La memoria familiar, como la memoria en general, suele sufrir fallos en la cadena de transmisión de información, de manera que nombres y circunstancias que conocieron de primera mano nuestros abuelos no se registraron convenientemente en la memoria de sus hijos (nuestros padres), perdiéndose con la desaparición de aquellos.
Este es el caso de Ceferino Alonso Fernández, uno de los tres hermanos que tuvo mi bisabuelo Eugenio.
La pareja de labradores faroles formada por Julián Alonso Fernández (1837) y Gregoria Fernández Crespo (1840) trajo cuatro hijos al mundo: María (1866), Ceferino (1869), Eugenio (1873) y Mariano (1878). De estos cuatro hijos, la memoria familiar había olvidado completamente a dos de ellos: al segundo, el referido Ceferino, y al último, Mariano. Quizás el olvido de este último estuviera justificado por su pronto fallecimiento: Mariano murió en 1889, a los nueve años de edad.
Más sorprendente era el caso de Ceferino, que -como luego supimos- había fallecido a la más avanzada edad de 58 años.
Cuando comencé a escarbar en la historia de los ancestros familiares, fueron muchas las sorpresas que nos depararon los datos registrados tanto en el Archivo Municipal como en el Archivo Diocesano.
La primera, que los dos primeros hijos de la pareja, María y Ceferino, no habían nacido en Huérmeces sino en Los Tremellos, pueblo en el que Julián había ejercido de carretero durante los primeros años tras su boda con Gregoria, antes de establecerse definitivamente en nuestro pueblo. Este dato tampoco se recordaba en la memoria familiar.
Entre 1888 y 1891 Ceferino aparece en varias ocasiones en el Boletín Oficial de la Provincia de Burgos, a consecuencia de su inclusión como mozo en el reemplazo de 1888 por Huérmeces.
En 1888, año durante el cual Ceferino cumplía los 19 años, el mozo fue temporalmente excluido por no alcanzar la talla mínima exigida (lo que en la terminología cuartelera de la época se denominaba "excluido por corto").
[a finales del siglo XIX, la talla media de los varones españoles era de 1,61; la talla mínima para ingresar en filas que exigía la ley de 1856 era de 1,56 m; como la necesidad de soldados no dejaba de aumentar durante la época de la Restauración, a partir de la ley de 1877 la talla mínima se rebajó a los 1,54 m]
Se le emplazó para nuevas mediciones de su talla en años posteriores, esperando que creciera lo suficiente como para poder ser declarado soldado.
Sin embargo, Ceferino apenas creció durante los tres años siguientes y así, al cumplir 22 años, y con fecha 25 de septiembre de 1891, se le volvió a tallar en el Ayuntamiento de Huérmeces, y su reducida estatura (1,42 m) originó que fuera excluido definitivamente de la obligación de prestar el servicio militar.
[en el caso de Ceferino, parece claro que su baja estatura no resultó un problema para su posterior desarrollo vital, más bien al contrario; gracias a la misma, Ceferino se libró del servicio militar que, en aquella época tan belicosa, suponía evitar penurias, enfermedades y muchas posibilidades de perder la vida]
Pocos años después de librarse de la mili, Ceferino decidió abandonar definitivamente el domicilio familiar en Huérmeces. Su nombre aparece en el padrón de 1886, pero ya no lo hace en el de 1896.
Algunos suponíamos que Ceferino habría contraído matrimonio con una mujer vecina de alguno de los pueblos cercanos a Huérmeces, y allí se habría establecido definitivamente. Quizás en Los Tremellos, su pueblo natal, allí dónde la memoria familiar rezaba que había residido algún pariente de Eugenio.
Busqué en sus libros parroquiales de Los Tremellos, pero no encontré nada en ni en el de casados ni en el de difuntos. También busque en los libros Las Celadas, Ros, Santibáñez y algún pueblo más del entorno, aunque no encontré a ningún Ceferino Alonso Fernández.
La realidad, una vez más, no deja de sorprender. Ceferino abandonó Huérmeces, sí, para buscarse un futuro mejor, también, pero lo hizo camino de la capital provincial. Ignoramos los estudios que realizó y dónde los cursó, el caso es que Ceferino aparece en octubre de 1894, cuando contaba con una edad de 25 años, en el listado de aspirantes al puesto de procurador de los tribunales.
