En
pleno siglo XVII, y durante 34 años, los pueblos vecinos de Ros y Huérmeces pelearon
por la posesión de un pequeño lugar que había quedado despoblado pocos años
antes: Monasteruelo. (El despoblado de Monasteruelo). Fue una prolongada disputa territorial, en la que intervino -cómo no- hasta la mismísima Iglesia.
Durante
esos largos 34 años, dos reyes pasaron, pero Ros y
Huérmeces no cejaron en su empeño, y pleitearon reiteradamente. Sus Concejos fueron requeridos, no
acataron, apelaron, volvieron a apelar, derribaron mojones, los volvieron a
levantar… Si estos hechos se hubieran producido en nuestros días, ambos pueblos
se habrían arruinado pagando minutas de abogados, procuradores, registradores
de la propiedad y notarios.
Y es que, si bien las cerca de 400 hectáreas del término de Monasteruelo no eran especialmente adecuadas para la agricultura, tenían otras cualidades muy apreciadas en la época: agua, pastos y monte. Y Ros no andaba muy sobrado de las dos últimas.
Para
acabar de complicarlo todo, la poderosa Iglesia
de Huérmeces y sus muchos curas siempre mostraron interés en ampliar dominios y derechos. Cuantas más tierras y comunales tuvieran los habitantes de su pueblo, más diezmarían ellos, por lo que desde los primeros tiempos del despoblamiento de Monasteruelo comenzaron a
enredar para tratar de unificar las iglesias de los dos pueblos. Y en principio
lo consiguieron. Así, las campanas de la iglesia de Monasteruelo acabaron en la
de Huérmeces, y allí se quedaron.
Afortunadamente
para los amantes de la historia, en el Ayuntamiento de Ros se ha conservado
hasta nuestros días, y en buen estado, un más que voluminoso manuscrito en el que se recogen todos
los aconteceres del denominado Pleito de Monasteruelo.
Y hace más de 60 años, alguien se encargó de
transcribir y mecanografiar el contenido de dicho manuscrito, para que futuras generaciones pudieran disfrutarlo.
Demetrio Ortega Angulo (Ros, 1892 - Burgos, 1976), debió de ser persona de mundo y con muchas inquietudes intelectuales; acabó residiendo en Burgos, en virtud de su trabajo como oficial del Cuerpo de telégrafos, pero en sus muchas visitas al pueblo no solía faltar la excursión a Monasteruelo; en 1954, cuando ya contaba con 62 años de edad, culminó la completa transcripción del
documento, además de aportar un contexto histórico y unas cuantas valiosísimas fotografías, tomadas tres décadas antes. Con todo ello confeccionó
un grueso volumen titulado “Ros y
Monasteruelo: un poco de historia y copia del pleito de Monasteruelo”.
Para
hacernos una idea del ímprobo trabajo realizado por Demetrio, y más en aquellos
años en los que no existían procesadores de texto, tengamos en cuenta que el manuscrito original consta de 1479 hojas, y que en su confección
intervinieron varios escribanos, cada uno con sus peculiaridades caligráficas y ortográficas. Muchas noches debió de pasar Demetrio en vela, leyendo, transcribiendo, interpretando el contenido del manuscrito, pulsando sin descanso las teclas de su máquina de escribir.
Reconozco que no he sido capaz de leer la copia mecanografiada en su totalidad (367 densas páginas, sin apenas márgenes ni espacios en blanco), pero casi. Este es un pequeño resumen de su contenido:
En
1598, al despoblarse el lugar, los
curas de Huérmeces proclamaron la unión
de las iglesias de Monasteruelo y Huérmeces; esta unión de iglesias
ocasionó que las campanas de San Juan de Monasteruelo acabaron en la torre de
la iglesia de San Juan de Huérmeces. A ello siguió la toma de posesión del
lugar por parte del concejo, con el argumento de que la distancia que separaba
Monasteruelo de Huérmeces (3,5
km), era claramente menor que la que separaba al
despoblado de Ros (6 km).
“el dicho lugar de
Monesteruelo estaba yermo y despoblado […] y los dichos curas […] decían misa
en la iglesia a dónde no acudía nadie por cuya causa se había consumido el
Santísimo Sacramento y las campanas de la iglesia se habían caído y estaban en
la del dicho lugar de Guermeces […] y era por ser el dicho lugar de
Monesteruelo mas cercano al dicho lugar de Guermeces y por la dicha razón los
dichos lugares de Guermeces y sus términos y los de Monesteruelo estaban y eran
unos y el aprovechamiento dellos de pacer las yerbas y beber las aguas y cortar
leña, andrinas y aylagas lo habían tenido y tenían los vecinos y moradores del
dicho lugar de Guermeces…”
En
marzo de 1636, se dicta el auto de
posesión de Monasteruelo por parte de Huérmeces, y se procede al derribo de los mojones existentes entre
los dos pueblos:
“…a los dichos cinco días del dicho mes de marzo del dicho año de mil y seiscientos y treinta y seis habiendo llegado el dicho señor juez ante mi el dicho escribano y testigo al término del dicho lugar de Monesteruelo donde estaba en el camino que va del dicho lugar de Guermeces al de Monesteruelo en lo alto del páramo un mojón que es el primero que solía dividir los términos entre dichos lugares [...] y antes de pasar del dicho mojón le demolieron y derribaron por mandato del dicho señor Teniente de Alcalde Mayor [...] y mandó que ninguna persona inquiete ni perturbe en la dicha posesión de los términos del dicho lugar de Monesteruelo al Concejo y vecinos del dicho lugar de Guermeces y cabildo con pena de cincuenta mil maravedis [...] y luego continuando en la misma forma se pasearon y anduvieron quieta y pacíficamente por el dicho término del dicho lugar de Monesteruelo…”
Dos días más tarde, en
el paraje de Campillo, en lo alto del Páramo, se comunicó a los
representantes de Ros la toma de posesión de Monasteruelo por parte de
Huérmeces.
No se resignaron los vecinos de Ros a renunciar así como así a aquellos terrenos ricos en pastos y montes, por lo que presentaron una protesta, argumentando que Ros tenía tomada posesión de Monasteruelo por facultad real de su Majestad del año 1631.
No se resignaron los vecinos de Ros a renunciar así como así a aquellos terrenos ricos en pastos y montes, por lo que presentaron una protesta, argumentando que Ros tenía tomada posesión de Monasteruelo por facultad real de su Majestad del año 1631.
No
pasó mucho tiempo antes de que Diego Gómez de Villarroel, secretario de Cámara
del Rey nuestro Señor (Felipe IV) ordenara por medio de carta la devolución de Monasteruelo a Ros; era mayo de 1636. También se ordenaba que:
“…se prenda a don
Jacinto de Salazar, alcalde mayor de Aza de Siero y le traiga y ponga preso en
la posada que eligiere por cárcel en esta ciudad…”
No
sólo le costó un disgusto al alcalde de Haza de Siero (con sede en Huérmeces), ya que también se ordenó prisión para otros dos vecinos del pueblo que participaron en la ceremonia de derribo de los mojones: Jerónimo
de Güemes y Juan de Valderrama.
El
argumento de la facultad real de 1631 era claro:
“…entre el lugar de
Ros y Monesteruelo siempre había habido comunidad de pastos y términos, y
estaban muy convecinos, y porque en cuanto a la agregación de las iglesias no
procedía en cuanto a términos y pastos y diezmos…”
Lógicamente,
Huérmeces no se mostró de acuerdo con la sentencia y apeló su contenido,
esgrimiendo de nuevo el argumento de la proximidad:
“…que el dicho lugar
de Guermeces era el mas propincio próximo y cercano al de Monesteruelo con que habiéndose
despoblado…”
También
se requirieron actuaciones periciales a diversos notables de los pueblos vecinos de Santibáñez, Ruyales, San Pantaleón
y Ubierna. Por fin, el 8 de julio de 1636,
se procede a levantar de nuevo los mojones
delimitadores entre Monasteruelo y Huérmeces, derribados apenas cuatro meses
antes.
“… en el término de
Monasteruelo a do dicen a Santa Centola encima del vallejo que llaman a La Loba
[…] pido a su merced mande levantar un mojón que está al dicho término que
divide los términos de Monesteruelo y Guermeces hasta a donde llega el término
del lugar de Ros y poner en la forma que estaba al tiempo y cuando don Jacinto
de Salazar teniente de alcalde mayor de la Aza de Siero derribó y demolió […] haciendo
levantar y que se levanten los demás mojones […] Fuente Gatillo […] Valdemanzanedo
encima de La Cesternilla
[…] Valdemanzanedo encima de el Concejero […] vallejo de Valdemanzanedo […] La Solanilla […] camino de
Monesteruelo a Guermeces […] Campillo encima de San Martín […] encima de Fuente
Monte […] ermita de San Martín y así puestos y levantados los dichos mojones por los dichos Regidores su merced mandó que ninguna persona los derribe ni al dicho Concejo ni vecinos de Ros se les inquiete en la dicha posesiónpena de veinte mil maravedis para la Cámara Real…”
Las cruces señalan los mojones entre Monasteruelo y Huérmeces; las líneas de puntos indican los límites modernos entre los términos de Ruyales, Huérmeces, Ros y Los Tremellos |
Sería
interminable seguir detallando el resto de las anotaciones del pleito
de los 34 años. Durante todo ese tiempo, varios escribanos trabajaron muchas horas-extra, ya que ambos pueblos litigantes
argumentaron puntuales y milagrosos poblamientos, sorprendentes retejados y destejados de
viviendas; se midieron las distancias entre los tres
lugares, por caminos reales y por caminos carreteros, por el camino más corto y
por el camino más largo; se discrepó de las varas de medir, se increpó a agrimensores, se discutió hasta del curso natural que las aguas del vallejo seguían … inexorablemente
camino de Ros.
Por
fin, en Valladolid, a 22 de agosto de
1670, se confirmó la sentencia definitiva:
“…manuteniendo y amparando al dicho lugar de Ros, Concejo
y vecinos de él, en la posesión del dicho lugar de Monesteruelo…”
Legalmente,
el pleito estaba finiquitado, pero la Iglesia de Huérmeces nunca lo dio por olvidado y,
además de no proceder a la devolución de las campanas, volvió a intentar la
anexión del lugar. Así, en fecha tan cercana
como 1803, parece ser que los
curas de Huérmeces aún realizaron un último intento por hacerse con las tierras
de Monasteruelo. De nuevo, fracasaron.
En el semicírculo central de la fotografía se ubicaba la iglesia. Furtivos abstenerse: no queda nada. |
Por
la descripción de los mojones, parece ser que en la parte final del vallejo, en
dirección al Mojón Alto (actual trifinio entre Ruyales, Ros y Huérmeces)
existía una ermita bajo la advocación de San
Martín. Quizás las tumbas encontradas en la ladera estén relacionadas con
dicha ermita.
La
torre o espadaña de la iglesia de
Monasteruelo permaneció en pie hasta mediados del siglo XX, balizando el lugar
en el que se ubicaba el pueblo. Hasta que, en 1952, el Ayuntamiento de Ros
decidió que los buenos sillares de la torre se utilizaran para la construcción
de las nuevas escuelas. Y el despoblado se quedó sin su faro, más cerca del olvido. El paso del tiempo y el recubrimiento vegetal hicieron el resto.
La espectacular olmeda que ribeteaba la parte alta del vallejo desapareció a mediados de los años 80 del siglo pasado, a manos de la grafiosis del olmo. Hoy apenas resultan visibles los esqueletos de unos pocos ejemplares.
La espectacular olmeda que ribeteaba la parte alta del vallejo desapareció a mediados de los años 80 del siglo pasado, a manos de la grafiosis del olmo. Hoy apenas resultan visibles los esqueletos de unos pocos ejemplares.
NOTAS Y
AGRADECIMIENTOS
- El Pleito de Monasteruelo se produjo entre los reinados de Felipe IV (1621-1665) y Carlos II
(1665-1700), con la regencia de Mariana de Austria (1665-1675) de por medio.
- En su época escolar, ya en la capital provincial, Demetrio Ortega Angulo debió despuntar como aplicado estudiante; en una librería de viejo de Zaragoza he encontrado unos "deberes" realizados por él en 1905: “Atlas escolar del alumno D. Demetrio Ortega Angulo. Curso 1905 a 1906. Ejercicios sobre el mapa de España”.
- El "Mapa de una parte de la provincia de Burgos", obra de Thomas López (1784) puede consultarse en la Biblioteca Digital de la Real Academia de la Historia: Biblioteca Digital RAH
- El "Mapa de una parte de la provincia de Burgos", obra de Thomas López (1784) puede consultarse en la Biblioteca Digital de la Real Academia de la Historia: Biblioteca Digital RAH
Especial agradecimiento a Félix Ortega Martínez, pariente de Demetrio y presidente de la "Asociación Monasteruelo de Ros", por proporcionarme
una copia del Pleito.