lunes, 24 de noviembre de 2014

Profesiones y oficios, 1894



El tomo titulado Indicador General de la Industria y el Comercio de Burgos (1894) es una publicación privada en la que se recogen, con ánimo publicitario, gran parte de los establecimientos dedicados a la industria y el comercio de la ciudad de Burgos y su provincia a finales del siglo XIX.



Su editor, Marciano Velasco, ya deja clara constancia de las intenciones del libro en la propia introducción del mismo:

“no es otra cosa que la reunión ordenada de cuantas señas comerciales existan en la región […] ha de contener las señas comerciales-domiciliarias de cuantos en la misma se dediquen al comercio, fabricación o industria de cualquier índole que estas sean.”


 
La idea original de esta primera edición era la de ir actualizando periódicamente su contenido pero dicha reedición, por razones que desconozco, nunca llegó a materializarse.



El volumen, de 340 páginas, clasifica los establecimientos entre los situados en la ciudad de Burgos y los ubicados en los pueblos de cada uno de los siete partidos judiciales en los que por entonces estaba dividida la provincia (Burgos, Aranda de Duero, Briviesca, Castrojeriz, Miranda de Ebro, Salas de los Infantes y Villarcayo).

Para cada pueblo, además del nombre de los distintos artesanos y comerciantes, aparecen los de los miembros del ayuntamiento (alcalde y secretario) y del juzgado municipal (juez, fiscal y secretario), así como los del párroco y maestro.

La información correspondiente a Huérmeces aparece en las páginas 67 y 288:

Lugar con Ayuntamiento, de 385 habitantes, sito a 22,2 kilómetros de Burgos, que es la estación más próxima. Produce toda clase de cereales y legumbres. Limita al Norte con Quintanilla Sobresierra, al Este con Ubierna, al Sur con Santibáñez Zarzaguda y al Oeste con Ros y Montorio.

Huérmeces recibe la correspondencia a través de la cartería de Ubierna (caja nº 11); el pueblo dispone de 120 edificios habitables y ninguno no habitable.




Ayuntamiento:

Alcalde:

Lorenzo Ubierna

Secretario:

Felipe Gallo

Juzgado municipal:

Juez:

Eusebio Girón Arribas

Fiscal:

Julián Villanueva Varona

Secretario:

Felipe Gallo


Profesiones, Industria y Comercio:

Párroco:

Florentino Díaz [-Ubierna Vivanco]

Instrucción pública, profesor:

Gregorio Rojas

Albéitar:

Manuel González Villalvilla

Carreteros:

Julián Alonso Fernández
Hipólito Díez Hidalgo

Molineros:

Marcial Alonso Bárcena
Mauricio Díaz Gallo
Julián García
Nicolás Medrano
Ezequiel Pérez Díez
Juan Tudanca Gómez
José Ubierna García
Narciso Varona Ubierna

Herrero:

Primitivo Ortega Valladolid

Venta de sacos ordinarios:

Valentín González Iglesias

Sastre:

Pablo Crespo Díaz

Vinos y Aguardientes:

Timoteo Romo San Martín

Zapateros:

José González Pérez
Bonifacio Pérez Díez




Albeitar: figura anterior a la de veterinario, sanador de animales.

Se puede consultar la totalidad de la publicación en:

http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1005047&posicion=1&presentacion=pagina

lunes, 17 de noviembre de 2014

Julián Alonso, gabrielista


Julián, el más pequeño de un total de seis hermanos, ya desde sus primeros años resultó ser un buen chaval. Nunca les dio motivos de queja a sus padres, Eugenio y Elisa. Más tarde, ya en la escuela, destacó como obediente y aplicado estudiante.

En aquellos años, en los que las familias humildes no podían enviar a los hijos a estudiar fuera, ser buen estudiante te encaminaba principalmente a la vocación religiosa. De todas formas, en el pueblo no había sitio para todos. Las tierras eran las que eran, y seis hermanos eran muchos hermanos. Los propios párrocos de cada lugar tenían sus contactos en las diversas órdenes religiosas de la época, y animaban a estos jóvenes a que se iniciaran en la vida religiosa.


Julián, a los 14 años


Abrió el camino su hermana mayor, Escolástica, que, tras profesar como Hija de la Caridad de San Vicente Paúl, partió para Linares (Jaén) y no regresó a Huérmeces nunca más.