[La reseña de candidatos al puesto de procurador en los tribunales aparece en un periódico local de cortísima existencia, La Verdad, diario católico de Burgos, activo durante apenas un año, desde noviembre de 1893 a noviembre de 1894]
En la capital campurriana transcurrió la totalidad de la vida profesional de Ceferino, apareciendo su nombre en varios anuncios judiciales del Boletín Oficial de la Provincia de Santander y en múltiples ejemplares de la prensa local, publicados entre 1897 y 1927.
En septiembre de 1915 su nombre apareció por enésima vez, aunque ahora en su condición de acusado por prevaricación e infidelidad en la custodia de documentos. El juicio, celebrado en la Audiencia Provincial de Santander en febrero de 1916, acabó por absolver a Ceferino de todos los cargos contra él presentados.
Ceferino Alonso Fernández falleció en 1927 en Soto, localidad situada a 9 km al oeste de Reinosa, en la Hermandad de Campoo de Suso. Tenía 58 años de edad y dejaba viuda a Josefa Pérez Hidalgo. Ceferino y Josefa habían traído al mundo a siete hijos, de los que cinco habían sobrevivido a la juventud: Beatriz, Emiliano, Agustín, Argentino y José.
Soto (Hermandad de Campoo de Suso) |
Parece ser que Ceferino llevaba un tiempo con el ánimo muy apesadumbrado por la pérdida reciente de dos hijos muy jóvenes. Tanto era así que había suspendido provisionalmente sus obligaciones profesionales en Reinosa, trasladándose a la cercana localidad de Soto, dónde suponemos que disponía de una segunda residencia, quizás relacionada con la familia de su esposa.
Ahora que Ceferino ha sido felizmente recuperado para la memoria familiar, también encajan otras piezas en el complicado rompecabezas de los muchos parientes y ancestros nacidos durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del XX. Argentino, uno de los hijos de Celestino, era un nombre conservado en la memoria familiar, aunque sin un encaje claro. Ahora ya lo tiene.
LOS DESCENDIENTES DE LOS TRES HERMANOS ALONSO FERNÁNDEZ QUE LLEGARON A LA EDAD ADULTA
Con la recuperación de Ceferino para la memoria familiar, por fin somos capaces de completar casi en su totalidad el árbol genealógico de los hermanos Alonso Fernández.
María Alonso Fernández y Natalio [Díaz-] Villalvilla Hidalgo tuvieron once hijos, todos ellos nacidos en Huérmeces:
- Emiliano (1890)
- Francisco (1891) +Cádiz (1937)
- Bernardo (1893) +Punta Alta, Argentina (1961)
- Fidel (1894)
- Eustasio (1896)
- Jacinto (1897) +Tetuán, Marruecos (1958)
- Pablo (1900)
- Casilda (1902)
- Elisa (1905)
- Dolores (1907)
- Victorino (1912) +Madrid (c. 1995)
Una buena parte de los hermanos [Díaz-] Villalvilla Alonso se establecieron en Cádiz.
Ceferino Alonso Fernández y Josefa Pérez Hidalgo tuvieron -al menos- siete hijos, de los cuales únicamente seis aparecen en diversas publicaciones de la época; todos ellos nacidos en Reinosa (Cantabria):
- Julián (+Reinosa, 1925)
- Beatriz
- Emiliano
- Agustín
- Argentino
- José
Eugenio Alonso Fernández y Elisa Villalvilla Varona tuvieron seis hijos, todos ellos nacidos en Huérmeces:
- Escolástica (1895) +Linares (1970)
- Eladia (1900) +Villadiego (1990)
- Lucía (1904) +Barcelona (1996)
- Leonila (1910) +Barcelona (1983)
- José (1915) +Córdoba (1974)
- Julián (1918) +Sant Adriá de Besós (1943)
- Boletines Oficiales: Boletín Oficial de la Provincia de Burgos; Boletín Oficial de la Provincia de Santander; Gaceta de Madrid (el BOE de la época de la Restauración)
- Cabeceras periodísticas: La Verdad (Burgos); El Pueblo Cántabro (Santander); La Atalaya (Santander); El Cantábrico (Santander); La Voz de Cantabria (Santander); La Montaña (La Habana)
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