Uno de los rincones más bucólicos del término de
Huérmeces es el que rodea al viejo puente del siglo XVII (1) que cruza el río justo allí donde el Úrbel se ve
remansado en una poza de buen
tamaño, sombreada por altos y frondosos chopos (2). A principios de verano, sobre las
tranquilas aguas de la poza se produce el llamativo despliegue floral de decenas de
nenúfares, lo que contribuye a dotar al lugar de un hálito de pintura
prerrafaelita.
El recorrido entre el pueblo y el viejo puente, por
el camino de La Blanca,
constituye uno de los paseos más populares de Huérmeces. Del puente nuevo (Vega o Comparanza) al
viejo puente, y vuelta por la carretera, ya que el escaso tráfico que soporta la BU-622 así lo permite. Un circuito pedestre de casi dos kilómetros de paseo.(3)
En su condición de solar en el que se estableció el
primer asentamiento poblacional del Guermezes
alto-medieval (4), los alrededores del
Puente presentan una alta densidad de parajes icónicos en la historia del
pueblo: la desaparecida ermita de La
Blanca, el supuesto castillo de la Coronilla, la
superviviente ermita de Cuesta Castillo, las pétreas tumbas medievales de San Miguel y La Nevera, el casi olvidado molino de Los
Nogales, el Palacio de Arriba,...
Aguas abajo del puente aún se conserva parte de la presa que desviaba agua del Urbel hacia el cauce del molino de Cigatón |
Desde mediados del siglo XX, a este viejo puente se
le conoce con el nombre de Puente de Miguel. ¿Y quien era el señor
Miguel cuya memoria ha trascendido al dar nombre a todo un puente del siglo
XVII?
A principios de los años cuarenta del siglo XX, el
Señor Miguel era un labrador más en el Huérmeces de la postguerra; además, era el propietario circunstancial de la finca en la que -desde hacía más de cinco siglos- se erigía el Torreón
(5). En aquellos años, una
de las maneras de rentabilizar siquiera mínimamente estas inmensas
construcciones semiarruinadas -que no interesaban a nadie- consistía en vender o
reutilizar parte de la buena piedra con la que estaban levantadas. Y este fue
el destino parcial del viejo torreón.
Se aprovecharon, principalmente, las partes altas de
la torre, allí donde se concentraba la piedra mejor labrada: las almenas y modillones
de los dos únicos lienzos -meridional y occidental- que quedaban por entonces en pie. En virtud de un acuerdo previo, el cantero de Santibáñez que realizó la demolición se quedó con la mitad de la piedra desmontada; la otra mitad para el señor Miguel, con la idea de ir vendiéndola poco a poco a vecinos de Huérmeces
y alrededores. Es muy probable que piedras procedentes de la vieja torre formen hoy parte de varias casas de Huérmeces y pueblos vecinos.
Aspecto otoñal, aguas abajo, de la poza del Puente Miguel |
La Casa de Miguel, (6) situada muy cerca del viejo puente, en la orilla derecha del Úrbel, disponía de una amplia huerta,
distribuida en varias parcelas; para regar las plantaciones contaba con el agua de una buena fuente, de un arroyo y
del cauce del propio río. En ella existían
numerosos pies de diversos árboles frutales (manzanos, perales y ciruelos,
principalmente) que abastecían de fruta a la mayor parte de los vecinos de
Huérmeces.
En la huerta también existían varias colmenas, y un horno en el que se coció pan durante muchos años. El señor Miguel también dominaba el arte de la taxidermia, y era un consumado herborista, cazador y pescador. Junto con el recordado señor Heliodoro, uno de los más afamados cazadores de la comarca.
En la huerta también existían varias colmenas, y un horno en el que se coció pan durante muchos años. El señor Miguel también dominaba el arte de la taxidermia, y era un consumado herborista, cazador y pescador. Junto con el recordado señor Heliodoro, uno de los más afamados cazadores de la comarca.
También pertenecía a la familia del señor Miguel el
hoy desaparecido Molino de Los Nogales (o de Campillo),
situado a escasa distancia de la huerta baja. Su nombre hacía honor a los dos
enormes nogales que existían en el paraje, hoy también desaparecidos.
La arruinada Casa de Miguel; al fondo, a la derecha, la huerta de Patricio; y a la izquierda de ésta, justo encima de la caseta, la finca en la que se erigía la ermita de La Blanca |
Con el paso de los años, la casa del señor Miguel
fue vendida por la familia a unos vecinos de Burgos aficionados a la pesca del
cangrejo de río, ya que el Úrbel era uno de los más ricos de la provincia en estos crustáceos. Con
la aparición de la afanomicosis, a finales de los años setenta del siglo
pasado, que marcó el final del cangrejo autóctono, la casa dejó de recibir las asiduas visitas de sus propietarios, y fue
vendida de nuevo. Hoy en día, presenta un triste estado de ruina.
