sábado, 16 de abril de 2022

Isaac Faro de la Vega y la "Conferencia Pedagógica" de Huérmeces (1922)


Pronto hará ya 100 años de un acontecimiento nada habitual para un pequeño pueblo de poco más de 400 habitantes: una "Conferencia Pedagógica". Fue la tercera conferencia de un paquete de tres, que se impartieron durante la tercera semana del mes de septiembre de 1922, justo antes del comienzo del curso escolar:

  • lunes 18 de septiembre: Villagonzalo Pedernales
  • miércoles 20 de septiembre: Las Quintanillas
  • viernes 22 de septiembre: Huérmeces

Las "Conferencias pedagógicas" habían sido creadas en 1887, con el fin de mejorar la cultura general y profesional de maestros y maestras, dado el lamentable estado en que se encontraba el profesorado de enseñanza primaria en España. La ausencia de personal competente era el mayor obstáculo contra el que chocaba la creación de una verdadera enseñanza primaria en España, junto con la endémica escasez de recursos, ya que la educación primaria continuó siendo la gran olvidada por parte de los políticos españoles -mayoritariamente conservadores- del último tercio del XIX y primero del XX.

Inicialmente, las "conferencias pedagógicas" resultaron ser un instrumento de cierto interés, pero problemas de organización, unidos a las malas condiciones del magisterio y la escasa relevancia social, acabaron en su declive y consecuente desaparición, a comienzos de la década de los años treinta del siglo XX. Apenas cincuenta años de vida, con más sombras que claros. Luego llegaría la República, con nuevos aires, libres de incienso, y más recursos e ilusiones para la depauperada educación primaria española.


Biblioteca de las Misiones Pedagógicas (c. 1932)


La prensa más beligerante calificó a las conferencias pedagógicas como "pasatiempo pedagógico" y la verdad es que su contenido pasó a convertirse en meras discusiones teóricas con escasa aplicación a las necesidades inmediatas del maestro; por otra parte, nunca gozaron del suficiente apoyo institucional, quedando al albur de las buenas intenciones de organizadores y asistentes. La asistencia de maestros rurales y, sobre todo, de maestras, era mínima.

Durante mucho tiempo, fueron las Escuelas Normales de cada capital de provincia las encargadas de organizar las "conferencias" aunque, a partir de 1910, la competencia pasa también a manos de los inspectores de primera enseñanza, y se intenta que la celebración de estos eventos pueda realizarse en pequeños pueblos del entorno rural de las capitales. 

En el caso de la conferencia celebrada en Huérmeces, la reseña de prensa nos dice que los cuarenta "conferenciantes" llegaron al pueblo en el coche de línea que en aquellos años cubría la ruta Burgos-Santa Cruz del Tozo (la nueva carretera no llegaría a Aguilar hasta 1925); el coche salía de Burgos a las cuatro de la tarde, y llegaba a Huérmeces a las siete: tres horas de viaje, con la Cuesta de Mansilla por medio. 

La llegada a Huérmeces se produjo el día anterior a la conferencia, el jueves, y suponemos que el regreso a la capital no pudo realizarse hasta el día siguiente, sábado, de madrugada, por lo que los invitados tendrían que pernoctar dos noches en el pueblo. 

El alojamiento de los conferenciantes corrió a cargo de la buena voluntad de los propios vecinos del pueblo; nada se dice de la manutención, aunque suponemos que sería el Ayuntamiento el que asumiera los gastos con el convite o convites de turno.

Que la inauguración del evento consistiera en una misa solemne, impartida por varios celebrantes, nos proporciona una idea clara de la influencia desmesurada que la iglesia católica tenía en el ámbito cultural, educacional y social de aquellos tiempos. La mañana entera de la supuesta jornada pedagógica se dedicaba a una misa y actos colaterales. Y es que, en aquellos tiempos, los niños eran "educados en el amor a Dios, la Patria, el Ejército y el Rey". Así, tal cual, y quizás en ese mismo orden.

La propia reseña despacha con cuatro líneas el contenido propiamente dicho de la conferencia: por la tarde, en la "espaciosa sala de clases" intervinieron varios oradores, entre los que destaca el maestro de Hormaza (Félix Verdugo) que disertó acerca del apasionante asunto de la Mutualidad escolar; también disertaron el maestro de Villagonzalo (Luis Cortázar), el Reverendo Padre Ángel Ortega, el señor párroco de Huérmeces y el señor inspector, sin especificar el tema sobre el que habló cada uno. Eso sí, "el acto resultó brillantísimo".

