sábado, 5 de octubre de 2024

El Catastro de Ensenada en los cuatro pueblos del hoy municipio de Huérmeces


En una de las primeras entradas de este blog se realizó una transcripción literal  del contenido de las denominadas "Respuestas Generales" del Catastro de Ensenada para la localidad de Huérmeces.

En la presente entrada, más que realizar una trancripción literal de las citadas "Respuestas Generales" para los otros tres pueblos que conforman el actual municipio de Huérmeces, he preferido hacer un pequeño análisis comparativo entre el contenido de aquellas para los cuatro pueblos: Ruyales del Páramo, Quintanilla Pedro Abarca, San Pantaleón del Páramo y Huérmeces.

Coviene recordar que el denominado Catastro de Ensenada fue realizado a mediados del siglo XVIII, en un tiempo de cambios en Europa y que España también quiere aprovechar para superar las viejas estructuras feudales y las no menos viejas costumbres medievales. Las arcas públicas están vacías en un país de unos seis millones de habitantes, de los cuales dos quintas partes están formadas por mendigos, frailes, monjas, hidalgos, rentistas y holgazanes. 

La primera medida necesaria era el poder conocer el valor patrimonial real del Estado, para una vez conocido aquel pudiera establecerse un nuevo sistema fiscal, más justo y eficaz, en el que se incluyera por vez primera al clero, cuyo patrimonio no se encontraba inventariado ni sometido a impuesto alguno. Es en ese contexto cuando el Marqués de la Ensenada, ministro de Fernando VI, propone la realización de la pesquisa que luego llevaría su nombre.


ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE LOS DATOS RECOGIDOS EN LAS RESPUESTAS GENERALES DEL CATASTRO DE ENSENADA PARA LOS CUATRO PUEBLOS QUE COMPONEN EL ACTUAL MUNICIPIO DE HUÉRMECES


EL SUBDELEGADO

Al subdelegado Bernardino Fernández de Humada se le asignaron un total de 37 localidades, muchas de ellas situadas en los valles medios y bajos del Úrbel, Ruyales y Hormazuela. Fue don Bernardino el que visitó (con estancia de varios días en cada uno) los cuatro pueblos que hoy conforman el municipio de Huérmeces. En las cuatro localidades, la persona que ejerció las funciones de escribano fue Pedro Díaz Sarabia.


EL TAMAÑO DEL INTERROGATORIO, PLASMADO EN PAPEL

Aún teniendo en cuenta las peculiaridades caligráficas de cada uno de los escribanos que pudieron realizar las copias guardadas en el archivo de la Contaduría, podemos suponer que la importancia demográfica y económica de cada lugar se plamaría en el mayor o menor número de páginas ocupadas por las respuestas generales. En el caso de Huérmeces, así parece; para los otros tres pueblos, no queda tan claro, ya que la extensión de las respuestas de Ruyales supera a las de de Quintanilla y San Pantaleón.

  • Huérmezes: 70 páginas
  • Ruyales del Páramo: 54 páginas
  • Quintanilla Pedro Abarca: 40 páginas
  • San Pantaleón: 36 páginas


LAS FECHAS DEL INTERROGATORIO

El equipo de don Bernardino Fernández de Humada se reunió con los responsables locales de Huérmeces el 13 de mayo de 1752, y de aquí pasaron a Ros (5 de junio), Los Tremellos (13 de junio) y Las Rebolledas (6 de julio). Siguieron por San Pantaleón del Páramo (11 de julio), Quintanilla Pedro Abarca (17 de julio) y Ruyales del Páramo (21 de julio). Más tarde, aparecen en Santibáñez Zarzaguda (5 de agosto) y La Rad (15 de septiembre). Antes de llegar a Huérmeces habían estado en La Nuez de Abajo (19 de abril) y Las Celadas (7 de mayo).

Una vez más, cabe suponer que la duración de la estancia del equipo pesquisidor en cada pueblo dependería de la importancia demográfica y económica de cada uno de aquellos, así como de la existencia o ausencia de las más básicas estadísticas municipales actualizadas (casas, vecinos, moradores, ganados, colmenas, molinos, etc).

