Cuando un joven Luis Salinas llegó a Huérmeces en 1929, con 26 años, recién licenciado en medicina, seguramente ni se le pasó por la cabeza la estrambótica idea de que aquel pequeño pueblo, de poco más de 400 habitantes, iba a ser su primer y único destino profesional.
Pero lo cierto es que don Luis prestó sus servicios como médico en Huérmeces durante nada menos que cuarenta años (1929-1969). Salinas llegó a Huérmeces con los últimos estertores de la dictadura de Primo de Rivera y se fue cuando a la de Franco aún le restaban seis años. Con guerra y posguerra de por medio. Se fue cuando se barruntaba la llegada del nuevo sistema nacional de salud, cuando el censo del pueblo apenas llegaba a los 150 habitantes, y el éxodo rural se encontraba en su cénit.
Perteneciente a una familia burgalesa relativamente acomodada, Luis fue el pequeño de los tres hijos que trajo al mundo el matrimonio formado por Laureano Salinas y Petronila Mendizábal.
A lo largo de su dilatada vida empresarial, Laureano Salinas Navarro (Burgos, 1859) regentó un taller de carretería en la calle Calera de la capital burgalesa, siendo también propietario de otros muchos negocios "industriales", entre los que destacamos un molino en Gamonal, una lechería en la calle de la Parra y un ventorro ("Madre Juana") en la carretera de Arcos.
La situación económica de la familia permitió que los dos hijos varones estudiaran medicina: Fernando, el mayor, en Valladolid, graduándose en 1911; Luis, el pequeño, en Valencia, haciéndolo en 1928.
Poco después de recoger el título de licenciado en medicina por la Universidad de Valencia (abril de 1929), Luis Salinas recaló como médico rural en Huérmeces; poco era lo que sabía de aquella localidad situada a unos 25 kilómetros de la capital, en la carretera de Aguilar, limítrofe ya con Los Páramos.
De todas formas, pronto comprendió que no era un mal destino para el estreno profesional de un joven médico recién licenciado. Sus posibles pacientes serían, además de los 400 habitantes de Huérmeces, los 550 de Ruyales del Páramo, Quintanilla Pedro Abarca, San Pantaleón del Páramo, Los Tremellos y Castrillo de Rucios, pueblos todos ellos situados a menos de 8 kilómetros de Huérmeces, y que conformaban lo que entonces se denominaba un "Partido Médico". Casi mil potenciales clientes, no era mala cartera para empezar.
Don Luis llegó a Huérmeces acompañado de Ascensión Santamaría Cubillo, una joven asistenta (19 años en 1929) que prestó sus servicios domésticos al médico durante el resto de su vida profesional.
Diario de Burgos, 5 de octubre de 1933 |
En su arribada a Huérmeces también le acompañó otro fiel compañero, un viejo Austin 7, que resultó vital para los desplazamientos profesionales del médico. A los cuatro años de llegar a Huérmeces, el viejo auto británico debía presentar ya algún achaque, porque don Luis anunció su deseo de venderlo o cambiarlo por otro modelo similar. Durante muchos años, el Austin de don Luis fue el único "coche" del pueblo, aunque en los años cuarenta ya circulaban dos camiones, los de Ángel Valladolid y Valeriano Díez.
Salinas utilizaba su vehículo, principalmente, para los viajes a Burgos, bien para el traslado de algún enfermo, bien para sus asuntos personales; también para visitar enfermos en los pueblos que disponían de comunicación por carretera con Huérmeces; para Castrillo y Ruyales, sin comunicación apta para vehículos a motor, utilizaba la caballería como medio de locomoción;
El sistema sanitario en aquellos tiempos era muy diferente al que conocemos hoy en día. Desde finales del siglo anterior se venía practicando el denominado sistema de "igualas médicas", una especie de contrato entre el médico titular de un municipio o partido médico y los vecinos del pueblo o pueblos incluidos.
La duración normal de cada contrato solía ser de cuatro años, pudiendo romperse con anterioridad por parte del médico, en los plazos e indemnizaciones constatados en el documentos.
Los honorarios y obligaciones del médico comprendían dos apartados bien diferenciados:
-como titular, el médico estaba obligado a atender a los pobres de solemnidad que existieran en el municipio o municipios incluidos, así como a prestar el correspondiente servicio de inspección municipal; este concepto suponía el 40% de la totalidad de los ingresos del médico.
