En España, hasta el año 1871, la Iglesia Católica tuvo la exclusividad casi absoluta en cuanto al registro de nacimientos, matrimonios y defunciones, con todas las implicaciones que aquello pudiera acarrear.
Es cierto que, entre 1841 y 1870, estuvo implantado un registro civil que solo se cumplimentó parcialmente: en capitales de provincia, cabezas de partido y pueblos con más de 500 vecinos; además, los datos eran proporcionados por los párrocos, por lo que los apuntes del registro civil eran una mera copia de los parroquiales.
Fue la Ley Provisional 2/1870, de 17 de junio, del Registro Civil, la que acabó con aquella exclusividad eclesiástica; a partir del 1 de enero de 1871 se implantó la obligatoriedad de registrar nacimientos, matrimonios y defunciones en el Registro Civil de cada localidad, realizando los apuntes un funcionario municipal nombrado al efecto. Poco después, en diciembre de 1870, fue publicado un Reglamento para la ejecución de las leyes de matrimonio y Registro Civil.
En el caso de los nacimientos, era el padre (en caso de ausencia de éste, la madre o el pariente más próximo) el que estaba obligado a presentar el recién nacido al funcionario del Registro en un plazo máximo de tres días a partir del parto. En caso de peligro para la vida del neonato, sería el propio funcionario el que estaría obligado a trasladarse al domicilio de aquel.
A tal efecto, se diseñaron unos formularios denominados "Declaración de nacimiento", en los que se consignaban los datos fundamentales del nacido, para la posterior inscripción en el Registro: declarante; domicilio; nombre del niño, fecha y hora de nacimiento; nombre, apellidos, naturaleza, profesión, edad y domicilio de padres, abuelos paternos, abuelos maternos y testigos presenciales; fecha de declaración y firma del declarante.
En un anterior post, Quince bautizos en un año: Huérmeces (1879) se recogían las quince declaraciones de nacimiento realizadas durante 1879 para su posterior inscripción en el Registro Civil del pueblo. En realidad, en ese año se dieron 19 nacimientos en Huérmeces aunque, por razones que desconozco, faltan las declaraciones de nacimiento de cuatro niños, aunque sí que existen los correspondientes apuntes en el Registro Civil (Libro de Nacidos). Probablemente, los padres olvidaron realizar la declaración de nacimiento en tiempo y forma, y se procedió a su inscripción directa en el Registro Civil.
Durante una reciente visita al Archivo Diocesano, se me ocurrió comparar los datos existentes en el Libro de Nacidos del Registro Civil con los registrados en el Libro de Bautizados de la parroquia para ese mismo año de 1879 y, como era previsible, había pequeñas diferencias, ocasionadas por las distintas manos que cumplimentaban uno y otro registro, y por la distinta importancia que los ciudadanos aún daban a cada uno.
En el Libro de Bautizados se consignan todos los nacimientos, ya que su fundamento era llevar un registro de "almas", dejando constancia de su bautismo para el futuro rendimiento de cuentas ante el tribunal celestial. En la práctica, si el niño está en riesgo cierto de muerte durante el parto o en los momentos inmediatamente posteriores, está prevista la administración del "bautismo de socorro", pudiendo realizarlo el médico de turno o cualquier otra persona que asista al parto, y trasladando posteriormente al párroco de turno la información básica sobre el evento.
En el Registro Civil, a imitación de lo que se venía haciendo en los libros sacramentales, también se debían consignar todos los niños nacidos, dando a los padres un plazo de tres días para realizar la declaración de nacimiento correspondiente; la ley preveía la circunstancia de muerte durante el parto, dada la elevadísima mortalidad neonatal de aquellos tiempos, y obligaba también a realizar la correspondiente declaración de nacimiento aunque, en ocasiones, los padres obviaban dicha obligación.
En el referido 1879, la principal discrepancia entre los registros anotados en el Libro de Nacidos del Registro Civil y el Libro de Bautizados de la parroquia consiste en que, en este último, no figura anotado uno de los diecinueve nacimientos de ese año.
