sábado, 24 de junio de 2023

Valdecofrades: réquiem por un vallejo farol


En el extremo oriental del término de Huérmeces, justo en la raya con el de San Martín de Ubierna, existe un peculiar vallejo, de longilíneo perfil y suave pendiente. Un vallejo cuya denominación, no menos peculiar, se pierde en la noche de los siglos. Tristemente, también un vallejo a cuya integridad paisajística le queda poco tiempo. Y es que, justo por aquí, pasará el tramo Ubierna-Montorio de la autovía de Aguilar, de próxima ejecución.





A pesar de no encontrarse muy alejado del pueblo, apenas a 3 km de plácida caminata (subiendo por Valdelebrín), el paraje de Valdecofrades no resulta un lugar muy frecuentado por excursionistas faroles ni forasteros. Y sorprende que así sea, dada la singular belleza del paraje. 





El fondo del vallejo está ocupado por una estrecha tierra de labor, de algo más de una hectárea de extensión, definida por unos 440 metros de longitud, con una anchura máxima de 30 m y una mínima 6 m, y dispuesta en una suave pendiente (apenas un 2%) en sentido oeste-este. No es una tierra de mala calidad, ni mucho menos, ya que su textura franco-arcillosa resulta idónea para el cultivo de cereal.

En sus márgenes septentrional y meridional la parcela está limitada por un denso monte de encina, objeto de un ancestral aprovechamiento de leña por parte de los vecinos de Huérmeces. La suerte de leña de Valdecofrades era una de las mejores de todos los montes del pueblo, ya que se encontraba a una distancia moderada y sus caminos de servicio no eran del todo malos.


El camino de servicio del gasoducto atraviesa Valdecofrades y asciende hacia el monte en dirección sur

Entre el gasoducto (izda.) y su camino de servicio (dcha.) se ha producido un vigoroso rebrote de encinas

La tranquilidad del paraje se vio interrumpida al final de la década de los años ochenta del siglo pasado, cuando se ejecutaron las obras del gasoducto Burgos-Villapresente. Todo el monte del extremo oriental del término de Huérmeces, entre Valdevacas y Valdecofrades, sufrió un tajo de proporciones considerables: durante un kilómetro de rectilíneo trazado, y con una anchura de 12 metros, se talaron cientos de encinas, sacrificadas tanto para el enterramiento del gasoducto como para el trazado del camino de servicio del mismo.



Camino que hace las veces de límite territorial entre Huérmeces y San Martín de Ubierna

Zona baja de de Valdecofrades, justo en el límite con el término de San Martín de Ubierna


Y hoy, treinta y tantos años después del aquel tajo gasístico, otra infraestructura de entidad amenaza a parte del monte que se extiende entre Valdecofrades y Valdevacas: a finales de este 2023 se prevé que comiencen las obras de la autovía A-73 (Burgos-Aguilar), en su tramo entre Quintanaortuño y Montorio.




En este caso, el tajo a realizar será de mucha mayor entidad, ya que comprenderá una anchura media de unos 60 metros, al tener que dar cabida no solo a los cuatro carriles y la correspondiente mediana de la autovía, sino también a sendos caminos de servidumbre situados a los lados de aquella. En total, desaparecerán unas 7 hectáreas de espeso monte de encina, entre Valdecofrades y Valdevacas, en una banda que discurrirá entre el trazado del gasoducto y el camino que hace las veces de límite municipal.

Por si lo anterior no fuera suficiente, se realizará un paso elevado justo a la altura de la tierra de labor de Valdecofrades, por lo que desaparecerá o quedará inutilizado casi un tercio de la misma.

 

OTROS VALDECOFRADES

Por lo encontrado hasta el momento, Valdecofrades no es un término muy común en la toponimia menor española, aunque exista otro aquí al lado, apenas a 2 km al SE del nuestro, en el vecino pueblo de Ubierna.

El referido Valdecofrades de Ubierna se encuentra situado entre Los Pilones y Monteacedo, y consiste en una pequeña vaguada dibujada entre aquellas dos elevaciones, esteparia la primera, forestal la segunda. Por el paraje discurre el viejo -y casi perdido en algún tramo- camino que, desde San Martín, se dirigía a Santibáñez Zarzaguda.


