sábado, 30 de abril de 2022

El Campanario de las Grullas, en San Mamés de Abar


A algo menos de kilómetro y medio al este del caserío de San Mamés de Abar, existe un vistoso torreón o "mogote", levantado a base de rocas areniscas y pudingas, que alcanza una altura aproximada de 9 metros y cuyo curioso perfil alterna capas de viseras y concavidades, según la diferente resistencia a la erosión de cada una de las rocas que lo forman.

Este llamativo torreón natural recibe en la zona la curiosa denominación de "Campanario [de] las Grullas".

Su aparición en la literatura geológica data de 1955, cuando se publica la hoja nº 134 del Mapa Geológico de España. En la memoria explicativa que acompaña al mapa encontramos, dentro del capítulo titulado "Minería y canteras" (pág. 35), el texto siguiente:


"...tiene cierto interés la existencia, de antiguo conocida, de una pequeña impregnación petrolífera cerca de Basconcillos del Tozo. En efecto, a cosa de unos dos kilómetros al Sur de aquel pueblo, en un barranquillo afluente del Río Valtierra por su lado derecho, se encuentran unos niveles de areniscas blandas de grano fino, que alternan con bancos de pudinguilla, de tamaño hasta de huevos de paloma, que buzan 12º al NE. Estos bancos, que la erosión ha modelado en forma de torreón, de unos nueve metros de altura, conocido en la localidad con el nombre de Campanario de las Grullas, tienen impregnación asfáltica bastante elevada, pues llega, según algunos informes, al 29 por 100 en volumen. En las inmediaciones, el fondo del barranco está constituido por una zona lagunosa bastante extensa, en la que se ve sobrenadar, en las hondonadas llenas de agua, alguna película de aceite..."



Faltaban aún nueve años para que apareciera petróleo en La Lora, pero ya se investigaba en la zona la posible presencia de hidrocarburos. El "Campanario de las Grullas", esa "pequeña impregnación petrolífera cerca de Basconcillos del Tozo" a la que hace referencia el texto, no fue sino el elemento más llamativo de aquella supuesta presencia de hidrocarburos en la zona.

En las páginas finales de la memoria explicativa se incluyen una serie de fotografías que ilustran los principales paisajes geológicos de la hoja; en una de ellas aparece el "Campanario de las Grullas; en la fotografía se observa a uno de los geólogos examinando la impregnación "petrolífera" de la base del mogote; al fondo aparece El Cañal, con su turbera en aparente explotación.


Mapa Geológico Nacional, H-134 (1955) "el Campanario" y dos geólogos


El "campanario" se sitúa en el arranque de la ladera meridional del vallejo denominado El Cañal, formado por el arroyo de Ontanillas; El Cañal es un antiguo humedal explotado por sus turberas ya en los tiempos de la visita efectuada por los geólogos que cartografiaron la zona entre 1952 y 1953.

En la foto del vuelo americano de la serie A (1946) se aprecia la alagada sombra proyectada por el mogote del "Campanario", dentro de un entorno completamente deforestado (aún no se habían realizado las repoblaciones de mediados de los cincuenta). El Cañal aparece virgen, sin que hayan comenzado a aprovecharse sus turberas. La fotografía, aparentemente, fue realizada a primera hora de la mañana.


Vuelo americano, serie A, 20 de marzo de 1946


En la foto del vuelo americano serie B (1956) se aprecian ya varios cambios en el paisaje: el principal, que la turbera de El Cañal ya se encuentra en plena explotación. La sombra del "Campanario" resulta menos llamativa, consecuencia lógica de la hora a la que se efectuó el vuelo (cerca del mediodía, probablemente).


Vuelo americano, serie B, 14 de septiembre de 1956


En el vuelo del IRYDA (1977), los cambios son más evidentes: a la ampliación en la superficie explotada de la turbera se une la presencia de pinos, de ya cierta altura, en la ladera meridional de El Cañal. Aún así, todavía destaca la presencia del "Campanario", cuya altura dobla a la sus resinosos vecinos, según atestigua su vespertina sombra otoñal.

 

Vuelo interministerial, noviembre de 1977


En la fotografía satelital del SIGPAC 2009 resulta complicado diferenciar la sombra del "Campanario" de la de los pinos que se sitúan a su lado, ya que su altura es similar. Los pinos crecen incluso en los terrenos de la antigua turbera, aunque parecen raquíticos, sometidos a los periódicos encharcamientos del terreno.


Sigpac 2009


Enorme ha sido el cambio experimentado por el paisaje circundante del "Campanario" en los casi 80 años trascurridos desde mediados de los años cuarenta del del siglo XX. De un paisaje prácticamente deforestado, cuyas laderas aparecían cubiertas de brezos y gayubas, con algún ejemplar aislado de roble melojo (Quercus pyrenaica), mientras que en el fondo del vallejo dominaba el carrizo (Phragmites australis), hemos pasado a densos pinares de Pinus sylvestris, que cubren prácticamente la totalidad del vallejo formado por el arroyo de Ontanillas.

La turbera ya hace tiempo que no se explota, quedando un muro de piedra como testigo de la actividad extractiva; suponemos que dicho muro hacía las veces de cargadero.




Aunque hoy en día el mogote arenisco-pudingoso destaque algo menos sobre el paisaje circundante, sigue mereciendo la pena recorrer los dos kilómetros y medio de pista forestal que separan San Mamés de su "Campanario". Y sigue causando sorpresa su repentina aparición, tras una suave curva a derechas en el trazado de la pista.


El "Campanario", desde el oeste ("El Cañal", a la izquierda)
 
El "Campanario" desde el oeste


La perspectiva varía considerablemente según desde dónde se observe el "Campanario": desde el oeste, aún destaca claramente sobre la forestada ladera derecha del camino, mientras que desde el este, se achaparra sobremanera; lo mismo puede decirse de las otras dos orientaciones: tanto desde El Cañal como desde la ladera, el "Campanario" encoge.


Desde el este

Desde el este

Desde el norte, desde "El Cañal"

Desde el este

Desde el sur, desde la ladera

Culminación del "Campanario", desde la soleada ladera sur del "Cañal"

Cuando el sol incide sobre el mogote, se hace más evidente la diferenciación entre las diferentes "capas" del "Campanario": esa alternancia entre niveles de areniscas de grano fino con bancos de pudinguillas (conglomerados formados por cantos rodados de pequeño tamaño).


Areniscas de grano fino sobre pudinguillas

Pudinguillas sobre areniscas

Pudinguillas: pudingas de cantos rodados muy pequeños


Los conglomerados (pudingas y pudinguillas) son más fácilmente erosionables que las areniscas, por lo que aquellos presentan un perfil cóncavo, mientras que estas forman pequeñas "viseras" y oquedades.





