sábado, 17 de septiembre de 2022

Los primeros faroles en salir del anonimato: primeras inscripciones en los libros parroquiales (Huérmeces, 1611)


En la mayor parte de las pequeñas poblaciones del entorno, muy pocas son las personas naturales o residentes en las mismas que aparecen consignadas en esos preciados documentos que hemos dado en llamar "primeras referencias documentales". Documentos que, en el mejor de los casos, no suelen ir más allá de finales del siglo IX.

En la mayor parte de los casos, se trata de personas ajenas al pueblo, que aparecen en los antiguos documentos en virtud de una compra-venta o donación de un determinado solar, casa o tierra de labor. Suele tratarse de personas pertenecientes a las clases poderosas o a los gremios clerical o monástico.

No esperemos encontrar en ellos a humildes labradores, ganaderos, cantineros, molineros o muleros; en la historia que relata el soporte documental solo existen los poderosos, bien por vía divina, bien por vía mundana.

Esto es así hasta que, entre las muchas decisiones adoptadas durante el interminable del Concilio de Trento (1545-1563), aparte de la reafirmación en la existencia del Purgatorio, apareció la obligación, por parte de los párrocos y vicarios correspondientes, de anotar en unos libros específicos todos los actos principales que correspondían al ejercicio de su ministerio y, en especial, los actos sacramentales principales (bautismo, matrimonio y extremaunción).

Nacieron así los libros de bautizados, casados y finados (difuntos), cuya llevanza y custodia obligaba a una mejor formación de un clero hasta entonces medio inculto y variopinto. La anotación de estos actos sacramentales, aparte de registrar nuevos cristianos, también tenía como fin la llevanza de una estricta contabilidad de las rentas que permitían el sostenimiento de cada parroquia. Almas y dineros, un binomio básico para la iglesia católica de aquellos tiempos.

En los libros de finados aparecían también las cláusulas de los testamentos firmados en vida por los parroquianos, cuyo cumplimiento reportaba pingües beneficios a la Iglesia y amnistías purgatoriales a las almas de los difuntos. Todo debía encajar perfectamente y engrasarse puntualmente en esta maquinaria eclesiástica hábilmente diseñada durante el concilio trentino. 

En España, se hizo oficial la existencia de los libros parroquiales por medio de la Real Cédula de 12 de julio de 1564, firmada por el rey Felipe II. Inicialmente se refería únicamente a los sacramentos del bautismo y del matrimonio pero, años después (1614) también incluyó a los finados, aunque había parroquias que ya llevaban dichos libros  con anterioridad.

En Huérmeces, los libros de Bautizados (1611), Casados (1623) y Finados (1611) comienzan relativamente pronto y, afortunadamente, no existen vacíos de importancia. Ni la francesada ni la guerra civil ocasionaron pérdida alguna de información en los tres libros parroquiales (o sacramentales) de Huérmeces. 






En el resto de pueblos de la Comarca, existe una gran variabilidad en la data inicial de los diferentes libros parroquiales:

  • Libro de Bautizados: los más tempranos: Miñón (1512), Ros (1542) y Ubierna (1552); los más tardíos: Villaverde Peñahorada-San Martín (1793) y Los Tremellos (1764) y Las Hormazas-Borcos (1755); la media de La Comarca: 1633
  • Libro de Casados: los más tempranos: Montorio (1561), Ros (1561), Ubierna (1563) y Solano-Las Hormazas (1565); los más tardíos: Villalvilla Sobresierra (1895), Gredilla la Polera (1863) y Miñón (1806); la media: 1660
  • Libro de Difuntos: los más tempranos: Ubierna (1560), Villaverde Peñahorada (1560), Ros (1563) y Solano-Las Hormazas (1564); los más tardíos: Villalvilla Sobresierra (1872), Gredilla la Polera (1859) y Villaverde Peñahorada (1793); la media: 1632


LOS PRIMEROS APUNTES EN LOS LIBROS SACRAMENTALES DE HUÉRMECES

En estricto orden cronológico, el primer apunte se produce en el libro de Difuntos (o Finados), concretamente el día 5 de marzo de 1611, fecha en la que se procedió a dar tierra a María Fernández.

María tiene el honor de ser la primera farola en pasar a la historia, aunque tuvo la desgracia de hacerlo justo cuando abandona la vida. María inaugura, pues, el "Libro de Nuestros Primeros Faroles". Han pasado desde entonces 411 años y pico, y han cambiado muchas cosas, incluso los apellidos y nombres habituales, pero en nuestros genes algo habrá de María Fernández.

El segundo apunte se consigna en el libro de Bautizados, el día 25 de marzo de 1611, al dar agua a Diego Melgosa Güemes, portador de dos apellidos muy faroles en aquellos lejanos tiempos de principios del siglo XVII.

La primera boda consignada en el libro de Casados tardó un poco más en aparecer: el 6 de octubre de 1624, cuando contrajeron matrimonio Sebastián Pesquera y Ángela Peña, con apellidos también muy comunes en el Huérmeces-Guermeces de aquellos años.

En el libro I de Bautizados, que comprende los 70 años del periodo 1611-1680, existe un espléndido índice mecanografiado (realizado en tiempos recientes por el que fuera párroco de Huérmeces entre 1957 y 1960, Carmelo Vega Ortega), que resulta de gran utilidad para la búsqueda de personas, así como para facilitar el conteo anual de bautizados. Así, me ha sido posible confeccionar un pequeño resumen del total de personas bautizadas en Huérmeces durante ese lapso de 70 años.





La media anual de bautizos celebrados en la parroquia de Huérmeces en el periodo 1611-1680 resultó ser de unos 10 bautizos al año; oscilando desde unos valores mínimos de 0 bautizos (1615), 1 bautizo (1618, 1619), 2 bautizos (1659) y 3 bautizos (1621, 1623, 1633); y unos máximos de 19 bautizos (1675), 17 (1643, 1651) y 16 (1647, 1657, 1673, 1679).

Hay que tener en cuenta que, en aquellos tiempos, la mortalidad infantil era muy elevada (superior al 50%), por lo que menos de la mitad de los niños bautizados llegaban a la adolescencia.




I-PRIMEROS APUNTES EN EL LIBRO DE BAUTIZADOS DE HUÉRMECES (1611)

Durante el año 1611 aparecen consignados un total de 13 bautizos: 8 varones y 5 mujeres. Los nombres de los varones: Pedro (3), Francisco (2), Diego, Domingo y Alonso; los nombres de las mujeres: Francisca (2), María (2) y Ana (1).

Desconocemos si la decisión de abrir el Libro de Bautizados se tomó a primeros de año o ya iniciado aquel lejano 1611. El caso es que el primer bautismo anotado data de finales de marzo. Suponiendo que no se hubiera celebrado ningún bautismo desde el 1 de enero hasta esa fecha, observamos que los meses más prolíficos en ceremonias bautismales fueron abril (4), junio (3) y septiembre (2). Por el contrario, no se celebró bautizo alguno en enero, febrero, octubre, noviembre y diciembre. 





En la transcripción de los apuntes se ha procurado conservar las grafías originales aunque, para facilitar su lectura, se han añadido comas y eliminado abreviaturas.

Aunque la fórmula utilizada es similar en todos los apuntes de bautizos, existen unas pequeñas variaciones cuyo origen desconocemos; también se aprecian diferencias en la legibilidad de la caligrafía utilizada, incluso la ejecutada por parte del mismo clérigo.

En la calidad y cantidad del texto utilizado en cada apunte quizás puedan haber influido el cansancio del clérigo, la hora en la que se realizara el apunte (escasez o abundancia de luz), la relevancia social del bautizado, el estado de la pluma y la tinta utilizadas, la posibilidad de sufrir accidentes puntuales (borrones, manchas biológicas), etc.

En un asiento bautismal típico de estos primeros años del siglo XVII aparecen:
  • lugar y fecha: esta última, habitualmente en letra; a veces, se usan los caracteres numéricos únicamente para consignar el día  
  • nombre y apellidos del clérigo escribano
  • la expresión "baptice" (bauticé) 
  • nombre del niño, nombre y apellido de los padres (a veces, solo del padre)
  • nombre y apellido de los padrinos
  • en algunos casos, se añade el "abogado", que no es más que un miembro del santoral cristiano (o múltiples formas de la Virgen María) al que se le encomendaba la protección y amparo del bautizado
  • habitualmente, el apunte se cierra con la expresión fecha "ut supra" antepuesta a la firma del clérigo de turno, y que hace referencia a la fecha consignada al principio del asiento

Dos son los clérigos que firman los primeros asientos del Libro de Bautizados de Huérmeces: Juan Díaz Ortega y Gonzalo López Díaz, aunque sabemos que en aquellos tiempos vivían en el pueblo varios curas más, en su condición de beneficiados. Uno de ellos, Francisco de Espinosa, se encontraba realizando estudios superiores de Teología: en 1611 poseía la titulación de "bachiller", años más tarde ya era todo un "licenciado". Aparecerá en varios apuntes de los libros parroquiales, unas veces en condición de testigo, otras como padrino, y otras como clérigo oficiante del correspondiente bautizo, boda o entierro. 


