sábado, 29 de octubre de 2022

La desaparecida iglesia de Santa Marina, en Llanillo de Valdelucio

Hace dos años, dediqué un post a la peculiar iglesia redonda de Llanillo (inaugurada en 1961), moderna construcción que se levantó debido a la ruina de la vieja iglesia, también dedicada a Santa Marina, y situada al norte del pueblo, algo separada del caserío.

En aquel post comenté que se había realizado un último intento por evitar la ruina completa de la vieja iglesia, llegándose a plantear un proyecto de reconstrucción y consolidación del edificio.

En el Archivo de la Diputación Provincial de Burgos guardan un curioso expediente al respecto, que contiene la documentación básica del proyecto, realizado por el arquitecto de la Diputación, Luis Martínez Martínez, y datado en octubre de 1957.


UNA MODESTA IGLESIA, SITUADA EN UN EMPLAZAMIENTO EQUIVOCADO

Gracias a uno de los documentos, unos planos en los que aparecen dibujados el alzado y la planta de la iglesia de Santa Marina, nos podemos hacer una idea aproximada del aspecto del desaparecido templo, justo en el momento en el que ya se había derruido parte de su nave y de su torre.






Se trataba de un templo de modesto tamaño, cuya nave única tenía unas dimensiones aproximadas de 8 x 20 metros; orientado canónicamente, con el ábside al este, la torre al oeste y la puerta de acceso al sur, protegida por un pórtico cubierto.

Al exterior, destaca su ábside recto, con un contrafuerte en su esquina meridional. La portada, protegida por un pórtico cubierto, se disponía en arco de medio punto, con tres arquivoltas. Podría tratarse de una portada románica o renacentista.

Al norte del edificio, junto a la torre, se encontraba adosado un cuerpo en cuya planta baja podría situarse el baptisterio, ya que aparece representada la pila bautismal. Desconocemos si este cuerpo disponía, en su parte superior, de la escalera de acceso a la torre, o bien si se accedía a esta por las escaleras del coro.

También adosado al muro norte del edificio, en el extremo opuesto, a la altura de la cabecera, se disponía la sacristía, con contrafuertes en sus dos esquinas.

La torre alcanzaba una altura de 16 metros, suponemos que con varios vanos para las campanas, aunque solo resulta visible el existente en la cara sur.

Aparentemente, existían canecillos, tanto en el alero del tejado de la nave como en la zona de la portada, parcialmente cubiertos por el pórtico. Desconocemos su labra y la calidad de la misma.

En el interior, aparecen un retablo mayor y dos colaterales, uno adosado al muro de la epístola y otro al del evangelio; adosado al primero de los muros, también aparece un púlpito. A los pies del edificio, bajo el cuerpo de la torre, se disponía el coro, tal y como era habitual en las iglesias de la zona. 

En el plano aparecen dos bóvedas de crucería, aunque sabemos que el coro también disponía de la suya.

Los vanos se concentraban en los muros meridionales, con una ventana alargada, que podría ser renacentista, a la altura de la cabecera; otra, adintelada, justo a la derecha del pórtico cubierto; y una última en los pies del edificio, quizás la encargada de iluminar la zona inferior del coro. También poseían vanos la sacristía, el baptisterio y el coro, este último de diseño desconocido.





También disponemos de una fotografía, datada en 1960, durante los trabajos de demolición del edificio, en la que se observa la esquina meridional de la cabecera, con su contrafuerte y ventana alargada, en arco de medio punto (quizás renacentista). También se aprecian los buenos sillares areniscos de la iglesia. La fotografía aparece en la publicación "Valle de Valdelucio. Apuntes históricos" de Joaquín Cidad Pérez (editada por Monte Carmelo, Burgos, 1986). En la misma publicación se afirma que la iglesia disponía de varios elementos de aparente origen románico.

Un aspecto destacado de esta vieja iglesia de Santa Marina es el de su anómala ubicación. Lejos de situarse en una zona elevada sobre el caserío del pueblo, como solía ser habitual en las iglesias de origen románico, esta de Llanillo se sitúa en una zona baja, muy cerca del arroyo de la Llana, de escaso caudal aunque sometido a periódicas crecidas. Al norte de la iglesia existía, además, una fuente, de la que se abastecía el pueblo antes de "la traída".
 

Planimetría de Llanillo (1923): la vieja iglesia, al otro lado del arroyo de la Llana



No debía de resultar sencillo ni barato el mantenimiento de una iglesia situada en una ubicación baja con respecto al entorno, con problemas de drenaje del agua de lluvia y sometida a un constante exceso de humedad en su muros y fundamentos. Más pronto que tarde, estos problemas de humedad acaban por afectar a la estabilidad de muros y cubiertas.

