lunes, 30 de marzo de 2015

La Grande Armée, Noviembre 1808


En un libro francés, titulado “Historique du 120e Régiment D’Infanterie 1808-1814, 1870-1892”, escrito por Vermeil de Conchard y editado por Givet en 1892, encontramos algunas referencias interesantes, relativas al paso por Huérmeces de tropas francesas (parte de la Grande Armée) en noviembre de 1808.

Del brutal saqueo que, a manos de la soldadesca napoleónica, sufrieron tanto el pueblo como la iglesia, ya hablamos en dos anteriores entradas de este blog (9 de abril y 19 de mayo de 2014).

En este libro, se describen los movimientos de las tropas imperiales, en concreto de su 120º Regimiento de Infantería, en los años de las guerras napoleónicas y franco-prusianas, principalmente.


El 10 de noviembre de 1808, tras vencer en la batalla de Gamonal,  los franceses entraron en la ciudad de Burgos y ocuparon su castillo. El Mariscal Soult recibió la orden de partir hacia Reinosa, en persecución del ejército español en retirada (El “Ejército de Galicia y Asturias”, al mando de Joaquín Blake) después de su derrota en Espinosa de los Monteros. El propio Napoleón, establecido en Burgos, escribía: “Es de vital importancia tomar Santander y mantener la posición”. El 11 de noviembre, el General Bonet recibe la orden de tomar la capital cántabra.



Así, en la página 52 del libro, a propósito de las diversas acciones bélicas en las que participó el citado 120º Regimiento de Infantería dentro de la denominada por los franceses “Guerra de España”(1), se describen los movimientos de tropas encaminados a la “conquista y ocupación de la provincia de Santander”:


  “… El 11 de noviembre [de 1808], una vez que Napoleón hubo pasado revista a las tropas, la División del General Bonet se dirige hacia Huérmeces, pasando por los pueblos de Quintanadueñas y Arroyal. La División y la Brigada de Caballería Debelle constituyen la avanzadilla del ejército. Las dos divisiones de caballería Lasalle y Milhaud marchaban a las órdenes del Marical Bessières …  
 
  Huérmeces es un pueblo de una treintena de casas, situado en la intersección de los caminos hacia Santander y Villarcayo. Desde ese punto, el General Bonet envía un destacamento de reconocimiento hacia Reinosa al objeto de conseguir noticias y hacer prisioneros, y otro hacia Villarcayo.

  El 12 de noviembre, las Divisiones Merle y Mouton salen a continuación de la División Bonet. Esta, ha tomado posición a dos leguas de Huérmeces, en el pueblo de Urbel del Castillo, pasando por Ruyales. La avanzadilla llega hasta Basconcillos del Tozo y Pedrosa en la ruta hacia Reinosa. En Basconcillos, alcanza la cabeza de columna del ejército de Galicia, formada por 2000 hombres; está integrada por una cincuentena de cuerpos diferentes, y el resto se ha dispersado entre las montañas, por lo que el General no considera oportuna su persecución.

  El día 13, la División Bonet, siempre de avanzadilla, después de una marcha larga y penosa, atraviesa Pedrosa, Llanillo, Fuencaliente, Porquera, Quintanilla, y llega a Canduela, en dónde se establece el Cuartel General de la División y de los Cuerpos de Ejército …”



Lo más interesante de los párrafos anteriores radica en que nos detallan claramente el itinerario seguido por parte del gran ejército napoleónico, desde Burgos, por el viejo Camino Real, en dirección a Reinosa y Santander. 

Abandonarían la ciudad por Los Cubos. Desde allí, por el camino cuyo trazado coincide aproximadamente con el de la actual carretera, alcanzarían Quintanadueñas y Arroyal. Después de éste pueblo, el camino asciende a los páramos de Arroyal-Marmellar-Mansilla por Los Valladares, un vallejo que se abre a la derecha de las duras rampas del Aguilón, por donde asciende la carretera.


