sábado, 16 de febrero de 2019

El Catálogo Monumental de Sentenach (1924)

Tras ejecutarse las leyes desamortizadoras del ministro Mendizábal, entre 1835 y 1836, el Patrimonio Artístico español sufrió un duro golpe. A pesar de que los gobernadores civiles dieron órdenes encaminadas a que se realizaran inventarios de todo lo que hubiera en cada convento o monasterio abandonado por sus frailes y monjas, lo cierto fue que poco es lo que pudo hacerse al respecto, ya que no existía suficiente personal capacitado para realizar tal tarea.

Ante esta situación, en 1844 se crearon las Comisiones Provinciales de Monumentos, que se encargarían de catalogar, controlar y conservar las obras de arte en cada ámbito provincial. Como tantas otras cosas en este país, su cometido se vio imposibilitado por la falta de presupuesto y de medios, así como por la contradictoria y complicada normativa generada, cambios en las jefaturas responsables, intromisión de las Reales Academias, y otros muchos imponderables.

Antonio García Alix, ministro (1900-1901)
Hubo que esperar al año 1900, con la llegada del ministro Antonio García Alix al recién creado Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, para que se acometiera la realización del denominado Catálogo Artístico de España, diseñado bajo rigurosos criterios científicos. En el Real Decreto de 1 de junio de 1900, que ordenaba la ejecución del catálogo, se disponía que este debería ser realizado por provincias, una a una, en riguroso orden, sin solaparse los trabajos. El encargado de realizar esta titánica labor sería Manuel Gómez Moreno, que decidió empezar por la provincia de Ávila, acabando los trabajos un año después. Aun dedicándole a cada provincia la mitad del tiempo (seis meses) que el consumido con la primera, se calculaba que se tardarían 31 años en completar el catálogo. Mucho tiempo para lo que se consideraba una labor urgente.

A la provincia de Burgos no le llegó el turno hasta junio de 1914, cuando la Comisión Provincial de Monumentos propone a Eloy García Quevedo y Luciano Huidobro como personas idóneas para la realización del catálogo. Esta propuesta quedó sin efecto. Más de cinco años después, en septiembre de 1919, una Real Orden nombra catalogador oficial a Mariano Zurita, licenciado en derecho y en ciencias históricas, así como escritor, poeta y autor del himno de la ciudad de Burgos. Aunque a la Comisión Provincial no le hizo ninguna gracia el nombramiento, don Mariano comenzó sus trabajos de inmediato. A los seis meses, al constatar que ni cobraba por su trabajo ni este resultaba ni siquiera informado, Zurita se quejó por carta al ministro y, de paso, solicitó una prórroga para la finalización de su tarea.


Narciso Sentenach (1856-1925), catalogador
Mientras tanto, la Comisión Provincial había solicitado que se realizara un nuevo nombramiento en la persona de Narciso Sentenach, académico de número de San Fernando y miembro de la propia Comisión. Por fin, el Rey firma la Real Orden con su nombramiento el 4 de octubre de 1921. Dos años perdidos, y el trabajo del pobre Zurita no había servido para nada.

El nombramiento de Narciso Sentenach lleva parejo un sueldo de 800 pesetas mensuales y un plazo de seis meses para finalizar los trabajos de catalogación. En marzo de 1922, una vez transcurrido el plazo, don Narciso solicita una prórroga, amparándose en el enorme tamaño de la provincia y en la riqueza de sus obras de arte. Se le conceden dos meses de plazo, aunque fueron necesarias otras dos prórrogas, de cuatro y doce meses cada una para que Sentenach finalizara su tarea. Fue depositando en la Comisión entregas mensuales de su trabajo, desde noviembre de 1922 hasta marzo de 1924. La versión definitiva es entregada en diciembre de 1924, diez años después de iniciado el procedimiento.
  
