sábado, 27 de mayo de 2023

Julián Díaz-Ubierna, "el alcalde de Huérmeces" (1895-1912)


Durante los últimos años del siglo XIX y primeros del XX, los alcaldes no duraban mucho. Entre otras cosas, porque se celebraban elecciones municipales cada dos años, renovándose la mitad de los concejales y originándose, por lo tanto, un continuo baile de alcaldes. 

En Huérmeces, por ejemplo, entre 1861 y 1895, larga es la relación de vecinos que desempeñaron el cargo de alcalde: Antonio García-Tudanca, Blas Alonso, Victoriano Varona, Fabián Valderrama, Fulgencio Gallo, Manuel González, Fabián Díez, Eusebio Villanueva, Simón Díaz-Villalvilla, Antonio García González, Antonio Díaz-Ubierna, Eusebio Girón, Mariano Hidalgo, Lorenzo Alonso, Justo Villalvilla, Florentín Ubierna y Lorenzo Ubierna. Diecisiete alcaldes en 34 años, y eso que alguno de ellos desempeño el cargo en varias ocasiones.


El viejo edificio del Ayuntamiento de Huérmeces


Por eso, sorprende encontrarse con uno que se mantuvo en el cargo durante casi 17 años ininterrumpidos. En la sesión del pleno del 1 de julio de 1895, en la que se elegía la nueva corporación municipal, resultante de las últimas elecciones municipales, fue elegido nuevo alcalde el hasta entonces concejal Julián Díaz-Ubierna. Y esta ceremonia se repetiría con idéntico resultado en ocho ocasiones más, durante los 17 años siguientes. 


UNA FAMILIA MUY FAROLA

Julián Díaz-Ubierna nació en Huérmeces el 28 de enero de 1863, siendo el cuarto de los seis hijos nacidos del matrimonio formado por Antonio Díaz-Ubierna Varona y Felisa García González.

Los cuatro abuelos de Julián eran naturales de Huérmeces, aunque la rama paterna extendía su "farolidad" a la mayor parte de la generación anterior, mientras que la rama materna lo hacía en menor proporción. 

El padre de Julián, Antonio Díaz-Ubierna Varona, era uno de los mayores propietarios de tierras en el Huérmeces de la segunda mitad del siglo XIX. Aparece en varios listados de mayores contribuyentes durante la década de 1860, calificación aquella que le otorgaba el derecho a votar, ya que por entonces solo podían hacerlo los "ricos", los curas y algunos cargos públicos.

El 8 de enero de 1887, a la edad de 23 años, Julián contrajo matrimonio con María del Carmen Ortega Pérez (Ros, 1861). La boda, tal y como dictaba la tradición, se celebró en el pueblo de la novia. Julián y Mª Carmen no tuvieron descendencia. 


ALCALDE DE HUÉRMECES DURANTE DIECISIETE AÑOS

En la ya referida sesión del pleno del Ayuntamiento de Huérmeces de 1 de julio de 1895, Julián se convirtió en alcalde de Huérmeces a la relativamente temprana edad de 32 años, sustituyendo a Lorenzo Ubierna Arribas, que había ejercido el cargo durante el año anterior.

Con la ley electoral vigente en aquellos tiempos, cada dos años debía renovarse la mitad de los concejales electos en cada convocatoria electoral. Por lo tanto, cada dos años podía producirse un cambio de alcalde, elegido por votación entre los concejales. En la práctica, los cambios de alcalde solían producirse con mayor frecuencia que la bianual, ya que las dimisiones por problemas de salud o personales solían ser frecuentes. Julián resultó elegido durante los diecisiete años siguientes.

Según las actas de las sesiones del pleno, el primer conflicto serio al que tuvo que asistir el nuevo alcalde llegó seis años y medio después, a mediados de diciembre del año 1901. En el Diario de Burgos aparece publicada la siguiente reseña:


Diario de Burgos, 16 de diciembre de 1901


En la reseña no se aclara el motivo de la actitud agresiva de un grupo de faroles y pellejeros pero, por reseñas de años anteriores, tales actitudes solían responder a la suspensión de eventos festivos; suspensión de festejos que, generalmente, estaba originada por motivos de salud pública (brotes de enfermedades infecto-contagiosas).

A título de ejemplo, podemos citar que, nueve años antes (24 de enero de 1892), se había producido el apedreamiento de la casa del médico, al promover éste la suspensión de los actos lúdicos previstos (baile con dulzaina) para la celebración de la cercana festividad del día 1 de febrero (Santa Brígida). Pocos días antes se habían presentado en el pueblo varios casos de viruela, con el fallecimiento de un niño, por lo que la suspensión del baile parecía más que justificada, aunque algunos vecinos no lo entendieron así. El suceso del día 24 finalizó con la rotura de varios cristales de la casa del médico y con la apertura de diligencias en el juzgado de paz.