-en concepto de iguala, el médico cobraba una determinada cantidad de dinero, distribuida entre todos los vecinos "pudientes" (todos, excepto los pobres de solemnidad) del municipio o municipios comprendidos, por la atención médica prestada; este concepto suponía el 60% de la totalidad de los ingresos del médico.
En el contrato se fijaba la forma de pago; generalmente, se efectuaba un pago anual, fijado para la segunda quincena de septiembre, una vez finalizadas las labores de cosecha.
El médico se comprometía al traslado del enfermo a la capital, bien por su necesario ingreso hospitalario, bien por el deseo de consultar con algún profesional de la capital. Generalmente, los médicos únicamente realizaban estos traslados de enfermos a la capital en casos de extrema necesidad, ya que esta práctica suponía una merma en sus ingresos económicos.
El Ayuntamiento debía proporcionar al médico una vivienda digna para el y su familia, así como pastos libres para una caballería y paja para la misma; y todo ello libre de impuestos y cargas municipales.
Casa del médico en Huérmeces (1955) |
Hasta que en 1955 se levantó la nueva casa del médico, don Luis residió en la calle de la Solana, tanto en la luego denominada "casa del secretario" como en una casa propiedad de la familia Alonso Güemes, al lado de la anterior.
Don Luis se jubiló en diciembre de 1969, al cumplir 67 años; abandonó Huérmeces y fijó su residencia en Burgos, su ciudad natal, dónde fallecería en 1980, a los 77 años de edad.
APUNTES FAMILIARES
Padres:
Laureano Salinas Navarro (Burgos, 1859-1943)
Petronila Mendizábal Zumeta (Burgos, 1864-1949)
Hermanos:
Fernando Salinas Mendizábal (Burgos, 1884-1975)
Amparo Salinas Mendizábal (Burgos, 1889-1976)
Luis Salinas Mendizábal (Burgos, 1902-1980)
NOTA: la práctica totalidad de datos biográficos han sido extraídos de diversos recortes de prensa del Diario de Burgos, editados entre los años 1915 y 1980.
BANDA SONORA
Existe un viejo tema musical, titulado Doctor, Doctor (1974) que nos viene como anillo al dedo para hacer de telonero en este pequeño homenaje al histórico médico de Huérmeces. Y es que esa doble exclamación es lo primero que se nos ocurre soltar a casi todos cuando presentimos que nuestra vida corre peligro inminente: esa leve taquicardia, ese insoportable dolor de muelas, ese desgarrador dolor intestinal, esas hemorroides nunca bien curadas... Seguramente, también "doctor, doctor" es lo primero que pensé cuando nací, ya que la cara de don Luis fue el primer rasgo humano que vislumbré al abandonar el nido materno, una fría mañana de primeros de diciembre.
Que nadie espere una tierna canción de cuna, ni un nostálgico y bucólico canto a la sanidad rural. De hecho, este tema del grupo británico de heavy metal, UFO, es de todo menos suave. El atronador ¡doctor, doctor! que desgañita Phil Mogg, el vocalista del grupo, no responde a ningún grave problema de salud física; más bien, su "enfermedad" podría encuadrarse en ese cajón de sastre dado en llamar "de picores varios"; nada que no cure una prolongada inmersión en agua bien fría.
Así que, para nada nos importa la insustancial y "manida" letra de la canción. De hecho, casi mejor no saber inglés, porque así cabe imaginar un texto de resonancias algo más épicas, más acorde con la rotundidad de la música. Lo que nos importa son esos reiterados gritos de Mogg, esos riffs y solos de guitarra del jovencísimo Michael Schenker, (19 añitos, recién llegado de Alemania), esa poderosa sección rítmica, con Pete Way al bajo y Andy Parker a la batería... Despistando a los neófitos, el tema comienza con una ya clásica introducción melódica, en clave de balada -ejecutada en sus primeros acordes por el negociado de teclados- para pasar rápidamente a descerrajar una serie inacabable de ladrillazos rítmicos y acústicos, y así durante cuatro gloriosos minutos.
"Doctor, doctor" es un buen exponente de aquel contundente rock de los setenta, equiparable al "Don't look back" (1978) de Boston o al "Smoke on the Water" (1972) de los Deep Purple, por poner dos ejemplos. Escuchen la canción sin prejuicios anti metálicos ya que, si bien estamos ante todo un clásico del hard rock o heavy metal, si por algo se caracterizan los clásicos es porque acaban por gustar a casi todo el mundo, tanto a fieles como a conversos.
Como siempre datos muy interesantes
ResponderEliminarGracias por compartir