Después de Arroyal, el Camino Real asciende a los Páramos Mansilla-Marmellar-Arroyal por Los Valladares
El Camino Real, siempre por la divisoria, se asoma a Villanueva Río Ubierna
El Camino Real, en la divisoria entre Santibáñez-Ubierna-San Martín y Huérmeces; en el centro, la mata de encinas que señala el paraje denominado Páramo de Burgos, ya en Huérmeces


 
Páramos de la divisoria entre el Valle del Urbel (Mansilla-Santibañez-Huérmeces) y el Valle del Ubierna (Villanueva-Ubierna-San Martín); el Camino Real, rotundamente balizado por varios parques eólicos


Una vez culminado el Páramo, el Camino Real sigue la divisoria entre los valles del Urbel y del Ubierna, hasta que al llegar al término Páramo de Burgos, acomete el descenso hacia Huérmeces por La Varga. La profusión de molinos en estas alturas hace que la ruta esté bien balizada, sin pérdida posible.


La Varga, dónde el Camino Real, tras 9 km de Páramo, desciende de nuevo al valle
Bajando La Varga: Primera vista que debió tener de Huérmeces el Mariscal Soult, a lomos de su corcel.


Para los mariscales del ejército francés la aparición de Huérmeces debió de suponer una invitación a la acampada: dos palacios, buenas casas en apariencia, una gran iglesia que saquear, amplia vega y abundancia de leña y ganado.

Para los vecinos del pueblo, sin embargo, el espectáculo debió de resultar sobrecogedor: miles de soldados, acompañados de caballería y artillería, descendiendo ruidosamente la cuesta de La Varga, por el viejo Camino de Burgos.

Avisados con tiempo de la llegada de la Grande Armée, se apresurarían a esconder en cuevas cercanas al pueblo (Valdelebrín, Cueva del Horno) todas las provisiones y ganado que pudieran. Las mujeres jóvenes también se enconderían lo más lejos posible. Los niños, asombrados, con los ojos como platos, admirando cómo coraceros, dragones, húsares y lanceros llegaban a galope. Los bruñidos cañones, los vistosos uniformes, el redoble de los tambores y cornetas…

Es más que probable que alguno de los mariscales y generales franceses pasara la noche en Huérmeces, quizás en alguno de los dos palacios, quizás en la casa de alguna de las familias “notables” de entonces, ansiosas por quedar bien con el más fuerte, como venían haciendo desde que su apellido era algo.

El Mariscal Soult

El General Lasalle

Los mariscales Soult y Bessières, los generales Bonet, Lasalle, Milhaud, Merle y Mouton, cómodamente instalados, no hicieron gran cosa por evitar que la soldadesca arrasara con todo. Era la ley de aquella maldita guerra de España: el ejército napoleónico se abastecía sobre la marcha, con lo que iba saqueando en los pueblos por los que pasaba. En eso consistía parte del “revolucionario” planteamiento bélico de Napoleón. Las tropas avanzaban rápido, muy rápido, ya que no había que esperar la lenta llegada de suministros. Y los pueblos por los que pasaban se recuperaban, lenta, muy lentamente.

Mientras tanto, a los vecinos solo les cabía esperar que la doldadesca se fuera lo más rápidamente posible, y que no volvieran nunca más. Huérmeces tuvo la desgracia de encontrarse ubicado en la entonces importante ruta de Burgos a Reinosa y Villarcayo. Los habitantes  del pueblo tardarían mucho tiempo en olvidar el paso y acampada de las tropas napoleónicas. Se quedaron sin granos con los que sembrar esa otoñada ni ganados con los que alimentarse en invierno. La iglesia fue saqueada sin compasión. Los alrededores del pueblo quedaron convertidos en un estercolero y en una inmensa letrina.

Cuando, por fin, después de tres días de incesante trasiego, acampada y saqueo, las últimas tropas de la retaguardia de la Grande Armée ascendieran por el camino del Alto la Cruz, los aliviados vecinos comenzarían a salir de sus casas, sin imaginar siquiera que el dominio francés duraría, por aquellos lares, casi seis años más.