Estos niveles estratigráficos presentes en el "Campanario" pertenecen al Albiense, dentro del Cretácico Inferior. Se trata de rocas y depósitos formados hace 100-110 millones de años. En la base del mogote parecen apreciarse las famosas "impregnaciones bituminosas" que ya describieron los geólogos que visitaron la zona en 1952-53.

 

SAN MAMÉS DE ABAR

El término del pueblo ocupa buena parte de la cabecera del río Rudrón (Hurón, Urón o Valtierra, como se denomina aquí), que sume sus primeras aguas en la cercana cueva de Basconcillos del Tozo; sus tierras combinan antiguos humedales y turberas (El Cañal), lomas areniscas (Centenales, Hornillera), y potentes crestones calizos (Portigerón, La Toca, roca emblemática del pueblo) que delimitan el término -por el sur- con las tierras de Humada.



El manantial denominado Fuente Abar es considerado como el nacimiento oficioso del río Rudrón, y está situado en un paraje de singular belleza, antaño utilizado como paso para los caminos que se dirigían a Talamillo y Fuencaliente de Puerta. Según Gonzalo Martínez Díez, está documentada la existencia de un poblado (Favar, con iglesia dedicada a San Clemente) a finales del siglo XII, que estaría situado a unos 100 metros al sur de la fuente, en el pago denominado La Huertona.


Caserío de San Mamés de Abar, visto desde el norte; al fondo, los crestones calizos que delimitan el término por el sur, destacando (a la izda.) La Toca, la emblemática roca del lugar, encima de Fuente Abar

Desde 1857, San Mamés está incluido en el municipio de Basconcillos del Tozo (junto con Arcellares, Barrio Panizares, Hoyos, Talamillo, Prádanos y Trashaedo). Sabemos que en 1857 San Mamés tenía una población de 173 habitantes, mientras que la hoy capital del municipio, Basconcillos, solo tenía 87.

En 1890, Barrio Panizares era la mayor población del municipio (203 hab), mientras que Basconcillos era la segunda (192 hab) y San Mamés, la tercera (175 hab).


Planimetrías-San Mamés de Abar (1920): aún no existe la carretera de San Mamés a Basconcillos



También sabemos que, a finales del siglo XIX y durante las tres primeras décadas del siglo XX, San Mamés disponía de puesto de la Guardia Civil, lo que parecería indicar cierta relevancia poblacional en el contexto de la zona del Tozo; poco después, el puesto se trasladó a Santa Cruz, al discurrir por este pueblo la nueva carretera de Burgos a Aguilar.


Minuta MTN50-Hoja 134 (1936); ninguna novedad en caminos ni carreteras

MTN50-Hoja 134 (1976); la carretera (camino vecinal) entre San Mamés y Basconcillos se realizó en 1941; en los años 60 se asfaltó



Alrededor de 1950, cuando se alcanzó el máximo demográfico del municipio de Basconcillos (unos 1350 habitantes para los 8 lugares que entonces lo conformaban), la población de San Mamés rondaría los 210 habitantes, aunque Basconcillos ya habría pasado a ser el mayor núcleo de población del Tozo.

A principios del siglo XXI, existían en San Mamés 52 empadronados; en 2021, figuraban 36 empadronados.


San Mamés de Abar (Archivo Photo Club, Diputación Provincial)



San Mamés era un pueblo de clara vocación ganadera, dada la relativa marginalidad de sus tierras para un aprovechamiento cerealista de secano; la llegada del cultivo de patata de siembra, hoy en retroceso, supuso disponer de un aprovechamiento agrícola claramente rentable. La patata se cultiva en las mejores tierras, en regadío, y se incluye en una rotación con trigo, forrajeras y girasol, en secano. En el término existen dos grandes balsas de agua para el riego de la patata: Reverdido (13 has de lámina de agua) y Ropinos (3 has.). También existe una estimable cabaña ganadera de vacuno de carne.


SAN MAMÉS GEOLÓGICO

Desde hace mucho tiempo, todo el Tozo ha constituido una zona de gran interés para los geólogos. La variedad de paisajes que presenta no es sino la consecuencia del amplio catálogo de rocas y depósitos sedimentarios mesozoicos existente, y de la potencia y variedad de los procesos erosivos y tectónicos sufridos por aquellos. 


Mapa Geológico Nacional, H-134 (1994): en rojo, cuatro puntos de interés geológico del término de San Mamés de Abar



En la zona de San Mamés de Abar encontramos un claro dominio de depósitos pertenecientes al Cretácico Inferior; el Albiense (113-110 Ma) ocupa más de la mitad de la superficie del término, sobre todo en la porción septentrional del mismo; el Aptiense (125-113 Ma) ocupa un tercio del término, en la zona central y meridional del mismo. 

Por su parte, el Cretácico Superior ocupa el extremo meridional del término de San Mamés, en forma de calizas, margas y dolomías correspondientes a los pisos Santoniense (86-84 Ma), Coniacense-Turoniense (94-86 Ma) y Cenomaniense (100-94 Ma).

Precisamente, en este extremo meridional del término se localizan otros dos iconos geológicos de San Mamés: La Toca y Fuente Abar, esta última en la zona de contacto entre el Santoniense y el Albiense, fruto de una de las fallas (la de Basconcillos) que constituyen el denominado "sistema de fallas de Ubierna".

La presencia de "impregnaciones bituminosas" en ciertas areniscas de la zona ya había sido detectada en los años veinte, y confirmada durante los trabajos previos a la primera edición del mapa geológico nacional (1955).

En algunas publicaciones se hablaba de "areniscas ricas en petróleo". Por fin, en el año 1968, al calor de los recientes descubrimientos en Valdeajos, se decide realizar un sondeo petrolífero en el término de San Mamés de Abar. 

Se elije una zona situada a un kilómetro y medio al norte del pueblo, cerca del límite con el término de Basconcillos: sería el sondeo "Abar-1". Los trabajos comenzaron en noviembre de 1968 y fueron puntualmente recogidos en la prensa local de la época, creando grandes expectativas en la zona. En mayo de 1969 se dio por finalizado el sondeo, y poco después se hizo público el resultado: negativo. Hoy solo queda una gran explanada y una pequeña hondonada, que se convierte en laguna artificial durante épocas lluviosas.


APUNTES HISTÓRICOS DE SAN MAMÉS DE ABAR

Las primeras referencias documentales están datadas en la segunda mitad del siglo XII: "Sancto Mamete" (1160, Joaquín Cidad Pérez), "Sant Mames" (1190, diploma de San Miguel de Villamayor de Treviño). El origen del pueblo, como el de muchos otros en la zona, se remontaría a los primeros momentos de la "repoblación" de los siglos IX y X.