En los sucesos del diciembre de 1901 quizás pueda sorprendernos el hecho de que el alcalde realizara disparos con arma de fuego desde la ventana de su casa, aunque suponemos que se trataba de una escopeta de caza, cuya posesión era relativamente frecuente en aquellos tiempos. La reseña no aclara si hubo heridos o si los disparos se realizaron únicamente a título de advertencia.

El caso es que, en la sesión del pleno del ayuntamiento de fecha 19 de diciembre de 1901, se tratan -de manera monográfica- los sucesos acaecidos en la noche del aquel 12 de diciembre. 




La transcripción literal del acta de la sesión, añadiendo tildes y pausas, dice así:


Por el señor presidente hizo saber a la corporación y dio cuenta de una multa impuesta a don Victoriano González, vecino de Santibáñez Zarzaguda, por haber blasfemado de Dios y sus Santos en la noche del día doce del presente mes y hora de seis a seis y media de su noche, cuya multa impuesta es de quince pesetas, lo que pone para su deliberación y aprobación si es que lo mereciera. Dio entrada y votada que fue la proposición que antecede, fue aprobada por unanimidad, y no habiendo otros asuntos que tratar se terminó la sesión de que secretario certifico.


El acta de la sesión del pleno está firmada por el secretario (Quiterio Hidalgo), el alcalde (Julián Díaz-Ubierna) y por los cuatro concejales (Dionisio García, Antonio García, Juan Pérez y Mariano Díaz-Ubierna). 

Desconocemos cómo se tomó la imposición de la multa el tal Victoriano; tampoco sabemos si finalmente pagó las quince pesetas; ni si el asunto tuvo mayores consecuencias. Lo que sí sabemos es que, dos años y medio después, en la Gaceta de Madrid (el BOE de entonces) de fecha 23 de julio de 1904, aparece el siguiente anuncio judicial:



Todo parece indicar que el contencioso entre el alcalde y algunos vecinos y naturales de Santibáñez aún no había finalizado. En este caso, el protagonista de la citación judicial es un tal Sandalio Ortega, nacido en Santibáñez y vecino de Huérmeces. El motivo de la citación: amenazas al alcalde constitucional de Huérmeces, Julián Díaz-Ubierna.

No sabemos si este asunto estaba relacionado con los sucesos del 12 de diciembre  de 1901, o si se trataba de un nuevo contencioso, quizás con connotaciones familiares, ya que bien pudiera ser que Sandalio Ortega Pérez (Santibáñez, 1877) fuera hermano de la esposa de Julián, Mª Carmen Ortega Pérez. 

Nada de interés encontramos en las actas de los plenos municipales hasta la correspondiente a la sesión del 4 de febrero de 1912, cuando el alcalde Julián Díaz-Ubierna manifiesta lo siguiente:

"Que en atención a su delicado estado de salud, pido y solicito al Ayuntamiento se me conceda un mes de licencia para poder restablecerme."

El pleno le concedió la licencia y decretó que su sustituto temporal en las funciones de alcalde fuera el hasta entonces concejal Dionisio Villalvilla.

No debió de mejorar la salud de Julián ya que, pocos días después solicitó al Gobernador Civil la renuncia definitiva al cargo. El Diario de Burgos, en su edición de 7 de marzo de 1912 cita que el Boletín Oficial de la Provincia de Burgos publica con la misma fecha la admisión, por parte del Gobierno Civil, de la renuncia presentada por Julián Díaz-Ubierna, alcalde y concejal del Ayuntamiento de Huérmeces.


Diario de Burgos, 7 de marzo de 1912

 

El pleno del Ayuntamiento de Huérmeces, reunido el 17 de febrero de 1912, recoge la citada admisión de la renuncia de Julián Díaz-Ubierna. Y en la sesión del 31 de marzo nombra alcalde interino a Prudencio Villanueva, al mismo tiempo que admite la renuncia de Dionisio Villalvilla Varona y Antonio García Villalvilla a su cargo de concejales, fundada en el hecho de "hallarse físicamente impedidos".

No sabemos si la renuncia de estos dos concejales estuvo relacionada con la previa renuncia de Julián como alcalde, aunque todo parece indicar que así fue.

Julián y su esposa abandonaron Huérmeces al año siguiente, cuando ya frisaban los 50 años de edad, quizás un poco elevada para empezar una nueva vida en otro lugar, aunque puede que la razón primordial fuera el delicado estado de salud de Julián, no apto para continuar trabajando como labrador, que esa era su ocupación principal.

La memoria familiar dice que fue Bilbao el lugar de destino final de la pareja, ya que allí fallecieron en un año indeterminado. Puede que en la capital vizcaína residiera algún familiar o conocido; puede que acudieran a los servicios médicos de algún especialista; no he sido capaz de averiguarlo.