La presencia del cementerio, adosado al muro septentrional de la iglesia, tampoco ayudaría a la evacuación de aguas pluviales. Por si todo lo anterior no resultara suficiente, una colada ganadera, la denominada "Cañada de Llanillo" pasaba junto al lado occidental de la iglesia.

Quizás, el emplazamiento original de Llanillo se situara alrededor de la iglesia y la fuente; cuando la ruta de Burgos a Aguilar comenzó a adquirir importancia, el caserío se desplazó hacia el sur, a la vera de la futura carretera de Aguilar, dejando sola a la iglesia, tal y como sucedió en otros pueblos (Mata de Sobresierra, por ejemplo).

El caso es que la iglesia de Llanillo se situaba en una zona muy castigada por la humedad, lo que comprometía su supervivencia desde el mismo momento de su construcción.


MTN50, H 134 (1936): la iglesia, la fuente, el arroyo y la colada


En los viejos tiempos, Llanillo, situado a unos 950 metros de altitud, presentaba unos registros pluviométricos importantes, concentrados en otoño e invierno, y con copiosas nevadas y heladas extremas. Otro motivo más para elegir con cuidado la ubicación de un edificio.

Por último, considerando que Llanillo siempre fue un pueblo de reducido tamaño, por lo que sus arcas pedáneas nunca resultarían suficientes como para acometer periódicas obras de mantenimiento en la iglesia.



UN PRIMER PROYECTO DE CONSOLIDACIÓN

En el expediente encontramos un presupuesto de "consolidación" de fecha 7 de diciembre de 1955, que parece indicar que ya para entonces habían comenzado los intentos por salvar al viejo edificio religioso. 

El presupuesto está firmado por Juan Usabiaga, un contratista guipuzcoano afincado en la capital provincial desde los años veinte, y gerente de la empresa "Construcciones Luis Olasagasti". Su importe total alcanza la cifra de 57.852 pesetas, y sus partidas más importantes son las siguientes:


  • sustitución de la viga de madera que existe sobre las bóvedas del coro; sobre dicha viga descansa la torre de la iglesia, en inminente peligro de derrumbamiento; se sustituirá por una viga de hormigón armado muy consistente (8 m de longitud), para coger al aire la torre, colgar las bóvedas y atirantar los muros; también se colocarán otras dos vigas de las mismas dimensiones sobre los arcos y bóvedas para atirantado de muros y coger los tejados al aire. Se haría un zuncho de hormigón armado para el atirantado de la torre. Toda esta partida de obra alcanza el importe de 22.340 pesetas.
  • saneamiento general del edificio: la iglesia se encuentra en una pequeña hondonada y carece de desagüe, provocando el estancamiento de las aguas pluviales, que alcanza una altura de 40-50 cm en el interior de la iglesia; se ha de realizar un pozo séptico con una profundidad de 4-5 metros; se levantará 40 cm el pavimento de la iglesia y el de la entrada, siendo necesario el rasgado del arco de entrada, así como la instalación de una nueva puerta de madera. Alcanza toda esta partida el importe de 21.312 pesetas.
  • saneamiento exterior y remates finales: recogiendo las aguas del pozo séptico, con cuneta y acera para evitar que penetren las aguas de lluvia; gradas de piedra en la entrada; recibir las grietas de paredes y bóvedas y blanqueo de todo el interior. Importe de la partida: 12.200 pesetas.
  • transporte de los materiales desde Burgos: 1.500 pesetas.
  • IMPORTE TOTAL57.852 pesetas.
  • Nota: tanto la grava como la arena necesarias serán puestas por el pueblo al pie de la iglesia.

No se trataba de un presupuesto excesivamente alto aunque, tal y como se encontraba la iglesia, cualquier demora en la realización de las obras podría ocasionar el derrumbe de parte del edificio, lo que dispararía los costes de reconstrucción y consolidación.

DOS ESCRITOS DEL CURA DE LLANILLO

PRIMER ESCRITO: AL VICARIO GENERAL

Por los mismos días de la realización del "presupuesto de consolidación", con fecha 27 de diciembre de 1955, se produce un primer escrito del cura párroco de Llanillo, en esta ocasión dirigido al Vicario General de la Archidiócesis de Burgos.

En el escrito, el cura párroco de Llanillo manifiesta que se han producido desprendimientos en las bóvedas, que la iglesia está cerrada al culto, y que urge la realización de un nuevo edificio, haciendo referencia a la existencia de un proyecto, al amparo de "Regiones Devastadas".