El Camino Real, por el Alto la Cruz, asciende de nuevo a las alturas, hacia el Páramo de Ruyales

Una vez ascendido el Alto la Cruz, pasarían por Ruyales, el Alto de San Benito, cerca de Quintanilla Pedro Abarca, ascenderían La Pinza por el camino del Caracol, y descenderían hacia Urbel del Castillo dejando La Mesa a la izquierda. Seguro que este pueblo, inmediato lugar de acampada después de Huérmeces, también las tropas napoleónicas harían de las suyas.

Después de Urbel, los franceses enfilarían, Tozo arriba, el ya recto camino hacia Aguilar de Campóo y Canduela. Casi seis años después, perderían la guerra. Y España ganaría un rey nefasto: Fernando VII.

Camino Real desde Ruyales hacia el Alto de San Benito

Camino Real entre el Alto de San Benito y el arranque de la subida del Caracol (Quintanilla Pedro Abarca)

Camino Real en las cercanía de la ermita de Robledillo; los pinos se plantaron en los años 50 del siglo XX
Subida del Alto del Caracol

Alto del Caracol
 
Camino Real en La Pinza

Camino Real en la bajada de La Pinza a Urbel del Castillo






(1) “Esa maldita Guerra de España”, como Napoleón diría años después en su exilio de Santa Elena: “Cette malheureuse guerre d’Espagne a été une véritable plaie, la cause première des malheurs de la France…cette malheureuse guerre m’a perdu…” [“Esa maldita guerra de España fue la causa primera de todas las desgracias de Francia ... esa maldita guerra me ha perdido...”]

lunes, 23 de marzo de 2015

Huérmeces y Google



No cabe duda de que, desde la generalización del uso de Internet para la búsqueda de información, la labor de las personas interesadas en los más variados temas (historia, geografía, demografía, ecología, necrología, taxidermia…) se ha visto notablemente favorecida.

Año tras año se han ido digitalizando multitud de libros descatalogados y documentos de todo tipo, sobre todo por parte de diversas instituciones hasta hace poco celosas guardianas de aquéllos (Bibliotecas, Archivos diocesanos, Museos, institutos de investigación, etc).

Incluso mapas por los que antes había que pagar (Mapa Geológico de España, por ejemplo), ahora se pueden descargar desde la página oficial del organismo correspondiente.

Se ha hecho más fácil investigar acerca de tus ascendientes familiares sin necesidad de aguantar horas de espera para acceder a los archivos diocesanos aún sin digitalizar (el de Burgos, sin ir más lejos). También te has ahorrado horas de penosa búsqueda en bibliotecas, cartotecas y fototecas. Ahora, todo lo que necesitas es un PC, acceso a Internet y también paciencia, mucha paciencia y motivación.

Hagamos una prueba: tecleemos en Google una palabra cualquiera y una cifra cualquiera: por ejemplo … no sé …, un lugar elegido al azar y un año aleatorio, … Huermeces 1933.

Son miles las combinaciones posibles que nos puede proporcionar el todopoderoso buscador. Hay que tener en cuenta que Google no distingue categorías de cifras, por lo que 1933 puede ser un año, una página de un libro, una nota a pie de página, un número de inventario de un fondo documental, el portal de una calle muy larga de una gran ciudad, un código postal, … cualquier cosa.

Del total de 1.260.000 resultados obtenidos, seleccionamos los cinco que, en mi opinión, podrían tener más interés:


1. “El Siglo Futuro”, Diario Católico Tradicionalista, Madrid, jueves 22 de junio de 1933.

En la sección “Hojas sueltas”, aparece una curiosa noticia titulada “El complot de Huérmeces”, firmada por un tal “Ciutti” (ver entrada en este mismo blog, de fecha 14 de julio de 2014)




2. ABC – Edición de Andalucía, Sevilla, 3 de agosto de 1933

En la sección Noticias/Necrológicas:

“Ha muerto, reconfortado con todos los auxilios de la Religión, el reverendo padre franciscano Angel Ortega, que dedicó su vida al apostolado y la ciencia. El virtuoso finado nació en Huérmeces (Burgos) el día 28 de febrero de 1871; ingresó en la Orden Franciscana, en la provincia de Cataluña, el 8 de septiembre de 1887; sacerdote el 22 de septiembre de 1894; a fines del siglo pasó a esta provincia de Andalucía, donde ha ejercido varios cargos honoríficos como definidor provincial, guardián y presidente, siendo últimamente vicario de este convento de San Buenaventura. Predicador elocuente, recorrió muchos pueblos andaluces y extremeños. Escritor profundo, culminó en su obra La Rábita. Fue asiduo colaborador del Archivo Iberoamericano, de Madrid, y actualmente era director de La Voz de San Antonio. A la venerable Comunidad de Padres Franciscanos de Sevilla, enviamos nuestro sentido pésame”.