Únicamente incluimos la transcripción de los cinco primeros apuntes existentes en el libro de Bautizados, por ser muy similar el texto formal utilizado:


1. Diego Melgosa Güemes (25 de marzo de 1611)

En el lugar de Huermeces a beinte y cinco dias del mes de Marzo de mill y seiscientos y honce, yo Juan Diaz Ortega, clerigo cura y beneficiado de las iglesias del lugar dicho, baptice a Diego, fijo de Francisco de Melgosa y Ana de Guemes, vecinos de este dicho lugar, siendo sus padrinos el bachiller Francisco de Espinosa, clerigo, y Cecilia de Balderrama, viuda, y lo firma el dicho Francisco de Espinosa y yo, el dicho cura



Conviene resaltar el hecho de que el cura Juan Díaz Ortega aparezca como "clérigo cura y beneficiado de las iglesias" de Huérmeces; y es que, por entonces, en el pueblo existían dos iglesias, una para cada uno de sus barrios principales: Santa María del barrio Laparte (La Blanca) y San Juan Bautista. Y la de San Juan de Monasteruelo tenía la consideración de "aneja". Tres iglesias en una, ahí es nada.

Unos días antes del bautizo, el 20 de marzo, aparece consignado en el Libro de Difuntos el funeral de Ana de Güemes, la madre de Diego; todo parece indicar que Ana murió a causa del alumbramiento de su hijo y que, cuando se celebró el bautizo días más tarde, Diego ya era huérfano de madre, aunque no figure así en el asiento bautismal.

Para abundar en la desgracia, a Diego no se le otorgó "abogado" celestial, como solía ser habitual en los asientos bautismales. Quizás fue un simple olvido del cura, pero el caso es que las desgracias nunca vienen solas.
 

2. Pedro López Gómez (6 de abril de 1611)

En seis de Abril de mill y seiscientos y honce, yo Juan Diaz Ortega, clerigo y cura en este lugar de Huermeces, baptice a Pedro, fijo de Mathias Lopez de [...] Lopez y Juana Gomez, su mujer, vecinos de este dicho lugar, fueron sus padrinos los señores don Gaspar de Yuramendi y doña Isabel Bonal, vecinos de este dicho lugar, diosele por abogado a San Francisco de Padua, y lo firmo fecha ut supra




En el asiento bautismal figura como "abogado" ("padrino celestial" otorgado al bautizado) San Francisco de Padua, cuya festividad se celebra el 2 de abril (quizás el día de nacimiento de Pedro).

Aparecen como padrinos dos miembros de la "nobleza" provincial: don Gaspar de Yurramendi y doña Isabel Bonal, su mujer. También se observa que la caligrafía del cura Juan Díaz Ortega resulta más pulcra y marcada que la utilizada por él mismo para el resto de asientos bautismales de la página. Una simple casualidad, seguramente.

Gaspar [Ruiz] de Yurramendi fue un capitán, tesorero de Su Majestad y regidor perpetuo de la ciudad de Burgos durante el primer tercio del siglo XVII. En PARES, aparece en varios documentos (pleitos, principalmente), unas veces con el Ruiz delante y otras sin él. En archivos vascos, el apellido aparece escrito con "J" (Jurramendi).

Los Yurramendi tuvieron su casa solar en Tolosa (Guipúzcoa) y varios de sus miembros se establecieron en Burgos y otras ciudades castellanas en siglos anteriores al XVII. Se trata de uno más de los muchos ejemplos de la estrecha relación establecida entre las élites vasco-navarras y la monarquía hispánica.

Jurramendi es el vocablo vasco utilizado para Montejurra, la montaña "sagrada" de los carlistas, que se eleva hasta los 1042 metros de altitud en las cercanías de la localidad navarra de Estella.


3. Francisco [ilegible] [ilegible] (7 de abril de 1611)

En 7 de Abril de mill y seiscientos y honce, baptice yo Juan Diaz Ortega, clerigo y cura de este lugar de Huermeces  [...]  Diez Lopez [...] Francisco [...] firme fecha ut supra




No tuvo mucha suerte Francisco con la fecha elegida por sus padres para celebrar su bautismo. Son los riesgos de que te bauticen al día siguiente de otra ceremonia bautismal a la que habían asistido como padrinos dos miembros de la "nobleza".

No se esmeró mucho el cura Juan con la calidad ni con la cantidad de la tinta utilizada para consignar el asiento bautismal de Francisco. Seguramente, Juan gastó más tinta de la cuenta en el asiento anterior y el bueno de Francisco pasó a la historia de "Nuestros Primeros Faroles" únicamente con su nombre de pila, y gracias.

Así va a resultar muy difícil seguir su rastro en los libros de Casados y Difuntos. Para más inri, tampoco resulta legible el nombre y apellido de sus padres. Pobre Francisco. Pobres pobres, en general.
 

4. Francisca Espinosa Valladolid (8 de abril de 1611)

En ocho dias del mes de Abril de mill y seiscientos y honce años, yo Juan Diaz Ortega, clerigo y cura beneficiado de las iglesias de Huermeces, baptice a Francisca, fija de Domingo de Espinosa y Maria de Valladolid, vecinos de este dicho lugar, siendo padrinos el bachiller Francisco de Espinosa Juana [...]  de Espinosa, [...] y el dicho Francisco de Espinosa, diosele por abogado a la Anunciacion de Nuestra Señora, [...] 




En este caso fue la Anunciación de Nuestra Señora el "abogado" otorgado al bautizado; su festividad se celebra el 25 de marzo.

5. Ana Melgosa Valladolid (10 de abril de 1611)

Yo, Gonzalo Lopez Diaz, clerigo y beneficiado en las iglesias del lugar de Huermeces, vaptice a Ana, fija de Juan de Melgosa y Ana de Valladolid, en diez dias del mes de Abril deste año de mil y seiscientos y once, siendo padrinos Juan Diaz Ortega, cura y beneficiado en este lugar, y Catalina de Melgosa, y lo firmo fecha ut supra, su abogada la Anunciación de Nuestra Señora, y lo firmo ut supra 

Únicamente a título de curiosidad, nótese que se produce la duplicidad en la aplicación de la fórmula "ut supra". En esta ocasión, aparece como oficiante el cura Gonzalo, ya que el habitual hasta ahora (Juan) ejerce aquí como padrino.

A Ana también se le otorgó como "abogada" a la Anunciación de Nuestra Señora.

 

II-PRIMEROS APUNTES EN EL LIBRO DE CASADOS DE HUÉRMECES (1624-1627)

Curiosamente, los dos primeros apuntes que aparecen en el Libro de Casados de la parroquia de San Juan Bautista no se corresponden con bodas celebradas en esta iglesia de Huérmeces, sino en las iglesias de dos pueblos cercanos: Sotopalacios y La Nuez de Abajo.

Sabemos que las ceremonias nupciales se celebraban en el lugar de nacimiento o residencia de la novia; ambas bodas tienen por protagonistas a hombres nacidos en Huérmeces y mujeres nacidas o residentes en aquellos pueblos, aunque nos sorprende que se anoten en el Libro de Casados de Huérmeces. Los datos básicos de ambas bodas, celebradas en la misma fecha (domingo) son:

  • Sotopalacios, 19 de febrero de 1623; contrayente: Juan Sarmiento menor en días (vecino de Huérmeces) y Mariana Ruiz [-Barahona] (hija de Marcos Ruiz [-Barahona] y Juana de Mata, vecinos de Sotopalacios); oficiante: Francisco de Espinosa, cura beneficiado de Huérmeces
  • La Nuez de Abajo, 19 de febrero de 1623; contrayentes: Francisco de Valderrama (vecino de Huérmeces) y María Barona (hija de Juan Barona y María de la Peña, vecinos de La Nuez de Abajo); oficiante: Francisco Gutiérrez, cura beneficiado del lugar de Villa [-depoco?]; firmante: Gonzalo López Díaz, cura beneficiado de Huérmeces


Por lo tanto, estos apuntes no pueden considerarse propiamente como los primeros del Libro de Casados de Huérmeces, porque no se celebraron en su parroquia, aunque los contrayentes varones fueran naturales y vecinos del pueblo.

