Continuando
con vivencias y recuerdos de los muchos viajes entre Cantabria y Huérmeces por
la vieja carretera del Escudo (N-623), hace unos días, desempolvando mi
colección de diapositivas, me encontré con una curiosa filmina.
Está
realizada en agosto de 1988, en Tubilla del Agua, en la fachada de la casa
que, a la derecha de la salida del pueblo en dirección Santander, se
construyera hace muchos años para residencia del médico del lugar.
Apenas
dos vislumbres de ventanas, con sus vierteaguas, y un breve lienzo de la pared
de mampostería de piedra, rejunteada según la costumbre de los años cuarenta y
cincuenta del siglo pasado.
En
esa pequeña porción de pared, justo debajo de las ventanas, aparece un grafiti
que no dejará indiferentes a los que ya tenemos cierta edad: la firma de
“Muelle”, el más famoso grafitero del Madrid de los años de La Movida.
Al final, ningún médico habitó la
casa, por lo que a principios
de los años 90 fue vendida por el pueblo a un particular. La lógica
remodelación de la misma se llevó por delante el Muelle de su
fachada.
Juan Carlos Argüello (Madrid, 1966-1995) más conocido por su firma, Muelle,
fue pionero en España en desarrollar el fundamento sobre el que se sustenta
el graffiti: la sorpresa. Sus grafitos están basados
en una firma o rúbrica que terminaban en flecha, un estilo de pintada autóctona
madrileña.
Muelle en la terraza del Círculo de Bellas Artes (1987) Foto: José Antonio Rojo |
Parece ser que su mote se originó en su época escolar, al difundirse la historia de que había sido capaz de hacerse una bicicleta a partir de un muelle gigante de amortiguador.
A
mediados de la década de los 80, Argüello empezó a reproducir en paredes y
espacios públicos del madrileño barrio de Campamento el logotipo que había
diseñado, compuesto por la palabra Muelle unida a un muelle acabado en flecha y
una letra R enmarcada en un círculo, a modo de marca registrada.
De hecho, en
diciembre de 1985, Muelle registró su logotipo en la propiedad industrial, y
nunca permitió que su nombre quedara ligado a marca o establecimiento alguno. Los sucesivos diseños de la firma fueron evolucionando y haciéndose más complejos, combinando distintos colores, buscando efectos con bordes gruesos y añadiendo
detalles de perspectiva tridimensional. La profusión de su obra, su ubicación y
visibilidad en espacios públicos, y lo llamativo de sus diseños, contribuyeron
a su popularidad y a que otros jóvenes (los llamados “flecheros”) se basaran en
ellos para crear los suyos propios.
El último Muelle, en el nº 30 de la calle Montera |
Muelle extendió su firma por los alrededores de Madrid y otros muchos lugares de la geografía nacional. Hoy sólo queda un ejemplar, en la calle Montera de Madrid. Muelle dejó de pintar en
1993 y falleció dos años después.
Sin embargo, la desaparición de este Muelle no supera la categoría de anecdótica, comparada con otras que ha sufrido
Tubilla durante el pasado siglo. En el año 1968, el Arzobispado de Burgos, vendió por 300.000 pesetas, a un anticuario
de Reinosa, Aurelio Ruiz Hoyos, la
torre de la vieja iglesia románica de San Miguel, con el pretexto de utilizar el dinero de la venta
para arreglar la iglesia parroquial de Santa María, situada en la parte alta del pueblo.
La torre de San Miguel, con La Vieja (1965) |
En
realidad, el anticuario de Reinosa era un mero intermediario del escultor, coleccionista de arte
y “mecenas” catalán Frederic
Marès, que en gloria esté.
La
esbelta torre románica poseía una ventana en cuyo parteluz figuraba un
misterioso personaje encadenado, conocido popularmente en Tubilla como “la vieja choricera”. Hoy en día puede
contemplarse en el Museu Marès de
Barcelona, previo pago del precio de la entrada (4,20 euros)
Pero el “comprador” no se conformó con la torre, y arrampló con todo lo que se le puso por
delante en la iglesia, sin control de nada ni de nadie, incluido el bien
conservado fresco románico de San Miguel
y el Dragón (o "Angeles en lucha con el dragón"), cuidadosamente despegado de la pared original. De este fresco se había perdido completamente la pista hasta muy recientemente.
Angeles en lucha con el dragón (MNAC) |
A mediados de marzo de 2016, aparece en la prensa nacional la noticia "El Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) incorpora 20 obras de arte medieval", por la que nos enteramos que el fresco de la iglesia de San Miguel de Tubilla ("Ángeles en lucha con el dragón") forma parte de la casi altruista donación realizada por el empresario y coleccionista Antonio Gallardo Ballart (presidente de la farmacéutica Almirall, cuyo producto estrella es Almax); estas 20 obras forman parte de la exposición temporal "Noves obres mestres per al museu", visitable desde el 17 de marzo hasta el 3 de julio de este año; esta donación, "la más importante en 50 años", es fruto del acuerdo firmado entre el coleccionista, el Museu y la Generalitat, por el que se donan estas 20 obras (10 como donación pura, 6 en concepto de dación en pago de impuestos y 4 en depósito); una vez finalizada esta exposición temporal pasarán a formar parte de la colección permanente del Museu.
De esta manera, en un misma mañana, podemos visitar las dos joyas de la iglesia de San Miguel de Tubilla del Agua:
- "La Vieja" en el Museu Marès, sito en el Palau Reial Major (Barri Gòtic, metro Jaume I, L4)
- "Ángeles en lucha con el Dragón" en el MNAC, sito en el Palau Nacional, al pie de la montaña de Montjuïc (metro Espanya, L1).
Y si después de la visita, tu tracto gastrointestinal muestras síntomas de acidez, ya sabes ... nada como Almax.
Tubilla
merece una parada para disfrutar de varias cosas que no han desaparecido: los
distintos barrios del pueblo, la iglesia de Santa María, en la plaza, la de San Juan, en el barrio de abajo, el Arco de la muralla ... y
alguna nueva incorporación de los últimos años: el mirador sobre la cascada del Hornillo.
Y
un par de bares abiertos todo el año.
Más información:
- “Muelle: el primero de todos los grafiteros”, artículo escrito por David Sarabia, en eldiario.es, con motivo del 20 aniversario de la muerte de Argüello:
- Acerca del expolio de la iglesia de San Miguel (fotos inclusive):
- Acerca del Museo Marès:
Frederic Marès recibiendo la medalla de oro de la Generalitat (1986) |
Frederic Marès i Deulovol (Portbou 1893, Barcelona 1991): Escultor. Artista polifacético modernista, que
inició las restauraciones de las tumbas reales del Monasterio de Poblet. Reunió
una gran colección de arte que le llevó a la creación del museo que lleva su
nombre en 1946, que posteriormente donó al Ayuntamiento de Barcelona. Entre sus
obras, destaca el relieve El entierro de Cristo en la iglesia de Santa
María del Mar de Barcelona. Cruz de Sant Jordi en 1982; Medalla de Oro de la Generalitat en 1986.
Agradecimientos:
Francisco
Trucharte, del bar Un Rincón de Tubilla del Agua
Un placer de lectura, al igual que fueron, aquellos viajes por carretera..
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