sábado, 19 de marzo de 2022

Los tres hijos "faroles" de Dionisio Ubierna, el "Cadete de Lences"


EL UBIERNISMO FAROL

A finales del siglo XIX, el apellido Ubierna (y su variante compuesta, el Díaz-Ubierna) se encontraba ampliamente establecido en Huérmeces. Ya en el Catastro de Ensenada (mediados del siglo XVIII) aparecían ocho vecinos "cabezas de familia" portadores de dicho apellido (2 Ubiernas y 6 Díaz-Ubiernas), lo que supone el 11% sobre el total de 68 vecinos (considerando únicamente el primer apellido). 

Siglo y medio después, en el padrón de 1899, de los 383 habitantes con que contaba Huérmeces, 47 eran portadores del apellido Ubierna (12 Díaz-Ubiernas y 35 Ubiernas), lo que suponía el 12% de la población (considerando primer y segundo apellido).

En el padrón de 1924, de un total de 440 habitantes, 58 eran portadores del apellido Ubierna (20 Díaz-Ubiernas), lo que suponía el 13% de la población.

En el padrón de 1940: 399 habitantes, de los que 50 eran Ubiernas (20 Díaz-Ubiernas), el 13% de la población.

En el padrón de 1960: 293 habitantes, de los que 32 eran Ubiernas (11 Díaz-Ubiernas), el 11% de la población.

Podemos concluir que, durante los dos siglos anteriores al gran éxodo rural de los años sesenta del XX, la importancia relativa que el apellido Ubierna ha tenido en Huérmeces se ha mantenido más o menos constante, alcanzando al 11-13% de la población. Nos encontramos, pues, ante un apellido profundamente enraizado en el pueblo.

Sin embargo, quizás sea menos conocido el hecho de que una buena parte de esos Ubiernas procedan de un lugar alejado del entorno inmediato de Huérmeces. A mediados del siglo XIX (entre 1846 y 1864), se produce la llegada a Huérmeces de un importante aporte de Ubiernas procedentes de la localidad burebana de Lences.

En aquel lapso de veinte años, tres hermanos apellidados "Ubierna García", nacidos en Lences, contraen matrimonio con tres personas naturales de Huérmeces. Y se reproducen. Y lo hacen con cierto éxito, de tal manera que, cuarenta años después, hacia 1900, casi la mitad de los portadores del apellido Ubierna son descendientes de aquellos tres hermanos que llegaron desde Lences.

Para complicar aun más el ubiernismo de Huérmeces, dos de aquellos tres hermanos "Ubierna García" de Lences se casaron con dos hermanos faroles que portaban el apellido "Díaz-Ubierna", por lo que sus descendientes pasaron a portar los apellidos "Ubierna Díaz-Ubierna" y "Díaz-Ubierna Ubierna". Casi un trabalenguas, además de un continuo dolor de cabeza para los genealogistas aficionados.

Ahora, cabe añadir que los citados tres hermanos "Ubierna García" procedentes de Lences, eran hijos de Dionisio Ubierna Fernández, más conocido por el sobrenombre de "el Cadete de Lences". No ha sido fácil encontrar datos acerca de este singular personaje, cuyos genes impregnaron los padrones de población del Huérmeces de la segunda mitad del siglo XIX. 

Dionisio Ubierna Fernández nació en la villa de Lences en 1795 y era hijo de Tomás de Ubierna Gallo, natural de Lences, y Casilda Fernández del Barrio, natural de Quintanabureba. Suponemos que el apelativo "cadete" le fue impuesto a consecuencia de haber realizado una corta carrera militar, nunca culminada.


Boletín Oficial de la Provincia de Burgos (5 de octubre de 1865): mayores contribuyentes de Lences; Dionisio vivía en el nº 9 de la calle de Burgos, y pagaba 51,3 escudos de cuota por contribución 


EL APELLIDO UBIERNA LLEGA A LENCES DESDE VILLAVERDE PEÑAHORADA

No hemos encontrado Ubierna alguno en el texto de las respuestas generales del Catastro de Ensenada correspondiente a Lences, y todo parece indicar que la llegada de dicho apellido se produjo en fechas inmediatamente posteriores a la confección de la famosa pesquisa.

El apellido Ubierna llegaría a Lences con la persona de Melchor de Ubierna, natural de Villaverde Peñahorada, al contraer matrimonio con Úrsula Gallo, natural y vecina de Lences. Ellos fueron los abuelos del "Cadete" por vía paterna, y su matrimonio se celebraría alrededor del año 1755.

En el Catastro de Ensenada aparece un tal Mateo Gallo como alcalde y justicia ordinaria por el estado noble, además de administrador de los bienes del Conde de Lences. Ignoramos si la referida Úrsula era hija suya pero, en el caso de que así fuera, cabe suponer que Melchor hizo un buen matrimonio y le mereció la pena trasladarse desde Villaverde Peñahorada a Lences.

El caso es que, un siglo más tarde de la llegada a Lences de su abuelo Melchor, Dionisio ya se habría convertido en el mayor propietario de tierras de la villa, tal y como parecen dar a entender varias reseñas aparecidas en el Boletín Oficial de la provincia de los años 60 del siglo XIX. Algún otro documento parece indicar que, hacia el año 1844, Dionisio también pudiera haber sido alcalde de la villa, siguiendo los pasos de su abuelo.




Dionisio contrajo matrimonio con Casilda García Martínez, natural del pueblo vecino de Solas (hoy Llano de Bureba), e hija de José García (Solas) y María Martínez (Rojas).

Dionisio y Casilda tuvieron nueve hijos: José, Miguel, Crisanto, Pedro, Andrés, Rafaela (religiosa en Castil de Lences), Salustiana, Damiana y Eulogia García Ubierna.


TRES HIJOS PARA TRES FAROLES (CON POSIBLE MEDIACIÓN ECLESIÁSTICA)

Como ya hemos comentado, tres hijos del "Cadete" (José, Salustiana y Eulogia) se casaron con faroles y se establecieron en Huérmeces, entre 1846 y 1864. Las tres bodas se celebraron en Lences; dos de ellas, el mismo día. 

En efecto, el 12 de enero de 1846 se celebraron dos bodas en la villa de Lences: los hermanos José y Salustiana Ubierna García, de Lences, casaron con los también hermanos Vicenta y Natalio Díaz-Ubierna Vivanco, de Huérmeces. Ofició la ceremonia conjunta Florentín Díaz-Ubierna Vivanco, hermano de estos últimos, además de cura capellán de Espinosilla de San Bartolomé y cura sirviente de Huérmeces.

Actuaron como testigos: Manuel de Mata, párroco de Huérmeces; Eusebio Bugedo, párroco de Buezo; y Pedro del Moral, sacristán de Lences. El párroco de Lences, Miguel Francisco García, otorgó la correspondiente licencia para que la ceremonia fuera celebrada por Florentín, el cura farol.