Suponemos que el párroco se refiere a la solicitud de aprobación del proyecto por parte de la denominada Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones, muy activa en aquellos años en la reconstrucción de edificios religiosos dañados por la guerra. Obviamente, era difícil la inclusión de la iglesia de Llanillo en las actuaciones de "Regiones Devastadas".

Por el interés del documento, reproduzco literalmente el escrito del párroco de Llanillo que, en aquellos tiempos, era el sacerdote farol Andrés Crespo Díaz-Ubierna, que ocupó la plaza durante nueve años (1951-1959).


Ilmo. Sr.: Al tanto ya del estado ruinoso de la iglesia parroquial de este pueblo, llegó lo que esperábamos, el desmoronamiento paulatino de las bóvedas, y que ya no es posible atajar. El culto y la permanencia del Santísimo se hace del todo imposible; estos días, por su solemnidad, aunque con peligro, sí, la habilitaremos. Lugar digno para ejercer el culto no creo pueda improvisarse en el pueblo. Iglesia de nueva planta en proyecto, acogiéndonos a "Regiones Devastadas". Espero me diga sobre mi determinación y solucionar mi situación al tener único servicio "Respenda de Aguilar", y este de la Diócesis de Palencia. Suyo afectísimo: Andrés Crespo Díaz-Ubierna.




El destinatario de la carta era el entonces Vicario General de la Archidiócesis de Burgos, Buenaventura Díez Díez, que permaneció 21 años en el cargo (1949-1970), buena parte de ellos a la vera del Arzobispo Luciano Pérez Platero (1944-1963).


SEGUNDO ESCRITO: AL ARZOBISPO

Apenas tres meses más tarde, con fecha 22  de marzo de 1956, se produce un segundo escrito del párroco, en esta ocasión dirigido ya al propio Arzobispo de Burgos, Luciano Pérez Platero, y firmado también por el alcalde pedáneo de Llanillo, Fortunato Poza.

El párroco manifiesta que, a juicio tanto de él como de los veinte vecinos del pueblo, sería preferible que se desechara la idea de reconstruir la arruinada iglesia de su pueblo, optando por levantar una nueva iglesia parroquial; y expone los motivos principales para dicha preferencia:

  • los costes de reparación de la arruinada iglesia serían tan altos como los de construcción de una nueva
  • la situación de la vieja iglesia, alejada del pueblo [200 m al norte del caserío] y con un arroyo por medio, sufriendo periódicas avenidas que imposibilitan la asistencia al culto por parte de los vecinos 
  • los graves problemas de humedad que presenta el edificio, resultando "del todo insano", ya que en muchas ocasiones el interior de la iglesia presenta una lámina de agua de 12 cm de altura, debido a que se encuentra en una hondonada, rodeada de terrenos que la superan claramente en altura


Vuelo americano, 5 de junio de 1957


Finaliza el escrito del párroco afirmando que los veinte vecinos del pueblo estarían dispuestos a prestar ayuda personal y económica para lo que finalmente resultara.

EL PROYECTO DE RECONSTRUCCIÓN Y CONSOLIDACIÓN

El proyecto definitivo tiene fecha de septiembre de 1957, y está firmado por el "arquitecto provincial y diocesano", Luis Martínez Martínez.

En la Memoria se aclara el estado de la iglesia de Llanillo: "en su casi totalidad derruida, por su lamentable estado hasta el extremo de hallarse suspendido el culto, por su peligro a continuados desprendimientos de muros y elementos fundamentales de su estructura, y agravado recientemente por haberse desprendido todas las bóvedas del coro, y parte grande de la coronación"

Todo ello obligó a redactar un proyecto con carácter de urgencia, rectificando notablemente las partidas del presupuesto anterior, que databa de diciembre de 1955, y al que ya hemos hecho referencia.

Las cuatro partidas principales del proyecto serían las siguientes:

  • Apeos de las partes principales de la construcción, por existir el riesgo cierto de derrumbe: torre, bóvedas y muros arruinados
  • Reconstrucción de muros, bóvedas y cubiertas, con la ejecución de varias vigas de hormigón armado
  • Acondicionamiento de la cubierta general, con aprovechamiento de las partes aceptables
  • Saneamiento interior y exterior, para alejar las humedades del terreno y las aguas pluviales
  • Remate de muros aprovechables, con rejunteo exterior y blanqueo interior

Quizás sea el Presupuesto el documento más interesante del proyecto, ya que nos da una idea de la envergadura y coste de las obras propuestas. Si el presupuesto de consolidación del año 1955 alcanzaba el importe de 57.852 pesetas, este de reconstrucción y consolidación de 1957 cuadruplica el importe, al alcanzar un total de 201.078 pesetas. Justifican la diferencia los derrumbes acaecidos entre la elaboración de uno y otro.

