sábado, 17 de septiembre de 2022

Los primeros faroles en salir del anonimato: primeras inscripciones en los libros parroquiales (Huérmeces, 1611)


En la mayor parte de las pequeñas poblaciones del entorno, muy pocas son las personas naturales o residentes en las mismas que aparecen consignadas en esos preciados documentos que hemos dado en llamar "primeras referencias documentales". Documentos que, en el mejor de los casos, no suelen ir más allá de finales del siglo IX.

En la mayor parte de los casos, se trata de personas ajenas al pueblo, que aparecen en los antiguos documentos en virtud de una compra-venta o donación de un determinado solar, casa o tierra de labor. Suele tratarse de personas pertenecientes a las clases poderosas o a los gremios clerical o monástico.

No esperemos encontrar en ellos a humildes labradores, ganaderos, cantineros, molineros o muleros; en la historia que relata el soporte documental solo existen los poderosos, bien por vía divina, bien por vía mundana.

Esto es así hasta que, entre las muchas decisiones adoptadas durante el interminable del Concilio de Trento (1545-1563), aparte de la reafirmación en la existencia del Purgatorio, apareció la obligación, por parte de los párrocos y vicarios correspondientes, de anotar en unos libros específicos todos los actos principales que correspondían al ejercicio de su ministerio y, en especial, los actos sacramentales principales (bautismo, matrimonio y extremaunción).

Nacieron así los libros de bautizados, casados y finados (difuntos), cuya llevanza y custodia obligaba a una mejor formación de un clero hasta entonces medio inculto y variopinto. La anotación de estos actos sacramentales, aparte de registrar nuevos cristianos, también tenía como fin la llevanza de una estricta contabilidad de las rentas que permitían el sostenimiento de cada parroquia. Almas y dineros, un binomio básico para la iglesia católica de aquellos tiempos.

En los libros de finados aparecían también las cláusulas de los testamentos firmados en vida por los parroquianos, cuyo cumplimiento reportaba pingües beneficios a la Iglesia y amnistías purgatoriales a las almas de los difuntos. Todo debía encajar perfectamente y engrasarse puntualmente en esta maquinaria eclesiástica hábilmente diseñada durante el concilio trentino. 

En España, se hizo oficial la existencia de los libros parroquiales por medio de la Real Cédula de 12 de julio de 1564, firmada por el rey Felipe II. Inicialmente se refería únicamente a los sacramentos del bautismo y del matrimonio pero, años después (1614) también incluyó a los finados, aunque había parroquias que ya llevaban dichos libros  con anterioridad.

En Huérmeces, los libros de Bautizados (1611), Casados (1623) y Finados (1611) comienzan relativamente pronto y, afortunadamente, no existen vacíos de importancia. Ni la francesada ni la guerra civil ocasionaron pérdida alguna de información en los tres libros parroquiales (o sacramentales) de Huérmeces. 






En el resto de pueblos de la Comarca, existe una gran variabilidad en la data inicial de los diferentes libros parroquiales:

  • Libro de Bautizados: los más tempranos: Miñón (1512), Ros (1542) y Ubierna (1552); los más tardíos: Villaverde Peñahorada-San Martín (1793) y Los Tremellos (1764) y Las Hormazas-Borcos (1755); la media de La Comarca: 1633
  • Libro de Casados: los más tempranos: Montorio (1561), Ros (1561), Ubierna (1563) y Solano-Las Hormazas (1565); los más tardíos: Villalvilla Sobresierra (1895), Gredilla la Polera (1863) y Miñón (1806); la media: 1660
  • Libro de Difuntos: los más tempranos: Ubierna (1560), Villaverde Peñahorada (1560), Ros (1563) y Solano-Las Hormazas (1564); los más tardíos: Villalvilla Sobresierra (1872), Gredilla la Polera (1859) y Villaverde Peñahorada (1793); la media: 1632


LOS PRIMEROS APUNTES EN LOS LIBROS SACRAMENTALES DE HUÉRMECES

En estricto orden cronológico, el primer apunte se produce en el libro de Difuntos (o Finados), concretamente el día 5 de marzo de 1611, fecha en la que se procedió a dar tierra a María Fernández.

María tiene el honor de ser la primera farola en pasar a la historia, aunque tuvo la desgracia de hacerlo justo cuando abandona la vida. María inaugura, pues, el "Libro de Nuestros Primeros Faroles". Han pasado desde entonces 411 años y pico, y han cambiado muchas cosas, incluso los apellidos y nombres habituales, pero en nuestros genes algo habrá de María Fernández.

El segundo apunte se consigna en el libro de Bautizados, el día 25 de marzo de 1611, al dar agua a Diego Melgosa Güemes, portador de dos apellidos muy faroles en aquellos lejanos tiempos de principios del siglo XVII.

La primera boda consignada en el libro de Casados tardó un poco más en aparecer: el 6 de octubre de 1624, cuando contrajeron matrimonio Sebastián Pesquera y Ángela Peña, con apellidos también muy comunes en el Huérmeces-Guermeces de aquellos años.