En aquellos años, muchos jóvenes de la provincia de Burgos partieron hacia destinos diversos a lo largo y ancho de la geografía nacional. Muchos acabaron en los paúles, por influencias del cercano Tardajos. Otros, sin embargo, partieron hacia la entonces minoritaria Congregación de Hermanos de San Gabriel (Hermanos Gabrielistas) que desde principios de siglo se había establecido en Cataluña, tras su expulsión de Francia en 1903.


Julián Alonso Villalvilla  (Can Valls, 1932)


En 1932, cuando Julián contaba tan solo con 14 años de edad, Julián fue reclutado (como otros muchos jóvenes de la zona) por Vicente Diego Pérez (Hno. Juan de Dios), también burgalés, y reclutador gabrielista desde 1923.

Julián ingresó en el Juniorado de los Hermanos de San Gabriel en Can Valls, al lado de Caldetas (Barcelona). En esta casa de formación para aspirantes adolescentes, adquirida en 1915, en la que era muy numerosa la “colonia burgalesa”, hizo su postulantado y noviciado, con el nombre de Hermano Enrique. Dos años más tarde, en 1934, profesó como gabrielista.




Can Valls (1915-1936)
 
En julio de 1936, cuando estalló la Guerra Civil, Can Valls se convirtió en el refugio de todos los Hermanos de San Gabriel de la Provincia. En noviembre de 1936, un centenar de milicianos de la FAI invadieron la casa y se llevaron a la mayor parte de los hermanos mayores de 18 años presos a la checa de San Elías, en Barcelona. Los más jóvenes fueron internados en centros de asistencia social y a los ancianos se les dedicó a la explotación de la finca.


Julián Alonso Villalvilla, gabrielista (1934)

Can Valls, Caldetas (1935); Julián es el primero por la izquierda en la fila superior

Can Valls (1937); Julián es el sexto por la derecha, en la fila de atrás; la fotografía fue realizada por la Cruz Roja Internacional a petición de los superiores gabrielistas de Francia


Can Valls (Diciembre 1935); Julián: fila inferior, primero por la izquierda


A Julián, que acababa de cumplir 18 años en junio, le salvo su entonces minoría de edad, librándose de la masacre a la que pocos días después fueron sometidos sus hermanos en el cementerio de Montcada. De los 80 hermanos con que contaban en 1936 los Gabrielistas en España, distribuidos en sus 7 colegios, 49 fueron asesinados en los primeros días de la Guerra Civil. De esos 49 hermanos asesinados, 36 eran nacidos en la provincia de Burgos, y 4 de ellos procedían de pueblos muy cercanos a Huérmeces (Cayo Bañuelos y Laurentino Serna, de Urbel del Castillo; Aniceto Alvarez, de Santibáñez Zarzaguda; y Sergio Martínez, de Quintanilla Pedro Abarca).


Hoja nº 3 del listado de Cruz Roja Internacional (17 nov. 1936) Centro Documental de la Memoria Histórica (Salamanca) Cortesía de Severino Gómez



Del antiguo Can Valls, adquirido por los Hermanos en 1915, hoy solo queda la vieja torre del siglo XVII, rodeada por un bonito parque conmemorativo, el Parque de los Hermanos Gabrielistas (“Parc dels Germans Gabrielistes”), 4 hectáreas de terreno con un pequeño lago y árboles centenarios, muchos de ellos traídos por los Hermanos desde sus misiones en Africa, Asia y Australia.





Julián, al igual que otros jóvenes hermanos gabrielistas, se vio obligado a servir como sanitario en el ejército republicano en Cataluña.

Tras meses en el frente, Julián se pasó al lado “Nacional”, aunque antes tuvo que sobrevivir una temporada en el campo de concentración de Santa Ana (León), en el que eran internados casi todos los soldados, milicianos y sanitarios procedentes de Cataluña.

El Campo de Santa Ana, situado a las afueras de la ciudad de León, era un simple descampado con unas naves pertenecientes a una antigua fábrica de curtidos, y llegó a acoger a una media de 500 detenidos. En Santa Ana, Julián pasó por no pocas penurias y calamidades hasta que consiguió los avales necesarios para ser puesto en libertad. Cuentan que tuvieron que comer incluso culebras, ya que el rancho mínimo que les ofrecían en el campo no era suficiente para sobrevivir.