El presupuesto, detallado por partidas, se resume en las cifras siguientes:

  • Apeos: 13.800 pesetas
  • Reconstrucción de muros, bóvedas y cubiertas: 131.518 pesetas
  • Saneamientos exterior e interior: 34.060 pesetas
  • Varios (canalones, bajantes, recibido de grietas, acondicionamiento de fachadas, transporte de materiales): 21.700 pesetas

A título de curiosidad, cabe hacer referencia a un escrito del arquitecto provincial y diocesano, Luis Martínez Martínez, dirigido al párroco del pueblo, fechado el 19 de octubre de 1957, por el que aquel solicita información relativa al estado de la iglesia, por medio de fotografías, croquis o lo que el párroco considere, y que dicha información se la envíe con carácter de urgencia, por medio de alguno de los maestros que prestan sus servicios en Llanillo o pueblos del entorno. 

Desgraciadamente, en el expediente no se guardan las posibles fotografías de la iglesia, enviadas al arquitecto por el cura párroco.

En el escrito, el arquitecto manifiesta que "hace pocos días me encomendaron preparar el expediente para solicitud a Regiones Devastadas", así como que no ha podido desplazarse a Llanillo por "estar desde hace unos días en cama".

Da la impresión de que el proyecto se realizó a marchas forzadas, apurado por los plazos para su inclusión en la convocatoria del año a la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones, entidad administrativa que, además, fue suprimida ese mismo año 1957.


NI CONSOLIDACIÓN NI RESTAURACIÓN: IGLESIA DE NUEVA PLANTA ... REDONDA

Para entonces, la suerte de la vieja iglesia de Santa Marina estaba más que echada. El avanzado deterioro del edificio, los elevados costes de reparación, la predilección de párroco y pueblo por el levantamiento de una nueva iglesia en otro lugar más cercano y apropiado, las limitaciones presupuestarias de la época (que ocasionaron el abandono de proyectos tales como la culminación de las obras del ferrocarril Santander-Mediterráneo o de la variante del puerto del Escudo), la desaparición de la D.G. de Regiones Devastadas, el entonces incipiente movimiento religioso-arquitectónico en pro de nuevas construcciones de corte "moderno", junto con escaso aprecio por los pequeños templos rurales que no pertenecieran al románico más evidente...

Cuatro años más tarde, el 24 de octubre de 1961, se inauguraba la la nueva iglesia de Santa Marina, de planta circular, y levantada en muy poco tiempo en una parcela situada al lado de la carretera de Aguilar, en el extremo occidental del caserío, sin arroyo alguno de por medio. Oficialmente, la nueva iglesia costó 330.000 pesetas, y eso que la demolición de la vieja, para aprovechamiento de sus mejores sillares de piedra arenisca, corrió a cargo de los vecinos del pueblo, mediante la figura de prestación personal de trabajo. Los vecinos también colaboraron en las labores de transporte y labrado de las piedras reutilizadas.

En la inauguración de la nueva iglesia estuvieron presentes las autoridades religiosas de la época, encabezadas por el obispo auxiliar, Demetrio Mansilla Reoyo, y el vicario general, Buenaventura Díez Díez; también acudió al acto una representación de los párrocos del arciprestazgo de Los Ordejones (al que pertenecía entonces Llanillo).

El que no pudo asistir a la inauguración fue Andrés Crespo Díaz-Ubierna, el sacerdote farol que fue párroco de Llanillo durante los años anteriores; años de escritos a las autoridades diocesanas, de proyectos de consolidación y contraproyectos de reconstrucción, de solicitudes a regiones devastadas, de desprendimientos de bóvedas y muros, de avenidas y humedades, de un pueblo sin iglesia abierta al culto... Y es que Andrés había partido hacia su nuevo destino, en la diócesis de Huelva, dos años antes de la inauguración de la iglesia redonda de Santa Marina.


Google Maps (junio 2019)


PNOA, 23-08-2020: el solar de la vieja iglesia, justo al sur del trazado de la Autovía de Aguilar (A-73)

Solar de la desaparecida iglesia de Santa Marina; al fondo, la autovía de Aguilar


NOTAS

Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones (1938-1957): nació en plena guerra civil, con el carácter de "Servicio Nacional", con el objetivo de reconstruir edificios públicos y religiosos, infraestructuras y monumentos dañados, en la zona nacional, por el conflicto bélico. En 1939 pasó a ser una Dirección General dentro del Ministerio de la Gobernación. Fue disuelto en 1957, al pasar sus competencias al Ministerio de la Vivienda.