Durante los años en que ejerció de alcalde, Julián y su esposa residieron en la casa nº 22 de la calle de la Plaza, luego conocida como "casa de Benjamín y Librada". Durante su niñez, Julián residió en la casa nº 2 del barrio de Mercado, luego conocida como "casa de Ramiro y Alicia". Cuando contrajo matrimonio, residió durante unos años en la casa nº 20 de la calle Real, enfrente de las escuelas.




 

APUNTES GENEALÓGICOS

Ya hemos comentado en anteriores entradas la relativa importancia que el apellido compuesto Díaz-Ubierna [Díaz de Ubierna] ha tenido en Huérmeces hasta tiempos muy recientes, hasta el punto de que puede considerarse uno de los apellidos más exclusivamente faroles, implantado en el pueblo desde -al menos- principios del siglo XVII.

En el Catastro de Ensenada (1752), Juan Díaz-Ubierna (tatarabuelo de Julián por línea paterna) figura en la relación de 68 vecinos del pueblo; además de labrador, Juan era el alcalde pedáneo de Huérmeces.

En el caso de los ancestros de Julián, las cuatro generaciones anteriores presentan los siguientes orígenes:


Tatarabuelos:

Se repiten en un estrato, ya que dos bisabuelos de Julián eran hermanos (Tomás y Lucía Díaz-Ubierna)

  • Juan Díaz-Ubierna González-Mata (Hces, 1716)
  • Mª Ángeles Sarmiento Díez (Hces, 1719)
  • Francisco Arce (Robredo Sobresierra)
  • Juana Liaño (Burgos)
  • Ángel Varona (Ruyales del Páramo)
  • María García (Úrbel del Castillo)
  • Juan Díaz-Ubierna González-Mata (Hces, 1716)
  • Mª Ángeles Sarmiento Díez (Hces, 1719)
  • Felipe García (Villanueva de Narros)
  • Rosa Ornilla Tudanca (Hces, 1765)
  • Lesmes Díaz-Tudanca Bárcena (Hces, 1759)
  • Mª Santos Ornilla Girón (Hces, 1760)
  • Bernabé González (Quintanadueñas)
  • Teresa Pardo (Páramo del Arroyo)
  • Domingo Sáiz (Arcos de la Llana)
  • Baltasara González (Arcos de la Llana)


Bisabuelos:

  • Tomás Díaz-Ubierna Sarmiento (Hces, 1748)
  • Juana Arce Liaño (Robredo Sobresierra)
  • Tomás Varona García (Hces, 1757)
  • Lucía Díaz-Ubierna Sarmiento (Hces, 1758)
  • Lázaro García Ornilla (Hces, 1787)
  • María Díaz-Tudanca Ornilla (Hces, 1786)
  • José González Pardo (Marmellar de Abajo)
  • Petra Sáiz González (Cayuela)

Abuelos:

  • Felipe Díaz-Ubierna Arce (Hces, 1795)
  • Manuela Varona Díaz-Ubierna (Hces, 1798)
  • Antonio García Tudanca (Hces, 1809)
  • Josefa González Sáiz (Hces, 1813)

Padres:

  • Antonio Díaz-Ubierna Varona (Hces, 1830)
  • Felisa García González (Hces, 1833)

Un el caso de la rama paterna, nos encontramos ante un entramado de Díaz-Ubierna y Sarmiento (por partida doble), Varona, Arce, Liaño y García; con predominio de apellidos faroles y otros procedentes de Robredo Sobresierra, Ruyales del Páramo y Úrbel del Castillo.

En cuanto a la rama materna: Ornilla, Díaz-Tudanca, González, Pardo, García y Sáiz; varios apellidos faroles y otros procedentes de Arcos de la Llana, Quintanadueñas, Páramo del Arroyo y Villanueva de Narros.

Quizás un árbol genealógico nos aclare mejor este entramado de Díaz-Ubiernas, Sarmientos, Varonas, Arces, Liaños, Garcías y compañía.




De los seis hermanos de Julián, únicamente uno se estableció en Huérmeces y formó una familia: Agapito Díaz-Ubierna García, que contrajo matrimonio con Emeteria Díaz-Villalvilla Fernández, sacando adelante a cuatro hijos:

  • Millán Díaz-Ubierna Díaz-Villalvilla (Hces, 1893)
  • Antonio Díaz-Ubierna Díaz-Villalvilla (Hces, 1895)
  • Julián Díaz-Ubierna Díaz-Villalvilla (Hces, 1897)
  • Jacinta Díaz-Ubierna Díaz-Villalvilla (Hces, 1899)

Millán no tuvo descendencia y residió en Huérmeces toda su vida; Antonio se estableció en el pueblo y tuvo un hijo; Julián se estableció en Santander y tuvo tres hijos; Jacinta se casó en la cercana localidad de Quintanilla Sobresierra.