En el libro I de Bautizados, que comprende los 70 años del periodo 1611-1680, existe un espléndido índice mecanografiado (realizado en tiempos recientes por el que fuera párroco de Huérmeces entre 1957 y 1960, Carmelo Vega Ortega), que resulta de gran utilidad para la búsqueda de personas, así como para facilitar el conteo anual de bautizados. Así, me ha sido posible confeccionar un pequeño resumen del total de personas bautizadas en Huérmeces durante ese lapso de 70 años.





La media anual de bautizos celebrados en la parroquia de Huérmeces en el periodo 1611-1680 resultó ser de unos 10 bautizos al año; oscilando desde unos valores mínimos de 0 bautizos (1615), 1 bautizo (1618, 1619), 2 bautizos (1659) y 3 bautizos (1621, 1623, 1633); y unos máximos de 19 bautizos (1675), 17 (1643, 1651) y 16 (1647, 1657, 1673, 1679).

Hay que tener en cuenta que, en aquellos tiempos, la mortalidad infantil era muy elevada (superior al 50%), por lo que menos de la mitad de los niños bautizados llegaban a la adolescencia.




I-PRIMEROS APUNTES EN EL LIBRO DE BAUTIZADOS DE HUÉRMECES (1611)

Durante el año 1611 aparecen consignados un total de 13 bautizos: 8 varones y 5 mujeres. Los nombres de los varones: Pedro (3), Francisco (2), Diego, Domingo y Alonso; los nombres de las mujeres: Francisca (2), María (2) y Ana (1).

Desconocemos si la decisión de abrir el Libro de Bautizados se tomó a primeros de año o ya iniciado aquel lejano 1611. El caso es que el primer bautismo anotado data de finales de marzo. Suponiendo que no se hubiera celebrado ningún bautismo desde el 1 de enero hasta esa fecha, observamos que los meses más prolíficos en ceremonias bautismales fueron abril (4), junio (3) y septiembre (2). Por el contrario, no se celebró bautizo alguno en enero, febrero, octubre, noviembre y diciembre. 





En la transcripción de los apuntes se ha procurado conservar las grafías originales aunque, para facilitar su lectura, se han añadido comas y eliminado abreviaturas.

Aunque la fórmula utilizada es similar en todos los apuntes de bautizos, existen unas pequeñas variaciones cuyo origen desconocemos; también se aprecian diferencias en la legibilidad de la caligrafía utilizada, incluso la ejecutada por parte del mismo clérigo.

En la calidad y cantidad del texto utilizado en cada apunte quizás puedan haber influido el cansancio del clérigo, la hora en la que se realizara el apunte (escasez o abundancia de luz), la relevancia social del bautizado, el estado de la pluma y la tinta utilizadas, la posibilidad de sufrir accidentes puntuales (borrones, manchas biológicas), etc.

En un asiento bautismal típico de estos primeros años del siglo XVII aparecen:
  • lugar y fecha: esta última, habitualmente en letra; a veces, se usan los caracteres numéricos únicamente para consignar el día  
  • nombre y apellidos del clérigo escribano
  • la expresión "baptice" (bauticé) 
  • nombre del niño, nombre y apellido de los padres (a veces, solo del padre)
  • nombre y apellido de los padrinos
  • en algunos casos, se añade el "abogado", que no es más que un miembro del santoral cristiano (o múltiples formas de la Virgen María) al que se le encomendaba la protección y amparo del bautizado
  • habitualmente, el apunte se cierra con la expresión fecha "ut supra" antepuesta a la firma del clérigo de turno, y que hace referencia a la fecha consignada al principio del asiento

Dos son los clérigos que firman los primeros asientos del Libro de Bautizados de Huérmeces: Juan Díaz Ortega y Gonzalo López Díaz, aunque sabemos que en aquellos tiempos vivían en el pueblo varios curas más, en su condición de beneficiados. Uno de ellos, Francisco de Espinosa, se encontraba realizando estudios superiores de Teología: en 1611 poseía la titulación de "bachiller", años más tarde ya era todo un "licenciado". Aparecerá en varios apuntes de los libros parroquiales, unas veces en condición de testigo, otras como padrino, y otras como clérigo oficiante del correspondiente bautizo, boda o entierro. 


Únicamente incluimos la transcripción de los cinco primeros apuntes existentes en el libro de Bautizados, por ser muy similar el texto formal utilizado:


1. Diego Melgosa Güemes (25 de marzo de 1611)

En el lugar de Huermeces a beinte y cinco dias del mes de Marzo de mill y seiscientos y honce, yo Juan Diaz Ortega, clerigo cura y beneficiado de las iglesias del lugar dicho, baptice a Diego, fijo de Francisco de Melgosa y Ana de Guemes, vecinos de este dicho lugar, siendo sus padrinos el bachiller Francisco de Espinosa, clerigo, y Cecilia de Balderrama, viuda, y lo firma el dicho Francisco de Espinosa y yo, el dicho cura



Conviene resaltar el hecho de que el cura Juan Díaz Ortega aparezca como "clérigo cura y beneficiado de las iglesias" de Huérmeces; y es que, por entonces, en el pueblo existían dos iglesias, una para cada uno de sus barrios principales: Santa María del barrio Laparte (La Blanca) y San Juan Bautista. Y la de San Juan de Monasteruelo tenía la consideración de "aneja". Tres iglesias en una, ahí es nada.