El trabajo consta de siete tomos, cada uno formado por una serie de pliegos sueltos, sin encuadernación alguna, con las tapas cerradas por cintas, de tipo archivador, y unas medidas de 27x20x4 cm. El texto está manuscrito, con tinta negra y azul a modo de borrador, sobre un papel sin filigrana. Las ilustraciones, compuestas por fotocopias de fotografías, apuntes y borradores del autor, están adheridas al papel, con anotaciones a pie de grafito, y numeradas con rotulador rojo. Las diferentes localidades recogidas, en orden alfabético, también se encuentran numeradas con tinta roja.
La estructura de la obra es la siguiente:

  • Tomo I (Burgos: La capital I): 179 pliegos.
  • Tomo II (Burgos: La capital II, Índices): 141 pliegos.
  • Tomo III (Partidos de Aranda, Belorado y Briviesca): 199 pliegos.
  • Tomo IV (Partidos de Briviesca y Burgos): 221 pliegos.
  • Tomo V (Partidos de Castrogeriz y Lerma): 170 pliegos.
  • Tomo VI (Partidos de Miranda, Roa y Sedano): 157 pliegos.
  • Tomo VII (Partidos de Salas, Villadiego y Villarcayo): 200 pliegos.


Únicamente seis de los catálogos provinciales fueron publicados por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, al poco de finalizarse su confección: Álava (1915), Badajoz (1925), Cáceres (1924), Cádiz (1934), Huesca (1942) y León (1925).

Otros diez han sido publicados en fechas más o menos recientes, pero en todo caso muy alejadas de la fecha de realización: Albacete (2005), Ávila (1983, 2002), Ciudad Real (1972, 2007), Córdoba (1983), Huelva (1998), Murcia (1997), Salamanca (1967, 2003), Toledo (1959), Vizcaya (1958) y Zaragoza (1958). Sus editores han resultado ser Diputaciones provinciales, Cajas de Ahorro, Colegios Oficiales de Arquitectos, Institutos e Instituciones varias.  

Otros 32 catálogos provinciales, entre ellos el burgalés de Sentenach, nunca fueron publicados. Aunque, afortunadamente, los originales se conservan en la actualidad, convenientemente restaurados, en la Biblioteca Tomás Navarro Tomás del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC. Además, todo su contenido (por catálogos provinciales) ha sido cuidadosamente digitalizado, y se encuentra a disposición de todo el mundo en un sitio web de fácil consulta:

http://biblioteca.cchs.csic.es/digitalizacion_tnt/index.html

Los siete tomos del Catálogo burgalés se pueden consultar en el enlace siguiente: Catálogo Monumental de España: Burgos

Los intereses de este blog nos encaminan principalmente al tomo IV (Partidos de Briviesca y Burgos) (1), en el que aparecen (en orden más o menos alfabético) 70 pueblos pertenecientes al antiguo partido judicial de Burgos:


En el tomo II aparecen los Índices de poblaciones por partido
Albillos, Arcos, Arlanzón, Arenillas de Muño, Atapuerca, Buniel, Los Ausines, Bujedo, Cardeñadijo, Cavia, Cayuela, Celada del Camino, Cubillo del Campo, Cueva de Juarros, Fresdelval, Fresno de Rodilla, Gamonal de Río Pico, Hontoria de la Cantera, Hormaza, Las Hormazas, Huérmeces, Ibeas de Juarros, Isar, Lodoso, Mansilla, Mazuelo de Muño, Mata de Ubierna, Miñón, La Nuez de Abajo, Olmos de Atapuerca, Palacio de Saldañuela, Palacios de Benaver, Páramo del Arroyo, Pedrosa de Muño, Pedrosa de Río Úrbel, Quintanadueñas, Las Quintanillas, Quintanilla Somuño, Quintanilla de Vivar, Revilla del Campo, Revillarruz, Rioseras, Riocerezo, Robledo de Temiño, Saldaña de Burgos, Santa María de Tajadura (duplicado), Santibáñez Zarzaguda, San Juan de Ortega, San Pedro de Cardeña, San Quirce, Santa Cruz de Juarros, Sarracín, Sotopalacios, Sotragero, Tardajos, Tobes y Rahedo, Ubierna Villafría de Burgos, Villagonzalo Pedernales, Villalvilla de Burgos, Villalvilla Sobresierra, Villagutiérrez, Villalonquéjar, Villamiel de la Sierra, Villariezo, Villasur de Herreros, Villaverde Peñahorada, Vivar del Cid y Zalduendo. 

Se echan en falta algunos pueblos con iglesias relativamente importantes, aunque situados fuera de las principales carreteras (Quintanilla Pedro Abarca, Ros, Villanueva de Río Ubierna, etc.); también destaca la escasa importancia dada a otros, como Las Hormazas, a las que despacha con una lapidaria frase: "tres hermosas iglesias, pero muy modernas [sic] sin restos antiguos ni artísticos, que las hagan interesantes". Quizás los intereses catalogadores de la obra iban más encaminados a castillos, fortalezas e iglesias góticas y románicas, despreciando considerablemente las ejecutadas mayormente en siglos posteriores. También se olvida de gran parte de las numerosas ermitas existentes en la comarca burgalesa. 