No es mi intención criticar en exceso las mañas y maneras de las reseñas periodísticas de aquellos años. Eran los tiempos que eran, y lo que hoy puede parecernos recargado y rozando la cursilería, supongo que resultaba del gusto de la inmensa mayoría de los lectores de entonces. 

Como hemos hecho en otras ocasiones, preferimos transcribir el texto completo de la reseña (con leves correcciones, principalmente en acentuación) publicada por el Diario de Burgos en su edición del día 26 de septiembre de 1922:


EN HUÉRMECES. CONFERENCIA PEDAGÓGICA

La tercera y última de las conferencias pedagógicas organizadas por el culto inspector de primera enseñanza D. Isaac Faro de la Vega es la que tuvo lugar el día 22 del actual en el pueblo de Huérmeces.

Sus hospitalarios habitantes apenas tuvieron noticia de este acontecimiento y supieron que el señor inspector antes citado, a quien de antemano conocían y quien se proponía no solo visitarles otra vez sino congregar aquí sus maestros, el entusiasmo no tuvo límites, las autoridades se ponen de acuerdo y toman las medidas más acertadas para que en tan simpática fiesta no haya nota alguna que eclipse su esplendor.

Los vecinos se apresuraron a ofrecer al señor maestro en sus viviendas, cómodos dormitorios para que pernocten sus compañeros conferenciantes y dando una prueba inequívoca (de las muchas que tienen dadas) en pro de la enseñanza, suspenden los viajes que tienen proyectados y se proponen hacer a los ilustres huéspedes lo más grata posible, su estancia en esta localidad.

El día 21, a la llegada del auto-correo y en el punto de parada de éste, esperaban al señor inspector y acompañantes, el Ayuntamiento en pleno, señor párroco, señor médico y su señora, dos seminaristas, hijos del pueblo, tres maestras, ídem, junta local, parte del vecindario y señor maestro nacional. Así que llegaron los esperados viajeros se cambiaron mutuamente saludos afectuosísimos, entre vivas atronadores y disparos de cohetes y bombas. En una palabra, el recibimiento fue entusiasta.

Apenas el señor inspector tuvo noticia de que en la localidad había un religioso hijo del pueblo, resolvió visitarle y de común acuerdo uno y otro convinieron en que al día siguiente se inauguraría la conferencia con una misa de Ministros, dedicada a los niños del pueblo, cantada por señores maestros; que los acólitos fuesen maestros y maestro igualmente el sacristán, como así se verificó. Se cantó la misa de Angelis. La Sagrada Cátedra fue ocupada por el M. R. P. Fray Ángel Ortega, que así se llama el religioso antes aludido, orador de alto numen, el cual con la elocuencia que le es peculiar, pronunció un sermón sublime, enalteciendo sobremanera la excelsa figura del maestro, y su elevada y trascendental misión pedagógica.

El auditorio le oyó con religioso silencio.

Durante la misa a la que acudió todo el vecindario, presentaba el templo un aspecto correspondiente a las grandes solemnidades.

Ocupaban lugar de preferencia en el presbiterio el señor inspector, varios señores maestros y el Ayuntamiento del pueblo. Este obsequió a los niños de la escuela después de terminado el acto religioso, con gran cantidad de dulces, que fueron profusamente distribuidos a los niños por el señor inspector.

Acto seguido dio comienzo la conferencia pedagógica, yendo unos cuarenta conferenciantes a la espaciosa sala de clases, precedidos del señor inspector el cual, con sujeción al plan preconcebido fue desarrollando magistralmente los diversos temas que abarcaba.

También concurrió el señor médico de Pedrosa de Río Úrbel D. Tomás Asenjo, y el de la localidad.

Por la tarde, previa convocatoria al vecindario, tuvo lugar en la sala de clases una misión pedagógica, siendo insuficiente el local para contener tanto personal como concurrió al acto. En él tomaron parte, como oradores, D. Félix Verdugo, maestro de Hormaza, disertando acerca de la Mutualidad escolar, el de Villagonzalo, D. Luis Cortázar, el R. P. Ángel Ortega, señor párroco y señor inspector.

El acto resultó brillantísimo, y tanto este como los que arriba se mencionan dejaron un gratísimo recuerdo en la mente de todos los que tuvimos el honor de presenciarlos.