EPÍLOGO

En la España urbana actual, tristemente, parte de la historia municipal se escribe a golpe de las variopintas andanzas de alcaldes que, por un puñado de votos, son capaces de saltar en una cama elástica aunque un rictus de pánico se dibuje en su rostro; que son capaces de encender un megalómano alumbrado navideño a primeros de noviembre, para así ganar en algo a Nueva York; que son capaces de rellenar rotondas y glorietas con horrendos y carísimos grupos para-escultóricos para así poder presumir de supuesto mecenazgo; que son capaces de bailar al son del reguetón de turno aunque su carencia de ritmo y armonía resulte patética,...

Frente a este municipalismo urbano de bote, sirva este post para recordar a un modesto alcalde de un pequeño pueblo de Castilla que, hace más de cien años, se dedicó a lo que debiera dedicarse todo servidor público: a resolver problemas a sus ciudadanos y a gestionar lo mejor posible los escasos recursos municipales; aunque su empeño pudiera costarle amenazas, insultos, enemistades, causas judiciales e, incluso, la salud.

Julián Díaz-Ubierna, alcalde de Huérmeces durante diecisiete años, en una época en la que los alcaldes rurales apenas duraban dos años.





FUENTES

  • Archivo Municipal de Huérmeces: Actas de sesiones de plenos (1861-1915); Padrones del Impuesto de Cédulas Personales (1886-1915); Expedientes de elecciones municipales (1861-1915)
  • Archivo Diocesano de Burgos: Libros de Bautizados de la parroquia de San Juan Bautista de Huérmeces, Libro III (1734-1781), Libro IV (1781-1825), Libro V (1825-1851) y Libro VI (1852-1876).
  • Diario de Burgos, 16 de diciembre de 1901: amenazas al alcalde de Huérmeces por parte de un grupo de vecinos del pueblo y de Santibáñez Zarzaguda
  • Diario de Burgos, 7 de marzo de 1912: en el Boletín Oficial de la Provincia de fecha de hoy se publica la admisión, por parte del Gobierno Civil, de la renuncia de Julián Díaz-Ubierna como alcalde y concejal del Ayuntamiento de Huérmeces
  • Gaceta de Madrid, 23 de julio de 1904: citación a Sandalio Ortega para que declare por la causa que se sigue por amenazas al alcalde constitucional de Huérmeces

ALGUNOS ACONTECIMIENTOS LOCALES, PUBLICADOS EN EL DIARIO DE BURGOS DURANTE LOS AÑOS DEL ALCALDE JULIÁN DÍAZ-UBIERNA (1895-1912)

  • 1899: llegan noticias de dos soldados faroles fallecidos en Cuba
  • 1900: llega a Huérmeces la carretera entonces denominada de Burgos a La Pinza (futura carretera de Aguilar)
  • 1902 (julio): dos niños resultan mordidos por un perro rabioso
  • 1902 (agosto): llega un nuevo cura párroco, Eusebio Arroyo Dorao
  • 1906 (marzo): se abre una parada de dos caballos sementales
  • 1906 (abril): la Comisión Provincial estima un recurso presentado por Florentín Ubierna, vecino de Huérmeces, contra una providencia dictada por la alcaldía en la que se le imponía una multa de 15 pesetas. Florentín era uno de los mayores propietarios de tierras en Huérmeces; probablemente, la sanción le fue impuesta por intrusión en roturos del pueblo, la infracción más común en aquellos tiempos
  • 1906 (agosto): la alcaldía solicita el perdón del pago de la Contribución Territorial, por pérdidas en cosecha; el 25 de julio se registró una fuerte tormenta con pedrisco, que afectó a Santibáñez y parte de Huérmeces
  • 1907 (abril): se inaugura una línea de coche de viajeros entre Burgos y Huérmeces; el viaje, por Quintanadueñas y Mansilla, duraba unas tres horas
  • 1909 (marzo): comienzan las obras de la carretera de Burgos a La Pinza en el tramo entre Huérmeces y Montorio
  • 1909 (septiembre): él ayuntamiento colabora en la suscripción nacional por los heridos y familiares de los muertos en la Guerra de Melilla
  • 1912 (enero): llega un nuevo maestro, Justiniano Saldaña

HUÉRMECES HACIA EL AÑO 1900

El pueblo presentaba entonces una población que sobrepasaba ligeramente los 400 habitantes, de los que el 40% eran menores de 15 años.