A título de curiosidad, compilamos las fechas de comparecencias para ochenta pueblos del entorno de Huérmeces, realizadas por siete equipos diferentes entre junio de 1751 (Las Quintanillas) y agosto de 1753 (Vivar del Cid).





PARTICIPANTES POR LOS PUEBLOS OBJETO DE LA PESQUISA

Previamente a la llegada del juez-subdelegado al lugar, se citaba para una fecha determinada al cura párroco del mismo y a sus autoridades locales: alcalde por el estado noble (hidalgos) y alcalde por el estado general (pecheros), regidores, procuradores y alguacil; entre todos debían de eligir a los peritos que también responderían en el interrogatorio. En el caso de que en el pueblo hubieran varios curas, se citaría al de mayor antigüedad en el puesto.

Para los vecinos que actuaron en carácter de peritos se ha incluido la edad, tal y como aparece en el apartado final (firmantes) del documento.
 



Observamos como, en el caso de Ruyales, el número de vecinos asistentes al interrogatorio (cinco), fue claramente inferior al del resto, dándose el caso de reunir en una misma persona la condición de alcalde por el estado general (Santa Hermandad) y perito.

En el extremo opuesto, encontramos que, en el caso de Huérmeces, asistieron un total de nueve vecinos, al acudir dos regidores por el estado noble (hidalgos), un regidor por el estado general (alcalde de la Santa Hermandad) y el alcalde pedáneo (quizás en representación de la justicia de Haza de Siero), además de los preceptivos cuatro peritos y el cura más antiguo.

En los casos de Quintanilla y San Pantaleón asistieron siete vecinos: cura más antiguo, dos representantes municipales y cuatro peritos. Por Quintanilla no hubo necesidad de diferenciar entre los estados noble y general, ya que todos sus vecinos tenían la condición de pecheros.


EL NOMBRE DE LOS PUEBLOS

En las "Respuestas Generales" aparecen como Ruyales del Páramo, Quintanilla Pedro Abarca, San Pantaleón y Huermezes.







EXTENSIÓN DE CADA UNO DE LOS TÉRMINOS

En la pregunta tercera del interrogatorio se solicita "qué territorio ocupa el término, quanto de Levante a Poniente, y del Norte al Sur; y quanto de circunferencia, por horas y leguas; qué linderos o confrontaciones, y qué figura tiene, poniéndola al margen"

Considerando únicamente la distancia (en leguas) de cada término, en los ejes norte-sur y este-oeste, encontramos unos resultados que -lógicamente- difieren considerablemente de la realidad, aunque guardan cierta proporción entre los cuatro términos.

Considerando que cada legua equivale a unos 5,6 km tenemos los siguientes resultados:



Observamos que en el Catastro de 1752 se sobreestimó claramente la superficie de Ruyales del Páramo y Quintanilla Pedro Abarca, mientras que se subestimó la de San Pantaleón del Páramo y Huérmeces; curiosamente, considerando la superficie total para todo el actual municipio, la desviación resulta relativamente pequeña (-3,3%), compensándose excesos y defectos.



TRIBUTOS, DERECHOS Y JURISDICCIÓN 

Los cuatro pueblos tienen el carácter de realengo (pertenecientes al Rey) en contraposición a algunos otros lugares que son de señorío o pertenecen a diversas órdenes o instituciones religiosas.

En cuanto a la cuantía que cada pueblo tiene que pagar en concepto de tributos y derechos, es de suponer que también guardará relación con la importancia demográfica y económica de cada lugar. Así, Huérmeces (300 hab), que quintuplica o triplica la población de Ruyales, Quintanilla y San Pantaleón (60 hab, 105 hab y 60 hab), paga un total de 5808 reales, que suponen nueve veces más de lo que paga Ruyales (659 reales), ocho veces más que Quintanilla (753 reales) y siete veces más que San Pantaleón (801 reales).




En cuanto a la jurisdicción, los cuatro pueblos pertenecen al partido de Castrojeriz, estando también sujetos a la justicia del Real Adelantamiento de la ciudad de Burgos. Sus vecinos por el norte y noroeste (Acedillo, Espinosilla, Bustillo, Coculina, Úrbel del Castillo, La Nuez de Arriba y Montorio), sin embargo, pertenecen al partido de Villadiego; mientras que sus vecinos por el este (Quintanilla Sobresierra, Ubierna y San Martín, Castrillo de Rucios) pertenecen al partido de Burgos; por último, sus vecinos por el sur y oeste (Santibáñez Zarzaguda, Ros, Los Tremellos, Las Celadas, La Nuez de Abajo) pertenecían también al partido de Castrojeriz.