Desde Los Pilones, en las cercanías del Valdecofrades de Ubierna; al fondo, Monteacedo 


He encontrado otro Valdecofrades [Val de Cofrades] mucho más lejos, a unos 230 km al SE, entre las localidades zaragozanas de La Almunia de Doña Godina, Almonacid de la Sierra y Santa Cruz de Grío. El vallejo se encuentra en plena Sierra de Algairén, en un bonito paraje con restos de construcciones ganaderas, allí llamadas parideras.


Al Valdecofrades de la aragonesa Sierra de Algairén 


Seguro que existe algún que otro Valdecofrades más en la toponimia menor española, pero no he sido capaz de encontrarlo.


LA POSIBLE ETIMOLOGÍA DEL TÉRMINO VALDECOFRADES

Resulta sencillo conjeturar con la posibilidad de la antigua pertenencia de la finca o del monte de Valdecofrades a alguna de las varias cofradías que existieron en el pueblo de Huérmeces. Un documento fechado el 21 de octubre de 1770 nos habla de la existencia de cuatro cofradías en nuestro pueblo:

  • Cofradía de la Santa Vera Cruz
  • Cofradía de María Santísima y del Rosario
  • Cofradía de Nuestra Señora de Cuesta Castillo, San Juan Bautista y San Sebastián
  • Cofradía de las Benditas Ánimas
Es más que probable que alguna de las cofradías anteriores dispusieran en aquellos tiempos de algún bien patrimonial del que obtener rentas anuales suficientes para el normal desarrollo de su actividad. O bien, que fuera la iglesia parroquial la propietaria de alguna finca cuya renta dedicara a financiar en parte a alguna de las cofradías existentes.

Tiempo después, a lo largo de los diversos procesos desamortizadores acaecidos durante el siglo XIX, una buena parte de aquellas fincas, solares y casas propiedad del clero regular y secular acabaría en manos de particulares, y la finca de Valdecofrades no sería una excepción.

Sabemos que, a mediados del siglo XX, la finca de Valdecofrades pertenecía a Saturnino Ubierna García (Hces, 1901), quien la habría recibido -probablemente- en herencia de su padre Esteban Ubierna González (Hces, 1864) y este, a su vez, del suyo, Lorenzo Ubierna Arribas (Hces, 1839).

En las últimas décadas, la parcela fue cultivada por Hortensio Díez, vecino del cercano pueblo de Castrillo de Rucios, situado a poco más de 3 km al N-NE de Valdecofrades.


VALDECOFRADES DESDE EL AIRE: 65 AÑOS DE EVOLUCIÓN PAISAJÍSTICA

Si comparamos las fotografías aéreas del lugar, entre el vuelo americano de octubre de 1956 y el Google de agosto de 2021, observaremos el impacto de la infraestructuras energéticas, y también la regeneración parcial del monte de encina, al verse sometido a una menor presión ganadera y humana.


Vuelo americano, 8 de octubre de 1956

Vuelo IRYDA, noviembre de 1977

Vuelo Nacional, 9 de marzo de 1985


Las infraestructuras energéticas como modeladoras del paisaje: a finales de los años ochenta del siglo XX (1989) llegó a Valdecofrades el gasoducto Burgos-Santander-Asturias, y a finales de la primera década del siglo XXI  (2009) lo hizo el parque eólico del Sombrío, con sus 14 aerogeneradores, tres de los cuales se encuentran emplazados en la zona superior del vallejo.


PNOA, 24 de junio de 2009

Google, 18 de junio de 2021 

Y llegan las infraestructuras de transporte de alta capacidad: si la coyuntura económica lo permite y los plazos de ejecución se cumplen, es posible que para el verano de dentro de tres años (2026) los tableros de la A-73 discurran por el fondo de Valdecofrades. También es posible que el paso elevado previsto en el paraje nos permita atravesar sin problemas la autovía y continuar con nuestro paseo en dirección a San Martín, pero ya nada será igual. La quietud y el canto de pájaros y cigarras se verán aplastados por el rodar de coches y camiones.


Google, 18 de junio de 2026-2027


Las labores de desmonte y terraplenado en la zona de Valdecofrades serán sin duda importantes, tanto en la porción norte (en dirección a Valdevacas) como en la sur (en dirección a El Val de San Martín). Aparte de la importante tala de encinas, serán muchos los metros cúbicos de tierra y roca removidos.