Uno de los niños nacidos (una niña, en concreto) murió inmediatamente después del parto, aunque le fue practicado un "bautismo de socorro" por el médico que atendía el alumbramiento aunque, a ninguno de los asistentes al mismo, se le ocurrió que fuera importante el hecho de imponer un nombre al recién nacido.
El caso es que, por motivos que desconocemos, el párroco Florentín Díaz-Ubierna no consideró importante inscribir a la niña en el libro de bautizados, y lo hizo únicamente en el libro de difuntos.
En dicho libro de difuntos aparece el siguiente apunte, correspondiente al día 22 de agosto de 1879:
"...falleció la niña, hija de Mariano Hidalgo y María de la Cruz Girón, nacida a eso de las diez de la noche, y bautizada de socorro al salir del útero materno, por don Cipriano Andrés, médico titular de este pueblo; [...] por disposición de sus padres se la enterró con funeral de cuarta clase."
En el cuadro siguiente se resume parte de la información recogida en los apuntes de los dos libros, marcándose en amarillo el caso de la niña sin nombre, fallecida durante el parto o en los momentos inmediatos al mismo.
Dado que el triste suceso tiene ya una antigüedad de 143 años y que parte de las declaraciones de nacimiento de ese año fueron encontradas en la casa de mi tatarabuelo, me permito incluir en este post la declaración de nacimiento de la niña sin nombre.
Observamos como en el epígrafe "a quien se ha de inscribir con los nombres de", aparece la anotación "(N.)"; todos los demás datos de la declaración se encuentran cumplimentados: nombre del declarante (usualmente, el padre, Mariano Hidalgo en este caso, de 34 años de edad); domicilio (Ondovilla nº 13); profesión (labrador); día de nacimiento (2..) del corriente mes y año; hora (diez de la noche); nombre, naturaleza, edad y profesión de los padres, abuelos paternos, abuelos maternos y testigos.
Aunque en la declaración no se aprecia con claridad la fecha exacta de nacimiento (aparentemente, algún ratón devoró la segunda cifra), sabemos (por el libro de difuntos) que fue el día 22 de agosto; observamos que la declaración se cumplimentó al día siguiente (23 de agosto), aunque en ningún apartado se hace referencia al fallecimiento inmediato de la niña, tal y como exigía expresamente la normativa correspondiente. Algo totalmente comprensible, dada la tristeza del momento: un padre, con su hija recién fallecida, acude al domicilio del juez municipal (mi tatarabuelo Narciso Varona) para cumplimentar la consiguiente declaración de nacimiento.
En el apartado de "testigos presenciales" figuran dos históricos vecinos de Huérmeces:
- Bonifacio Pérez Díez (Hces, 1847), zapatero, casado con Francisca Pérez Díez (Hces, 1850)
- Eusebio Girón Arribas (Hces, 1843), labrador, casado con Cándida del Cerro Sagredo (Ubierna, 1848)
En aquellos tiempos, a los recién nacidos fallecidos se les enterraba en una rincón del cementerio especialmente habilitado para tal fin, dadas las altísimas tasas de mortalidad infantil y neonatal existentes. Por lo observado en los libros de finados, el funeral de cuarta clase era el más habitual en estos casos, a no ser que el niño fuera hijo de padres pobres de solemnidad o, en el otro extremo, lo fuera de personas notables del pueblo.
Según el libro de bautizados, Mariano Hidalgo y María Girón habían traído al mundo a otros tres hijos: Santiago (1870), Ángel (1873) y Marcelino (1875); la niña nacida en 1879 iba a ser, pues, su cuarto hijo, y su primera hija.
De Santiago y Ángel hemos encontrado posteriores referencias en los padrones de habitantes de Huérmeces; no así de Marcelino, ya que el niño falleció a la edad de 14 meses, en agosto de 1876.