En cuanto a la justicia civil a prevención (una especie de primera instancia en lo civil), los cuatro pueblos pertenecen a la denominada justicia de Haza de Siero, cuyo alcalde mayor es nombrado por el Duque de Medinaceli, y solía residir en Huérmeces aunque, a veces, también lo hizo en Ruyales.

USOS DEL TERRITORIO

En la pregunta décima del interrogatorio se solicita "qué número de medidas de tierra habrá en el término, distinguiendo las de cada especie y calidad, por ejemplo, tantas fanegas o del nombre que tuviese la medida de tierra de sembradura de la mejor calidad, tantas de mediana bondad y tantas de inferior; y lo propio en las demás especies que hubieren declarado". 




Da la impresión de que los datos relativos a Huérmeces no resultan creíbles en el epígrafe correspondiente a "matorrales"; por lo tanto, la superficie total de las tierras de cada uno de los pueblos aparece claramente exagerada en el caso de Huérmeces (4024 fanegas), con respecto a la consignada para los otros tres pueblos: Quintanilla, 698 fanegas; Ruyales, 462 fanegas; y San Pantaleón, 409 fanegas. Suponemos que la supercie total de las tierras de Huérmeces rondaría las 2400 fanegas.

En cuanto a la relación entre las tres calidades del cultivo en secano, vemos que el mayor porcentaje de tierras de primera calidad se da en Huérmeces (27%) y San Pantaleón (27%), y el menor en Quintanilla (14%) y Ruyales (8%); en tierras de segunda calidad: Quintanilla (51%), San Pantaleón (44%), Huérmeces (39%) y Ruyales (39%); en tierras de tercera calidad: Ruyales (54%), Quintanilla (36%), Huérmeces (34%) y San Pantaleón (29%).

El cultivo en regadío se declara únicamente en Ruyales (2 fanegas, dedicadas al cultivo de lino) y Huérmeces (29 fanegas, parte de ellas también dedicadas al lino).

La superficie dedicada a eras de trilla debería mostrar una relación directa con la importancia demográfica y agronómica de cada término; así, encontramos que Huérmeces posee 18 fanegas de eras; San Pantaleón, 6 fanegas; Ruyales, 4 fanegas; y Quintanilla, 3 fanegas. Los datos nos dicen que San Pantaleón y Ruyales poseen un exceso de superficie dedicada a eras de trilla para la importancia de su terrazgo. 

En cuanto a prados y pastos, destaca Quintanilla con sus 186 fanegas; Huérmeces tiene 46 fanegas; San Pantaleón, 18 fanegas; y Ruyales, 16 fanegas.

En superficie dedicada a eriales: Ruyales, 160 fanegas; Huérmeces, 150 fanegas; Quintanilla, 58 fanegas; y San Pantaleón, 50 fanegas.

En matorrales (montes) no es posible realizar una comparativa entre los cuatro pueblos, ya que los datos de Huérmeces resultan claramente erróneos, por exagerados (1871 fanegas). Entre los otros tres pueblos, tenemos: San Pantaleón, 70 fanegas; Quintanilla, 63 fanegas; Ruyales, 20 fanegas.


EL PAISANAJE

La importancia económica de cada lugar no venía determinada únicamente por el número de moradores (vecinos), ya que la existencia de determinados oficios, establecimientos o instituciones también influiría en aquella. 




Observamos que Huérmeces (unos 300 hab) triplica en población a Quintanilla (105 hab) y quintuplica la de Ruyales (60 hab) y San Pantaleón (60 hab). Parecida relación guarda la importancia relativa del caserío: el de Huérmeces (63 casas) duplica al de Quintanilla (30), casi triplica al de San Pantaleón (24) y casi quintuplica al de Ruyales (14). 