Poco después de la boda, Natalio y Salustiana se instalaron en Huérmeces. José y Vicenta, sin embargo, residieron en Lences durante algún tiempo, y en aquel pueblo nació su primer hijo, Dominica, en aquel mismo 1846. Su segundo hijo, Florentín (1849), ya nació en Huérmeces.

Ignoramos los azarosos motivos por los que dos hermanos de Huérmeces contrajeron matrimonio con dos hermanos de Lences, siendo localidades relativamente alejadas, geográficamente hablando. Quizás el nexo común fuera el citado cura Florentín Díaz-Ubierna Vivanco que, además de hermano de los contrayentes faroles y presbítero, era administrador de fincas. Y tanto Dionisio "el Cadete" como Melchor Díaz-Ubierna Arce (su padre), fincas ... tenían.  (Ver NOTA 2) 

Dieciocho años después, el 21 de abril de 1864, una nueva boda mixta se celebró en Lences. En esta ocasión, entre Eulogia Ubierna García, hermana de José y Salustiana, y el natural de Huérmeces Modesto García Mata. La nueva pareja se estableció en Huérmeces al poco de la ceremonia.

José y Vicenta sacaron adelante a tres hijos: Dominica, Florentín y Pablo Ubierna Díaz-Ubierna; Salustiana y Natalio, lo hicieron (que sepamos) con dos: Fidela y Mariano Díaz-Ubierna Ubierna; Eulogia y Modesto, con cuatro: Dionisio, Justo, Crescencia y Bienvenido García Ubierna.


Eulogia Ubierna García, hija de Dionisio, "el cadete de Lences"


Para facilitar un poco el seguimiento de este entramado ubiernista farol, me ha parecido oportuno incluir un pequeño cuadro genealógico resultante del encuentro entre los Ubiernas burebanos y los Díaz-Ubiernas faroles. En rojo, Dionisio "el Cadete de Lences" y sus tres hijos afincados en Huérmeces. 




Los nueve nietos de la rama farola del "cadete de Lences" llegaron al mundo en un lapso de 33 años; desde el primero, Dominica (1846) hasta el último, Bienvenido (1879). De los nueve, cinco residieron en Huérmeces la práctica totalidad de su existencia (Dominica, Florentín, Pablo, Mariano y Dionisio); de los cuatro restantes, únicamente Bienvenido se estableció en destinos lejanos (Colindres, Badajoz y Madrid), asentándose los otros tres en Burgos capital y provincia.

En cuanto a la siguiente generación, de los 34 bisnietos de la "rama farola" del "cadete de Lences", únicamente 10 se establecieron definitivamente en Huérmeces.

Por último, de los aproximadamente 90 tataranietos descendientes de la "rama farola" del cadete Dionisio, únicamente seis se establecieron definitivamente en Huérmeces. Tres fallecieron hace ya tiempo. Los tres restantes se encuentran ya jubilados, residiendo en el pueblo únicamente la temporada estival.

Dentro de los pueblos del entorno inmediato de Huérmeces, sabemos que en Las Hormazas reside hoy en día algún descendiente de José Ubierna García, el mayor de los tres hijos del Cadete que se establecieron en Huérmeces.

Natalio Díaz-Ubierna Vivanco, el esposo de Salustiana, viajó en solitario a Sudamérica en busca de fortuna, dejando en Huérmeces a su mujer y a -como mínimo- dos hijos (Fidela y Mariano). Nunca más se volvió a saber de él, considerándole "desaparecido en América".

Dionisio Ubierna Fernández, el "cadete de Lences", falleció en Lences en 1869, a los 76 años de edad; tres años más tarde, falleció su esposa, Casilda, a los 78 años, también en Lences.

El apellido Ubierna ha sido relativamente común en Lences hasta tiempos muy recientes.

 

APUNTES GENEALÓGICOS: LOS 9 NIETOS Y 34 BISNIETOS DE LA "RAMA FAROLA" DEL CADETE DE LENCES:


1. Dominica Ubierna Díaz-Ubierna (Lences, 1846 - Hces, 1925), sin descendencia.


2. Florentín Ubierna Díaz-Ubierna (Hces, 1849-1934), casado con Natalia Ibáñez Mata (Celadilla Sotobrín, 1853-Burgos, 1935); seis hijos:

  • Eladio Ubierna Ibáñez (Hces, 1879-1928), presbítero; estuvo destinado en Méjico, retornó enfermo a Huérmeces
  • María Dolores Ubierna Ibáñez (Hces, 1881), casada con Andrés Alonso Núñez (Ubierna, 1878); una hija
  • Francisco Ubierna Ibáñez (Hces, 1883-Burgos, 1963), casado con Sinforosa Pérez Pedrosa (Las Hormazas, 1885-1939), ocho hijos
  • Mónica Ubierna Ibáñez (Hces, 1890), casada con Ángel Pedrosa Pesquera (Las Hormazas, 1890-1968); cuatro hijos, de los cuales uno aún vive
  • Casilda Ubierna Ibáñez (Hces, 1892- Burgos, 1965): maestra, vivió unos años en Méjico, de dónde retornó con su hermano Eladio; sin descendencia
  • Antonino Ubierna Ibáñez (Hces, 1896-1992), casado con Carolina González Girón (Hces, 1895-1956), cuatro hijos, de los cuales uno aún vive, con una edad ya centenaria.

3. Pablo Ubierna Díaz-Ubierna (Hces, 1853-c.1934), casado con Balbina Luis Fuente (Trashaedo, 1868-Hces, c.1947), diez hijos:
  • Mauricio Ubierna Luis (Hces, 1887), casado con Teodora Arroyo Dorao (Burgos, 1888); Mauricio fue empleado de tranvías en Baracaldo.
  • Gliceria Ubierna Luis (Hces, 1889), sin datos
  • Heliodoro Ubierna Luis (Hces, 1891-Logroño, 1981), casado con Fidela Pérez Alonso (Hces, 1892-1968), tres hijos
  • Pedro Ubierna Luis (Hces, 1892), sin datos
  • Aurelio Ubierna Luis (Hces, 1894), sin datos
  • Natividad Ubierna Luis (Hces, 1896), sin datos
  • Luis Ubierna Luis (Hces, 1898), sin datos
  • José Ubierna Luis (Hces, 1902-1992), casado con Casilda Ortega Díaz (Hces, 1908-1981), un hijo.
  • Teófilo Ubierna Luis (Hces, 1906), sin datos
  • Roberto Ubierna Luis (Hces, 1909), sin datos