En las páginas de la 146 a la 152 (una extensión relativamente importante) figura manuscrito el texto correspondiente al lugar de Huérmeces.





No viene acompañado de ninguna fotografía, aunque sí de 5 dibujos a mano alzada, entre los que destaca el que reproduce el gran escudo del palacio de los Fernández-Zorrilla. Los otros cuatro, de pequeño tamaño, hacen referencia a: otro blasón de los Fernández-Zorrilla, que aparece en la casa anexa al citado Palacio ("La casa de la viuda"); un blasón de los Alonso Maluenda;  la portada del Palacio de Arriba; y un último -el más esquemático de todos-dedicado a las incisiones y estrías que aparecían en diversas estelas funerarias.

Hoy en día, con nuestros conocimientos, la abundancia de datos y publicaciones, así como por la facilidad de acceso a diversos archivos digitalizados, resultaría injusto ser excesivamente crítico con el contenido del catálogo; no debe restarse mérito alguno a una labor realizada hace casi 100 años, más aún teniendo en cuenta como se encontraba entonces el conocimiento artístico y patrimonial de la España rural.

Lo primero que llama la atención es la desmesurada importancia que Sentenach otorga a la capilla del Palacio del Obispo Zorrilla. Del palacio únicamente describe someramente su fachada y su monumental blasón, haciendo referencia al lema familiar. Dónde se explaya de verdad don Narciso es en el contenido de la capilla anexa al palacio, en la que descansan los restos mortales del obispo y de parte de su familia; las diversas descripciones de sepulcros, inscripciones, lienzos y leyendas familiares ocupan cuatro de las siete páginas. Quizás Sentenach se dejó llevar por el entusiasmo de algún clérigo (2), que hiciera las veces de cicerone, y que estuviera encandilado con la vida y obra del insigne Zorrilla. Hay que tener en cuenta que, en aquellos años (1921-1924), el palacio se hallaba habitado (3), por lo que quizás el visitante no pudo contemplar o apreciar suficientemente la preciosa escalera y otros elementos destacables del interior palaciego.


Cabe apuntar que, en la transcripción que del texto del sepulcro del obispo hace Sentenach, se comete algún error, fruto quizás de las prisas, de la escasez de iluminación de la capilla o del deterioro o falta de limpieza del propio sepulcro; así, se incluye a Burgos como uno de los obispados ocupados por Fernández Zorrilla, cuando en realidad solo lo fue de Mondoñedo, Badajoz y Pamplona, y estuvo propuesto para Jaca, llegando incluso a ser consagrado; también estuvo propuesto para Palencia. 

Sorprendentemente, Sentenach pasa de puntillas sobre los méritos monumentales y artísticos de la iglesia parroquial de San Juan Bautista, a la que considera "muy moderna""de excesiva robustez", destacando únicamente la escultura del patrón en el retablo mayor y el barroco del retablo de ánimas ("retablo de la visión"); por otra parte, recoge la teoría (errónea, como se ha demostrado con posterioridad) de que esta iglesia se edificó sobre las ruinas de otra anterior, titulada de "Nuestra Señora de la Blanca". (4) Unos párrafos después, también señala que "figuró esta iglesia en la exposición de 1921 con una capa y casullas de Damasco con buenos bordados del siglo XVII (años 1716-18)". (5)

Con cuatro líneas despacha también al Palacio de Arroyuelo (Palacio de Arriba), destacando únicamente su fachada, con "su portada de ancho dovelaje" y sus "blasones sencillos"; quizás esta cierta displicencia pueda deberse al estado ruinoso de su interior, en el que "nada es digno de destacarse". En aquellos años, el palacio, propiedad de los Arquiaga, se encontraba habitado puntualmente por pastores y labradores de escasos recursos. Espacio había de sobra.

Por último, el catalogador destaca la abundancia en las casas del pueblo de diversos blasones pertenecientes a los "DIAZES y UBIERNA" [sic], así como de restos neolíticos y varios sepulcros de piedra, "de la época ibérica y romana, que sirven de pilas en las plazas y corrales", y un "puente romano, sobre el río Urbés" [sic], parte de un ramal de vía romana, que "ponía en comunicación Sasamón con Poza de la Sal." !Ah, si los patios, corrales y paredes interiores de muchas casas de Huérmeces hablaran!, la de evidencias arqueológicas y patrimoniales que nos podrían dar, entonces y aún hoy.