Aparte de labrador, la ocupación mayoritaria de los vecinos, existían varias familias (la mayoría procedentes de otros pueblos del entorno) cuya profesión principal era diferente, originando un cierto y heterogéneo tejido económico-social; así, tenemos:


Pastores (5):
  • Estanislao Alonso (Nidáguila, 1846)
  • Vicente Varona (Hces, 1842)
  • Bernardino Vicario Martínez (Quintanaloma, 1857)
  • Genaro Beato Campo (Las Hormazas, 1868)
  • Francisco Blanco Huidobro (Quintanilla Sobresierra, 1852)
Molineros (6):
  • Marcial Alonso Bárcena (Rojas, 1849), y su hijo Eustasio Alonso Gallo (Ubierna, 1875), molineros de Cigatón
  • Julián García Girón (Hces, 1850), molinero de Retuerta
  • Mauricio Díaz Gallo (Hces, 1852), molinero de Los Nogales y residente en la solitaria casa del barrio de la Parte ("Casa de Miguel")
  • Ezequiel Pérez Díez (Hces, 1844), molinero de Berlanga (Fuente la Hoz)
  • Lorenzo Espinosa (Sedano, 1874), molinero de Alba (Rallastra)
  • Primitivo López (Melgosa de Villadiego, 1867), molinero de Navatillo
Carreteros (2):
  • Hipólito Díez Hidalgo (Ruyales, 1864)
  • Domingo Arribas Serna (Hces, 1872)
Herrero:
  • Primitivo Ortega Valladolid (Las Hormazas, 1835), y su hijo Hipólito Ortega Pérez (Hces, 1875)
Taberneros (2):
  • Hermenegildo de la Fuente (Castrillo del Val, 1866)
  • Timoteo San Martín Romo (Arcos de la Llana, 1847)
Sastre:
  • Pablo Crespo Díaz (Hces, 1861), padre de Mariano Crespo García (Hces, 1890), sastre de Huérmeces años después
Veterinario (albéitar):
  • Manuel González Villalvilla (Hces, 1819): histórico albéitar en Huérmeces, dónde ejerció la profesión durante casi toda su vida
Médico:
  • Rogelio Pérez Domingo (Ibeas de Juarros, 1873): médico de Huérmeces durante dieciséis años (1897-1913)
Cura:
  • Juan Espinosa Lomas (Santibáñez Zarzaguda, 1868), párroco de Huérmeces durante tres años (1899-1902); sustituyó a Florentín Díaz-Ubierna Vivanco (Hces, 1815), el más longevo cura de Huérmeces, dónde ejerció durante 47 años (1852-1899); después de él llegaría Eusebio Arroyo Dorao (Burgos, 1875), párroco de Huérmeces durante veinticuatro años (1902-1926)
Maestro de primera enseñanza:
  • Santiago Benito García (Pradoluengo, 1863): maestro en Huérmeces durante dieciséis años (1895-1911)
Secretario municipal:
  • Quiterio Hidalgo Díez (Hces, 1852): labrador; secretario durante diez años (1899-1909), sustituyendo al histórico Felipe Gallo Espinosa (Hces, 1833), que ocupó el cargo durante buena parte del último tercio del siglo XIX

sábado, 13 de mayo de 2023

Domiciana Díaz Ubierna o el maltratado orgullo de una criada (Madrid, 1904)


En principio, el post de hoy debería de ser más corto de lo habitual, ya que el soporte documental que lo origina resulta ser un único y escueto anuncio insertado en la Gaceta de Madrid (el Boletín Oficial del Estado de la época), y sin continuidad documental alguna.

Tenemos un nombre de mujer, Domiciana, y un apellido de rotundas resonancias farolas, Díaz Ubierna; tenemos una ciudad, Madrid; un distrito, el entonces denominado del Hospicio; y un domicilio, también con alusiones burgalesas, la calle del Arco de Santa María nº 11. Y también tenemos una fecha: abril de 1904.

Suficiente para pergeñar una pequeña historia; un relato que podría haber sido extraído de una novela costumbrista de la España de entre siglos, o de una serie televisiva de amos y criados, al estilo de la muy aclamada británica "Upstairs, Downstairs" ("Arriba y Abajo"), exhibida en televisiones de todo el mundo durante la primera mitad de los años setenta.



La Gaceta de Madrid, en su edición del 9 de abril de 1904, publica en su página 129 el siguiente anuncio, insertado en el apartado "Administración de Justicia / Jurisdicción Civil / Juzgados municipales", epígrafe "Madrid-Hospicio":


En diligencias de juicio de faltas que penden en el Juzgado municipal del Distrito del Hospicio en virtud de denuncia presentada por Domiciana Díaz Ubierna, de veintisiete años, soltera, sirvienta, hoy de ignorado paradero, por haber sido insultada por la dueña del cuarto principal de la casa nº 11 de la calle del Arco de Santa María, llamada Ángeles, se cita a aquella por medio de la presente, para que el día 15 del actual, y hora de catorce y treinta, comparezca en la Audiencia del Juzgado, sita en la calle del Barco, 26, segundo, a la celebración del correspondiente juicio de faltas, debiendo verificarlo con los medios de prueba de que intente valerse; en la inteligencia que de no verificarlo les parará el perjuicio que haya lugar. Dado en Madrid a 2 de Abril de 1904. El Secretario, Clemente de Oro.