Unos días antes del bautizo, el 20 de marzo, aparece consignado en el Libro de Difuntos el funeral de Ana de Güemes, la madre de Diego; todo parece indicar que Ana murió a causa del alumbramiento de su hijo y que, cuando se celebró el bautizo días más tarde, Diego ya era huérfano de madre, aunque no figure así en el asiento bautismal.

Para abundar en la desgracia, a Diego no se le otorgó "abogado" celestial, como solía ser habitual en los asientos bautismales. Quizás fue un simple olvido del cura, pero el caso es que las desgracias nunca vienen solas.
 

2. Pedro López Gómez (6 de abril de 1611)

En seis de Abril de mill y seiscientos y honce, yo Juan Diaz Ortega, clerigo y cura en este lugar de Huermeces, baptice a Pedro, fijo de Mathias Lopez de [...] Lopez y Juana Gomez, su mujer, vecinos de este dicho lugar, fueron sus padrinos los señores don Gaspar de Yuramendi y doña Isabel Bonal, vecinos de este dicho lugar, diosele por abogado a San Francisco de Padua, y lo firmo fecha ut supra




En el asiento bautismal figura como "abogado" ("padrino celestial" otorgado al bautizado) San Francisco de Padua, cuya festividad se celebra el 2 de abril (quizás el día de nacimiento de Pedro).

Aparecen como padrinos dos miembros de la "nobleza" provincial: don Gaspar de Yurramendi y doña Isabel Bonal, su mujer. También se observa que la caligrafía del cura Juan Díaz Ortega resulta más pulcra y marcada que la utilizada por él mismo para el resto de asientos bautismales de la página. Una simple casualidad, seguramente.

Gaspar [Ruiz] de Yurramendi fue un capitán, tesorero de Su Majestad y regidor perpetuo de la ciudad de Burgos durante el primer tercio del siglo XVII. En PARES, aparece en varios documentos (pleitos, principalmente), unas veces con el Ruiz delante y otras sin él. En archivos vascos, el apellido aparece escrito con "J" (Jurramendi).

Los Yurramendi tuvieron su casa solar en Tolosa (Guipúzcoa) y varios de sus miembros se establecieron en Burgos y otras ciudades castellanas en siglos anteriores al XVII. Se trata de uno más de los muchos ejemplos de la estrecha relación establecida entre las élites vasco-navarras y la monarquía hispánica.

Jurramendi es el vocablo vasco utilizado para Montejurra, la montaña "sagrada" de los carlistas, que se eleva hasta los 1042 metros de altitud en las cercanías de la localidad navarra de Estella.


3. Francisco [ilegible] [ilegible] (7 de abril de 1611)

En 7 de Abril de mill y seiscientos y honce, baptice yo Juan Diaz Ortega, clerigo y cura de este lugar de Huermeces  [...]  Diez Lopez [...] Francisco [...] firme fecha ut supra




No tuvo mucha suerte Francisco con la fecha elegida por sus padres para celebrar su bautismo. Son los riesgos de que te bauticen al día siguiente de otra ceremonia bautismal a la que habían asistido como padrinos dos miembros de la "nobleza".

No se esmeró mucho el cura Juan con la calidad ni con la cantidad de la tinta utilizada para consignar el asiento bautismal de Francisco. Seguramente, Juan gastó más tinta de la cuenta en el asiento anterior y el bueno de Francisco pasó a la historia de "Nuestros Primeros Faroles" únicamente con su nombre de pila, y gracias.

Así va a resultar muy difícil seguir su rastro en los libros de Casados y Difuntos. Para más inri, tampoco resulta legible el nombre y apellido de sus padres. Pobre Francisco. Pobres pobres, en general.
 

4. Francisca Espinosa Valladolid (8 de abril de 1611)

En ocho dias del mes de Abril de mill y seiscientos y honce años, yo Juan Diaz Ortega, clerigo y cura beneficiado de las iglesias de Huermeces, baptice a Francisca, fija de Domingo de Espinosa y Maria de Valladolid, vecinos de este dicho lugar, siendo padrinos el bachiller Francisco de Espinosa Juana [...]  de Espinosa, [...] y el dicho Francisco de Espinosa, diosele por abogado a la Anunciacion de Nuestra Señora, [...] 




En este caso fue la Anunciación de Nuestra Señora el "abogado" otorgado al bautizado; su festividad se celebra el 25 de marzo.

