dos últimos Gallos nacidos en Huérmeces  

I. UNA ESTIRPE DE GALLOS FAROLES

No obstante, el mayor desarrollo demográfico de Gallos faroles acontece a principios del siglo XIX, cuando se establece en Huérmeces un Gallo procedente de las tierras del Rudrón: Pedro Crisólogo Gallo Lucio, natural de Covanera.

Pedro Crisólogo era el segundo de los cinco hijos que trajo al mundo la pareja formada por Juan Manuel Gallo Fernández (Covanera, 1756) y Benita Lucio Arroyal (San Felices del Rudrón):

  1. Catalina (1775)
  2. Pedro Crisólogo (1780)
  3. Antonio (1783)
  4. Blas (1786)
  5. Juan Calixto (1788)
Los cinco nacieron en Covanera, lugar en el que se había establecido la familia Gallo Lucio.




Sabemos que el día 12 de enero de 1807 se celebró en Huérmeces la boda entre el referido Pedro Crisólogo Gallo y una jovencísima mujer natural de San Martín de Ubierna, aunque afincada en nuestro pueblo:

  • Pedro Crisólogo Gallo Lucio (Covanera, 1780): 27 años; hijo de Juan Manuel Gallo Fernández (Covanera, 1756) y Benita Lucio Arroyal (San Felices del Rudrón)
  • María Díez Espinosa (San Martín de Ubierna, 1790): 17 años; hija de Anselmo (Quintanaortuño) y Lucía (Hces, 1768)
Pedro y la joven María trajeron al mundo a cuatro hijos Gallo Díez:

  1. María (1807), falleció al nacer
  2. María (1809)
  3. Manuel (1812)
  4. Martín (1814)

No hemos encontrado posteriores referencias de ninguno de los hermanos Gallo Díez, por lo que suponemos que acabaron por abandonar Huérmeces, estableciéndose en cualquier otro pueblo del entorno.

[En el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid se guarda un pleito de hidalguía entablado por Pedro Crisólogo Gallo en 1807, justo el año en el que contrajo matrimonio en Huérmeces con María Díez Espinosa]

Pedro enviudó pronto (María falleció en 1815, a los 25 años de edad) y, como solía ser habitual en aquellos tiempos, contrajo rápidamente segundas nupcias. En este caso, con la joven Nicolasa Espinosa Varona (22 años), prima carnal de María, por lo que necesitó la correspondiente bula papal, debido a la existencia de un segundo grado de afinidad entre ambos. La boda se celebró en Huérmeces el día 9 de junio de 1816.

De este segundo matrimonio de Pedro Crisólogo resultaron nueve hijos Gallo Espinosa

  1. Basilisa (1817)
  2. Claudia (1818)
  3. Dionisio (1820)
  4. Fulgencio (1823)
  5. Pascuala (1825), falleció al poco de nacer
  6. Marceliano (1826)
  7. Nicasia (1828)
  8. Cástor (1831), falleció a los 6 meses
  9. Felipe (1833)

Pedro Crisólogo Gallo Lucio falleció relativamente joven, en 1833, a los 53 años de edad, dejando viuda a su segunda esposa, Nicolasa (39 años), y huérfanos de padre a siete hijos: Basilisa (16 años), Claudia (15), Dionisio (13), Fulgencio (10), Marceliano (7), Nicasia (5) y Felipe (recién nacido).




Iglesia de Santa María (Covanera). Foto: Emiliano Nebreda

Ermita de San Mamés (Covanera)


De aquellos siete hermanos Gallo Espinosa únicamente tenemos posteriores referencias farolas de cinco de ellos: Basilisa, Dionisio, Fulgencio, Claudia y Felipe. Como suele suceder con casi todas las familias numerosas, los devenires de aquellos Gallo Espinosa resultaron variados, más desgraciados para unos, más afortunados para otros.

Parece ser que Marceliano acabó por establecerse en la ciudad de Burgos, ya que su nombre aparece en un auto judicial del año 1864, en su condición de apoderado de un vecino de Burgos en un litigio con un vecino de Ros, por impago de 560 reales.





II. LOS CINCO HERMANOS GALLO ESPINOSA QUE PRESENTARON CLARA CONTINUIDAD RESIDENCIAL EN HUÉRMECES

II.1. BASILISA

Basilisa Gallo Espinosa, la hija mayor de Pedro y Nicolasa, se casó en 1836 con Antonio Díaz Pérez (1816); tuvieron nueve hijos Díaz Gallo:

  1. Julián (1837)
  2. Domingo (1839)
  3. Bernabé (1842)
  4. María (1844)
  5. Benito (1847)
  6. Juan (1849)
  7. Mauricio (1852)
  8. Anastasio (1855)
  9. Vicente (1857).

Basilisa Gallo Espinosa falleció en 1888, a los 71 años de edad. Su esposo, Antonio Díaz Pérez había fallecido unos años antes. Al fallecer Basilisa le sobrevivían cuatro hijos: Domingo, Bernabé, Benito y Mauricio. Únicamente Benito y Mauricio presentaron continuidad residencial en Huérmeces.

Bernabé Díaz Gallo aparece reclamado como soldado en 1874, por encontrarse en paradero desconocido. Se le reclama desde la "Alcaldía Popular de Huérmeces". No encontramos posteriores referencias suyas.