Una señora solo identificada por su nombre de pila (Ángeles); una criada (con nombre y apellido) que se atreve a denunciar a una señora faltona; un domicilio de clase supuestamente acomodada, gente decente, o gente de bien como algunos dicen ahora; una citación judicial; una demandante en paradero desconocido... 

No resulta necesario echarle mucha imaginación para suponer cómo acabó el asunto: criada no compareciente; ama sin apellidos pero con abogado; juez imparcial que dicta el sobreseimiento del caso por incomparecencia de la demandante. Fin de la historia.

La citación judicial nos habla de una joven criada que osó denunciar a una señora que le había faltado al respeto. Un hecho de aquellas características, en 1904, era del todo meritorio, ya que estamos hablando de una sociedad en la que las diferencias de clase estaban muy marcadas, y muy limitados los derechos de las clases sociales más bajas.

Domiciana era joven y quizás no quiso aguantar lo que una mujer de la generación de su madre o de su abuela no habría tenido más remedio que aguantar.

Sabemos que, por la edad que figura en la citación judicial (27 años), Domiciana habría nacido hacia el año 1876-1877. Lo cierto es que, a pesar de portar un apellido tan farol, no hemos encontrado ninguna Domiciana Díaz Ubierna en los libros de bautizados de Huérmeces, ni en los padrones municipales de la época. 

Por lo tanto, Domiciana pudiera ser hija de alguno de los muchos faroles Díaz-Ubierna que abandonaron el pueblo durante el último tercio del siglo XIX, habiendo nacido en Madrid o en cualquier otro destino migratorio de aquellos tiempos. Pudiera ser, incluso, que la familia de Domiciana no procediera de Huérmeces, sino de algún que otro pueblo del entorno. Por último, también pudiera ser que el supuesto apellido compuesto Díaz-Ubierna se tratara, en realidad, de dos apellidos: Díaz y Ubierna, con lo que la procedencia geográfica de la familia se amplía considerablemente. 

En aquellos tiempos, aparte del ingreso en un colegio religioso, una de las pocas salidas que tenían las jóvenes en el medio rural era partir "a servir" a una casa de la capital provincial, de la capital del Reino o de alguna de las ciudades norteñas con pujante burguesía (Santander, San Sebastián y -principalmente- Bilbao). En muchos de los padrones de Huérmeces de la época aparece el texto "sirviendo" para justificar la ausencia de alguna de las jóvenes empadronadas. En la mayor parte de los casos, se trataba de mujeres con edades comprendidas entre los 15 y los 20 años.




El caso es que nunca sabremos qué fue de Domiciana. Si volvió a trabajar de criada en otra casa de la capital, siempre en busca de amas más amables; o si decidió abandonar para siempre la ocupación de criada, no dispuesta a ser insultada o humillada por ninguna otra señora.

Preferimos creer que esto último es lo que sucedió, aunque la problemática del servicio doméstico de la época no nos hace ser muy optimista al respecto.




Domiciana, como otras jóvenes sirvientas de aquellos tiempos, pertenecían a un sector laboral muy estigmatizado, de bajísima remuneración, escasa o nula promoción profesional, desamparo legal y completamente ajeno al crecimiento de la sindicación que experimentaban otros sectores.




El prototipo de "sirvienta en Madrid" era una mujer joven, soltera, sin estudios y procedente del mundo rural de las provincias de la meseta norte y cornisa cantábrica. La mayor parte de las sirvientas madrileñas procedían de pueblos de las provincias de Burgos, Segovia, Ávila, Soria, Salamanca, Valladolid, Toledo, Guadalajara, Asturias, Lugo y Cantabria.



  

Madrid, al erigirse como el mayor polo político, económico y de servicios del país, pasó a ser el mayor receptor de inmigrantes rurales. Al concentrarse en la capital un gran número de familias acomodadas, las necesidades de personal de servicio doméstico eran muy elevadas. Normalmente, se trataba de un servicio doméstico "interno", compartiendo vivienda y manutención con el empleador y su familia.


 

En estos casos de servicio doméstico interno, el sueldo era especialmente bajo, al considerarse el alojamiento y la manutención como un pago en especie. La única expectativa de la joven criada era ahorrar el dinero suficiente para poder casarse algún día.

Las penosas condiciones del servicio doméstico, ajeno a los derechos ya reconocidos a otros sectores, no comenzaron a cambiar hasta la llegada de la Segunda República, cuando se creo la denominada "Asociación de Obreras del Hogar". En el caso de Domiciana, el año 1931 estaba aún muy lejano de aquel 1904 de los hechos.




Es de destacar la existencia de ciertas redes familiares y de paisanaje que, sobre todo en los primeros días tras la llegada a la gran ciudad, ayudaban a la joven a encontrar "colocación" en alguna de las casas del barrio. Dichas redes también ayudarían en el caso de buscar un nuevo empleo cuando por razones diversas se deseara abandonar el actual.