[para los datos demográficos se ha tenido en cuenta lo consignado en el Vecindario de 1759, confeccionado apenas siete años después del Catastro de Ensenada, aunque con datos referidos al periodo 1750-1753; las diferencias con los datos recogidos en las Respuestas Generales resultan, pues, mínimas]

[en cuanto a la relación entre vecinos y almas, se ha optado por la proporción 1:4]

En Huérmezes abundan los curas (6), con todo lo que ello pudiera significar; también tiene maestro de primeras letras, cirujano y escribano; tabernero a tiempo parcial; una carnicería y una panadería; dos carreteros y un herrero; cinco pastores y un guarda de campo; y ocho molinos harineros, aunque solo cinco molineros a tiempo completo, pues dos molinos pertenecen al Concejo de Huérmeces y al Concejo y vecinos de Ruyales del Páramo, y otro se utiliza solo parcialmente; seis pobres de solemnidad; ocho vecinos son jornaleros, y 42 son labadores a tiempo completo (de "labranza entera").

En Ruyales tienen un cura, un arriero trajinero, un tejedor de lino y lana, un ventero, un tabernero a tiempo parcial, dos pobres de solemnidad, un pastor, cuatro jornaleros y ocho labradores a tiempo completo.

En Quintanilla Pedro Abarca tienen un cura, un arquitecto (carpintería fina), dos pastores, un tabernero a tiempo parcial, un molino de escaso uso, un jornalero y 18 labradores a tiempo completo; no hay pobres.

En San Pantaleón tienen un cura, un arquitecto, dos pastores, un tabernero a tiempo parcial, un jornalero y 11 labradores a tiempo completo; no hay pobres.  

En cuanto a la importancia relativa de los colmenares, cabe apreciar que esta depende más de las condiciones medioambientales de cada término que de su tamaño geográfico, demográfico o económico; así se explica la escasez de pies de colmena en Ruyales (17) con respecto a Quintanilla (48) y San Pantaleón (39); Huermeces tiene 64 pies de colmena, la cuarta parte de ellas propiedad de uno de los curas del pueblo (Pablo Díaz-Villalvilla).

La importancia molinar de Huérmeces (8 molinos) con respecto a los otros tres pueblos (únicamente Quintanilla posee un pequeño molino, usado muy puntualmente) también queda explicada por la importancia del curso del río Úrbel con respecto a la de los ríos Ruyales (solo la cabecera) y San Pantaleón (escaso curso y caudal estacional).


HIDALGOS Y PECHEROS: LA DESIGUAL TRIBUTACIÓN DE LA ÉPOCA

Si comparamos la composición del vecindario de los cuatro pueblos en cuanto al carácter noble (hidalgo) o pechero (general) de los mismos, las conclusiones salen solas:

  • Huérmezes: el 77% de sus vecinos tienen la condición de hidalgo
  • Ruyales: el 76% de sus vecinos tienen también dicha noble condición
  • San Pantaleón: el 14% de sus vecinos tiene el carácter de hidalgo 
  • Quintanilla: ningún vecino tiene el carácter de hidalgo

Aparte de otras connotaciones sociales, el carácter de hidalgo se traducía, principalmente, en la exención en la tributación del denominado servicio ordinario y extraordinario, impuesto que recaía únicamente sobre los vecinos pecheros (o del estado general). Aunque los importes a satisfacer por este concepto no eran muy elevados, esta diferenciación impositora creaba agravios entre los vecinos; hay que aclarar que los hidalgos tenían que prestar ciertas obligaciones, al menos teóricas, en caso de guerra.

Los vecinos pecheros de Huérmezes pagan anualmente, por dicho servicio y derecho ordinario y extraordinario, 32 reales, a repartir entre el Rey y el Conde de Villariezo.

En Ruyales, un vecino pechero (Juan Antonio Gómez) paga anualmente 3 reales y 19 maravedís, también a repartir entre el Rey y el Conde de Villariezo, aunque sin conocerse como se reparte y percibe. El Común de Ruyales no estaba cargado de dichos servicios.

En Quintanilla, el Común está cargado de ambos servicios, pagando anualmente 51 reales y 30 maravedís, puestos en la villa de Santibáñez para su conducción a la ciudad de Burgos; también se reparten entre el Rey y el Conde de Villariezo, ignorando lo que corresponde a cada uno.