Las huertas se perdieron o cambiaron de manos, el
molino desapareció y la casa se arruinó, pero la memoria del señor Miguel sigue
viva en este viejo puente.
Miguel Díaz Martínez, el Señor Miguel, nació en Huérmeces el 8 de mayo de 1891, y falleció en Burgos el 6 de junio de 1973. Fue concejal del Ayuntamiento de Huérmeces durante ocho años (1931-1938). Era persona seria y respetada en Huérmeces y comarca. Su esposa, Isabel Martínez González (1894), también era natural del pueblo. Tuvieron siete hijos: Amador, Amancio, Cristina, Florinda, María Luisa, Maximina y Miguel. Alguno de sus numerosos descendientes aún mantiene casa abierta en Huérmeces.
Miguel Díaz Martínez, el Señor Miguel, nació en Huérmeces el 8 de mayo de 1891, y falleció en Burgos el 6 de junio de 1973. Fue concejal del Ayuntamiento de Huérmeces durante ocho años (1931-1938). Era persona seria y respetada en Huérmeces y comarca. Su esposa, Isabel Martínez González (1894), también era natural del pueblo. Tuvieron siete hijos: Amador, Amancio, Cristina, Florinda, María Luisa, Maximina y Miguel. Alguno de sus numerosos descendientes aún mantiene casa abierta en Huérmeces.
Diario de Burgos, 13 de noviembre de 1924. El molino de Los Nogales ya no funciona y se venden sus componentes |
1. En
los siglos XVII y XVIII este puente se denominaba Puente del Barrio La
Parte (Archivo Histórico Nacional, Cons. Leg 25001) y
formaba parte del viejo camino real de Burgos a Reinosa por Aguilar. El puente,
en su configuración actual de tres arcos (el central de mayor tamaño) fue
levantado hacia 1640 por el cantero cántabro Pedro de Sarabia, ya que el
anterior había sido derruido por una gran avenida acaecida tres años antes. El
coste total de la obra fue de 34.700 reales. Durante la primera mitad del siglo
XX, el puente era conocido con el nombre de Puente Canterillo, en recuerdo de otro vecino de Huérmeces. Al realizarse la carretera de Ruyales, en
los años 40 del siglo XX, al puente se le dotó de un feo pretil en forma de secciones de hormigón. También se añadió un cuarto ojo, en la orilla izquierda del río.
2. Apenas
a unos 100 metros
aguas abajo del puente, existía una presa que hacía las funciones de azud para
el cauce del molino de Cigatón.
3. El pequeño tramo de camino (apenas 80 metros) que discurre por la linde meridional de la Casa de Miguel, estuvo cerrado por la vegetación durante años, lo que obligaba a prolongar el paseo por el tramo final del camino de La Blanca hasta la carretera de Ruyales. Hace poco, con motivo de la apertura de la ruta balizada PRC-BU-57 (Sendero de las Cuevas de Valdegoba), este tramo fue limpiado y desbrozado, y se mantiene en uso constante.
El Torreón (c.1930) con sus dos lienzos enteros |
4. Denominado Barrio de La Parte, cuya parroquia
era la desaparecida iglesia de Santa María, luego ermita de La Blanca. En algunos mapas
topográficos más modernos se le denomina El Arrabal.
5.
El
torreón de Huérmeces también es
conocido como torre de los Padilla o torre del duque de Abrantes, dos de los
principales linajes por los que pasó su propiedad. Fue levantado a finales del
siglo XIV o principios del XV. A los pocos años de su demolición parcial, sus
restos fueron declarados BIC (1949).Margaritón (Leucanthemum maximum) |
6. La Casa de Miguel se ubica en el referido cruce entre el camino de La Blanca y la carretera de Ruyales del Páramo, por lo que siempre fue un lugar muy frecuentado por paseantes, vecinos y veraneantes. Durante los años setenta, cuando la afanomicosis aún no había hecho acto de presencia, y la casa recibía la frecuente visita de sus nuevos dueños, el jardín delantero de la casa presentaba un cuidado aspecto, destacando algunos ejemplares de abetos (Abies pinsapo), árboles ornamentales y plantas vivaces, entre las que destacaba una buena mata de margaritón (Leucanthemum maximum), objeto de deseo para muchos paseantes en aquellos años. Hasta principios del siglo XX, a esta casa se le denominaba Casa de La Parte (así aparece consignada en el documento "Deslinde y amojonamiento de las vías pecuarias del pueblo de Huérmeces", fechado en 1912).
La poza del puente, aguas arriba, en otoño |
Otras entradas relacionadas:
Puentes y vados del término de Huérmeces: Cruzando el Urbel (Junio de 2015)
La torre de los Padilla o del Duque de Abrantes: El torreón de Huérmeces (Junio de 2016)
Molinos harineros de Huérmeces:
Un pueblo con mucha molienda (Abril 2014)
La iglesia de Santa María del Barrio de La Parte: La ermita de La Blanca (Marzo 2016)
Agradecimientos: a Miguel Angel Serna, nieto del señor Miguel.
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