Sorprende también el olvido u omisión del torreón (torre de los Padilla o del duque de Abrantes). Su altura y situación no permiten que pase desapercibida, por lo que suponemos que su no inclusión en el catálogo se debe al ruinoso estado que ya presentaba la torre en aquellos años veinte, con solo dos lienzos supervivientes, aunque estos conservaran aún parte de sus almenas y modillones.

Tampoco mienta nada relativo a la ermita de Cuesta Castillo. Suponemos que, al igual que el resto de ermitas de la zona, no presenta los suficientes méritos artísticos para ser consignada en el catálogo. De todas las numerosas ermitas con que cuenta La Comarca, únicamente aparece en el Sentenach la de Las Mercedes, en Montorio ("antigua, pero casi ruinosa").

Para el que sienta pereza por leer textos manuscritos, ahí va la transcripción completa de las siete páginas correspondientes a Huérmeces:





Y una pequeña biografía de Narciso Sentenach, extraída de Wikipedia y diversas páginas especializadas en arte:


  

NOTAS:



(1) También en el tomo VII (Partidos de Salas, Villadiego y Villarcayo) podemos encontrar descripciones de monumentos existentes en otros pueblos cercanos a Huérmeces; dentro del partido de Villadiego, figuran recogidos únicamente 20 pueblos: Amaya, Arenillas, Castrecias, Castromorca, Montorio, Olmos de la Picaza, Peones de Amaya, Quintana del Pino, Sandoval de la Reina, Santa Cruz del Tozo, Sotresgudo, Úrbel del Castillo, Villadiego, Villahizán de Treviño, Villalibado, Villamayor de Treviño, Villamorón, Villanoño, Villaute y Villegas; su contenido aparece algo desordenado, de manera que casi la mitad de esos pueblos aparece al final del tomo, tras los del partido de Villarcayo; se echan en falta pueblos como Coculina, Fuente Úrbel, La Piedra, Tobar o Los Valcárceres, con sus meritorias iglesias.


La portada de la iglesia de Miñón


Retablo mayor de la iglesia de Villalibado; hoy en el Museo del Retablo (Burgos)


(2) Quizás pudiera haber realizado dichas funciones Eusebio Arroyo Dorao, cura párroco de Huérmeces entre 1902 y 1926.

(3) Ya desde finales del siglo XIX, el Palacio de Abajo, o Palacio del Obispo, se encontraba habitado por la que sería última familia de labradores que lo ocupara, la familia García. En el padrón de 1899 aparecen como inquilinos Marcelino García González (Huérmeces, 1841) y su hijo Íñigo García Villanueva (Huérmeces, 1872). En el de 1924 lo hacen Íñigo, su esposa, Juliana, y sus hijos, Marcelino, Felisa y Jaime. El último labrador propietario del palacio fue precisamente Jaime García Ubierna, hijo de Íñigo y Juliana.

(4) Diversos documentos del siglo XVI hablan de la existencia en Huérmeces de dos iglesias (dos pilas): la de Santa María en el barrio de La Parte, y la de San Juan, en el barrio homónimo. Con el paso de los años, y según iba despoblándose el barrio de La Parte, su iglesia acabó por verse rebajada a la condición de ermita, y su titular pasó a denominarse "La Blanca", quizás por el tono epitelial de la imagen tardo gótica que se ha llegado a nuestros días.

(5) Se refiere a la Exposición de Arte Retrospectivo de Burgos, celebrada en la Catedral entre el 20 de julio y el 14 de septiembre de 1921, con ocasión del VII centenario del inicio de su construcción: ocupó cuatro grandes salas del templo, repletas de 1.235 objetos de alto valor arqueológico, artístico, histórico o material, pertenecientes -principalmente- a parroquias de la comarca burgalesa; existe un Catálogo General de la exposición, editado por la Imprenta Aldecoa en 1926, en el que se registran todas las piezas que participaron en la misma, junto con una pequeña descripción, datación y procedencia de cada una; también incluye 46 láminas en fototipia, y está estructurado en ocho apartados: escultura; pintura; telas y bordados; orfebrería; esmaltes; cobres y hierros; documentos, cálices y libros; varios. Puede consultarse el catálogo en: Biblioteca digital de Castilla y León