El tramo Ubierna-Montorio de la autovía de Aguilar, con una longitud total de 11,5 km, se acaba de adjudicar por 108 millones de euros, con un plazo de ejecución de tres años. En las cercanías de Valdecofrades, en concreto en la zona alta de El Val de San Martín, está prevista la construcción de un ecoducto, un falso túnel cubierto de vegetación, que permitirá el paso de fauna entre las cuencas del Ubierna y del Úrbel. Tendrá una longitud de 145 metros y una anchura de 80. Está presupuestado en 4 millones de euros, un 3,5% del coste total del tramo.




 

UNA EXCURSION POR LOS ALREDEDORES DE VALDECOFRADES

Valdecofrades, Valdevacas y Navas son los tres vallejos de Huérmeces que drenan sus aguas hacia la cuenca del Ubierna. Es posible realizar una pequeña excursión circular, de poco más de 8 km de trazado, que recorra los tres citados vallejos orientales del pueblo.





Por el camino de Valdelebrín, alcanzamos el parque eólico del Sombrío en algo menos de 3 km de recorrido. A la altura del molino nº 7 encontramos fácilmente la zona superior del vallejo de Valdecofrades, rodeada de varios montones de piedras extraídos del entorno. Recorreremos la parcela en sus poco más de 400 metros de longitud, en suave pendiente descendente.







Al alcanzar el fondo del vallejo, tomamos el camino que, a la izquierda y siguiendo el límite jurisdiccional entre Huérmeces y Ubierna, asciende monte a través. Este camino constituye desde tiempos inmemoriales una de las vías de saca de leña de los montes de Valdecofrades; también coincide con el trazado de una antigua cañada ganadera.





Seguimos ascendiendo, pasando por lugares con abundancia de grandes rocas calizas sueltas, hasta alcanzar la zona más alta del recorrido. A partir de aquí, descendemos en dirección a Valdevacas, en suave pendiente.





Al alcanzar Valdevacas, continuamos por el camino que recorre el vallejo por su límite inferior. En época de lluvias suele presentar problemas de tránsito, pero en verano constituye un agradable trayecto. Dejamos a la derecha la laguna homónima, con agua este año a pesar de la sequía.




Al llegar al camino de Castrillo, en lugar de ascender por Monte las Eras hacia Huérmeces, nosotros continuamos hasta alcanzar el vallejo de Navas, cuyo camino tomamos a la izquierda.





Ascendemos durante kilómetro y medio, hasta culminar en el paraje de Palillos, al lado de la torre anemométrica. Al llegar al cruce de caminos, tomamos el que desciende hacia Huérmeces por el camino Castrillo. En 1,7 km alcanzaremos el pueblo.





Si las obras de la autovía comienzan -como está previsto- a finales de este año 2023, quizás nos encontremos ante uno de los últimos veranos en los que será posible realizar esta excursión sin escuchar el ruido de la maquinaria ni observar como desaparecen paisajes de indudable interés. Es el progreso, amigo.  


VALDECOFRADES BOTÁNICO

Pasado ya el clímax floral primaveral, que en estos lares acontece durante la segunda quincena de mayo (peonías, orquídeas, gamones, majuelos, espíreas y aulagas), aún resulta posible apreciar la floración de varias especies leñosas o herbáceas, incluso en años secos como el actual.

Gracias a que en este año no se ha cultivado ni barbechado la tierra de labor del paraje, y a pesar de las escasas precipitaciones registradas, un manto blanco de manzanilla loca (Anacyclus clavatus) se ha adueñado de la práctica totalidad de la superficie de la parcela.





También es posible encontrar algún ejemplar aislado de espuela de caballero (Delphinium sp.), cuya considerable talla destaca sobre el blanco dominante de la parcela.





En los márgenes forestales de la parcela, dispersas entre las encinas, podemos observar la aromática floración de la madreselva (Lonicera etrusca).





En las ladera pedregosas del fondo del vallejo encontraremos también pequeñas matas herbáceas de candilera (Phlomis lychnitis), cuya amarilla floración destaca sobre el reseco entorno.