Sabemos que en aquellos tiempos San Mamés pertenecía al alfoz de Panizares, junto con el despoblado de Favar (Abar), sito muy cerca de la fuente homónima:

"in uilla que dicitur Fauar, sita in alfoz de Panizares, prope Sant Mames"

El alfoz estaba formado por unas 20 aldeas actuales y unos 15 despoblados. Su composición se corresponde con los actuales municipios de Basconcillos del Tozo (excepto Fuente Úrbel, La Piedra, Santa Cruz y Talamillo, que pertenecían al alfoz de La Piedra, y La Rad, que pertenecía al alfoz de Moradillo) y Valle de Valdelucio (sus 13 aldeas actuales).

El territorio que conformaba el alfoz de Panizares vierte aguas tanto al río Lucio (en su mitad suroeste) como al Rudrón (en su mitad noreste). El castillo principal del alfoz se ubicaría en un cerro próximo al actual Barrio-Panizares.


San Mamés de Abar en el Libro Becerro de las behetrías (1352)



San Mamés de Abar (Sant Mames) aparece, dentro de la Merindad de Villadiego, en el folio 125v del denominado códice "Simancas I", en "letra gótica cursiva con rasgos de precortesana", característica de mediados del siglo XIV:



En el texto se dice que San Mamés era abadengo del Obispo de Burgos; los derechos del Rey se limitaban al cobro (cuando procediera) de servicios y monedas, sin que se pagasen martiniega (tributo de escasa entidad que se pagaba el día de San Martín, 11 de noviembre, y que tenía su origen en el derecho que se exigía al campesino que se asentaba en un terreno no cultivado previamente) ni fonsadera (servicio de trabajo en los fosos de las fortalezas, o tributo que se paga para sufragar la reparación de dichos fosos); los derechos del señor consistían en el pago anual al obispo de Burgos de dos tributos anuales: 15 celemines de pan (un tercio trigo, dos tercios cebada) en concepto de infurción (tributo por el solar de las casas) y 60 maravedíes en concepto de yantar (tributo para sustento del rey y del señor).


A finales del siglo XVI (1588) sabemos que San Mamés era el pueblo más grande (33 vecinos, unos 150 habitantes) de los que conforman el actual municipio de Basconcillos del Tozo. Le seguían Barrio Panizares (28 vecinos, 130 hab.), Talamillo (24/110), La Piedra (20/90), Arcellares (18/80), Fuente Úrbel (18/80), Trashaedo (16/70), Basconcillos (14/60), Prádanos (12/50), La Rad (12/50), Hoyos (10/45) y Santa Cruz (8/40). Los doce pueblos pertenecían al arciprestazgo de La Rad.

San Mamés de Abar en el Catastro de Ensenada (1752)

"En el lugar de San Mamés, a 25 días del mes de noviembre de 1752 años..." Así comienza el texto de la famosas "Respuestas Generales" que, en el caso que nos ocupa contaron con los siguientes participantes por parte del pueblo: Francisco Pérez y Felipe Bravo menor, regidores y únicos capitulares; peritos: Felipe Bravo mayor, Francisco Barriuso, Santiago Alonso y Francisco Pereda; y Fernando Pérez, cura beneficiado de la iglesia de este lugar.



En el texto de las respuestas generales se nos dice que San Mamés es lugar de realengo; que los impuestos que pagan al rey son: por sisas y millones (156 reales y 24 maravedíes); por alcabalas y tercias (685 reales y 20 maravedíes); en concepto de cientos (308 reales y 16 maravedíes); por utensilios (38 reales y 20 maravedíes); por servicio real (71 reales y 16 maravedíes); y por derechos de cartas de pago (12 reales); en total, se pagan 1272 reales y 28 maravedíes de impuestos.




El término ocupa, de cierzo a ábrego, cuarto y medio de legua, y de solano a regañón, media legua, y de circunferencia, una legua. Limita por cierzo con Basconcillos, por solano con Talamillo, por ábrego con la comunidad de San Mamés, Solanas y San Martín, por regañón con la comunidad de San Mamés, Corralejo, Pedrosa y Arcellares.

Las tierras son de secano, con una cosecha al año; las hay de sembradura, que se dejan en barbecho un año sí y otro no; también hay prados segaderos, huertas para hortalizas y eras de trillar; hay dos pequeños montes de roble, que suponen 20 fanegas y no producen. Los árboles más comunes son olmos, sauces y robles, que crecen en las lindes de las tierras de sembradura y en las tierras del concejo. Los cultivos más comunes son trigo, cebadas, centeno, avena, yeros y yerba.

Los impuestos más importantes son los diezmos, cuyo importe se divide en nueve partes, tres de las cuales van para el Arzobispo de Burgos, otras tres para el beneficio eclesiástico, dos para Su Majestad, y la última para la fábrica de la iglesia del lugar. Cada vecino paga también en concepto de primicias (otro impuesto eclesiástico, por el servicio del curato), dos celemines de trigo al año, mientras cada viuda o habitante paga un celemín.

En el término existían nada menos que seis molinos harineros, de una rueda cada uno, que molían con las aguas de la Fuente Abar. Cuatro molinos eran propios del concejo (dos arrendados a Pedro García, vecino del lugar, y los otros dos administrados por el propio concejo); otro molino era propio de Fernando Pérez, cura beneficiado del lugar, y llevado en renta por Pablo García menor; el otro molino pertenecía y era llevado por Juana Gutiérrez, vecina de Puentetoma.

También existían 205 colmenas, siendo los mayores propietarios: Fernando Pérez (32), Francisco Pereda mayor (28), Felipe Bravo (24), Pedro Barriuso (20), Matías Pérez (18), Francisco Pérez (16) y Juan Gutiérrez (10).

Cabezas de ganado: 54 bueyes de labor, 9 vacas de labor, 57 vacas de huelgo, 39 novillos, 37 novillas, 6 terneros, 244 ovejas, 87 corderos y corderas, 163 carneros, 29 yeguas, 185 cabras y 13 pollinas.

Existían 56 casas habitables y 2 arruinadas; vivían 26 vecinos, 4 viudas y 3 habitantes.

Propiedades del común: tierras de sembradura: 5 fanegas de primera calidad, 11 fanegas y 9 celemines de segunda, y 21 fanegas de tercera; prados segaderos: 8 fanegas de primera calidad, 12 fanegas y media de segunda, y 10 fanegas de tercera; cuatro molinos de una rueda cada uno; dos casas. La renta de todo ello asciende anualmente a 1270 reales.

Cargos de justicia del común: tiene dos censos redimibles, uno de 1400 reales de principal y 42 de réditos, en favor del convento de San miguel de los Ángeles en Villadiego; el otro, de 6000 reales de principal y 18 de réditos, a favor de don Matías Pérez, presbítero y capellán de este lugar.