Para conseguir avales era imprescindible enviar alguna tarjeta postal a familiares y conocidos, pero si no disponías de dinero suficiente para pagar los 15 céntimos que costaba cada postal  tus esperanzas de salir de allí eran mínimas. Julián ayudó a otros a abandonar el campo, prestándoles el dinero necesario; también atendió a internos enfermos y esperó a que llegaran los tan ansiados avales, que llegaron.

Finalizada la guerra, Julián volvió a Cataluña, en dónde estuvo enseñando en los colegios gabrielistas de Arenys de Mar, Viladecans y Sant Adrià de Besòs. En esta última localidad también se dedicó al cuidado de los enfermos de tuberculosis ingresados en el Sanatorio del Espíritu Santo (Sanatori de l’Esperit Sant).









Tanto se implicó en el cuidado de los enfermos que él mismo acabó por contraer la por entonces terrible enfermedad. Murió en enero de 1943, a los 24 años de edad.



APUNTES FAMILIARES:

Julián Alonso Villalvilla: Huérmeces (7 de junio de 1918) - Sant Adrià de Besòs, Barcelona (19 de enero de 1943)

Hermanos: Escolástica (1896), Eladia (1900), Lucía (1905), Leonila (1910) y José (1915).

Sobrinos: Victoria, Anunciación, Elisa, Agustín, Carmen, Casilda, Máxima, Secundina, Regina, María Begoña, Constantina, María del Carmen, Jesús, José, Elisa, Caridad, Agustín, Julián, Fernando Eugenio, Alberto y José Enrique.



AGRADECIMIENTOS:



Enric Roura Ventura: La Garrotxa (Gerona), 1918 – La Aguilera (Burgos), 2005; también Hermano Gabrielista (bajo el nombre de Vicente Ferrer), coincidió con Julián en el Campo de Concentración de Santa Ana (León) durante la Guerra Civil, y más tarde, ya de vuelta en Cataluña. Fue director en 1951-52 del Colegio de Sant Josep, en Sant Sadurní d’Anoia. Dos años antes de morir, le contó al Hermano Angel Llana lo que recordaba de Julián, entre otras cosas cómo le ayudó a él mismo a salir del campo de concentración, prestándole incluso dinero para tal fin. Consideraba que Julián era un buen religioso, siempre dispuesto a las obras de caridad.

Angel Llana Obeso, Superior Provincial de los Hermanos de San Gabriel; se interesó por la vida de Julián a raíz de una visita que realizó en julio de 2003 al entonces Convento de las Clarisas de Lerma (Burgos). En dicho convento profesaba una sobrina de Julián, Constantina (Sor Jesús de Nazaret) que, al enterarse de que el Hermano Llana era gabrielista, le pidió alguna información sobre su tío. Resultó que una fuente de información de primera mano, el mencionado Hermano Enric Roura, se encontraba muy cerca, en el Colegio Gabrielista de La Aguilera (Burgos). Gracias a los datos recabados por el Hermano Llana en ese verano de 2003 ha sido posible realizar esta breve reseña de Julián.

Unos años más tarde, y para acabar de cuadrar el círculo, Sor Jesús de Nazaret, la sobrina de Julián, así como una buena parte de las hermanas del Convento de Santa Clara (Lerma), se trasladaron a La Aguilera, al antiguo convento franciscano de San Pedro Regalado, a muy poca distancia del Colegio Gabrielista allí existente. Si aquel lejano día de julio de 2003 no se le hubiera ocurrido a Constantina preguntar al Hermano Llana por su tío Julián, nunca habríamos podido conocer detalles de los últimos años de vida de Julián.

Severino Gómez me facilitó las tres fotografías de grupo de Can Valls en las que se identifica a Julián, además de una completa biografía del gabrielista y el listado confeccionado por el Comité de Cruz Roja Internacional.


La memoria familiar contaba que Julián había sido una buena persona y que había muerto en Cataluña "en la Guerra", tras haber pasado muchas penalidades en ambos "lados". Poco más. Únicamente tres viejas fotos, guardadas en la caja de zapatos que hacía las veces de álbum familiar, que atestiguaban su existencia. 