4. Fidela Díaz-Ubierna Ubierna (Hces, 1850), casada con Manuel Alonso García (Hces, 1853), sin datos


5. Mariano Díaz-Ubierna Ubierna (Hces, 1859-1932), casado con Jacinta [Díaz-] Villalvilla Varona (Hces, 1866-1947), ocho hijos (cinco, religiosos):

  • Maximina Díaz-Ubierna [Díaz] Villalvilla (Hces, 1890), Sierva de Jesús bajo el nombre religioso de Sor María del Rocío.
  • Victoria Díaz-Ubierna [Díaz-] Villalvilla (Hces, 1893-1965), casada con Esteban Crespo Crespo (Castrillo de Rucios, 1887-Hces, 1954), siete hijos.
  • Jacinto Díaz-Ubierna [Díaz-] Villalvilla (Hces, 1895-1947), casado con Juliana Díez Varona, dos hijos.
  • Felipe Díaz-Ubierna [Díaz-] Villalvilla (Hces, 1898-Madrid, 1972), padre paúl (1916), destinado en Limpias, Gijón, Sevilla, Cádiz y Badajoz.
  • Cayo Díaz-Ubierna [Díaz-] Villalvilla (Hces, 1900-1980), casado con María Natividad Martínez García (Ruyales del Páramo, 1907-Madrid, 1974), tres hijos.
  • Celestino Díaz-Ubierna [Díaz-] Villalvilla (Hces, 1903-Manila, 1978), padre paúl (1919), destinado en Filipinas.
  • Basilio Díaz-Ubierna [Díaz-] Villalvilla (Hces, 1907-Madrid, 1984), padre paúl (1924-1945), destinado en Pamplona, Sucre (Bolivia) e Iquique (Chile).
  • Enrique Díaz-Ubierna [Díaz-] Villalvilla (Hces, 1910-Cumaná, Venezuela, 1994), padre paúl (1928), destinado en Venezuela.

6. Dionisio García Ubierna (Hces, 1865-1932); casado con María del Carmen Martínez del Olmo (Los Tremellos, 1867-Hces, 1916); seis hijos:
  • Rosina García Martínez (Hces, 1888-Burgos, 1965), casada con Agustín Benito Güemes (Quintanarruz, 1890-Burgos, 1979); cinco hijos, uno de ellos llamado Dionisio en honor a su padre y a su bisabuelo "el Cadete".
  • Justa García Martínez (Hces, 1890-1984); sin descendencia.
  • Leonor García Martínez (Hces, 1892-Aranda de Duero, 1972), casada con Gil Montero López (Villaescusa de Ebro, 1894-Hces, 1965); dos hijos.
  • Marcelina García Martínez (Hces, 1894-1976); sin descendencia.
  • Bienvenido García Martínez (Hces, 1900-1986); sin descendencia.
  • Emilio García Martínez (Hces, 1903-1979); casado con Teresa Girón Díez (Hces, 1913-1992); siete hijos.

7. Justo García Ubierna (Hces, 1868), casado con María de la Paz Valderrama (Salas de Bureba); cuatro hijos:

  • Gregorio García Valderrama, sin datos
  • Modesto García Valderrama, sin datos
  • Cándida García Valderrama, sin datos
  • Concepción García Valderrama, casada con Rafael Girón Montero (Hces, 1897), una hija

8. Crescencia García Ubierna (Hces, 1876-Burgos, 1939), casada con Lucas Ibáñez Serna (La Nuez de Arriba-Burgos, 1946), sin descendencia.


9. Bienvenido García Ubierna (Hces, 1879-Madrid, c.1929), casado con María Ambrosia Fausto Ortiz (Valle de Soba, Santander); sin descendencia. Boticario, vivió en Colindres, Badajoz y Madrid. Más detalles en:




NOTA 1

El panorama patronímico del Huérmeces de entre siglos se complica aún más debido a que el apellido Villalvilla, también muy farol, presenta igualmente la forma compuesta Díaz-Villalvilla, con lo cual el padrón municipal pasó a contener varios "Díaz-Ubierna Díaz-Villalvilla"; para más inri, la adopción del prefijo "Díaz" únicamente fue seguida por una parte de los Villalvilla de entonces, coexistiendo en la misma familia hermanos que mantuvieron el Díaz con otros que no lo hicieron. Una nueva peculiaridad que sirvió para complicarnos un poco la vida a todos los amantes de la genealogía familiar. Proceso inverso ocurrió con los apellidos Díaz de Mata y Díaz de Tudanca, que perdieron el Díaz a lo largo de las últimas décadas del XIX y primeras del XX.


NOTA 2

Ignacio Pérez, de Las Hormazas, y descendiente de la "rama farola del cadete", nos proporciona una interesante "hipótesis":

Posible relación entre los consuegros Dionisio Ubierna ("el cadete de Lences") y Melchor Díaz-Ubierna (escribano en Haza de Siero, Huérmeces)

Hoy día la palabra cadete, en el ámbito militar, se suele referir a los alumnos de las Academias Militares, que aspiran a ser oficiales. Hace 200 años pasaba algo parecido, con la salvedad de que entonces no existían las Academias actuales ni los Reales Colegios Militares, a excepción de la Real Escuela de Artillería de Segovia y poco más. Eran los distintos Regimientos los que admitían a sus propios cadetes, con el propósito de ir formando sus futuros oficiales. Para ser admitido como cadete en la Escuela de Artillería o en alguno de los Regimientos militares había que cumplir ciertos requisitos: ser hijodalgo notorio de solar conocido; reunir ciertas capacidades físicas e intelectuales, así como seguir una conducta decorosa; y tener una edad comprendida entre 13 y 17 años. Tras cuatro años de estudios, los cadetes eran nombrados subtenientes, siempre que tuvieran cumplidos los 18 años.

Si al año de nacimiento de Dionisio Ubierna Fernández (Lences, 1795) le sumamos los 13-17 años de la edad normal de ingreso como cadete en algún Regimiento militar, nos vamos a los años de la Guerra de la Independencia (1808-1814).

En cuanto al requisito de hidalguía, sabemos que en 1756 Manuel Ubierna y su hermano Melchor, vecinos de Lences, plantearon un pleito en la Chancillería de Valladolid para que el concejo de Lences les reconociese su hidalguía. Y este Melchor Ubierna, vecino de Lences en 1756 (aunque natural de Villaverde Peñahorada) era muy probablemente el abuelo de nuestro cadete.

En cuanto a Melchor Díaz-Ubierna Arce (Huérmeces, 1778), cuentan las historias familiares que era un reconocido simpatizante carlista; y que en cierta ocasión fueron los guardias isabelinos a buscarle a su casa en Huérmeces para detenerle, pero no le encontraron porque se había escondido dentro del horno. Cuenta también la memoria familiar que Melchor tuvo que marcharse durante tres años a La Rioja; y que su novia Fidela, que era natural de Santibáñez Zarzaguda, le esperó pacientemente durante esos tres años.