Entre las rocas calizas, apenas destaca el humilde porte del tomillo salsero (Thymus zygis), aunque su aromática esencia no pasa desapercibida en el soleado atardecer.




También es posible encontrar buenos rodales de la gualda (Reseda lutea), de estilizada y amarillenta inflorescencia.




Por supuesto que, en la fecha de la excursión (17 de junio), existen muchas otras especies botánicas en plena floración. Sirvan estas seis únicamente como ejemplo y aliciente para visitar el lugar.



sábado, 10 de junio de 2023

Una boda de dos faroles en Roma (1865)


El día 10 de marzo de 1865 contrajeron matrimonio en la venerable iglesia parroquial de San Agustín, en Roma, dos naturales y vecinos de Huérmeces: Vicente Alonso Valderrama y Laureana Alonso Valderrama. Vicente y Laureana no eran hermanos, pero casi; eran primos carnales por partida doble. Sus respectivos padres, Santiago y Manuel, eran hermanos; sus respectivas madres, Deogracias y Victoria, también.

Por dicho motivo, para su proyectado matrimonio existía el denominado impedimento de doblado grado segundo de consanguinidad. Un impedimento considerable aunque, si los contrayentes estaban dispuestos a gastarse algún dinero, el asunto tendría remedio. En este caso, sin embargo, no bastó con pagar la dispensa papal correspondiente, ya que los contrayentes (o al menos uno de ellos) se vieron obligados a desplazarse a la Santa Sede. Un considerable gasto para una seguramente humilde pareja de faroles de mediados del siglo XIX.


Basilica di Sant'Agostino in Campo Marzio (Roma): la venerable iglesia de San Agustín


En el Libro de Casados de la parroquia de San Juan Bautista de Huérmeces aparece anotada, con fecha 29 de abril de 1865, la siguiente partida matrimonial:


En la localidad de Huérmeces, diócesis y provincia de Burgos, a 29 días del mes de abril del año de 1865, yo don Florentín Díaz Ubierna, cura beneficiado de esta iglesia parroquial de San Juan Bautista del mismo, estando en la puerta de ella, comparecieron a mi presencia don Vicente Alonso y doña Laureana Alonso, mis feligreses, naturales y vecinos de este mismo pueblo, que habían contraído matrimonio ante el párroco de la venerable parroquial de San Agustín de Roma, de quien consta por despacho del Señor Provisor y Vicario General de este Arzobispado, que me ha sido exhibido y conservo en el archivo, el que copiado a la letra dice así: Nos, el Provisor y Vicario General del Arzobispado de Burgos, por el excelentísimo y reverendísimo señor [cardenal] don Fernando de la Puente y Primo de Rivera, arzobispo de él, hacemos saber: que por Vicente y Laureana Alonso, solteros, naturales y residentes en Huérmeces, se nos ha presentado un atestado en forma auténtica y fehaciente, del cual consta que los susodichos, previa dispensación por el Sumo Pontífice del impedimento de doblado segundo grado de consanguinidad, el primero en persona, y la segunda representada en virtud de poder por Simona Elizari, contrajeron matrimonio en la forma prescrita por la Iglesia, en la venerable parroquial de San Agustín de Roma ante Fray Ángel Antonio Lombardi, párroco especialmente delegado al efecto, y los testigos Domingo Mina y Vicente Espadoni, en el día 10 del corriente mes. En su vista expedimos la presente licencia al cura de la parroquial de dicho Huérmeces para que autorice en la forma del ritual la notificación del recordado matrimonio, y extienda en el libro corriente la oportuna partida con inserción de esta licencia que expedimos en Burgos a 18 de marzo de 1865. Licenciado Arteaga, por mandato del señor Provisor Rafael Esteban Arranz [hay un sello]. Los cónyuges manifestaron de nuevo su consentimiento y lo ratificaron de este modo y perfeccionando el matrimonio contraído. Acto seguido, velé y di a los mismos las bendiciones nupciales de la Iglesia, siendo testigos don Bernardo Díaz, don Dionisio Alonso y don José Ubierna, naturales el primero [los primeros] de este de Huérmeces y el último de el de Lences de Ureba [Bureba], todos de estado casados, oficio labradores y vecinos de este de Huérmeces. Y para que conste autorizo la presente partida, firmando conmigo los testigos fecha ut retro. [Firmas de Florentín Díaz Ubierna, Bernardo Díaz y Dionisio Alonso]


Por lo que figura escrito en la partida, parece ser que el viaje a Roma fue realizado únicamente por el novio, Vicente Alonso, ya que la novia, Laureana Alonso, fue representada en la ceremonia por Simona Elizari, en virtud de un poder notarial.