En San Pantaleón el Común también está cargado de ambos servicios, pagando anualmente 37 reales y 18 mrs, llevados a la villa de Santibáñez, dónde se satisface a  cada parte (el Rey y el Conde de Villariezo) lo que le corresponda. 

PROPIEDADES, GASTOS Y CARGAS DEL COMÚN

En las respuestas a las preguntas 23, 24, 25 y 26 se detallan los ingresos y gastos del Común, que pueden servirnos para hacernos una idea aproximada del saneamiento de las cuentas públicas a nivel local.

  1. Ruyales del Páramo: ingresos (31,5 fanegas de grano y 79 reales en dinero); gastos (32 fanegas de grano y 376 reales en dinero)
  2. Quintanilla Pedro Abarca: ingresos (94 fanegas de grano); gastos (82 fanegas de grano y 567 reales)
  3. San Pantaleón: ingresos (49 fanegas de grano y 78 reales); gastos (21,5 fanegas de trigo y 507 reales)
  4. Huérmezes: ingresos (234 fanegas de grano y 1080 reales); gastos (119 fanegas de grano y 2662 reales)




Las propiedades ("Propios") del Común por las que se perciben rentas varían de un pueblo a otro, según incluyan más o menos tierras y molinos; el resto de los ingresos se refieren a la parte correspondiente a diversos impuestos y los aprovechamientos de montes, prados y rios:

  1. Ruyales del Páramo: un molino [Rallastra] en Huérmeces; varias tierras, arrendadas a particulares; parte correspondiente de las tercias y menudos
  2. Quintanilla Pedro Abarca: varias tierras arrendadas a particulares; tercias reales y propias; tercias arrendadas
  3. San Pantaleón: arriendo de las tierras y eras de trillar; tercias y menudos
  4. Huérmezes: un molino [Zigatón]; varias tierras arrendadas a particulares; saca de leña de montes; arriendo de la pesca del río; venta de paja y hierba 

En el capítulo de "Gastos del Común" se observan considerables diferencias entre los datos consignados para cada uno de los cuatro pueblos. Por el indudable interés que presentan estas partidas de gasto, se detallan pueblo a pueblo:

1. Ruyales del Páramo: sus gastos anuales son 20 fanegas de trigo, 12 fanegas de cebada y 376 reales en dinero, y se sistribuyen de la siguiente manera:

  • 6 fanegas por la renta del molino de Huérmeces [Rallastra] a la Obra Pía del Obispo Zorrilla [Pedro Fernández Zorrilla]
  • 11 fanegas al Monasterio de monjas de Palacios de Benaver
  • 1 fanega al escribano del pueblo
  • 8 fanegas por las tercias reales
  • 3 fanegas por las muelas del molino
  • 8 celemines al cura por las memorias perpetuas [misas por el alma de ciertos difuntos]
  • 3 fanegas al tabernero trajinero
  • 8 reales al comisario de bulas y notario que las conduce
  • 36 reales por despachos y cupos de la Intendencia, los verederos que los conducen y el escribano que da testimonio de ellos
  • 15 reales por los repartimientos de los puentes
  • 1,5 reales por las tercias reales
  • 10 reales al cura por poner las cruces en el campo
  • 18 reales al cura por las letanías
  • 6 reales al cura por la redención de cautivos, santos óleos y penitencias
  • 16 reales por el porte de la sal que se consume en el pueblo
  • 8 reales al cura por la licencia para trabajar en agosto
  • 134 reales al cura por las colaciones de Pascua y Año Nuevo
  • 11 reales que se gastan en los pobres que pasan por el pueblo
  • 8 reales por el porte de los granos de las tercias
  • 30 reales por el cobro de los tributos reales
  • 16 reales por los sermones de los religiosos
  • 10 reales por el ajuste de las cuentas del Concejo
  • 50 reales que se gastan en los oficiales y soldados que pasan por el pueblo, camino de Santander y Montañas

2. Quintanilla Pedro Abarca: sus gastos anuales son 38 fanegas de pan (trigo y cebada), 26,5 fanegas de trigo, 17 fanegas de cebada y 568 reales en dinero, y se sistribuyen de la siguiente manera:

  • 38 fanegas de pan por la renta a pagar a Pedro Celestino [Fernández-Zorrilla y Castro, futuro marqués de Fuentepelayo], vecino de Burgos, por sus tierras
  • 7 fanegas que se siembran en las tierras que cultiva el Concejo
  • 11 fanegas de renta a Cayetano de Arriaga, por sus tierras
  • 5 fanegas al boticario de Santibáñez
  • 2 fanegas al médico de Santibáñez
  • 1 fanega al escribano
  • 16 fanegas por las tercias reales
  • 1,5 fanegas al tabernero trajinero
  • 30 reales por la cobranza y conducción de los tributos reales y la composición de caminos
  • 15 reales por el repartimiento de los puentes
  • 1 real por los santos óleos y la Santa Casa de Jerusalén
  • 22 reales al cura por misas perpetuas, letanías y conjuros
  • 124 reales por las tercias reales
  • 375 reales por las labores en las tierras que cultiva y siembra el Concejo, las funciones de Pascua y otros gastos regulares
3. San Pantaleón: sus gastos anuales son 21,5 fanegas de trigo y 507 reales en dinero, y se sistribuyen de la siguiente manera:

  • 4 fanegas que se siembran en las tierras que cultiva el Concejo
  • 5 fanegas por las tercias reales
  • 2 fanegas para el que toca las campanas
  • 1 fanega para el escribano que asiste a las diligencias de este pueblo
  • 5 fanegas al boticario de Santibáñez
  • 2,5 fanegas al médico de Santibáñez
  • 2 fanegas al Convento de Santa Clara, extramuros de la ciudad de Burgos, por un censo perpetuo
  • 126 reales por las tercias reales
  • 313 reales por las labores de barbechar, sembrar y cosechar en agosto, por las funciones de Pascua, procesiones y rogativas
  • 16 reales al cura por las letanías y las procesiones
  • 5 reales por la redención de cautivos
  • 36 reales por el cobro de las pagas reales y su condución y otros inexcusables
  • 12 reales por los repartimientos de puentes y compostura de caminos reales en el distrito de 20 leguas en torno
4. Huermezes: sus gastos anuales son 63 fanegas de trigo, 56 fanegas de cebada y 2662 reales en dinero, y se distribuyen de la siguiente manera:
  • 13 fanegas de trigo y otras 13 de cebada que se pagan en concepto de renta a los capellanes de la Real [Catedral] de la ciudad de Burgos
  • 18 fanegas de trigo, 18 fanegas de cebada y 6 reales (o dos gallinas) que se pagan en concepto de renta al cabildo eclesiástico de la villa de Aguilar y su colegiata
  • 2 fanegas de trigo al escribano de este pueblo que asiste a sus diligencias
  • 1 fanega de trigo por limosna al Convento de Nuestro Padre San Francisco
  • 2 fanegas de trigo y otras 2 de cebada al maestro de primeras letras por enseñarlas a los niños
  • 1/2 fanega de trigo y otra 1/2 de cebada para el cabildo eclesiástico de Huérmeces, por una memoria perpetua
  • 19 fanegas de trigo y 14 fanegas de cebada que se siembran en las tierras que por sí labra el Concejo
  • 1/2 fanega de cebada que se da de limosna al Convento de San Esteban de los Olmos
  • 310 reales por las funciones de Pascuas y días de Año Nuevo y Reyes
  • 75 reales para la justicia de este pueblo por el trabajo de la conducción de los tributos a las Reales Arcas de la ciudad de Burgos
  • 62 reales para los contadores que se nombran para las cuentas de propios del Común
  • 22 reales para las órdenes y cupos que se despachan cada año
  • 23 reales para el escribano, por los testimonios y diligencias
  • 18 reales por medir el pan en el Concejo
  • 50 reales por portear y llevar lo que se paga de renta
  • 40 reales para los curas, por su trabajo de conjurar
  • 22 reales que se dan de limosna para la redención de cautivos
  • 8 reales para los curas, por la licencia para poder trabajar en agosto
  • 46 reales por el costo de la cera blanca y amarilla que se gasta en procesiones y rogativas
  • 20 reales para el religioso que predica en la semana santa
  • 30 reales por el trabajo de llevar el estandarte en dichas procesiones
  • 60 reales por el coste del plantío de árboles que se han hecho en virtud de las órdenes de Su Majestad
  • 16 reales para el religioso y el notario que conducen las bulas a este pueblo
  • 32 reales por el costo de conducir la sal desde las salinas a este pueblo
  • 10 reales para el saludador [curandero, de personas y animales], por venir a saludar
  • 30 reales para el escribano de hechos
  • 30 reales para el síndico de Nuestro Padre San Francisco
  • 88 reales por los derechos de las rogativas
  • 110 reales por el gasto que se hace con los pobres, enfermos y soldados que transitan por este pueblo
  • 300 reales por el costo de las labores de sementera y recolección de las tierras que lleva el Concejo
  • 570 reales para los capitulares de justicia, en concepto del seis por ciento por la administración y cobranza de los tributos reales
  • 530 reales por las reparaciones de los dos puentes de piedra que hay en los términos de este pueblo y sobre el río Úrbel, por la composición de caminos y por abrir la madre de dicho río, por los daños que hace en las tierras en los tiempos de invierno
  • 150 reales por los repartimientos de puentes, caminos, calzadas y obras reales de veinte leguas en contorno