FUENTES:

  • “Diario de campaña de un soldado catalán”, de Ignacio Yarza Hinojosa (Actas, 2005), en dónde el autor narra, entre otras cosas, su paso por el Campo de Concentración de Santa Ana.
  • “Mártires gabrielistas: 50 peldaños para subir a la cruz”, Hermanos de San Gabriel, Barcelona 2007
  • Campo de concentración de Santa Ana:


lunes, 10 de noviembre de 2014

El Úrbel que nos lleva






«Rivo de Ulbere cum suis villis ex utraque parte aque»

(Votos de Fernán González a favor del Monasterio de San Millán, año 934; Becerro Galicano de San Millán)

«Río pequeño de España, provincia de Burgos. Nace en su parte boreal, en el distrito llamado cuadrilla del Tozo, partido de Villadiego, corre por los pueblos de La Piedra, Urbel del Castillo, Quintana del Pino, la Nuez de Arriba y otros pueblos, al pie del monte o cuesta, donde estaba la antigua Bravo, hasta perderse en el Arlanzón, frente a Rabé de las Calzadas, a dos leguas al Oeste de Burgos»  

                    (Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal, Sebastián de Miñano y Bedoya, 1826)

«Río que nace en el paraje conocido como Las Fuentes, en Fuente Urbel, municipio de Basconcillos del Tozo, comarca de Páramos-Las Loras. Pertenece a la subzona de la cuenca del Arlanza, en la cuenca del Duero. Es uno de los más largos de la provincia, que tras recorrer 55 km se une al Arlanzón en Frandovínez. Estrecho y cerrado, de poco caudal, forma numerosos meandros, y en los períodos de deshielo invade las praderas»

                                                      (Wikipedia, 2014)



Úrbel, topónimo de supuesto origen vasco (urbeltz), con el significado de “agua negra”, en referencia al color oscuro que presentan las aguas del río, debido a su vez a la naturaleza de los terrenos en los que nace, fangosos y encharcados la mayor parte del año.

Toponimias aparte, el Úrbel no solamente ha modelado el paisaje y condicionado el clima de todo el valle, sino que ha determinado claramente su devenir histórico.


Nacimiento del Urbel, en Fuente Úrbel  (fotografía, Julio de 1992)


Las amplias vegas que se abren en su curso medio y bajo, después del desfiladero de Fuente La Hoz, posibilitaron el desarrollo temprano de la agricultura; su caudal, permanente y relativamente abundante, facilitó el establecimiento en sus orillas de numerosos molinos harineros, con el consiguiente impacto económico; en su época de mayor esplendor (finales del siglo XVIII-principios del XIX), el río llegó a mover un total de 53 molinos, de los que hoy solo quedan en pie apenas una docena, y de otros tantos aún son visibles ruinas y reconocibles algunos restos.

La antaño riqueza en cangrejos, truchas y aves acuáticas posibilitó que la caza y pesca resultara una fuente de alimento adicional para los habitantes de sus riberas.

Hasta el año 1974, en el que la foránea afanomicosis acabó con todos, el Urbel era el río más cangrejero de la provincia de Burgos. Hoy es posible aún observar alguna nutria en su curso alto y medio, gracias a sus aguas poco contaminadas.

Su curso constituyó también una vía de paso para pueblos invasores e imperios: celtíberos, godos, romanos, musulmanes, ejércitos napoleónicos, etc. Con todo lo bueno y lo malo que estas incursiones trajeron consigo. Entre tanto trajín, 30 puentes cruzan sus aguas, así como unas 10 pasarelas peatonales. Y unos 30 vados.

Debido a la escasa pendiente de su curso (en sus 55 km apenas salva un desnivel de 140 m), también trajo riadas e inundaciones, con los consiguientes daños en cosechas, ganado, puentes, caminos y casas.   

Sus aguas lamen los términos de 21 pueblos: Fuente Úrbel, Santa Cruz del Tozo, La Piedra, Úrbel del Castillo, Quintana del Pino, La Nuez de Arriba, Montorio, Huérmeces, Santibáñez, Miñón, La Nuez de Abajo, Mansilla, Zumel, Lodoso, Pedrosa, Santa María Tajadura, Villarmentero, Las Quintanillas, Tardajos, Rabé de las Calzadas y Frandovínez.