5. Ana Melgosa Valladolid (10 de abril de 1611)

Yo, Gonzalo Lopez Diaz, clerigo y beneficiado en las iglesias del lugar de Huermeces, vaptice a Ana, fija de Juan de Melgosa y Ana de Valladolid, en diez dias del mes de Abril deste año de mil y seiscientos y once, siendo padrinos Juan Diaz Ortega, cura y beneficiado en este lugar, y Catalina de Melgosa, y lo firmo fecha ut supra, su abogada la Anunciación de Nuestra Señora, y lo firmo ut supra 

Únicamente a título de curiosidad, nótese que se produce la duplicidad en la aplicación de la fórmula "ut supra". En esta ocasión, aparece como oficiante el cura Gonzalo, ya que el habitual hasta ahora (Juan) ejerce aquí como padrino.

A Ana también se le otorgó como "abogada" a la Anunciación de Nuestra Señora.

 

II-PRIMEROS APUNTES EN EL LIBRO DE CASADOS DE HUÉRMECES (1624-1627)

Curiosamente, los dos primeros apuntes que aparecen en el Libro de Casados de la parroquia de San Juan Bautista no se corresponden con bodas celebradas en esta iglesia de Huérmeces, sino en las iglesias de dos pueblos cercanos: Sotopalacios y La Nuez de Abajo.

Sabemos que las ceremonias nupciales se celebraban en el lugar de nacimiento o residencia de la novia; ambas bodas tienen por protagonistas a hombres nacidos en Huérmeces y mujeres nacidas o residentes en aquellos pueblos, aunque nos sorprende que se anoten en el Libro de Casados de Huérmeces. Los datos básicos de ambas bodas, celebradas en la misma fecha (domingo) son:

  • Sotopalacios, 19 de febrero de 1623; contrayente: Juan Sarmiento menor en días (vecino de Huérmeces) y Mariana Ruiz [-Barahona] (hija de Marcos Ruiz [-Barahona] y Juana de Mata, vecinos de Sotopalacios); oficiante: Francisco de Espinosa, cura beneficiado de Huérmeces
  • La Nuez de Abajo, 19 de febrero de 1623; contrayentes: Francisco de Valderrama (vecino de Huérmeces) y María Barona (hija de Juan Barona y María de la Peña, vecinos de La Nuez de Abajo); oficiante: Francisco Gutiérrez, cura beneficiado del lugar de Villa [-depoco?]; firmante: Gonzalo López Díaz, cura beneficiado de Huérmeces


Por lo tanto, estos apuntes no pueden considerarse propiamente como los primeros del Libro de Casados de Huérmeces, porque no se celebraron en su parroquia, aunque los contrayentes varones fueran naturales y vecinos del pueblo.

Cabe añadir que Juan Sarmiento y Mariana Ruiz se establecieron en Huérmeces y tuvieron cuatro hijos, bautizados en la parroquia del pueblo: Juan (1624), Marcos (1625), Ana María (1630) y Francisco (1632). 

Los catorce primeros apuntes "propios" del Libro de Casados de Huérmeces se resumen en la tabla siguiente:





En aquellos lejanos tiempos, no parece que estuviera extendida la costumbre de celebrar enlaces matrimoniales exclusivamente en domingos y festivos. De las catorce bodas, cuatro se celebraron en lunes, tres en sábado, dos en domingo, dos en miércoles y una en cada uno de los tres días restantes: martes, jueves y viernes.

Lo que si aparece es una cierta tendencia -lógica- a celebrar las bodas fuera del periodo veraniego de cosecha: únicamente una boda se celebró al final de ese periodo (6 de septiembre); seis se celebraron en otoño (octubre-noviembre), cinco en pleno invierno castellano (enero-febrero) y otras dos en primavera temprana (mayo).

Aunque, al igual que sucedía en los apuntes bautismales, las fórmulas literarias utilizadas en los matrimoniales siguen unas pautas más o menos estandarizadas, se aprecian pequeñas diferencias en cuanto al tratamiento efectuado a las personas notables del lugar en comparación con el realizado con el resto de mortales.

La fórmula habitual, tras consignar fecha y nombre del cura del lugar, dice "casé y velé", ya que la ceremonia matrimonial tenía un carácter doble: el tradicional acto de desposo (o nupcial) y el usualmente inmediato acto de velado o velación, que consistía en tapar con un velo la cabeza de la novia y con un "yugo" de tela los hombros del novio.

Finalmente, se apuntaba el nombre de los dos testigos preceptivos (normalmente, aparte del cura), aunque a veces eran tres.

De las catorce primeras bodas incluidas en el Libro de Casados, doce fueron oficiadas por el cura Gonzalo López Díaz; las otra dos, por el licenciado Francisco de Espinosa.


1. Sebastián Pesquera y Ángela Peña (6 de octubre de 1624)

En seis dias del mes de Octubre de mil y seiscientos y veinte y quatro años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo cura en este lugar de Guermeces, case y bele a Sebastian de Pesquera y Angela de la Peña, todos vecinos de este dicho lugar, siendo testigos Bernabe de la Peña y el dicho firmante, y lo firma ut supra

En el Libro de Bautizados encontramos que Sebastián y Ángela  tuvieron su primer y único hijo seis años más tarde (1632), y que le fue impuesto el nombre de Isabel.


