sábado, 6 de agosto de 2022

Una misteriosa fotografía y una monja farola que se fue al Sur


Dentro de esa socorrida caja de cartón, aparentemente sin fondo, que contiene todas las fotografías familiares, encontramos algunas cuya ubicación no parece clara, otras en las que no figura fecha alguna, y otras en las que aparecen personas a las que no resulta posible identificar.

Es un caso relativamente habitual con fotografías muy viejas, que contienen retratos de personas hace mucho tiempo desaparecidas; en algún caso, se ha roto la cadena de transmisión de información, esa por la que los padres cuentan a sus hijos la historia de una foto, y estos últimos se lo transmiten a los suyos. 

A veces, nos topamos con una fotografía en la que se aúnan las tres limitaciones aludidas: no aparece fecha alguna, no parece sencillo identificar el lugar, ni tampoco resultan reconocibles las personas que en ella aparecen. Ni tampoco tuvo nadie la precaución de escribir en el dorso (siempre a lápiz) los datos básicos relativos a la fotografía.




He aquí una de ellas. Por la vestimenta de los personajes, podríamos pensar que estamos en los años cuarenta o cincuenta del siglo pasado. Quizás lo más indicativo al respecto sean los pantalones cortos y los calcetines altos (medias) del muchacho de la derecha, el que porta el incensario.

Únicamente cabe añadir que en el reverso de la fotografía aparece la entonces frecuente leyenda "Post Card / Carte Postale". Las entonces caras fotografías se aprovechaban como tarjeta postal, ya que el papel tampoco sobraba y, además, el franqueo de una postal era más barato que el de una carta.

Si la foto se encontraba en la caja familiar de fotografías tiene que existir alguna conexión con alguno de los personajes que aparecen en la misma. Quizás alguno de los cuatro clérigos que aparecen en la instantánea hubiera pasado por Huérmeces en el pasado, quizás fuera hijo de alguna de las familias del pueblo...

En principio, no nos resulta familiar el rostro de ninguno de los tres clérigos que aparecen bajo palio, portando el Santísimo. Tampoco resulta identificable el clérigo que aparece a la izquierda, con una larga vela en la mano y escaso pelo en la cabeza.

Tampoco nos suena ninguno del resto de rostros que aparecen de manera más o menos nítida: vecinos, autoridades, guardias civiles, ... 

Desgraciadamente, tampoco nos resulta identificable la iglesia cuya torre aparece parcialmente a la izquierda de la foto. Se aprecia, semi encastrado, el cuerpo vertical que pudiera contener la escalera de caracol de la torre, con su pequeña ventana rectangular en la parte superior. 

Al fondo, enmarcado por el palio, se aprecia el tejado, los ventanucos del desván y las ventanas de la planta superior, pertenecientes a un edificio de grandes dimensiones, parcialmente tapado por lo que parece el murete perimetral de la iglesia.

Si ampliamos la fotografía en cada una de las personas que aparecen en primer plano o cuyas facciones resultan más claras, tampoco obtenemos resultado alguno:

  • Monaguillo primero, vestido como tal, con el incensario en movimiento oscilante, por lo que no se aprecia en la fotografía. Sus rasgos aparecen bien definidos, quizás los más nítidos de entre todas las personas que aparecen en la foto.




  • Monaguillo segundo, vestido de calle, con el incensario en reposo y la cabeza ligeramente ladeada. Sus rasgos aparecen algo difuminados.




  • Comandante del puesto de la guardia civil: alta estatura, pelo negro y engominado, bigote reglamentario, uniforme de gala; sujetando el tricornio con una mano y uno de los palos del palio con la otra. 




  • Cura portando una vela: fuera del palio; completamente calvo, con gafas, cabizbajo, con expresión seria. Aparentemente, de edad avanzada.




  • Primer cura bajo palio: rostro relativamente joven, también con gafas; detrás de él, a la derecha, aparece otro guardia civil, también en uniforme de gala.





Cabe suponer que nos encontramos ante una población de tamaño medio-grande, ya que disponía -en aquellos años- de puesto de la guardia civil. En nuestro entorno inmediato, únicamente Santibáñez Zarzaguda y Quintanilla Sobresierra disponían de dicho servicio. 

El cuerpo de la escalera de la torre podría ser similar al de la iglesia de Santibáñez, pero el resto de la edificación no concuerda con aquella. En todo caso, cabe suponer una iglesia de tamaño considerable, en concordancia con la importancia de la población.

He revisado fotografías actuales en el Street View y no he encontrado, en ninguno de los pueblos de los alrededores, una torre de iglesia con cuerpo de escalera exterior parecido al de nuestra foto.