Podemos imaginar lo que supuso para Vicente Alonso la obligación de realizar un viaje a Roma en aquellos tiempos. A mediados del siglo XIX, los 1800 km que separan Burgos de Roma -por tierra- supondrían un larguísimo y costoso desplazamiento de varios días de duración. Aunque también existía la posibilidad de realizar el trayecto por barco, desde Valencia o Barcelona, suponemos que el coste económico sería inasumible para muchos.


Nave principal de la iglesia de San Agustín en Roma


Lo curioso del caso es que, aquel día 10 de marzo de 1865 en Roma, la de Vicente y Laureana no fue la única boda protagonizada por faroles. En otro apunte del Libro de Casados figura una partida con texto idéntico a la anterior, aunque con protagonistas diferentes: el contrayente era Pedro Alonso [Valderrama], natural y vecino de Huérmeces; la contrayente, Gregoria Pérez, natural y vecina de Santibáñez Zarzaguda, también representada por poder notarial extendido a favor de Simona Elizari. En este caso, según reza la partida, entre los contrayentes existía el denominado "impedimento de segundo grado de consanguinidad".


Roma: a la derecha, en el círculo amarillo, la basílica de San Agustín, no muy alejada del Vaticano


Pedro Alonso era el hermano mayor de Vicente Alonso (el contrayente de la boda anterior); no sabemos si también se vio obligado a viajar a Roma para poder contraer matrimonio con Gregoria, o si lo que hizo fue simplemente acompañar a su hermano en el largo viaje y, ya de paso, contraer matrimonio por poderes con su prometida. El impedimento para su matrimonio era el denominado "de segundo grado", menos importante que el de "doblado segundo grado" de su hermano Vicente. 

Hay que tener en cuenta que, durante el siglo XIX, en el 5% de los matrimonios que se celebraban en España se incurría en algún grado de consanguinidad entre los contrayentes; en la España rural quizás se alcanzara un mayor porcentaje y, en las zonas de montaña, más aún. Por lo tanto, era muy común la petición de dispensas matrimoniales; este trámite, costoso económicamente para los contrayentes, constituía un espléndido negocio para la Santa Sede y los muchos intermediarios actuantes.

Por otra parte, en aquellos tiempos era muy habitual la celebración de segundas nupcias por parte de viudos y viudas jóvenes, por lo que aumentaba considerablemente la posibilidad de incurrir en algún grado de consanguinidad y/o afinidad (cuñados, principalmente). Los viudos jóvenes necesitaban de una nueva esposa que cuidara de la prole habida con la primera y las viudas jóvenes necesitaban un nuevo marido que proporcionara seguridad económica a ella y a sus hijos. Así eran las cosas. 

El caso es que los matrimonios entre primos resultaban muy frecuentes y que, en muchas ocasiones, respondían a claras estrategias familiares, relacionadas con el ancestral instinto por conservar o incrementar el patrimonio familiar (tierras y casas, principalmente). 

Desconozco completamente si el caso de Vicente y Laureana respondió a la referida estrategia familiar-patrimonial o si lo suyo fue un matrimonio "por amor", únicamente relacionado con la mera atracción existente entre los cónyuges. Poco importa ya eso. Lo que resulta evidente es que compartieron sus vidas durante nada menos que cincuenta años, ya que contrajeron matrimonio cuando ambos tenían cumplidos los 22 años (una edad muy habitual en las bodas celebradas entonces) y fallecieron cuando ya habían alcanzado la edad septuagenaria. 


APUNTES GENEALÓGICOS

Ya  hemos comentado que Vicente y Laureana eran primos por partida doble, ya que sus respectivas madres, Vicenta y Deogracias, eran hermanas; al igual que lo eran sus respectivos padres, Manuel y Santiago. Por lo tanto, Vicente y Laureana  compartían los mismos cuatro abuelos: Facundo y Gertrudis por vía paterna; Manuel y Joaquina, por vía materna. Y sus bisabuelos serían cuatro para cada uno, en lugar de los ocho habituales. Por todo lo anterior, su árbol genealógico se simplifica considerablemente, podado en sus primeras ramas. 