2. Gerónimo de Güemes y Ana Gómez de Mata (8 de mayo de 1625)

En ocho dias del mes de Mayo de mil y seiscientos y veinte y cinco años, yo el cura Gonzalo Lopez Diaz, beneficiado en este lugar, case y bele a Geronimo de Guemes y Maria Gomez, hija de Domingo Gomez, y por ser ansi lo firmo, siendo testigos Agustin Diez de Mata y Pedro Rodriguez de Ubierna, y por se ansi lo firmo 

Dice el Libro de Bautizados que Gerónimo de Güemes y Ana Gómez tuvieron tres hijos: Juan (1633), María (1638) y Gerónimo (1643). Por su parte, el Libro de Finados nos cuenta que Gerónimo de Güemes falleció el 20 de abril de 1659.


3. Alonso Pesquera y María Lomillo (16 de septiembre de 1625)

En diez y seis dias del mes de Septiembre de mil y seiscientos y veinte y cinco años, yo el cura Gonzalo Lopez Diaz, beneficiado en este dicho lugar, case y bele a Alonso de Pesquera y Maria Lomillo, hija de Juan Lomillo, y lo firmo, siendo testigos Juan Diez de Ubierna y Nicolas RRojo, todos vecinos de dicho lugar 

Alonso Pesquera y María Lomillo tuvieron tres hijos: María (1628), María (1632) y Francisca (1636); la primera niña bautizada como María debió de fallecer al poco de la ceremonia o, en todo caso, con anterioridad a 1632.

María Lomillo debió de fallecer después del nacimiento de su tercer hijo, por lo que Alonso Pesquera casó en segundas nupcias con María Miguel, y tuvieron ocho hijos: Francisco (1641), Domingo (1644), Lucía (1646), Alonso (1650), Blas (1651), Gaspar (1654), Isidoro (1657) y María de los Santos (1660). Al menos, así lo cuenta el Libro de Bautizados.


4. Toribio Gómez y Catalina Güemes (2 de octubre de 1625)

En dos dias del mes de Octubre de mil y seiscientos y veinte y cinco años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo y cura en este lugar de Guermeces, case y bele a Toribio Gomez y Catalina de Guemes, hija de Geronimo de Guemes, siendo testigos Agustin Diez de Mata y Francisco Diaz, clerigo, y lo firmo 

Toribio Gómez y Catalina Güemes tuvieron dos hijos: María (1628) y Francisco (1632), tal y como atestigua el Libro de Bautizados.


5. Jacinto de Salazar y Francisca Fernández (24 de octubre de 1626)

En veynte y quatro dias del mes de Octubre de mil y seiscientos y veinte y seys años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo y cura en este lugar de Guermeces, case y bele a don Jacinto de Salazar y Francisca Fernandez, hija de Lorenzo Fernandez, y por ser ansi verdad lo firmo, siendo testigos don Juan Fernandez de Ornilla y Domingo Giron, y otros muchos, y lo firmo 

Jacinto de Salazar y Francisca Fernández tuvieron cuatro hijos: Jacinta (1629), Bernabé (1631), Gerónimo (1632) y Gerónimo (1633); el primer niño bautizado como Gerónimo debió de fallecer al poco.


6. Juan de Arce y María de la Peña (20 de enero de 1627)

En veynte de Enero de mil y seiscientos y veinte y siete años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo y cura en este lugar de Guermeces, case y bele a don Juan de Arce y Maria de la Peña, hija de Antonio de la Peña y Dorotea Miguel, siendo testigos Andres Diez Villalvilla y Domingo del Pino el mediano, y por ser verdad lo firmo 

Juan de Arce y María de la Peña tuvieron tres hijos: Francisca (1635), Francisco (1636) y Domingo (1639).


7. Domingo [ilegible] y Felisa de la Peña (28 de febrero de 1627)

Ofició la ceremonia el Licenciado Francisco de Espinosa. Felisa era hija de Antonio de la Peña y, por lo tanto, hermana de María, cuya boda se celebró el mes anterior. Puede que Domingo fuera hermano de Juan de Arce. Dos hermanos que se casan con dos hermanas.


8. Andrés de la Calle y María González (12 de enero de 1628)

Ceremonia oficiada por el Licenciado Francisco de Espinosa. María era hija de Pedro González.


9. Don Martín de Arriaga y Doña Francisca de Zorrilla y Arce (20 de mayo de 1630)

Boda en la que el nombre de los contrayentes apenas cabe en un solo renglón; boda de alto copete, aunque quizás la expresión resulte algo anacrónica al referirse a la nobleza campante en Castilla durante el primer tercio del siglo XVII. El tal Martín era nada menos que caballero de la Orden de Calatrava; su novia, Francisca, no tenía mucho menos pedigrí, ya que pertenecía a la nobilísima familia de los Berberana, ahí es nada. Ofició la ceremonia el cura Gonzalo López Díaz, para profundo disgusto del Licenciado Francisco de Espinosa, supongo.