De todas formas, estoy dando por sentado que nos encontramos ante una localidad situada en el entorno cercano a Huérmeces y, mucho me temo, que eso es mucho suponer.

Todo parece indicar que la fotografía se corresponde con la procesión del Corpus Christi, durante la cual se expone el Santísimo, siempre bajo palio, portado este por las autoridades locales.

Parecería que nos encontramos en un callejón sin salida. Una vieja fotografía, cuando ya no existe la posibilidad de preguntar a las personas que la recibieron, pasa a convertirse en una foto anónima.

Pero se nos había pasado un detalle importante: entre el público aparece una persona que porta en su mano una montera nada habitual por estos lares: un sombrero "cordobés".





Parece inevitable la pregunta: ¿y si la fotografía hubiera sido enviada por algún familiar -religioso o seglar- destinado en alguna población del sur de la Península?

Un rápido repaso por los nombres familiares que pudieran cumplir esos requisitos me lleva a dos personas:

-Victorino [Díaz-] Villalvilla Alonso (Huérmeces, 1912): residente en la ciudad de Cádiz durante los años treinta y cuarenta del pasado siglo.

-Escolástica Alonso Villalvilla (Huérmeces, 1895): que había profesado como Hija de la Caridad, y destinada a Linares (Jaén), lugar en el que desarrolló la totalidad de su vida religiosa.

Después de visitar (en Google Street View, claro) unas cuantas iglesias de Cádiz y Linares, nos decantamos por esta última localidad como posible candidata a poner nombre al misterioso lugar que aparece en la fotografía.

En concreto, nos parece que podría tratarse de la iglesia (hoy Basílica) de Santa María la Mayor de Linares, un edificio gótico y renacentista, muy dañado durante la guerra civil y objeto de una polémica reforma años más tarde.




La fotografía estaría realizada desde la zona que se encuentra a un nivel inferior de la puerta de la Asunción; se observa el denominado antemuro de la lonja, que existió hasta los años noventa del pasado siglo.




El edificio que aparece al fondo pudiera tratarse del Colegio de la Presentación, levantado en los años veinte del siglo pasado, y hoy en día muy reformado.

Todo parece indicar, pues, que nos encontremos ante una fotografía (tipo "tarjeta postal") que sor Escolástica enviara a sus hermanos y sobrinos que, en aquellos años, aún residían en Huérmeces.  

Quizás algún miembro de la exigua colonia farola en Andalucía nos pueda sacar de dudas en cuanto a la identidad del edificio religioso que aparece en la fotografía.

Independientemente de que se confirme o no la hipótesis de la iglesia de Santa María la Mayor de Linares como telón de fondo de la fotografía "misteriosa", este post puede resultar un momento más que oportuno para realizar una pequeña semblanza de una monja farola que se fue al Sur y allí se quedó.  


SOR ESCOLÁSTICA ALONSO: TODA UNA VIDA EN LINARES

Poco sabemos de Escolástica Alonso Villalvilla, la mayor de los seis hijos que tuvieron Eugenio y Elisa, una pareja de labradores faroles formada a finales del siglo XIX.

Apenas una docena de fotografías en la caja-álbum de la casa del pueblo y cuatro anécdotas en la memoria familiar, eso es todo lo que nos queda de Escolástica, conocida en la familia como "sor Escola".
 
Su partida de bautismo dice que nació el 9 de febrero de 1895, a las siete de la tarde; que fue solemnemente bautizada por el cura Florentín Díaz-Ubierna; que San Juan Bautista fue otorgado como su abogado celestial; que su abuelo Simón Díaz-Villalvilla ejerció de padrino; y que actuaron como testigos Felipe Gallo y Gregoria Fernández, su abuela por línea paterna.

Suponemos que, como otras muchas niñas de la comarca, Escolástica estudió en el colegio de las Hijas de la Caridad de Rabé de las Calzadas, pueblo situado a unos 25 km al SW de Huérmeces, río Úrbel abajo. Quizás pasó también por el colegio que dicha congregación regentaba en la localidad navarra de Sangüesa, tal y como sucedió con otras religiosas de la comarca del Úrbel.

Parece ser que, siendo aún una niña, sufrió una enfermedad que afectó gravemente a uno de sus ojos, que perdió completamente su función. Dice la memoria familiar que fue ese suceso, inclinaciones innatas aparte, el que acabó por encaminar la vida de Escolástica hacia la vocación religiosa.