El día 23 el señor inspector emprendió el viaje de regreso a la capital, siendo cariñosamente despedido por las fuerzas vivas de la población y vecindario.

EL MAESTRO NACIONAL

Huérmeces 23 IX 1922

 

La elección de Huérmeces como sede de una de las conferencias de ese año, puede que tenga mucho que ver con la probable amistad entre el inspector de zona, Isaac Faro de la Vega, y el maestro del pueblo, Buenaventura Marcos Fontúrbel. Ambos tenían la misma edad (los dos nacieron en 1881) y aunque Isaac estudió magisterio en Valladolid y Buenaventura lo hizo en Burgos, suponemos que coincidirían en diversos procesos selectivos desde que finalizaron sus estudios, así como en eventos de ámbito provincial desde que Faro de la Vega obtuvo la plaza de inspector en Burgos, en el año 1917. 

Félix Isaac Faro de la Vega, que ese era su nombre completo, fue el auténtico "alma mater" de buena parte de las conferencias pedagógicas que se celebraron en la provincia de Burgos entre 1917 y 1925. Afortunadamente, no ha resultado nada complicado encontrar información relativa a la vida y obra de una persona portadora de un nombre y unos apellidos que no pasan desapercibidos; unos apellidos que, incluso, riman bien: Faro de la Vega, toda una declaración de intenciones cuando hablamos de un pedagogo.

Y es que la información encontrada da a entender que nos encontramos ante un personaje de cierta entidad dentro del ámbito pedagógico de la España del primer tercio del siglo XX. Aparece en multitud de reseñas periodísticas de todos y cada uno de los destinos profesionales que ocupó; tantas que he preferido no incluirlas al final del post, como suelo hacer en otras ocasiones.

 

UN PEDAGOGO VOCACIONAL EN MALOS TIEMPOS PARA LA ESCUELA

Félix Isaac Faro de la Vega nació en Valladolid en 1881, siendo el sexto de un total de ocho hermanos, hijos de Fidel Faro Arche (La Cavada, 1847-Ramales, 1916) y Luisa de la Vega Cobo (La Cavada, 1845-1930). Sus abuelos también procedían del municipio cántabro de Riotuerto, y tenían casa solariega en La Cavada.

Su vocación docente le venía por línea paterna, ya que Fidel Faro fue maestro de segunda enseñanza en Ramales de la Victoria y Valladolid, dónde nacieron sus ocho hijos. Su suegro, Rafael de la Vega, también era maestro.

Isaac estudió magisterio (suponemos que en la Escuela Normal de Magisterio de Valladolid) y se especializó en trabajos manuales, gracias a una beca, en la escuela de Ripatransone (Italia). Gracias a su dominio del italiano, realizó varias traducciones de artículos sobre experiencias pedagógicas italianas para su posterior publicación en la revista "La Escuela Moderna". También realizó traducciones de diversas obras pedagógicas en francés.

En 1904 le encontramos como maestro en las escuelas de patronato de La Cavada (Escuelas Gratuitas Leopoldo del Valle) y, al mismo tiempo, impartiendo y organizando cursillos sobre trabajos manuales en Santander. 

En 1906 es nombrado caballero de la Orden Civil de Alfonso XII, a propuesta del ministro de Instrucción Pública (el liberal Amalio Gimeno, impulsor de la JAE) por su labor en la regeneración pedagógica y su entusiasmo por el trabajo manual educativo, difundiéndolo por escuelas de toda España; en aquellos años, ya había impartido cursillos en Madrid, Santander y Santiago de Compostela, entre otros lugares.

En 1911, aparece en un destino peculiar: director de las escuelas de la Sociedad Minero-metalúrgica de Pueblonuevo del Terrible (hoy Peñarroya-Pueblonuevo, en la provincia de Córdoba); durante su estancia en este nuevo destino obtiene el título de Ingeniero Mecánico en la Escuela Internacional de Valencia.

En 1913 obtiene un nuevo destino en la Escuela Normal de Álava, en virtud de un concurso de traslados. En Vitoria compagina su trabajo con la preparación de opositores a maestro. En la Escuela Normal ocupa diversos cargos de responsabilidad.

En 1917 oposita con éxito a una plaza de inspector de primera enseñanza; aunque obtiene la plaza de Zamora, a última hora realiza una permuta con el titular de la de Burgos. Al poco de llegar a la capital burgalesa ya aparece como organizador de reuniones y conferencias pedagógicas, convocando a todos los maestros de los partidos judiciales de su zona de competencia.