Andrés Crespo Díaz-Ubierna (Huérmeces, 1917 - Huelva, 1983): párroco de Llanillo entre 1951 y 1959. Ordenado sacerdote en 1943, celebró su primera misa, en la iglesia de su pueblo natal, el 30 de junio de aquel año. Llegó a Llanillo, procedente de Fresno de Río Tirón, en julio de 1951. Además de párroco de Llanillo, servía también a los pueblos vecinos de Respenda de Aguilar y Villaescobedo, el primero perteneciente a la diócesis de Palencia. A finales de la década, partió hacia la diócesis de Huelva, dónde prestó sus servicios durante 23 años, primero en Minas de la Concepción y luego, durante 18 años, en Zalamea la Real. Falleció en 1983, a los 66 años de edad, en la Residencia Sacerdotal de Huelva.


Luis Martínez Martínez (Madrid, 1902-Burgos, 1982)

Arquitecto que desempeñó su carrera profesional en Burgos entre los años treinta y sesenta del pasado siglo. Ocupó los cargos de arquitecto provincial y diocesano.

Procedente de Madrid, Luis Martínez llegó a Burgos en abril de 1930, al ser nombrado arquitecto provincial por parte de la Diputación. Durante la década de los años treinta participó en multitud de proyectos auspiciados por la Diputación, tanto en la ciudad como en diversas localidades de la provincia (Cerezo de Río Tirón, Aranda de Duero, Castrillo Mota de Judíos, Briviesca). También realizó encargos particulares de cierto interés.

A partir de los años cincuenta también ocupó el cargo de arquitecto diocesano, participando en diversos proyectos bajo iniciativa del Arzobispado, alguno de ellos de gran entidad.

Entre el abundante catálogo de obras en las que participó como arquitecto principal destacamos las siguientes:


  • "Casa del Barco" (1939), sito en la calle Vitoria nº 57, esquina con la Avenida de Cantabria. Una auténtica curiosidad, y de indudable encanto, levantada en unos años de difíciles coyunturas económica y social.



  • Instituto Provincial de Sanidad (1955), hoy Servicio Territorial de Sanidad, en el Paseo de la Sierra de Atapuerca; se levantó en el solar ocupado por el antiguo mercado de ganados de San Lucas.



  • Seminario Mayor Diocesano de Burgos (1961), de estilo neo-escurialense, tan en boga en aquellos años; situado en la falda del Castillo, el edificio está hoy ocupado por el Hotel Abba Burgos (ala este) y por la sede central de la Universidad Isabel I de Castilla



  • reforma y ampliación de la iglesia de San Pedro y San Felices, en Burgos (1963), levantada en estilo neo-gótico, quedando la nave gótica original como brazo transversal de la nueva planta de cruz latina.



  • Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves (1963), en la Barriada Illera. En la construcción del edificio participaron los vecinos de la barriada, bajo la entonces frecuente figura de prestación personal.




FUENTES






Archivo de la Diputación Provincial de Burgos (MOSA): Signatura LMM-2-15. Proyecto de reconstrucción y consolidación de la iglesia parroquial de Llanillo de Valdelucio, del arquitecto Luis Martínez Martínez, fecha inicial 7 de diciembre de 1955, fecha final 19 de octubre de 1957. El expediente consta de los siguientes documentos:

  • presupuesto de consolidación, firmado por Juan Usabiaga, de fecha 7 de diciembre de 1955
  • escrito del cura párroco dirigido al vicario general de la diócesis, de fecha 27 de diciembre de 1957
  • escrito del cura párroco, firmado también por el alcalde pedáneo, dirigido al arzobispo de Burgos, de fecha 23 de marzo de 1956
  • escrito del arquitecto provincial y diocesano dirigido al párroco de Llanillo, de fecha 19 de octubre de 1957
  • Proyecto de consolidación y reconstrucción, firmado por Luis Martínez Martínez: memoria, planos y presupuesto (borradores y escritos finales), fechado en septiembre de 1957



sábado, 15 de octubre de 2022

Huérmeces 1966: 200 habitantes, 33 labradores


A mediados de los años sesenta del pasado siglo, Huérmeces, al igual que el resto de pueblos del entorno, se encontraba inmerso en el drástico proceso de despoblamiento que ocasionó que, en el plazo de apenas un cuarto de siglo (1950-1975), perdiera dos tercios de su población; fue el luego denominado "éxodo rural". El excedente de mano de obra en el campo se trasladó, a marchas forzadas, al ávido mercado laboral de las grandes ciudades y su explosiva industrialización.