Vicente y Laureana tuvieron siete hijos, tres de los cuales fallecieron pronto:

  • Víctor Alonso Alonso (Hces, 1867): debió de abandonar Huérmeces entre los 20 y 30 años de edad, ya que aparece en el padrón de 1886 pero ya no lo hace en el de 1896. Desconocemos dónde se estableció y si tuvo descendencia.
  • Dionisio Alonso Alonso (Hces, 1870): se casó con Dorotea García Villanueva (Hces, 1867) y tuvieron cinco hijos, de los cuales solo uno (Basilia), se estableció en Huérmeces; Basilia Alonso García (Hces, 1900) se casó con Nicolás Martínez González (Hces, 1898) y no tuvieron descendencia.
  • Isabel Alonso Alonso (Hces, 1872): falleció de niña, a los seis años de edad.
  • Luis Alonso Alonso (Hces, 1876): falleció joven, en 1901, a los 25 años de edad; soltero. Probablemente, en su temprana muerte influyó el hecho de haber cumplido el servicio militar en destinos de Ultramar y en tiempos inmediatos al desastre de 1898.
  • Irene Alonso Alonso (Hces, 1879): se casó con Ezequiel Martínez Pérez (Hces, 1873), y tuvieron seis hijos, de los cuales solo uno se estableció en el pueblo: Félix Martínez Alonso (Hces, 1905), que se casó con Catalina González Martínez (Úrbel del Castillo, 1911) y tuvieron dos hijos, hoy establecidos en Vizcaya.
  • Eulogio Alonso Alonso (Hces, 1883): falleció a los 15 días de nacer.
  • Sandalio Alonso Alonso (Hces, 1884): se casó con María Güemes Hidalgo (Ruyales, 1883) y no tuvieron descendencia.

Laureana Alonso Valderrama falleció en Huérmeces en 1915, a los 71 años de edad; por su parte, Vicente Alonso Valderrama lo hizo en 1920, a los 77 años de edad. Para los estándares de la época, se puede decir que ambos disfrutaron de una vida relativamente larga. Por aquellos años, la pareja residía en la casa número 27 de la calle de la Plaza, luego conocida como "casa de Félix y Mari Paz".

Al menos tres de sus hijos también disfrutaron de una cierta longevidad: Dionisio falleció hacia 1932, a los 62 años de edad; Irene lo hizo hacia 1942, a los 63 años de edad; Sandalio, en 1952, a los 68 años de edad. 

Por otra parte, no he sido capaz de documentar el supuesto parentesco existente entre los contrayentes de la segunda boda de faroles en Roma, Pedro Alonso [Valderrama] y Gregoria Pérez. 


LOS HERMANOS DE VICENTE Y LAUREANA ALONSO VALDERRAMA, DOS FAMILIAS NUMEROSAS

En los libros de bautizados de Huérmeces aparecen, entre 1826 y 1856, nada menos que dieciséis personas portadoras de dichos apellidos. Son los hijos habidos en los dos referidos matrimonios entre dos parejas de hermanos, esto es, entre los padres de Vicente y Laureana.

Los diez hijos de Santiago Alonso Espinosa (Hces, 1803) y Deogracias Valderrama Díaz-Ubierna (Hces, 1809), casados en Huérmeces en 1825:

  1. Lorenzo (1826)
  2. Cipriana (1829)
  3. Tomás (1830)
  4. Faustina (1834)
  5. Pedro Nolasco (1839)
  6. Santiago (1840)
  7. Laureana (1843)
  8. Victoria (1846)
  9. Ignacio (1850)
  10. Juliana (1853)

Los seis hijos de Manuel Alonso Espinosa (Hces, 1815) y Victoria Valderrama Díaz-Ubierna (Hces, 1816), casados en Huérmeces en 1838:

  1. Pedro (1839)
  2. Vicente (1843)
  3. Saturnino (1846)
  4. Joaquina (1850)
  5. Lesmes (1854)
  6. Damiana (1856)
Varios de aquellos dieciséis Alonso Valderrama contrajeron matrimonio en Huérmeces durante la segunda mitad del siglo XIX, lo que indica cierta continuidad residencial en nuestro pueblo. Así, por ejemplo, tenemos (aparte del matrimonio entre Vicente y Laureana):

