lunes, 27 de julio de 2015

De bestias y humanos (II): animales que miran fijamente a ciclistas



En muchas ocasiones, uno tiene la sensación de que los animales con los que te cruzas por sendas y caminos te observan detenidamente, aunque sin excesivo temor, más bien con incrédula perplejidad.

Disfrazado de ciclista, aunque algunos bichos no distingan los colores, debes de presentar un aspecto de lo más hilarante para ellos.

Dos enormes piernas circulares, cabeza redondeada y brillante, sin pelo, olor insoportable (mezcla de protector solar y desodorante sport) y siempre resoplando en las subidas.

A vacas, buitres, burros y corzos no les molesta en absoluto que un ciclista atraviese sus dominios y puede que, en muchas ocasiones, les alegre el día, sacudiéndose su proverbial aburrimiento.





Si un grupo de vacas, pastando tranquilamente, levanta la cabeza e interrumpe por un rato su rumia constante, es que el espectáculo les merece la pena. Si pudiéramos escuchar su conversación, sería algo así como:

-         ¿Y eso que es?
-         Ni idea, pero huele a rayos.
-         El pasado fin de semana pasó otro muy parecido.
-         Pero no olía tan mal.
-         Es que aquel debía de ser de por aquí.








Y un trío de buitres, tranquilamente asentado en su oteadero favorito, una primaveral mañana de domingo:

-Buitre Uno: ¡De entre las decenas de cantiles calizos que hay por la zona, tiene que elegir precisamente este para dar la murga cada domingo por la mañana!

-Buitre Dos: Más le valdría ir a misa y dejarse de bobadas!, !Y como resopla el jodido!

-Buitre Tres:¡Mamarracho!

-Buitre Uno: Vamos a volar un rato hasta que acabe de subir, si es que acaba. !Huele que apesta!

-Buitre Dos: Es que es el aire de abajo.

-Buitre Tres: !Taxidermista!

 





Y un grupo de burros que, intrigados ante el paso de algo desacostumbrado una aburrida mañana de domingo, tienen conversación para rato:

-         ¿Qué era eso? ¿Una moto afónica? ¿Un agente del seprona? ¿Uno de extensión agraria?
-         No, que va. Un ciclista de montaña.
-         ¿Y eso qué es?
-         Un tipo de ciclista especialmente masoca.
-         ¿Y porqué se para y nos tira una foto?
-         Para ilustrar las chorradas que cuenta luego.
-         Ahhhh…




Los cada día más abundantes corzos, poco a poco van acostumbrándose al paso de ciclistas, y hace tiempo que ya no huyen, ni se sitúan fuera del alcance de nuestras cámaras de fotos en un par de saltos pendiente arriba. Un más que posible monólogo corcino sería:

-         ¡Qué, majete! ¿te gusta esta pose o mejor me coloco de perfil?
-         ¡Dispara ya, hombre, dispara, que se me acalambra el coxis!
-         ¿Qué fondo te gusta más? ¿este trigal vale o quizás prefieres un veza-avena?
-         Ah, ya, que lo que quieres es que corretee un rato páramo arriba para que mi blanco culo resalte sobre la vegetación.
-         ¿A pleno sol de julio? Estás tonto, chaval.

Con todo, el animal que más fijamente me ha mirado, y sin un ápice de perplejidad, fue un enorme perro mastín que guardaba un rebaño de ovejas, sustituyendo temporalmente al pastor.

Y debo reconocer que no tuve valor para mantenerle la mirada y menos aún para ni siquiera intentar sacar la cámara de fotos de la mochila. Abandoné el páramo como alma que lleva el diablo, resoplando aún cuando era claramente cuesta abajo.



Animales mirando fijamente (más o menos) a un ciclista:

Vaca (Bos primigenius taurus): El Monte, Villanueva de Puerta
Buitres (Gyps fulvus): Alto La Cruz, Huérmeces
Burros (Equus africanus asinus): Los Ordejones
Corzo (Capreolus capreolus): La Veguilla, San Pantaleón del Páramo


Nota: los corzos no tienen coxis; este hueso es propio de los humanos y grandes simios sin cola. Pero me pareció que el término coxis quedaba bien en el vehemente monólogo corcino.


Otras historias de bestias y humanos:
Ciclistas y jabalíes
Réquiem por un topillo español
Una mastina periurbana y una oveja descarriada

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