Existe una taberna a cargo de Francisco Ruiz, vecino del lugar; también hay un sastre, Pablo García mayor.

Relación de los 17 labradores del lugar: Pedro Rojo (con un hijo mayor de 18 años, Manuel), Francisco Pereda mayor, Francisco Pereda menor, José Alonso, Juan Alonso, Santiago Alonso, Francisco Pérez, Felipe Bravo (impedido), Felipe Bravo menor, Pedro Barriuso, José Barriuso (con un hijo mayor, Juan), Bartolomé Calvo, Matías Calvo, Juan López, Manuel Alonso, Pablo García menor e Isabel Barriuso (con dos hijos mayores, Pablo y Antonio Alonso).

Relación de los 7 mayores de 60 años: Francisco Barriuso (con un hijo mayor, Francisco, que le ayuda en su granjería), Fernando Ruiz, Santiago Valtierra, Domingo Arroyo, Domingo Pérez, Pedro Rojo y Juan Sainz (con un hijo mayor, Manuel).

Relación de los 7 criados: Marcos Martín (trabaja para Catalina Barriuso), Mateo Gómez (para la granjería de Francisco Pérez mayor), Jacinto Gómez (para don Matías Pérez, presbítero y capellán), Juan García (también para don Matías Pérez), Pedro Herrero (para don Fernando Pérez, cura beneficiado), Domingo Celis (también para don Fernando Pérez) e Inocencio Díez (para Pedro Barriuso).   

Relación de los 4 pastores: Domingo García (de yeguas), Enrique Hernando (de ganado lanío), Domingo Arroyo (de vacuno) y Francisco Sainz (de cabrío).

En el pueblo viven dos clérigos: los presbíteros don Fernando Pérez (beneficiado) y don Matías Pérez (capellán).


A finales del siglo XVIII, San Mamés de Abar está incluido, dentro del partido de Villadiego, en la agrupación denominada "Quadrilla del Tozo", junto con otros 13 lugares: Arcellares, Barrio Panizares, Basconcillos, Fuente Úrbel, Montorio, La Nuez de Arriba, La Piedra, Prádanos, Santa Cruz, Talamillo, la Venta del Tozo, Trashaedo y Úrbel (excepto el barrio de Arriba, que pertenecía a la Haza de Siero, con sede en Huérmeces).


Padrón de vecinos (por estados) de San Mamés de Abar (1817)

"En el lugar de San Mamés de Abar, jurisdicción de la villa de Villadiego, a 8 de marzo de 1817, los señores don Pedro Alonso Villalobos y Pablo Barriuso, actuales regidores, en cumplimiento de la Real Provisión de los señores de la Sala de Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid, [...] nombran empadronadores a Pedro Barriuso [de 70 años de edad] y a Pedro Pérez [de 60 años], ambos del estado general o pechero [...] teniendo a la vista el padrón ejecutado en este pueblo a 29 de abril de 1737, ejecutan el referido padrón casa y calle [...] en la forma siguiente":

Por el estado general o pechero:

1-Santiago Rojo; 2-Francisco Rojo; 3-Mateo Arroyo; 4-Felipe Alonso; 5-Ciriaco Alonso; 6-Santos García; 7-Juan Calvo; 8-Simón del Amo; 9-Pedro Pérez (empadronador); 10-Miguel Pérez; 11-Pedro Barriuso Miguel (empadronador, padre del actual Miliciano, el cual se haya bajo la patria potestad en su casa y compañía); 12- Manuel Bravo (privilegiado por la ley de los seis hijos varones, según Real Provisión de la Chancillería de Valladolid de fecha 16 de diciembre de 1807); 

Por el estado noble (hijosdaldo notorios de sangre):

13-Don Pedro Alonso Villalobos, regidor, Doña Teresa Rodríguez Alonso, su mujer; 14-Don Juan Manuel Alonso Villalobos, Doña María Rita Alonso Villalobos, su mujer,  Don Benigno, Don Eugenio y Doña Petra Alonso Villalobos, sus hijos; 15-Don Pedro Alonso Villalobos García, Doña Juliana Ruiz Navamuel, su mujer, Don Francisco Alonso Villalobos, su hijo;

Por el estado general o pechero:

16-Pablo Barriuso, regidor; 17-Simón Alonso; 18-Antonio Infante; 19-Alonso Barriuso; 20-Francisco Fernández; 21-Carlos Fernández; 22-José Barriuso; 23-Braulio Calvo; 24-Francisco García; 25-Pedro Barriuso Villahizán; 26-Juan Saiz; 27-Felipe Pérez; 28-Pedro Hidalgo;

Clérigos:

29-Don Santiago Rojo, presbítero, cura capellán sirviente.

Los 29 vecinos anteriores podrían suponer una población aproximada de 120-130 habitantes para el San Mamés de Abar de 1817.

  

EL APELLIDO ABAR Y LA ETIMOLOGÍA DEL TÉRMINO

Según la base de datos del INE, en la actualidad existen en España seis personas que portan "Abar" como primer apellido y ninguna como segundo. Con tan exiguas  cifras no es posible señalar ninguna provincia en concreto como zona de origen de esas seis personas.

En cuanto a la etimología del término "Abar", hay quien pretende adjudicarle un supuesto origen eusquérico, con el significado de "borbotón"; recordemos que también en el caso de Huérmeces hay quien asegura que el término "guermeces" significa "borbotones" o fuentes que regurgitan agua desde el suelo. Este tipo de fuentes "regurgitadoras" abundan en todas las zonas calizas de la provincia de Burgos.

Para apuntalar el supuesto origen vasco del término "Abar", añaden la cercanía de Basconcillos del Tozo, de claro significado. Seguro que abundaron repobladores altomedievales de origen vasco en el territorio de la actual provincia de Burgos, otra cosa es que esa presencia haya quedado plasmada en la toponimia local.

Recordemos que en la Edad Media el despoblado existente en las cercanías de la fuente homónima aparece en la documentación como "Favar", término de escasas resonancias eusquéricas. 





SAN MAMÉS DE ABAR Y EL SONDEO PETROLÍFERO "ABAR-1" (1968-1969) (RECORTES DE PRENSA)


Diario de Burgos, 22 de octubre de 1968


Diario de Burgos, 5 de noviembre de 1968


Diario de Burgos, 27 de noviembre de 1968

Diario de Burgos, 4 de enero de 1969


Diario de Burgos, 10 de enero de 1969


Diario de Burgos, 22 de enero de 1969


Diario de Burgos, 30 de marzo de 1969


FUENTES

-Mapa Geológico de España. Escala 1:50.000. Explicación de la Hoja nº 134. Antonio Almela Samper. Instituto Geológico y Minero de España. Madrid (1955) [página 35]

-Mapa Geológico de España Segunda Serie. Escala 1:50.000. Hoja nº 134. Instituto Tecnológico Geominero de España. Madrid (1994)

-Mapa de Rocas y Minerales Industriales de Castilla y León. Instituto Geológico y Minero de España/SIEMCALSA (2016). [Ficha de Explotación nº 351, abandonada, Mari Loli, turba de uso agrícola en El Cañal de San Mamés de Abar]  https://www.siemcalsa.com/images/pdf/0301-0400.pdf

-Fotografías años 70 del "Campanario las Grullas", colgadas en la red por Pedro Miguel Barriuso:  verpueblos.com

-B.O.E. de 19 de diciembre de 1977: Resolución de la Delegación Provincial de Burgos por la que se hace público el otorgamiento y titulación de las concesiones de explotación minera que se citan [3883, "Mari Loli II", turba, 155 hectáreas, San Mamés de Abar]

-El petróleo de La Lora. La esperanza que surgió del Páramo. Francisco Javier Ayala Carcedo y otros. Editorial Dossoles. Burgos (2006) [páginas 45, 165 y 167]

-Loras y paramera de La Lora en Burgos. Marta Martínez Arnáiz. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Madrid (2015) [páginas 480-490]

-Libro Becerro de las Behetrías de Castilla: el códice original, denominado "Simancas I" puede consultarse en: PARES: Archivo General de Simancas [el epígrafe correspondiente a San Mamés de Abar se encuentra en el folio 125V]

-Libro Becerro de las Behetrías. Estudio y texto crítico. Gonzalo Martínez Díez. Centro de Estudios e Investigación "San Isidoro". León (1981) [tomo I, página 397]

-Respuestas Generales del Catastro de Ensenada: puede consultarse en: PARES: Catastro de Ensenada

-Padrón de vecinos de San Mamés de Abar correspondiente al año 1817: Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Protocolos y Padrones, Caja 147,27:  PARES: Padrón de vecinos San Mamés de Abar 1817

-Padrón de vecinos de San Mamés de Abar correspondiente al año 1737: Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Protocolos y Padrones, Caja 161,10: PARES: Padrón de vecinos de San Mamés de Abar 1737

-Hemeroteca del Diario de Burgos: puede consultarse en Biblioteca Digital de Castilla y León y también en Biblioteca Virtual de Prensa Histórica


sábado, 16 de abril de 2022

Isaac Faro de la Vega y la "Conferencia Pedagógica" de Huérmeces (1922)


Pronto hará ya 100 años de un acontecimiento nada habitual para un pequeño pueblo de poco más de 400 habitantes: una "Conferencia Pedagógica". Fue la tercera conferencia de un paquete de tres, que se impartieron durante la tercera semana del mes de septiembre de 1922, justo antes del comienzo del curso escolar:

  • lunes 18 de septiembre: Villagonzalo Pedernales
  • miércoles 20 de septiembre: Las Quintanillas
  • viernes 22 de septiembre: Huérmeces

Las "Conferencias pedagógicas" habían sido creadas en 1887, con el fin de mejorar la cultura general y profesional de maestros y maestras, dado el lamentable estado en que se encontraba el profesorado de enseñanza primaria en España. La ausencia de personal competente era el mayor obstáculo contra el que chocaba la creación de una verdadera enseñanza primaria en España, junto con la endémica escasez de recursos, ya que la educación primaria continuó siendo la gran olvidada por parte de los políticos españoles -mayoritariamente conservadores- del último tercio del XIX y primero del XX.

Inicialmente, las "conferencias pedagógicas" resultaron ser un instrumento de cierto interés, pero problemas de organización, unidos a las malas condiciones del magisterio y la escasa relevancia social, acabaron en su declive y consecuente desaparición, a comienzos de la década de los años treinta del siglo XX. Apenas cincuenta años de vida, con más sombras que claros. Luego llegaría la República, con nuevos aires, libres de incienso, y más recursos e ilusiones para la depauperada educación primaria española.


Biblioteca de las Misiones Pedagógicas (c. 1932)


La prensa más beligerante calificó a las conferencias pedagógicas como "pasatiempo pedagógico" y la verdad es que su contenido pasó a convertirse en meras discusiones teóricas con escasa aplicación a las necesidades inmediatas del maestro; por otra parte, nunca gozaron del suficiente apoyo institucional, quedando al albur de las buenas intenciones de organizadores y asistentes. La asistencia de maestros rurales y, sobre todo, de maestras, era mínima.

Durante mucho tiempo, fueron las Escuelas Normales de cada capital de provincia las encargadas de organizar las "conferencias" aunque, a partir de 1910, la competencia pasa también a manos de los inspectores de primera enseñanza, y se intenta que la celebración de estos eventos pueda realizarse en pequeños pueblos del entorno rural de las capitales. 

En el caso de la conferencia celebrada en Huérmeces, la reseña de prensa nos dice que los cuarenta "conferenciantes" llegaron al pueblo en el coche de línea que en aquellos años cubría la ruta Burgos-Santa Cruz del Tozo (la nueva carretera no llegaría a Aguilar hasta 1925); el coche salía de Burgos a las cuatro de la tarde, y llegaba a Huérmeces a las siete: tres horas de viaje, con la Cuesta de Mansilla por medio. 

La llegada a Huérmeces se produjo el día anterior a la conferencia, el jueves, y suponemos que el regreso a la capital no pudo realizarse hasta el día siguiente, sábado, de madrugada, por lo que los invitados tendrían que pernoctar dos noches en el pueblo. 

El alojamiento de los conferenciantes corrió a cargo de la buena voluntad de los propios vecinos del pueblo; nada se dice de la manutención, aunque suponemos que sería el Ayuntamiento el que asumiera los gastos con el convite o convites de turno.

Que la inauguración del evento consistiera en una misa solemne, impartida por varios celebrantes, nos proporciona una idea clara de la influencia desmesurada que la iglesia católica tenía en el ámbito cultural, educacional y social de aquellos tiempos. La mañana entera de la supuesta jornada pedagógica se dedicaba a una misa y actos colaterales. Y es que, en aquellos tiempos, los niños eran "educados en el amor a Dios, la Patria, el Ejército y el Rey". Así, tal cual, y quizás en ese mismo orden.

La propia reseña despacha con cuatro líneas el contenido propiamente dicho de la conferencia: por la tarde, en la "espaciosa sala de clases" intervinieron varios oradores, entre los que destaca el maestro de Hormaza (Félix Verdugo) que disertó acerca del apasionante asunto de la Mutualidad escolar; también disertaron el maestro de Villagonzalo (Luis Cortázar), el Reverendo Padre Ángel Ortega, el señor párroco de Huérmeces y el señor inspector, sin especificar el tema sobre el que habló cada uno. Eso sí, "el acto resultó brillantísimo".

No es mi intención criticar en exceso las mañas y maneras de las reseñas periodísticas de aquellos años. Eran los tiempos que eran, y lo que hoy puede parecernos recargado y rozando la cursilería, supongo que resultaba del gusto de la inmensa mayoría de los lectores de entonces. 

Como hemos hecho en otras ocasiones, preferimos transcribir el texto completo de la reseña (con leves correcciones, principalmente en acentuación) publicada por el Diario de Burgos en su edición del día 26 de septiembre de 1922:


EN HUÉRMECES. CONFERENCIA PEDAGÓGICA

La tercera y última de las conferencias pedagógicas organizadas por el culto inspector de primera enseñanza D. Isaac Faro de la Vega es la que tuvo lugar el día 22 del actual en el pueblo de Huérmeces.

Sus hospitalarios habitantes apenas tuvieron noticia de este acontecimiento y supieron que el señor inspector antes citado, a quien de antemano conocían y quien se proponía no solo visitarles otra vez sino congregar aquí sus maestros, el entusiasmo no tuvo límites, las autoridades se ponen de acuerdo y toman las medidas más acertadas para que en tan simpática fiesta no haya nota alguna que eclipse su esplendor.

Los vecinos se apresuraron a ofrecer al señor maestro en sus viviendas, cómodos dormitorios para que pernocten sus compañeros conferenciantes y dando una prueba inequívoca (de las muchas que tienen dadas) en pro de la enseñanza, suspenden los viajes que tienen proyectados y se proponen hacer a los ilustres huéspedes lo más grata posible, su estancia en esta localidad.

El día 21, a la llegada del auto-correo y en el punto de parada de éste, esperaban al señor inspector y acompañantes, el Ayuntamiento en pleno, señor párroco, señor médico y su señora, dos seminaristas, hijos del pueblo, tres maestras, ídem, junta local, parte del vecindario y señor maestro nacional. Así que llegaron los esperados viajeros se cambiaron mutuamente saludos afectuosísimos, entre vivas atronadores y disparos de cohetes y bombas. En una palabra, el recibimiento fue entusiasta.

Apenas el señor inspector tuvo noticia de que en la localidad había un religioso hijo del pueblo, resolvió visitarle y de común acuerdo uno y otro convinieron en que al día siguiente se inauguraría la conferencia con una misa de Ministros, dedicada a los niños del pueblo, cantada por señores maestros; que los acólitos fuesen maestros y maestro igualmente el sacristán, como así se verificó. Se cantó la misa de Angelis. La Sagrada Cátedra fue ocupada por el M. R. P. Fray Ángel Ortega, que así se llama el religioso antes aludido, orador de alto numen, el cual con la elocuencia que le es peculiar, pronunció un sermón sublime, enalteciendo sobremanera la excelsa figura del maestro, y su elevada y trascendental misión pedagógica.

El auditorio le oyó con religioso silencio.

Durante la misa a la que acudió todo el vecindario, presentaba el templo un aspecto correspondiente a las grandes solemnidades.

Ocupaban lugar de preferencia en el presbiterio el señor inspector, varios señores maestros y el Ayuntamiento del pueblo. Este obsequió a los niños de la escuela después de terminado el acto religioso, con gran cantidad de dulces, que fueron profusamente distribuidos a los niños por el señor inspector.

Acto seguido dio comienzo la conferencia pedagógica, yendo unos cuarenta conferenciantes a la espaciosa sala de clases, precedidos del señor inspector el cual, con sujeción al plan preconcebido fue desarrollando magistralmente los diversos temas que abarcaba.

También concurrió el señor médico de Pedrosa de Río Úrbel D. Tomás Asenjo, y el de la localidad.

Por la tarde, previa convocatoria al vecindario, tuvo lugar en la sala de clases una misión pedagógica, siendo insuficiente el local para contener tanto personal como concurrió al acto. En él tomaron parte, como oradores, D. Félix Verdugo, maestro de Hormaza, disertando acerca de la Mutualidad escolar, el de Villagonzalo, D. Luis Cortázar, el R. P. Ángel Ortega, señor párroco y señor inspector.

El acto resultó brillantísimo, y tanto este como los que arriba se mencionan dejaron un gratísimo recuerdo en la mente de todos los que tuvimos el honor de presenciarlos.

El día 23 el señor inspector emprendió el viaje de regreso a la capital, siendo cariñosamente despedido por las fuerzas vivas de la población y vecindario.

EL MAESTRO NACIONAL

Huérmeces 23 IX 1922

 

La elección de Huérmeces como sede de una de las conferencias de ese año, puede que tenga mucho que ver con la probable amistad entre el inspector de zona, Isaac Faro de la Vega, y el maestro del pueblo, Buenaventura Marcos Fontúrbel. Ambos tenían la misma edad (los dos nacieron en 1881) y aunque Isaac estudió magisterio en Valladolid y Buenaventura lo hizo en Burgos, suponemos que coincidirían en diversos procesos selectivos desde que finalizaron sus estudios, así como en eventos de ámbito provincial desde que Faro de la Vega obtuvo la plaza de inspector en Burgos, en el año 1917. 

Félix Isaac Faro de la Vega, que ese era su nombre completo, fue el auténtico "alma mater" de buena parte de las conferencias pedagógicas que se celebraron en la provincia de Burgos entre 1917 y 1925. Afortunadamente, no ha resultado nada complicado encontrar información relativa a la vida y obra de una persona portadora de un nombre y unos apellidos que no pasan desapercibidos; unos apellidos que, incluso, riman bien: Faro de la Vega, toda una declaración de intenciones cuando hablamos de un pedagogo.

Y es que la información encontrada da a entender que nos encontramos ante un personaje de cierta entidad dentro del ámbito pedagógico de la España del primer tercio del siglo XX. Aparece en multitud de reseñas periodísticas de todos y cada uno de los destinos profesionales que ocupó; tantas que he preferido no incluirlas al final del post, como suelo hacer en otras ocasiones.

 

UN PEDAGOGO VOCACIONAL EN MALOS TIEMPOS PARA LA ESCUELA

Félix Isaac Faro de la Vega nació en Valladolid en 1881, siendo el sexto de un total de ocho hermanos, hijos de Fidel Faro Arche (La Cavada, 1847-Ramales, 1916) y Luisa de la Vega Cobo (La Cavada, 1845-1930). Sus abuelos también procedían del municipio cántabro de Riotuerto, y tenían casa solariega en La Cavada.

Su vocación docente le venía por línea paterna, ya que Fidel Faro fue maestro de segunda enseñanza en Ramales de la Victoria y Valladolid, dónde nacieron sus ocho hijos. Su suegro, Rafael de la Vega, también era maestro.

Isaac estudió magisterio (suponemos que en la Escuela Normal de Magisterio de Valladolid) y se especializó en trabajos manuales, gracias a una beca, en la escuela de Ripatransone (Italia). Gracias a su dominio del italiano, realizó varias traducciones de artículos sobre experiencias pedagógicas italianas para su posterior publicación en la revista "La Escuela Moderna". También realizó traducciones de diversas obras pedagógicas en francés.

En 1904 le encontramos como maestro en las escuelas de patronato de La Cavada (Escuelas Gratuitas Leopoldo del Valle) y, al mismo tiempo, impartiendo y organizando cursillos sobre trabajos manuales en Santander. 

En 1906 es nombrado caballero de la Orden Civil de Alfonso XII, a propuesta del ministro de Instrucción Pública (el liberal Amalio Gimeno, impulsor de la JAE) por su labor en la regeneración pedagógica y su entusiasmo por el trabajo manual educativo, difundiéndolo por escuelas de toda España; en aquellos años, ya había impartido cursillos en Madrid, Santander y Santiago de Compostela, entre otros lugares.

En 1911, aparece en un destino peculiar: director de las escuelas de la Sociedad Minero-metalúrgica de Pueblonuevo del Terrible (hoy Peñarroya-Pueblonuevo, en la provincia de Córdoba); durante su estancia en este nuevo destino obtiene el título de Ingeniero Mecánico en la Escuela Internacional de Valencia.

En 1913 obtiene un nuevo destino en la Escuela Normal de Álava, en virtud de un concurso de traslados. En Vitoria compagina su trabajo con la preparación de opositores a maestro. En la Escuela Normal ocupa diversos cargos de responsabilidad.

En 1917 oposita con éxito a una plaza de inspector de primera enseñanza; aunque obtiene la plaza de Zamora, a última hora realiza una permuta con el titular de la de Burgos. Al poco de llegar a la capital burgalesa ya aparece como organizador de reuniones y conferencias pedagógicas, convocando a todos los maestros de los partidos judiciales de su zona de competencia.

En 1921, la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) le otorga una beca de dos meses en Suiza, para estudiar "la escuela rural, los campos agrícolas y las actividades complementarias". Al poco de regresar a España, Isaac imparte diversas conferencias en las cabezas de partido de la provincia, en las que informa a los maestros de las impresiones recogidas en la reciente visita realizada por él a diversas escuelas de Francia y Bélgica.

En 1925, consigue una plaza de inspector de primera enseñanza en el Valle de Arán. Desde su nuevo destino, organiza colonias escolares, en una de las cuales se produce una visita estival a Laredo por parte de escolares araneses.




Durante los dos años de estancia en el Valle de Arán, introduce la imprenta en su escuela; gracias a esta iniciativa, su sucesor en el puesto de inspector, el luego conocido dramaturgo Alejandro Casona, fundó un periódico escolar de cierta relevancia ("El Valle de Arán: Periódico Escolar redactado y tirado por los niños de las escuelas aranesas").

En 1927 el ministerio le traslada forzosamente (junto con otros muchos inspectores de otros destinos en Cataluña) a una plaza de inspector de zona en Barcelona y, un año más tarde, solicita -sin éxito- la plaza de Lérida en un concurso de traslados. En 1928 no obtiene la beca solicitada a la JAE.

En 1931, a los pocos meses de proclamarse la República, Isaac consigue una plaza de inspector en Castellón, dónde permanece hasta el final de la Guerra Civil. En 1934 obtuvo una beca para estudiar la organización escolar en Francia y Bélgica, aunque no pudo finalizar la estancia por problemas de salud. En 1935 organizó un viaje de estudios para maestros de Castellón; se visitaron centros escolares de Barcelona, Francia y Bélgica.

Durante su amplia estancia en Castellón, parece ser que no se mostró a favor del uso del "valenciano" en la escuela, polemizando al respecto con Carles Salvador.

Al mes de comenzada la Guerra Civil, el 19 de agosto de 1936, el entonces ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Francisco Barnés Salinas, le cesó en su cargo. Finalizada la guerra, y tras pasar por el consiguiente "proceso depurativo" por parte de las autoridades del régimen franquista, Isaac fue confirmado en su cargo (inspector de primera enseñanza en Castellón) en febrero de 1940.

En 1943 vuelve a la tierra de sus padres, al figurar como inspector de primera enseñanza en la provincia de Santander. Isaac falleció en Santander en octubre de 1949, encontrándose aún activo en su cargo de inspector de primera enseñanza.


OTRAS PERSONAS MENCIONADAS EN LA RESEÑA PERIODÍSTICA:

El maestro nacional que hizo las veces de anfitrión y que firma la reseña publicada en el Diario: 

Buenaventura Marcos Fontúrbel (Montorio, 1881-1942): fue maestro de Huérmeces durante catorce años (1916-1930); estudió en la Escuela Normal de Magisterio de Burgos; fue nombrado maestro interino en 1908, y sus primeros destinos fueron Teza de Losa (1908), Villariezo (1908), Ruyales del Páramo (1909) y Yudego (1914); aprobó las oposiciones a maestro nacional en 1924, durante su estancia en Huérmeces; después de nuestro pueblo, partió hacia Vizcaya, donde estuvo destinado durante seis años (1930-1935); en 1936 retornó a Montorio, ejerciendo de maestro hasta su fallecimiento, en 1942. En el proceso de depuración seguido contra todos los maestros tras finalizar la guerra civil, su expediente se resolvió con todos los pronunciamientos favorables.

En la reseña periodística también aparecen mentados "dos seminaristas, hijos del pueblo":

Moisés Díez Martínez (Huérmeces, 1898-Iquique, Chile, 1947): estudió en el Seminario de San Jerónimo de Burgos hasta junio de 1923, siendo ordenado presbítero tres meses más tarde; destinado como cura en Paúles de Lara, Basconcillos del Tozo y Villota de Elines; presbítero en el Ejército de África (1924-1925); capellán auxiliar de los establecimientos de Beneficencia de la Diputación Provincial de Burgos (1928); destinado a la ciudad chilena de Iquique en 1930, dónde fallecería de tuberculosis en 1947. A su figura, como realizador de unas históricas fotografías en 1925, ya le dedicamos un post hace pocas semanas.

Gerardo Martínez González (Huérmeces, 1900-Burgos, 1976): estudió en el Seminario de San Jerónimo de Burgos hasta junio de 1925, coincidiendo con  su primo Moisés. Cura en Castrillo de Rucios (1925) y Villodrigo. Pasó un tiempo en misiones en la ciudad colombiana de Bogotá.

