jueves, 14 de agosto de 2025

Rogelio Pérez padre, médico de Huérmeces; Rogelio Pérez hijo, practicante en Madrid


Durante los primeros años del siglo XX vivieron en Huérmeces dos personas llamadas Rogelio Pérez, que ejercieron la sanidad pública como profesión. 

  • Rogelio Pérez Domingo: natural de Ibeas de Juarros, fue médico de Huérmeces durante veinte años (1897-1916). 
  • Rogelio Pérez Benito: hijo del anterior y nacido en Huérmeces (1906), fue practicante en diversos destinos de Burgos, ciudad y provincia, para acabar estableciéndose en la ciudad de Madrid.


I. EL PADRE: ROGELIO PÉREZ DOMINGO

Rogelio nació en Ibeas de Juarros en 1873. Aplicado estudiante en el Instituto de Burgos, estudió medicina en la Universidad de Valladolid, licenciándose en 1897.

Por aquellas fechas, se encontraba vacante la plaza de médico de Huérmeces, tras partir hacia otro destino el anterior titular, Demetrio Ruiz Quecedo, que había prestado sus servicios en nuestro pueblo durante cinco años (1892-1897). El distrito sanitario de Huérmeces comprendía los pueblos de Ruyales, Quintanilla Pedro Abarca, San Pantaleón del Páramo y Los Tremellos.


BOPBU, 8 de febrero de 1898


Rogelio llegó a Huérmeces a finales del año 1897, en lo que constituiría su primer destino profesional. El joven Rogelio estaba soltero y, como era por entonces habitual, a nuestro pueblo llegó acompañado de una criada, Micaela Alonso Fernández (Cidad de Ebro, 1868).


Censo Electoral 1900, Huérmeces: Rogelio Pérez Domingo, 26 años de edad, médico


A los pocos años de llegar a Huérmeces, hacia 1904, Rogelio contrajo matrimonio con Maura Benito Robles (Villanueva de Puerta, 1882). Durante su larga estancia en Huérmeces, Rogelio y Maura trajeron cinco hijos al mundo:

  1. Beatriz (1905), falleció a los pocos meses de nacer (1906)
  2. Rogelio (1906)
  3. Beatriz (1909)
  4. Elena (1911)
  5. José (1913)

Tras veinte años de servicio en Huérmeces, Rogelio y su familia partieron al que sería su segundo destino profesional, Rioseras, pueblo en el que residirían durante ocho años (1916-1924). 

Su destino definitivo sería Sotresgudo, dónde prestaría sus servicios durante 23 años (1924-1947), y dónde se jubilaría a los 70 años de edad.



BOPBU, 28 de enero de 1947


Rogelio falleció en 1952 en Pineda de la Sierra -pueblo en el que residía su hija Beatriz- a la edad de 79 años. A su viuda, Maura Benito Robles, se le concedió la correspondiente pensión de viudedad, a abonar por los diferentes ayuntamientos en los que Rogelio había prestado sus servicios médicos.

En cuanto a la labor del médico Rogelio Pérez Domingo en el movimiento esperantista, ya publicamos un post en este mismo blog: Huérmeces y el esperanto


II. EL HIJO: ROGELIO PÉREZ BENITO

Rogelio, el hijo mayor de Rogelio y Maura, fue también un brillante estudiante en el Instituto de Burgos. Nacido en Huérmeces en 1906, obtuvo el título de bachiller en 1924, pasando a continuación a cursar estudios de practicante. Ignoro en qué escuela realizó dichos estudios, solo sabemos que obtuvo la titulación correspondiente en 1933.

Sus primeros destinos profesionales llegaron en 1934, trabajando en prácticas en la Casa de Socorro  y el Hospital Provincial de Burgos. En este último, acabó adquiriendo la condición de interino, trabajando -como mínimo- hasta 1940.

En 1942 se encontraba prestando sus servicios, también como interino, en Sotresgudo, localidad en la que figuraba como médico titular su padre, Rogelio Pérez Domingo.

En noviembre de 1943 ingresa oficialmente en el cuerpo de practicantes. En 1945 y 1946 aparece destinado en la localidad de Amaya.