Por todo lo anterior, por ese aislamiento social y desprotección legal de las sirvientas internas, tiene aún más mérito la postura de personas que, como Domiciana, intentaron hacer frente a empleadores faltones o desconsiderados.  


NOTA

Encontré la citación judicial de Domiciana por puro azar, mientras buscaba información relativa a Julián Díaz-Ubierna, el que fuera histórico alcalde de Huérmeces durante diecisiete años (1895-1912), y al que dedicaremos la próxima entrada aquí, en Hces-blog.


EPÍLOGO

Meses después de la publicación de este post, encontré un documento que podría referirse a Domiciana Díaz Ubierna. En la socorrida web de los mormones (familysearch.org) aparece un padrón municipal de Madrid correspondiente al año 1920. En la calle Hilarión Eslava nº 71, buhardilla nº 2, aparecen consignados los siguientes datos:



Dominiciana Díez Ubiera, cabeza de familia, nacida el 7 de agosto de 188 en Billasilos [Villasilos] (Burgos), estado civil "viuda", profesión "sus labores"

Aparte de los clamorosos errores en la anotación del nombre de pila y los apellidos de Domiciana (Dominiciana no existe como nombre del santoral cristiano; el apellidos Ubiera tampoco existe en España), observamos que resulta incompleta la anotación del año de nacimiento (suponemos que se refiere a 1880). En cuanto al resto de datos cumplimentados, cabe destacar que:

  • Domiciana vive con un sobrino de nombre Teógenes Mediavilla (en el apellido materno se consigna Genoveva, suponemos que el nombre de la madre), nacido en agosto de 1904 (16 años de edad), natural de la localidad de Valdeolmillos (en el Cerrato palentino)
  • Domiciana y su sobrino Teógenes no saben leer ni escribir
  • Domiciana lleva viviendo 19 años en Madrid (llegaría hacia 1901, con 21 años de edad) y Teógenes, 13 años (llegaría hacia 1907, con 3 años de edad)
  • Domiciana figura como "viuda" y profesión "sus labores"; Teógenes como "soltero" y profesión "jornalero" (suponemos que la "J" tiene ese significado)
Curiosamente, en el libro de bautizados de Villasilos no he sido capaz de encontrar Domiciana ni Dominiciana alguna, aunque  todo parece indicar que esta Dominiciana del Padrón madrileño de 1920 es nuestra Domiciana.

Y que, aunque no naciera en Huérmeces (sus apellidos serían Díez y Ubierna, nada que ver con el apellido compuesto farol Díaz-Ubierna), bien merece que su pequeña historia figure recogida en este blog.


Posteriormente, he encontrado otras referencias documentales que confirman lo ya sabido y algunos hechos nuevos:

  • Domiciana contrajo matrimonio hacia el año 1914 con Maximino Mediavilla Tarrero (Valdeolmillos, 1869), trabajador del Canal de Isabel II, y viudo de Genoveva Tarrero Amor (Valdeolmillos, 1867-Madrid, 1910). La nueva pareja vivió un tiempo en la calle Bravo Murillo, en la iglesia del Canal de Isabel II.
  • Hacia el año 1920, Domiciana enviudó, y tuvo que cambiar de domicilio, trasladándose a una buhardilla de la calle de Hilarión Eslava, en compañía de su hijastro Teógenes Mediavilla Tarrero, de 16 años de edad (aunque en el padrón aparezca como sobrino)
  • En febrero de 1921, a Domiciana le fue reconocido el derecho a percibir "dos mesadas de supervivencia al respecto de 1449,05 pesetas anuales" en su condición de viuda de un trabajador del Canal de Isabel II (Maximino Mediavilla Tarrero)
  • En enero de 1925, Teógenes, el hijastro de Domiciana, figura en la lista de heridos en el accidente de un autobús urbano de Madrid, que se precipitó al Manzanares por el Puente de Segovia; Teógenes aparece como soldado de aviación, de 22 años de edad, destinado en el aeródromo de Cuatro Vientos
  • En julio de 1930, Teógenes aparece como cabo, opositando a la plaza de conductor de automóvil del Parque Central Municipal de Automovilismo de Madrid 


ANEXOS

EL LUGAR DE LOS HECHOS: LA CALLE DEL ARCO DE SANTA MARÍA, EN MADRID 

La hoy conocida como calle de Augusto Figueroa fue conocida, precisamente hasta aquel año de 1904, como calle del Arco de Santa María. Y con anterioridad, hasta 1835, como calle de Santa María del Arco. Este baile de nombres tiene una curiosa historia detrás.

En la confluencia de las calles de Fuencarral con Augusto Figueroa existe una pequeña ermita-humilladero, levantada en ladrillo visto y estilo vagamente mudéjar. En el interior de la ermita (hoy denominada de Nuestra Señora de la Soledad) existe una imagen de la Virgen homónima.