Cabe añadir que Juan Sarmiento y Mariana Ruiz se establecieron en Huérmeces y tuvieron cuatro hijos, bautizados en la parroquia del pueblo: Juan (1624), Marcos (1625), Ana María (1630) y Francisco (1632). 

Los catorce primeros apuntes "propios" del Libro de Casados de Huérmeces se resumen en la tabla siguiente:





En aquellos lejanos tiempos, no parece que estuviera extendida la costumbre de celebrar enlaces matrimoniales exclusivamente en domingos y festivos. De las catorce bodas, cuatro se celebraron en lunes, tres en sábado, dos en domingo, dos en miércoles y una en cada uno de los tres días restantes: martes, jueves y viernes.

Lo que si aparece es una cierta tendencia -lógica- a celebrar las bodas fuera del periodo veraniego de cosecha: únicamente una boda se celebró al final de ese periodo (6 de septiembre); seis se celebraron en otoño (octubre-noviembre), cinco en pleno invierno castellano (enero-febrero) y otras dos en primavera temprana (mayo).

Aunque, al igual que sucedía en los apuntes bautismales, las fórmulas literarias utilizadas en los matrimoniales siguen unas pautas más o menos estandarizadas, se aprecian pequeñas diferencias en cuanto al tratamiento efectuado a las personas notables del lugar en comparación con el realizado con el resto de mortales.

La fórmula habitual, tras consignar fecha y nombre del cura del lugar, dice "casé y velé", ya que la ceremonia matrimonial tenía un carácter doble: el tradicional acto de desposo (o nupcial) y el usualmente inmediato acto de velado o velación, que consistía en tapar con un velo la cabeza de la novia y con un "yugo" de tela los hombros del novio.

Finalmente, se apuntaba el nombre de los dos testigos preceptivos (normalmente, aparte del cura), aunque a veces eran tres.

De las catorce primeras bodas incluidas en el Libro de Casados, doce fueron oficiadas por el cura Gonzalo López Díaz; las otra dos, por el licenciado Francisco de Espinosa.


1. Sebastián Pesquera y Ángela Peña (6 de octubre de 1624)

En seis dias del mes de Octubre de mil y seiscientos y veinte y quatro años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo cura en este lugar de Guermeces, case y bele a Sebastian de Pesquera y Angela de la Peña, todos vecinos de este dicho lugar, siendo testigos Bernabe de la Peña y el dicho firmante, y lo firma ut supra

En el Libro de Bautizados encontramos que Sebastián y Ángela  tuvieron su primer y único hijo seis años más tarde (1632), y que le fue impuesto el nombre de Isabel.


2. Gerónimo de Güemes y Ana Gómez de Mata (8 de mayo de 1625)

En ocho dias del mes de Mayo de mil y seiscientos y veinte y cinco años, yo el cura Gonzalo Lopez Diaz, beneficiado en este lugar, case y bele a Geronimo de Guemes y Maria Gomez, hija de Domingo Gomez, y por ser ansi lo firmo, siendo testigos Agustin Diez de Mata y Pedro Rodriguez de Ubierna, y por se ansi lo firmo 

Dice el Libro de Bautizados que Gerónimo de Güemes y Ana Gómez tuvieron tres hijos: Juan (1633), María (1638) y Gerónimo (1643). Por su parte, el Libro de Finados nos cuenta que Gerónimo de Güemes falleció el 20 de abril de 1659.


3. Alonso Pesquera y María Lomillo (16 de septiembre de 1625)

En diez y seis dias del mes de Septiembre de mil y seiscientos y veinte y cinco años, yo el cura Gonzalo Lopez Diaz, beneficiado en este dicho lugar, case y bele a Alonso de Pesquera y Maria Lomillo, hija de Juan Lomillo, y lo firmo, siendo testigos Juan Diez de Ubierna y Nicolas RRojo, todos vecinos de dicho lugar 

Alonso Pesquera y María Lomillo tuvieron tres hijos: María (1628), María (1632) y Francisca (1636); la primera niña bautizada como María debió de fallecer al poco de la ceremonia o, en todo caso, con anterioridad a 1632.

María Lomillo debió de fallecer después del nacimiento de su tercer hijo, por lo que Alonso Pesquera casó en segundas nupcias con María Miguel, y tuvieron ocho hijos: Francisco (1641), Domingo (1644), Lucía (1646), Alonso (1650), Blas (1651), Gaspar (1654), Isidoro (1657) y María de los Santos (1660). Al menos, así lo cuenta el Libro de Bautizados.


4. Toribio Gómez y Catalina Güemes (2 de octubre de 1625)

En dos dias del mes de Octubre de mil y seiscientos y veinte y cinco años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo y cura en este lugar de Guermeces, case y bele a Toribio Gomez y Catalina de Guemes, hija de Geronimo de Guemes, siendo testigos Agustin Diez de Mata y Francisco Diaz, clerigo, y lo firmo 

Toribio Gómez y Catalina Güemes tuvieron dos hijos: María (1628) y Francisco (1632), tal y como atestigua el Libro de Bautizados.


5. Jacinto de Salazar y Francisca Fernández (24 de octubre de 1626)

En veynte y quatro dias del mes de Octubre de mil y seiscientos y veinte y seys años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo y cura en este lugar de Guermeces, case y bele a don Jacinto de Salazar y Francisca Fernandez, hija de Lorenzo Fernandez, y por ser ansi verdad lo firmo, siendo testigos don Juan Fernandez de Ornilla y Domingo Giron, y otros muchos, y lo firmo 

Jacinto de Salazar y Francisca Fernández tuvieron cuatro hijos: Jacinta (1629), Bernabé (1631), Gerónimo (1632) y Gerónimo (1633); el primer niño bautizado como Gerónimo debió de fallecer al poco.


6. Juan de Arce y María de la Peña (20 de enero de 1627)

En veynte de Enero de mil y seiscientos y veinte y siete años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo y cura en este lugar de Guermeces, case y bele a don Juan de Arce y Maria de la Peña, hija de Antonio de la Peña y Dorotea Miguel, siendo testigos Andres Diez Villalvilla y Domingo del Pino el mediano, y por ser verdad lo firmo 

Juan de Arce y María de la Peña tuvieron tres hijos: Francisca (1635), Francisco (1636) y Domingo (1639).


7. Domingo [ilegible] y Felisa de la Peña (28 de febrero de 1627)

Ofició la ceremonia el Licenciado Francisco de Espinosa. Felisa era hija de Antonio de la Peña y, por lo tanto, hermana de María, cuya boda se celebró el mes anterior. Puede que Domingo fuera hermano de Juan de Arce. Dos hermanos que se casan con dos hermanas.


8. Andrés de la Calle y María González (12 de enero de 1628)

Ceremonia oficiada por el Licenciado Francisco de Espinosa. María era hija de Pedro González.


9. Don Martín de Arriaga y Doña Francisca de Zorrilla y Arce (20 de mayo de 1630)

Boda en la que el nombre de los contrayentes apenas cabe en un solo renglón; boda de alto copete, aunque quizás la expresión resulte algo anacrónica al referirse a la nobleza campante en Castilla durante el primer tercio del siglo XVII. El tal Martín era nada menos que caballero de la Orden de Calatrava; su novia, Francisca, no tenía mucho menos pedigrí, ya que pertenecía a la nobilísima familia de los Berberana, ahí es nada. Ofició la ceremonia el cura Gonzalo López Díaz, para profundo disgusto del Licenciado Francisco de Espinosa, supongo.


10. Juan Díez de Mata y Gerónima Fernández (10 de enero de 1631)

De vuelta al renglón único, nos encontramos con una ceremonia oficiada por el cura Gonzalo López Díaz, que casó y veló a Juan, hijo legítimo de Agustín Díez de Mata y de María de Espinosa, con Gerónima (Xeronima), hija de Gerónimo Fernández y de María de Arreba.