3. En la web www.todoslosnombres.org de la Asociación Memoria Histórica y Justicia de Andalucía, encontramos los siguientes datos biográficos redactados por José Moreno Romero:

El teniente de Asalto don Ignacio Alonso Alonso falleció en Sevilla el día 18 de julio de 1936 víctima de los insurrectos que se sublevaron contra la República, defendiendo la legalidad establecida, a la que había prestado promesa de fidelidad el 26 de febrero de 1933



El teniente de Asalto Ignacio Alonso Alonso tenía cuarenta y cuatro años cuando fue muerto. Estaba casado con Francisca Herrera Simón y dejaba cuatro hijos llamados: Aurelio, Alonso, Bernardo e Ignacio. Había nacido el día 30 de julio de 1891 en Huérmeces, provincia de Burgos, hijo de Guillermo Alonso y Agustina Alonso…

… La familia del teniente de Asalto Ignacio Alonso Alonso lleva años intentando la dignificación de su figura. Sus nietas, de manera destacada Beatriz Alonso López, en contacto con el movimiento memorialista, pretenden la recuperación de su memoria a la vez que se dignifique su enterramiento junto a otros cientos existentes en fosa común del cementerio de San Fernando de Sevilla.

4. En las páginas 479 y 480 del número 861 de “La Semana Veterinaria”, Boletín profesional de la “Revista de Higiene y Sanidad Pecuarias”, editada en Madrid, de fecha domingo 25 de junio de 1933, encontramos:




 
“VACANTES: la Gaceta del 7 y 15 del corriente, publica como vacantes las siguientes plazas de inspectores municipales veterinarios para que, conforme a las disposiciones vigentes, sean provistas en propiedad. Las instancias, en papel de octava clase, deberán dirigirse, dentro de un mes a partir de la publicación de este anuncio en la Gaceta, al señor alcalde presidente del Ayuntamiento capitalidad del partido”...

… “Montorio, capital del partido veterinario integrado por éste ayuntamiento más los de Nidáguila, Masa, Quintanilla Sobresierra, Acedillo y Huérmeces, con una población total de 2.102 habitantes, presenta una vacante de inspector veterinario por defunción del anterior titular; la dotación anual de la plaza asciende a 2202,20 pesetas, con un censo ganadero de 4766 reses, más 314 reses porcinas sacrificadas en domicilios; sin servicio de marcado y pesado, con ferias y residencia en Montorio”.


5. En el libro “Los Cántabros antes de Roma”, de Eduardo Peralta Labrador, editado por la Real Academia de la Historia, Madrid 2003: en la página 126, dentro del capítulo titulado “Repartición y territorio”, al hablar del pueblo de los “moroecanos” o “moroicanos” encontramos:



…”La zona más sudoriental de Cantabria corresponde en realidad con esos castros que desde Amaya y Humada siguen en dirección sudeste las últimas estribaciones de la cordillera (castros de Icedo, Huérmeces, etc.)…

… En este caso habría que limitar el territorio de los moroecanos a la línea de castros situados entre Amaya, Humada, Icedo y Huérmeces, es decir, a los cántabros que limitan con la llanura burgalesa de los turmogos…

… lo que si puede señalarse es que esta zona de Icedo y Huérmeces parece coincidir teóricamente con los datos de Ptolomeo porque está a la altura de Virovesca (Briviesca) y al norte de Bravum (¿La Nuez de Abajo?) …”

“Notas a pie de página:
945: Sobre los castros de Icedo y Huérmeces: Abásolo, 1978; Abásolo y Ruiz, 1977, y Fraile, 1990
955: Sobre el mapa de Agripa: Klotz, 1931; Berthelot, 1933.


