lunes, 14 de diciembre de 2015

Un pueblo con muchos curas



Hasta los tiempos de la desamortización de Madoz (1855), varios eran los curas que residían en el pueblo y que cobraban de sus vecinos, bajo la fórmula de impuestos religiosos (diezmos y primicias) o de cobros por ejercicio de culto (derechos de estola).

La abundancia de curas dependía no sólo de la demografía y riqueza del lugar, que también de la existencia de familias pudientes y pías que fomentaran y financiaran actividades de culto complementarias (capillas en palacios, ermitas, hospitales, etc.)  

En los tiempos del Catastro de Ensenada (1752) había seis curas beneficiados en Huérmeces; un siglo más tarde, en 1850, aún residían en el pueblo un cura párroco y tres beneficiados enteros.

En la tabla siguiente aparece el número de eclesiásticos que existían en cada parroquia de diversos pueblos del entorno comarcal durante los tiempos del Catastro de Ensenada.



Las parroquias con más curas eran:

  1. Santibáñez Zarzaguda (8)
  2. Huérmeces (6)
  3. Las Hormazas (6)
  4. Pedrosa de Río Úrbel (5)
  5. Hontomín (4)
  6. Ubierna y San Martín (4)
  7. Lodoso (3)
  8. Mansilla (3)
  9. Miñón (3)
  10. Ros y Monasteruelo (3)
El elevado número de curas parece justificado para los casos de Santibáñez Zarzaguda, Las Hormazas y Ubierna y San Martín, bien por el propio tamaño de la población del lugar, bien por la existencia de varios barrios con su correspondiente iglesia.

Más sorprendente puede resultar el elevado número de curas en Miñón (3), Lodoso (3), Mansilla (3), Ros (3), Hontomín (4) y Pedrosa de Río Úrbel (5), cuyos censos no parecía justificar aquella profusión de eclesiásticos.

En el caso de Huérmeces (6 curas) podría argumentarse que existían tres parroquias unidas: San Juan Bautista (la principal), Santa María de la Blanca y San Juan de Monasteruelo. O que también existían varias capellanías fundadas por la obra pía del obispo Pedro Fernández Zorrilla.

Dentro de la condición de eclesiásticos podrían estar incluidas las siguientes categorías:

  • cura párroco: el encargado del servicio religioso en una parroquia
  • curas beneficiados: son todos los perceptores de los derechos comentados al principio, y podían ser varios en cada parroquia
  • cura capellán: el coadjutor o ayudante de la parroquia
  • cura ecónomo: el sustituto temporal del párroco

Fuera del ámbito eclesiástico emerge la figura del sacristán, la persona (generalmente laica) que asiste al sacerdote en las labores de cuidado y limpieza de la iglesia, la sacristía y los objetos sagrados, así como en la preparación de todo lo necesario para la celebración de la misa.

En la tabla siguiente se han consignado únicamente los nombres de los curas párrocos o de los curas beneficiados con más apariciones en los libros de bautizos, matrimonios y difuntos; para calcular el número total de curas que han pasado por Huérmeces habría que añadir capellanes, ecónomos, fabriqueros, coadjutores, etc.







Durante un período tan largo de tiempo, muchos son los curas que han pasado por Huérmeces. Y estos curas que, aunque tengan hilo directo con lo divino, no dejan de ser más que humanos, han dejado en el pueblo su impronta y sus recuerdos, unos buenos y otros malos.

En 1421, Juan Maté, clérigo de Huérmeces, fue demandado por el fiscal de Burgos, García Fernández, por haber mordido a su vecino en el dedo hasta hacerle sangrar, siendo testigo de la agresión el arcipreste de Río Urbel. (1)


Alejandro García, párroco de Huérmeces (1959-1966), tras una celebracion en la ermita de Cuesta Castillo (Junio 1962)



Al cura farol Pablo Díaz de Villalvilla, párroco de Huérmeces (1720-1755) durante los años en los que se realizó la pesquisa para el denominado Catastro de Ensenada (1752), le tocó hacer de testigo en multitud de declaraciones de vecinos y pleitos del concejo.

En 1782, Fermín Montero, cura beneficiado de Huérmeces, informa sobre la necesidad de agrandar las trojes del lugar, que ha pasado de 50 a 87 vecinos, por lo que se diezma más grano y ya no cabe. (2)

En marzo de 1810, Manuel Martín Varona, cura párroco de Huérmeces entre 1779 y 1785, escribe una carta al Cabildo Catedralicio en la que da parte de lo que tenía en su poder y de lo que le robaron las tropas francesas en el saqueo del pueblo, acaecido en noviembre de 1808. (3)

En marzo de 1817, el Cabildo concede a Manuel Martín Varona, una rebaja de 4000 reales en la deuda que tiene con el mismo, en atención a sus buenos servicios. (4)

Manuel fallecería en enero de 1828, en su condición de cura jubilado de Huérmeces, tras muchos años de servicio en el pueblo.

En enero de 1814, Francisco Díaz de Tudanca González, cura beneficiado y fabriquero de la parroquia de Huérmeces (1808-1924), pide al Cabildo ornamentos para su iglesia, ya que el saqueo de las tropas francesas la ha dejado pelada, y han tenido que bajar a celebrar misa en la capilla del palacio de la marquesa de Fuente Pelayo. (5)

Francisco fallecería en mayo de 1845, como cura jubilado, tras muchos años en el pueblo; sus padres eran naturales de Huérmeces (Juan Díaz de Tudanca) y Las Hormazas (Martina González).

El cura farol Francisco González Bárcena, beneficiado sirviente de Huérmeces y capellán mayor de las fundadas por Pedro Fernández Zorrilla, casó a su hija Benita González Díaz-Tudanca en Huérmeces el día 28 de octubre de 1822. Francisco falleció en Huérmeces en 1866, a los 66 años de edad.

Eusebio Arroyo Dorao (Burgos, 1875 - Villadiego, 1938) párroco de Huérmeces entre 1902 y 1926, fue un cura con variadas inquietudes culturales, así como destacado miembro del entonces incipiente movimiento esperantista (Huérmeces y el esperanto). Don Eusebio llegó a Huérmeces muy joven, con apenas 26 años, y abandonó el pueblo, camino de su nuevo destino (Villadiego) con 50. Sus padres, Manuel y Agapita, descansan en el cementerio de Huérmeces, dónde aún resultan legibles sus nombres, grabados sobre la cruz correspondiente. 



Santos Cidad, párroco de Huérmeces (1968-2003), durante la procesión de San Juan (c.1972)


En la memoria de todos los lugareños, ocupa un lugar destacado Félix López Hidalgo (Villanueva de Argaño, 1894 - Burgos, 1973), cura párroco de este pueblo durante 31 larguísimos años (1926-1957).

Don Félix llegó a Huérmeces, procedente de Cañizar de los Ajos, en plena dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). Como otros muchos religiosos, asistiría asustado a la llegada de la Segunda República (abril 1931) y a las noticias relativas a la quema de conventos (mayo 1931). También le marcarían los episodios anticlericales –especialmente en Cataluña y Madrid- acaecidos durante la cruenta Guerra Civil (1936-1939), por lo que contemplaría aliviado la llegada del nuevo régimen nacional-catolicista.

En los duros años de la postguerra, algunos curas se auto envistieron -con el apoyo incondicional del nuevo régimen- de amplios poderes sobre la población, y los años de resentimiento almacenados por algunos clérigos se desbordaron con facilidad. Don Félix fue uno de ellos.

A don Félix, tras partir hacia su siguiente destino (Tardajos), le siguieron dos curas jóvenes que pronto hicieron olvidar aquellos penosos años:


Carmelo Vega

Carmelo Vega Ortega (Burgos, 1934-2013), ordenado sacerdote en 1957, Huérmeces fue su primer destino; aunque estuvo en el pueblo poco más de un par de años (1957-1959), dejó muy buen recuerdo en Huérmeces. Ya desde el principio destacó por sus inquietudes culturales, en especial hacia todo lo relacionado con la música. De Huérmeces partió hacia la capital provincial, en la que fue párroco de varias iglesias. Años más tarde, fue párroco de La Nuez de Abajo, Lodoso, Zumel y Miñón.

Le sustituyó en el cargo Alejandro García González (Los Ausines, 1934 - Burgos, 2020). Ordenado sacerdote en 1959, Huérmeces fue su primer destino, ejerciendo de párroco del pueblo durante ocho años (1960-1967). En 1961 se levantó la nueva casa rectoral, en el mismo solar que ocupaba la vieja, en el número 20 de la calle de La Plaza, entre las casas de Bienvenido y Santos. Don Alejando pasó un tiempo en la misión de Chillán (Chile) y, al volver a España, fue párroco de Valles de Palenzuela, así como delegado de Misiones.



NOTAS

Archivo Histórico de la Catedral de Burgos:

1-RR-7, folio 43 (30/05/1421)
2-RR-117, folios 105-106 (16/12/1782)
3-RR-126, folios 192v-197 (2 de marzo de 1810)
4-RR-128, folio 226 (17 de marzo de 1817)
5-RR-127, folios 135-136 (14 de enero de 1814)


Consulta de documentos del Archivo Histórico de la Catedral de Burgos:





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