LOS DOS HERMANOS DE LA NIÑA SIN NOMBRE
1. Santiago Hidalgo Girón
Santiago aparece en el Padrón de 1896, casado con Beatriz San Martín Sáez, hija del histórico tabernero Timoteo San Martín Romo, natural de Arcos de la Llana, y que regentó una taberna-tienda en Huérmeces desde 1876 hasta 1900. Santiago y Beatriz abandonaron Huérmeces al poco de casarse, y se establecieron como taberneros, primero en La Nuez de Arriba (1899) y luego en Montorio (1901). Santiago y Beatriz tuvieron seis hijos: Mariano (1899), Avelina (1901) Leonor (1904), Justina, Julia y Santiago (1915).
Uno de los hijos de Santiago y Beatriz, Avelina Hidalgo San Martín (Montorio 1901), contrajo matrimonio con Francisco Hidalgo Fernández (Hces, 1894), dando origen a la familia Hidalgo Hidalgo: Ester (1921), Ismael (1923), Evelio (1924), Blanca (1926), Soledad (1929), Florentina (1931), Carmela (1935) y Ana María (1938). Ismael fue el único que se estableció en Huérmeces, dónde residió durante toda su vida.
Otro de los hijos de Santiago y Beatriz, Mariano Hidalgo San Martín (La Nuez de Arriba, 1899) se estableció como tabernero en Sandoval de la Reina. En 1929, poseía tres camiones, todo un imperio transportista en la época. Después de la guerra civil, que le afectó directamente, tuvo un almacén de vinos en Burgos, entre otros negocios. En Sandoval le llamaban "Mariano el Arqueño", por la procedencia de sus abuelos maternos (Arcos de la Llana).
El resto de los hermanos Hidalgo San Martín (Leonor, Justina, Julia y Santiago) se establecieron en Burgos, Sotresgudo y Villadiego. Fue una familia -sobre todo- de taberneros e industriales.
2. Ángel Hidalgo Girón
Ángel, por su parte, contrajo matrimonio en 1900 con Hermenegilda Arce Arce, natural de San Martín de Ubierna, dando origen a la familia Hidalgo Arce. De los seis hijos de Ángel y Hermenegilda, únicamente dos (Carmen y Santiago) se establecieron en Huérmeces, dónde vivieron casi toda su vida. Los descendientes de Carmen viven en la actualidad en la Comunidad de Madrid, y mantienen casa abierta en Huérmeces.
APUNTES GENEALÓGICOS
Abuelos paternos:
Manuel Hidalgo Espinosa (Hces, 1816) y Petra Montero Díaz-Tudanca (Hces, 1816)
Abuelos maternos:
Primo Girón Valderrama (Hces, 1807) y Gregoria Arribas Díaz-Tudanca (Hces, 1814)
Padres:
Mariano Hidalgo Montero (Hces, 1846) y María de la Cruz Girón Arribas (Hces, 1839); trajeron al mundo a cuatro hijos, de los que únicamente sobrevivieron los dos primeros: Santiago (1870), Ángel (1873), Marcelino (1875) y "la niña sin nombre" (1879).
Hermanos:
Santiago Hidalgo Girón (Hces, 1870): casado con Beatriz San Martín Sáez (Hces, 1876); seis hijos: Mariano (La Nuez de Arriba, 1899), Avelina (Montorio, 1901), Leonor (1904), Justina, Julia y Santiago (1915).
Ángel Hidalgo Girón (Hces, 1873): casado con Hermenegilda Arce Arce (San Martín de Ubierna, 1882); seis hijos, todos ellos nacidos en Huérmeces: María Asunción (1903), Alfredo (1904), Jesús (1906), Santiago (1910), María del Carmen (1914) y Juana (1922).
Marcelino Hidalgo Girón (Hces, 1875-1876)
EL QUE PUDO SER EL NOMBRE DE LA NIÑA SIN NOMBRE
Dado que nació un 22 de agosto, la niña bien pudo llamarse María ya que, en el Santoral Cristiano de entonces, tal día se celebraba "Santa María, Reina de los Cielos y de la Tierra".