En esta entrada se propone una excursión (hidrológica, que no turística) de unos 56 km, paralela a todo el curso del Úrbel, desde su nacimiento en Fuente Úrbel (970 m) hasta su desembocadura en el Arlanzón, en Frandovínez (830 m). Evitando carreteras siempre que sea posible, constituye un recorrido ideal para bicicleta, en suave bajada; o incluso a pie, en dos o más etapas.




 
Nuestro río nace en Las Fuentes (km 0,0), medio kilómetro al SW de Fuente Úrbel. No es un lugar rodeado de altas montañas ni excavado por potentes glaciares, ni su manantial alcanza un caudal sorprendente (50 litros/segundo), pero es, sin duda, un bello paraje. Entre chopos, al lado de un afloramiento calizo, el nacedero forma una pequeña charca de aguas frías y cristalinas.


Las Fuentes, nacimiento del Úrbel, en las cercanías de Fuente Úrbel

Primeros pasos del Úrbel, antes de atravesar el pueblo

Aunque hemos dicho que no se trata de una excursión turística al uso, haremos alguna excepción: no deberíamos abandonar el pueblo sin antes intentar ver, si puede ser también por dentro, el ábside de la iglesia de Santa María la Mayor. Encantador románico rural, aditamentos esotéricos aparte.





En Juntarríos (km 2,0) recibe las aguas del río Talamillo, nacido 11 km arriba, en El Val de Fuencaliente de Puerta. Aquí, el curso del Úrbel realiza un giro de 90º, pasando de NE a SE, y así discurre, durante casi 2 km, hasta pasar justo al Sur de Santa Cruz del Tozo (km 4,0), en dónde es necesario cruzar un vado si se quiere llegar al pueblo.

Aquí recibe las aguas del arroyo de Valdehayas, originarias del manantial del mismo nombre. El trayecto entre Juntarríos y Santa Cruz puede realizarse sin dificultad (salvo en época de lluvias) por el camino que discurre paralelo al río, pasando por La Salcera, Los Carrizales y Rihondo.

Entre Santa Cruz y La Piedra (km 6,0), el río discurre tranquilo, atravesando La Lagunilla y La Bajera, hasta el puente sobre la carretera de acceso al pueblo. Nosotros iremos por el camino que asciende ligeramente la cuesta, para ir luego paralelo al río, pero fuera del alcance de sus crecidas; al lado del puente, la Fuente Vieja, de frías aguas, propensas a originar ronqueras, según nos cuentan. Otra excepción turística: el bello ábside románico de la iglesia de Santa María merece una visita.


La Piedra y el puente que da acceso al pueblo desde la carretera de Aguilar


Entre La Piedra y Úrbel del Castillo (km 9,5) el río discurre divagante, entre praderías, con abundantes meandros. El castillo nos sirve de faro, de manera que en lugar de ir por el camino paralelo al río, ascenderemos por el que se dirige a la balsa de La Resosa, y desde allí por el camino que llega a Úrbel a la altura de su iglesia.

Por el centro del pueblo discurre el arroyo originado por el cercano y potente manantial de La Recorva, a los pies del anfiteatro calizo que destaca por el sur. Los restos actuales del castillo datan del siglo XV, aunque sus orígenes son anteriores.


El arroyo de La Recorva atraviesa las calles de Úrbel del Castillo

El Úrbel, en las cercanías del castillo homónimo; al fondo, a la derecha, La Mesa y el camino que asciende por Valseco


A mediados de marzo, en la enorme pradera que se extiende a los pies del pueblo, se produce la masiva floración del pequeño narciso Narcissus bulbocodium.


Praderías de Úrbel, en primavera, narcisos y el desbordado río


Por el camino de Úrbel a Quintana del Pino, que discurre paralelo al río, alcanzamos el paraje denominado Molinos de Úrbel, por los dos molinos que aún permanecen en pie, uno de ellos alimentado por las aguas no del río, sino del manantial cercano; poco después de los molinos, cruzamos el arroyo del Embid, de aguas estacionales, dejando a nuestra derecha el camino que se dirige a Quintana del Pino (km 12,5), con su humilde iglesia románica.


El Castillo de Úrbel desde Los Molinos

Quintana del Pino


Nosotros seguimos el camino que se dirige hacia La Nuez de Arriba, abandonándolo en cuanto comienza a ascender por la cuesta de El Romero, para internarnos por las praderas contiguas a los meandros del río, hasta alcanzar las ruinas del Molino de La Nuez de Arriba (km 14,5), bello paraje con Los Castillejos como telón de fondo. Un vado y un puente recientemente reforzado permiten cruzar el río.