10. Juan Díez de Mata y Gerónima Fernández (10 de enero de 1631)

De vuelta al renglón único, nos encontramos con una ceremonia oficiada por el cura Gonzalo López Díaz, que casó y veló a Juan, hijo legítimo de Agustín Díez de Mata y de María de Espinosa, con Gerónima (Xeronima), hija de Gerónimo Fernández y de María de Arreba.


11. Pedro López e Inés Alonso (4 de febrero de 1631)

En quatro dias del mes de Febrero de mil y seiscientos y treinta y un años, case y bele a Pedro Lopez, hijo de Matias Lopez y de Juana Gomez, su mujer, y a Ines Alonsso, hixa de Domingo Alonsso y de Isabel de Penagos, su mujer, difuntos, y por ser ansi lo firmo fecha ut supra Gonzalo Lopez Diaz 


12. Juan de Melgosa y María Díez de Ubierna (8 de noviembre de 1631)

En ocho dias del mes de Nobiembre de mil y seiscientos y treinta y un años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo y cura en este lugar de Huermeces, casse y vele in facie eclesiae conforme el Santo Concilio, a Juan de Melgosa y a Maria Diez de Ubierna, siendo testigos Francisco Diez de Mata y Juan Diez de Ubierna y Agustin Diez, fecha ut supra Gonzalo Lopez Diaz 




En este asiento encontramos una peculiaridad formal: la introducción de la expresión latina in facie ecclesiae, que literalmente significa "en presencia de la Iglesia" o "ante la congregación", y que indica que el matrimonio se ha celebrado canónicamente, según el rito establecido por la Iglesia en el "Santo Concilio" de Trento.

Esta expresión es relativamente frecuente en los asientos de los libros sacramentales de algunas parroquias, en especial aquellas en las que sirvió un clérigo culto, formalista o amante de la buena escritura.

En el apunte que nos ocupa, ecclesiae aparece escrito incorrectamente (con una sola "c"), por lo que no parece que nos encontremos ante un cura especialmente cuidadoso a la hora de escribir. Por otra parte, sorprende que dicho cura, Gonzalo López Díaz, autor de diez de los doce primeros asientos del Libro de Casados, no utilice dicha fórmula (culta o latina) hasta este duodécimo apunte. Quizás en aquel año 1632 llegaron nuevas directrices literarias desde el Obispado Burgense o desde la misma Roma.


13. Domingo de Torres y María Alonso (25 de octubre de 1632)

En veinte y cinco dias de octubre deste año de mil y seiscientos y treinta y dos años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo cura beneficiado en este lugar de Huermeces, casse y vele in facie eclesiae conforme el Santo Concilio [...], a Domingo de Torres y a Maria Alonsso, siendo testigos el licenciado Juan Diaz y Geronimo de Guemes y Miguel de Ubierna, y por [...] lo firmo yo fecha ut supra Gonzalo Lopez Diaz




14. Juan Gómez de Mata y Tomasa de Valderrama (15 de nov. de 1632)

En quince de nobienbre de mil y seiscientos y treinta y dos años, yo el licenciado Francisco de Espinosa, clerigo y cura beneficiado en este lugar de Huermeces, desposse, casse y vele yn facie ynclesiae conforme el Concilio lo manda, a Juan Gomez de Mata y Tomasa de Balderrama, siendo testigos Juan Ssarmiento y Ana y Juan de Balderrama y [...] lo firmo fecha ut supra el licenciado Francisco de Espinosa




En este apunte nos encontramos con varias novedades: aparece un nuevo "cura escribano", el "licenciado" Francisco de Espinosa, que ya apareció como testigo en algún asiento anterior, realizado en el Libro de Bautizados (1611), aunque entonces lo hizo en su condición de "bachiller". 

Cambia la caligrafía, mucho más estilizada en este caso, que para eso el cura Francisco había finalizado sus estudios de teología; aquí utiliza la fórmula "desposse, casse y vele" (desposé, casé y velé), con profusión de "ss" para que queden claros sus amplios conocimientos lingüísticos; para la expresión ya vista "in facie ecclesiae" utiliza unas grafías peculiares, muy cultas sin duda ("yn facie ynclesiae"); hoy quizás diríamos que el licenciado Espinosa era un tanto pedante a la hora de escribir...


III-PRIMEROS APUNTES EN EL LIBRO DE DIFUNTOS DE HUÉRMECES (1611-1615)

Nos encontramos ante el más triste de los tres libros "sacramentales". Si en el de bautizados se celebra la llegada de una nueva vida, en el de casados la unión de dos, en el de finados se "celebra" el abandono de la vida, aunque para el credo cristiano eso tenga el significado que tiene.

Más triste aún es constatar que gran parte de los asientos funerarios tiene como protagonistas a párvulos e infantes, niños de corta edad. 

El texto protocolario utilizado en el asiento es similar al de los otros dos libros, aunque aquí no se consignen padrinos ni abogados celestiales, total para qué, si ya se acabó el periplo vital de una persona...