  • Lorenzo (1826): se casó en primeras nupcias en 1852 con Bernardina García Tudanca (Hces, 1830), y en segundas en 1870 con Isabel Hidalgo García (Hces, 1832). Lorenzo e Isabel fueron los abuelos por línea materna del histórico vecino de Huérmeces Saturio Pérez Alonso (Hces, 1894)
  • Faustina (1834): se casó en 1856 con Julián Martínez Díaz-Tudanca (Hces, 1836)
  • Pedro (1839): el ya referido segundo matrimonio de faroles en Roma en 1865, al casarse con Gregoria Pérez (Santibáñez); suponemos que se establecieron en el pueblo vecino
  • Santiago (1840): se casó en 1869 con Bernarda Díaz-Villalvilla Güemes (Hces, 1849)
  • Joaquina (1850): se casó con Victoriano Montero Alonso (Hces, 1853)


LOS TÍOS DE VICENTE Y LAUREANA: LOS ALONSO ESPINOSA Y LOS VALDERRAMA DÍAZ-UBIERNA, OTRAS DOS FAMILIAS NUMEROSAS

Lo mismo puede decirse de las personas portadoras de los mismos apellidos que los padres de Vicente y Laureana (entre los que se encuentran sus tíos por línea paterna): 

  • Entre 1764 y 1825 nacieron en Huérmeces 22 personas apellidadas Alonso Espinosa: Gregoria, María, José, Agustín, Ruperta, Manuela, Julián, Martina, Teresa, Eustaquio, Mariano, Santiago [padre de Laureana], Lucía, Petra, Pedro, Manuel [padre de Vicente], Cándida, Isidora, Dionisia, Blas, Águeda y Dionisio.
Y similar es el caso de las personas portadoras de los mismos apellidos que las madres de Vicente y Laureana (entre los que se encuentran sus tíos por línea materna):

  • Entre 1765 y 1816 nacieron en Huérmeces 17 personas apellidadas Valderrama Díaz-Ubierna: María, Francisca, Antonino, María, Teresa, Clemente, Manuela, Casimira, Mariano, Petra, Tomás, Francisco, María, Deogracias [madre de Laureana], Mariano, Tiburcio y Victoria [madre de Vicente].
No he alcanzado a establecer el número de parejas que originaron tal profusión de Alonsos Espinosas y Valderramas Díazes-Ubiernas, pero no creo que sea muy alto, teniendo en cuenta las elevadas tasas medias de fecundidad que se daban en la España de aquellos tiempos (unos 5 hijos por mujer).

ALGUNAS PERSONAS QUE APARECEN CITADAS EN LA PARTIDA MATRIMONIAL DE VICENTE Y LAUREANA

Testigos firmantes:

Bernardo Díaz Pérez (Hces, 1808)

Dionisio Alonso Espinosa (Hces, 1825): casado con Petra Díez Fernández (Robredo Sobresierra, 1842); algunos hijos: Filomena (Hces, 1870) y Francisco (Hces, 1879). Dionisio era tío de ambos contrayentes (hermano del padre de Vicente y del padre de Laureana)

José Ubierna García (Lences, 1820): casado con Vicenta Díaz-Ubierna Vivanco (Hces, 1817); algunos hijos: Dominica (Lences, 1846), Florentín (Hces, 1849) y Pablo (Hces, 1853)

Cura beneficiado:

Florentín Díaz-Ubierna Vivanco (Hces, 1815): cura en Huérmeces durante 47 años (1852-1899); simpatizante carlista, como buena parte del clero rural de aquellos tiempos

Autoridades eclesiásticas y fedatarias:

Fernando de la Puente y Primo de Rivera (Cádiz, 1808-Burgos, 1867): arzobispo de Burgos en aquellos años (1857-1867); también fue obispo de Salamanca (1852-1857), cardenal (1861) y senador por derecho propio (1858-1867).

Rafael Esteban Arranz: notario en Burgos durante la segunda mitad del siglo XIX; provisor y vicario general en el arzobispado de Burgos en la fecha de la partida matrimonial.