Censo Electoral 1946, Amaya: Rogelio Pérez Benito, 39 años de edad, casado, practicante


En 1952 encontramos a Rogelio en el escalafón general de practicantes de asistencia pública domiciliaria, publicado por el Consejo General de Colegios de Practicantes de España. 


Escalafón general de practicante de asistenia pública domiciliaria (1952)


No conocemos el año exacto en el que Rogelio se estableció en la ciudad de Madrid, aunque aparece como residente en la capital del Estado en un anuncio publicado en mayo de 1964.


Boletín Oficial de la provincia de Madrid, 2 de mayo de 1964


En diciembre de 1977 Rogelio continúa apareciendo como domiciliado en Madrid. Desconocemos la fecha de su fallecimiento.

En el censo electoral de 1945, Rogelio aparece como soltero. En el de 1946, lo hace como casado. También desconocemos si realmente se casó, y si tuvo descendencia.


APUNTES GENEALÓGICOS

Rogelio Pérez Domingo procedía de Ibeas de Juarros, ya que allí se encontraban avecindados sus padres, Santos y Josefa. La esposa de Rogelio, Maura Benito Robles, procedía de Villanueva de Puerta, aunque sus padres, Pedro y Beatriz, eran naturales de Sotresgudo y Arcellares, respectivamente.




Los cuatros hijos de Rogelio y Maura, todos ellos nacidos en Huérmeces, se establecieron en diversos lugares de las provincias de Burgos, Guipúzcoa y Madrid. El hijo menor, José, también realizó estudios sanitarios, cursando medicina en la universidad de Valladolid. José Pérez Benito hizo carrera en el Ejército, alcanzando el grado de comandante médico de Sanidad Militar.


ANEXO

UN MÉDICO, UN MAESTRO, UN ALCALDE Y UN CURA: LA GLORIOSA PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO XX EN HUÉRMECES

Entre 1902 y 1911 coincidieron en Huérmeces cuatro personas que, encuadradas en lo que por entonces se denominaban "fuerzas vivas" de un pueblo, protagonizaron una época de relativa apertura de horizontes, mentales y físicos:

  • Rogelio Pérez Domingo (Ibeas, 1873): médico de Huérmeces durante veinte años (1897-1916)
  • Santiago Benito García (Pradoluengo, 1863): maestro de Huérmeces durante dieciséis años (1895-1911)
  • Julián Díaz-Ubierna García (Huérmeces, 1863): alcalde de Huérmeces durante diecisiete años (1895-1912)
  • Eusebio Arroyo Dorao (Burgos, 1875): párroco de Huérmeces durante veinticuatro años (1902-1926)
Se trataba de personas jóvenes, que llegaron a Huérmeces (o asumieron sus cargos) con unas edades muy tempranas: 24 años (Rogelio), 27 años (Eusebio) y 32 años (Santiago y Julián). Para tres de ellos, Huérmeces constituyó su primer destino profesional: para el médico Rogelio, el cura Eusebio y el alcalde Julián. Para Santiago, el maestro, nuestro pueblo representó su primer destino como maestro titular, tras prestar sus servicios como interino en Villalta (1887-1888) y Quintanarruz (1888-1895). 

El médico Rogelio llegó soltero a Huérmeces, aunque no tardó mucho tiempo en contraer matrimonio. Y tal y como ya comentamos antes, en Huérmeces trajo al mundo a cinco hijos entre 1905 y 1913.

[es posible que existiera una cierta relación familiar entre la esposa de Rogelio, Maura Benito Robles, y el maestro, Santiago Benito García, aunque no he sido capaz de constatarlo; probablemente, el maestro presentó a una prima o sobrina suya al joven médico, y el amor hizo el resto]

El maestro, Santiago, por el contrario, llegó casado y con un único hijo, Agustín, nacido en Quintanarruz en 1890. Su esposa, Sabina Güemes Rodríguez, también era natural de aquel pueblo de Las Torcas, pueblo en el que Santiago estuvo destinado, como maestro interino, durante siete años (1888-1895).