En 1921, la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) le otorga una beca de dos meses en Suiza, para estudiar "la escuela rural, los campos agrícolas y las actividades complementarias". Al poco de regresar a España, Isaac imparte diversas conferencias en las cabezas de partido de la provincia, en las que informa a los maestros de las impresiones recogidas en la reciente visita realizada por él a diversas escuelas de Francia y Bélgica.

En 1925, consigue una plaza de inspector de primera enseñanza en el Valle de Arán. Desde su nuevo destino, organiza colonias escolares, en una de las cuales se produce una visita estival a Laredo por parte de escolares araneses.




Durante los dos años de estancia en el Valle de Arán, introduce la imprenta en su escuela; gracias a esta iniciativa, su sucesor en el puesto de inspector, el luego conocido dramaturgo Alejandro Casona, fundó un periódico escolar de cierta relevancia ("El Valle de Arán: Periódico Escolar redactado y tirado por los niños de las escuelas aranesas").

En 1927 el ministerio le traslada forzosamente (junto con otros muchos inspectores de otros destinos en Cataluña) a una plaza de inspector de zona en Barcelona y, un año más tarde, solicita -sin éxito- la plaza de Lérida en un concurso de traslados. En 1928 no obtiene la beca solicitada a la JAE.

En 1931, a los pocos meses de proclamarse la República, Isaac consigue una plaza de inspector en Castellón, dónde permanece hasta el final de la Guerra Civil. En 1934 obtuvo una beca para estudiar la organización escolar en Francia y Bélgica, aunque no pudo finalizar la estancia por problemas de salud. En 1935 organizó un viaje de estudios para maestros de Castellón; se visitaron centros escolares de Barcelona, Francia y Bélgica.

Durante su amplia estancia en Castellón, parece ser que no se mostró a favor del uso del "valenciano" en la escuela, polemizando al respecto con Carles Salvador.

Al mes de comenzada la Guerra Civil, el 19 de agosto de 1936, el entonces ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Francisco Barnés Salinas, le cesó en su cargo. Finalizada la guerra, y tras pasar por el consiguiente "proceso depurativo" por parte de las autoridades del régimen franquista, Isaac fue confirmado en su cargo (inspector de primera enseñanza en Castellón) en febrero de 1940.

En 1943 vuelve a la tierra de sus padres, al figurar como inspector de primera enseñanza en la provincia de Santander. Isaac falleció en Santander en octubre de 1949, encontrándose aún activo en su cargo de inspector de primera enseñanza.


OTRAS PERSONAS MENCIONADAS EN LA RESEÑA PERIODÍSTICA:

El maestro nacional que hizo las veces de anfitrión y que firma la reseña publicada en el Diario: 

Buenaventura Marcos Fontúrbel (Montorio, 1881-1942): fue maestro de Huérmeces durante catorce años (1916-1930); estudió en la Escuela Normal de Magisterio de Burgos; fue nombrado maestro interino en 1908, y sus primeros destinos fueron Teza de Losa (1908), Villariezo (1908), Ruyales del Páramo (1909) y Yudego (1914); aprobó las oposiciones a maestro nacional en 1924, durante su estancia en Huérmeces; después de nuestro pueblo, partió hacia Vizcaya, donde estuvo destinado durante seis años (1930-1935); en 1936 retornó a Montorio, ejerciendo de maestro hasta su fallecimiento, en 1942. En el proceso de depuración seguido contra todos los maestros tras finalizar la guerra civil, su expediente se resolvió con todos los pronunciamientos favorables.

En la reseña periodística también aparecen mentados "dos seminaristas, hijos del pueblo":

Moisés Díez Martínez (Huérmeces, 1898-Iquique, Chile, 1947): estudió en el Seminario de San Jerónimo de Burgos hasta junio de 1923, siendo ordenado presbítero tres meses más tarde; destinado como cura en Paúles de Lara, Basconcillos del Tozo y Villota de Elines; presbítero en el Ejército de África (1924-1925); capellán auxiliar de los establecimientos de Beneficencia de la Diputación Provincial de Burgos (1928); destinado a la ciudad chilena de Iquique en 1930, dónde fallecería de tuberculosis en 1947. A su figura, como realizador de unas históricas fotografías en 1925, ya le dedicamos un post hace pocas semanas.

Gerardo Martínez González (Huérmeces, 1900-Burgos, 1976): estudió en el Seminario de San Jerónimo de Burgos hasta junio de 1925, coincidiendo con  su primo Moisés. Cura en Castrillo de Rucios (1925) y Villodrigo. Pasó un tiempo en misiones en la ciudad colombiana de Bogotá.

En la reseña también se cita a "tres maestras, hijas del pueblo":


Casilda Ubierna Ibáñez (Huérmeces, 1892-Burgos, 1965): hija de Florentín Ubierna Díaz-Ubierna (Hces, 1849-1934) y Natalia Ibáñez Mata (Celadilla Sotobrín, 1853-Burgos, 1935); obtuvo el título de maestra en la Escuela Normal de Burgos en 1912, y poco después partió hacia Méjico, dónde ya se encontraba su hermano Eladio, presbítero; ambos regresaron a España en 1919, tras pasar tiempos difíciles en aquel país; Casilda ejerció de maestra en la ciudad de Burgos hasta su jubilación; la fotografía data de 1908, cuando Casilda contaría con unos 16 años de edad.




 

Marcelina García Martínez (Huérmeces, 1894-1976): hija de Dionisio García Ubierna (Hces, 1865-1932) y María del Carmen Martínez del Olmo (Los Tremellos, 1867-Huérmeces, 1947). Inicialmente, trabajó como institutriz para una familia montañesa; posteriormente, como maestra interina en varios pueblos de la provincia de Burgos; la fotografía, realizada en Monasteruelo, data de 1925, cuando Marcelina contaría con unos 31 años de edad.






Casilda Girón Montero (Huérmeces, 1902-1925): hija de Lorenzo Girón del Cerro (Hces, 1874-1970) y Sofía Montero Alonso (Hces, 1878-1935) y hermana del religioso claretiano Eusebio Girón Montero (Hces, 1914-Colmenar Viejo, 2002). Casilda falleció a los 22 años de edad, apenas dos años después de concluir sus estudios en la Escuela Normal de Maestras de Burgos.

En cuanto al "religioso, hijo del pueblo" que se encontraba casualmente en Huérmeces, suponemos que visitando a su hermano Hipólito:


Ángel Ortega Pérez (Hces, 1871-Sevilla, 1933): hijo de Primitivo Ortega Valladolid (Las Hormazas, 1833), herrero de Huérmeces durante muchos años, y Dominica Pérez Díez (1838); el R.P. Ángel Ortega fue un fraile franciscano, escritor e historiador, especializado en los llamados "lugares colombinos" (relacionados con la figura de Cristóbal Colón y el Descubrimiento de América); predicador elocuente, recorrió multitud de pueblos andaluces y extremeños, viajando incluso a las Islas Canarias para impartir sus famosos sermones; ingresó en la Orden Franciscana en 1887, en la provincia de Cataluña, y fue ordenado sacerdote en 1894; a finales de siglo se estableció definitivamente en la provincia de Andalucía. Su obra más conocida es "La Rábita. Historia documental crítica", (cuatro tomos) publicada en Sevilla en 1925 por la Imprenta de San Antonio.

Por último, el resto de personas citadas en la reseña: las fuerzas vivas de Huérmeces (párroco, médico y alcalde) y los maestros y médicos que impartieron alguna de las charlas:

Eusebio Arroyo Dorao (Burgos, 1875-Villadiego? c.1950): párroco de Huérmeces entre 1902 y 1926.

Adrián López Daza (Toro, Zamora, 1882-Burgos, 1975): médico de Huérmeces entre 1919 y 1925. Casado con Oliva de Miguel Palomares (Revilla del Campo, 1889-Burgos, 1968).

Sandalio Alonso Alonso (Hces, 1884-1952): alcalde de Huérmeces entre 1922 y 1923; casado con María Güemes Hidalgo (Ruyales del Páramo, 1885).

Félix Verdugo Páez: maestro de Hormaza entre, como mínimo, 1919 y 1933; fundador de la Mutualidad Escolar "Amparo", de Hormaza. Anteriormente, prestó sus servicios en diversos pueblos de la provincia de Segovia, así como en el burgalés de Cubillo del César. En 1933 alcanzó un nuevo destino en Sevilla.