Meandros del Úrbel, entre Quintana del Pino y el Molino de la Nuez de Arriba

Molino de la Nuez de Arriba (Molino de Voces, Molino de Abundio)


Continuamos ahora por la margen izquierda del río, entre prados y tierras de labor, hasta alcanzar el paraje por el que el río atraviesa las rocas de la Peña Frasco, en el que confluyen un vado y el puente (nuevo) de la carretera de Masa a Villadiego.


Vado del Molino, con Los Castillejos al fondo

Vado de La Nuez, al lado del puente de la carretera de Villadiego


Cien metros antes de cruzar el puente, abandonamos la carretera por el viejo camino de La Nuez a Montorio que, durante kilómetro y medio, a veces medio perdido entre las tierras y prados, discurre paralelo al río, hasta alcanzar el Puente Cantarranas, en las cercanías de Montorio (km 19,0).


Puente de Cantarranas


Siguiendo por la orilla izquierda del río, el camino se pierde, pero entre prados y alguna tierra de labor, durante otro kilómetro y medio, alcanzamos las ruinas del Molino de Las Bañadas, con una pasarela peatonal y un vado.


Ruinas del molino de Las Bañadas


Desde el molino, parte un cómodo camino de servicio, que discurre paralelo a la N-627 (Burgos-Aguilar) durante casi 2 km, pasando al lado del Puente de Los Huertos. En este trayecto, el río recibe las aguas del arroyo Chiquito y de las potentes Fuentes de Montorio y Santa Cecilia.

El camino termina en la vieja carretera de Aguilar (BU-622), hoy casi huérfana de tráfico, por lo que podemos continuar tranquilamente por ella, abandonando momentáneamente el curso del río, que en ese tramo es cruzado por el Puente de La Cabañuela.


Puente de La Cabañuela

Puente de La Cabañuela

El Úrbel en las cercanías del Puente de La Cabañuela


Desde el alto, observamos como el Úrbel se interna en el desfiladero describiendo una pronunciada “S” entre una densa vegetación de ribera (chopos, sauces y fresnos). En lo más profundo de la doble curva, se encuentra uno de los pocos molinos que quedan en pie, el Molino Quemado (km 22,0).

Hemos entrado así en el Desfiladero de Huérmeces (Desfiladero de Fuente la Hoz) que, en sus tres kilómetros y medio de recorrido, constituye el paraje más espectacular de toda la ruta. El río aprovecha para cambiar de nuevo de dirección, dejando la Sureste por la Sur, que ya no abandonará hasta su desembocadura.


Meandros en La Cabañuela, a la entrada del desfiladero de Huérmeces


En Los Navatillos, a la salida de los meandros de La Cabañuela, abundan los chopos; poco después, el río recibe por su derecha las aguas del arroyo de San Pantaleón, que nace al pie del Perul. La carretera hacia Quintanilla Pedro Abarca y San Pantaleón del Páramo cruza el río por el Puente de la Bagoya.


Los Navatillos

Vado de Navatillos


Al pie de la Peña Rallastra, pasa desapercibido el medio escondido Molino de Alba; nosotros seguimos por la carretera pasando al lado de Valdegoba y sus cuevas con restos del Hombre de Neandertal; inmediatamente, encontramos el manantial de Fuente La Hoz, con su área recreativa y dos puentes peatonales del tiempo de la Base Militar. 


El desfiladero del Úrbel se toma un respiro en Valdegoba, entre los riscos de la Peña Rallastra y los de Fuente la Hoz

Fuente la Hoz
Área recreativa en Fuente la Hoz

La carretera BU-622, paralela al Úrbel, con el desfiladero de Fuente la Hoz al fondo

El Úrbel, después del desfiladero de Fuente la Hoz, atraviesa el paraje de Mulimayor, antes de llegar a Huérmeces


Saliendo ya del desfiladero, a la altura del Puente de Miguel, por el que cruza el río la carretera de Ruyales, pasamos al otro lado del río y abandonamos la carretera BU-622. Después de llegar a la altura del Molino de Cigatón por el Camino de la Blanca, alcanzamos Huérmeces (km 28,0) cruzando el Puente Comparanza, justo en la mitad del recorrido del Úrbel. En el pueblo, destacan sus dos palacios, su iglesia neoclásica y sus casonas blasonadas.