Los dos acontecimientos narrados por la memoria familiar parecían indicar que la estancia de Melchor Díaz-Ubierna en La Rioja fue consecuencia directa de su intento de detención en Huérmeces, probablemente en el marco de la Primera Guerra Carlista.

Es cierto que Fidela Vivanco Díez (1791), la mujer de Melchor Díaz-Ubierna, era de Santibáñez Zarzaguda; pero cuando empezó la Primera Guerra Carlista ya llevaan unos 20 años casados. Además, en 1834, Melchor Díaz-Ubierna ya tendría unos 56 años (no es edad ya para aventuras militares), con varios hijos mozos, con una hacienda que atender y, además, era escribano público en Huérmeces (escribano en Haza de Siero, para ser exactos).

El episodio en el que Melchor Díaz-Ubierna se escondía en Huérmeces de los guardias isabelinos se habría producido en el marco de la Primera Guerra Carlista (1833-1840). Puede que mi tras-tras-tatarabuelo carlista ya no tuviera edad para escaramuzas bélicas, pero sí simpatías, contactos y posición para, por ejemplo, proporcionar una mula de refresco al obispo de Palencia, en fuga hacia territorios carlistas.

[Tal y como contamos en un anterior post, Carlos Laborda, obispo de Palencia, huyó de la ciudad en abril de 1836, camino de las provincias vascongadas, pasando por Las Hormazas y con algún apoyo desde Huérmeces: La fuga del obispo de Palencia (1836)]

Por otro lado, La aventura expedicionaria de Melchor Díaz-Ubierna por tierras de La Rioja se habría producido durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), cuando todavía estaba soltero. Una vez expulsado el francés, Melchor se habría casado con su paciente novia Fidela Vivanco.

Sabemos que Melchor Díaz-Ubierna contrajo matrimonio con Fidela Vivanco en 1814, en Santibáñez Zarzaguda, y que su primer hijo fue Florentín Díaz-Ubierna Vivanco, nacido en Huérmeces en 1815, lo que podría validar la historia de la aventura riojana de Melchor durante tres años, aunque situada en el marco de la Guerra de la Independencia, y su posterior boda con Fidela.

Por lo tanto, esa podría ser la vinculación inicial entre ambos consuegros: los dos habrían participado en la Guerra de la Independencia, probablemente en la misma unidad militar: Melchor Díaz-Ubierna con unos 31 años de edad y Dionisio Ubierna con unos 14 años de edad, y con todos los requisitos para ser cadete.

Siguiendo con las hipótesis, me atrevo a aventurar el nombre de la unidad en la que ambos pudieron servir en la guerra contra el invasor francés: el Regimiento (o Batallón) de Voluntarios de Burgos. Esta unidad fue creada en 1809, en principio bajo el mando del marqués de Barriolucio, y se sabe que luchó contra los franceses en La Rioja. Existió hasta principios del 1812, cuando desapareció al integrarse en otra unidad de más envergadura.


Dicen que las amistades contraídas durante el servicio militar duran para toda la vida o que, al menos, nunca se olvidan. Suponemos que, las originadas en periodos bélicos durarían aún más y de manera más intensa. Es posible que, a pesar de la diferencia de edad, Melchor y Dionisio mantuvieran su amistad una vez finalizada la guerra contra el invasor francés. Ambos también tendrían en común su carácter de "ricos propietarios" ya que, tanto Melchor como Dionisio, figuran en las listas de mayores contribuyentes en sus respectivos pueblos. Es posible que, tras casarse y traer al mundo a varios hijos, un buen día comentaran la posibilidad de consolidar aún más esa vieja amistad y esos intereses comunes; y qué mejor manera de hacerlo que proponiendo una doble boda entre dos de sus hijos mayores: José y Eulogia, por parte de Dionisio, Vicenta y Natalio, por parte de Melchor. 

Esta propuesta de Ignacio es perfectamente compatible con la intermediación que pudiera haber realizado el cura Florentín Díaz-Ubierna Vivanco, hijo de Melchor y hermano de los contrayentes faroles, Vicenta y Natalio. Como cura de su época, damos por supuestas sus querencias carlistas que, unidas a su condición de administrador de fincas, contribuirían a que viera con buenos ojos la unión entre los hermanos Ubierna de Lences y los Díaz-Ubierna de Huérmeces.


FUENTES

  • Boletín Oficial de la Provincia de Burgos, 15 de enero de 1854: Relación de contribuyentes según la Real Orden de 6 de julio de 1858; en el tercer distrito (Briviesca) aparece Dionisio Ubierna, en Lences, con una contribución territorial de 252 reales de vellón.
  • Boletín Oficial de la Provincia de Burgos, 28 de octubre de 1854: Relación de personas cuya acta de concejal aún no ha sido remitida, tras las elecciones del pasado 1 de octubre; en el listado correspondiente al distrito electoral de Poza aparece un tal Dionisio Ubierna.
  • Boletín Oficial de la Provincia de Burgos, 5 de octubre de 1865: Gobierno de la Provincia de Burgos, Elecciones para diputados a Cortes y provinciales; sección de Briviesca: en Lences aparece Dionisio Ubierna Fernández, propietario, residente en el número 9 de la calle de Burgos, con una cuota por contribución de 51,3 escudos.
  • Memoria de los trabajos hechos por la Junta de Beneficencia Particular de Burgos durante el año 1874 y reseña de los fundadores particulares instituidas en la provincia. Federico Martínez del Campo. Imprenta Provincial, Burgos (1876) [página 88: obras pías destinadas a la instrucción pública, partido de Briviesca, Lences: obra pía para dotación de maestro, fundada por José Carrillo en 1770; en 1844 el patrono de la misma era Dionisio de Ubierna, en su condición de alcalde de Lences]
  • Catalogue des Maisons et du personnel de la Congrégation de la Mission [años 1934-1959]: datos relativos a los cuatro hermanos paúles pertenecientes a la familia "Díaz-Ubierna Díaz-Villalvilla", que profesaron entre 1916 y 1928
  • Archivo Diocesano de Burgos: Libros de Casados y Bautizados de las parroquias de Lences y Huérmeces
  • Los datos relativos a las fechas de defunción posteriores a 1922 se han obtenido, principalmente, de diversas reseñas necrológicas aparecidas en el Diario de Burgos.


ANEXOS

LENCES DE BUREBA

El pueblo natal del "Cadete" se encuentra situado a unos  26 km al NE (en línea recta) de Huérmeces; por carretera, unos 45 km, pasando por Masa, Cernégula y Abajas. A mediados del siglo XIX, un viaje de 30 km por sendas que atravesaban páramos y valles (por Castrillo, Quintanarrío, Robredo, Hontomín, Lermilla y Arconada), y que exigiría una larga jornada de desplazamiento.