Con una palabra, una cifra y cinco simples golpes de ratón hemos descubierto que en Huérmeces hubo un complot tres años antes de la guerra, que no todos los nativos del pueblo lucharon en el mismo bando durante la misma, que hubo un tiempo en el que Huérmeces perteneció a Montorio (aunque solo sea pecuariamente), que también emigramos y evangelizamos a Andalucía y, sobre todo, que nuestros genes son … !cántabros¡

martes, 17 de marzo de 2015

El Urbel y "pi"



En 1996, un geólogo de la Universidad de Cambridge, Hans-Henrik Stølum, estudió la relación existente entre la longitud total del curso de un río y la distancia en línea recta entre el punto exacto de su nacimiento y el de su desembocadura.

Y llegó a una conclusión sorprendente: dicha relación (sinuosidad) venía dada, aproximadamente, por el conocido número “pi” (3,1416…). La evolución temporal de cualquier río lleva a que su sinuosidad promedio a lo largo del tiempo sea igual a π.

La fórmula de cálculo propuesta era la siguiente:

S = 2 L / D

En dónde L es la longitud total del curso del río, D es la distancia en línea recta entre su nacimiento y su desembocadura, y S es la referida relación entre ambas que, según Stølum, debería ser un número aproximado a “pi”.

Esta es la teoría. Para la práctica, tomemos prestado un río cualquiera, nuestro Urbel por ejemplo. Hace décadas, para medir con exactitud su curso, tendríamos que armarnos de paciencia e ir realizando mediciones parciales sobre un buen plano a escala suficiente (1:25.000 como poco).

Hoy, gracias al SIGPAC y otras herramientas de información geográfica, la tarea es menos ardua y, sobre todo, algo más precisa. Oficialmente, el curso del río Urbel mide 54,229 km (Confederación Hidrográfica del Duero) y, según varias enciclopedias y atlas regionales, unos redondeados 55 km (Wikipedia).

No nos fiaremos ni de unos ni de otros. Menos de media hora de mediciones parciales sobre el SIGPAC, tomando puentes y vados como principio y fin de cada tramo, y tenemos lo siguiente:

Inicio Tramo
Final Tramo
L (km) p
L (km) t
1
Manantial de Las Fuentes
Vado de Santa Cruz del Tozo
3,9
3,9
2
Vado de Santa Cruz del Tozo
Puente de La Piedra
1,8
5,7
3
Puente de La Piedra
Puente de Urbel
4,0
9,7
4
Puente de Urbel
Vado de Quintana del Pino
3,1
12,8
5
Vado de Quintana del Pino
Puente de La Nuez de Arriba
3,5
16,3
6
Puente de La Nuez de Arriba
Puente Cantarranas (Montorio)
1,7
18,0
7
Puente Cantarranas (Montorio)
Puente de Los Huertos (Montorio)
2,5
20,5
8
Puente de Los Huertos (Montorio)
Puente del Quemao (Montorio)
1,4
21,9
9
Puente del Quemao (Montorio)
Puente Carretera de Pantaleón
2,2
24,1
10
Puente Carretera de Pantaleón
Puente de Fuente La Hoz
2,5
26,6
11
Puente de Fuente La Hoz
Puente de Miguel (Huérmeces)
1,5
28,1
12
Puente de Miguel (Huérmeces)
Puente Vega (Huérmeces)
0,6
28,7
13
Puente Vega (Huérmeces)
Puente de La Pradera (Huérmeces)
0,8
29,5
14
Puente de La Pradera (Huérmeces)
Puente de La Venta (Santibáñez)
4,1
33,6
15
Puente de La Venta (Santibáñez)
Puente de La Vega (Santibáñez)
0,7
34,3
16
Puente de La Vega (Santibáñez)
Puente Carretera a Ros y Las Celadas
1,7
36,0
17
Puente Carretera a Ros y Las Celadas
Puente de La Nuez de Abajo
1,4
37,4
18
Puente de La Nuez de Abajo
Puente de Zumel
1,2
38,6
19
Puente de Zumel
Puente de Lodoso
2,3
40,9
20
Puente de Lodoso
Puente de Pedrosa de Río Urbel
2,3
43,2
21
Puente de Pedrosa de Río Urbel
Vado de Santa María Tajadura
3,3
46,5
22
Vado de Santa María Tajadura
Puente de la N-120 (Las Quintanillas)
2,2
48,7
23
Puente de la N-120 (Las Quintanillas)
Puente de San Lázaro (Tardajos)
2,1
50,8
24
Puente de San Lázaro (Tardajos)
Puente de Rabé de las Calzadas
1,1
51,9
25
Puente de Rabé de las Calzadas
Puente de Frandovínez
3,1
55,0
26
Puente de Frandovínez
Desembocadura en el Arlanzón
0,8
55,8
Total Río Urbel
55,8