Huérmeces: población de hecho 1950-1975


Lógicamente, este declive demográfico se vio correspondido por un también drástico descenso en el número de labradores, o de lo que hoy llamamos "explotaciones agrarias". 


Huérmeces; número de labradores 1950-1980


Así tenemos que, en el año 1950 trabajaban en Huérmeces 50 labradores, mientras que durante la década siguiente las bajas registradas fueron mínimas (47 labradores en 1955 y 45 en 1960); el gran salto se inicia durante el quinquenio siguiente: en 1965 ya solo quedan 33 labradores; y sobre todo, en el siguiente, ya que en 1970 únicamente existen 16 labradores; durante la década siguiente, ya quedaba poco que rascar, y únicamente se producen siete bajas, de manera que en 1980 se contaban 9 labradores.

En tan solo veinte años (1960-1980), el número de explotaciones agrarias se había reducido, exactamente, a la quinta parte. La emigración de unos, y la jubilación sin relevo generacional de otros, habían originado esta debacle.

Durante aquellos años, mi abuelo ocupó el puesto de presidente de la Hermandad de Labradores y Ganaderos del pueblo. Entre los abundantes "papeles de la Hermandad" de esa época, aparece algún documento curioso, que nos puede servir para realizar una pequeña fotografía del Huérmeces agrario de aquellos tiempos de cambio.

Uno de los más curiosos "papeles" data del año 1966 y consiste en dos listados con la relación de labradores que solicitan abonos minerales a través de la citada Hermandad. En las tierras cerealistas de secano se abonaba, principalmente, en dos ocasiones: en la sementera (abonado de fondo) y en primavera (abonado de cobertera). Los listados datan de 22 de septiembre de 1966 (suponemos que para el abonado de fondo) y de 29 de enero de 1966 (suponemos que para el abonado de cobertera).

Para los intereses del presente post, he preferido fusionarlos en un solo listado, señalando en verde los abonos comerciales solicitados para el abonado de fondo (Súper, Amoniaco y "Ternacros"; abonos N-P-K) y en amarillo los utilizados en abonado de cobertera ("Ibernitro" y "Amonitro"; nitrato amónico cálcico 26-27% N)




Desconozco si, para ese año 1966 (que comprende dos campañas cerealistas diferentes) existieron otros listados adicionales, ocasionados por reajustes de campaña, errores u omisiones. 

Por ejemplo, en estos dos listados de 1966 se echa en falta a dos labradores (Daniel y Julio), quizás debido a que ambos no tramitaron la petición a través de la Hermandad, o lo hicieron en otro momento.

Suponemos que la petición de abono se corresponde con el tamaño de cada explotación agrícola, esto es, con el número de hectáreas cultivadas por cada labrador, aunque ya señalamos que no hay constancia de que estos listados sean totales.

Nos encontramos en los tiempos inmediatamente anteriores a la concentración parcelaria y en los inicios del proceso de mecanización, con la llegada de los primeros tractores. El primer tractor había llegado hacia el año 1958 (un Lanz) y, para el año 1966, ya existían unos seis tractores en el pueblo (Zetor, Barreiros, Super Ebro, Nuffield).

Lógicamente, las explotaciones de mayor tamaño eran las trabajadas por labradores propietarios de aquellos primeros tractores (Maximiliano, Ismael, Lorenzo, Avelino, Ramiro y Daniel), aunque también se daba el caso de labradores que trabajaban suficiente terrazgo y que aún tardarían algún año en adquirir uno (Mauro, Javier, Fidel y Jesús).


Huérmeces: número de labradores (1966) por rango de edad



En el extremo opuesto, encontramos labradores a los que, por su avanzada edad, ya no les merecía la pena realizar el esfuerzo de adaptación a las nuevas técnicas y máquinas agrícolas.

Si contemplamos el gráfico de barras por edades, en el que se encuadran los 33 labradores existentes en el Huérmeces de 1966, observamos que casi dos tercios de aquellos (19) eran mayores de 50 años. Únicamente 14 labradores tenían una edad inferior a 50 años.

Por otra parte, también se daba el caso de personas aún jóvenes pero con la idea de emigrar ya en sus planes de futuro, bien porque poseían escaso terrazgo, bien porque se trataba de personas con una ocupación principal diferente a la agricultura.

De todas formas, en aquel año de 1966, la pirámide de población de Huérmeces aún no presentaba la estructura típica de una población envejecida:


Huérmeces: población de hecho (1966) por rango de edad


En el gráfico de barras observamos como el 31% de la población tenía una edad inferior a los 18 años; y únicamente el 20% era mayor de 60 años. La escuela funcionaba con alumnos suficientes, el sorteo de quintos implicaba a varios jóvenes cada año, el rito de amojonamiento se realizaba con normalidad, y en el pueblo aún existían varios oficios diferentes al de labrador: carnicero, zapatero, sastre, tres cantinas, herrero, carpintero y dos transportistas. Y los puestos de maestro, maestra, médico, secretario y cura se encontraban cubiertos. La cabaña ganadera del pueblo era atendida por cuatro pastores y sobre el Úrbel aún funcionaban dos molinos (Alba y Cigatón).
 
En caso es que, catorce años después (1980), de aquellos 33 labradores que trabajaban la tierra en 1966, únicamente 9 continuaban con la actividad agrícola, y todos ellos poseían tractor.   

Aparte del proceso de mecanización agraria, durante aquellos años se produjo otra "revolución" en la manera de cultivar las tierras: la generalización del uso de abonos minerales. La drástica disminución de la cabaña ganadera había ocasionado que los antaño abundantes abonos animales, a base del estiércol procedente de bueyes, mulos, asnos, cabras y ovejas, fueran sustituidos por los más cómodos abonos minerales. Es cierto que el Nitrato de Chile venía usándose hace tiempo pero, básicamente, el abonado utilizado era el procedente de los residuos de origen animal.

Los agricultores comenzaron a familiarizarse con nuevas palabras, conceptos y marcas comerciales, tanto en abonos como en productos fitosanitarios: nitrógeno, fósforo y potasio; abonos complejos (N-P-K); magnesio, calcio, cobre; superfosfatos; abonado de fondo; abonado de cobertera; nitrato amónico cálcico; nitrógeno en forma nítrica y en forma amoniacal; sulfato de cobre; Amonitro; Ibernitro; Unión Española de Explosivos; Nitratos de Castilla (NICAS); Ternacros; Sociedad Anónima Cros; ....


PAPELES DE ÉPOCA: FACTURAS Y NOTAS DE "MINERALES"







En los dos últimos documentos, correspondientes a una factura y la reclamación del pago de su importe, tramitadas por la Unión Territorial de Cooperativas del Campo de Burgos, y con cargo a la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos de Huérmeces, nos pueden llamar la atención dos pequeños detalles:

  • la leyenda, usual entonces, insertada inmediatamente antes de la fecha y la firma: "Por Dios, España y su Revolución Nacional-Sindicalista". Tiempos revolucionarios aquellos, sin duda, sobre todo en el mundo del abonado de cereales
  • la firma, por la Unión Territorial, de su gerente: "Francisco Franco"; no se dejen impresionar, se trata de otra persona, y de rango claramente inferior al de la que ustedes imaginan

Los otros tres documentos se refieren a:

  • dos facturas de un pedido personal de abonos por parte de dos labradores de la época (años 1961 y 1963)
  • una nota de pedido de abono (nitrato amónico cálcico 26%N) por parte de la Hermandad (año 1966)

SACOS DE "MINERAL"

Hace tiempo que estos sacos, generalmente fabricados en rafia, resultan muy cotizados como elemento "vintage", utilizados para forrar sillas, banquetas y pequeños asientos. 





ANUNCIOS DE "MINERALES"





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sábado, 1 de octubre de 2022

La cabaña ganadera de Huérmeces y el arbitrio de tránsito (1959)


En el archivo municipal de Huérmeces se guarda un documento del año 1959 titulado: "Reparto confeccionado por este Ayuntamiento, basado en la ordenanza de arbitrio de tránsito de animales domésticos por vía pública"

El documento, de cuatro páginas, recoge la relación de todos los vecinos propietarios de alguna cabeza de ganado de las especies caballar, mular, asnal, vacuna, lanar y caprina. El objeto de dicha relación es claramente recaudatorio, ya que cada vecino tenía que abonar una tasa, denominada arbitrio de tránsito, por cada cabeza de ganado que circulaba por calles, caminos y veredas, en virtud del desgaste y ensuciamiento que dicho tránsito ganadero ocasionaba en los viales.

La tasa aplicada (anualmente) alcanzaba los importes siguientes:

  • 50 pesetas por caballo
  • 25 pesetas por mulo o buey
  • 20 pesetas por asno
  • 10 pesetas por cabra
  • 3 pesetas por oveja

Sorprende la tasa relativamente baja aplicada al ganado ovino, bien porque se consideraba que ensuciaba y desgastaba poco los viales (?), bien porque era la cabaña más numerosa con diferencia, y no se quería grabar en exceso a los vecinos, casi todos dueños de un buen número de ovejas. El ganado caprino, por el contrario, y aunque el tamaño medio de una cabra resulte similar al de una oveja, tributaba tres veces más que el ovino; quizás el motivo sea el mismo, había muchas menos cabras que ovejas y, por lo tanto, podía grabarse más cada cabeza.