Si bien es sencillo encontrar, en la prensa escrita de la época, información relativa a los diversos destinos alcanzados por sacerdotes y frailes (así como su participación en diferentes eventos de índole religiosa y cultural), no sucede lo mismo en el caso de las religiosas. La brecha de género viene de lejos, muy lejos; desde Adán y Eva, probablemente. En el caso de Escolástica no vamos a encontrar ayuda alguna, pues, buscando reseñas en antiguas hemerotecas.




 
La memoria familiar dice que, al poco de profesar como sierva de San Vicente de Paúl (alrededor de 1915), Escolástica fue destinada a la localidad jienense de Linares, y que en aquella ciudad minera e industrial pasó el resto de su vida.





En los años veinte del siglo pasado, Linares era una población que rondaba los 40.000 habitantes, atraídos por las importantes minas, explotadas intensamente desde mediados del siglo XIX, y que acabaron por convertir al distrito Linares-La Carolina en el primer productor mundial de plomo. 

Allá por el año 1876, las Hijas de la Caridad habían firmado un contrato con el Ayuntamiento de Linares por el que la institución religiosa se comprometía a prestar asistencia sanitaria a los mineros enfermos.





En 1917, tras múltiples eventos, culminaron las obras del nuevo Hospital de los Marqueses de Linares, que se habían extendido durante trece largos años. Sin embargo, no fue hasta 1926 cuando se decidió el traslado de las hermanas de la Caridad desde el viejo hospital del convento al nuevo edificio de los marqueses.


El Hospital de los Marqueses y las Hijas de la Caridad (c.1950)


El Hospital de los Marqueses de Linares, también conocido como Hospital de San José y San Raimundo (José de Murga era el nombre del marqués, Raimunda de Osorio el de la marquesa), es un imponente edificio neogótico, provisto de capilla y cripta; en esta última se encuentra el mausoleo de los marqueses, realizado en mármol y bronce por el escultor Lorenzo Coullant.

La abnegada labor de las hermanas de la Caridad fue reconocida por la ciudad de Linares el año 1931, al imponerse a las Hijas de la Caridad la Cruz de Beneficencia, en la persona de la entonces superiora, la monja navarra sor Isabel Yoldi Astrain.

En la casa de mis abuelos he encontrado un recordatorio de la monja navarra (fallecida en 1933), enviado en su día por sor Escolástica a sus hermanos de Huérmeces.





Cripta y mausoleo de los Marqueses, en la celebración de las bodas de oro del Hospital (1967)



En el hospital de los marqueses falleció, el 29 agosto de 1947, el famoso torero Manolete, tras la mortal cogida sufrida el día anterior en la plaza de toros de la ciudad. Reza la memoria familiar que sor Escola fue una de las monjas que atendió al diestro en su lecho de muerte, durante la madrugada de ese día...



Hospital de Linares, evento desconocido (década de 1950)



Hoy en día, el edificio del antiguo hospital, tras una costosa rehabilitación, es utilizado como centro de salud, residencia de ancianos y museo. Cesó en su función hospitalaria a mediados de los años 80 del siglo pasado.




Sor Escola falleció en Linares en el año 1970, a los 76 años de edad, tras toda una vida dedicada al cuidado de enfermos y accidentados. Parece ser que su funeral constituyó todo un acontecimiento en la época, aunque no he sido capaz de encontrar reseña periodística alguna. Al funeral acudió su hermano José, recién establecido con su familia en la ciudad de Córdoba, y que no llegó a conocer en vida a su hermana.


Linares (c. 1950): sor Escola, de pie, segunda por la derecha 



Desde que salió de Huérmeces, camino de Rabé de las Calzadas, siendo aún una niña, Escolastica retornó a su pueblo natal en una sola ocasión: en el verano de 1939, una vez finalizada la Guerra Civil. Apenas un año después de aquella visita única, el 6 de julio de 1940, falleció su padre, Eugenio, al ser alcanzado por un rayo. Sor Escola no tuvo fuerzas suficientes para emprender el largo viaje y acudir al sepelio de su padre.

Cuando falleció su madre, Elisa, en 1957, sor Escola tampoco abandonó Linares. Ya no hubo otro viaje hacia el norte, ni en verano ni en navidad; no llegó a disfrutar de los "permisos estivales" que, años más tarde, se generalizarían en las múltiples congregaciones religiosas de la España de finales de los años sesenta.


Sor Escola, comedor social de las hijas de la Caridad, Linares c. 1950

 
Parece ser que, de sus cinco hermanos, únicamente las tres mayores (Eladia, Leonila y Lucía) conocieron a Escolástica. Probablemente, ni siquiera llegó a conocerla Julián, su hermano pequeño, a pesar de compartir vocación religiosa.