En la reseña también se cita a "tres maestras, hijas del pueblo":


Casilda Ubierna Ibáñez (Huérmeces, 1892-Burgos, 1965): hija de Florentín Ubierna Díaz-Ubierna (Hces, 1849-1934) y Natalia Ibáñez Mata (Celadilla Sotobrín, 1853-Burgos, 1935); obtuvo el título de maestra en la Escuela Normal de Burgos en 1912, y poco después partió hacia Méjico, dónde ya se encontraba su hermano Eladio, presbítero; ambos regresaron a España en 1919, tras pasar tiempos difíciles en aquel país; Casilda ejerció de maestra en la ciudad de Burgos hasta su jubilación; la fotografía data de 1908, cuando Casilda contaría con unos 16 años de edad.




 

Marcelina García Martínez (Huérmeces, 1894-1976): hija de Dionisio García Ubierna (Hces, 1865-1932) y María del Carmen Martínez del Olmo (Los Tremellos, 1867-Huérmeces, 1947). Inicialmente, trabajó como institutriz para una familia montañesa; posteriormente, como maestra interina en varios pueblos de la provincia de Burgos; la fotografía, realizada en Monasteruelo, data de 1925, cuando Marcelina contaría con unos 31 años de edad.






Casilda Girón Montero (Huérmeces, 1902-1925): hija de Lorenzo Girón del Cerro (Hces, 1874-1970) y Sofía Montero Alonso (Hces, 1878-1935) y hermana del religioso claretiano Eusebio Girón Montero (Hces, 1914-Colmenar Viejo, 2002). Casilda falleció a los 22 años de edad, apenas dos años después de concluir sus estudios en la Escuela Normal de Maestras de Burgos.

En cuanto al "religioso, hijo del pueblo" que se encontraba casualmente en Huérmeces, suponemos que visitando a su hermano Hipólito:


Ángel Ortega Pérez (Hces, 1871-Sevilla, 1933): hijo de Primitivo Ortega Valladolid (Las Hormazas, 1833), herrero de Huérmeces durante muchos años, y Dominica Pérez Díez (1838); el R.P. Ángel Ortega fue un fraile franciscano, escritor e historiador, especializado en los llamados "lugares colombinos" (relacionados con la figura de Cristóbal Colón y el Descubrimiento de América); predicador elocuente, recorrió multitud de pueblos andaluces y extremeños, viajando incluso a las Islas Canarias para impartir sus famosos sermones; ingresó en la Orden Franciscana en 1887, en la provincia de Cataluña, y fue ordenado sacerdote en 1894; a finales de siglo se estableció definitivamente en la provincia de Andalucía. Su obra más conocida es "La Rábita. Historia documental crítica", (cuatro tomos) publicada en Sevilla en 1925 por la Imprenta de San Antonio.

Por último, el resto de personas citadas en la reseña: las fuerzas vivas de Huérmeces (párroco, médico y alcalde) y los maestros y médicos que impartieron alguna de las charlas:

Eusebio Arroyo Dorao (Burgos, 1875-Villadiego? c.1950): párroco de Huérmeces entre 1902 y 1926.

Adrián López Daza (Toro, Zamora, 1882-Burgos, 1975): médico de Huérmeces entre 1919 y 1925. Casado con Oliva de Miguel Palomares (Revilla del Campo, 1889-Burgos, 1968).

Sandalio Alonso Alonso (Hces, 1884-1952): alcalde de Huérmeces entre 1922 y 1923; casado con María Güemes Hidalgo (Ruyales del Páramo, 1885).

Félix Verdugo Páez: maestro de Hormaza entre, como mínimo, 1919 y 1933; fundador de la Mutualidad Escolar "Amparo", de Hormaza. Anteriormente, prestó sus servicios en diversos pueblos de la provincia de Segovia, así como en el burgalés de Cubillo del César. En 1933 alcanzó un nuevo destino en Sevilla.

Luis Cortázar Garrido (Santa Cruz de Juarros, 1864-Burgos, 1951): maestro de Villagonzalo Pedernales durante los años 20 y 30 del siglo XX. Con anterioridad, trabajó en Pineda de la Sierra, Quincoces de Suso y Tordueles.

Tomás Asenjo Asenjo (Monasterio de Rodilla, 1864-Burgos, 1942): médico de Pedrosa de Río Úrbel desde aquel mismo año 1922 hasta su jubilación; con anterioridad, había sido médico de Quintanapalla durante muchos años; se da la curiosa circunstancia de que Tomás, en su condición de médico, intervino en la atención de los heridos en tres accidentes ferroviarios acaecidos en la provincia de Burgos: el 23 de septiembre de 1891, en el tristemente célebre choque de trenes de Quintanilleja (15 muertos y 25 heridos), siendo pasajero de unos de los convoyes siniestrados; el  29 de diciembre de 1908, en el choque de dos expresos en la localidad de Santa María de Invierno (1 muerto y varios heridos); y el 26 de septiembre de 1917, en el choque de trenes de Santa Olalla de Bureba (solo heridos); en el momento de su fallecimiento, en 1951, era médico de Pedrosa de Río Úrbel su hijo Antonio Asenjo, el mismo que en 1918 había enfermado de gripe al ayudar a su padre en la atención a los enfermos de la famosa epidemia de "gripe española".



RECORTES DE PRENSA


Diario de Burgos, 12 de septiembre de 1922

 
Diario de Burgos, 25 de septiembre de 1922

Diario de Burgos, 26 de septiembre de 1922


FUENTES

"Las conferencias pedagógicas: un instrumento para la formación permanente del magisterio español (siglos XIX y XX)". Alejandro Ávila Fernández y Juan A. Holgado Barroso. Universidad de Sevilla. Revista Historia de la Educación Latinoamericana nº 6 (2004) [pp 23-38]

"La renovació pedagògica al País Valencià". Alejandro Mayordomo Pérez y María del Carmen Agulló Díaz. Universitat de Valencia (2004) [pp 219-221]

"Alejandro Casona, un educador entre bambalinas". Carmen Diego Pérez. Universidad de Oviedo. XIV Coloquio de Historia de la Educación, Guadalupe, Cáceres (2007) [p. 5]

Los datos biográficos de Isaac Faro de la Vega han sido extraídos, principalmente, de la página web cuyo enlace se proporciona a continuación; los datos profesionales, de diversas reseñas de prensa local de las provincias de Álava, Barcelona, Burgos, Cantabria, Castellón, Córdoba, La Coruña y Madrid, así como de diversos anuncios publicados en la Gazeta de Madrid y el Boletín Oficial del Estado.

Datos biográficos de la familia Faro de la Vega