11. Pedro López e Inés Alonso (4 de febrero de 1631)

En quatro dias del mes de Febrero de mil y seiscientos y treinta y un años, case y bele a Pedro Lopez, hijo de Matias Lopez y de Juana Gomez, su mujer, y a Ines Alonsso, hixa de Domingo Alonsso y de Isabel de Penagos, su mujer, difuntos, y por ser ansi lo firmo fecha ut supra Gonzalo Lopez Diaz 


12. Juan de Melgosa y María Díez de Ubierna (8 de noviembre de 1631)

En ocho dias del mes de Nobiembre de mil y seiscientos y treinta y un años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo y cura en este lugar de Huermeces, casse y vele in facie eclesiae conforme el Santo Concilio, a Juan de Melgosa y a Maria Diez de Ubierna, siendo testigos Francisco Diez de Mata y Juan Diez de Ubierna y Agustin Diez, fecha ut supra Gonzalo Lopez Diaz 




En este asiento encontramos una peculiaridad formal: la introducción de la expresión latina in facie ecclesiae, que literalmente significa "en presencia de la Iglesia" o "ante la congregación", y que indica que el matrimonio se ha celebrado canónicamente, según el rito establecido por la Iglesia en el "Santo Concilio" de Trento.

Esta expresión es relativamente frecuente en los asientos de los libros sacramentales de algunas parroquias, en especial aquellas en las que sirvió un clérigo culto, formalista o amante de la buena escritura.

En el apunte que nos ocupa, ecclesiae aparece escrito incorrectamente (con una sola "c"), por lo que no parece que nos encontremos ante un cura especialmente cuidadoso a la hora de escribir. Por otra parte, sorprende que dicho cura, Gonzalo López Díaz, autor de diez de los doce primeros asientos del Libro de Casados, no utilice dicha fórmula (culta o latina) hasta este duodécimo apunte. Quizás en aquel año 1632 llegaron nuevas directrices literarias desde el Obispado Burgense o desde la misma Roma.


13. Domingo de Torres y María Alonso (25 de octubre de 1632)

En veinte y cinco dias de octubre deste año de mil y seiscientos y treinta y dos años, yo Gonzalo Lopez Diaz, clerigo cura beneficiado en este lugar de Huermeces, casse y vele in facie eclesiae conforme el Santo Concilio [...], a Domingo de Torres y a Maria Alonsso, siendo testigos el licenciado Juan Diaz y Geronimo de Guemes y Miguel de Ubierna, y por [...] lo firmo yo fecha ut supra Gonzalo Lopez Diaz




14. Juan Gómez de Mata y Tomasa de Valderrama (15 de nov. de 1632)

En quince de nobienbre de mil y seiscientos y treinta y dos años, yo el licenciado Francisco de Espinosa, clerigo y cura beneficiado en este lugar de Huermeces, desposse, casse y vele yn facie ynclesiae conforme el Concilio lo manda, a Juan Gomez de Mata y Tomasa de Balderrama, siendo testigos Juan Ssarmiento y Ana y Juan de Balderrama y [...] lo firmo fecha ut supra el licenciado Francisco de Espinosa




En este apunte nos encontramos con varias novedades: aparece un nuevo "cura escribano", el "licenciado" Francisco de Espinosa, que ya apareció como testigo en algún asiento anterior, realizado en el Libro de Bautizados (1611), aunque entonces lo hizo en su condición de "bachiller". 

Cambia la caligrafía, mucho más estilizada en este caso, que para eso el cura Francisco había finalizado sus estudios de teología; aquí utiliza la fórmula "desposse, casse y vele" (desposé, casé y velé), con profusión de "ss" para que queden claros sus amplios conocimientos lingüísticos; para la expresión ya vista "in facie ecclesiae" utiliza unas grafías peculiares, muy cultas sin duda ("yn facie ynclesiae"); hoy quizás diríamos que el licenciado Espinosa era un tanto pedante a la hora de escribir...


III-PRIMEROS APUNTES EN EL LIBRO DE DIFUNTOS DE HUÉRMECES (1611-1615)

Nos encontramos ante el más triste de los tres libros "sacramentales". Si en el de bautizados se celebra la llegada de una nueva vida, en el de casados la unión de dos, en el de finados se "celebra" el abandono de la vida, aunque para el credo cristiano eso tenga el significado que tiene.

Más triste aún es constatar que gran parte de los asientos funerarios tiene como protagonistas a párvulos e infantes, niños de corta edad. 

El texto protocolario utilizado en el asiento es similar al de los otros dos libros, aunque aquí no se consignen padrinos ni abogados celestiales, total para qué, si ya se acabó el periplo vital de una persona...

Aquí se consigna algo muy importante para la Iglesia surgida del Concilio de Trento: si el finado dejó testamento o si, por el contrario, no testó. Si lo hizo, eso significa misas, y las misas cuestan dineros. Y con los dineros se pueden hacer muchas cosas en el mundo de los vivos; un mundo que, no nos engañemos, tenía para la Iglesia tanta o más importancia que el otro, el del más allá.

Si el finado era un pobre de solemnidad, se indicaba dicha condición en el asiento correspondiente, así como que era la caridad cristiana (las arcas concejiles, en muchos casos) la que se apiadaba de él y le otorgaba un enterramiento digno, extramuros ecclesiae, supongo.

También solía indicarse si el finado había recibido los Santos Sacramentos, refiriéndose a la extremaunción, o unción de los enfermos.

Los ocho primeros apuntes del Libro de Difuntos (o Finados) de la iglesia parroquial de Huérmeces se resumen en la tabla siguiente:





Una vez más, constatamos el predominio de nombres (tanto en difuntos como en cónyuges) tales como: Juan (5), Ana (2), María (2), Francisca, Francisco, Micaela, Sebastián, Diego y Domingo.

Seis de los ocho asientos funerarios fueron firmados por el cura beneficiado Gonzalo López Díaz; los otros dos, por Juan Díaz Ortega, también cura beneficiado de Huérmeces.

Únicamente en dos casos el finado había realizado testamento (1 y 7), y en otro (5) la difunta había dejado poder a su marido para que este dispusiera libremente las claúsulas funerarias correspondientes. Dos entierros y sus misas (3 y 4) tuvieron la catalogación de "por pobres". Y uno (4) por "infante".

 

1. María Fernández (5 de marzo de 1611)

En el lugar de Huermeces en 5 de Março de mill y seiscientos y honce, murio Maria Fernandez, mujer de Juan de la Ornilla, hiço testamento, mando se dijese por su alma, y lo firmo yo Gonzalo Lopez Diaz




2. Ana de Güemes (20 de marzo de 1611)

En el dicho lugar, en 20 del dicho mes y año, murio Ana [de Guemes], mujer de Francisco de Melgosa, recibio los santos sacramentos, no yço testamento, y lo firmo Gonzalo Lopez Diaz



Ana de Güemes era la madre de Diego Melgosa Güemes, el primer bautizado consignado en el libro correspondiente. Suponemos que falleció el mismo día del parto o poco después. 

3. Ana de Medina (3 de mayo de 1611)

En el dicho lugar, a 13 de Maio de mill y seiscientos y honce años, murio Ana de Medina, mujer de [Se-] Bastian Rey, no hiço testamento, hiçosele su entierro y missa por pobre, Juan Diaz Ortega



Sebastián Rey contrajo segundas nupcias con Casilda González y tuvieron dos hijos: Matías (1622) y Ana (1624).


4. Juan Nieto (16 de agosto de 1611)

En diez y seis de Agosto de mill y seiscientos y honce años, murio Juan Nieto, infante, en este dicho lugar, no hiço testamento, hiçosele su entierro y missa por pobre, Juan Diaz Ortega




Los fallecimientos de párvulos (hasta dos años de edad) e infantes (entre 2 y 8 años) eran muy frecuentes en aquellos tiempos; los entierros y misas para pobres de solemnidad, también. No te enterraban en primera línea dentro de la iglesia, ni en ningún otro lugar de su interior, pero tierra te daban, que no era poco, tal y como estaban los tiempos.


5. Micaela Márquez de Gaceta (19 de septiembre de 1611)

En diez y nuebe dias del mes de Septiembre de mill y seiscientos y honce años, murio doña Michaela Marquez de Gaceta, mujer de Diego Diaz de Tudanca, no hiço testamento, dejo poder a su marido, enterrose en la yglesia, y lo firma Gonzalo Lopez Diaz




El apellido Márquez de Gaceta tuvo, durante el siglo XVII a dos ilustres portadores: Francisco Márquez de Gaceta (juez, consejero de Castilla, presidente de la Real Chancillería de Valladolid y obispo de Ávila) y Pedro Márquez de Gaceta (religioso de la Orden de Santiago, capellán real de honor en ella, deán de la catedral de Santa Fe en Bogotá).

Desconocemos el estatus de doña Micaela, aunque su posible residencia en Huérmeces estaría ligada a la naturaleza de su esposo Diego (sin el tratamiento de "don"), ya que Díaz de Tudanca era un apellido muy común en la zona durante los siglos XVII y XVIII.