Aquí se consigna algo muy importante para la Iglesia surgida del Concilio de Trento: si el finado dejó testamento o si, por el contrario, no testó. Si lo hizo, eso significa misas, y las misas cuestan dineros. Y con los dineros se pueden hacer muchas cosas en el mundo de los vivos; un mundo que, no nos engañemos, tenía para la Iglesia tanta o más importancia que el otro, el del más allá.

Si el finado era un pobre de solemnidad, se indicaba dicha condición en el asiento correspondiente, así como que era la caridad cristiana (las arcas concejiles, en muchos casos) la que se apiadaba de él y le otorgaba un enterramiento digno, extramuros ecclesiae, supongo.

También solía indicarse si el finado había recibido los Santos Sacramentos, refiriéndose a la extremaunción, o unción de los enfermos.

Los ocho primeros apuntes del Libro de Difuntos (o Finados) de la iglesia parroquial de Huérmeces se resumen en la tabla siguiente:





Una vez más, constatamos el predominio de nombres (tanto en difuntos como en cónyuges) tales como: Juan (5), Ana (2), María (2), Francisca, Francisco, Micaela, Sebastián, Diego y Domingo.

Seis de los ocho asientos funerarios fueron firmados por el cura beneficiado Gonzalo López Díaz; los otros dos, por Juan Díaz Ortega, también cura beneficiado de Huérmeces.

Únicamente en dos casos el finado había realizado testamento (1 y 7), y en otro (5) la difunta había dejado poder a su marido para que este dispusiera libremente las claúsulas funerarias correspondientes. Dos entierros y sus misas (3 y 4) tuvieron la catalogación de "por pobres". Y uno (4) por "infante".

 

1. María Fernández (5 de marzo de 1611)

En el lugar de Huermeces en 5 de Março de mill y seiscientos y honce, murio Maria Fernandez, mujer de Juan de la Ornilla, hiço testamento, mando se dijese por su alma, y lo firmo yo Gonzalo Lopez Diaz




2. Ana de Güemes (20 de marzo de 1611)

En el dicho lugar, en 20 del dicho mes y año, murio Ana [de Guemes], mujer de Francisco de Melgosa, recibio los santos sacramentos, no yço testamento, y lo firmo Gonzalo Lopez Diaz



Ana de Güemes era la madre de Diego Melgosa Güemes, el primer bautizado consignado en el libro correspondiente. Suponemos que falleció el mismo día del parto o poco después. 

3. Ana de Medina (3 de mayo de 1611)

En el dicho lugar, a 13 de Maio de mill y seiscientos y honce años, murio Ana de Medina, mujer de [Se-] Bastian Rey, no hiço testamento, hiçosele su entierro y missa por pobre, Juan Diaz Ortega



Sebastián Rey contrajo segundas nupcias con Casilda González y tuvieron dos hijos: Matías (1622) y Ana (1624).


4. Juan Nieto (16 de agosto de 1611)

En diez y seis de Agosto de mill y seiscientos y honce años, murio Juan Nieto, infante, en este dicho lugar, no hiço testamento, hiçosele su entierro y missa por pobre, Juan Diaz Ortega




Los fallecimientos de párvulos (hasta dos años de edad) e infantes (entre 2 y 8 años) eran muy frecuentes en aquellos tiempos; los entierros y misas para pobres de solemnidad, también. No te enterraban en primera línea dentro de la iglesia, ni en ningún otro lugar de su interior, pero tierra te daban, que no era poco, tal y como estaban los tiempos.


5. Micaela Márquez de Gaceta (19 de septiembre de 1611)

En diez y nuebe dias del mes de Septiembre de mill y seiscientos y honce años, murio doña Michaela Marquez de Gaceta, mujer de Diego Diaz de Tudanca, no hiço testamento, dejo poder a su marido, enterrose en la yglesia, y lo firma Gonzalo Lopez Diaz




El apellido Márquez de Gaceta tuvo, durante el siglo XVII a dos ilustres portadores: Francisco Márquez de Gaceta (juez, consejero de Castilla, presidente de la Real Chancillería de Valladolid y obispo de Ávila) y Pedro Márquez de Gaceta (religioso de la Orden de Santiago, capellán real de honor en ella, deán de la catedral de Santa Fe en Bogotá).

Desconocemos el estatus de doña Micaela, aunque su posible residencia en Huérmeces estaría ligada a la naturaleza de su esposo Diego (sin el tratamiento de "don"), ya que Díaz de Tudanca era un apellido muy común en la zona durante los siglos XVII y XVIII.


6. Francisca de Arce (20 de marzo de 1615)

En veinte dias del mes de Septiembre de mill y seiscientos y quince años, murio Francisca de Arce, mujer de Juan Sarmiento, escrivano, recibio los sacramentos, enterrose en esta iglesia, no hiço testamento, y por ser ansi verdad lo firmo Gonzalo Lopez Diaz




Llama poderosamente la atención que no se produjera ningún fallecimiento durante los tres años y medio comprendidos entre septiembre de 1611 y marzo de 1615. Casualidad o misterios del Libro de Difuntos y sus consignadores: Gonzalo López Díaz, Juan Díaz Ortega y el licenciado Francisco de Espinosa.


7. Juan Gómez de Mata (28 de julio de 1615)

En veinte y ocho de Julio de mill y seiscientos y quince, murio Juan Gomez de Mata, recibio los sacramentos, enterrose en esta iglesia, hiço testamento, y lo firmo Gonzalo Lopez Diaz


8. María [ilegible] (20 de noviembre de 1615)

En veinte y de Nobiembre de mill y seiscientos y quince, murio Maria [ilegible], mujer de Domingo [ilegible] recibio los sacramentos, enterrose en esta iglesia y no hiço testamento, y lo firmo Gonzalo Lopez Diaz


CONTINUARÁ: ¿QUÉ FUE DE LOS PRIMEROS FAROLES?

A la espera de realizar otra visita al Archivo Diocesano, queda pendiente un nuevo post, en el que intentaremos descubrir y contar qué fue de la vida de alguno de los trece primeros faroles registrados en el libro de Bautizados (1611): cuántos años vivieron, si llegaron a viejos o fallecieron de párvulos o infantes, si contrajeron matrimonio con una persona natural de Huérmeces o forastera, cuántos hijos tuvieron, si dedicaron su vida a Dios o si nunca encontraron pareja, si testaron, si recibieron sepultura en primera línea del altar mayor o si tuvieron un entierro de pobre, o si acaso desaparecieron de los libros parroquiales de Huérmeces sin dejar rastro...

En breves semanas aquí, en Hces-blog.

 

FUENTES

  • Guía de los Archivos de la Iglesia en España. José María Martí Bonet (dir.) Archivo Diocesano de Barcelona. Asociación de Archiveros de la Iglesia en España (2001) [Archidiócesis de Burgos: pp. 135-177]
  • Libro I de Bautizados (1611-1680), Casados (1623-1679) y Difuntos (1611-1680) de la Parroquia de San Juan Bautista de Huérmeces. Archivo Diocesano de Burgos.


LECTURA RECOMENDADA

"Lo demás es aire". Juan Gómez Bárcena. Seix Barral. Barcelona (mayo de 2022). 539  páginas.


La pequeña historia del pueblecito cántabro de Toñanes: "treinta y dos  casas, cuatro hoteles rurales, una iglesia, ningún bar", situado en la costa entre Santillana y Comillas. Esa pequeña historia contada por sus gentes humildes, anónimas hasta hoy, con su nombre publicado en todo un libro de tirada nacional (y quizás mañana traducido a otras lenguas, leído en otro países); esa pequeña historia contada por el paso del tiempo y por el poso que queda; por el paso de ocasionales visitantes "famosos" (el accidente de tráfico del futbolista Paco Gento; el fugaz paso de la actriz Jane Seymour, para un rodaje de exteriores en sus acantilados; el más fugaz paso de los ciclistas de la Vuelta a España, camino de los Lagos de Covadonga); por el paso de las galernas cantábricas más severas; por la impronta de sus parajes más icónicos; sus molinos; sus viejos caminos; sus fósiles; sus curas (los buenos y los menos buenos); sus veraneantes quita novias; sus primeras referencias documentales; su consabido despoblamiento; su hoy ... Y todo ello arropado por un continuo baile de fechas, consignadas al margen del texto, como si de asientos de libros parroquiales se tratara. Es la pequeña historia de Toñanes pero podría serlo de cualquier otro lugar de Cantabria, de Castilla o de más allá. Probablemente, fue 
la lectura de este libro, en especial del contenido de las páginas 140-143, lo que me sirvió de inspiración para la realización del presente post.


3 comentarios:

  1. Hola
    Alguna fecha de inicio de libros de bautizados habría que revisar, como el caso de Ubierna, Villaverde Peñahorada o Villalbilla.
    Saludos

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    1. Hola
      Las fechas de inicio de los diferentes libros de bautizados han sido extraídas de la publicación reseñada: "Guía de los Archivos de la iglesia en España". Si consideras que existen errores en las fechas de inicio para algunas parroquias no tienes más que indicarme la fecha correcta y procederé a cambiar el dato en la tabla comparativa. Desgraciadamente, no dispongo de tiempo suficiente para contrastar todas las fechas incluidas en dicha publicación con las fechas consignadas en los diferentes libros guardados el Archivo Diocesano.
      Saludos

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  2. Hola Jose Luis
    El libro de bautizados de Ubierna comienza en 1552. El de San Martín de Ubierna en 1612.
    La parroquia de Santiago de Villaverde Peñahorada en 1589.
    El de Villalvilla Sobresierra en 1589.
    Tendría que hacerse otro nuevo listado, aunque tengo en la cabeza la idea de que uno de los muchos colaboradores del Archivo Diocesano ya ha realizado dicha labor.
    Saludos
    PD = Algún día de estos tendremos que coincidir, y con suerte hacer alguna colaboración.
    PD =

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