Pío IX: el más longevo papa de la Iglesia católica, ya que ejerció de Sumo Pontífice durante casi 32 años (1846-1878). Papa autoritario, reaccionario y antisemita, fue beatificado por Juan Pablo II en el año 2000.


VALDERRAMA: UN APELLIDO TOPONÍMICO DE ORIGEN BURGALÉS

Hoy en día, el apellido Valderrama se encuentra ampliamente distribuido por toda la geografía nacional, aunque adquiere cierta importancia relativa en tres zonas: Andalucía (especialmente Sevilla, Málaga y Cádiz); norte castellano-cantábrico (Burgos, Álava, La Rioja, Palencia y Cantabria) y otro pequeño núcleo en Tarragona. En total, unas 5600 personas portan Valderrama como apellido paterno, otras 5400 como materno y unas 20 en ambos apellidos.


Escudo de armas del linaje Valderrama


El apellido también goza de cierta importancia en Colombia, Perú, Méjico, Chile, Venezuela y Filipinas, por motivos históricos que no necesitan explicación.

Valderramas contemporáneos "famosos" nos vienen fácilmente a la memoria: un cantaor jienense de corta estatura y rasgados ojos; un futbolista colombiano de rizada y arrubiada cabellera; y un exclusivo y celebrado campo de golf situado en la localidad gaditana de San Roque.

En tiempos pasados, varios Valderramas ocuparon cargos de importancia en los ámbitos político, religioso, cultural y militar, por lo que sus nombres aparecen reiteradamente en numerosos documentos, tanto en España como en Sudamérica.

Partido de la Sierra en Tobalina


El origen del apellido se sitúa en la hoy pequeña localidad burgalesa del mismo nombre: Valderrama, en las Merindades. Aunque hoy en día Valderrama sea la cabeza de un municipio denominado Partido de la Sierra en Tobalina (que también comprende las localidades de Ranera y Cubilla), históricamente siempre ha formado parte del Valle de Tobalina (hasta mediados del siglo XIX). Hasta hace poco tiempo, parece ser que la denominación popular de Valderrama era Valcintra.

Las primeras referencias documentales de Valderrama aparece en el Becerro Gótico de Cardeña, en forma de ocho diplomas relativos a diversas ventas y donaciones de bienes al monasterio, datados entre los años 937 y 1064; el lugar aparece consignado en ellos como Rama (6), Valle de Rama (1), y Valderama (1).




En el Becerro de las Behetrías, a mediados del siglo XIV, Valderrama aparece con la denominación de Valle, una de las 49 aldeas pertenecientes a la ciudad de Frías. Y en el Catastro de Ensenada, a mediados del siglo XVIII, se afirma que Valderrama forma parte "del señorío del duque de Frías, como todo el valle de Tobalina".




Valderrama siempre ha sido un lugar de pequeño tamaño, en consonancia con el relativamente aislado paraje que ocupa, rodeado de montañas. Su máximo demográfico se produce a mediados del siglo XIX, cuando alcanzó los 275 habitantes. Hoy en día (INE, 2022) se encuentran empadronadas en el lugar 38 personas.




Entre su patrimonio arquitectónico destaca la iglesia de la Santísima Trinidad, mayormente neoclasicista, de buen tamaño, y con un retablo del siglo XIX en su interior.




Tuvo una ermita dedicada a San Pedro, de la que quedan abundantes restos constructivos (que denotan una cierta importancia) y una curiosa imagen del patrón (con bigote en lugar de la tradicional, con barba; siglo XVII), que hoy se guarda en la iglesia. 


FUENTES

Archivo Diocesano de Burgos: Libro de Casados de la parroquia de San Juan Bautista de Huérmeces. Tomo VI (1852-1920), partidas nº 48 y nº 49

Casarse entre primos: matrimonios de conveniencia y consanguinidad en la España rural durante la época moderna (ss.XVII-XVIII). Raquel Tovar Pulido (Universidad de Extremadura). Departamento de Historia, Universidad de Santiago de Chile, Revista de Historia Social y de las Mentalidades. Volumen 23, nº 2 (2019)

Matrimonio y consanguinidad en España. Discursos y prácticas en los siglos XVIII y XIX. Juan Francisco Henarejos López. Universidad de Murcia (2015)