Aunque, en dicho día, también se celebra la onomástica de otros 32 santos; alguno de ellos con nombres tan poco comunes como Agatónico, Antusa, Atanasio, Epicteto, Fabriciano, Filiberto, Guiniforme, Hipólito, Mapril, Sinforiano, Timoteo y Zótico; y otros tantos con nombres más comunes en aquellos tiempos: Antonino, Felipe, Félix, Marcial y Mauro.
1879: UN AÑO CON TANTOS BAUTIZOS COMO FUNERALES
Movimientos migratorios aparte, el balance demográfico del Huérmeces de 1879 tuvo como resultado "cero": 19 nacimientos y 19 defunciones.
En la tabla siguiente se resumen los fallecimientos producidos en 1879. Además del nombre, fecha de defunción, edad, causa del fallecimiento, se consigna también el nombre de los padres en el caso de que el fallecido fuera menor de edad o soltero; por el contrario, si el fallecido era casado o viudo, se consigna el nombre del cónyuge en primeras o segundas nupcias, según el caso; entre paréntesis, el lugar de nacimiento de los padres o cónyuges; la profesión se refiere a la principal ocupación del "cabeza de familia".
De los 19 fallecidos, 11 eran mujeres y 8 varones; 10 eran párvulos (niños menores de 6 años), de los que 3 fallecieron en ese mismo año 1879 en el que habían nacido; otros 3 fallecidos eran infantes (niños con edades entre 6 y 14 años); otros 2 eran jóvenes menores de 30 años; y únicamente 4 eran mayores de 60 años.
LOS NIÑOS SIN NOMBRE
Por lo visto en los libros de finados de Huérmeces, era relativamente frecuente -por lo menos en aquellos tiempos- no imponer nombre a los niños a los que se practicaba un bautismo de socorro, y que fallecían al poco del alumbramiento. Así, en el periodo 1852-1880, en el libro de finados de Huérmeces aparecen un total de 14 niños sin nombre (4 niños y 10 niñas); en todos los casos, no aparece el correspondiente apunte en el libro de bautizados, aunque desconocemos si esta omisión respondía a recomendaciones del arzobispado u obedecía a la iniciativa del cura de turno (Florentín Díaz-Ubierna, en aquel periodo de tiempo).
En algunos casos, al luctuoso suceso del fallecimiento del niño sin nombre se unía el de la madre. Y en ocasiones, rizando el rizo de la crueldad, eran dos niños sin nombre, de la misma pareja, los que fallecían nada más nacer y, en el último parto, se unía el fallecimiento de la madre. Así, entre 1860 y 1863, se producen los tres fallecimientos siguientes:
- 28 de septiembre de 1860: Niña sin nombre, hija de Santiago García (natural de Espinosilla) y Paula Díez (natural de Huérmeces), pastores, fallece al poco de nacer, previo bautismo de socorro impuesto por el médico Eusebio Caldera; se le realiza un entierro de pobre.
- 11 de noviembre de 1863: Niño sin nombre, hijo de Santiago García y Paula Díez, fallece al nacer, previo bautismo de socorro impuesto por el médico Diego Pereda; se le realiza un entierro de pobre.
- 15 de noviembre de 1863: Paula Díez, esposa de Santiago García, fallece a los 32 años de edad, a consecuencia durante el "sobre parto" anterior; era hija de Vicente Díez y Ramona Díaz de Tudanca, naturales de Huérmeces; deja una hija llamada Lucía García Díez; se le practicó un funeral de tercera clase.
- 10 de enero de 1880: Niña sin nombre, hija de Ezequiel Pérez y Rosalía Puente, fallece por asfixia al poco de ser bautizada de socorro por el médico Cipriano Andrés; el fallecimiento se produjo a la diez de la mañana; funeral de cuarta clase.
- 10 de enero de 1880: Rosalía Puente Calle, de 39 años, natural de Huérmeces, esposa de Ezequiel Pérez, molineros, falleció a las tres de la tarde por metrorragia puerperal; era hija de Crisanto Puente (natural de Nocedo) y Nicolasa Calle (Huérmeces); deja un hijo, llamado Manuel Pérez Puente; funeral de quinta clase.
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