Benito Díaz Gallo, se casó en primeras nupcias en 1873 con Florentina Girón Arribas (1851), y tuvieron tres hijas; se casó en segundas nupcias en 1882 en Ruyales con Eulalia Hidalgo Serna (Ruyales, 1859), y tuvieron diez hijos, de los que únicamente Valentina Díaz Hidalgo tuvo continuidad residencial en Huérmeces. En 1877 Benito aparece como elector por contribución, lo que indicaría un cierto desahogo. Durante el período 1890-1900 la familia Díaz Hidalgo residía en el barrio de Mercado. Benito falleció hacia el año 1912.

Mauricio Díaz Gallo, se casó con Gregoria Martínez (1854) y tuvieron nueve hijos, de los que dos presentaron continuidad residencial en Huérmeces: Emilia Díaz Martínez (1881) -madre de Rodrigo y Guadalupe- y Miguel Díaz Martínez (1891), el vecino que posteriormente prestó su nombre a una solitaria casa y a un cercano e histórico puente. Tanto Mauricio como su hijo Miguel pasaron gran parte de su vida en la citada casa del barrio La Parte, ejerciendo también de molineros en el cercano molino de Los Nogales.

Anastasio Díaz Gallo, en 1873, cuando contaba con 18 años de edad, aparece como "imposibilitado", al ser así declarado por su hermano Mauricio, como eximente para la declaración como soldado para este último.

Vicente Díaz Gallo, perteneciente al reemplazo de 1877, al año siguiente embarcó en el ejército de Ultramar con destino a Cuba; falleció en 1879, tras regresar de la isla caribeña una vez finalizada la denominada Guerra de los Diez Años (1868-1878). Basilisa, ya viuda, solicitó a Diputación la pertinente "gratificación" (125 pesetas) por la pérdida de su hijo, pero le fue desestimada al no poder demostrar que la enfermedad que causó la muerte de Vicente hubiese sido contraída en campaña.


II.2. CLAUDIA 

Claudia Gallo Espinosa se casó en 1838 con Francisco Fernández Calle (1820); tuvieron un solo hijo Fernández Gallo, ya que Claudia falleció joven, a los 25 años de edad (1843):

  1. Mónica (1841)
Mónica falleció antes de cumplir el año de edad. Supongo que Francisco, viudo y sin descendencia, abandonaría pronto Huérmeces, probablemente al contraer segundas nupcias con una mujer de cualquier otro pueblo del entorno.


II.3. DIONISIO

Dionisio Gallo Espinosa, el segundo hijo de Pedro y Nicolasa, se casó en 1838 con Dominica Díaz-Villalvilla Díaz-Tudanca (1813); tuvieron cinco hijos Gallo Díaz-Villalvilla:

  1. María (1840), falleció a los tres años
  2. Águeda (1842)
  3. Domingo (1843), falleció al nacer
  4. Domingo (1845)
  5. Emilia (1847)
Todos los Gallo Díaz-Villalvilla desaparecieron de los libros y padrones de Huérmeces, suponemos que debido al temprano traslado a la capital provincial. Así, en 1863, Dominica Díaz-Villalvilla aparece el el Boletín Oficial de la Provincia de Burgos, en su condición de viuda pobre, residente en la ciudad de Burgos, y litigante en una penosa reclamación de ciertas fincas que le pertenecían por su hijuela materna y que, al parecer, habían sido usurpadas por dos vecinos del pueblo, Lino Díez y Sisebuto Pérez.


II.4. FULGENCIO

Fulgencio Gallo Espinosa, el tercero de los hijos de Pedro y Nicolasa, se casó en 1842 con Aquilina Díez Moradillo (Peñahorada); tuvieron seis hijas Gallo Díez

  1. María Concepción (1843)
  2. Juana (1845)
  3. Margarita (1850)
  4. Petra (1853)
  5. Josefa (1855)
  6. Victoria (1858)
Ninguna de las seis hijas Gallo Díez presentó continuidad residencial en nuestro pueblo. En el padrón de 1886 no aparece ya ninguna de ellas.

Fulgencio fue alcalde de Huérmeces durante el bienio 1870-1871; fue un labrador relativamente desahogado para la época. Su nombre aparece en 1877 en la relación de electores de Huérmeces por contribución. En 1878 lo hace en la relación de vecinos de Huérmeces adquirientes de bienes nacionales objeto de desamortización.

Fulgencio y su esposa Aquilina no aparecen en el padrón de 1886, aunque tampoco lo hacen en el libro de difuntos de Huérmeces, por lo que suponemos que se trasladaron a vivir a otra población del entorno.


II.5. FELIPE

Felipe Gallo Espinosa (1833) se casó en 1855 con Cándida Icedo Martín (Arenillas de Villadiego, 1833), y trajeron al mundo a nada menos que once hijos Gallo Icedo

  1. María (1856)
  2. Paula (1859)
  3. Bernarda (1861)
  4. Daniel (1864)
  5. Inés (1866)
  6. Ramona (1868)
  7. Benita (1871), fallecida al nacer
  8. Justa (1872)
  9. Pablo (1875)
  10. Servando (1878)
  11. Germán (1878)

Felipe Gallo Espinosa fue secretario municipal y judicial de Huérmeces durante el último tercio del siglo XIX (1870-1899), convirtiéndose en el más longevo e histórico de todos los secretarios del pueblo.