El Urbel, a los pocos metros de su nacimiento
 Así que, según estas mediciones parciales sobre el SIGPAC, el curso total del río Urbel (L) mide, aproximadamente, 55,8 km.

Medir en el SIGPAC la distancia en línea recta (D) entre el lugar exacto de su nacimiento (Las Fuentes, en Fuente Urbel) y su desembocadura en el Arlanzón (Frandovínez) es más fácil pero menos preciso. A pesar de tratarse de una línea recta, al utilizar una escala menor (1:200.000) una diferencia milimétrica se traduce en una error considerable. Pero, tras varios intentos, conseguimos una media de mediciones de 37,5 km.

Aplicamos la fórmula mágica y…

S = 2 L / D = 2 x 55,8 / 37,5 = 2,9760

¡Por poco¡ Obviamente, no nos ha resultado “pi” (3,1416) pero por muy poco. ¿Qué ha fallado? La teoría.

El Urbel, en su desembocadura en el Arlanzón, en Frandovínez
 
La teoría del señor Stølum sólo sería aplicable a cursos de ríos que se encuentren en zonas tectónicamente estables a lo largo del tiempo: la cuenca media y baja del Amazonas, las llanuras del Ganges, o la tundra siberiana.

El curso alto y medio del Urbel atraviesa una zona que tiene de todo menos estabilidad tectónica (franja o banda plegada de Montorio-Ubierna, falla del Urbel-Ubierna, diapiro de Quintanilla Pedro Abarca), por lo que cualquier resultado cercano a “pi” sería mera casualidad.

Meandros del Urbel en su "sinuoso" curso medio-alto, entre Quintana del Pino y La Nuez de Arriba

Pero no nos conformemos con el Urbel. ¿Qué pasa con el resto de los ríos del entorno? ¿Y más lejos?

Otros ríos
L (km)
D (km)
S=2 L/D
Urbel
55,8
37,5
2,9760
Ruyales
25,2
22,0
2,2909
Hormazuela
41,9
37,0
2,2649
Ubierna
37,8
26,4
2,8636
Odra
65,0
52,1
2,4952
Talamillo-Urbel
75,0
42,5
3,5294
Rudrón
42,0
24,0
3,5000
Arlanzón
131,1
78,8
3,3274
Ebro
950,0
494,0
3,8462
Duero
897,0
490,0
3,6612
Tajo
1007,0
644,0
3,1273

Vemos que de todos los ríos del entorno es el Urbel el que más se aproxima a una sinuosidad “pi”. El Rudrón (S=3,5000) es un río más sinuoso que el Urbel, y el Odra, menos sinuoso (S=2,5294).

Entre ríos más grandes y lejanos, es el Tajo (S=3,1273) el que se aproxima más a la sinuosidad “teórica” ideal (S=3,1416). Y el Ebro, un río muy sinuoso (S=3,8462) entre Fontibre y Deltebre.

No ha sido posible, pues, demostrar que la teoría de Hans-Henrik Stølum funcione por estos lares. No importa, nos ha servido para echar unas cuentas.

Para ampliar información:

http://animalderuta.com/2014/04/08/pi-y-la-sinuosidad-de-los-rios/




El urbel, a la altura de Los Castillejos (La Nuez de Arriba)