También reviste interés el capítulo de "Cargos del Común" [devolución de préstamos], sobre todo por el variopinto espectro de entidades emisoras de los mismos (todos eclesiáticos o similares). Por pueblos:

1. Ruyales del Páramo: paga 66 reales al año, en concepto de réditos, por dos censos redimibles, de un principal de 100 ducados cada uno [1 ducado=11 reales]

  • a favor del convento de monjas de la Madre de Dios, en Burgos: el Concejo de Ruyales paga 33 reales al año
  • a favor de los capellanes de la Congregación de la Creación, en Burgos: el Concejo paga 33 reales al año
2. Quintanilla Pedro Abarca: paga 139 reales al año, en concepto de réditos (al 3%), por tres censos, de 4640 reales de principal:
  • a favor del Beneficio [curas] de este pueblo, por un principal de 1000 reales
  • a favor del cabildo eclesiático [curas] de Huérmeces, por un principal de 1106 reales
  • a favor de Bartolomé Gómez de la Serna, cura de este pueblo, por un principal de 2534 reales
3. San Pantaleón: los participantes en el interrogatorio manifestaron que el Común de este pueblo no tiene contra sí censo alguno

4. Huérmezes: paga 1000 reales al año, en concepto de réditos (al 2%), por un censo de 50.000 reales de principal:

  • a favor del Monasterio de San Juan, extramuros de la ciudad de Burgos; se dice en la respuesta que este censo sirvió para la quita y redención de otros (por un principal también de 50.000 reales) que existían a favor de diversos particulares y por los que se pagaban réditos al 3%, que suponían un pago anual de 1500 reales



APELLIDOS MÁS COMUNES




Es especialmente curioso el caso de Ruyales, lugar en el que ocho de sus doce vecinos llevan Varona por apellido paterno. Además, en dos casos (Juan Varona y Francisco Varona), es necesario diferenciar entre los de mayor y menor edad, al coincidir nombre y apellido paterno. Esta circunstancia de apellido absolutamente mayoritario no se da en ninguno de los otros tres pueblos.

En Huérmeces, al existir una población claramente superior en número y con mayor abundancia de oficios no agrarios, también se da una mayor variabilidad en los apellidos presentes. 

Algunos apellidos (Fontúrbel, Güemes, San Llorente, González, Alonso de Arce, Girón, Leal) se repiten en dos o más pueblos. Sin embargo, otros muchos (Díaz-Ubierna, Díaz-Villalvilla, Tudanca, Valderrama, Díaz-Mata, Calle, Melgosa, Hornilla, Ontanilla) solo aparecen en uno de ellos.

Los apellidos de muchos pastores que, generalmente, moran en cada pueblo por un tiempo limitado, difieren de los apellidos de los vecinos ya arraigados; lo mismo sucede con otros profesionales no agrarios (herreros, carpinteros, taberneros, cirujanos, maestros), aunque en estos casos sí que pueden producirse asentamientos más prolongados o, incluso, definitivos. 


EPÍLOGO

Aparte de sus aparentemente frías series de datos, el Catastro de Ensenada nos habla, con cierto detalle, de un mundo ya desaparecido. De unos usos y costumbres ampliamente superados. Y precisamente en esa rancia solera radica su importancia. Nos permite imaginarnos cómo era el mundo de ayer y no podemos resistirnos a la fácil tentación de compararlo con el actual. 