En el citado catálogo, aparecen -al menos- cuatro piezas procedentes de la iglesia parroquial de Huérmeces:
  • 716. Capa de damasco encarnado llamado de Banderas (Felipe II): en el capillo está perdido el bordado y quedan adornos de recipientes y hojas. Las bandas están guarnecidas con aplicaciones de seda amarilla y cordón azul que figuran recipientes de donde salen delfines y águilas.
  • 717. Casulla de damasco: muy semejante la decoración, como que forma parte de un terno, muestra además algunas flores, frutas y vástagos con hojas terminadas en axilas.
  • 718. Casulla de damasco: con centro de brocatel amarillo toledano (Carlos II) y el resto de tisú azul. El primero tiene ramos y otros dibujos de color morado claro, el segundo ramos y estrellas de realce en oro, muy ricas.
  • 849. Campanilla de bronce con figuras en relieve, año 1553: es fundida con figuras de la fábula de Orfeo y los animales.
(damasco: tela de lana o seda que se caracteriza por su fortaleza y por los dibujos que se forman mediante la urdimbre y la trama; esta clase de tejido surgió en el siglo XI en Oriente Medio, expandiéndose posteriormente por Europa)



Una amplia reseña de esta Exposición de Arte Retrospectivo de Burgos aparece en el diario ABC de Madrid de fecha 28 de agosto de 1921. En dicha reseña se hace especial mención de alguna pieza destacable, entre las que aparece el ya famoso tríptico flamenco del siglo XV, procedente de la iglesia parroquial de Santibáñez Zarzaguda, a donde fue a parar en el siglo XIX desde la ermita de la Virgen de las Eras.











sábado, 2 de febrero de 2019

El padrón de habitantes de Huérmeces ... de 1899

Los padrones de población son un registro administrativo en el que figuran los nombres y apellidos de todos los habitantes de un municipio, junto con su sexo, fecha y lugar de nacimiento, y domicilio habitual (población, calle y número).

En los padrones anteriores a 1996, se incluían otros datos que hoy en día no solo no son obligatorios, sino que serían considerados políticamente incorrectos: nivel de instrucción (¿sabe leer y/o escribir?), estado civil (soltero, casado, viudo, célibe), parentesco o razón de convivencia con el cabeza de familia, profesión, clasificación como habitante (vecino, residente), etc.

Hasta aquel año de 1996, se ejecutaba un padrón nuevo cada cinco años, realizándose los años intermedios una mera actualización del anterior, con sus altas, bajas y cambios de categoría vecinal. A partir de 1996, el padrón municipal se transformó en un padrón continuo, de gestión informatizada y con una revisión cuya fecha de referencia es el 1 de enero de cada año, con el propósito de acordar las cifras oficiales de población, importantes para todo tipo de procesos posteriores (censos de población, censos electorales, etc.)

En el archivo municipal de Huérmeces, el primer padrón de población que se conserva data del año 1897. No obstante, este padrón primigenio adolece de una serie de defectos:

  • faltan todos los vecinos cuyos domicilios se encontraban "en diseminado" (más o menos alejados del casco urbano del pueblo): los cuatro o cinco molinos habitados, el Palacio de Arriba, la Casa de La Parte y la Casa de Castilla, lo que suponía en aquellos tiempos un 10-12% de la población total del pueblo. Aparecen en este padrón únicamente 355 habitantes, y sabemos por el Censo de ese mismo año que la población de Huérmeces alcanzaba los 420 habitantes.
  • muchos vecinos aparecen únicamente con su primer apellido; y unos pocos, únicamente con el nombre de pila.
  • algunos vecinos carecen de datos relativos a fecha y lugar de nacimiento.
  • gran parte de la última página aparece sin ningún tipo de información complementaria (domicilio, tiempo de residencia en el municipio, nivel de instrucción, profesión).
  • el padrón no aparece firmado ni por el alcalde ni por el secretario de turno (aunque sabemos que eran Julián Díaz-Ubierna y Felipe Gallo, respectivamente)
  • a pesar de que en su carátula aparece la fecha de referencia ("a 31 de diciembre de 1897"), en realidad aquella fue la de un año antes (31 de diciembre de 1896), por lo que el padrón debería titularse de 1896 y no de 1897.