La villa se encuentra situada a unos 670 metros de altitud, en un paraje en el que confluyen las aguas del río Castil (también llamado de Bárcena o de las Campanas) con las del río Homino, la principal arteria hídrica de la subcomarca de Las Torcas.

En el pueblo confluyen también la carretera Burgos-Poza con la que desciende del Páramo de Cernégula por Abajas, Bárcena y Castil. Hace pocos años, se asfaltó el viejo camino que se dirigía al pueblo vecino por el este, Llano (antes Solas). Y por el pueblo pasaba (y paraba) el ferrocarril Santander-Mediterráneo, hasta su clausura definitiva en 1984. Hoy en día, una vía verde discurre por el antiguo trazado ferroviario. Aún se conserva el apeadero. A poco más de 4 kilómetros, se sitúa la villa de Poza.
  
La villa de Lences, desde 1976 incorporada al municipio de Poza de la Sal, nunca fue un lugar muy poblado. Su máximo demográfico se alcanzó el año 1860, con 278 habitantes [aunque el corresponsal del señor Miñano afirme que en 1826 la villa tenía 367 habitantes; y aunque 26 años más tarde Madoz diga que solo tenía 146 habitantes]. Serie demográfica: 1857 (265); 1860 (278); 1887 (228); 1900 (192); 1910 (184); 1920 (203); 1930 (245); 1940 (227); 1950 (215); 1960 (189) y 1970 (126).


Planimetría de Lences (1910-1928)


Su primera referencia documental aparece, bajo la grafía de Lençes, en un documento del año 1011 perteneciente a la colección diplomática del Monasterio de San Salvador de Oña. En aquellos tiempos, Lences pertenecía al alfoz de Poza, uno de los cuatro que luego conformarían la merindad de la Bureba. Desgraciadamente, esta es una de las merindades que faltan en el famoso Libro Becerro de las Behetrías (1352) por lo que nada podemos saber acerca de los señores y tributos de la localidad en aquellos tiempos.





Cuatro siglos más tarde, en las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada (1752), encontramos un detallado registro de impuestos, cargas, personas, profesiones, ganados y cultivos del Lences de entonces:

  • la villa  de Lenzes es propia del marqués de Olías y Mortara, Conde de Lences y Triviana, aunque no percibe derechos por razón de señorío, pudiendo únicamente elegir a los oficiales de justicia
  • el término de Lences "de levante a poniente tendrá una legua y del norte al sur, tres cuartos de legua, poco más o menos ... por el aire cierzo confronta con los términos propios de la villa de Poza, por solano con los de Solas [hoy Llano de Bureba] y Barrios, por ábrego con los de Carcedo y Arconada, y por regañón con los de las villas de Castil de Lences y referida de Poza."
  • componían la población 34 vecinos de casa abierta, y 5 viudas.
  • componían el caserío 64 casas: 35 habitables, 12 inhabitables, 2 arruinadas y 15 que sirven de pajares; al Conde de esta villa no se pagan impuestos por establecimiento y suelo.
  • los cultivos más comunes son: trigo, cebada, centeno, avenas, lino, viñas, herbaza, manzanas, peras, nueces; y un monte, denominado Carrascal.
  • los impuestos más comunes son los diezmos (pagados a la iglesia) y primicias; los diezmos se pagan al abad de Salas, a la iglesia metropolitana de la ciudad de Burgos y a los curas de esta villa de Lences; también percibe parte de los diezmos Don José de Ortiz Cantón, vecino de Poza, en concepto de tercias reales.
  • existen dos molinos harineros: uno "corriente y moliente", otro perdido y sin uso; también existen dos "alagares" de exprimir uva, uno propiedad de don Juan Manuel de Aguilar, vecino de esta villa, otro del don Miguel Carrillo, cura beneficiado de esta villa de Lences.
  • poseía 650 cabezas de ganado lanar, y 142 cabezas de carneros, cabras y borros; 20 vacas de vientre y huelgo; 2 novillas.
  • cargas del Común: existían varios censos contra el Común de Lences: uno a favor del cabildo de la iglesia de la villa (401 ducados de principal); otro a favor de la obra pía de Castro, fundada en la ciudad de Burgos (150 ducados de principal); otro a favor de la capellanía que en la villa de Bentretea gozaba don Manuel Quintano, arzobispo de Farsalia y gobernador [obispo auxiliar] de la [archidiócesis] de Toledo (75 ducados de principal); por un yantar, el Común de Lences pagaba al año 18 reales y 8 maravedíes al abad del monasterio de Oña; aunque parece que de este derecho y otros quedó absuelta la villa de Lences y sus vecinos por sentencia firme de la Chancillería de Valladolid de fecha 1500.
  • en la villa no existe tabernero, ya que cada vecino vende el vino que hace; hay una casa mesón propiedad del mencionado vecino de Poza don José de Ortíz Cantón, y que lleva en renta José del Barrio, vecino de esta villa.
  • un cirujano (Juan de Mata), dos carpinteros (José del Portillo, con un hijo mayor de edad; José González), un tejedor (Pedro de Mata), un sastre (Matías Pérez), dos herreros (Antonio Serrano y José Serrano), un dorador (José Carrillo), un herrador y mesonero (José del Barrio)
  • un jornalero (Isidoro de Porres); 8 jornaleros y labradores mixtos: Andrés de Carranza, Matías Pérez, José Calvo, Andrés Calvo, José Conde, Juan Antonio Pérez, Jerónimo González y José Díez de la Peña; 19 labradores: Simón Díez de la Peña; José del Portillo Pérez; dos hijos mayores de don Juan Manuel de Aguilar; un hijo del tejedor Pedro de Mata; Diego Díez Gutiérrez y un hijo casado que sirve de criado a su labranza; Ángel de Porres; Andrés González; un hijo mayor de edad y un criado de Mateo Gallo, administrador del Conde de esta villa; un criado del cura don Miguel Carrillo; un hijo del sastre Matías Pérez; el mesonero José del Barrio; Juan Díez Gallo; Manuel Guilarte; Agustín Pérez; Tomás de Revilla, que pasa de 60 años, y tiene dos hijos mayores que llevan la labranza; José Carrillo, dorador, pasa de 60, un hijo mayor; María Carrillo, viuda, tiene un hijo que lleva la labranza.
  • seis pobres de solemnidad
  • dos clérigos presbíteros

Todo lo anterior, firmado en la villa de Lenzes, a 4 de diciembre de 1752, siendo comparecientes: Mateo Gallo (alcalde y justicia ordinaria por el estado noble), José Carrillo (alcalde por el estado llano de hombres buenos), José Díez de la Peña (regidor por el estado noble), Pedro de Mata (procurador síndico general por el estado llano); José del Portillo Pérez, Diego Díez Gutiérrez, Andrés González y Pedro de Medina, peritos nombrados por la justicia de esta villa; don Miguel Carrillo, cura y beneficiado.