Parece ser que, en tiempos lejanos, la imagen gozaba de gran veneración entre el vecindario, que la atribuía poderes milagrosos. El sencillo retablo que recogía la imagen de la virgen se encontraba sobre la puerta de las caballerizas del marqués de la Torrecilla, protegida por un simple arco. De ahí el nombre popular de la vía: calle de Santa María del Arco.


Madrid: Plano de Texeira (1656): calle de Santa María del Arco, desde su confluencia con Fuencarral



En vista de la devoción generada, el marqués levantó hacia el año 1712 la pequeña ermita-humilladero que ha llegado a nuestro días. Tiempo después (1835) la calle fue rebautizada como Arco de Santa María.


Plano de Ibáñez de Ibero (1875): Calle del Arco de Santa María; en rojo, el humilladero de la Soledad; en amarillo, la casa nº 11


Por lo que se observa en un callejero del año 1875, la casa situada en el número 11 de la calle del Arco de Santa María, en la que trabajaba Domiciana y vivía la señora Ángeles, se encontraba muy cerca, casi colindante, de la pequeña ermita. 

La antigua calle Arco de Santa María, hoy Augusto Figueroa, discurre entre las calle de Fuencarral y Barquillo, en suave descenso oeste-este, hacia la Castellana. En 1904 estaba incluida en el denominado distrito del Hospicio, así llamado por el singular edificio (ubicado en la calle de Fuencarral) del Real Hospicio del Ave María y San Fernando, levantado entre 1721 y 1726 bajo diseño de Pedro de Ribera, con su llamativa portada churrigueresca. 



Hoy en día, la calle Augusto Figueroa forma parte del distrito Centro, en el popular barrio de Chueca. En la parte central de la calle se enclavaba el antiguo y no menos popular Mercado de San Antón, hoy sustituido por una nueva construcción.




Para cerrar el círculo, la calle fue rebautizada en 1904 como calle de Augusto Figueroa, en honor al periodista y político malagueño muerto en duelo de honor precisamente aquel año.





Augusto Suárez de Figueroa y Ortega (Estepona, 1852-Málaga, 1904) fue director del periódico liberal "El Heraldo de Madrid" y del romanonista "Diario Universal". Su labor como periodista modernizador llegó a revolucionar el diseño de los periódicos de la época; también fue el primer director en contratar a una mujer (Carmen de Burgos, "Colombine") como redactora.

En enero de 1904, debido a las críticas que en su día había realizado en contra del general Manuel de Salamanca (Capitán General de Cuba en 1890), fue retado a duelo a sable por uno de los hijos del militar. Augusto Figueroa falleció por las heridas causadas por su contrincante, y pasó a la posteridad como "el último periodista muerto en duelo de honor en España". Tenía 51 años de edad.

La prensa de la época recogió su fallecimiento con grandes elogios a su labor profesional, aunque silenciando el motivo de su muerte. Los duelos de honor fueron prohibidos en España en 1915, diez años más tarde que en Europa. Gran parte de aquellos duelos eran contra periodistas, por lo que esta profesión era considerada de alto riesgo.

A pesar de que el Ayuntamiento de Madrid concedió en su memoria el nombre de una importante calle de la capital, el pueblo continuó llamándola por su antigua denominación (calle del Arco de Santa María) durante muchos años.

La calle de Augusto Figueroa, peatonalizada en su tramo inicial, el más cercano a la confluencia con la calle de Fuencarral, goza hoy del curioso "honor" de ser considerada una de las calles con más zapaterías de Madrid.

Hoy en día, el edificio que lleva la placa nº 11 de la calle Augusto Figueroa es una bella construcción modernista, levantada en el año 1908, tal y como reza en la misma placa. 






LOS HECHOS: LA GACETA DE MADRID DE FECHA 9 DE ABRIL DE 1904






FUENTES

"La evolución del servicio doméstico en el mercado laboral madrileño (1880-1930)". Borja Carballo Barral, Santiago de Miguel Salanova y Cristina de Pedro Álvarez. Revista de Demografía Histórica, Madrid (2016) [páginas 63-100]

"Cien años de la muerte de Suárez de Figueroa". Juan Fermín Vílchez. Cuadernos de Periodistas, revista de la Asociación de la Prensa de Madrid, número 0 (julio de 2004) [páginas 101-106]


Los anuncios publicitarios relativos a la demanda de "criadas" han sido extraídos de diversos periódicos locales de la época de entre siglos.


BANDA SONORA

Hoy me temo que no tengo elección. Además, la banda sonora elegida no puede resultar más corta, en consonancia con el tamaño de la entrada. La música, compuesta por Alexander Faris e interpretada por la orquesta dirigida por Harry Rabinawitz, solo aparece en la cabecera y en el cierre de cada episodio. Apenas unos pocos segundos de música, pues. 




Para los muy nostálgicos, quizás prefieran este otro vídeo: