sábado, 30 de noviembre de 2024

Historia de una campana: "la Rota" (1927), una Ortiz colgada en la iglesia de Santibáñez Zarzaguda


Durante buena parte de los fines de semana de este último verano, me he dedicado a visitar campanarios en varias iglesias de la comarca y, aunque el objetivo principal era documentar ejemplares fabricados por la saga de fundidores de campanas iniciada por Rufino Ballesteros en Santa Cruz del Tozo allá por el año de 1860, no he podido evitar el dedicarle también un tiempo a campanas realizadas por otros campaneros.

En ocasiones, eran las peculiares inscripciones de una campana las que me llamaban la atención, tal y como sucedió con una de las dos campanas que cuelgan en la torre de la iglesia de Miñón. En otras, la suma rareza y belleza de los caracteres utilizados por el fundidor, como en la iglesia de Corralejo de Valdelucio. Y en otras, era el considerable tamaño de la campana (iglesia de Borcos) el motivo fundamental para dedicarle un rato al bronce, aunque no tuviera origen tozano.




Cuando visité por primera vez el campanario de la iglesia de Santibáñez Zarzaguda (la "Catedral del Úrbel", ahora desgraciadamente cerrada al culto), me llevé una alegría al constatar que tres de sus cuatro campanas habían sido fundidas por Juan Pérez Manjón, el sucesor de Rufino, en su taller de Santa Cruz del Tozo, en el año 1942.

No presté apenas atención al cuarto ejemplar, una gran campana romana realizada por otro fundidor desconocido aunque, por los elementos decorativos y tipográficos utilizados, claramente ajeno a la saga Ballesteros.

Por diversos motivos, tuve que repetir la visita días más tarde y, entonces, tomé un par de fotos rápidas de aquella campana, por si algún día me daba por documentarla más detalladamente. Y me olvidé completamente de aquella "cuarta campana" de la iglesia de San Nicolás, cuyo bronce seguramente se sentiría algo huérfano entre sus tres compañeras tozanas.


La protagonista de este post es la campana romana que aparece en el centro de la fotografía

En semanas pasadas, cuando preparaba el post relativo a las veladas teatrales celabradas en Huérmeces en enero de 1928, me topé con una reseña del Diario de Burgos que hizo que me acordara de nuevo de "la cuarta campana" de Santibáñez. Y aquí estamos, confeccionando este post campanero, preludio del que vendrá el próximo mes.


EL IZADO DE UNA NUEVA CAMPANA: UN ACONTECIMIENTO MUY POPULAR

La reseña, publicada en el Diario de Burgos en su edición de 26 de enero de 1928, lleva por título "El nuevo campanario" y está redactada por nuestro ya viejo conocido, Marcelo Palacios Conde, secretario que fue de Santibáñez durante un cuarto de siglo (1920-1944). He aquí la transcripción literal del texto de la reseña:


En la tarde del 20 del actual tuvo lugar el acto de subir a las torres de nuestra magnifica iglesia, que mide una altura aproximada de 60 metros, la campana fundida por la casa de don José María Ortiz, de Terminón (Burgos), haciéndose además de cuatro yugos de hierro, ocho cojinetes de bronce y dos badajos, enviados y colocados por dicha Casa.

En la ejecución de los trabajos reinó el mayor orden y organización, como era de esperar, y eso que los realizaban muchos voluntarios y con poca retribución. Acudió a presenciar los trabajos, el pueblo entero y creímos por ello, en posibles accidentes o desgracias, ya que el andamio y la forma en que iba a subirse la campana y los yugos, teniendo en cuenta la altura de las torres, nos pareció que no ofrecía las seguridades debidas, pero resultó bien la colocación y quedamos convencidos de la pericia que tuvieron cuántos montaron el andamio y particularmente nuestros apreciables amigos Felipe González, albañil, y Claudio Gómez, carpintero.

También haremos constar que, enterado de lo que se iba a hacer, el competente sargento de la Guardia civil, comandante del puesto, no faltó en aquellos lugares la siempre alabada benemérita y, a tal fin, el comandante citado, con guardias a sus órdenes, francos de servicio, para favorecer los trabajos y contribuir a que el orden fuera completo y posibles desgracias, procedieron con toda amabilidad y buen consejo, despejando a las muchísimas mujeres y niños que invadían las proximidades de la iglesia.

En el campanario se situó el sargento de la guardia civil, por si su presencia fuera necesaria, habiéndonos referido que quedó del todo satisfecho de la buena voluntad y buenos deseos puestos por todos cuantos realizaron los trabajos y muy particularmente de los jóvenes de la localidad, que trabajaron voluntarios, con la mejor intención y a quienes se les dio las gracias en nombre del representante de la parroquia.

También hicieron acto de presencia, el alcalde con algunos concejales, párroco, juez municipal y maestro, y casi todos los vecinos, contribuyendo todos al mejor éxito de la operación, en la que nada hubo que lamentar. Hechas las pruebas debidas, ha dado un buen resultado y podemos decir que ¡vaya campanario que tenemos, de postín! [...]

EL CORRESPONSAL, 26 Enero 1928

 

No faltan en la crónica los entonces más que habituales comentarios lisonjeros para con todo y con todos: a nuestra magnífica iglesia, al competente sargento de la guardia civil, a la pericia de los operarios, al voluntariado juvenil de la localidad, a los apreciables amigos... Como ya hemos dicho en otras ocasiones, así se escribía entonces y, parece ser, que así le gustaba a todo el mundo que se escribiera.

El interés de la extensa crónica (media columna) radica en que recoge un acontecimiento que, aunque era habitual en el mundo rural, no solía ocupar mucho espacio en la prensa local. Y es curioso que así fuera, ya que la refundición e izado de una campana, una vez rota o deteriorada la anterior, era un asunto que trascendía a lo meramente campanero.

Para los vecinos de un pueblo de la Castilla rural de aquellos tiempos, las campanas de su iglesia eran, nunca mejor dicho, sagradas. Por ello, la llegada al pueblo de una nueva campana era motivo más que sobrado para que la gente acudiera en masa, con cierta algarabía, a la plaza de la iglesia.

El espectacular ensamblaje del andamiaje necesario; el amplio despliegue de artesanos y gremios (canteros, carpinteros, herreros, campaneros); la vistosidad de ver ascender a una enorme campana romana de cerca de 600 kg de peso; la sensación de estar asistiendo a un acto importante y no carente de riesgo. Una verdadera fiesta popular.




El día 20 de de febrero de 1927 cayó en viernes. Además, nos encontramos en invierno, temporada baja para los labradores de secano. No puede sorprender, pues, que la expectación alcanzara a todos los vecinos del pueblo y que los guardias tuvieran que poner un poco de orden.

En aquellos tiempos, el transporte de la campana desde Terminón a Santibáñez Zarzaguda, por la carretera de Poza a Masa, suponía un complicado trayecto de 60 kilómetros, con muchas cuestas y estrecheces de la calzada de por medio.

La línea férrea entre Burgos y Trespaderne, que tendría estación en Terminón, aún no se había inaugurado: el tramo Burgos-Peñahorada no lo haría hasta agosto de 1928 y el tramo Peñahorada-Trespaderne, hasta noviembre de 1929. Aunque, sorprendentemente, una de las reseñas periodísticas de enero de 1928 afirma que las campanas fabricadas por los Ortiz de Terminón "ya están en la estación".


LA PROTAGONISTA: UNA GRAN CAMPANA ROMANA

La campana izada en enero de 1928 se encuentra situada en uno de los dos vanos que miran hacia el oeste; vista desde la plaza, es la que aparece en el vano de la derecha. Se trata de una campana romana de considerable tamaño, con unos 115 cm de diámetro en la boca del pie y un peso aproximado de 576 kg.

Aunque sea una campana dedicada a la "Inmaculada Concepción de María", su denominación popular acabaría siendo "La Rota", por el fragmento de pie (de unos 80 cm) que falta en su cara exterior.

 



En su "tercio" puede leerse el texto siguiente, limitado por 3 cordones superiores y otros 3 cordones inferiores:


INMACULADA CONCEPCION DE MARIA ANO 1927 FABRICANTES ORTIZ TERMINON




En su "medio" aparece una cruz de calvario de gran tamaño, de brazos estrellados, característica del sello Ortiz e Hijo aunque, curiosamente, orientada hacia el interior del campanario en lugar de hacerlo hacia el exterior, tal y como era costumbre en las campanas de la Cristiandad.




En su "medio pie" no aparece inscripción alguna, y está ocupado por una serie de cinco grandes cordones equidistantes, con dos pequeños cordones intercalados en cada espacio libre. 

En las campanas de la Cristiandad, una de las advocaciones más comunes era la de la Virgen María en sus múltiples formas: María, Virgen María, Santa Maria, Ave María, Nuestra Señora de la Anunciación, La Visitación de María, Nuestra Señora de la Expectación, La Natividad, Virgen del Rosario, Inmaculada Concepción, María Inmaculada, Asunción de María, Concepción de María, Purísimo Corazón de María, Sagrado Corazón de María...

La advocación "Inmaculada Concepción de María" que luce en su tercio la campana de Santibáñez, no hace sino confirmar esa considerable importancia que la Virgen María tiene en la iconografía y epigrafía católica.

En muchos casos, la campana dedicada a "María" era considerada la de mayor tamaño del campanario de turno. En el caso del campanario de la iglesia de Santibáñez, no se cumple dicha premisa, ya que es su vecina de vano, la "Santa Bárbara" tozana, la de mayor diámetro y peso del campanario.

Por último, resaltar el hecho de que la Cruz de Calvario de esta campana se encuentre orientada hacia el interior del campanario, algo claramente extravagante en el universo campanero cristiano. La Cruz debe de encontrarse orientada hacia la población a la que se desea proteger, llamar o avisar.

El yugo (de fundición) de esta campana se instaló en el mismo momento de su colocación, en enero de 1928, y está fabricado por "Benito Perea e Hijo" de Logroño. 


LA BENDICIÓN DE "LA ROTA" 

Según lo publicado por el corresponsal del Diario de Burgos en Santibáñez Zarzaguda, dos semanas después de colocada la nueva campana, el jueves 2 de febrero de 1928, se procedió al ritual de la bendición de la misma, efectuado por el entonces párroco Anastasio Colina González

El alcalde de Santibáñez en aquel enero de 1928 (y durante buena parte de la segunda mitad de los años veinte) era Juan Álvarez Díez (1866), que ejercía el oficio de arriero y tuvo diversos negocios en el pueblo.

A la ceremonia de bautismo campanero acudió la práctica totalidad de la feligresía del pueblo. Depués del bautismo, tal y como era habitual en aquellos tiempos, se procedió a ejecutar un volteo general de las cuatro campanas de la iglesia, que repicaron durante algo más de una hora.

Inicialmente, el rito de la bendición de una campana solo podía ser ejecutado por el obispo de turno aunque, con el paso del tiempo y el aumento de campanas, se concedió a los párrocos locales la delegación de la competencia. Se trataba de un auténtico bautismo campanero, durante el cual se le imponía un nombre al bronce, se le asignaban padrinos humanos y se procedía a lavar su superficie con agua bendita, haciendo una cruz con el óleo de los enfermos (en la cara interior de la campana, lógicamente) y se rezaban las oraciones alusivas a la nueva campana, generalmente relacionadas con su advocación.

Una vez consagrada, la nueva campana ya estaría en condiciones de alabar a Dios, convocar a los fieles, congregar al clero, llorar por los muertos, ahuyentar a pestes, demonios y nublos, y adornar las fiestas, que tales eran las principales virtudes atribuidas a los bronces consagrados.


La "Rota" a la derecha; la "Santa Bárbara" tozana, a la izquierda


LAS OTRAS CAMPANAS DE LA IGLESIA DE SANTIBÁÑEZ

En 1942, apenas quince años después de que "La Rota" fuera izada al campanario de la iglesia de Santibáñez, se materializaría la refundición de sus otras tres compañeras. 

Dado el importante esfuerzo económico que suponía la refundición de una campana, suponemos que el estado que presentaban las otras tres campanas era tan lamentable que se hizo necesaria su sustitución. Desconocemos completamente los detalles al respecto ya que, a diferencia de lo sucedido en 1928, la noticia de la llegada de las nuevas campanas a Santibáñez no aparece recogida en la prensa de la época.

En los primeros años cuarenta (la "alta posguerra"), los contenidos del Diario de Burgos y del resto de la prensa local y nacional no se caracterizaban ni por su cantidad ni por su calidad. De las ocho páginas con que contaba la cabecera burgalesa, una buena parte estaban monopolizadas por los acontecimientos bélicos internacionales (la guerra mundial se encontraba en su apogeo); otra buena parte del contenido informativo era copada por las actuaciones propagandísticas del "Movimiento". 

Los acontecimientos locales, en particular, apenas disponían de espacio visible. Acontecimientos campaneros, antaño relativamente populares en la sección "Vida Rural", ahora apenas existían. Es posible que las penurias económicas del estado autárquico hubieran reducido considerablemente el número de campanas refundidas al año, pero también resulta curioso que un acontecimiento con claras connotaciones religiosas dejara de existir para la prensa de la época.

Eso sí, no faltaba espacio para esquelas, santoral del día, horarios de misas y rosarios, adoraciones nocturnas, donativos caritativos efectuados por pías damas, concursos de curatos, sermones distinguidos, oradores sagrados y demás folcrores eclesiásticos.  

El caso es que las otras tres campanas de la iglesia de Santibáñez fueron fundidas en Santa Cruz del Tozo por Juan Pérez Manjón en el año 1942:

  1. "Santa Bárbara" ("la Grande"): campana romana de gran tamaño, de 125 cm de diámetro en la boca del pie y unos 770 kg de peso; la más grande de la Comarca y una de las más grandes de la provincia (y puede que la mayor de las fundidas en Santa Cruz del Tozo)
  2. "Niño Jesús" ("Esquilón Grande"): campana esquilonada, de 87 cm de diámetro y unos 380 kg de peso, que ocupa uno de los vanos meridionales del campanario
  3. "Virgen María" ("Esquilón Roto"): campana esquilonada, de 74,5 cm de diámetro y unos 240 kg de peso, que se encuentra en la actualidad descolgada, ya que sus asas están rotas
Cuenta la memoria popular de Santíbáñez que, años después de colgar las tres nuevas campanas en la torre, se produjo la caída de una de ellas (la "Virgen María") mientras se procedía a su volteo. Afortunadamente, la campana golpeó en el suelo de la plaza sin alcanzar a vecino alguno. Curiosamente, la campana no presenta rotura ni agrietamiento alguno, ya que cayó "de cabeza". Solo se rompieron las asas y parte de la melena metálica. Y ahí esta, esperando que algún día alguien decida su rehabilitación.




En 1942, tal y como reza en el medio pie de una de las tres campanas tozanas (la "Santa Bárbara"), el alcalde del pueblo era Ventura Varona, y el cura, Bernardino Moral.

Ventura Varona Rodríguez (1896) fue alcalde de Santibáñez durante diferentes periodos: primeros años veinte, finales de los treinta, primera mitad de los cuarenta y segunda mitad de los cincuenta. También fue juez municipal entre 1929 y 1933.

Bernardino Moral Tajadura (Frandovínez, 1910) fue párroco de Santibáñez durante quince años (1941-1956).

En la terraza de la torre encontramos otra campana esquilonada de pequeño tamaño: la "Campana del Reloj" (1855). Se encuentra anclada a una estructura de hierro y -según reza en el tercio- está dedicada a San Nicolás y San Cristóbal. También aparece el nombre del mayordomo secular de aquellos tiempos, Basilio Ortega. Se desconoce el nombre del fundidor. La campana no se usa hoy en día.
 

OTRAS DOS CAMPANAS EN SANTIBÁÑEZ

Sin duda, Santibáñez Zarzaguda es uno de los pueblos más campaneros de la comarca del Úrbel. Y es que, aparte de las cinco campanas de la torre de la iglesia, aparecen otras dos, colgadas en dos emblemáticos edificios del pueblo, civil el uno, reliigioso el otro.

En la misma plaza de la iglesia, existe otra campana fundida por los Ballesteros de Santa Cruz. Se encuentra en el vano central del desván del antiguo edificio del Ayuntamiento. Es el denominado "Esquilín" (1892), un campanillo antaño utilizado para el toque del Ángelus y para los avisos de carácter civil.

Y a apenas cien metros de la plaza, al otro lado de la carretera que atraviesa el pueblo por su mitad, existe otro campanillo más antiguo, que cuelga de la ermita de la Virgen de las Eras: su "Campano", de fundidor desconocido, data de 1790.

EL FUNDIDOR DE "LA ROTA"

José María Ortiz Menezo (Meruelo, 1873) era uno de los muchos fundidores de campanas trasmeranos que trabajaron en las tierras de Burgos durante las décadas finales del siglo XIX y las primeras del XX, acabando por establecerse en alguna localidad de la provincia.

Su padre, Celedonio Ortiz Ortiz, también natural de Meruelo, fue un maestro campanero que trabajó, durante las dos últimas décadas del siglo XIX, en tierras oscenses y tarraconenses, en ocasiones en colaboración con su paisano Fernando Ballesteros Lastra.

Su hijo, José Ortiz Alonso, también nacido en Meruelo, trabajó en tierras cántabras, sorianas, vizcaínas, turolenses y burgalesas hasta bien mediada la década de los setenta del siglo XX.



El Castellano, 14 de enero de 1928


José María y su hijo eiempre mantuvieron su taller en Meruelo aunque, al menos durante las décadas de los veinte y treinta del siglo XX, tuvieron también obradores en la ciudad de Burgos y en la localidad de Terminón, muy cerca de Oña. Suponemos que su decisión de establecer un horno en Terminón estuvo originada por la inmediata inauguración de la línea férrea Burgos-Trespaderne, con estación proyectada en Castellanos de Bureba-Terminón.


El Castellano, 6 de noviembre de 1930


Así, en aquellos años, aparecen en la prensa local varios anuncios publicitarios de la casa "José María Ortiz e Hijo", también a veces denominada "Ortiz e Hijo" u "Ortiz", a secas. Su hijo sería el referido José Ortiz Alonso, que tantas campanas colgaría en las iglesias de la provincia durante las décadas posteriores.

Ya hemos visto como la "Inmaculada Concepción" (la "Rota") de Santibáñez lleva por firma fundidora la leyenda "FABRICANTES ORTIZ TERMINON" inscrita en el tercio de la campana.

La saga de José María Ortiz Menezo y sus sucesores llegaron a fabricar unas 400 campanas, colgadas en iglesias de la diócesis de Burgos y zonas aledañas.

Dos de ellas fueron fundidas el mismo año que la de Santibáñez y fueron colgadas en sendas iglesias de la ciudad de Burgos aquel mismo enero de 1928: una en el campanario de San Cosme y San Damián (una campana romana), y otra en el de San Pedro de la Fuente ("Campanillo de José y María"); la primera no llegó a los cien años de vida, ya que fue refundida por los Hermanos Portilla en 2005 o 2010; la segunda, aún sigue colgada en la iglesia de San Pedro de la Fuente.

En aquel mismo enero de 1928, según lo publicado en la prensa local, los Ortiz de Terminón tenían ya preparadas varias campanas para ser colgadas en las iglesias de Mazuelo de Muñó y Peñahorada.

Al año siguiente (1929), otra campana de los Ortiz de Terminón fue izada al campanario de la iglesia de San Gil de Burgos, estando dedicada al "Santísimo Cristo de Burgos".


Campanero de la iglesia de San Gil (Burgos). Foto de Eustasio Villanueva (c.1925)


En Quintanilla Sobresierra cuelgan dos campanas realizadas por José Ortiz Alonso, aunque ya en su taller de Meruelo: la "Nuestra Señora de las Nieves" (1944) y el "Campanillo de Concejos" (1944).


AGRADECIMIENTOS

A Pruden, vecina de Santibáñez Zarzaguda


Al fondo, Huérmeces, desde el campanario de Santibáñez



RECORTES DE PRENSA

1. El Castellano, 14 de enero de 1928





2. Diario de Burgos, 20 de enero de 1928





3. Diario de Burgos, 26 de enero de 1928







4. Diario de Burgos, 3 de febrero de 1928




EL PRÓXIMO POST

Dentro de dos semanas se pretende publicar un monográfico dedicado a la saga de maestros campaneros fundada por Rufino Ballesteros Lastra, allá por 1860, en la cercana localidad de Santa Cruz del Tozo, y que estuvo activa durante unos cien años.

La saga estuvo formada por el propio Rufino, que trabajó solo y en colaboración con su hijo, Pablo Ballesteros Díez; su sucesor fue Juan Pérez Manjón, yerno de Rufino, entre 1917 y 1951; y finalizó con Julio Pérez Ballesteros, hijo de Juan y nieto de Rufino, que clausuró el horno de Santa Cruz allá por 1965.

Durante aquellos cien años, los Ballesteros de Santa Cruz llegaron a fundir más de un millar de campanas, encontrándose buena parte de ellas aún colgadas de multitud de campanarios de iglesias y ermitas de la entonces más extensa diócesis de Burgos. 

Cuelgan campanas tozanas en iglesias de altos vuelos como las de Aguilar, Covarrubias, Melgar o Villadiego. También lo hacen en iglesias de altos campanarios como las de Santibáñez Zarzaguda, Isar, La Piedra, Las Hormazas o Huérmeces.

También cuelgan muchas campanas tozanas en torres y espadañas de modestas iglesias y ermitas de la provincia. Incluso encontraremos una campana tozana en el Sacromonte granaíno, y otra en una panadería de Palma de Mallorca. Las campanas, ya entonces, atravesaban montañas y cruzaban mares.

El próximo 14 de diciembre aquí, en Hces-blog.






2 comentarios:

  1. Muy buen reportaje!!
    Espero con muchas ganas el siguiente acerca de los campaneros de Sta. Cruz del Tozo, los cuales han sido, junto con los Menezo, grandes referentes para mi.
    De hecho, la campana del reloj de Santibáñez, así como la del reloj de Lodoso, estoy casi seguro que las hizo algún Menezo, saga de campaneros que tantísimas campanas hicieron por toda la en la provincia y ciudad.

    Un saludo y Buen trabajo!!

    ResponderEliminar