6. Francisca de Arce (20 de marzo de 1615)

En veinte dias del mes de Septiembre de mill y seiscientos y quince años, murio Francisca de Arce, mujer de Juan Sarmiento, escrivano, recibio los sacramentos, enterrose en esta iglesia, no hiço testamento, y por ser ansi verdad lo firmo Gonzalo Lopez Diaz




Llama poderosamente la atención que no se produjera ningún fallecimiento durante los tres años y medio comprendidos entre septiembre de 1611 y marzo de 1615. Casualidad o misterios del Libro de Difuntos y sus consignadores: Gonzalo López Díaz, Juan Díaz Ortega y el licenciado Francisco de Espinosa.


7. Juan Gómez de Mata (28 de julio de 1615)

En veinte y ocho de Julio de mill y seiscientos y quince, murio Juan Gomez de Mata, recibio los sacramentos, enterrose en esta iglesia, hiço testamento, y lo firmo Gonzalo Lopez Diaz


8. María [ilegible] (20 de noviembre de 1615)

En veinte y de Nobiembre de mill y seiscientos y quince, murio Maria [ilegible], mujer de Domingo [ilegible] recibio los sacramentos, enterrose en esta iglesia y no hiço testamento, y lo firmo Gonzalo Lopez Diaz


CONTINUARÁ: ¿QUÉ FUE DE LOS PRIMEROS FAROLES?

A la espera de realizar otra visita al Archivo Diocesano, queda pendiente un nuevo post, en el que intentaremos descubrir y contar qué fue de la vida de alguno de los trece primeros faroles registrados en el libro de Bautizados (1611): cuántos años vivieron, si llegaron a viejos o fallecieron de párvulos o infantes, si contrajeron matrimonio con una persona natural de Huérmeces o forastera, cuántos hijos tuvieron, si dedicaron su vida a Dios o si nunca encontraron pareja, si testaron, si recibieron sepultura en primera línea del altar mayor o si tuvieron un entierro de pobre, o si acaso desaparecieron de los libros parroquiales de Huérmeces sin dejar rastro...

En breves semanas aquí, en Hces-blog.

 

FUENTES

  • Guía de los Archivos de la Iglesia en España. José María Martí Bonet (dir.) Archivo Diocesano de Barcelona. Asociación de Archiveros de la Iglesia en España (2001) [Archidiócesis de Burgos: pp. 135-177]
  • Libro I de Bautizados (1611-1680), Casados (1623-1679) y Difuntos (1611-1680) de la Parroquia de San Juan Bautista de Huérmeces. Archivo Diocesano de Burgos.


LECTURA RECOMENDADA

"Lo demás es aire". Juan Gómez Bárcena. Seix Barral. Barcelona (mayo de 2022). 539  páginas.


La pequeña historia del pueblecito cántabro de Toñanes: "treinta y dos  casas, cuatro hoteles rurales, una iglesia, ningún bar", situado en la costa entre Santillana y Comillas. Esa pequeña historia contada por sus gentes humildes, anónimas hasta hoy, con su nombre publicado en todo un libro de tirada nacional (y quizás mañana traducido a otras lenguas, leído en otro países); esa pequeña historia contada por el paso del tiempo y por el poso que queda; por el paso de ocasionales visitantes "famosos" (el accidente de tráfico del futbolista Paco Gento; el fugaz paso de la actriz Jane Seymour, para un rodaje de exteriores en sus acantilados; el más fugaz paso de los ciclistas de la Vuelta a España, camino de los Lagos de Covadonga); por el paso de las galernas cantábricas más severas; por la impronta de sus parajes más icónicos; sus molinos; sus viejos caminos; sus fósiles; sus curas (los buenos y los menos buenos); sus veraneantes quita novias; sus primeras referencias documentales; su consabido despoblamiento; su hoy ... Y todo ello arropado por un continuo baile de fechas, consignadas al margen del texto, como si de asientos de libros parroquiales se tratara. Es la pequeña historia de Toñanes pero podría serlo de cualquier otro lugar de Cantabria, de Castilla o de más allá. Probablemente, fue 
la lectura de este libro, en especial del contenido de las páginas 140-143, lo que me sirvió de inspiración para la realización del presente post.


sábado, 3 de septiembre de 2022

Doce maestros depurados en la Comarca (1936-1940)

 

Hace poco más de un mes, dedicamos un post relativo al Consejo Local y Junta Municipal de Primera Ensañanza (1931-1968), en el que tratábamos, aunque de manera puntual, de la represión de maestros ejercida por el régimen resultante de la guerra civil. 

Recordemos que, de los tres maestros y una maestra que ejercieron su labor en Huérmeces durante los años de la Segunda República, dos de ellos, Agustín de Torres Rubio y Emilio García Amo, sufrieron el denominado "proceso depurador del magisterio nacional". Agustín fue fusilado; Emilio fue trasladado a otro destino dentro de la provincia, bien alejado de Huérmeces, y tardó 17 años en retornar.

En el presente post trataremos de doce maestros que resultaron afectados, en mayor o menor grado, por dicho proceso depurador, y que se encontraban destinados en pueblos del entorno cercano de Huérmeces, ese territorio que denomino "La Comarca": valles altos y medios de los ríos Úrbel, Ruyales, Hormazuela, Ubierna y Rioseras, y aledaños.

Del total de 1440 maestros que prestaban sus servicios en la provincia de Burgos, el 78% (1118) resultaron absueltos en el consiguiente proceso depurador; el 9% (129) sufrió condenas muy graves; el 5,5% (78) sufrió condenas graves; y el 8% (115) sufrió condenas más o menos leves.

Por otra parte, del total de maestros represaliados en la provincia, 20 fueron fusilados y otros 20 "desaparecieron"; y un total de 83 pasaron una temporada más o menos larga en la cárcel. 

Las cifras anteriores resultan muy llamativas para una provincia en la que el prototipo de maestro era una persona de comportamiento religioso, político y sindical mayoritariamente conservador.

Las Comisiones Depuradoras basaron sus conclusiones en los contenidos de dos tipos de "informes": los informes obligatorios y aquellos otros que podían obtener las propias Comisiones en su labor investigadora.

Los informes obligatorios fueron los emitidos por cuatro "personas notables" a nivel local:

  • el alcalde
  • el cura párroco
  • el comandante del puesto de la Guardia Civil más cercano
  • un padre de familia con "buena reputación"

Dado que el contenido de los informes debía hacer referencia al pasado del expedientado, fundamentalmente sobre aspectos religiosos, morales, políticos y profesionales del mismo, eran los delitos y deslices contra la religión y la patria los que más pesaban a la hora de formular las propuestas de sanción; todo ello ocasionaba que fuera el informe del cura párroco el que prevaleciera en caso de contradicciones con el resto.

Para más inri, fueron los curas párrocos el colectivo mas prolífico e incisivo a la hora de cumplimentar y enviar informes. Los curas actuaron, en algunos casos, siguiendo unas pautas claramente vengativas, miserables y faltas de humanidad, contraviniendo gravemente alguno de los preceptos fundamentales de su credo. 

No acudir a misa puntualmente, no colocar el crucifijo en la escuela, pasar a menudo por la taberna, tener reales o supuestos devaneos amorosos, vestir de manera inadecuada, leer prensa de izquierdas, no saludar al cura con el debido respeto y sumisión, frecuentar malas compañías ... múltiples eran los posibles pecados que acechaban al maestro de turno.


UNA COMARCA DEPURADA

De los 12 maestros depurados en la comarca, incluidos en este post, destaca el hecho de que los más severamente castigados respondieran a un perfil que podríamos denominar "intelectual": personas de relativamente alto nivel cultural, pertenecientes a familias con cierto desahogo económico, con inquietudes políticas y sociales, participativas en la vida cultural de la localidad o de la capital provincial, con dones de palabra y de gentes. Debido a que estos maestros solían ser habituales colaboradores en la prensa escrita local, ha resultado relativamente fácil conseguir datos biográficos sobre ellos.

Por el contrario, existe otro colectivo de maestros que podríamos denominar de "perfil más bajo", personas pertenecientes a familias humildes, generalmente buenos estudiantes, que buscaron en el magisterio nacional un medio para ganarse la vida. Fuera de los boletines oficiales y revistas profesionales, ha resultado más complicado seguir su itinerario profesional y vital, sobre todo después de la Guerra Civil.

Cuatro de los doce maestros incluidos en el presente post eran naturales de la provincia de Burgos; hemos podido constatar la procedencia foránea de otros cuatro: La Rioja, Madrid, Andalucía e Islas Canarias; de los cuatro restantes no hemos sido capaces de encontrar su lugar de procedencia aunque alguno de ellos, por los apellidos, podría ser natural de algún pueblo de la comarca.

Dentro del epígrafe titulado "maestros interinos con sanciones menores" (cese en la plaza) hemos elegido solo dos casos -uno de ellos muy ilustrativo, eso sí- aunque podríamos haber incluido muchos más.




MAESTROS FUSILADOS


1. Marcelo Sanz Egaña (maestro de Úrbel del Castillo):

Marcelo nació en Madrid alrededor del año 1900. Era hijo de Marcelo Sanz Romo, uno de los primeros expertos en el ámbito de la Educación Física en la España de entre siglos (también fue secretario del Comité Olímpico Español en 1914).

Marcelo hijo aprobó las oposiciones al Magisterio Nacional en 1934, mientras se encontraba prestando sus servicios como maestro interino en las escuelas nacionales graduadas de los Asilos de San Juan y Santa María, en El Pardo.

Únicamente sabemos que en 1936, al comenzar la Guerra Civil, se encontraba prestando sus servicios en la escuela de Úrbel del Castillo; en aquella época, aparece una colaboración suya publicada en el Diario de Burgos, al respecto del denominado "pleito de los maestros de 3000 pesetas".

En septiembre de 1936, aparece su nombre en la relación de maestros sustituidos en sus cargos. En dicha relación también figura un docente hoy en día muy conocido: Antonio Benaiges, el maestro catalán de Bañuelos de Bureba, asesinado por milicias falangistas el 25 de julio de 1936 .


Diario de Burgos, 22 de septiembre de 1936

 

Marcelo había ingresado en la prisión de Burgos el 21 de julio de 1936, y fue ejecutado en la "saca" de Estépar de 7 de octubre de ese mismo año.

Como era habitual en la infame literatura oficial del bando franquista (una especie de realismo mágico-trágico), varios años después de su fusilamiento, el nombre de Marcelo (y de otros maestros ejecutados) aparece en la relación de ascensos concedidos a diversos docentes. 


Diario de Burgos, 19 de junio de 1943


El nuevo régimen no solo detenía ilegalmente y asesinaba a escondidas, que también concedía ascensos a docentes que llevaban muertos casi siete años, para escarnio y humillación de sus familiares y conocidos. 


2. Gregorio Díez Rodríguez (maestro de Villalvilla Sobresierra):

No son muchos los datos encontrados acerca de Gregorio. Sabemos que en 1920 aparece como maestro interino de la localidad burgalesa de Cavia; tres años más tarde, es nombrado maestro de Balouta, un pueblo de los Ancares leoneses.

En 1926, gana la plaza de Villalvilla Sobresierra, y en 1933 asciende del segundo al primer escalafón. En 1934 participa junto a su esposa, también docente (María Concepción Arce Díez) en el concurso de traslados para consortes; no lograron alcanzar los destinos solicitados (Miranda de Ebro y Sasamón) por tratarse de localidades de censo superior al de origen.

En septiembre de 1936, al igual que Marcelo Sanz Egaña, aparece su nombre en la relación de maestros sustituidos, causando baja en la escuela de Villalvilla Sobresierra.


Diario de Burgos, 22 de septiembre de 1936


Parece ser que Gregorio fue detenido el día 16 de agosto de 1936, y asesinado en la "saca" del 29 de septiembre de 1936, junto con otras 26 personas que se encontraban ingresadas en la prisión de Burgos.


MAESTROS DESAPARECIDOS


3. Antonio Caballero Armas (maestro de Nidáguila)

La primera referencia de Antonio la encontramos en Las Palmas de Gran Canaria, al aparecer su nombre en el libro de actas de la escuela pública del barrio de San José, año de 1929 (luego colegio público "Antonio Navarro Ruiz").

En el año 1933 parece que Antonio ya habría dado el salto a la Península, ya que aparece en la relación de cursillistas participantes en las pruebas de acceso al Magisterio Nacional, presentándose a las mismas en Madrid.

Aunque en 1934 solicitó plaza -sin éxito- en las escuelas españolas de Casablanca (Marruecos), su destino definitivo resultó ser el de Nidáguila, adjudicado en junio de 1934

En este pequeño pueblo, enclavado en el desfiladero excavado por el río San Antón, afluente del Rudrón, Antonio permaneció durante dos años, participando activamente en las reivindicaciones del colectivo denominado "maestros de 3000 pesetas", actuando como enlace (gestor de las cuotas pagadas por los miembros del colectivo) en la provincia de Burgos, y en comunicación directa con el comité central de La Coruña.

En noviembre de 1935 participa en los actos de inauguración del nuevo edificio que acoge escuela, casa del concejo, casa del maestro y juzgado de Nidáguila.

Parece ser que Antonio fue detenido en Nidáguila el 16 de agosto de 1936 (el mismo día que Gregorio Díez Rodríguez, su colega de Villalvilla Sobresierra), y trasladado a la prisión de Burgos.

En septiembre de 1936, su nombre aparece en el ya conocido anuncio oficial de los maestros sustituidos y que causan baja en la escuela correspondiente.


Diario de Burgos, 22 de septiembre de 1936 (el párrafo de la derecha no tiene desperdicio)


Y ahí se acaba la historia documentada de Antonio. Su nombre no vuelve a aparecer en documento alguno. No es necesario echarle excesiva imaginación al asunto para suponer cual fue su triste final, aunque su nombre no figure en listado alguno de "sacas" ni fusilamientos.


MAESTROS SEPARADOS DEFINITIVAMENTE DEL MAGISTERIO


4. Juan Quintero Parreño (maestro de Cernégula)

Nacido en Valverde del Camino (Huelva) en 1890, Juan cursó estudios de magisterio en la Escuela Normal de Sevilla. Sabemos que se presentó en Sevilla a las oposiciones al Magisterio Nacional primario en la convocatoria de 1923.

Desconocemos si ese mismo año aprobó la oposición, así como los posibles destinos que ocupó en condición de maestro interino, aunque encontramos su nombre como maestro propietario en Nerva (Huelva) en abril de 1935

Ese mismo abril de 1935, solicita -y le es concedida- una permuta entre su plaza onubense y la de Cernégula, propiedad entonces de Manuel Barrera Domínguez.

Fue un mal momento para llegar al corazón de Castilla, sobre todo para un andaluz de costumbres muy diferentes a las usuales por estos lares en aquellos tiempos.


En este punto, quizás merezca la pena incluir aquí un párrafo relativo a otro maestro andaluz con destino en un pueblo cercano a Cernégula (Rublacedo de Abajo), y también sometido al correspondiente proceso de depuración: Juan Pérez Gabilán; en sus alegaciones a la acusación de no asistir a los oficios religiosos manifestó que "no es corriente entre los andaluces frecuentar la iglesia, sin que por ello dejen de ser religiosos", y que "en Rublacedo la generalidad de los hombres tampoco acudía a misa y por eso él continuó con la costumbre de Andalucía"; la Comisión depuradora entendió que el comportamiento de un maestro no podía ser el mismo que el de los campesinos, por lo que su actitud constituyó un mal ejemplo, y se le propuso para un traslado; y gracias. 

[páginas 205 y 206 del libro de Crespo Redondo y otros: "Purga de maestros en la Guerra Civil. La depuración del magisterio nacional de la provincia de Burgos"]


Juan Quintero Parreño fue detenido y encarcelado (desconocemos la acusación o acusaciones concretas) y sometido a un procedimiento judicial militar y a un proceso de depuración, a resultas de los cuales se le separa definitivamente del magisterio, causando baja en el escalafón correspondiente.

Su última aparición en la literatura oficial de la época data de agosto de 1937, en el consabido listado de maestros separados definitivamente del magisterio.



Diario de Burgos, 9 de agosto de 1937


Y la última aparición de Juan en la prensa escrita de la época no puede resultar más triste: el Diario de Burgos publica el 10 de septiembre de 1940 la relación de personas fallecidas en la ciudad el día anterior: en ella aparece Juan Quintero Parreño, natural de Valverde del Camino, de 50 años de edad, domiciliado en la calle San Juan nº 44.


5. Jaime Santamaría Ruiz (maestro de Quintanilla Vivar)

Nació en Burgos en 1911, en el seno de una familia relativamente acomodada; su padre, Guillermo Santamaría Cardiel, fue también docente, además de concejal del ayuntamiento de Burgos en 1909 (por los tradicionalistas-carlistas) y un habitual en los ambientes culturales, políticos y periodísticos de la época.

Jaime resultó ser un aplicado estudiante, y cursó la carrera de maestro en la Escuela Normal de Burgos con calificaciones brillantes, resultando ser uno de los maestros más jóvenes de España. 