Padrón de 1897: la pulcra caligrafía del entonces secretario, Felipe Gallo Espinosa; cogerle el truco al "5" tiene su miga; las mayúsculas "A", "M" y "N" presentan un curioso adorno anexo; la abreviatura de "ídem" está clara


Por todo lo anterior, este padrón de 1897 (1896) no resulta útil para los propósitos de este blog: establecer una completa fotografía demográfica del Huérmeces de finales del siglo XIX.

Años 20-30: Fuente del barrio Arroyuelo y casa de Ismael


Afortunadamente, el siguiente padrón conservado en el archivo es únicamente un par de años posterior: 1899. Acostumbrado ya uno a la pulcra caligrafía del histórico secretario Felipe Gallo Espinosa (Huérmeces, 1833-1899; secretario, como mínimo, desde 1879), se me hace extraña la letra del nuevo, Quiterio Hidalgo Díez (Huérmeces, 1852-1930).


Padrón de 1899: nuevo secretario (Quiterio Hidalgo), nueva caligrafía; me costó familiarizarme con la "F"; obsérvese el curioso adorno (ahora en forma de lazo) que presentan las letras "A", "M" y "N"; y la no menos curiosa abreviatura de "ídem" 


El siguiente padrón conservado en el archivo municipal data ya de 1924, por lo que su contenido no puede ni debe publicarse aún (habrá que esperar al año 2025, si es que este blog y/o su bloggero siguen existiendo para entonces).

Este intervalo 1899-1924 constituye una importante laguna de 25 años sin información demográfica básica, aunque queda el consuelo de la existente en los denominados "Padrones del impuesto de cédulas personales", aunque los escasos datos recogidos en aquellos se limitan a los habitantes mayores de edad.

A la hora de publicar los contenidos del Padrón de 1899 se han seguido una serie de limitaciones:

  • se ha eliminado cualquier información relativa al nivel de instrucción de cada habitante (saber leer y escribir), interesante únicamente a nivel estadístico (cifras totales de población).
  • se han eliminado términos de uso cotidiano en aquellos años ("sus labores", "tareas propias de su sexo", "impedido", "sirviente", "sirvienta", "criado", "criada", etc.); los términos "criado" y "criada" hacían referencia a una amplia gama de trabajos más o menos asalariados (aprendiz, ayudante, dependiente, asistenta, etc), en oficios ajenos a la agricultura (herreros, carpinteros, taberneros, médicos); normalmente, se les proporcionaba alojamiento y manutención; en la práctica totalidad de los casos, eran personas procedentes de los pueblos del entorno cercano (La Piedra, Santa Cruz del Tozo) o no tan cercano (Cidad de Ebro, San Millán de Juarros, Espinosa de Bricia).
  • en cuanto a estado civil, se han mantenido únicamente los términos "viudo" y "viuda", ya que sirven para sopesar la relativa frecuencia de este estado, que afectaba a un 6-8 % de la población, y que era debido a los aún elevados índices de mortalidad existentes. De los 24 viudos existentes en el pueblo, 11 eran hombres y 13 mujeres; un total de 7 viudos tenían una edad inferior a los 60 años. Por eso mismo, eran también muy frecuentes las "segundas nupcias", practicadas por gran parte de las personas que enviudaban a una edad relativamente joven. 
  • se ha mantenido el término "jornalero" y "jornalera" como principal ocupación para aquellas personas que no disponían de terrazgo suficiente como para dejar de trabajar por cuenta ajena.
  • se ha eliminado el término "propietario", que hacía referencia a los labradores que -por edad- ya no eran capaces de trabajar sus propias tierras, aunque carecían de cualquier tipo de subsidio (pensión de jubilación, inexistente en aquellos años), por lo que únicamente vivían o malvivían "de las rentas"
  • por evitar la reiteración, se ha mantenido el término "labrador" para el cabeza de familia, sin añadir el de "labradora" para el cónyuge, cuando todos sabemos que las tareas del campo eran realizadas tanto por hombres como por mujeres.
  • únicamente a efectos prácticos, para su más fácil identificación, se han señalado en negrita las personas con oficios diferentes (al menos como labor principal) al de labrador: herrero, carpintero, molinero, médico, maestro, tabernero, veterinario, sacerdote y pastor. También se han identificado en negrita al alcalde y al secretario. 
  • para las personas no nacidas en Huérmeces, se ha consignado el año de llegada al pueblo.
  • en la columna de la derecha se han consignado información complementaria que ayude a la posible identificación de alguna persona destacable por el desempeño prolongado de su profesión en el pueblo; también se ha intentado relacionar alguna de las viviendas y sus moradores de 1899, con los correspondientes a los años 50 y 60 del siglo XX, aunque no siempre ha resultado sencillo, por los cambios sufridos en la denominación y numeración de las calles.

