sábado, 20 de septiembre de 2025

La muerte de un tranviario farol en la plaza de Arriquíbar, Bilbao (1922)

 

Era miércoles, 11 de enero de 1922, cuando un joven tranviario cayó muerto al suelo desde el coche de reparaciones sobre el que trajinaba, tras sufrir una fuerte descarga eléctrica. El trágico suceso ocurrió en la plaza de Arriquibar de la capital vizcaína.




En la prensa del día siguiente aparecía una reseña del desgraciado accidente y se ofrecían los escasos datos que se conocían acerca del tranviario fallecido: que se llamaba Benito y que era vecino de Baracaldo.



El Liberal (Bilbao), 12 de enero de 1922


En días posteriores, la prensa facilitó más detalles acerca del joven tranviario fallecido: se llamaba Benito García Díez, era natural de Huérmeces (Burgos), tenía 30 años de edad, estaba casado con Águeda Mendoza, y era padre de tres niños de corta edad; la pareja estaba domiciliada en el número 6 de la calle Rontegui de Baracaldo.



Diario de Burgos, 14 de enero de 1922


BENITO: HIJO DE UNA MODESTA FAMILIA DE JORNALEROS Y PASTORES

Benito García Díez había nacido en Huérmeces en 1890, siendo el primero de los diez hijos que trajo al mundo la pareja formada en 1889 por Pablo García Fernández (1865) y Justa Díez Díez (Robredo Sobresierra, 1871). Pablo y Justa eran modestos jornaleros, que ejercieron de pastores en el Huérmeces de la última década del siglo XIX y las dos primeras del XX.

Los abuelos paternos de Benito, Santiago García González (Espinosilla de San Bartolomé, 1831) y María Fernández Andrés (1839), también trabajaron como pastores en Huérmeces. De igual manera que lo hicieron en otros pueblos los correspondientes bisabuelos: Roque García (Espinosilla de San Bartolomé), Rafaela González (Coculina), Pedro Fernández (Castrillo de Rucios) y Ana Andrés (Barrio Panizares).

Los abuelos maternos de Benito, Esteban Díez Díez (Robredo Sobresierra, 1826) y Benita Díez García (Gredilla la Polera) se establecieron en Robredo, aunque desconocemos su profesión.




La pareja formada por Pablo y Justa se estableció en Huérmeces en 1889, tras contraer matrimonio en el pueblo de la novia (Robredo Sobresierra). Juntos trajeron al mundo a diez hijos García Díez: Benito (1890), Feliciano (1893), Eladio (1895), Emeterio (1897), Andrea Avelina (1898), Fidel (1901), Domingo (1904), Antonio (1907), Mª Santos (1909) y Felicitas (1913). Emeterio, Andrea Avelina y Domingo no sobrevivieron a la infancia.

En el padrón de 1896 aparecen domiciliados en la casa nº 12 de la calle Real, junto con tres hijos de corta edad: Benito (5 años), Feliciano (3) y Eladio (1). También comparte la casa el padre de Justa, Esteban Díez Díez, viudo, de 70 años de edad, natural de Robredo Sobresierra.

En el padrón de 1899, figuran la pareja y cuatro hijos: Benito (8 años), Feliciano (6), Eladio (4) y Andrea Avelina (1). Vivían en la casa nº 13 de la calle Real. 

En el padrón de 1909 ya no aparece Benito, probablemente por encontrarse trabajando lejos de Huérmeces, ya que por entonces contaba con una edad de 18 años.

En el padrón de 1914 aparecen Pablo y Justa con varios hijos pequeños, junto con el joven Eladio (14 años). En esta última fecha, la familia reside en una casa del barrio de Mercado.

Justa falleció en Huérmeces en 1916, a los 46 años de edad. Ignoramos cuándo y dónde falleció Pablo, su esposo. Probablemente, al enviudar, Pablo se trasladó a residir con alguno de los hijos que ya lo hacían en Vizcaya.

En el padrón de 1924 ya no aparece ningún miembro de la familia García Díez. 

Como casi todos los hijos de familias humildes, una gran parte de los hermanos García Díez continuaría trabajando como pastores o jornaleros durante algún tiempo, para acabar por emigrar a los pujantes núcleos industriales y mineros de la cercana Vizcaya, normalmente tras cumplir -y sobrevivir- con las duras obligaciones militares de la época.

En aquellos años, muchos fueron los jóvenes nacidos en Huérmeces que acabaron por establecerse en la capital vizcaína y municipios circundantes, lugares ávidos de mano de obra para tareas mineras e industriales, así como para servir en las casas de la floreciente burguesía vizcaína de la época.

Un hermano pequeño de Benito, Antonio García Díez (Hces, 1907), contrajo matrimonio en Baracalado en 1932, con Matilde Montejo Arce (1910). Antonio se encontraba domiciliado en Baracaldo desde hacía algún tiempo.

Otro farol coetáneo de Benito acabó trabajando también en los tranvías vizcaínos. Mauricio Ubierna Luis (Hces, 1887), hijo de Pablo y Balbina, se casó en Huérmeces en 1913 con Teodora Arroyo Dorao (Burgos, 1888), hermana del entonces párroco del pueblo, don Eusebio. La pareja se estableció en Baracaldo, dónde Mauricio era trabajador del tranvía.


Desconocemos qué pasó con la joven viuda, Águeda, y sus tres hijos pequeños; no sabemos si volvió a casarse o afrontó sola el crudo futuro que le quedaba por delante. En aquellos años, las ayudas sociales eran mínimas o brillaban por su ausencia. Algunos sindicatos disponían de cajas de solidaridad para casos como el de la familia de Benito, pero no dejaban de ser parches puntuales dentro de un panorama desolador. Ya lo afirma la propia reseña periodística: "su esposa Águeda Mendoza, y tres niños de corta edad, quedan en la mayor miseria."


LA PLAZA DE ARRIQUÍBAR Y SU CURIOSA HISTORIA

Esta céntrica plaza bilbaína, símbolo del Bilbao moderno, debe su nombre a Nicolás de Arriquíbar y Mezcorta (Bilbao, 1714-1779), comerciante y economista que fue miembro fundador de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.


La Alhóndiga Municipal y la Plaza de Arriquíbar, Bilbao. Dibujo a plumilla de F. Fierro

En los años veinte del pasado siglo, la plaza de Arriquíbar tenía un aspecto muy diferente al actual. Aparte del tendido del tranvía que la circundaba, en el centro de la plaza se levantaba una altísima columna metálica que servía para sostener el tendido telefónico que sobrevolaba todo el centro de Bilbao. Dicha torre fue desmontada en 1928, al inaugurarse la central telefónica de la calle Buenos Aires.

La plaza sufrió la última remodelación de importancia en 2010, al ser reconvertida en puerta de acceso al Azkuna Zentroa (antigua Alhóndiga de Bilbao). 

Años antes, la plaza se convirtió en el escenario público de los devaneos de una mujer que acabó siendo conocida como "la loca de Arriquíbar".

Mercedes Lorenzo Souto (Lugo, 1915) trabajaba como secretaria en las oficinas que la compañía Martini y Rossi tenía en la Alameda Urquijo. Parece ser que se enamoró de Andrés Estebarán, regente de una tienda de ultramarinos cercana, aunque el comerciante no correspondió a la atenciones de Mercedes y acabó por casarse con otra mujer.

Tal fue el efecto que sobre Mercedes causó tal desamor que la pobre mujer perdió la cabeza, y dedicó el resto de sus días a sentarse en un banco (siempre el mismo) de la entonces romántica plaza de Arriquíbar, para así tener a la vista la entrada a la tienda de su amor imposible.

A la sombra de los grandes castaños de indias que adornaban el lugar, vestida de manera peculiar y tocada de extravagantes sombreros, Mercedes daba de comer a las palomas, y tejía y tejía, sin importarle que niños y mayores se rieran de ella. Y el tiempo fue pasando.

Dice la leyenda que esta historia fue la que sirvió de inspiración a José Luis Perales cuando, en 1982, escribió la canción "Le llamaban loca", popularizada por el grupo -de raíces bilbaínas- Mocedades. El propio músico conquense ha negado tal origen para su canción, pero la leyenda continuó circulando por ahí, hasta hoy.

Le llamaban loca, Mocedades (1982)

Mercedes Lorenzo Souto falleció el 22 de enero de 1996 en el hospital psiquiátrico Aita Menni de Mondragón. Tenía 80 años de edad.


FUENTES

-Archivo Diocesano de Burgos: libros parroquiales de la iglesia de Huérmeces

-Prensa Histórica: Diario de Burgos, El Castellano (Burgos)

-Hemeroteca Digital Vasca (Euskariana): El Liberal (Bilbao), Arrasate Press (1996)

-Sobre "la loca de Arriquíbar" circulan en la red diferentes versiones, con nombres y apellidos cambiantes; me ha parecido la más coherente la escrita por Jon Mujika para el diario Deia y publicada el 8 de diciembre de 2024:

Arriquibar, una plaza con historia (Jon Mujika, Deia)


sábado, 6 de septiembre de 2025

Los diez hermanos Díaz-Villalvilla Alonso (Huérmeces, 1890-1912)


Natalio [Díaz-] Villalvilla Hidalgo (Hces, 1856) y María Alonso Fernández (Los Tremellos, 1866) fueron una humilde pareja de labradores y jornaleros establecida en Huérmeces. Se casaron en 1889 y trajeron al mundo a doce hijos, todos ellos nacidos en Huérmeces. De aquellos doce hijos, diez sobrevivieron a la infancia:
  1. Emiliano (1890), falleció de muy niño
  2. Francisco (1891)
  3. Bernardo (1893)
  4. Fidel (1894) 
  5. Eustasio (1896), falleció de muy niño
  6. Jacinto (1897)
  7. Pablo (1900)
  8. Casilda (1902)
  9. Elisa (1905)
  10. Dolores (1907)
  11. Emiliano (1909)
  12. Victorino (1912)

Eran muchos hijos a los que mantener, sobre todo cuando sus padres apenas tenían tierras propias, por lo que los chavales tuvieron que salir del pueblo al poco de cumplir los catorce años, y buscarse la vida en otros horizontes.

En aquellos tiempos, un hijo de familia humilde tenía tres opciones: servir a los ricos, servir a Dios, o servir a la Patria. Y quizás una cuarta: atravesar el Atlántico antes de alcanzar la edad militar, para huir lo más lejos posible de los exagerados servicios que requería el tercero de los amos posibles, la entonces insaciable Patria.

A ninguno de los hijos de Natalio y María les dio por ingresar en una orden religiosa, quizás porque ninguno de ellos destacó en el colegio, lo que ocasionó que los reclutadores de las diferentes congregaciones no se fijaran en ellos.

Las chicas abandonaron el hogar familiar muy jóvenes, habitualmente para ir a servir a la casa de una familia acomodada de la capital provincial o mucho más lejos. Los paisanos o familiares que ya trabajaban en una determinada ciudad eran los que ejercían de imán y guía para estas muchachas.

Los chicos solían irse algo más tarde, ya que podían trabajar como jornaleros en el propio pueblo o en los alrededores. La salida definitiva solía producirse en el momento de prestar el servicio militar. Algunos hacían carrera en el ejército, otros únicamente lo utilizaban como trampolín para no regresar al pueblo.

Otros, sin embargo, emigraban lo más lejos posible antes de que las autoridades reclutadoras les obligaran a partir hacia resecos destinos en el norte de África, ya que por entonces el país se hallaba inmerso en la impopular guerra de Marruecos o del Rif (1909-1927).

Que sepamos, al menos tres de los hermanos [Díaz-] Villalvilla Alonso fueron declarados prófugos por la Comisión Mixta de Reclutamiento: Bernardo, Fidel y Pablo, pertenecientes a los reemplazos de 1914, 1915 y 1921, respectivamente.


LOS DIEZ HERMANOS VILLALVILLA ALONSO: VIDAS Y DESTINOS


1. Francisco Díaz-Villalvilla Alonso (1891)

En su condición de hermano mayor, sería el primero en abandonar Huérmeces, y lo haría camino de Cádiz, ciudad en la que se estableció definitivamente. Se desconoce su ocupación. Contrajo matrimonio con Carolina López y tuvo dos hijos, Bernardo y María del Carmen, marino el primero, maestra la segunda. Francisco falleció en Cádiz en 1937, a los 46 años de edad.


2. Bernardo Villalvilla Alonso (1893)

Se sabe que abandonó Huérmeces en 1909, a los 16 años de edad, camino de Bilbao, en busca de un trabajo en la industriosa villa. Dos años más tarde, aparece en Argentina, tras una breve escala en Veracruz.

Como era oficial tradición, al cumplir los 21 años fue declarado prófugo por el gobierno de la época, ávido de soldados con los que nutrir los campos de batalla del norte de África.


BOPBU, 20 de mayo de 1914

 

En la travesía del Atlántico perdió el Díaz y en Argentina figura como Bernardo Villalvilla. Sirvió durante 22 años en la Armada Argentina, tras lo cual se estableció en la ciudad de Punta Alta, dónde regentó varios negocios. Se casó en 1925 con Melchora García Díaz (Mieres, 1904) y tuvieron dos hijos: Elba Edith y Norberto Julián. Bernardo falleció en Punta Alta en 1961, a los 68 años de edad.

A su persona ya le dedicamos un anterior post:



3. Fidel Díaz de Villalvilla Alonso (1894)

En 1915, las autoridades reclutadoras de la época le declaran prófugo y en paradero desconocido. Como curiosidad, su apellido paterno viene consignado bajo la forma "Díaz de Villalbilla" (la segunda "v" se convierte en "b"). Sirva de ejemplo para las dificultades que puede acarrear la búsqueda de personas cuyo apellido presenta tantas variantes.


BOPBU, 10 de abril de 1915


Nada más he encontrado con respecto a Fidel. Ignoro si atravesó el Atlántico, siguiendo los pasos de su hermano Bernardo o si se estableció en Cádiz, siguiendo los de Francisco. Solo se sabe que en 1958, al fallecimiento de su hermano Jacinto, ya no se encontraba con vida.


4. Jacinto Villalvilla Alonso (1897)

Debió de ingresar a temprana edad en el ejército, ya que en 1921 aparece como sanitario militar, en la categoría de practicantes. Fue destinado a Tetuán, dentro del Protectorado Español de Marruecos, alcanzando la categoría de practicante de primera de Sanidad Militar. Contrajo matrimonio con Carmen Ariza Mata y tuvieron dos hijos, Jacinto y José. El primero también hizo carrera en la Sanidad Militar, aunque en la categoría de médico. Jacinto falleció en Tetuán en 1958, a los 60 años de edad.

Un nieto de Jacinto, Jacinto Villalvilla Bustos (Palma de Mallorca, 1963) fue jugador profesional de fútbol (en la posición de guardameta) durante los años ochenta y noventa del pasado siglo. Jugó en varios clubes: Mallorca, Murcia, Rayo Vallecano (Primera División), Palamós y Toledo.

Tanto Jacinto padre como sus hijos perdieron el Díaz en el norte de África.


5. Pablo Díaz-Villalvilla Alonso (1900)

Al igual que todos sus hermanos, abandonó Huérmeces a temprana edad. Únicamente se sabe que en 1921 fue declarado prófugo y que para entonces ya había atravesado el Atlántico, estableciéndose en Buenos Aires.


BOPBU, 6 de junio de 1921


En 1958, al fallecer su hermano Jacinto, continuaba con vida, supuestamente establecido en la Argentina.


6. Casilda Díaz-Villalvilla Alonso (1902)

Se supone que partió joven a servir, probablemente en la ciudad de Cádiz, dónde se encontraba establecido su hermano Francisco.

En la ciudad gaditana se casó y tuvo un hijo, Carlos. Enviudó pronto. Durante las décadas de 1950 y 1960 era asidua visitante estival de sus familiares en Huérmeces. Visitas que solía realizar acompañada de sus hermanos Elisa y Victorino. Falleció en Cádiz en fecha no conocida en el ámbito familiar.


7. Elisa Díaz-Villalvilla Alonso (1905)

Pasó gran parte de su vida sirviendo en diversas casas de la ciudad de Alicante. No tuvo descendencia. Falleció en el año 2000, a los 94 años de edad, en una residencia de personas mayores de Villaviciosa de Odón, destino elegido por su hermano Victorino, que residía en la ciudad de Madrid.
  

8. Dolores Díaz-Villalvilla Alonso (1907)

Nada puedo contar sobre Dolores, ya que la memoria familiar no recuerda detalles de su vida. Únicamente se sabe que aún vivía en 1958, al fallecimiento de su hermano Jacinto.


9. Emiliano Díaz-Villalvilla Alonso (1909)

Aparece residiendo en Cádiz a una edad temprana. En 1929, el Departamento Marítimo de Cádiz publicó la relación de jóvenes que, cumplidos los 19 años, se encontraban comprendidos en el alistamiento para el reemplazo de la marinería de aquel año, por lo que debían ser eliminados del reclutamiento del ejército.
 

BOPBU, 9 de junio de 1928


Únicamente se sabe que aún vivía en 1958, sin conocerse destino ni profesión, aunque cabe la posibilidad de que hiciera carrera en la Marina.


10. Victorino Díaz-Villalvilla Alonso (1912)

Al último de los hermanos la guerra civil le pilló en edad militar, por lo que resultó alistado en los primeros momentos del conflicto bélico. Reza la memoria familiar que fue uno de los soldados que participaron en la toma del Alcázar de Toledo, en septiembre de 1936.


Victorino Díaz-Villalvilla, Cádiz (1933)



En abril de 1938 Victorino (Victoriano, por error) aparece como sargento provisional de zapadores de la Academia de San Sebastián, a disposición del general jefe del Primer Cuerpo del Ejército.


BOE, 7 de abril de 1938



Después de la guerra, Victorino cursó una breve carrera militar, con destinos norteños como Fuenterrabía, dónde contraería matrimonio con Fernanda Villar Llano (Casamaría, 1919).

Victorino y Fernanda se establecieron en Cádiz, regentando varios negocios de todo tipo. A principios de la década de 1960 se trasladaron a Madrid, ciudad en la que se establecieron definitivamente.

Victorino falleció en Madrid en 1993, a los 81 años de edad, poco más de cuatro años después de que lo hiciera Fernanda. No tuvieron descendencia aunque, durante unos años, se hicieron cargo de una sobrina (María José), a la que siempre consideraron como una hija. Desgraciadamente, la niña falleció en Cádiz a los diez años de edad.


CÁDIZ Y ARGENTINA COMO DESTINOS PRINCIPALES

Que sepamos, al menos cuatro de los diez hermanos Díaz-Villalvilla se establecieron inicialmente en Cádiz. Desde el primero, Francisco, hasta el último, Victorino, pasando por Casilda y Emiliano. Quizás fue Francisco el que abrió el camino para la llegada de sus hermanos pequeños.

Conviene recordar que, durante la primera mitad del siglo XX, Cádiz constituyó un foco de atracción de mano de obra, gracias a su relativa importancia portuaria, industrial y comercial. La economía de la ciudad orbitaba alrededor del puerto y los astilleros.