Volvemos al camino que sigue paralelo al río por su margen derecha, dejando atrás el Puente de La Pradera y el Molino de Retuerta, y continuamos hacia Santibáñez.

El Molino Higón precede a la llegada al área recreativa de Santibáñez Zarzaguda (km 33,0), con un puente por el que se puede llegar al pueblo para admirar su imponente iglesia gótica de San Nicolás, de tres naves.


Molino de Villaniego, recientemente restaurado, en Santibáñez Zarzaguda


Retomando el camino del Úrbel por la derecha, poco después de Santibáñez vemos, al otro lado del río, el Molino de San Juan, y cruzamos el arroyo de Monasteruelo que baja desde Ros y al que se ha unido poco antes el de Las Celadas.


Molino de San Juan


Después de cruzar las carreteras que acceden a Ros y Las Celadas, al otro lado del río, encontramos al pueblo más pequeño del recorrido, Miñón (km 35,5), con la espléndida portada románica de su iglesia.

Antes de llegar a La Nuez de Abajo (km 36,5) vislumbramos las ruinas de uno de los dos molinos con que contó este pueblo; el camino bordea La Nuez por su parte oeste, al lado de la iglesia, para continuar hacia Zumel.


La Nuez de Abajo y la vega del Úrbel desde el páramo


A la altura de la Ermita de La Cuadra (km 37,0) el río, en una evidente falta de respeto a la antigua condición de Mansilla como capital de alfoz, sigue invariable su curso hacia el sur, evitando el paso por el pueblo.


Ermita de la Cuadra, desde el Páramo de La Nuez; al fondo, la carretera de Mansilla

Ermita de la Cuadra y, al fondo, cerro del Castillo de Mansilla


El Molino de Hartavieja precede a Zumel (km 37,5), al que se llega a la altura de su cementerio; sobre el caserío destaca la restaurada torre de los Bernuy y la iglesia de La Asunción. Después del pueblo, apenas se adivinan las ruinas del Molino Veraniego.


Molino Hartaviejas, en las cercanías de Zumel

Ruinas del Molino Veraniego


Seguimos por el camino derecho del Úrbel hasta las cercanías de Lodoso (km 40,0), en dónde cruzamos el río por el puente nuevo, al lado del Molino de La Puente, para continuar ahora por el camino izquierdo del río, hacia Pedrosa, evitando así la carretera que discurre por el otro lado. El arroyo de Las Rebolledas, que baja desde Mansilla, desemboca en el Úrbel también a la altura del citado puente nuevo.


Puente nuevo de Lodoso

Camino del Úrbel, entre Lodoso y Pedrosa


Continuamos por el camino hasta llegar a la altura de Pedrosa de Río Úrbel (km 42,5), pueblo al que se accede por medio de un puente recién ampliado. Nosotros continuamos por el camino que discurre por la orilla izquierda, durante otros 3,5 km.


Pedrosa de Río Úrbel

Camino entre Pedrosa y Santa María Tajadura


Llegamos a la altura de Santa María Tajadura (km 46,0), al otro lado de un cómodo vado y puente peatonal. Siguiendo por el camino que traíamos alcanzamos las primeras casas del pueblo siguiente.


Vado de Santa María Tajadura


Una curiosa bodega nos anuncia que estamos en Villarmentero (km 47,0), pueblo con una peculiar iglesia (San Esteban); ahora por carretera, salimos del pueblo en dirección a la N-120, en cuyo cruce encontramos, medio tapado por el nuevo, el viejo puente sobre el Úrbel. Aquí, sus aguas, ya si que hacen honor -y olor- a su nombre.


Puentes nuevo y viejo de la N-120

Las aguas del Úrbel, camino de Tardajos


Justo antes de los puentes, el Úrbel recibe las aguas del Arroyo de Carramarmellar, que vienen de los Marmellares, el de Arriba y el de Abajo.

Entre Villarmentero y Las Quintanillas, a la altura del paraje de La Molinera, el Canal de Regadío cruza el Úrbel por un puente-acueducto.


Las Quintanillas

Por un camino que discurre paralelo a la carretera, en dirección Tardajos, cruzamos por debajo de la Autovía de León (A-231), allí donde ésta cruza por encima del Úrbel. Hemos entrado en una extensa zona de regadío, formada por varios canales que comunican nuestro río y el Arlanzón.