Censo Electoral de Huérmeces (1890)


Felipe Gallo Espinosa falleció en Huérmeces en 1899, a los 66 años de edad. Su viuda Cándida lo hizo más tarde, en lugar desconocido. Al fallecimiento de Felipe únicamente quedaban con vida dos de sus once hijos: Inés y Servando, y solo aquella residía en Huérmeces con sus padres.

Servando Gallo Icedo se libró del servicio militar por su condición de hijo único de viuda pobre, obtuvo el presbiterado en 1903 y prestó sus servicios sacerdotales en Boada de Villadiego (1908), Zumel (1911) y San Pedro Samuel (1930-1946). Probablemente, tanto su hermana Inés como su madre Cándida compartieron sus últimos años de vida con el joven párroco, ya que ambas no figuran en los padrones de poblacion de 1909 y 1914.


III. PLEITO DE HIDALGUÍA DE PEDRO CRISÓLOGO GALLO (1807)

Tradicionalmente, y desde tiempos post medievales, Huérmeces era un notable coto de "nobles", más concretamente de "hijos dalgo", el estrato inferior de la nobleza. Por el Catastro de Ensenada sabemos que, a mediados del siglo XVIII, el 77% de sus vecinos eran considerados "hijos dalgo notorios". 

Por dicho motivo, cuando un "forastero" se afincaba en Huérmeces al casarse con una mujer del lugar, el concejo y los vecinos del pueblo solían poner trabas a que el nuevo vecino viera fácilmente reconocida su posible condición de "hidalgo", obtenida en su lugar de nacimiento. En el Huérmeces de aquellos tiempos, sus nobles vecinos debían de pensar algo así como que bastantes hidalgos había ya en el pueblo como para que vinieran "de fuera" a engrosar la lista.

El caso es que en el pueblo de Covanera (como sucedía en muchos otros de la Honor de Sedano) eran considerados hidalgos la totalidad de sus vecinos. Por ello, cuando Pedro Crisólogo Gallo se estableció en Huérmeces en enero de 1807 tras contraeer matrimonio con María Díez Espinosa, dio por sentado que el Concejo y vecinos del pueblo le empadronarían como perteneciente al estado noble, con las consiguientes ventajas (fiscales, sobre todo) de dicho encuadre.

Pero no sucedió así y los señores del concejo y vecinos de Huérmeces le incluyeron en el "estado general de hombres buenos", más conocido por el término de "pecheros" (de pechar, apoquinar, pagar).


Pleito de Hidalguía de Pedro Crisólogo Gallo (página 1 de 44)



Al bueno de Pedro Crisólogo Gallo no le quedó otra opción que la de pleitear con el concejo, planteando el correspondiente pleito de hidalguía, ante la Sala de los Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid. El primer escrito del expediente data del 9 de mayo de 1807, y está firmado por Paulino Alconero Pérez, procurador de la Real Chancillería de Valladolid.

En los meses anteriores, el bueno de Pedro Crisólogo Gallo, aconsejado por su abogado, recopiló papeles, certificaciones, fes de baptimos y de casamientos, declaraciones de testigos y todo aquello que sirviera para la defensa de su causa, la de que era hidalgo por línea de varón, tal y como lo fueron su padre Juan Manuel Gallo Fernández, su abuelo Juan Gallo Fernández, su bisabuelo, Francisco Gallo Hidalgo, y mucho más allá.

El entonces cura de Covanera, Íñigo Martínez de Ojeda, redactó las correspondientes "fees" de baptimo y velación de los ancestros de Pedro Crisólogo Gallo por línea paterna, así como la "fee" de baptismo del propio pretendiente a la condición de hidalgo.


Copia de la partida bautismal de Pedro Crisólogo Gallo, incluida en el Pleito de Hidalguía



Así, el cura de Covanera certifica que Pedro Crisólogo Gallo Lucio nació en Covanera el día 4 de diciembre de 1780, entre las diez y once de la tarde (sic), y fue bautizado dos días más tarde, poniéndole el nombre de Pedro (no dice nada de Crisólogo), y que era hijo de Juan Gallo (tampoco dice nada de Manuel) y Benita Lucio, naturales ésta de San Felices y aquél de Covanera, dónde son vecinos. Actuaron como testigos los vecinos del pueblo Juan de Cueva y Juan Antonio Bustillo.

Por la Villa y Honor de Sedano, se presenta escrito firmado por el escribano Ambrosio Sierra Montero con fecha 20 de marzo de 1807 que da cuenta del carácter hidalgo de Pedro y sus ancestros: "...que padres, abuelos, visabuelos y demas ascendientes por linea recta de baron son y fueron hijos dalgo notorios de sangre, por tales alistados y empadronados en las listas, nominas y padrones que se han realizado no solo en el nominado lugar de Covanera sino tambien en los demas donde vivieron y moraron, tubieron vienes y hacienda raiz, habiendo observado los oficios onorificos..." 

El Concejo y vecinos de Huermezes, reunido en sesión plenaria en la casa y sala Ayuntamiento el día 11 de junio de 1807, bajo la presidencia de Marcos Espinosa, alcalde por el estado noble que ejercía las funciones de alcalde mayor en la Jurisdicción de Haza de Siero, por no haberlo en propiedad, decidió mediante escrito de misma fecha acatar y señalar "el estado de Hijo dalgo que le corresponde a el pretendiente Pedro Crisologo Gallo". Firmaron el escrito los dieciocho vecinos presentes y el escribano fiel de fechos de Haza de Siero Lorenzo de la Calle, vecino de Miñón.