Años 20-30: Calle Real, Escuelas y Casa del señor Millán




Principales datos estadísticos extraíbles del padrón municipal de 1899:

Procedencia de la población: el 23% de los habitantes (89 personas) había nacido en otros pueblos, la mayor parte de los cuales (el 93%) lo había hecho en lugares del entorno cercano a Huérmeces (Ruyales, Santibáñez, Ubierna, Castrillo, Las Hormazas, Los Tremellos, Montorio, Ros, etc.); una pequeña parte (7%) procedía de pueblos ajenos a la comarca (Sedano, Arcos, Ceniceros, Cidad de Ebro, Espinosa de Bricia, Pradoluengo, etc.); ningún habitante era natural de la ciudad de Burgos.

Calle Real (azul); Calle de la Plaza (verde); Calle de Hondovilla (naranja); Calle de la Solana (rosa); Barrio Mercado (morado)


En cuanto a la distribución de la población por calles y barrios, tenemos:

-calle Real: 121 habitantes (31%)
-calle de la Plaza: 108 hab. (28%)
-calle de la Solana: 41 hab. (11%)
-calle de Hondovilla: 38 hab. (10%)
-barrio de Mercado: 33 hab. (9%)
-en diseminado: 42 hab. (11%)


En cuanto a la población "en diseminado", hay que tener en cuenta que se encontraban habitados cuatro molinos: los de Berlanga (Fuente la Hoz), Rallastra (Alba), Retuerta y Navatillo. Los molinos de Cigatón, Las Huertas y El Rinconcillo, al encontrarse muy cerca del casco urbano, no llegaron nunca a estar habitados, residiendo sus molineros en diversas casas del pueblo.

Algo parecido sucedía con el molino de Los Nogales, regentado por Mauricio Díaz Gallo (padre de Miguel Díaz Mantínez) desde la solitaria casa del barrio de La Parte (luego denominada Casa de Miguel).

También se encontraba habitado el Palacio de Arriba (Palacio de Arroyuelo), en el que residían dos familias: una de labradores (María Paz Villalvilla Hidalgo) y otra de pastores (Francisco Blanco Huidobro); el interior del palacio se encontraba en malas condiciones, pero espacio había de sobra. Creo que, en aquellos años, la propietaria del palacio era María Arquiaga Díaz; cuatro décadas después, en 1941, la familia Arquiaga vendería el palacio a Bernardo Varona Recio, labrador y vecino del pueblo. 

En la casa cercana al puente Vega, ya residía Domingo Arribas Díez y su familia; ya por entonces, seguramente, recibiera el nombre por el que pasó a la pequeña historia del pueblo: la Casa de Castilla.

También se encontraba habitado el Palacio de Abajo (Palacio del Obispo Zorrilla), situado en la dirección entonces consignada como calle de La Solana nº 10; estaba habitado por Marcelino García y su hijo, Íñigo. Hacía pocas décadas que el palacio había sido utilizado como escuela, antes de la habilitación de las nuevas escuelas, sitas en la calle Real. 
  

En un intento de dibujar una especie de pirámide de población, tenemos la siguiente distribución de habitantes por estratos de edad:

-menores de 5 años: 83 habitantes (22%)
-entre 6 y 12 años: 49 hab. (13%)
-entre 13 y 18 años: 36 hab. (9%)
-entre 19 y 30 años: 61 hab. (16%)
-entre 31 y 40 años: 55 hab. (14%)
-entre 41 y 50 años: 39 hab. (10%)
-entre 51 y 60 años: 35 hab. (9%)
-entre 61 y 70 años: 15 hab. (4%)
-entre 71 y 80 años: 10 hab. (3%)

Salta a la vista que el 60% de la población del pueblo tiene menos de 31 años de edad. Casi como hoy en día. En el otro extremo, ninguno de los habitantes de Huérmeces supera los 80 años de edad; y solo uno alcanza esa cifra: Manuel González Villalvilla, veterinario del pueblo durante muchísimo tiempo.

De todas formas, hay que tomar con cierta prevención el asunto de la edad, ya que se observan grandes discrepancias entre las fechas de nacimiento consignadas en padrones cercanos en el tiempo. Entre el padrón de 1897 (datos de 1896, en realidad) y este de 1899, existen diferencias no solo en el día y mes de nacimiento, que también en el año (hasta 3 años de diferencia, en algunos casos).