Trabajó en diversos destinos (escuela graduada "San Pablo", maestro "profesional" en Miranda de Ebro), al tiempo que realizaba estudios de medicina en la Universidad de Santiago de Compostela. 

En febrero de 1936, fue nombrado maestro de la escuela de Quintanilla Vivar.

Para entonces, ya profesaba la religión baptista, además de ser miembro del Ateneo Popular, hechos que le acarrearon funestas consecuencias en el curso del proceso depurador al que fue sometido. Fue detenido y encarcelado en los primeros días de la rebelión militar. En octubre de 1937 fue separado definitivamente del magisterio nacional.



BOE, 4 de octubre de 1937


Se da la curiosa circunstancia de que, en el mismo número del BOE en el que se publicó la separación del servicio para Jaime Santamaría, aparece consignada una condecoración otorgada por el gobierno de Franco en Burgos a un tal ... Adolfo Hitler.

BOE, 4 de octubre de 1937


Y cabe añadir que dicha condecoración también le fue concedida (y publicada en el mismo nº del BOE) a otras dos personas: a Benito Mussolini y a Víctor Manuel III, rey de Italia y emperador de Etiopía. 


Jaime estuvo preso y realizando trabajos forzados durante dos años. Se puede considerar afortunado por no haber sido fusilado en una de las célebres "sacas" que acontecieron durante los primeros meses de la guerra. Posteriormente, fue sometido a un juicio de responsabilidades políticas. 


BOE, 2 de diciembre de 1942


Al ser puesto en libertad, logró terminar el doctorado en medicina en la Universidad Central de Madrid, en marzo de 1941. En vista del ambiente opresivo existente en España, en septiembre de 1941 decide emigrar a La Habana. Allí permanece durante dos décadas, ejerciendo la medicina, y participando de la labor pastoral como baptista que continuaba siendo.

En 1961 se establece en los Estados Unidos, fundando la Real Academia Norteamericana de la Lengua Española. Mientras tanto, en España, su expediente de responsabilidades políticas había sido "cerrado" en 1955, aunque no fue hasta la muerte de Franco cuando comienza a realizar periódicos viajes a Burgos. Fue nombrado hijo predilecto de la ciudad, burgalés del año, académico de la Fernán González y muchas otras distinciones.

Falleció en Florida en 1998, a los 87 años de edad.


6. Rafael Núñez Rosáenz (maestro de Santibáñez Zarzaguda)

Rafael nació en 1907, en la localidad riojana de Inestrillas, aunque a los 12 años llega a la ciudad de Burgos; suponemos que sus estudios de magisterio los cursó en la Escuela Normal de esta ciudad. En 1927 aparece como maestro interino en La Aguilera y en 1929 lo hace en Pradoluengo, localidad desde la que escribe varias cartas publicadas en el Diario de Burgos, reivindicando la mejora de las condiciones de los maestros interinos.

En 1930 aprueba las oposiciones al Magisterio Nacional y, aunque figure la localidad asturiana de Calleras-Tineo como destino provisional, su residencia aparece en Espinosa del Monte, vecina a Pradoluengo. Rafael debió de estar muy ligado a la villa textil, ya que participa asiduamente en la vida cultural de la misma.

En 1936, Rafael se encontraba destinado en Santibáñez Zarzaguda, y en la villa pellejera no pasó desapercibido su carácter laico, encontrándose afiliado primero al partido Radical-Socialista y luego a Izquierda Republicana.

En octubre de 1937, en virtud del consiguiente proceso depurativo, Rafael fue apartado definitivamente del Magisterio y tuvo que reorientar su vida.


Diario de Burgos, 19 de octubre de 1937


En los años posteriores a la Guerra Civil, Rafael aparece como propietario de un negocio en la calle Miranda de la capital burgalesa (Tintorería Castilla), desde la que participa en la entonces vertical vida sindical del gremio textil.

A partir de los años cincuenta, Rafael Núñez Rosáenz se convierte en un asiduo colaborador del Diario de Burgos, en su condición de poeta de vocación tardía, publicándose diversos poemas suyos, así como participando en la encorsetada vida cultural de la ciudad. Sin embargo, su primera obra poética, "Raíces de silencio" no fue publicada en forma de libro hasta 1959.


"Paisajes", Rafael Núñez Rosáenz (DB-27-11-1958)


Rafael fallece en 1993, a los 86 años de edad, ocupando su obituario y memoria varias reseñas del Diario: "poeta riojano muy vinculado a Burgos", "decano de los poetas burgaleses", miembro de la Institución Fernán González, habitual de los jurados poéticos y musicales.

Quizás el Magisterio Nacional perdió a un buen maestro, pero la ciudad de Burgos ganó a un laureado poeta.


MAESTROS SANCIONADOS CON TRASLADOS DENTRO DE LA PROVINCIA

La plaza de destino debía de cumplir dos requisitos, principalmente:

  • que distara al menos 30 kilómetros de la localidad en la que el maestro prestaba sus servicios en el momento de iniciarse el proceso depurativo
  • que tuviera un censo igual o inferior al de la localidad de procedencia


7. Leonardo Alonso Ruiz (maestro de Rioseras)

Leonardo nació en Ubierna en 1887, y cursó los estudios de magisterio en la Escuela Normal de Burgos, obteniendo la titulación correspondiente en junio de 1913.

Sus destinos conocidos, como maestro interino, fueron: Pedrosa de Río Úrbel (1915), Villaventín (Junta de Traslaloma, 1917) y Cardeñajime-no (1918).

Participa en la oposición al Magisterio Nacional en la convocatoria de 1921 y en octubre de 1923 le es adjudicada en propiedad la plaza de maestro en Rioseras. Leonardo debía de ser una persona de posibles, ya que en 1929 aparece como propietario de vehículo a motor, algo al alcance de muy pocas personas.

También figura en la relación de miembros del colectivo denominado "maestros de 3000 pesetas", pagando la cuota anual correspondiente (2 pesetas). En 1933 había ascendido al primer escalafón del magisterio nacional.

Leonardo fue detenido y encarcelado en los primeros días del golpe militar. Parece ser que, en el consiguiente proceso depurativo, fue acusado de asistir a mítines políticos izquierdistas; aunque alegó en su defensa que también había acudido a algunos mítines de derechas, porque le gustaba "oír hablar bien", de nada le sirvió. 

Desconocemos la sanción impuesta a Leonardo, aunque suponemos que consistió en un traslado a otro destino, alejado de Rioseras, ya que su nombre reaparece en octubre de 1947, en la relación de maestros cuyo sueldo asciende a 8400 pesetas anuales, con plaza en Fuentemolinos

En dicha relación aparece también Emilio García Amo, maestro de Huérmeces, sancionado con el traslado a Boada de Roa, y del que ya tratamos en un anterior post.

En el año 1956, al borde de la jubilación, es ascendido a la cuarta categoría del Magisterio Nacional, y su destino continúa siendo Fuentemolinos. Leonardo falleció en Burgos en 1960, a los 73 años de edad.


8. Felipa Díez Pérez (maestra de Castrillo de Rucios)

Estudió para maestra en la Escuela Normal de Burgos, obteniendo la titulación correspondiente en junio de 1900. Sus primeros destinos fueron, como maestra interina: Escóbados de Arriba, Ailanes, San Juan de Ortega, Quintanillabón (Briviesca) y Nocedo (aunque aquí no llegó a ejercer).

Obtuvo la plaza de Castrillo de Rucios, en propiedad, en 1903, ejerciendo de maestra del pueblo durante un total de 33 años. Probablemente, en este pueblo habría finalizado su carrera docente si la guerra civil y los informes negativos de un cura no se hubieran cruzado en su camino.

Felipa disponía de buenos informes por parte del alcalde, el comandante del puesto de la guardia civil (Quintanilla Sobresierra) y un padre de familia bien reputado, pero ... no del cura párroco de turno.

Felipa fue sancionada con el traslado a otro destino dentro de la provincia, en su caso mucho más alejado de Castrillo que los 30 km preceptivos: Riocavado de la Sierra. Allí pasó sus últimos años de servicio, jubilándose en 1944.

Felipa falleció en Castrillo en 1959, a los 81 años de edad.



Escuela Española, 1 de julio de 1943


Benito Díez Crespo, marido de Felipa, era secretario de Las Billetas durante los años de la guerra y, aunque también fue denunciado por el párroco del pueblo, desconocemos las consecuencias que para él tuvo dicha denuncia. Falleció en Castrillo, en 1956, a los 73 años de edad.

Felipa y Benito eran los padres de Valeriano Díez, natural de Castrillo, histórico transportista y tabernero establecido en Huérmeces. 


9. Lucio Fernández Díez (maestro de Mata)

Lucio finalizó sus estudios en la Escuela Normal de Magisterio de Burgos en 1902. Sus primeros destinos, como maestro interino, fueron: Castrillo de Rucios (1902), Gredilla la Polera (1909) y Celada de la Torre (1911); como maestro en propiedad ocupó las plazas de Sotragero (1912) y La Molina de Ubierna (1912-1924).

Llegó a Mata en 1925 y, al igual que Felipa, tuvo la desgracia de cruzarse en el camino del cura del pueblo. A pesar de contar con informes favorables de tres de las cuatro "autoridades" preceptivas, el cura enmendó su primer informe favorable y realizó una posterior denuncia, a consecuencia de la cual Lucio resultó sancionado con un traslado dentro de la provincia, por un total de 2 años.


Escuela Española, 2 de julio de 1942


Desconocemos la plaza adjudicada como castigo. Únicamente sabemos que Lucio se jubiló (quizás forzosamente) en 1944.


Ezequiel Hidalgo Serna era cura párroco de Castrillo de Rucios y sirviente de Mata en aquellos tristes años, y pasará a la pequeña historia de Las Billetas por haber denunciado -que se sepa- a dos maestros de la comarca: a la maestra de Castrillo de Rucios y al maestro de Mata. El cura Ezequiel falleció en 1958, en Ezquerra, muy lejos de la comarca en la que tanto dolor ocasionó a algunos.

En la página 141 del libro de Crespo Redondo y otros ("Purga de maestros en la Guerra Civil. La depuración del magisterio nacional de la provincia de Burgos") se afirma lo siguiente:

"De nuevo los curas párrocos se muestran como los más intransigentes. El de Castrillo de Rucios, que ahora denuncia a un conjunto de 16 maestros, se exculpa de no haberlo hecho con anterioridad por haberse sentido presionado por el inspector, el de Lerma".

Creo que se trata de un error, y que el cura pluri denunciador fue el párroco de Castrillo Solarana, localidad cercana a Lerma. El párroco de Castrillo Solarana, al inicio de la Guerra Civil, era Mariano Caro Marín

Mariano Caro era un cura radical, conocido simpatizante del Somatén local en los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera. Había llegado a Castrillo Solarana en 1925 y, con anterioridad, había sido párroco de Ruyales del Agua. Falleció en Burgos en marzo de 1939, a los 64 años de edad, supongo que feliz al constatar como "los suyos" estaban a punto de ganar la guerra.


MAESTROS ENCARCELADOS AUNQUE ABSUELTOS DE TODO CARGO


10. Marcelo Rodríguez Gento (maestro de Arcellares del Tozo)

Natural de Peral de Arlanza (1899), Marcelo aparece -curiosamente- como opositor al magisterio nacional en el tribunal de Sevilla, convocatoria de 1929.

Su primer nombramiento como maestro nacional se publica en la Gaceta de Madrid de 9 de octubre de 1930, aunque la plaza asignada a Marcelo aparece consignada de una críptica, cuasi cómica, manera: "Cellares-Barroncillos de Toro". Supongo que, para los ajenos a la comarca del Tozo o a la provincia de Burgos, resultaría casi imposible descifrar el nombre del pueblo al que había sido destinado Marcelo. Pero sí, se trata de Arcellares del Tozo, en el municipio burgalés de Basconcillos del Tozo.

En marzo de 1940, Marcelo aparece incluido en el anuncio de incoación de expedientes de responsabilidades políticas, tribunal de Burgos; parece ser que Marcelo fue acusado de ideas izquierdistas -sin fundamento alguno- por un vecino de Hoyos del Tozo. 


BOE, 18 de marzo de 1940



Aunque fue detenido y pasó un tiempo preso, Marcelo salió airoso del procedimiento judicial por responsabilidades políticas. Se acreditó que no había militado en ningún partido del Frente Popular y que, aunque tuvo un pasado masónico, pronto se dio de baja en la logia correspondiente; además, durante los primeros meses de la guerra, "prestó sus servicios como voluntario activo del Requeté de Burgos en una zona -El Tozo- limítrofe con la roja", en el denominado frente norte.

Poco tiempo después de iniciado el procedimiento judicial, en octubre de 1940, se publicó en el BOE la absolución de todos los cargos contra él presentados. 



BOE, 14 de octubre de 1940


Marcelo pudo continuar pues, con su carrera docente, conservó la plaza de Arcellares hasta que, en 1944, aparece destinado en Arroyo de San Zadornil; y en 1960, en la localidad riojana de Ojacastro, en la comarca de Ezcaray.

Marcelo Rodríguez Gento se jubiló en 1969, y falleció en Burgos en 1973, a los 74 años de edad.


MAESTROS INTERINOS AFECTADOS POR SANCIONES MENORES


11. Basilio Molinero Alcalde (maestro interino de Manciles)

Con anterioridad a su llegada a Manciles, Basilio también había ejercido, que sepamos, de maestro interino en Villamoñico (1911), en el municipio cántabro de Valderredible.

La guerra estalló mientras Basilio prestaba sus servicios en Manciles y, a consecuencia del posterior proceso depurativo, fue sancionado inicialmente con tres meses de suspensión de empleo y sueldo y, posteriormente, con la suspensión del cargo de maestro interino; una sanción que, tal y como estaba el patio, puede considerarse como liviana.


BOE, 8 de mayo de 1937


BOE, 13 de junio de 1937


El motivo de la sanción impuesta a Basilio fue su suscripción al periódico "El Heraldo" de Madrid, efectiva desde octubre de 1935 a marzo de 1936. La tendencia política de aquel periódico, republicano de izquierdas, era lo suficientemente explícita como para que su lectura resultara especialmente indicativa de la "pérfida" ideología del pobre maestro.

Olvidada su sanción, Basilio fue capaz de aprobar las oposiciones al magisterio nacional del año 1944, obteniendo plaza en Villalibado. No encontramos nuevas referencias del maestro hasta el año 1959, cuando aparece destinado en la escuela graduada de niños de Beasain (Guipúzcoa).


12. Manuel Domínguez Méndez (maestro interino de Terradillos de Sedano)

Escasos son los datos que hemos podido encontrar acerca de este maestro. Sabemos que en octubre de 1935 fue nombrado maestro interino de Terradillos de Sedano (o Terradillos de Nidáguila); y que en agosto de 1937 se publicó su cese.

BOE, 7 de agosto de 1937


A partir de entonces desaparece de la escena provincial burgalesa y reaparece en la salmantina. Así, en 1941, aparece en listados de opositores al magisterio nacional dentro de la provincia de Salamanca. En la convocatoria de 1944 logró el acceso al magisterio con el número 45 a nivel provincial. Durante la década de los sesenta aparece en diversos destinos (La Maya, Machacón), siempre dentro de la provincia de Salamanca.



BIBLIOGRAFÍA

  • Purga de maestros en la Guerra Civil. La depuración del magisterio nacional de la provincia de Burgos. Jesús Crespo Redondo y otros. Ámbito Ediciones. Valladolid (1987) [páginas 19-20, 115, 140-141, 201-208]
  • Guerra Civil y violencia política en Burgos (1936-1943). Isaac Rilova Pérez. Editorial Dossoles. Burgos (2001) [páginas 191, 193, 229-230, 232 y 387]
  • La Guerra Civil en Burgos. Fusilados, detenidos y represaliados en 1936. Fernando Cardero Azofra y Fernando Cardero Elso. Olivares. Burgos (2009) [páginas 204-205]
  • Capital de la Cruzada. Burgos durante la Guerra Civil. Luis Castro. Crítica. Barcelona (2006) [páginas 225, 263-267]
  • La depuración franquista del magisterio primario. Juan Manuel Fernández Soria y María del Carmen Agullo Díaz. Ediciones Universidad de Salamanca (1997)
  • Muerte y Represión en el Magisterio de Castilla y León, Enrique Berzal de la Rosa y Javier Rodríguez González (Coord.), Fundación 27 de Marzo, León (2010) [páginas 91-92]
  • Los datos biográficos y profesionales de los maestros han sido extraídos de diversas publicaciones periódicas, tanto oficiales como periodísticas: Gaceta de Madrid, Boletín Oficial del Estado, El Magisterio Español, Escuela Española, El Cantábrico (Santander), El Debate (Madrid), La Prensa (Sta. Cruz de Tenerife), La Atalaya (La Orotava), El Adelanto (Salamanca) y Diario de Burgos.