Apenas un mes después de iniciado el pleito, y a la espera de la resolución definitiva de la Sala de Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid, Pedro Crisólogo Gallo había ganado la partida, ya que el Concejo y vecinos de Huermezes decidieron no continuar pleiteando y reconocer los hechos: hidalgos los hay en Huérmeces y en muchos otros lugares del entorno.


IV. SAN PEDRO CRISÓLOGO: EL SANTO DOTADO DE UN PICO DE ORO

Puede sorprender el hecho de que Pedro Crisólogo Gallo, nacido un 4 de diciembre, porte el nombre de un santo cuya onomástica se celebra en la actualidad el 30 de julio. Hay que tener en cuenta que en 1970 entró en vigor el nuevo calendario litúrgico, impulsado por el Concilio Vaticano II. En el antiguo calendario, el 4 de diciembre se conmemoraba, entre otros, a Santa Bárbara y al referido Pedro Crisólogo.

Por mucho que le bautizaran como Pedro Crisólogo, sus vecinos siempre le llamarían Pedro, a secas. Curiosamente, en la fe de bautismo incluida en el Pleito de hidalguía de 1807, nada se dice acerca del segundo nombre del interesado.



Museo Diocesano de Imola


Ahora veamos lo que dice el santoral cristiano en relación a San Pedro Crisólogo. 

Pedro, llamado Crisólogo (término de origen griego que significa "palabra de oro") fue un sacerdote, santo, arzobispo de Rávena (433-450), Padre de la Iglesia y Doctor de la Iglesia. Nació en la ciudad italiana de Imola hacia el año 380 y falleció en la misma en el año 450.

Dice la leyenda que el joven Pedro accedió al báculo arzobispal de Rávena al fallecer el anterior y gracias a una premonición del Papa de entonces, Sixto III, que no dudó en nombrarle a él en lugar de hacerlo con el candidato propuesto. El nuevo arzobispo no defraudó las expectativas y llevó una vida recta, de clara doctrina y siempre fiel al Papa y a la Iglesia.

Pero en lo que destacó el arzobispo Pedro fue en la elaboración y declamación de sermones y epístolas, que se difundieron por todo el Imperio. Se la atribuyen 725 sermones, la mayor parte de contenido apologético y moral. De ahí el apelativo de Crisólogo con el que pasó a la posteridad. Fue el Gran Predicador de la Iglesia.

Como no podía ser de otra manera, San Pedro Crisólogo es considerado el patrón de los oradores y predicadores. Su onomástica se celebra el 30 de julio. Que se sepa, en la provincia de Burgos no existe iglesia alguna bajo su advocación.

Nunca sabremos si Pedro Crisólogo Gallo, natural de Covanera y vecino de Huérmeces, y protagonista de este post, gozó del don de la palabra, tal y como pudiera presagiar su docto nombre. Lo que sí podemos afirmar es que, entre 1807 y 1833, gozó del don de la fertilidad, llenando de Gallos los padrones y listados concejiles de un pequeño pueblo de Castilla. Así como que en 1807 pleiteó por ver reconocida su condición de orgulloso hidalgo para él y su estirpe. 

 
ANEXOS:

I. EL APELLIDO GALLO EN ESPAÑA Y MÁS ALLÁ 

Se trata de un apellido que goza de buena salud en nuestro país, ya que es portado por unas 5400 personas como apellido paterno y por unas 4800 como apellido materno.

Las provincias en las que el apellido Gallo supone hoy mayor presencia relativa son: Burgos, Vizcaya, Cantabria, Cádiz, Palencia, Valladolid y Asturias.

En cuanto a países, España no es el que más Gallos tiene (considerado como apellido único), ya que también existe como apellido de origen italiano (90.000), por lo que su presencia en países americanos y antiguas colonias resulta muy visible: Argentina (29.000), Estados Unidos (29.000), Colombia (18.000), Filipinas (15.000), Brasil (14.000), México (8.000), Perú (6.000).



Escudo de los Gallo en Turzo (foto: Fco. Oñate Gómez)



Existen muchas teorías acerca del origen del apellido, y esa diversidad de orígenes y ramas se traduce en múltiples escudos, cuyos motivos, armas y esmaltes son difíciles de concretar. Ya lo deja claro el experto blasonista Francisco Oñate: "hay en España distintas familias que llevan este apellido, entre las que no existe ninguna relación de procedencia ni de parentesco."

Se supone que una de las ramas más antiguas del apellido procede de Escalada, y lleva pareja una leyenda que, por curiosa, tomó en consideración el referido Oñate:

"En el lugar de Escalada había una torre fuerte, arrimada a una ermita denomina de San Miguel, que estaba en poder de moros, los cuales la defendían denodadamente dada su importancia. Tres hermanos Gallo atacaron la torre y uno de ellos la escaló, no así los otros dos que huyeron ante el peligro. Se dice que el primero no quiso volver a verlos en su vida. Cuando se le preguntaba por qué obraba tan duramente con ellos siempre respondía: 'EL POR QUE, YO ME LO SE', mote que hizo grabar en su escudo. Este Gallo fue señor de esta población."



Escudo de los Gallo de Escalada (Foto: Fco. Oñate Gómez)



Aún existen escudos de los Gallo tallados en piedra en casas ubicadas en las localidades de Escalada, Gallejones, Pesquera de Ebro, Pradilla de Hoz de Arreba, San Felices del Rudrón y Turzo. Más alejados de este núcleo originario, aparecen escudos de los Gallo en Arcos de la Llana y Santibáñez Zarzaguda (este último procedente de San Martín de Elines).

En la vecina Cantabria se avecindaron Gallos procedentes de Escalada y Turzo, abriendo casas en Argomilla de Cayón, Tudanca, Villaescusa de Ebro, Población en Campoo de Yuso, Santoña y Santander, y conservando alguna el correspondiente escudo tallado en piedra, y la referida leyenda: "el porqué, yo me lo sé". 

En la provincia de Burgos, Gallo es un apellido muy extendido. En nuestros días, unas 1.000 personas lo llevan, bien como apellido paterno, bien como materno.


II. EL APELLIDO GALLO EN EL CENSO ELECTORAL DE BURGOS DE 1946

En tiempos anteriores al éxodo rural de los sesenta y setenta, el apellido se distribuía por toda la provincia de Burgos, aunque claramente concentrado en determinados municipios de las Merindades, los Páramos y zonas aledañas a la Sierra de la Demanda.

Así se constata en el tantas veces socorrido Censo Electoral de 1946, confeccionado para la celebración del referéndum franquista sobre la Ley de sucesión en la Jefatura del Estado de 6 de julio de 1947.

En la tabla siguiente se consignan los municipios con mayor presencia del apellido GALLO, teniendo en cuenta que la población censal de 1946 incluía a hombres y mujeres mayores de 21 años.






Dejando aparte, por obvios motivos migratorios, a los Gallos residentes en la capital provincial, queda claro que la presencia de este apellido destaca en dos municipios de la provincia: Los Altos y Sargentes de la Lora.

En Los Altos, la presencia de Gallos destaca sobre todo en la localidad de Porquera del Butrón, dónde aparecen más de un tercio (60) de los 153 Gallos del municipio. En Porquera, además, aparecen 25 personas doblemente Gallo. También abundan los Gallos en las localidades de Ahedo del Butrón (33), Dobro (18) y Tudanca (13).

En Sargentes de la Lora aparecen registrados 61 Gallos, sobre todo en la propia cabeza municipal, Sargentes (41). También en Valdeajos (15) aparecen varias personas con el apellido, dejando en puramente testimonial la presencia de Gallos en el resto de localidades que componen el municipio. A título de curiosidad, cabe comentar que, a mitad de los años cuarenta del pasado siglo, la localidad de Sargentes era un auténtico coto de Gallos y Manjones.

Es destacable el hecho de que aún quedaran Gallos en aquellos pueblos considerados núcleos originarios del apellido en esta parte de Castilla: Escalada, Gallejones (Zamanzas), Pesquera de Ebro, Turzo (Orbaneja del Castillo), San Felices del Rudrón (Tubilla del Agua) y Pradilla de Hoz de Arreba (Valle de Valdebezana). En todos estos lugares quedan casas, en mejor o peor estado de conservación, cuyas fachadas lucen escudos de los Gallo, tallados en piedra.

Cuatro de los cinco Gallos que aparecen en Santibáñez Zarzaguda son miembros de la familia de Dámaso Gallo Fernández (La Molina de Ubierna, 1884), el que fuera carpintero-carretero de Huérmeces durante cerca de treinta años (1910-1938), y que luego lo fuera de Santibáñez Zarzaguda.


FUENTES

  • Archivo Municipal de Huérmeces: padrones de cédulas personales y de población de 1886, 1896, 1899, 1909, 1914 y 1924
  • Archivo Diocesano de Burgos: Libros parroquiales de las iglesias de San Juan Bautista en Huérmeces (Bautizados VI, 1852-1876) (Finados V-VI-VII, 1826-1915) y Santa María en Covanera (Bautizados II, 1690-1852)
  • Archivo de la Real Chancillería de Valladolid: Sala de los Hijosdalgo; expediente de hidalguía de Pedro Crisólogo Gallo (Caja 1219, 7), año 1807
  • BOPBU de 5 de julio de 1946. Número extraordinario. Censo electoral de 1946 para la provincia de Burgos. Consultable en Biblioteca Digital de CYL
  • Diccionario de apellidos y escudos de Cantabria. María del Carmen González Echegaray. Conrado García de la Pedrosa. Ediciones Estudio. Santander (2001) [página 315]
  • Blasones y linajes de la provincia de Burgos. Francisco Oñate Gómez. Partidos judiciales de Belorado y Sedano. Diputación Provincial de Burgos (2001) [páginas 217, 220, 224, 228, 268, 270, 279, 328, 330]
  • Blasones y linajes de la provincia de Burgos. Francisco Oñate Gómez. Partido judicial de Burgos. Diputación Provincial de Burgos (2001) [páginas 28, 35, 276]



CONSULTA ON-LINE DE PLEITOS DE HIDALGUÍA GUARDADOS EN EL ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID

Una vez que encontremos en PARES la signatura correspondiente al pleito de hidalguía que buscamos, podemos realizar una consulta on-line del mismo (expediente completo) en la web familysearch.org; pinchamos en los apartados "Buscar/Catálogo", y luego en el epígrafe titulado Pleitos de hidalguía, provincia de Valladolid 1448-1833]


sábado, 17 de mayo de 2025

Peonías del sudoeste: rosas de Alejandría en las tierras de Olivenza


Ya hemos comentado en otras ocasiones que en España crecen nada menos que cinco especies diferentes de peonía, esa planta de espectacular floración que raro es el año que no aparece -mediada la primavera- en este blog.


  1. Paeonia officinalis subsp. microcarpa (P. microcarpa): habitual en las montañas de la mitad norte de la península
  2. Paeonia mascula subsp. mascula: muy poco común en España, sólo crece en cuatro localidades cántabras y otras tres en Soria, Zaragoza y León
  3. Paeonia broteri (P. lusitanica): abunda en las montañas y orlas del centro y suroeste de la península
  4. Paeonia cambessedesii: peonía mediterránea que sólo crece en las Islas Baleares
  5. Paeonia coriacea: la peonía sureña por excelencia, que sólo crece en parte de Andalucía (Almería, Cádiz, Granada, Jaén, Málaga) y en una localidad de Ciudad Real; fuera de España, aparece en el Rif y Atlas marroquí y en la Cabilia argelina

La primera, la peonía norteña (P. microcarpa) es la que crece en páramos y vallejos de Huérmeces y comarca, resultando muy frecuente en toda la provincia de Burgos.

La tercera, la peonía centro-occidental (P. broteri) crece en alguna localidad aislada del sur de la provincia de Burgos, aunque resulta muy habitual en los macizos montañosos del Sistema Central, así como en las pequeñas sierras montañosas de todo el occidente peninsular, Portugal incluido. 





SI bien cada especie de peonía peninsular tiene una distribución geográfica bien diferenciada, aquí tambien encontramos excepciones. En el pinar de Hoyocasero, en las estribaciones septentrionales de Gredos, crecen ambas especies (Paeonia microcarpa y Paeonia broteri) en completa armonía, compartiendo el mismo hábitat, mata con mata, floreciendo hacia mediados de mayo.


LA SIERRA DE ALOR, UN PARAÍSO BOTÁNICO EN LA RAYA PORTUGUESA 

Al suroeste de la provincia de Badajoz, existe una humilde sierra, muy cercana a la frontera portuguesa, que apenas alcanza los 600 metros de altitud máxima, destacando unos 300 metros sobre las planicies colindantes. La Sierra de Alor, que ese es su sugerente nombre, pertenece al municipio de Olivenza, villa perteneciente a Portugal hasta el año 1801.





Hacia el 20 de abril de cada año se produce en sus laderas orientales un despliegue botánico que merece una visita, aunque haya que recorrer 600 km por carretera para llegar allí.

La indiscutible estrella de ese despliegue botánico de mediados de abril es la peonía (Paeonia broteri), aquí denominada rosa de Alejandría.






Esta peonía, en la Sierra de Alor, crece a la vera de olivos centenarios y es escrupulosamente respetada por el abundante ganado caprino que pasta en sus laderas. Parece ser que hojas y tallos no resultan apetecibles para los rumiantes y, probablemente, resultan tóxicas o al menos indigestas. Y gracias a ello podemos apreciar su despliegue florístico año tras año, sin aparente disminución en el número de plantas.
 




Como su propio nombre indica, Olivenza es tierra de olivos. Así queda patente en el propio escudo de la villa, en el que aparece un olivo superpuesto a una torre y posado sobre una muralla.




La Sierra de Alor es, en una buena parte de su extensión, un espléndido olivar.
 Un olivar cultivado que convive con coscojas (Quercus coccifera), alcornoques (Quercus suber), acebuches (Olea oleaster), lentiscos (Pistacia lentiscus), torviscos (Daphne gnidium), jaras de flor rosada (Cistus albidus), cantuesos (Lavandula stoechas), orquídeas (Serapias, Orchis, Ophrys), y otras muchas especies. Un espectáculo único, sin duda. Un alarde botánico en el corazón de Iberia.


EL NEBULOSO ORIGEN DE LA DENOMINACIÓN ROSA DE ALEJANDRÍA

Estas peonías sudoccidentales (P. broteri) reciben variadas denominaciones en sus muchas localizaciones peninsulares: rosa montesina, rosa de lobo, rosa albardera, rosa de Santa Clara, rosa de Santa María, rosa del diablo, rosa maldita, rosa de lagarto, rosa de rejalgar, rosa perruna, matagallinas, saltaojos, flor de la maldita... Algunas resultarán curiosas, otras cuasi cómicas aunque, sin duda alguna, rosa de Alejandría resultará la más sugerente de todas ellas.





Sugerente no solo porque nos recuerde al título de la canción de Manolo García o de la novela de Vázquez Montalbán, que también por su referencia a un lugar lejano, casi legendario, de rotunda sonoridad: la ciudad fundado por Alejandro Magno, la sede del faro más grandioso que vieron nunca navíos y marineros de los cuatro confines del Mediterráneo.




Cabe comenzar afirmando que, en Alejandría y alrededores, no crecen peonías de manera espontánea. Para añadir confusión al asunto, a un rosal silvestre de origen euroasiático, Rosa gallica, se le denomina rosa de Castilla, rosa de Francia, rosa de Provenza, rosa de Jericó o, también, rosa de Alejandría.





No creo que, en siglos pasados, la denominación popular de la peonía que crece en la Sierra de Alor fuera la de rosa de Alejandría; más bien, soy de la opinión de que se trata de un nombre importado, traído por los aficionados a la botánica que descubrieron la importancia ecológica del lugar en tiempos relativamente recientes. El nombre rosa de Alejandría ya figuraba en algunos tratados botánicos de comienzos del siglo XX (Font Quer), aunque no lo hace en otros mucho más modernos (Flora Ibérica).




Aunque no podemos constatarlo, suponemos que en algún momento histórico se produjo la asunción de la denominación rosa de Alejandría para la Paeonia broteri, quizás inducida por el antiguo uso de aquella para nombrar a un rosal silvestre de amplia distribucion. Misterios de la nomenclatura botánica, tanto de la popular como de la académica.


EL NO MENOS OSCURO ORIGEN DEL TÉRMINO ALOR
 
En un documento portugués datado en 1613 aparece por primera vez la "Serra de Alor", aunque en otros documentos coetáneos aparecen también "Serra de Olor", "Serra da Lor" y "Serra de Lor". Las tras formas, Alor, Olor y Lor coexisten durante los siglos posteriores, contribuyendo de esa manera a complicar el estudio del posible étimo.





Parece ser que "alor" no es palabra castellana, aunque sí existe en otras tres lenguas comunes en la península en diversos períodos históricos:

  • la palabra vasca "alor" significa "campo destinado a siembra", y terrenos cultivados abundan tanto en las laderas de la sierra como en el llano circundante
  • la palabra árabe "al-horr" sirve para nombrar al milano, ave rapaz frecuente en la sierra
  • la poco frecuente palabra portuguesa "alor", con el significado de elevar
 



Por todo ello y tal y como afirma Eduardo Barajas en el estudio por él realizado: "la rareza e infrecuencia de la palabra en las tres lenguas, vasca, árabe y portuguesa, especialmente en las dos últimas, contribuyen a hacer más difícil una correcta interpretación de la misma." 




Cuando decimos que hemos visto la floración de la rosa de Alejandría en la Sierra de Alor estamos pronunciando un frase que, aunque contiene dos expresiones de origen desconocido, tiene un significado evidente: que hemos sido testigos de uno de los despliegues botánicos más espectaculares de la península Ibérica, justo en el lugar dónde la raya con Portugal se desplazó unos kilómetros hacia el este allá por los albores del siglo XIX.


ANEXOS

I. PEONÍAS DEL NORTE, PEONÍAS DEL SUR

La floración de las peonías de los páramos y vallejos de Huérmeces (Paeonia microcarpa) llega un mes más tarde que el despliegue floral de sus primas del sudoeste, consecuencia lógica de la diferente altitud y climatología de cada localidad.


Paeonia microcarpa en Ontiniel (Huérmeces)



Los páramos y vallejos de esta parte de Castilla rondan los 900-1000 metros de altitud; la Sierra de Alor apenas alcanza los 600 metros, y sus peonías aparecen a partir de los 400. Por otra parte, los Llanos de Olivenza poseeen un régimen termométrico muy diferente al de los páramos norteños, lo que origina que se alcance la integral térmica de las peonías con un mes de anticipación.


P. microcarpa en El Callejo de los Lobos (Huidobro)



Dentro de nuestra propia comarca, las peonías que ocupan ubicaciones más protegidas y soleadas (vallejos orientados al sur) florecen medio mes antes que las que se desarrollan sobre los elevados páramos de Masa o Los Altos, dónde es posible observar peonías en flor aún a primeros de junio.
 

Paeonia microcarpa en Buzón (Huérmeces)

En Huérmeces y alrededores, la floración de las peonías (aquí llamadas cornavarios) varía sensiblemente de unos años a otros, con una oscilación de unos diez o quince días, en función de la integral térmica antes aludida. Años con marzos y abriles frescos y lluviosos ocasionarán floraciones más tardías. Años con dichos meses secos y soleados traerán consigo floraciones más tempranas.


Paeonia microcarpa en Ontiniel (Huérmeces)

  
En 2022, por ejemplo, la floración presentó su cénit hacia el 15 de mayo. En 2024, por el contrario, la floración en su máximo esplendor se retrasó hasta el 25 de mayo. 


Paeonia microcarpa en Itero (Huérmeces)

Paeonia broteri en la Sierra de Alor


Las diferencias morfológicas entre la peonía norteña (P. microcarpa) y la sudoccidental (P. broteri) se manifiestan, sobre todo, en las hojas; en las flores y frutos también existen pequeñas diferencias, aunque haya que prestar mayor atención para encontrarlas. El tamaño de ambas plantas es similar, dependiendo de la calidad del suelo y los condicionantes climatológicos del lugar para que alcancen mayor o menor desarrollo. La altura media de ambas ronda los 70 cm.

  • las hojas de la P. microcarpa se encuentran mucho más divididas que las de la P. broteri
  • el envés de las hojas de la P. microcarpa es de tonos blaquecinos y piloso, mientras que el envés de las hojas de la P. broteri es de un tono verde claro y sin pelos
  • los tallos de la P. microcarpa tienen tonos verdes, pueden presentar una ligera pubescencia y pueden portar una, dos o tres flores cada uno; los tallos de la P. broteri suelen tener tonos rojizos, nunca pubescentes y portan una sola flor
  • los pétalos de la flor de la P. microcarpa son de color magenta o rojo-purpúreo; los pétalos de la P. broteri son de color rosa purpúreo
  • los filamentos de los estambres son purpúreos en la P. microcarpa, mientras que en la P. broteri son blanco-amarillentos
  • los carpelos de los frutos de la P. microcarpa son poco o nada pilosos, mientras que los de la P. broteri son densamente villosos; el número de carpelos por fruto suele ser mayor en el caso de la P. broteri



II. LAS BLANCAS PEONÍAS DE GRECIA

No todas las peonías mediterráneas ofrecen una floración de tonos rosados. En las montañas y colinas de Grecia y sus islas medran tres especies de Paeonia cuya floración albina ofrece espectáculos dignos de los dioses clásicos que por allí ejercen. En una cuarta especie, la floración es rosada aunque albinos son los enveses de sus foliolos.

  1. Paeonia mascula subsp. hellenica: crece en el Peloponeso sudoriental, Ática y las islas de Eubea, Andros e Icaria (variedad icarica)
  2. Paeonia clusii: especie endémica de las islas de Creta y Kárpatos
  3. Paeonia rhodia: especie endéminca de la isla de Rhodas, dónde crece en el Monte del Profeta Elías, dentro de un bosque de cipreses
  4. Paeonica parnassica: especie endémica de Grecia Central, especialmente en los bosques de abeto del Monte Parnaso 






[Ilustraciones: Peonies of Greece. W.T. Stearn and Peter H. Davies (1984)]


III. LA PEONÍA AMARILLA DEL CAÚCASO

En las montañas caucásicas de Azerbayán, Georgia y Rusia (Dagestán) crece una peculiar peonía cuyas flores presentan pétalos amarillos. Esta peonía responde al imposible nombre científico de Paeonia daurica subsp. mlokosewitschii. En algunos manuales ingleses de botánica, para abreviar, aparece como peonía mlok, aunque nosotros podemos denominarla peonía amarilla del Caúcaso sin temor a equivocarnos.

La peonía mlok es hoy profusamente plantada en jardines de todo el mundo.


Paeonia mlokosewitschii. Linian Snelling (1914)


FUENTES

  • ¿Alor, Olor o Lor? Las consideraciones sobre el significado y las distintas formas de un topónimo. Eduardo Barajas. Revista de Estudios Extremeños (1989) [159-168]
  • Flora Ibérica, volumen III. Real Jardín Botánico. CSIC (1993) [144-150]
  • Peonies of Greece. A taxonomic and Historical Survey of the Genus Paeonia in GreeceW.T. Stearn and Peter H. Davies. The Goulandris Natural History Museum. Kifissia. Greece (1984)



BANDA SONORA

Rosa de Alejandría (Nunca el tiempo es perdido; Manolo García, 2001)

Rosa de Alejandría, rosa amarillaRosa de Alejandría, rosa amarilla
Alejarme quieroAdentrarme en el silencioAlejarme quieroAdentrarme en el silencio
Alejarme quieroDe esta vida que yo vivo sin convencimientoY adentrarme en el tiempo de las lucesBarros vivos encendidos por la manoDel misterioso alfarero
Alejarme quieroAdentrarme en el silencioCaminar serenoAbandonar esta senda
Alejarme quieroAnidar en los atrojesCon las golondrinas de azuladas plumasConvertirme en caja de medir fanegasArrobas, celeminesSer trigo en las erasNunca polvo en las aceras
Rosa de Alejandría, rosa amarillaHoy has de ser mi guíaLa luz que brillaFaro de mediodíaRosa sencillaRosa de Alejandría, rosa amarilla
Con las flores de un campo encendidoComo un San Francisco entre jarales vivosDe lagartos, vivoDe quimeras me alimentoCon simplezas me contento
Mozas de risueño gestoEn calma me encuentranComo a un Góngora perfectoPerviviendo lejos del bullicioCon mi rosa amarillaCon mi rosa de los precipicios
Alejarme quieroAdentrarme en el silencioAlejarme quieroAbandonar esta sendaAlejarme quieroAlejarme quiero
Rosa de Alejandría, rosa amarillaHoy has de ser mi guíaRumbo entre islasFaro de mediodíaRosa sencillaRosa de Alejandría, rosa amarilla
Rosa de Alejandría, rosa amarilla

La letra de la canción parece hacer referencia a ese deseo, cada día más frecuente, de escapar de la vida cotidiana, de distanciarse de una existencia que no nos agrada ni satisface. Un anhelo de escape no solo físico, que también espiritual, buscando refugio en el silencio y en la tranquilidad.

La rosa de Alejandría, amarilla en este caso, simbolizaría una especie de guía espiritual, algo así como un faro de esperanza. García utiliza imágenes poéticas y referencias culturales para ilustrar su deseo de una vida más sencilla y en armonía con la naturaleza. Algo difícil de alcanzar en un mundo cada día más urbano, cada hora más competitivo, cada segundo más inhumano.

Y mientras tanto, vamos tirando: de quimeras me alimento, con simplezas me contento...