En cuanto al crecimiento vegetativo de la población: en 1899 se produjeron 13 fallecimientos (Datos extraídos del Archivo Diocesano de Burgos) y 11 nacimientos (datos del padrón).

La cifra de nacimientos puede resultar engañosa, ya que seguramente fue mayor, aunque la mortalidad en neonatos era tan elevada que muchos ni se contabilizaban en el padrón, elaborado a finales de año.

En un año normal, la mitad de los fallecidos corresponden a niños menores de un año; y casi dos terceras partes, a personas menores de 30 años. La edad máxima de los fallecidos rara vez superaba los 75 años.

La cifra de la población total del Padrón de 1899 (383 habitantes) nos parece un poco baja, ya que las poblaciones de hecho recogidas en el Censo de 1897  (420 habitantes) y en el Censo de 1900 (398 hab.) contabilizan 37 y 16 habitantes más, respectivamente. Quizás pudiera deberse a que en este Padrón de 1899 se recoja únicamente a la población presente, sin que se hayan contabilizado ni habitantes ausentes ni transeúntes; por lo recogido en los censos inmediatos a este padrón de 1899, la suma de habitantes ausentes y transeúntes osciló entre 18 (1897) y 32 (1900), por lo que ya cuadrarían algo más las cifras.

Por otra parte, las cédulas de inscripción (unidades familiares) recogidas en los censos de 1897 (109) y de 1900 (110) también resultan más altas que las 104 recogidas en el padrón de 1899, lo que también tiene su misterio. Quizás existan diferencias metodológicas entre la elaboración de censos y padrones. O quizás los errores y omisiones en la confección de ambos fueran más habituales de lo que cabría pensar.

En cuanto a los niveles de alfabetización, se consigna que 30 personas no sabían leer ni escribir, y otras 3 sabían leer pero no escribir; por lo tanto, la tasa de analfabetismo (para la población mayor de 6 años) alcanzaba el 10%, aproximadamente; cabe destacar el progreso experimentado en este aspecto durante los 20-25 últimos años, ya que en 1877 dicha tasa rondaba el 23%. Y eso que era una de las más bajas dentro de los pueblos del entorno.

Peculiaridades en la situación de diversos negocios y oficios:

-cura párroco: suponemos que ya existía la casa rectoral en su actual ubicación, pero no hay seguridad de que así sea.
-tabernas: la taberna de Timoteo San Martín se encontraba enclavada en la que décadas después sería cantina de Joaquín y Matilde; unos años antes, en 1883, la taberna de Timoteo estaba situada en la calle Real nº 2 (casa de Mauro); quizás a finales del siglo XIX ya se conocía que la nueva carretera de Aguilar atravesaría el pueblo por la calle de la Plaza, y entonces Timoteo decidió trasladar su negocio a una mejor ubicación; la taberna de Hermenegildo (también tienda de comestibles), suponemos que estaba situada en la casa del señor Diego, en la calle Hondovilla nº 10.
-herreros: Primitivo Ortega y su hijo, Hipólito, mantuvieron durante varias décadas el negocio abierto en la calle de Hondovilla, en la después denominada casa de abajo de Valeriano.
-médico: hasta que en el año 1952 se levantó la nueva casa del médico, este no tuvo un domicilio concreto, alternándose por diversas viviendas, tanto de titularidad privada como municipal. Una de ellas fue la más tarde denominada "casa del secretario", en la calle de La Solana nº 6.
-maestro: suponemos que ya existían tanto las escuelas como la denominada "casa del maestro", en la calle Real.
-sastre: Pablo Crespo y su hijo, Mariano, siempre mantuvieron su taller en la calle de la Solana, junto a la luego denominada "casa de Marín".
-carreteros: Domingo Arribas tenía su taller en la que luego sería carpintería de Benjamín; Hipólito Díez tenía el suyo en la calle Real nº 7.
-pastores: al tratarse de trabajos de gran movilidad geográfica, solían ocupar las viviendas de peor calidad, situadas principalmente en el barrio de Mercado y en calle Hondovilla. A veces, también en el Palacio de Arriba.

Ahí va, 120 años después de cumplimentarse, el primer padrón de habitantes completo del pueblo de Huérmeces. Según la edad del observador, en este padrón encontraremos abuelos, bisabuelos, tatarabuelos e, incluso, más allá.