En la cercana localidad de Andújar estudiaron para paúles sus sobrinos Agustín y Julián. Años más tarde, Agustín Alonso partiría hacia Madagascar, isla en la que se ha desarrollado la totalidad de su vida misionera.





En las navidades del año 1966, su hermana Lucía, junto a sus hijos y nietos, realizaría un largo viaje desde Barcelona a Linares, para que las dos hermanas se reencontraran después de más de cincuenta años sin verse. 



OTRAS HIJAS DE LA CARIDAD NACIDAS EN HUÉRMECES (O RELACIONADAS CON EL PUEBLO) Y QUE EJERCIERON SU LABOR EN ANDALUCÍA

Teófila Fernández Crespo (Ubierna, 1910-Granada, 1993): desarrolló gran parte de su labor (sobre todo en tareas de beneficencia) en la ciudad de Córdoba. Teófila y Escolástica eran hermanas políticas, ya que Mónica (Ubierna, 1915), hermana de Teófila, contrajo matrimonio con José (Hces, 1915), hermano de Escolástica. Pasó sus últimos años de vida en Granada, y sus restos reposan en el cementerio de San José, en las inmediaciones de La Alhambra y el Generalife.

Anunciación García Varona (Huérmeces, 1933): desarrolló gran parte de labor (sobre todo en docencia) en Andalucía, en Arcos de la Frontera y otros pueblos de la provincia de Cádiz; en los últimos años estuvo destinada en el colegio de Nuestra Señora del Rosario, en el barrio de Triana (Sevilla). Anuncia es hija de Lucio (Hces, 1903) y Fidela (Hces, 1910), y acaba de celebrar su 89 cumpleaños.


JULIÁN ALONSO, HERMANO PEQUEÑO DE ESCOLÁSTICA, RELIGIOSO GABRIELISTA

Tal y como ya tratamos en un post de este mismo blog, Julián Alonso profesó como gabrielista en una época y en lugar complicados: la Cataluña de los años inmediatamente anteriores y posteriores a la guerra civil.  Julián Alonso, gabrielista




APUNTES FAMILIARES

Escolástica Alonso Villalvilla (Huérmeces, 1895-Linares, 1970)

Abuelos:

Julián Alonso Fernández (Hces, 1827)
Gregoria Fernández Crespo (Hces, 1840)

Simón Villalvilla Güemes (Hces, 1839-1899)
Felisa Varona Alonso (Hces, 1839)

Padres:

Eugenio Alonso Fernández (Hces, 1873-1940)
Elisa Villalvilla Varona (Hces, 1875-1957)

Hermanos:

Eladia Alonso Villalvilla (Hces, 1900-Villadiego, 1990)
Lucía Alonso Villalvilla (Hces, 1904-Barcelona, 1996)
Leonila Alonso Villalvilla (Hces, 1910-Barcelona, 1983)
José Alonso Villalvilla (Hces, 1915-Córdoba, 1974)
Julián Alonso Villalvilla (Hces, 1918-Sant Adriá de Besòs, 1943)



AGRADECIMIENTOS

A José Enrique Alonso, farol establecido en Sevilla, y sobrino de Escolástica y Teófila 



BANDA SONORA

En esta primera incursión de Hces-blog en tierras andaluzas no podía faltar una canción de Triana, mítico trío, máximo representante de un movimiento musical que se hizo llamar "rock andaluz".





Triana nació en el año 1974, en Madrid, cuando coincidieron dos sevillanos y un gaditano: Jesús de la Rosa (voz, teclados, canciones), Eduardo Rodríguez (guitarra) y Juan José Palacios "Tele" (batería).

Sus tres primeros discos constituyen un buen ejemplo de lo que suponía fusionar rock psicodélico (o progresivo) y flamenco: El Patio (1975), Hijos del agobio (1977) y Sombra y luz (1979).

Su cuarto álbum, Un encuentro (1980), en el que ya no figura Gonzalo García Pelayo como productor, supuso un cambio de registro, no compartido por muchos, pero que contenía su más célebre tema:




El trío se disolvió en 1983, al fallecer Jesús de la Rosa en un accidente de tráfico acaecido en Villariezo (Burgos); en 2002 falleció "Tele" Palacios, el batería del grupo, a consecuencia de un infarto. Eduardo Rodríguez, el tercer miembro del grupo, vive en Los Caños de Meca (Cádiz) desde hace más de treinta años, retirado de la música. 

Para los que gusten de homenajes sinfónicos, que no se pierdan esta curiosidad, grabada en febrero de 2018: