sábado, 20 de abril de 2024

Pleito entre Santiago González, vecino de San Pantaleón del Páramo, y el alcalde, concejo y vecinos de Huérmeces (1827-1831)


En el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid se guarda un documento cuyo descriptivo título atraería la atención de cualquier interesado en añejos asuntos faroles:

"Pleito entre Santiago González, vecino de San Pantaleón del Páramo, y el alcalde, concejo y vecinos de Huérmeces, por la destrucción de la presa del molino que tiene en el río Úrbel"

La fecha de inicio del pleito, 1827, nos retrotrae casi doscientos años en el túnel del tiempo, llevándonos a unos tiempos en los que la industria molinera era vital para la economía de los pequeños pueblos de una Castilla totalmente campesina.




Cuando solicité al Archivo de la Chancillería una copia digital del documento no imaginaba que su tamaño fuera demasiado grande, dada la -aparentemente- escasa importancia del asunto: uno más de los muchos pleitos entablados entre molineros y concejos, tan habituales en aquellos tiempos.

Me encontré, sin embargo, con un voluminoso expediente, compuesto por siete piezas y un total de 222 hojas, escritas por ambas caras. Tras la lectura de las 444 páginas del pleito, cuyo contenido resulta -en muchas ocasiones- repetitivo y confuso, no ha sido posible encontrar una sentencia definitiva que cerrara el pleito. No existió tal sentencia. 

Es por ello que el expediente está archivado dentro de los denominados Pleitos Olvidados, aquellos que carecen de sentencia definitiva por haber renunciado -ambas partes- a continuar con el procedimiento, bien por el encarecimiento del mismo, bien por las pocas esperanzas en conseguir resultado suficientemente reparador.

Ya en las primeras páginas del expediente aparece el nombre del molino en cuestión: el entonces denominado molino de Rallastra (luego conocido como molino de Alba o, en nuestros días, molino de Aquileo). 

Curiosamente, en el texto del Pleito, el Concejo de Huérmeces y sus representantes legales se refieren al molino con el nombre de Rogarcía, mientras que, por su parte, el propietario Santiago González, y sus representantes, denominan al molino Sorrallastra. Mal empezábamos, pues, cuando ni siquiera en el nombre del paraje molinar se pusieron de acuerdo los litigantes.



 

Como ya se ha comentado en otras entradas, conviene recordar que, en aquellos tiempos, en Huérmeces se encontraba la cabeza de la denominada Jurisdicción de Haza de Siero, cuyo alcalde tenía competencias de primera instancia en diversos asuntos civiles, y que dichas competencias las ejercía sobre un buen número de pueblos del entorno inmediato.

Por dicho motivo, en Huérmeces (a veces, también en Ruyales) solía residir un escribano, dada la cantidad y variedad de asuntos sobre los que tomar nota o dar fe. En los tiempos del Pleito, el escribano de Haza de Siero, residente en Huérmeces, era Melchor Díaz de Ubierna, nombre que ya ha aparecido en otros recientes posts.

También conviene recordar que, cuando el Pleito no se solucionaba en primera instancia, se recurría al alcalde mayor de Castrojeriz (Partido al que pertenecía Huérmeces y su jurisdicción de Haza de Siero) y, si el asunto trascendía, podía llegar hasta la Real Chancillería de Valladolid, última instancia judicial en esta parte de Castilla. Este es el caso del pleito que nos ocupa, y por ese motivo el expediente físico ha llegado a nuestros días, al encontrarse allí archivado.


EL ORIGEN DEL PLEITO: EL RECRECIDO DE LA PRESA DEL MOLINO

Parece ser que, en junio de 1827, el Concejo de Huérmeces tiene noticia de que Santiago González había recrecido la presa del molino de Rallastra, desviando mayor caudal de agua del río Úrbel. El propietario argumentó que, durante la última crecida del Úrbel, dicha presa había resultado dañada, por lo que se había visto obligado a repararla (y, de paso, aumentar su altura, diría la parte contraria).

Para realizar el recrecido de la presa, Santiago había extraído tierra (cavones y céspedes) de la contigua pradera concejil de Rogarcía, dañando parte de los pastos de aquella.

Por todo ello, el 22 de junio de 1827, el entonces alcalde de Huérmeces, Manuel Girón, le reconvino a que retornara la altura de la presa a su estado original, respetando la altura establecida por las piedras maestras.

Santiago no solo no obedeció la orden dada por el alcalde, sino que continuó con la saca de tierra de la pradera concejil. En este punto, Ángel Díez, como procurador síndico del Común, trasladó los hechos al alcalde de Huérmeces y regente de la Jurisdicción de Haza de Siero (el citado Manuel Girón) quien, nombró peritos a Manuel de Güemes y Felipe Díaz de Ubierna, para que reconocieran y valoraran los daños causados en la pradera, tanto por la saca de tierra como por el retroceso de aguas originado por la elevación del nivel de la presa. Dicha peritación se realizó el 30 de junio, a resultas de la cual se le impuso a Santiago una multa de 60 reales, al tiempo que se le ordenaba que rebajara la presa a su antiguo estado.

Para comunicarle estas actuaciones se le citó a Santiago para que compareciera a juicio verbal el día 8 de julio. Como en dicho juicio Santiago no alegó cosa alguna en su defensa, se le dieron tres días de plazo para que pagara la multa y para que retirara el recrecimiento de la presa, retornando la tierra extraída a la pradera. Se le apercibió de que si no retiraba la tierra, lo haría el Común y se le cargaría su coste al encausado.

Como Santiago ni pagó la multa ni retiró la tierra de la presa recrecida, el procurador síndico del Común promovió la ejecución del mandato, y así el 12 de julio, procedieron a retirar los céspedes y terrones con los que se había recrecido la presa.

Al mismo tiempo, se comisionó al alguacil del juzgado de Huérmeces, Victoriano Díaz de Tudanca, para que se personara en el pueblo de San Pantaleón para proceder al cobro de la multa. Santiago González le comunicó al alguacil que no disponía de dinero para pagar la multa y que no pensaba pagar, ya que iba a presentar recurso ante el alcalde mayor de Castrojeriz.

Por todo lo anterior, el 19 de julio se procedió al embargo de ciertos bienes propiedad de Santiago (un caldero mediano y siete ovejas) para hacer frente al pago de dicha multa y de los gastos ocasionados por la retirada del recrecido de la presa. Dichos bienes fueron puestos en depósito de Francisco de Güemes, vecino de San Pantaleón, y días después se procedió a su pública subasta, acudiendo vecinos de San Pantaleón y pueblos cercanos.


SANTIAGO GONZÁLEZ ACUDE A LA JUSTICIA DE CASTROJERIZ Y EL ASUNTO LLEGA A LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID

Con fecha 8 de septiembre de 1827, Santiago González, a resultas de las actuaciones judiciales del alcalde de Huérmeces, acudió a la justicia del alcalde mayor Castrojeriz para iniciar pleito contra el alcalde, concejo y vecinos de Huérmeces, tanto por la destrucción de la presa de su molino realizada por aquellos como por la supuesta ilegalidad en el hecho de que el alcalde pedáneo de Huérmeces ostentara la condición de alcalde mayor de la jurisdicción de Haza de Siero, sin haber sido expresamente nombrado al efecto.




Entró entonces el pleito en un larguísimo procedimiento, cuyos últimos folios datan de enero de 1831. Y todo debido al hecho de que, al tiempo que la justicia de Castrojeriz intentaba dirimir las supuestas responsabilidades penales del alcalde y concejo de Huérmeces por haber desmontado la presa del molino, también planteó ante la Real Chancillería de Valladolid un conflicto de competencias entre la justicia de Haza de Siero y la justicia de Castrojeriz.

El alcalde mayor de Castrojeriz entendía que el alcalde pedáneo de Huérmeces no poseía de por sí la condición de alcalde mayor de la Jurisdicción de Haza de Siero, ya que tal cargo debía ser expresamente nombrado por el Duque de Medinaceli, su dueño jurisdiccional, y que dicho cargo se encontraba vacante desde hacía muchos años.

La respuesta efectuada por la Real Chancillería de Valladolid, con fecha 15 de septiembre de 1828, fue clara, basada en la existencia de un Real Acuerdo de 5 de abril de 1827 que establecía que el alcalde ordinario (o pedáneo) de Huérmeces siguiera regentando la jurisdicción que tenía el último alcalde mayor en tanto que S.M. no nombrara otro para la vacante existente:


"Por la exposición que antecede, parece que el lugar de Huérmeces, en el corregimiento de Burgos, es cabeza de la jurisdicción de Haza de Siero, integrada de veinte y dos lugares; que estos veinte y dos lugares toman un alcalde mayor que nombraba su dueño jurisdiccional el Duque de Medinaceli, y residía en la capital de Huérmeces; que en ausencia y enfermedad del tal alcalde mayor, regentaba su jurisdicción el alcalde ordinario y de gobierno del mismo Huérmeces, y que dicho alcalde ordinario ha regentado y está regentando la jurisdicción de tal alcalde mayor desde la última vacante de la vara, ocurrida por dejación que hizo de ella el licenciado Don Ángel Mínguez Barajas, al parecer muchísimos años hace."


[Ángel Mínguez Barajas era un abogado madrileño, licenciado en jurisprudencia por la Universidad de Alcalá de Henares allá por el año 1783; supongo que, al tal Mínguez, le traería al pairo su nombramiento como alcalde mayor de una jurisdicción cuya cabeza se encontraba en un lugar tan alejado de Madrid como Huérmeces; quizás, al inicio de su "mandato", se limitara a firmar algún que otro documento que le trasladaran a su despacho madrileño; probablemente, con el paso de los años, y afianzada su carrera en la Villa y Corte, acabaría por realizar una auténtica dejación de funciones, abandonando su competencia en manos del alcalde ordinario de turno] 

Resuelto pues el conflicto de competencias entre Huérmeces y Castrojeriz, parece claro que el alcalde ordinario del lugar tenía capacidad legal para ejercer de juzgado de primera instancia en lo civil, desmontando buena parte de la argumentación jurídica del abogado de Santiago González.

El resto de la argumentación jurídica se basaba en los supuestos excesos cometidos por el alcalde y concejo de Huérmeces:

  • destrucción de la presa del molino de su propiedad, que había sido por él recientemente reparada (que no recrecida) por los daños ocasionados por las riadas del último invierno
  • imposición de una multa injusta y desproporcionada (60 reales)
  • embargo abusivo de parte de sus bienes (un caldero mediano y siete ovejas)
Por tales abusos, el molinero había resultado gravemente perjudicado, "logrando de este modo llenarle de espanto y consternación", ya que no había podido realizar sus labores de molienda, solicitando fuera resarcido del lucro cesante y de las costas judiciales ocasionadas.

Por lo que parece, no les fueron bien las cosas a los de Huérmeces. La Chancillería emitió un Real Auto, de fecha 16 de diciembre de 1828, por el que ordenaba al concejo de Huérmeces reponer la presa en su estado original, además de condenar a su alcalde Manuel Girón al pago de una multa de 50 ducados y al concejo y vecinos de Huérmeces al pago de todas las costas judiciales originadas. También ordenaba que se peritaran los perjuicios económicos originados a Santiago González, así como que se le abonara el importe del caldero y las siete ovejas embargadas y subastadas.

Las costas judiciales alcanzaron la considerable suma de 1791 reales de la época. Un buen pico. La distribución de costas correspondiente a cada parte fue la siguiente (ver anexo):

  • 1622 reales: costas a cargo de Santiago González
  •   169 reales: costas a cargo del concejo y vecinos de Huérmeces

Una vez recibida la notificación del Real Auto, el alcalde, concejo y vecinos de Huérmeces procedieron a presentar apelación al contenido del mismo. No he sido capaz de averiguar si dicha apelación fue atendida, o si los de Huérmeces tuvieron que hacer frente a onerosas indemnizaciones y costas judiciales, aunque sí que parece que llegó a constituirse una comisión para la tasación de los perjuicios económicos ocasionados al molinero.


REITERACIÓN DE LOS HECHOS TRES AÑOS MÁS TARDE

Parece ser que en fecha 5 de marzo ayo de 1830 volvieron a repetirse los hechos: Santiago procedió a la reparación de la presa y el entonces alcalde pedáneo, Felipe Díaz de Ubierna, le volvió a multar (ahora con un importe más abultado: 10 ducados), lo que le ocasionó molestias y preocupaciones al molinero.

El abogado de Santiago González volvió a presentar, con fecha 5 de junio de 1830, un escrito dirigido a la misma Sala de Valladolid que emitió el Real Auto de 16 de diciembre de 1827, solicitando que se le impusiera al nuevo alcalde de Huérmeces la desorbitada multa de 500 ducados, por reincidencia en los hechos supuestamente punibles cometidos por el anterior alcalde. También solicitó las indemnizaciones correspondientes por el posible cese de la actividad molinera. En el texto de la nueva demanda puede leerse:

"...que debiera estar bien escarmentada la arbitrariedad y despotismo de los vecinos de Huérmeces, del anterior alcalde pedáneo, Manuel Girón, y aún el actual, Felipe Díaz [-Ubierna], que en nada más piensan ni tratan que en atropellar y violar los derechos sagrados de una posesión respetable e inconcusa, privando a un propietario de la utilidad y mejor producto de una finca y molino harinero..." 

En esta ocasión, el fiscal de Sala de Valladolid consideró, mediante escrito de fecha 15 de junio de 1930, que Santiago González no acreditaba en modo alguno los supuestos perjuicios ocasionados por el alcalde de Huérmeces, y que sus reclamaciones deberían realizarse ante la primera instancia judicial: la justicia de Haza de Siero, esto es, el propio alcalde de Huérmeces; y que cuando esta resolviera, que reclamaran ante la siguiente instancia judicial: Castrojeriz. Y así lo hizo el molinero.

Con fecha 12 de noviembre de 1830, el corregidor de Castrojeriz emite un Auto por el que se condena al nuevo alcalde de Huérmeces, Felipe Díaz-Ubierna, al pago de una multa de 50 ducados, así como a indemnizar a Santiago González en las cantidades que establezca la peritación correspondiente y al pago de las costas judiciales; así mismo, se le apercibe de una multa de 100 ducados si vuelve a molestar al molinero.

Lógicamente, el alcalde Felipe Díaz-Ubierna no estuvo conforme con el contenido del Auto emitido por el corregidor de Castrojeriz y así, con fecha 5 de diciembre de 1830, presentó el correspondiente escrito de apelación ante la Chancillería de Valladolid. El abogado del alcalde argumentaba, entre otras cosas, que el asunto tendría que haberse iniciado en la primera instancia judicial (Huérmeces) y no en Castrojeriz. Quizás un breve párrafo del texto nos ayude a comprender mejor el contexto:


"...confiado el Santiago en la protección que le dispensa el vuestro Alcalde Mayor de Castrojeriz, quien es enemigo de los de Huérmeces por el Pleito que litigan sobre el ejercicio de la jurisdicción, acudió al mismo, de quien consiguió un despacho para que bajo la multa de cincuenta ducados no se le inquietase en la posesión en que había sido reintegrado por el Real Auto referido..."




La última pieza del expediente está firmada en Valladolid con fecha 5 de enero de 1831, tres años y medio después de iniciado el pleito. Está firmada por Fernando Alonso Rodríguez, escribano de cámara del Rey Nuestro Señor, por mandato de los señores oidores de la Real Chancillería.

 



Esta última pieza consiste en un Auto por el que se solicita toda la documentación en poder de las partes implicadas, al objeto de que la Chancillería pueda emitir una sentencia definitiva al efecto. El contenido del Auto es comunicado al alcalde de Huérmeces, al corregidor de Castrojeriz y al molinero Santiago González, que firman el correspondiente "enterado" con fecha 8, 11 y 15 de enero de 1831, respectivamente.

El expediente finaliza de esta abrupta manera. No existen documentos posteriores. Nos quedamos sin saber quien resultó "ganador" en este dilatado pulso judicial, que implicó a tres instancias judiciales, que originó considerables costas judiciales, que motivó el agitado tránsito de variados documentos entre Huérmeces, Castrojeriz y Valladolid, que quitó el sueño a dos alcaldes y a una pareja de molineros, ... hace ya casi doscientos años. Pleitos tengas y los ganes.


APUNTES GENEALÓGICOS

LOS MOLINEROS 

Santiago González Gómez (La Nuez de Arriba, 1793), hijo de Celedonio González Ontillera y María Gómez de la Cruz, vecinos de La Nuez de Arriba.

Josefa González de la Fuente (San Pantaleón del Páramo), hija de Juan González y Juana de la Fuente, vecinos de San Pantaleón del Páramo; nieta, por línea materna, de Manuel de la Fuente.

Santiago y Josefa tuvieron cuatro hijos, todos nacidos en San Pantaleón del Páramo: Antonio (1820), Florentina (1822), Juan (1823) y Francisca (1828).


LOS VECINOS DE HUÉRMECES

Alcalde de Huérmeces en 1827

Manuel Girón Abad (Ruyales del Páramo); casado en 1798 con Francisca Valderrama Díaz-Ubierna (1769); cinco hijos: Sebastiana (1800), Eustaquia (1802), Juana (1804), Primo (1807) y Damiana (1812)

Alcalde de Huérmeces en 1830

Felipe Díaz-Ubierna Arce (1795); casado en 1817 con Manuela Varona Ubierna (1798); siete hijos: María Bernarda (1818), Manuel (1820), Dionisio (1822), Ruperto (1825), Juliana (1827), Antonio (1830) y Juan de la Cruz (1834)

Alguacil de Huérmeces

Victoriano Díaz-Tudanca Ornilla (1792); casado en 1824 con Ignacia González González (Montorio); cinco hijos: Inés (1826), Felipe (1828), Primitiva (1831), Pedro (1834) y Rufino (1837); Victoriano falleció en Huérmeces en 1856, a los 63 años de edad, viudo y pobre de solemnidad.

Procurador síndico en 1827

Ángel Díez Tudanca (1778); casado en 1810 con Rosalía Espinosa Varona (1792); dos hijos: Pascual (1811) y José (1812)

Procurador síndico en 1830

Clemente Díaz-Villalvilla Díaz-Ubierna (1774); casado en 1798 con María Díaz-Tudanca González (1772); seis hijos: María (1799), Francisco (1801), Manuela (1804), Tomás (1807), Francisco (1810) y Dominica (1813)

Perito nombrado por el Concejo de Huérmeces en 1827

Manuel Güemes Espinosa (1801); casado en 1823 con Inés Díaz-Tudanca Ornilla (1802); cinco hijos: María (1824), Aleja (1826), Petra (1829), María (1831) y Ángel (1833)


EL MOLINO

Desde 1632 hasta finales del siglo XVIII: el molino de Rallastra fue el molino de Ruyales

Siempre escuché que Rallastra era el molino que utilizaban los vecinos de Ruyales, por ser el más cercano a su pueblo (apenas 3,5 km por Prao los Mulos y Valdetope), sobre todo en los tiempos anteriores a la construcción de la carretera entre Huérmeces y Ruyales. Y este uso predilecto por parte de los vecinos de Ruyales tiene un claro origen histórico, datado hacia 1632, cuando el entonces obispo de Pamplona, Pedro Fernández Zorrilla, natural de Huérmeces, escrituró una fundación de obras pías a sus expensas.

En el Catastro de Ensenada (1752), el molino recibe el nombre de Rallastra, está provisto de una sola rueda, y figura como propio del concejo y vecinos de Ruyales del Páramo, como arriendo perpetuo de las obras pías del obispo Pedro Fernández Zorrilla, por lo que pagan anualmente a su actual poseedor, don Pedro Celestino Zorrilla, seis fanegas de trigo; el concejo de Ruyales, a su vez, tiene arrendado temporalmente el molino a Domingo de Mena, vecino de Quintanilla Pedro Abarca, quien por tal arriendo paga anualmente al concejo de Ruyales del Páramo una renta de trece fanegas de pan.


Último cuarto del siglo XVIII y primero del XIX: de molino de concejo a molino particular

Desconozco completamente los tiempos, motivos y circunstancias por los que el molino de Rallastra dejó de pertenecer al concejo y vecinos de Ruyales y pasó a manos privadas. Quizás caducaron o sucumbieron las obras pías del obispo Fernández Zorrilla, si es que tal cosa era posible en aquellos tiempos.

El caso es que, hacia el año 1775 el molino parece pertenecer a Manuel de la Fuente, vecino de San Pantaleón del Páramo; a su muerte, la propiedad pasó a manos de su hijo político, Juan González, también vecino de San Pantaleón; y ya bien entrado el siglo XIX, la propiedad pasaría a la hija de Juan, Josefa González de la Fuente, casada con Santiago González Gómez, el molinero pleiteador de 1827.

Además del cambio de titularidad, de pública a privada, el molino pasa de tener una sola piedra a tener dos, una para moler trigo destinado a harina panificable (piedra blanca) y otra para moler cebada destinada a la alimentación animal (piedra negra). Suponemos que las obras necesarias para incorporar una nueva rueda al molino supondrían un gasto más que considerable para que lo hubiera afrontado el concejo de Ruyales.


Segunda mitad del siglo XIX: el molino, vendido en pública subasta

En junio de 1866 aparece publicado en el boletín oficial de la provincia el anuncio de la venta, en subasta voluntaria, del molino aquí denominado de La Bagoya, de dos piedras (blanca y negra), y con 9 fanegas de tierra en sus inmediaciones. No se especifica el nombre del propietario.

Desconozco completamente los avatares que sufriría la propiedad del molino desde el pleito de Santiago González y su esposa, Josefa González. Quizás se hartaron de gastos judiciales y procedieron a su venta inmediata. Quizás aguantaron treinta años más hasta que surgieron dificultades económicas que obligaron al embargo del molino.

En 1879 aparecen como molineros de Rallastra (arrendatarios) Eustaquio Pinto Ronda (Belorado) y Juliana Medrano Abad (Santa María de Invierno). En 1886 lo hacen Raimundo Espinosa y Tomasa Gallo. En 1897-1899 lo hacen Lorenzo Espinosa (Sedano, 1874) y Balbina Alonso (Villaverde Peñahorada, 1874).

En 1893 aparece como propietario del molino de Alba, el vecino de Burgos Gerardo Zaparain Huerta. Este médico era propietario de otros molinos en la provincia, así como de tierras, casas y solares. En 1894 era médico en Castil de Peones.


Principios del siglo XX: el molino, propiedad de un vecino de Castrillo de Rucios y reiteradamente vendido a manos farolas y forasteras

En mayo de 1903 aparecen publicados en el boletín oficial de la provincia varios anuncios consecutivos en los que se consigna la venta o arrendamiento del molino de Alba o Rallastra, de dos piedras y limpia en buenas condiciones, así como 7 fanegas de tierra en sus inmediaciones. El propietario era por entonces Venancio Díez Díez, vecino de Castrillo de Rucios y conocido propietario de tierras, casas y solares en su pueblo y alrededores.

En los levantamientos topográficos de 1911, aparece como propietaria del molino la vecina de Espinosa de Cerrato, aunque nacida en Huérmeces, Juliana Ubierna Arribas

Entre 1908 y 1914 aparecen como molineros de Rallastra Eustasio Alonso Gallo (Ubierna, 1875), y Elena González Alonso (San Pantaleón del Páramo, 1886). Posteriormente, Eustasio aparecería como propietario del molino. Eustasio era hijo de molineros: Marcial Alonso Bárcena (Rojas, 1848) y Antonia Gallo López (Ubierna, 1844), que regentaron otro molino en Huérmeces. 

Al fallecer Eustasio, el molino de Rallastra pasó a manos de su esposa, la citada Elena González Alonso, que figura en los anuarios (1924-1926) como Viuda de Eustasio Alonso.

En 1930 figuran como molineros de Rallastra Esteban García Fontúrbel (1889) y Lucía Marcos Fontúrbel (Montorio, 1890). Esteban pertenecía a una familia de molineros, ya que tanto su padre, Julián García, como su hermano Donato, regentaron el molino de Retuerta.


Segundo tercio del siglo XX: el molino de Aquileo

En 1936 llegaron a Rallastra los que serían sus últimos molineros-propietarios: Aquileo García Celis (Coculina, 1896) y Esperanza Alonso González (La Nuez de Arriba, 1901). Previamente, Aquileo y Esperanza habían ejercido de molineros en Úrbel del Castillo y La Nuez de Arriba. Durante los últimos años de actividad molinera fue Rafael, hijo de Aquileo, el que ejerció de molinero hasta su cierre definitivo, a principio de los años sesenta del siglo pasado. Aquileo y Esperanza, ya jubilados, residieron algunos años más en el molino. Aquileo falleció en Burgos en 1976.

Cuenta la memoria popular que el molino de Aquileo gozó, en tiempos de la posguerra, de cierta fama de "molino pirata", en el sentido de que molía más grano del cupo legal que disponía, en aquellos años de penuria y estraperlo. Puede que así fuera, ya que era una práctica más que habitual en muchos molinos de la comarca, siendo periódicamente sancionados por las autoridades. El molino de Rallastra contaría con la ventaja añadida de su apartada situación, en un más que solitario paraje, a cuatro kilómetros al norte de Huérmeces.

 

Siglo XXI: un molino superviviente, que no es poco

Hoy en día, el molino de Aquileo sigue en pie, y continúa firmemente anclado a los pies de la Peña Rallastra y a la vera derecha del Úrbel. Bien es cierto que ya no muele, limitándose a ejercer una función meramente residencial, como la mayor parte de las aceñas que han llegado a nuestros días.

El molino de Rallastra -junto a los de Cigatón y Retuerta- es uno de los tres supervivientes de los diez molinos con los que llegó a contar Huérmeces a mediados del siglo XIX.

Al molino, denominado a lo largo de sus tres siglos y pico de vida por nombres tan variopintos como Rallastra, Sorrallastra, Alba, La Bagoya, Ruyales, Rogarcía o Aquileo, se le podría añadir uno más: el molino del Pleito. Y todo porque, hace casi doscientos años, el irregular recrecimiento de su presa ocasionó un voluminoso expediente judicial cuyos folios llegaron a Castrojeriz y Valladolid, muy lejos de las tierras medias del Úrbel.


LA PRESA

La protagonista indirecta del pleito de 1827. En la actualidad, una presa de cemento, situada justo enfrente de la fuente de Rogarcía, al otro lado del río; desconozco si en los tiempos del Pleito la presa también se situaba en el mismo lugar.





Hace siete años, cuando se realizó un desbroce de esta parte de la ribera del río Úrbel, era relativamente sencillo alcanzar el lugar en el que se ubica la pequeña presa. 

Desde la humilde presa arranca un no menos humilde cauce molinar, que apenas alcanza una longitud de 300 metros, transcurriendo por la margen derecha del río Úrbel.


ANEXO

LAS COSTAS JUDICIALES DEL PLEITO ENTRE SANTIAGO Y HUÉRMECES

Diez de los folios del expediente están dedicados a la descripción de las partidas e importes correspondientes a la tasación de las costas judiciales del Pleito.

Las costas judiciales que le hubieran correspondido abonar a Santiago González se detallan en la tabla siguiente (en reales y maravedíes):




Por su parte, las costas judiciales que le hubieran correspondido abonar al concejo y vecinos de Huérmeces se detallan en la tabla siguiente (en reales y maravedíes):



[1 real = 34 maravedíes]


FUENTES

Archivo de la Real Chancillería de Valladolid 

Signatura: Pleitos Civiles, Escribanía de Manuel Pérez Alonso, Pleitos Olvidados, Caja 1063,4; Fechas: 1827-1831

Título: Pleito del Concejo de Huérmeces (Burgos), con Santiago González, vecino de San Pantaleón del Páramo (Burgos), sobre denuncia hecha por el ayuntamiento de Huérmeces de la obra que Santiago González hace para elevar la presa del molino que tiene en el río Úrbel para lo que utiliza césped de los prados concejiles.


Portal de Archivos Españoles (PARES)



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sábado, 6 de abril de 2024

El apellido Varona en Huérmeces: pequeña historia de los Varonas faroles (1753-1965)


El apellido Varona resulta relativamente frecuente en la provincia de Burgos, sobre todo en la mitad norte de la misma, en Las Merindades. El apellido también abundaba en algunos pueblos de la comarca Úrbel-Ubierna: Celadilla-Sotobrín, Hontomín, Quintanilla-Vivar, Sotopalacios, Los Tremellos, Ruyales del Páramo, La Nuez de Abajo, Ubierna y Huérmeces, entre otros muchos.

Durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX se produjo en Huérmeces una auténtica explosión demográfica del apellido Varona, hasta el punto de que el 15% de las personas empadronadas en el pueblo eran portadoras del mismo (Huérmeces presentaba por entonces una población de unos 400-420 habitantes).


Escudo de armas de los Varona de Villanañe (Álava)

EL LEGENDARIO Y QUIZÁS HISTÓRICO ORIGEN DEL APELLIDO VARONA

El posible origen del apellido parece situarse en dos lugares de la geografía española, distantes unos 200 km entre sí; en el primero de ellos se produjo una legendaria batalla durante la cual una mujer hizo hincar la rodilla a todo un rey; en el segundo, aún se levanta un castillo cuyos moradores llevan un apellido supuestamente originado en aquel evento bélico:


  • Baraona (o Barahona): aldea situada en la comarca soriana de Almazán, limítrofe con las tierras de Atienza y Sigüenza, en la provincia de Guadalajara.  
  • Villanañe: aldea situada en la comarca hoy alavesa de Valdegovía, limítrofe con los municipios burgaleses de Valle de Tobalina y Jurisdicción de San Zadornil.

Nos remontamos hasta los inicios del siglo XII y, tal y como suele suceder cuando se retrocede tanto en el tiempo, en la génesis del apellido Varona se acaban por mezclar la historia y la leyenda, la crónica histórica y la literatura épica.


La María Pérez que derrotó y prendió al rey Alfonso I de Aragón, adoptando el escudo de armas del reino aragonés

Una de las versiones legendarias más extendidas sobre el origen del apellido, recogida por Lope Varona en su "Memorial" de 1573, nos habla de un personaje femenino, María Pérez de Villanañe, y un contexto histórico, principios del siglo XII, época de las luchas entre el rey leonés Alfonso VII y el rey aragonés Alfonso I "El Batallador".

A principios del siglo XII se produjeron diversos enfrentamientos ente el rey leonés y el aragonés en las tierras limítrofes entre las actuales provincias de Soria y Guadalajara. La familia Pérez de Villanañe, partidaria del rey leonés, decide acudir a la lucha por medio de dos hermanos Alvar y Gómez. Su hermana María no estuvo dispuesta a quedarse en casa y, vistiéndose de la misma forma que sus hermanos, para esconder su condición de mujer, decide acompañarlos a la guerra.

Dice la leyenda que, en la confusión de una batalla, María se topó con el mismísimo Alfonso "El Batallador" y, tras breve lucha en la que María rompió su espada, apresó al rey aragonés y se lo entregó a su señor, el rey leonés. El rey Alfonso VI, asombrado, pronunció las ya míticas palabras:

"habéis obrado no como débil mujer, sino como fuerte varón, y debéis llamaros Varona, vos y vuestros descendientes, y en memoria de esta hazaña usaréis las armas de Aragón".

El lugar en el que se entabló la legendaria lucha entre María Pérez y el rey aragonés se encontraba en las cercanías del actual Barahona, al sur de la provincia de Soria.

Y es por ello que el escudo de armas de los Varona presenta en diagonal las cuatro barras rojas del reino aragonés, indicando que fueron ganadas como trofeo, en batalla.


La María Pérez que acompaña a su marido a luchar con los moros y se convierte en "terror de los árabes"

Otro ramal de la leyenda reza que María Pérez, ya como "La Varona de Castilla" contrajo matrimonio con el Infante don Vela, hermano de tres reyes de Aragón (Pedro I, Alfonso I y Ramiro el Monje). De este enlace nació Rodrigo Varona, y desde entonces todos los descendientes se llaman Rodrigo con un nombre adicional.

Dice la leyenda que "La Varona de Castilla" acompañó a su marido a luchar contra los árabes, arrebatándoles plazas como Toro, Torquemada o Dueñas, llegando a ser señora de cuarenta villas en Castilla. 

Concluye la leyenda afirmando que María, ya viuda, se retiró al Monasterio de San Salvador de Oña durante sus últimos ocho años de vida, falleciendo a los 63 años de edad, y siendo allí enterrada. Una inscripción trazada en un arco del claustro rezaba así:

"Aquí yace en paz la muy ilustre y valerosa capitana María Pérez, conquistadora de reinos y provincias. Las guerras por la espada le granjearon el timbre de Varón, que adquirió femenil Varona"

Algunos historiadores están convencidos de que el tal Infante don Vela (supuesto esposo, en sus terceras nupcias, de María Pérez de Villanañe "la Varona") no existió nunca, siendo una mera recreación de genealogistas de los siglos XV y XVI, proclives a inventar ascendencias ilustres para las casas nobles españolas.


El topónimo soriano Barahona, probable origen del apellido Varona

Dejando al margen la leyenda de "La Varona de Castilla", el origen real del apellido Varona podría encontrarse en la localidad de Barahona (o Baraona), sita en las altas tierras del sur de la actual provincia de Soria.  

En 1137 el lugar de Villanañe (Villa Phani) fue otorgado por el rey Alfonso VII de León a Martín Pérez de Barahona, por los servicios prestados a la corona. En algún momento, las crónicas familiares fueron añadiendo a estos hechos históricos diversas cuestiones etimológicas y fabuladas, apareciendo la leyenda de María Pérez, la valiente mujer azote de reyes aragoneses y moros irredentos, como supuesto origen del apellido Varona.

El topónimo Barahona no procedería, por lo tanto, del lugar en el que se produjo la legendaria victoria de María Pérez de Villanañe, "la Varona", sobre el rey aragonés, sino que sucedería justo al contrario: el topónimo soriano Barahona sería el lugar de procedencia de los primeros miembros del linaje asentados en Villanañe, y de los que surgió el apellido "Varona" a base de posteriores contracciones lingüísticas y aditamentos legendarios. De Barahora a Baraona, Barona y Varona. La misma evolución que el apellido presenta en la mayor parte de los libros sacramentales de muchas aldeas de Castilla entre los siglos XVII y XIX.


Barahona: escudo municipal


En varios lugares de la geografía española se recogen leyendas relativas a valientes mujeres que, disfrazadas de hombres, consiguieron vencer a poderosos caballeros o luchar bravamente en históricas batallas. En Soria, sin ir más lejos, se recoge la leyenda de Elvira, hija del Conde de Barahona, que vence al rey Alfonso I de Aragón (siempre el pobre Alfonso de por medio) en Ariza, recibiendo a continuación el título de "Barona de Castilla". Es por ello que el escudo municipal de Baraona/Barahona representa a una dama a caballo esgrimiendo una espada.


El supuesto origen vasco del apellido Varona

El hecho de que Villanañe (Valdegovía) esté hoy incluido en la provincia de Álava ha ocasionado que circulen diversas teorías lingüísticas acerca del supuesto origen vasco de apellido. Así, encontramos que el apellido Varona podría proceder:

  • del término vasco "vara handía" (lanza fuerte), entroncando con la leyenda de la mujer que lucha como un hombre, pues
  • del término vasco "barona" que significa "tierra fértil" o "valle", relacionándolo con el lugar en el que se asienta la torre de los Varona, pues 
  • de los términos vascos "ibar" (ribera o valle), "on" (bueno) y "a" (la); con el significado de "la ribera buena", pues

La Varona, personaje literario

A principios del siglo XVII, María Pérez, "La Varona", fue convertida en personaje literario por Lope de Vega que, en su comedia titulada "La Varona Castellana", se inspiró en la leyenda que circulaba por tierras de Castilla.




En tiempos más recientes, varios autores recogieron la leyenda del linaje, adaptándola a sus intereses literarios. 

Así tenemos, por ejemplo, la biografía de "La Varona Castellana", escrita por Rafael Monje, e incluida en el número correspondiente a 12 de marzo de 1848 del Semanario Pintoresco Español (1848), revista semanal editada entonces en Madrid por Ángel Fernández de los Ríos. El relato está basado en una "Crónica" compuesta en 1715 por fray Miguel Varona, religioso agustino de la familia.





También merece citarse a Manuel Díaz de Arcaya que, a finales del siglo XIX, edita "La heroína de Villanañe" dentro de un volumen compilatorio titulado "Leyendas alavesas".


La torre-palacio de los Varona en Villanañe 

Este singular edificio, enclavado desde finales del siglo XIV o principios del XV en la localidad de Villanañe, en el municipio alavés de Valdegovía, sufrió a principios de este siglo una completa rehabilitación, sufragada por la Diputación Foral de Álava. En dicha actuación, el edificio y su entorno perdieron buena parte de su encanto romántico, sobre todo en la zona del foso y el jardín exterior del palacio. En una fotografía del siglo pasado se observa parte del citado jardín, poblado con grandes ejemplares de árboles, todos desaparecidos tras la rehabilitación.   

 


Varonas procedentes de los cuatro puntos cardinales de España, así como de América Latina, visitan todos los años la torre de los primeros Varona, hasta el punto de que Villanañe se ha convertido en una especie de lugar de peregrinación para algunos portadores del apellido, atraídos por la belleza del lugar e interesados en el origen legendario de su apellido. He visitado el lugar en varias ocasiones, acompañado de otros (Varonas y no Varonas) y suele darse consenso en cuanto al alto interés de la visita guiada por la torre y el palacio.  




El actual "señor" de la Torre, Rodrigo María Varona, constituye la generación número 27 de Varonas que han regentado -ininterrumpidamente- el lugar desde aquel lejano 1139 en el que el rey Alfonso VII otorgara el señorío de Villanañe a Martín Pérez de Barahona.


La torre de los Varona en Villaute

Villaute se encuentra situado a unos 80 km al suroeste de Villanañe, y muy cerca de Villadiego; un poco aparatada del pueblo existe una vieja y espléndida torre, recientemente restaurada, conocida como torre de los Varona. Todo parece indicar que existe una conexión directa entre esta torre de Villaute y la torre-palacio de Villanañe, la referida cuna de los Varona.


Torre de Villaute (Asociación Española de Amigos de los Castillos)



Luis Varona Saravia, en sus "Genealogías" (1658), afirma que la torre fuerte y casa de los Varona del lugar de Villaute fue fundada por Juan Varona, nieto del infante don Vela, señor de Ayala, y de su mujer, doña María Pérez Varona, que dio principio a este linaje.

Lo que afirma Luis Varona Saravia es, nada más y nada menos, que la torre de Villaute fue levantada por un nieto de María Pérez de Villanañe, la Varona Castellana, la que venció en batalla a un rey aragonés y resultó azote de infieles en los límites de Castilla.

En los tiempos del Libro Becerro de las Behetrías (1352), en Villaute aparecen como naturales del lugar todos los Sandoval y García González Barahona.

[En el Libro Becerro, García González Barahona también aparece como señor del lugar de Fuente Úrbel, que se encontraba yermo por entonces]

En los más recientes tiempos del Catastro de Ensenada (1752), aparece que la torre y mayorazgo de Villaute pertenecía a Francisco Antonio Varona Obregón, soltero, de edad 32 años.

Resultaría muy osado postular que los Varona de Ruyales que se establecieron en Huérmeces allá por 1752 procedieran del lugar de Villaute, más aun al saber que el apellido se encontraba ya por entonces muy extendido por las Merindades burgalesas, tierras de Sedano y diversos lugares de los valles del Úrbel y del Ubierna. Nos Conformamos con afirmar que Villaute era el lugar más cercano a Huérmeces en el que existía una casa-torre en manos de los Varona.



 

El apellido Varona en piedra

En las Merindades, Valle de Sedano y La Bureba existen varios ejemplares de escudos en piedra del apellido Varona, colocados sobre la fachada principal de palacios, torres y casonas. Uno de los mejor conservados puede contemplarse en la torre-palacio de los Huidobro-Incinillas, sita en la localidad de Quecedo de Valdivielso.


Armas de Varona, Quecedo (Foto: David Huidobro)


Observamos que las armas de estos Varona de Valdivielso coinciden plenamente con las de los Varona de Villanañe: cuatro bandas y ocho espejos en la bordura.

En la comarca del Ubierna-Úrbel también encontraremos varios ejemplares de escudos portando, total o parcialmente, las armas de los Varona. Todos ellos se encuentran recogidos por Francisco Oñate en su obra "Blasones y linajes de la provincia de Burgos (II) Partido Judicial de Burgos".

  • Celadilla-Sotobrín: un escudo de armas de la familia Mata-Varona
  • Hontomín: un escudo de armas de Varona y alianzas (Porras)
  • La Nuez de Abajo: dos escudos, uno con las armas de Varona y otro con las armas de la familia Varona-Mata
  • Quintanilla-Vivar: uno de los tres escudos incrustados en la "Casa de los Moros" se corresponde con las armas de la familia Del Peso-Varona-San Vítores de la Portilla
  • Sotopalacios: dos pequeños escudos con las armas de Varona, uno de ellos con la inscripción "ECCE VARONA" en la bordura
  • Los Tremellos: un ostentoso escudo correspondiente a un eclesiástico; sus armas son algo peculiares y al pie figura el nombre del titular: "DIEGO RUIZ BARAHONA" 

La Nuez de Abajo: armas de Varona (Foto: Fco. Oñate)


En uno de los dos escudos de La Nuez de Abajo observamos de nuevo la coincidencia entre las armas de estos Varona y las de los Varona de Villanañe: cuatro bandas y ocho espejos en la bordura.


EL APELLIDO VARONA EN HUÉRMECES

Aunque es cierto que durante todo el siglo XVII y las dos primeras décadas del XVIII aparecen en el libro de bautizados de Huérmeces muchas criaturas (ver anexo 2) portando los apellidos Barahona/Baraona (formas arcaicas de los modernos Varona/Barona), no parece que ninguno de aquellos antiguos Barahona/Baraona se asentara definitivamente en nuestro pueblo, aunque lo más probable es que el apellido se perdiera para los índices de los libros parroquiales al ser portado mayoritariamente por mujeres. Se produce entonces un lapso de treinta años entre el último nacimiento de un Baraona (1721) y el primer nacimiento de un Varona (1753).

Esta ausencia puntual de Baraonas/Varonas en Huérmeces se constata en el Catastro de Ensenada (1752), dónde no aparece un solo vecino portador del apellido (en el Catastro se considera únicamente el apellido paterno).

Aprovechamos este lapso de tiempo (1721-1753) sin Baraonas ni Varonas para evitar el remontarnos un siglo y pico más en la historia del apellido, lo que alargaría considerablemente el tamaño de este post.

Trepando por el árbol genealógico de los Varonas faroles, encontramos una serie de hitos que contribuyen a la evidente asimetría de la copa, en la que encontramos ramas muy largas al lado de otras muy cortas, así como ramas secas no muy lejos de otras frondosas.

   

Primera llegada (1752)

Podemos considerar que el apellido Varona (en su grafía moderna) llegó a Huérmeces en 1752, al contraer matrimonio Ángel Varona Ubierna, natural de Ruyales del Páramo, con María García San Llorente, natural de Úrbel del Castillo. La pareja se estableció en nuestro pueblo y trajo al mundo a siete hijos Varona García: María (1753), Manuel (1754), María Cruz (1756), Tomás (1757), Isabel (1760), Melchora (1762) y Ángel (1766).

Fue el cuarto de los hijos de la pareja, Tomás Varona García, el que mantuvo la continuidad del apellido en Huérmeces, al contraer matrimonio en 1779 con la mujer farola Lucía Díaz-Ubierna Sarmiento; tuvieron catorce hijos, de los que tres de ellos, Mariano, Manuela y Dionisio Varona Díaz-Ubierna, mantendrían la continuidad del apellido en nuestro pueblo hasta nuestros días.


Segunda llegada (1760)

Ocho años más tarde, en 1760, un hermano de Ángel, Ignacio Varona Ubierna, también nacido en Ruyales del Páramo, contrajo matrimonio en Huérmeces con María Teresa Pozas Güemes, natural de Huérmeces, estableciéndose en nuestro pueblo y trayendo cuatro hijos al mundo, dos de los cuales, María y Manuel Varona Pozas mantendrían la continuidad del apellido en nuestro pueblo.

En este punto, conviene remarcar que de aquellos dos hermanos Varona Ubierna (Ángel e Ignacio) llegados de Ruyales en 1752 y 1760, descienden una buena parte de los 312 Varonas faroles, consignados en el libro de bautizados de Huérmeces, y nacidos entre 17531965, fecha en la que aparece el último Varona nacido y bautizado en nuestro pueblo.

Hay que aclarar que el Ruyales de mediados del siglo XVIII podría denominarse como "el pueblo de los Varona", al ser este el apellido paterno más abundante del lugar, con mucha diferencia. Para hacernos una idea, baste decir que en el Catastro de Ensenada (1752) aparecen consignados el nombre y apellido paterno de los catorce vecinos, una viuda y un cura que residían en el pueblo: nueve de los catorce vecinos portaban Varona como apellido paterno.


Tercera llegada (1761)

En 1761 llega un nuevo aporte de Varonas, en esta ocasión en versión femenina, y procedente de VilladiegoIsabel Varona Carrero, que contrae matrimonio con Higinio Rodríguez-Ubierna Ruiz-Quintana, natural de Burgos. La pareja, establecida en Huérmeces. tuvo cuatro hijos, aunque el apellido Varona, al ser aportado por una mujer, se perdió en los libros parroquiales y no sabemos si alguno de aquellos hijos tuvo continuidad en Huérmeces.


Cuarta llegada (1795)

En 1795 llega otro aporte de Varonas procedentes de Ruyales del Páramo: Juan Varona Ubierna (aparentemente, otro hermano de Ángel e Ignacio), que contrajo matrimonio en Burgos con Ana María Bollada Ranero (Guriezo, 1774), trayendo al mundo a cuatro hijos, dos de los cuales nacieron en Huérmeces: José (1798) y Modesto (1800), aunque sin continuidad residencial en nuestro pueblo.

Aunque los dos hijos de Juan y Ana María nacidos en Burgos, Florentina (1796) y Juan José (1803), contrajeron matrimonio en Huérmeces, no parece que sus descendientes tuvieran continuidad en nuestro pueblo. Florentina se casó en 1814 con Esteban Río Lomas, vecino de Pedrosa de Río Úrbel y allí acabó por instalarse la familia Río Varona. Juan José, por su parte, se casó en 1826 con Juana Girón Valderrama, natural de Huérmeces, y tuvieron ocho hijos Varona Girón, todos nacidos en nuestro pueblo, aunque en el padrón de 1886 no queda rastro de ninguno de ellos, por lo que esta familia se da por extinta en nuestro pueblo

[en 1892 se origina otra familia Varona Girón, aunque no tiene relación de continuidad alguna con esta de 1826]


Quinta llegada (1819)

En 1819 se produce un nuevo arribe de Varonas procedentes de Ruyales del Páramo; en esta ocasión, en la persona de Casimiro Varona Fernández, que contrae matrimonio con Teresa Güemes Díaz-Tudanca (Hces, 1800), y tienen cinco hijos en Huérmeces, aunque sin aparente continuidad poblacional, ya que no queda ningún Varona Güemes en el padrón de 1886.


Sexta y última llegada (1838)

En 1838 arriba a Huérmeces el último aporte de Varonas foráneos, en esta ocasión procedente de La Nuez de Abajo, otro pueblo en el que el apellido era relativamente frecuente. En aquel año se celebra el matrimonio entre José Varona Miñón, natural de La Nuez de Abajo, y Petra Hidalgo Espinosa, natural de Huérmeces. La pareja se establece en nuestro pueblo y tiene cinco hijos, tres de los cuales (Angela, Vicente e Inés) presentan continuidad poblacional en Huérmeces.

Uno de esos hijos, Vicente Varona Hidalgo (1844) se establece en Huérmeces y tiene cuatro hijos, dos con su primera esposa (Indalecia Serna) y otros dos con su segunda esposa (Justa Arribas Díez). No parece que exista continuidad residencial en Huérmeces por parte de ninguno de estos cuatro hijos de Vicente, por lo que esta rama de los Varona se considera extinta en nuestro pueblo. 

En 1853, el citado José Varona Miñón enviuda de Petra Hidalgo Espinosa y contrae matrimonio, en segundas nupcias, con Rosalía Peña Páramo, natural de La Nuez de Abajo; la pareja, también establecida en Huérmeces, tiene tres hijos, uno de los cuales, Felipe Varona Peña, presenta continuidad poblacional en Huérmeces hasta nuestros días, en la persona de su hija Emilia Varona Ornilla, casada con Julián Arribas Tudanca "Castilla".


A partir de entonces, todos los Varona nacidos en Huérmeces descienden de aquellos dos Varonas (Ángel e Ignacio) que llegaron desde Ruyales del Páramo en 1752 y 1760, y de los descendientes de José Varona Miñón, el Varona que llegó desde La Nuez de Abajo en 1838.

El Varona materno que porta este bloggero desciende, en concreto, de aquel Ángel Varona Ubierna que llegó de Ruyales  en 1752 y se estableció en Huérmeces al casarse con María García San Llorente, natural de Úrbel del Castillo. 


ANEXO 1: COMPENDIO DE VARONAS NACIDOS EN HUÉRMECES (1753-1965)

En el libro de bautizados de la parroquia de Huérmeces aparecen un total de 313 criaturas portadoras del apellido Varona, nacidas de 57 diferentes parejas, a lo largo de poco más de doscientos años. 

Sabemos que, tradicionalmente, la boda se celebraba en el pueblo natal de la novia. Según lo registrado en el libro de casados, la mayor parte de aquellas 57 parejas contrajeron matrimonio en Huérmeces (52 bodas), siendo muy pocas (5 bodas) las que se celebraron en otros pueblos del entorno: Villadiego, Ubierna, Burgos, Moradillo del Castillo y Basconcillos del Tozo.

En el listado, señalamos en [azul] el año de celebración de la boda; cuando no se indique lo contrario, la boda se celebró en Huérmeces.

En la relación de hijos habidos en cada pareja, señalamos en morado el nombre de los que tuvieron alguna continuidad residencial en Huérmeces.

Por razones evidentes, no se han incluido datos concretos (fechas de la boda y nombres de los contrayentes) relativos a las bodas celebradas después de 1923. Por idénticos motivos, tampoco se han incluido los años de nacimiento para aquellos bautizados con posterioridad al citado 1923.


1. [1752] Ángel Varona Ubierna (Ruyales del Páramo, 1728) y María García San Llorente (Úrbel del Castillo); siete hijos: María (1753), Manuel (1754), María Cruz (1756), Tomás (1757), Isabel (1760), Melchora (1762) y Ángel (1766)

2. [1760] Ignacio Varona Ubierna (Ruyales del Páramo, 1739) y María Teresa Pozas Güemes (1738); cuatro hijos: Nicolás (1761), María (1763), Manuel (1765) y José (1767).

3. [Villadiego, 1761] Higinio Rodríguez-Ubierna Ruiz-Quintana (Burgos) Isabel Varona Carrero (Villadiego); seis hijos: Justo (1762), Vicente (1764), María Bruna (1768), Catalina (1771), Manuel Eugenio (1773) y Florentina (1777)

4. [Ubierna, 1768] Ignacio Varona Ubierna (Ruyales del Páramo, 1739) [2as. nupcias] Manuela Cerro Medina (Ubierna, 1746); cuatro hijos: Águeda (1769), José (1770), Teresa (1772) y Juana (1774)

5. [1779] Tomás Varona García (1757) y Lucía Díaz-Ubierna Sarmiento (1758); catorce hijos: María (1780), Manuel (1781), Victoriano (1783), Julián (1784), José (1785), Francisca (1787), Manuel (1789), Teresa (1790), María (1792), Pedro (1794), Mariano (1796), Manuela (1798), Dionisio (1800) y Juana (1803)

6. [1784] Ceferino Ornilla Díaz-Tudanca (1757) y María Varona Pozas (1763); tres hijos: Vicenta (1788), Aniceta (1791) y Petra (1795)

7. [1786] Felipe Espinosa Díez-Mata (1764) y Águeda Varona Cerro (1769); diez hijos: María (1787), Manuela (1788), Rosalía (1791), Rosalía (1792), Nicolasa (1794), Agustina (1797), Alejandro (1799), Josefa (1801), Pedro (1803) y Pascuala (1808)

8. [1787] Manuel Varona Pozas (1765) y Francisca Valderrama Díaz-Ubierna (1769); un hijo: María (1796)

9. [1792] Ildefonso Díaz-Villalvilla Leal (1768) y Teresa Varona Cerro (1769); cinco hijos: Dionisio (1793), Manuela (1796), Ildefonso (1799), Mauricia (1802) y Marcelina (1808)

10. [Burgos c.1795] Juan Varona Ubierna (Ruyales) y Ana María Bollada Ranero (Guriezo, 1774); cuatro hijos: Florentina (Burgos, c.1796), José (1798), Modesto (1800) y Juan José (Burgos, 1803)

11. [1814] Esteban Río Lomas (Pedrosa de Río Úrbel) y Florentina Varona Bollada (Burgos, c.1796); un hijo: Hermenegildo (1819), establecido en Pedrosa de Río Úrbel

12. [1817] Felipe Díaz-Ubierna Arce (1795) y Manuela Varona Díaz-Ubierna (1798); siete hijos: María Bernarda (1818), Manuel (1820), Dionisio (1822), Ruperto (1825), Juliana (1827), Antonio (1830) y Juan de la Cruz (1834)

13. [1817] Mariano Varona Díaz-Ubierna (1796) y Benita Díaz-Ubierna Arce (1793); siete hijos: María Cruz (1818), Bonifacio (1822), Félix (1824), Clemente (1827), Tomás (1831), Benita (1834) y Dominica (1835)

14. [1819] Casimiro Varona Fernández (Ruyales) y Teresa Güemes Díaz-Tudanca (1800); cinco hijos: Francisco (1820), Casilda (1824), Antonio (1826), Fidela (1829) y Casimira (1839)

15. [1819] Francisco Girón Díaz-Mata (1798) y María Varona Valderrama (1796); diez hijos: Francisco (1820), Saturnino (1822), Manuela (1824), Juana (1826), Pedro (1829), Rosalía (1830), Felipe (1833), Felipe (1835), Bruno (1836) y Felipe (1838)

16. [1823] Dionisio Varona Díaz-Ubierna (1800) y Lucía Alonso Espinosa (1806); siete hijos: Victoria (1824), Victoriano (1829), Felipe (1834), Alejandra (1837), Felisa (1840), Manuel (1845) y Baldomero (1849)

17. [1826] Juan José Varona Bollada (Burgos, 1803) y Juana Girón Valderrama (1804); ocho hijos: Casilda (1826), Mariano (1827), Ricardo (1830), Casilda (1833), María Salomé (1835), José Timoteo (1840), Casimira (1843) y Columba (1844) 

18. [1838] José Varona Miñón (La Nuez de Abajo) y Petra Hidalgo Espinosa (1809); cinco hijos: Aquilino (1839), Ángela (1841), Vicente (1844), Francisca (1846), Inés (1850) y María Carmen (1853)

19. [1844] Eusebio Villanueva Peña (La Nuez de Abajo, 1821) y María Cruz Varona Díaz-Ubierna (1818); cinco hijos: Francisca (1846), Toribio (1849), Julián (1850), Juan Francisco (1853) y Gabriela (1858)

20. [1847] Victoriano Varona Alonso (1829) y María Ubierna Alonso-Güemes (1828); seis hijos: Narciso (1848), Lucía (1852), José (1855), María (1860), Guillermo (1863) y Benito (1866)

21. [1853] José Varona Miñón (La Nuez de Abajo) [2as. nupcias] y Rosalía Peña Páramo (La Nuez de Abajo); tres hijos: Marcelina (1854), Anselmo (1857) y Felipe (1860)

22. [1857] Felipe Varona Alonso (1834) y Isabel Díaz-Villalvilla Güemes (1832); dos hijos: Juliana (1857) y Benita (1859)

23. [1862] Simón Díaz-Villalvilla Güemes (1839) y Felisa Varona Alonso (1840); once hijos: Dionisio (1864), Jacinta (1866), José (1868), Juan (1869), María Mercedes (1871), Venancio (1873), Elisa (1874), Gerardo (1876), Ángela (1878), Elvira (1881) y Gertrudis (1883)

24. [1864] Nicolás Pesquera Velasco (Quintanilla Pedro Abarca, 1830) y Ángela Varona Hidalgo (1841); cuatro hijos: Ceferino (1865), Eleuterio (1867), Pedro (1868) y José (1876)

25. [1866] Vicente Varona Hidalgo (1844) e Indalecia Serna (? 1838); dos hijos: Nicolás (1867) y Petra (1870)

26. [1877] Julián Villanueva Varona (1850) y Lucía Varona Ubierna (1852); cinco hijos: Prudencio (1878), Cecilia (1879), Eleuterio (1883), Benita (1885) y María (1887)

27. [Moradillo del Castillo, 1877] Narciso Varona Ubierna (1848) y Eulalia Recio Bañuelos (Moradillo del Castillo, 1853); ocho hijos: Bernardo (1878), Felisa (1880), Teófila (1881), Nemesia (1884), María Paz (1888), Maximina (1890), Isabel (1892) y Clementina (1895)

28. [1880] José Varona Ubierna (1855) y Francisca García Güemes (Ruyales del Páramo, 1862); diez hijos: Casilda (1882), Tomasa (1883), Claudia (1886), Juliana (1889), Teresa (1891), Dionisio (1893), Paulino (1896), Fidel (1898), María Carmen (1899) y Antonino (1902)

29. [1882] Bonifacio Varona Díaz-Ubierna (1822) y María Fuente Ibáñez (La Nuez de Arriba, 1842); dos hijos: Benito (1883) y Elena (1885)

30. [1884] Felipe Varona Peña (1860) y María Cruz Ornilla Díaz-Tudanca (1864); seis hijos: Florencio (1885), Petra (1887), Emilia (1890), Gerardo (1893), Mariano (1896), Petra (1899) y Amalia (1905)

31. [1885] Salustiano Angulo Delgado (La Nuez de Abajo, 1837) e Inés Varona Hidalgo (1850); tres hijos: Guillermo (1886), José (1888) y Adela (1892)

32. [1885] Braulio Díez Arribas (1861) y Benita Varona Díaz-Villalvilla (1859); ocho hijos: Felipe (1886), Emiliano (1888), Fidel (1890), Brígida (1892), Sabina (1894), Juliana (1896), Bernardo (1898) y Josefa Leonisa (1901)

33. [1891] Benito Varona Ubierna (1866) y María Díaz-Villalvilla Varona (1871); siete hijos: Victoria (1892), Manuel (1894), Lucía (1895), Crescencio (1899), Florencio (1904), José (1906) y Nicolás (1911)

34. [1892] Guillermo Varona Ubierna (1863) y Emilia Girón Cerro (1871); once hijos: Fidela (1893), Aurelia (1895), Eladio (1897), Adrián (1899), María (1901), Basilio (1903), Victoriano (1904), María Asunción (1906), Apolinar (1909), Fidela (1910) y Manuel (1914)

35. [1901] Vicente Varona Hidalgo (1844) [2as. nupcias] y Justa Arribas Díez (1864); dos hijos: Julia (1902) y Genoveva (1904)

36. [1901] Julio Gutiérrez Pedrosa (Villalibado) y Felisa Varona Recio (1880); un hijo: Maximina (1902)

37. [1902] Bernardo Varona Recio (1878) y Constantina García Díaz-Villalvilla (1881); trece hijos: Celestina (1903), Fermín (1904), María Dolores (1906), Abdón (1907), Ángel (1909), Narciso (1910), Bernardo (1912), Jesús (1913), Constantina (1915), Jesús (1918), Mariana (1919), José (1921) y Petra (1923)

38. [1908] Prudencio Villanueva Varona (1878) y Casilda Varona García (1882); seis hijos: Marino (1908), José (1910), Margarita (1913), Isaías (1914), Maura (1916) y María Luz (1918)

39. [1909] Millán Díez Martínez (1885) y Claudia Varona García (1886); doce hijos: Mauro (1910), Moisés (1912), María Carmen (1914), José (1915), Julia (1917), Obdulia (1918), Alberto (1920), María Santos (1921), Ángel (1923), Eladia, María Carmen y María 

40. [1911] Julián Arribas Tudanca (1887) y Emilia Varona Ornilla (1890); cinco hijos: Catalina (1912), Gerardo (1915), Mariano (1918), Isabel (1920) y Petra  

41. [1912] Bernardo Ubierna Fontúrbel (1889) e Isabel Varona Recio (1892); dos hijos: Clementina (1913) y Serafín (1916)

42. [1916] Zacarías Ubierna Fontúrbel (1892) y Aurelia Varona Girón (1895); siete hijos: Matilde (1917), Heliodora (1919), Eladia (1921), Apolinar (1923), María Amparo, Adrián y Alicia

43. [1917] Dionisio Varona García (1893) y Lucía Varona Díaz-Villalvilla (1895); siete hijos: Máxima (1918), María (1921), Máxima, Dorotea, Casilda, Petra y Ángel 

44. [1922] Eduardo Pérez Alonso (1900) e Isabel Varona Recio [2as. nupcias] (1892); seis hijos: Amelia, Ángel, Ángela, Teresita y María Purificación 

45. [1922] Eladio Varona Girón (1897) y Aurora Ortega Alonso (1900); cinco hijos: María Eliecer, Aurea, María Carmen, José Álvaro y Ángel


Entre 1930 y 1960 se celebraron en Huérmeces doce bodas (aunque quizás una de ellas se celebrara en Basconcillos del Tozo, localidad natal de la novia) en las que al menos uno de los contrayentes portaba Varona como apellido paterno. De los trece contrayentes Varonas (en una de las bodas, los dos contrayentes portaban Varona como apellido paterno), cinco eran hombres y ocho, mujeres. Los años de celebración de las bodas fueron: 1930, 1932, 1933, 1934, 1939, 1941, 1942, 1944, 1945 (2), 1947 y 1960.

Estas doce parejas trajeron al mundo a un total de 46 hijos (25 niñas y 21 niños), todos nacidos en Huérmeces, entre 1931 y 1965.  

La última boda de un Varona nacido en Huérmeces (una mujer) se celebró en la iglesia del pueblo en diciembre de 1960.

El último bautismo de un Varona nacido en Huérmeces (también una mujer) se celebró en la iglesia del pueblo en agosto de 1965.

Hoy en día, los descendientes de estos Varona faroles residen en las provincias de Barcelona, Burgos, Cantabria, La Coruña, Guipúzcoa, Madrid, Navarra, La Rioja, Valencia, Valladolid y Vizcaya. También en Alemania, Bélgica y Canadá.

Afirma la memoria familiar que las mujeres Varona suelen ser personas de carácter. No seré yo quién ose desmentir tal aseveración. Además, para apuntalarla, ahí está la leyenda de "La Varona Castellana" que, recordemos, hizo doblar la rodilla a todo un rey de Aragón. 


ANEXO 2: COMPENDIO DE BARAHONAS/BARAONAS/BARONAS NACIDOS EN HUÉRMECES (1611-1721)

En los libros de bautizados de la parroquia de Huérmeces correspondientes al siglo XVII (desde 1611) y a las dos primeras décadas del XVIII aparecen 87 criaturas portadoras del apellido Barahona/Baraona/Barona. Estos niños proceden de 30 parejas diferentes:

[hay que tener en cuenta que el libro de bautizados de Huérmeces comienza en 1611, y que sus primeros apuntes resultan limitados de información, faltando seguramente muchos asientos, por lo que el número total de hijos de las primeras parejas del listado se puede encontrar claramente minimizado] 


1. Francisco Hidalgo y María Barahona; un hijo: María (1611)

2. Pedro Plaza y María Barahona; un hijo: Águeda (1612)

3. Juan Hidalgo y María Barahona; un hijo: Ana (1614)

4. Juan García y Juana Barahona; un hijo: Ana (1621)

5. Santos Ubierna e Isabel Barona; un hijo: Andrés (1624)

6. Matías López y Ángela Barahona; seis hijos: María (1625), Francisco (1627), Juan (1630), Matías (1635), Ángela (1638) y Ana (1642)

7. Juan Sarmiento Arce y Mariana Ruiz-Barahona; cuatro hijos: Juan (1624), Marcos (1625), Ana María (1630) y Francisco (1632)

8. Juan Ubierna y Ángela [Ruiz-] Barahona; seis hijos: Francisca (1627), Juan (1629), Ana (1634), Francisco (1639), Miguel (1645)

9. Andrés Díaz-Villalvilla y Ana Barahona; tres hijos: Juan (1628), Francisco (1630) y María (1634)

10. Íñigo Peña y Casilda Barahona; cuatro hijos: María (1632), María (1636), Casilda (1637) y Juan (1648)

11. Andrés Díez y María [Fernández-] Baraona; dos hijos: Juan (1639) y María (1645)

12. Francisco Díez-Mata y Ana Baraona; un hijo: Ana (1642)

13. Pedro Baraona y María Espinosa; tres hijos: Francisco (1650), Pedro (1653) y Catalina (1656)

14. Pedro Gómez e Isabel Baraona; cuatro hijos: Mariana (1650), Juan (1651), Domingo (1655) y Tomás (1657)

15. Domingo Alonso y Casilda Baraona [2as. nupcias]; un hijo: Juan (1651)

16. Juan Peña y Juana Baraona; un hijo: Francisco (1658)

17. Juan Peña y Lucía Baraona; dos hijos: Julián (1661) y Ángela (1665)

18. José Lomillo y Brígida Baraona; ocho hijos: José (1661), Tomás (1662), María Santos (1665), Manuel (1668), Lorenza (1670), Mateo (1672), Mateo (1675) y Brígida (1677)

19. Pedro Díaz-Agustín y Ángela Baraona; dos hijos: Jacinta (1663) y Gregoria (1666)

20. Francisco Calle y Águeda Baraona; seis hijos: Andrés (1664), Roque (1669), Ángela (1671), María (1674), Francisco (1676) y Matías (1678)

21. Francisco Díez-Barahona y Jerónima Mata; un hijo: Ángela (1671)

22. Martín Fernández Güemes (1649) y Juliana Baraona; un hijo: Juan (1673)

23. Francisco Baraona Espinosa (1650) y Feliciana Díaz-Ubierna; dos hijos: María (1673) y Brígida (1675)

24. Pedro Baraona Espinosa (1653) y María Hidalgo; tres hijos: Clara (1677), Gaspar (1680) y José (1684)

25. Juan Bárcena y Catalina Barona; un hijo: José (1685). Juan y Catalina eran vecinos de Ruyales aunque tuvieron que bautizar a su hijo en Huérmeces porque en aquellos años Ruyales carecía de cura

26. [1700] Andrés Díaz-Villalvilla Gómez-Mata (1670) y Brígida Barona Díaz-Ubierna (1675); siete hijos: Francisca (1700), Juan Antonio (1704), Lucía (1705), Jerónima (1707), Manuel (1708), Andrés (1711) y Casilda (1717)

27. [1700] Francisco Güemes Díaz-Mata (1677) y Clara Barona Hidalgo (1677); diez hijos: Juan (1701), María (1703), Brígida (1705), Pedro (1707), Águeda (1709), Francisco (1711), Francisco (1712), Catalina (1714), Francisco (1719) y Clara (1721)

28. [Ruyales del Páramo, 1706] Fernando Barona Ibáñez (Ruyales, 1681) y Ana Barona Rojo (Ruyales); un hijo: José (1708); vecinos de Ruyales, obligados a bautizar a su hijo en Huérmeces por no haber cura en su pueblo

29. [Ruyales del Páramo, 1708] Bartolomé Barona Güemes (Ruyales) y Ángela Rodríguez Rojo (Ruyales); un hijo: Bartolomé (1708); también vecinos de Ruyales, sin cura para bautizar a sus hijos

30. [1720] Manuel Barona Ibáñez (Ruyales, 1699) y Catalina Ubierna Álvarez (1700); un hijo: Manuel (1721); también vecinos de Ruyales, sin cura para bautizar a sus hijos


Sorprende el hecho de que en 23 de las 30 parejas anteriores, el apellido Barahona/Baraona/Barona lo proporcionen mujeres. Este hecho puede ser el motivo por el que el apellido prácticamente desaparezca del libro de bautizados durante más de treinta años (entre 1721 y 1753), hasta que se produce la llegada a Huérmeces de Varonas varones procedentes de otros pueblos del entorno (Ruyales del Páramo, en concreto).

Además, cuatro de las seis últimas parejas del listado residían en Ruyales, y bautizaron a uno de sus hijos en Huérmeces únicamente por el hecho de que su pueblo careciera puntualmente de cura; y en Huérmeces, curas, había muchos.

[en aquellos años de finales del siglo XVII y principios del XVIII, Huérmeces mantenía a un mínimo de seis curas, de manera que la iglesia constituía la segunda "industria" más poderosa del pueblo, solo por detrás de la harinera: los ocho molinos que por entonces funcionaban con el agua del río Úrbel]

Observamos que el cambio en la grafía del apellido, de Barahona a Baraona/Barona/Varona, se produce hacia el año 1639De todas formas, la ortografía de aquella época era muy inestable (la "b" y la "v" se utilizaban indistintamente; las "h" intercaladas iban y venían) por lo que tampoco hay que otorgarle excesiva importancia a estos cambios.


ANEXO 3: DISTRIBUCIÓN DEL APELLIDO VARONA EN ESPAÑA Y EN LAS ANTIGUAS COLONIAS

Hoy en día existen en España 3298 personas que portan Varona como primer apellido y 3081 personas que lo hacen como segundo. La mayor importancia relativa del apellido se registra en las provincias de Burgos, Palencia, Vizcaya, Cantabria y Córdoba.

En la mayor parte de los lugares peninsulares por los que se extendió el apellido Varona, dicha expansión acaeció con anterioridad al siglo XVII.

En tiempos mucho más recientes (mediados del siglo XX) se produjo la última dispersión del apellido, fruto del éxodo rural de aquellos tiempos, y en dirección a los ya conocidos núcleos de desarrollo económico (País Vasco, Cataluña y Madrid, principalmente). 

Para las otras tres variantes del apellido, en la base de datos del INE figuran las siguientes cifras:

  • Barona: 1625 (1º) y 1542 (2º); Guadalajara, Teruel, Valencia y Córdoba
  • Barahona: 5370 (1º) y 5134 (2º); Guadalajara, Segovia, Madrid, Ciudad Real, La Rioja
  • Baraona: 13 (1º) y 16 (2º); sin distribución provincial por su escasa importancia relativa
En cuanto a Varonas por el mundo, resulta ser Cuba el país con más personas portadoras de este apellido (considerando solo el apellido paterno): 7576. Resulta evidente que hoy en día hay más Varonas en la isla caribeña que en toda España. La irrefrenable fecundidad de los trópicos, supongo. 

Uno de ellos, Enrique José Varona (Cuba, 1849-1933) fue un afamado escritor, filósofo, pensador, pedagogo, militar y político. Antes de la independencia de la Isla fue diputado a las Cortes españolas por Cuba; después de la independencia fue ministro de Instrucción Pública, abordando la completa reforma de la enseñanza cubana ("Plan Varona"); llegó a ser vicepresidente de Cuba durante cinco años (1913-1917). Fue, sin duda, el Varona contemporáneo que más alto llegó.





También quedan Varonas en gran parte de los países que formaron parte del viejo Imperio Español: Filipinas (6380), México (2408), Colombia (2026), Perú (883), República Dominicana (865), Argentina (567), Venezuela (527) y Puerto Rico (299), principalmente. También existen Varonas, por razones obvias, en los Estados Unidos de América (1669). 
 
En Europa, encontraremos Varonas en Francia (245), por claros motivos migratorios. En Alemania solo aparecen 3 ciudadanos portadores del apellido. Eso sí, los tres son descendientes de los Varona faroles.