Luis Cortázar Garrido (Santa Cruz de Juarros, 1864-Burgos, 1951): maestro de Villagonzalo Pedernales durante los años 20 y 30 del siglo XX. Con anterioridad, trabajó en Pineda de la Sierra, Quincoces de Suso y Tordueles.

Tomás Asenjo Asenjo (Monasterio de Rodilla, 1864-Burgos, 1942): médico de Pedrosa de Río Úrbel desde aquel mismo año 1922 hasta su jubilación; con anterioridad, había sido médico de Quintanapalla durante muchos años; se da la curiosa circunstancia de que Tomás, en su condición de médico, intervino en la atención de los heridos en tres accidentes ferroviarios acaecidos en la provincia de Burgos: el 23 de septiembre de 1891, en el tristemente célebre choque de trenes de Quintanilleja (15 muertos y 25 heridos), siendo pasajero de unos de los convoyes siniestrados; el  29 de diciembre de 1908, en el choque de dos expresos en la localidad de Santa María de Invierno (1 muerto y varios heridos); y el 26 de septiembre de 1917, en el choque de trenes de Santa Olalla de Bureba (solo heridos); en el momento de su fallecimiento, en 1951, era médico de Pedrosa de Río Úrbel su hijo Antonio Asenjo, el mismo que en 1918 había enfermado de gripe al ayudar a su padre en la atención a los enfermos de la famosa epidemia de "gripe española".



RECORTES DE PRENSA


Diario de Burgos, 12 de septiembre de 1922

 
Diario de Burgos, 25 de septiembre de 1922

Diario de Burgos, 26 de septiembre de 1922


FUENTES

"Las conferencias pedagógicas: un instrumento para la formación permanente del magisterio español (siglos XIX y XX)". Alejandro Ávila Fernández y Juan A. Holgado Barroso. Universidad de Sevilla. Revista Historia de la Educación Latinoamericana nº 6 (2004) [pp 23-38]

"La renovació pedagògica al País Valencià". Alejandro Mayordomo Pérez y María del Carmen Agulló Díaz. Universitat de Valencia (2004) [pp 219-221]

"Alejandro Casona, un educador entre bambalinas". Carmen Diego Pérez. Universidad de Oviedo. XIV Coloquio de Historia de la Educación, Guadalupe, Cáceres (2007) [p. 5]

Los datos biográficos de Isaac Faro de la Vega han sido extraídos, principalmente, de la página web cuyo enlace se proporciona a continuación; los datos profesionales, de diversas reseñas de prensa local de las provincias de Álava, Barcelona, Burgos, Cantabria, Castellón, Córdoba, La Coruña y Madrid, así como de diversos anuncios publicados en la Gazeta de Madrid y el Boletín Oficial del Estado.

Datos biográficos de la familia Faro de la Vega

3 comentarios:

  1. Felicidades por el artículo.
    No sé si a estas conferencias acudiría el maestro de La Nuez de Arriba, Buenaventura Martínez Encinas, 1875, natural de Tártales de los Montes, casado con
    María García González, (1872-1917) Vivió 46 años, primera mujer, natural de Nidáguila, costurera, hija de Juan y Patricia. Tuvieron 12 hijos.
    Sabina Alonso Gutiérrez, 1884, segunda mujer, natural de Quintanilla Pedro Abarca.
    Un saludo

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    1. Hola, no he encontrado a Buenaventura Martínez Encinas como participante en ninguna de las conferencias pedagógicas celebradas en la provincia de Burgos durante las tres primeras décadas del siglo XX. Al menos, no aparece su nombre en las reseñas del Diario de Burgos referentes al asunto. Sí que aparecen reseñas relativas a sus diversos destinos como maestro: La Nuez de Arriba (oct. 1901), Villandiego (dic. 1902), Úrbel del Castillo (mar. 1903), Nidáguila (dic. 1903), Tobes y Rahedo (feb. 1904) , Pesquera de Ebro (nov. 1905) y, el definitivo, La Nuez de Arriba (septiembre de 1907).
      El 10 de abril de 1929 aparece como padrino en una boda celebrada en La Nuez de Arriba.
      El 11 de enero de 1939 aparece en el listado de maestros cuyos expedientes han sido resueltos con todos los pronunciamientos favorables.
      El 12 de abril de 1939 aparece publicada su esquela en el Diario de Burgos.
      Un saludo,

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    2. Muchas gracias por la aclaración.
      Desde la Nuez de Arriba

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