[Agustín Benito Güemes, al igual que su padre, también estudiaría para maestro, y se casaría con una vecina de Huérmeces, Rosina García Martínez, aunque la pareja no se establecería en nuestro pueblo; Agustín falleció en Burgos en 1979, a la avanzada edad de 89 años]

El cura, don Eusebio, llegó a Huérmeces acompañado de sus padres y de dos hermanas solteras, que acabaron por emparejarse con naturales del pueblo.

[los padres del cura, Manuel y Agapita, fallecieron en Huérmeces en 1923 y 1910, respectivamente; las hermanas pequeñas del cura, Teodora y Consuelo, se casaron con dos jóvenes faroles, Mauricio Ubierna Luis y Mariano Crespo García, estableciéndose en Baracaldo y Huérmeces, respectivamente; Mariano fue sastre  del pueblo durante muchos años]

El alcalde, Julián, se encontraba ya casado cuando accedió al cargo. Había contraído matrimonio en 1887 con María del Carmen Ortega González, en el pueblo natal de ésta, Ros. No tuvieron descendencia.

El médico, Rogelio, partió en 1916 hacia su siguiente destino, Rioseras; el cura, Eusebió, lo hizo en 1926 hacia Villadiego, su destino definitivo; el maestro, Santiago, partió hacia Villafranca Montes de Oca, en lo que resultó ser también su último destino; el alcalde, Julián, abandonó el cargo en 1912, por razones de salud, y partió hacia Bilbao, dónde se le pierde la pista, al menos en la memoria familiar.

Tanto el médico como el cura formaron parte del entonces dinámico movimiento esperantista. Del maestro, que convivió varios años con ellos, no hay constancia documental de que tuviera inclinaciones o simpatías por aquel movimiento lingüístico. El alcalde, por su parte, en su condición de labrador, probablemente no participó de las mismas inquietudes, aunque queremos suponer que contribuyó a facilitar las tareas divulgativas de aquellos dos jóvenes profesionales, entusiastas del esperantismo.

Nos encontramos en las puertas de los denominados "felices años veinte", un intervalo entre guerras mundiales que experimentó crecimientos demográficos generalizados, aunque con una crisis económica en ciernes, que acabó como todos sabemos.

Huérmeces alcanzó su pico demográfico en dos aquellas primeras décadas del siglo XX, rondando los 440-450 habitantes. La mortalidad infantil disminuyó gracias a los avances médicos. Lo mismo sucedió con el analfabetismo, gracias a la generalización de la enseñanza primaria y a la mejora en las condiciones de los docentes. Llegó el sufragio universal, primero el masculino (1890, para mayores de 25 años) y luego el general (1931, para mayores de 23 años). La población se consideraba mayoritariamente católica, sobre todo en el medio rural, aunque en las ciudades se producían violentos brotes anticlericales.  

Don Rogelio, el médico, falleció en 1952, en Pineda de la Sierra, a los 79 años de edad. Don Santiago, el maestro, lo hizo en Villafranca Montes de Oca hacia el año 1940, a los 77 años de edad. Don Eusebio, el cura, murió en Villadiego en 1938, a los 63 años de edad. Y don Julián, el alcalde, lo haría en Bilbao, en año indeterminado, aunque suponemos que a edad no muy avanzada (cuando partió hacia la capital vizcaína, con graves problemas de salud, contaba con 49 años de edad).

A estos cuatro profesionales o cargos les sustituyeron otros, que trajeron sus propias mañas, virtudes e ideologías, que duraron más o menos en el puesto, y a los que sin duda tocó vivir tiempos más revueltos que aquellos felices años en los que todo parecía posible: que todos los humanos hablaran la misma lengua, que la enfermedad, la ignorancia y las guerras quedaran superadas para siempre, y que la religión fuera una opción, nunca una imposición.

Los cuatro sucesores de aquel irrepetible cuadrunvirato de "fuerzas vivas" de Huérmeces fueron:

  • Luis Salinas Mendizábal, médico de Huérmeces (1929-1969)
  • Buenaventura Marcos Fontúbel: maestro de Huérmeces (1916-1930) 
  • Félix López Hidalgo: párroco de Huérmeces (1926-1957)
  • Eugenio Alonso Fernández: alcalde de Huérmeces (1923-1930)


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