La recaudación total de este "arbitrio de tránsito" alcanzaba la nada desdeñable cifra de 15.206 pesetasEl importe medio pagado era de unas 220 pesetas por vecino y año. 


Recibo del pago del Arbitrio de tránsito (1963)


Dentro de este "censo" ganadero no aparece porcino alguno, ya que es de todos conocido el hecho de que este ganado se cría en cautividad, por lo que no causa desgaste ni ensuciamiento de calles, caminos y veredas. Cada familia solía poseer uno o dos "cochinos" en la "corte" respectiva.

La importancia relativa de este documento radica en el hecho de que nos ofrece una curiosa fotografía del Huérmeces ganadero de 1959:






 

Aquel Huérmeces ganadero de 1959 se resume en las cifras siguientes:

  • 23 caballos: cuyos propietarios eran 21 vecinos; los mayores propietarios eran Bienvenido y Dionisio, con dos caballos cada uno 
  • 33 mulos: propiedad de 16 vecinos, el mayor propietario -lógicamente- era el tratante de ganado (Gil), que poseía 10 mulos; Bienvenido tenía 5 mulos y Daniel, 3  
  • 46 asnos: propiedad de 36 vecinos, uno de los cuales (Joaquín, molinero) tenía 4, y otro (Bienvenido), tenía 3
  • 164 vacunos (bueyes, en su mayor parte): casi todos los 47 vecinos propietarios de cabezas de vacuno solían tener dos parejas de bueyes y alguna que otra vaca lechera; una vez más, el mayor propietario ganado vacuno era Bienvenido, con 7 cabezas 
  • 282 cabras: los 65 vecinos propietarios de ganado caprino poseían una media de 4 cabras cada uno; Bienvenido (10 cabras), Luis el médico (9) y Daniel (9) eran los mayores propietarios 
  • 1797 ovejas: los 48 vecinos propietarios de ganado ovino poseían una media de 37 ovejas cada uno; los mayores propietarios eran Eduardo (65 ovejas), Daniel (58), Francisco (57), Ildefonso (57), Jesús (55) y Ramiro (55)


Por otra parte, en ese año 1959, Huérmeces alcanzaba una población de 293 habitantes, muchos más que once años después (1970, 133 hab) y menos que nueve años antes (1950, 338 hab). Lejos, en todo caso, del máximo poblacional, registrado en 1910 (435 hab).

Entre los 69 vecinos que poseían algún tipo de ganado encontramos a seis pastores (Sabino, Delfín, Gregorio, Jerónimo, Rufino y Máximo), tres molineros (Joaquín, Agapito y Aquileo), tres taberneros y/o transportistas (Valeriano, Ángel y Joaquín), un sastre (Julián), un cazador-apicultor (Heliodoro), un carnicero (Santos), un zapatero (Lorenzo), un médico (Luis), un tratante (Gil), un herrero (Dionisio) y un carpintero (Benjamín). Los vecinos restantes, propietarios de ganado, eran labradores.

Existía algún vecino que, quizás por la propia naturaleza de su ocupación principal, no era propietario de cabeza alguna de ganado; ese era el caso del cura (Alejandro), maestro (Emilio), maestra (Victoria), secretario (Cipriano), sastre jubilado (Mariano), y algún que otro labrador también jubilado.




Era por entonces alcalde de Huérmeces Laurentino Arce, que firmó en primer lugar la relación completa de vecinos sujetos al arbitrio de tránsito; firmaron también el secretario, Cipriano Ramos, y los concejales Avelino Bárcena y David Alonso.

En Huérmeces, a 15 de octubre de 1959.


Laurentino Arce Bartolomé (Villahernando, 1905-Burgos, 1990): alcalde de Huérmeces durante siete años (1952-1959)

Cipriano Ramos Castrillo (Castrillo Solarana, 1919): secretario municipal de Huérmeces durante 36 años (1948-1984); los tres últimos años, fue secretario de la agrupación de municipios formada por Las Hormazas y Huérmeces

Avelino Bárcena Villalvilla (Hces, 1923-2007): concejal durante varios años (1952-1970) y alcalde durante cuatro (1975-1979)

David Alonso Güemes (Hces, 1924-1964): concejal durante diez años (1952-1962)


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