El Urbel, y el camino de Tardajos, pasando por debajo de la autovía de León


Continuando por el camino, llegamos a las primeras casas de Tardajos (km 50,0), sobre cuyo caserío destacan la iglesia de La Asunción y el Convento de los Paúles. En lugar de entrar en el pueblo, tomamos la carretera que, a la derecha, se dirige hacia Rabé.

A pocos metros encontramos el puente más espectacular de todo el recorrido, el Puente de San Lázaro, de cuatro ojos, cruzado por multitud de peregrinos, ya que forma parte del Camino de Santiago.


Puente de San Lázaro, entre Tardajos y Rabé

Puente de San Lázaro


Continuamos por la carretera que sube a Rabé de las Calzadas (km 51,0) y, al llegar a la altura de la iglesia de Santa Marina, tomamos la calle que desciende en dirección al río para, antes de alcanzarlo, girar a la derecha y entrar en el camino, señalizado, que se dirige a Frandovínez.


Rabé de las Calzadas


Durante unos 4 km el camino, algo elevado sobre el río, nos permite observar tranquilamente toda la vega baja del Úrbel. A unos 2 km después de Rabé, las aguas del Urbel y las del Arlanzón corren paralelas, separadas por una franja de terreno que, en algunos sitios, apenas supera los 300 metros de anchura. Abundan las plantaciones de chopos y las buenas tierras de regadío en toda esta vega formada por los dos ríos.

Poco después, a la derecha, a media ladera, aparece el sencillo edificio de la Ermita de Viyuela, recientemente restaurada. La campa que rodea la ermita, provista de sombra y una fuente, merece una parada.


Ermita de Viyuela

La vega del Úrbel a la altura de Frandovínez, desde la Ermita de Viyuela


Justo antes de entrar en el pueblo, ahora a la izquierda, las ruinas del enorme Molino de Santa Marta, uno de los últimos que funcionó por estos lares, y parece ser que citado por Miguel Delibes en una de sus obras.


Molino de Santa Marta


Al llegar a Frandovínez (km 55,0), final de nuestro recorrido, sólo nos queda por acercarnos al lugar en el que las aguas del Urbel descargan en el Arlanzón. Hace 35 años, la primera vez que me acerqué en bicicleta por aquí, no estaba fácil alcanzar el lugar exacto de la desembocadura; hoy, sin embargo, un camino nuevo desciende desde la parte baja del pueblo, al lado de la recién rehabilitada Fuente Pequeña, hacia una nave de bombeo: justo allí está lo que buscamos.


Frandovínez y la vega baja del Úrbel, desde el páramo del Val
 

Las aguas del Arlanzón, más abundantes que las del Úrbel, crean una especie de remolino al encontrarse con las de nuestro río, que confluyen a un nivel ligeramente inferior.


El Urbel, por la izquierda; el Arlanzón, por la derecha


Aquí termina nuestro periplo, pero no el de las aguas del Urbel. Estas, tras mezclarse con las del Arlanzón, continúan rumbo SW, hacia el Arlanza, en el que desembocan a la altura de la localidad palentina de Palenzuela; un poco más tarde, se mezclan con las del Pisuerga cerca de Torquemada y, en las cercanías de Simancas, con las del Duero. Cambian entonces de rumbo, de Suroeste a Oeste, y lo mantienen hasta Oporto, dónde se vierten en el Atlántico, a casi 800 km de Fuente Urbel.


MOLINOS Y PASOS SOBRE EL RÍO ÚRBEL







EL RÍO QUE NOS LLEVA es el título de una apreciada novela de José Luis Sampedro (1917-2013), editada por Aguilar en 1961. Virtudes literarias aparte, esta novela sirvió para que muchos de sus lectores descubrieran los espléndidos parajes del Alto Tajo, entre cuyos altos farallones discurre la trama de los gancheros. Lugares como Peralejos de las Truchas, Zahorejas, Buenafuente del Sistal, Ocentejo, Durón o Anguix pasaron a ser destino habitual para las excursiones de miles de madrileños que desconocían que el paraíso se encontraba a ciento y pico kilómetros de la Puerta del Sol.

En 1989 Antonio del Real dirigió una película de título homónimo, basada en la novela de Sampedro.