Han transcurrido casi trescientos años desde aquel lejano 1752, el año del Catastro. En tan largo trecho, muchas son las cosas que han cambiado en los cuatro pueblos que componen el actual municipio de Huérmeces. Y otras, pensarán algunos, quizás sigan igual o parecido.

La Iglesia y los curas han perdido casi todo su poder e influencia; los alcaldes y concejales son elegidos por votación popular y no por el noble o nobles de turno; todo el mundo tiene voz y voto; no existen discriminaciones tributarias entre los vecinos; la vejez (ahora denominada tercera edad) ya no constituye una etapa incierta y expuesta a penurias en la vida humana; una vida que, por otra parte, se ha alargado considerablemente.

Las ruedas de los molinos hace tiempo que dejaron de girar (y las gentes, de comulgar con ellas); los ganados casi han desaparecido de montes y pastizales; las colmenas, por el contrario, aún aguantan en determinados parajes; los cereales se han convertido en casi un monocultivo, desplazando a esparcetas, yeros, alholvas, garbanzos y otras leguminosas; el lino es solo un vago recuerdo agronómico; han aparecido otros cuya existencia se desconocía en aquellos tiempos, tales como el girasol, la colza o el cártamo; la patata aún no se ha extendido como alimento humano; en las pocas eras que perduran ya ni se trilla ni se bielda, ni se aventa la lana ni se desgerugan los garbanzos; las tierras de labor presentan lindes rectas y tamaños desmesurados para los usos y costumbres del siglo XVIII.

Las casas presentan buenas paredes y tejados, algunas incluso conservan los viejos escudos en su fachada principal; los palacios lucen espléndidos; el edificio de la iglesia de Huérmeces parece recién levantado (de hecho, no existía en 1752, cuando aún perduraba la vieja iglesia tardogótica); los tres puentes sobre el Úrbel son amplios y con sólida apariencia; otro tanto podría decirse de los caminos; la ermita de Cuesta Castillo sigue en su sitio; lo mismo puede decirse de la de Robledillo; ni rastro de las otras ocho o nueve con que contaban por entonces los cuatro pueblos.  

El paisaje ha sufrido cambios determinados por las infraestructuras viarias y energéticas; han surgido nuevos bosques de pinos y se han mantenido milagrosamente gran parte de los de carraspos y robles; las riberas de ríos y arroyos se han convertidos en frondosos bosques de ribera; las cunetas de caminos y carreteras, por el contrario, han perdido su antaño frondosa sombra.

Sin embargo, cabe asegurar que los cambios más profundos se han producido en la gente; no en cuanto a su calidad, que también, sino en cuanto a su cantidad. Unos pocos labradores cultivan la totalidad del término. No hay apenas tabernas. Menos aún tiendas o talleres. Un solo cura atiende a veinte pueblos y no reside en ninguno de ellos. Las fuentes dan agua pero nadie la acarrea a sus casas. Proliferan, es cambio, los vendedores ambulantes, que suministran pan, comestibles de todo tipo y pequeños enseres. Llegan en días prefijados, venden y se van, como alma que lleva el diablo.

Entre los cuatro pueblos, la población que reside todos los días del año en ellos no superará las cuarenta o cincuenta almas. Apenas hay niños ni jóvenes. La media de edad de la gente es elevada. Nadie nace ni se muere en casa, casi nadie se casa en la iglesia, nadie acude a las escuelas, reconvertidas en locales sociales o municipales. Las campanas yo no doblan, solo tocan, y gracias.

¿Qué será de estos cuatro pueblos en otros cincuenta o cien años? Responder a esa pregunta supondría conocer lo que será del mundo en general en ese mismo lapso de tiempo. Y eso, me temo, que nadie en su sano juicio se atrevería ni siquiera a aventurarlo.


FUENTES

PARESRespuestas Generales del Catastro de Ensenada

Burgos y el Catastro de Ensenada. Concepción Camarero Bullón. Biblioteca Burgalesa de Tesis Doctorales, nº 1. Caja de Ahorros Municipal de Burgos.  Burgos (1989)

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