Un siglo después, en el célebre Diccionario de Madoz (1852) se afirma que Lences tiene: "38 vecinos y 146 almas [datos demográficos tomados del Censo de Matrícula Catastral de 1842, nada fiables, ya que la población real rondaría los 230-250 habitantes]; 48 casas de un solo piso; escuela de 22 alumnos; maestro dotado con 25 fanegas de trigo; iglesia de Santa Eugenia, un cura párroco, un beneficiado entero y un sacristán (el maestro); dos ermitas en los alrededores del pueblo: San Juan y Nuestra Señora de Montes Claros; cementerio alejado del pueblo, cercado con pared; una fuente de excelentes aguas; terreno de cultivo pedregoso pero productivo; en secano: cereales, legumbres, frutales y vino chacolí; en regadío, lino; dos ríos: de las Presas y Homino; tres pontones de un solo arco; un molino harinero; varios telares; monte de los Arenales, poblado de encina y roble; ganado lanar, vacuno, caballar y cabrío.

A título meramente anecdótico, casi humorístico, cabe reseñar lo que el más que desacreditado Diccionario de Miñano (1826) decía acerca de Lences apenas un cuarto de siglo antes que Madoz:



"... villa solariega ... cuadrilla de Rojas, alcalde ordinario, 90 vecinos, 367 habitantes ... una ermita bastante buena y concurrida ... terreno llano, arenoso y fácil para el cultivo, en el cual hay indicios de salinas que, con alguna más industria que hubiese, podrían serle de mucha utilidad, y no que ahora son pobres los vecinos por negligencia, y porque no conocen el terreno que pisan. Hay buenos edificios y calles, algunos mayorazgos ricos, un palacio y dos riachuelos que desaguan en el Ebro ..." 

Casi todo resulta hilarante en el Miñano, pero hay que concederle el mérito de provocar sonrisas (o lágrimas) en el atribulado lector, según cual sea el pueblo que se busque o el dato que se contraste. El Antiguo Régimen se encontraba en sus últimos estertores, los curas eran los corresponsales locales y el poder señorial aún resonaba en las villas y aldeas de Castilla.

Hablando de curas: en 1863, Lences estaba incluido en el arciprestazgo de Rojas, su iglesia de Santa Eugenia era de categoría "rural de primera" y el cura beneficiado (Miguel García) tenía una dotación de 3300 reales, más otros 760 reales en concepto de "culto"; la población del pueblo alcanzaba las 265 almas (71 vecinos).

A finales del siglo XIX y principios del XX, aún pervivía en Lences el oficio de pañero, en la persona de Lucas Montes (anuarios de 1894 y 1911). Con un censo que rondaba los 200 habitantes, en la villa abundaban los ganaderos y cosecheros de vino, por encima de los productores de cereal; funcionaba un solo molino harinero (Nicolás Tudanca en 1894, Fausto Inés en 1911); el párroco se llamaba Felipe Barriocanal, y el carpintero, Gorgonio Carlos.


EL APELLIDO LENCES

Hoy en día, muy pocas personas portan en España el apellido "Lences". Tanto es así, que no aparece en la base de datos del INE (al no existir al menos 5 personas así apellidadas a nivel nacional o provincial).

A principios del siglo XX, no obstante, no resultaba tan extraño encontrar dicho apellido toponímico; así tenemos, por ejemplo:

  • Emeterio Lences Salazar, nacido en Burgos (1918)
  • Tomasa Lences Sarracín, nacida en Burgos (1922)
En tiempos muy anteriores, encontramos a Bartolomé de Lences como gobernador de Costa Rica (1591).

En ocasiones, parece producirse alguna confusión entre los apellidos Lences (burebano) y Lence (gallego); tal es el caso del comandante Antonio Lence que, en alguna reseña de prensa, aparece como Antonio Lences (nombramiento, DB-10 de mayo de 1923). 


EL ALCALDE DE LENCES Y LA INICIATIVA DE OPOSICIÓN CASTELLANA AL ESTATUTO CATALÁN DE 1932

Como ya hemos reiterado en anteriores ocasiones, todos los pueblos tienen sus pequeñas historias, esas que hablan de pedriscos apocalípticos, muertes violentas (accidentales o provocadas), maestros heroicos, curas peleones, anónimos vecinos cuyas gestas han soportado el paso de los tiempos...

Lences no constituye una excepción aunque, en este caso, la "gesta" trascendiera a las imprentas de la prensa local, alcanzando también a las de la regional y nacional.

Nos situamos en las primeras horas de vida de la Segunda República.

Tras la proclamación de la efímera República Catalana, el 14 de abril de 1931, el gobierno de la nación negoció con Macià el restablecimiento de la antigua Generalitat y la aprobación en las Cortes Constituyentes de un Estatuto de Autonomía elaborado en Cataluña.

La Diputación Provisional de la Generalitat elaboró en pocos días un anteproyecto, gestado en el Santuario de Núria, y lo sometió inmediatamente a un referéndum popular (con las consabidas limitaciones electorales de entonces). Aprobado por amplísima mayoría, Macià entregó el texto al presidente del Gobierno Provisional, Niceto Alcalá Zamora, quien lo presentó a la Cortes Constituyentes el 18 de agosto de 1931

Inmediatamente, surgieron por el resto del país iniciativas en contra del contenido del Estatuto Catalán, incluidas campañas de boicot a productos catalanes. Parece que fue ayer.

Las campañas "anti catalanas" fueron muy activas en las entonces denominadas dos Castillas y, especialmente, en la provincia de Burgos. Particularmente activos resultaron ser los sectores más conservadores y monárquicos de la sociedad. Y Burgos era una ciudad de curas y militares, que extendía su influencia por toda la provincia.

Quizás sea menos conocido el hecho de que una de las iniciativas más dinámicas y de más amplio recorrido, tuviera su origen en el Ayuntamiento de una pequeña localidad de la Bureba, limítrofe con las laderas orientales del páramo de Masa: Lences. Corría el mes de agosto de 1931 cuando el entonces alcalde de Lences, Víctor Ruiz, convocó una sesión extraordinaria de su ayuntamiento para debatir la postura a adoptar contra el proyecto de "Estatuto Catalán", recién presentado en las Cortes nacionales para su pertinente discusión.


Diario de Burgos, 20 de agosto de 1931

Una vez debatido el asunto en el pleno extraordinario del Ayuntamiento de Lences, el alcalde envió un oficio al Ayuntamiento de Burgos; en el mismo, se solicitaba una junta de alcaldes de la provincia, al objeto de "cambiar impresiones" sobre el Estatuto Catalán. En el Ayuntamiento de Burgos, en sesión ordinaria del miércoles 19 de agosto, y como asunto fuera del orden del día, se procedió a la lectura del oficio enviado desde el Ayuntamiento de Lences, trasladándolo a la Comisión de Gobierno. 


Diario de Burgos, 10 de septiembre de 1931

Poco tiempo después, el Ayuntamiento de Burgos, en sesión ordinaria de 9 de septiembre, asume la iniciativa presentada por el alcalde de Lences, aunque sin concretar fecha ni lugar para la posible reunión de todos los alcaldes de la provincia.


Diario de Burgos, 27 de noviembre de 1931

Mes y medio más tarde, fue la Comisión Gestora de la Diputación Provincial, encabezada por su presidente, Luis García García-Lozano, la que mostró su opinión favorable a la celebración de la reunión de alcaldes de toda la provincia.



Diario de Burgos, 14 de diciembre de 1931


Por fin, el domingo 13  de  diciembre, se celebró el tan publicitado acto, en el Teatro Principal de Burgos, al que asistieron cuatro diputados a Cortes, centenares de alcaldes de la provincia y numeroso público. Una serie de ayuntamientos que no pudieron enviar a ningún representante, manifestaron su adhesión al acto; entre ellos, Santibáñez Zarzaguda y Basconcillos del Tozo. Se acordó elevar las conclusiones a los poderes públicos. El acto finalizó con un viva a Castilla.


Diario de Burgos, 23 de diciembre de 1931


La víspera de Nochebuena, el Diario publica una arenga del alcalde de Lences, dirigida a los españoles, a los intelectuales, a la prensa madrileña, a los diputados y a los líderes de los partidos políticos.




Un mes más tarde, el 17 de enero de 1931, la iniciativa traspasó las fronteras provinciales, y se celebró una "magna asamblea" en el Teatro Principal de Burgos, a la que acudieron representantes de las diputaciones de varias provincias castellanas, aragonesas y andaluzas, así como alcaldes de las principales capitales; asistieron también representantes de cámaras de propiedad urbana, sociedades obreras, agrupaciones de patronos y sindicatos agrícolas. Entre las conclusiones adoptadas, destaca la frontal oposición al texto del Estatuto Catalán presentado en Cortes. 



Diario de Burgos, 9 de mayo de 1932


Aún hubo una traca final en toda esta concatenación de actos originados en Lences. El domingo, 8 de mayo de 1932, se celebró en Palencia una nueva "magna asamblea" en defensa de la "unidad nacional" y en contra del proyecto de Estatuto Catalán que se estaba debatiendo en las Cortes.

Las iniciativas magno-asamblearias del alcalde de Lences también tuvieron su repercusión en la prensa nacional. A título de ejemplo: El Diario de Alicante y El Debate, que publicaron reseñas en fechas cercanas o coincidentes con la celebración de la Diada de aquel año.


Diario de Alicante, 13 de septiembre de 1931

El Debate (Madrid), 11 de septiembre de 1931


Casi un año después de la iniciativa del alcalde de Lences, el Estatuto Catalán (el texto redactado en Núria, aunque bastante recortado) fue aprobado por las Cortes el 9 de septiembre de 1932. Y el resto, ya es historia.


Poco es lo que podemos contar de Víctor Ruiz Díez, el alcalde de Lences en aquellos convulsos años. En algunas reseñas del Diario de Burgos aparece como "propietario" o "rico propietario de Lences", asistente a diversos eventos sociales de la época. 

En el "Anuario" de 1911, Víctor Ruiz aparece como fiscal del juzgado municipal, así como titular de un negocio de venta de comestibles y otro de "hormas para sombreros"; también figura en la relación de mayores cosecheros de vino, así como en la de mayores ganaderos de la villa. 

Víctor falleció en 1952 y, probablemente, jamás se le pasó por la cabeza la idea de que, unos 86 años después de aquel 1931 que él vivió con tanto ardor, se repetirían ciertos acontecimientos que desembocarían en una nueva proclamación de República Catalana, ni que la duración de esta sería muchísimo más corta que la proclamada por Francesc Macià aquel lejano 14 de abril de 1931. Aquella duró tres días; esta nueva, 46 segundos. Y es que ahora ... todo acontece más rápido.


PRINCIPALES ELEMENTOS PATRIMONIALES DE LENCES

1. Iglesia de Santa Eugenia

Del antiguo edificio románico destaca la interesante portada, con fustes, capiteles y cinco archivoltas, las dos últimas, figuradas; datada a finales del siglo XII; también románica es la pila bautismal, de vaso liso y base hundida.
 



El edificio actual presenta unas considerables dimensiones, con una espadaña reconvertida en torre, un ábside poligonal con contrafuertes, en uno de los cuales aparece un escudo de los Rojas, un pórtico con tres arcos clasicistas, y un reloj (1857) incrustado en el remate del cuerpo exterior de la escalera de caracol.

En el interior, nos encontramos con una iglesia gótica de dos naves y dos capillas, con bóvedas estrelladas. Interesante retablo mayor renacentista, de cinco calles, y varios retablos colaterales; interesante virgen sedente "de Montes Claros", del siglo XIV, procedente de la arruinada ermita homónima.


2. Puente medieval sobre el río Bárcena

Bonito y bien conservado puente de piedra, rehabilitado en 2010. De un solo ojo, con bóveda de cañón en sillería; con tímpanos, estribos y pretil en mampostería; perfil de lomo de asno, empedrado moderno. El vano tiene 8,4 metros de luz; la longitud total alcanza los 24 metros, y la altura, los 7,6 metros. La anchura del tablero alcanza los 2,3 metros (pretil inclusive) y se abocina en las cabeceras, como era habitual en puentes con importante tránsito ganadero.




Constituía el antiguo acceso a la villa, y su origen se remonta al siglo X; daba servicio a un cordel de la Cañada Real Segoviana. Al lado, se levantó un puente nuevo a finales del siglo XIX, en hormigón, chapado en piedra arenisca.

A un kilómetro al NW del pueblo, curso del río Bárcena arriba, existe otro puente de piedra (el puente "mocho"), también de origen medieval (o romano, según algunos); daba servicio al antiguo camino de Lences a Castil, antes posible vía romana; de esbelto trazado, su estado de conservación aparente es bueno, aunque afeado por un pretil de hormigón. Dispone de bolardos para impedir el tránsito de vehículos.





No muy lejos de este último puente, en el paraje de San Juan, existió una ermita homónima, de la que no queda ni rastro. La ermita aparece consignada en el Diccionario de Madoz.

Sobre el río Homino se disponen también dos puentes, uno moderno y otro antiguo. Y el viejo trazado del Santander-Mediterráneo también dispone de su correspondiente puente sobre el río Bárcena, aunque pasa desapercibido. Pocos pueblos de pequeño tamaño pueden presumir de poseer seis puentes de cierta envergadura; es lo que tiene el estar situado en una encrucijada de cursos de agua, caminos y cordales. 


3. Ermita de Nuestra Señora de Montes Claros

Arruinada construcción situada a unos 200 metros al oeste del pueblo, a la vera del antiguo camino hacia Castil de Lences; su silueta destaca sobre una pequeña elevación del terreno. Parece ser que un incendio fue el origen de su ruina actual. La virgen de Montes Claros, hoy en la iglesia parroquial, pudo salvarse.
 




Sobre su ábside poligonal, de tres lados y dos contrafuertes, se dispone el campanil, en contra de la costumbre tradicional de colocarlo sobre la portada, en un lateral o a los pies de la ermita. 

Continuando unos 800 metros más por el camino que nos ha traído a la ermita, y tomando siempre la derecha en las tres bifurcaciones que encontraremos, alcanzaremos el viejo puente de piedra antes referido. Un plácido y cómodo paseo.

 
4. Vía Verde del Santander-Mediterráneo

La antigua vía férrea discurría muy cercana al costado sureste del caserío del pueblo, que disponía de apeadero propio, situado a unos 200 metros de aquel. El tramo Peñahora-Trespaderne del Santander-Mediterráneo se inauguró el 5 de noviembre de 1929, constituyendo un hito para los pueblos por los que discurría el trazado. El tren correo paraba en Lences a las 7:27 de la mañana y llegaba a Burgos a las 10:02; en sentido contrario, salía de Burgos a las 17:30, y paraba en Lences a las 19:04. El precio, en tercera, 3'95 pesetas, solo ida (Burgos-Poza). La línea se cerró en 1984. 




El apeadero disfrutó de algún uso semi residencial hasta hace pocos años. Hoy presenta un estado de ruina avanzada. Este largo tramo de vía verde, entre Villarmero y Castellanos de Bureba, se completó, tras muchas peripecias, en 2018.
 

Minuta MTN50 (1928): el recién estrenado trazado ferroviario y el apeadero de Lences


5. Mirador de Majuelos

Realizado en 2010, aprovechando un paraje elevado (Majuelos) situado a unos 500 metros al este del pueblo. El acceso se encuentra señalizado, a la entrada del camino -hoy asfaltado- que se dirige hacia Llano de Bureba.


Lences, con su iglesia a la derecha; cruce carretera-vía verde; ribera del Homino; al fondo, páramo de Poza

Al fondo, izda., Poza de la Sal; en el centro, vía verde entre Lences y Salas;  dcha., Sierra de Oña


Dotado de varios bancos, un vallado de madera y la sombra y abrigaño que proporcionan varias matas de encina, las vistas que proporcionan sus 714 metros de altitud (50 metros más alto que el entorno) hacen que merezca la pena su visita, sobre todo en un atardecer. 




6. Zona de ocio de los molinos del río Bárcena:

Desde el puente medieval y, previa limpieza y acondicionamiento de un tramo del río Bárcena, se ha creado un espacio de indudable belleza, con sombra y frescor abundantes. El paraje era denominado "La Quebrada" y en el mismo se realizaban tareas de lavado de ropa y aseo corporal cuando aún no existía agua corriente en el pueblo.




 



En la margen izquierda del río, destaca la mole de uno de los dos antiguos molinos, así como una pequeña cascada por la que el agua del canal molinar vuelve al curso del río. El agua del canal molinar es hoy utilizado para regar las varias huertas existentes en el pueblo.


7. Área recreativa y de baño del río Homino

Justo a la entrada del pueblo, en dirección Burgos, se crea cada verano una concurrida zona de baño, gracias a una pequeña presa en principio ejecutada para crear una zona de carga de agua para los camiones autobomba utilizados para combatir incendios o transportar agua a lugares con problemas de suministro.

El área cuenta con bancos y zonas de sombra. Y las semi cristalinas y frescas aguas del Homino.


FUENTES

  • Puentes singulares de Burgos. Diputación Provincial de Burgos (2018) [p. 223, puente de Lences] Curiosamente, solo aparece el puente de piedra de acceso al pueblo, y no lo hace el situado aguas arriba, también de piedra y, probablemente, más antiguo
  • Página web "Cazando puentes": loboquirce.blogspot.com Puente de Lences de Bureba
  • Las mil y una iglesias de la diócesis de Burgos, Francisco Javier Gómez Oña. Monte Carmelo, Burgos (2010) [pp. 258-259]
  • Página web turística de Lences de Bureba lencesdebureba.es
  • Diario de Burgos, 5 de noviembre de 1929: inauguración del tramo Peñahorada-Trespaderne del ferrocarril Santander-Mediterráneo
  • Diario de Burgos, 20 de agosto de 1931: el alcalde de Lences solicita al de Burgos que convoque una junta de alcaldes de la provincia para hablar del Estatuto Catalán
  • Diario de Burgos, 10 de septiembre de 1931: en la sesión ordinaria del Ayuntamiento de Burgos se aprueba convocar la reunión solicitada
  • El Debate, 11 de septiembre de 1931: reseña relativa a la reunión de alcaldes de la provincia de Burgos promovida por el alcalde de Lences
  • Diario de Alicante, 13 de septiembre de 1931: reseña al respecto anterior
  • Diario de Burgos, 27 de noviembre de 1931: en la Comisión Gestora de la Diputación Provincial se trata del asunto y se decide convocar la reunión
  • Diario de Burgos, 14 de diciembre de 1931: primera reunión, que se celebra en el Teatro Principal
  • Diario De Burgos, 23 de diciembre de 1931: proclama del alcalde de Lences
  • Diario de Burgos, 18 de enero de 1932: magna asamblea en el Teatro Principal
  • Diario de Burgos, 9 de mayo de 1932: una nueva magna asamblea, esta vez en Palencia
  • Indicador general de la industria y el comercio de Burgos (1894) [Lences en página 153]
  • Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración (1911) [Lences en página 1875] 


1 comentario:

  1. Es un placer leer tus entradas.
    Te dejo algún apunte sobre los Ubierna de Lences.
    Melchor Ubierna aparece como vecino de Rojas junto a su esposa Úrsula Gallo.
    Melchor era hijo de Juan Antonio y de María González Gallo, casados en Lences en 1727, siendo Juan natural de Villaverde.
    Esta rama del apellido Ubierna procede de las Rebolledas, seguramente descendientes de los Rodríguez de Ubierna, cuyo solar se encontraba en dicho lugar, y del que llegaron tanto Rodríguez Ubierna,
    Ubierna y Perez de Ubierna

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