Curiosamente, hoy en día el apellido Díaz-Villalvilla (o Villalvilla, a secas) se ha perdido en los padrones de población de Cádiz. Quizás debido a que no fueron muchos los descendientes gaditanos de los hermanos Díaz-Villalvilla Alonso: 

  • Francisco tuvo dos hijos, de los que al menos uno (Carmen) no tuvo descendencia  
  • Casilda tuvo un único hijo, y este no tuvo descendencia
  • Emiliano: desconocemos si tuvo descendencia
  • Victorino: no tuvo descendencia

Dos o tres de los hermanos se establecieron en Argentina: Bernardo en Punta Alta y Pablo en la ciudad de Buenos Aires. Bernardo tuvo dos hijos. No conocemos la posible descendencia de Pablo. No sabemos siquiera si Fidel se estableció en Argentina.

Hoy en día residen en Argentina, tanto en la ciudad de Buenos Aires como en la provincia homónima, siete personas que portan el apellido Villalvilla, todos ellos más que probables descendientes de aquellos dos (o tres) hermanos Villalvilla Alonso que cruzaron el Charco en las primeras décadas del siglo XX, dejándose el Díaz en el océano.
 
El resto de los destinos elegidos por los hermanos [Díaz-] Villalvilla Alonso fueron: Tetuán (Jacinto), Alicante (Elisa), y Madrid (Victorino, tras unos años en Cádiz). Desconocemos el lugar dónde se estableció Dolores. Parte de los descendientes de Jacinto se establecieron en Mallorca.


Pablo o Fidel Villalvilla, Buenos Aires (años 40-50)

En el álbum de fotos familiar aparece un retrato de un pariente que no ha sido posible identificar. Por el sello del estudio fotográfico (Miguel Babay & Hnos., Rivadavia 8137, Buenos Aires), todo parece indicar que se trata de uno de los hermanos [Díaz-] Villalvilla establecidos en Argentina. Podría tratarse de Pablo o Fidel, aunque tampoco podría descartarse completamente a Bernardo.
 

EPÍLOGO: CEMENTERIO DE MERODIO, PEÑAMELLERA BAJA (ASTURIAS)

En el cementerio de la pequeña localidad asturiana de Merodio, limítrofe con Cantabria, descansan dos de aquellos diez hermanos [Díaz-] Villalvilla Alonso: Victorino y Elisa, fallecidos en Madrid (1993) y Villaviciosa de Odón (2000), respectivamente.

Los motivos de tan curioso emplazamiento para sus sepulturas hay que buscarlos en el lugar de nacimiento de la esposa de Victorino: Fernanda Villar Llano.





Fernanda nació en 1919 en la aldea de Casamaría, en el lado cántabro de la raya entre Asturias y Cantabria, entre los municipios de Peñamellera Baja y Herrerías. Dado que Casamaría carece de iglesia, los funerales y entierros de la familia Villar Llano se efectúan en Merodio, aldea asturiana situada a apenas dos kilómetros de distancia, y a la que les unen fuertes lazos afectivos. 

Cuando falleció Fernanda, en 1989, sus restos mortales fueron trasladados desde Madrid a este bonito lugar, ubicado en un entorno montañoso. Cuando falleció Victorino, en 1993, los familiares de su esposa cumplieron con sus deseos de ser enterrado en el mismo lugar que Fernanda. Lo mismo sucedió en el año 2000, cuando falleció Elisa, la hermana de Victorino que no había tenido descendencia. La familia Villar Llano cumplió con sus deseos de ser enterrada en el mismo camposanto en el que reposaban su cuñada y su hermano.





No deja de tener su poesía el hecho de que personas que residieron durante la mayor parte de sus vidas en ciudades de buen tamaño como Cádiz, Madrid y Alicante, eligieran esta pequeña aldea asturiana, situada a la entrada del célebre desfiladero de La Hermida, como lugar para su eterno reposo.



APUNTES GENEALÓGICOS

ASCENDIENTES

Natalio Díaz-Villalvilla Hidalgo fue el tercero de los diez hijos que tuvo la pareja formada en 1854 por Justo Díaz-Villalvilla Girón (Ruyales, 1826) y Tomasa Hidalgo Espinosa (1829):
  1. Natalio (1854)
  2. Pedro (1854)
  3. Natalio (1856)
  4. José (1859)
  5. Venancio (1861)
  6. María Paz (1863)
  7. Julián (1865)
  8. Benigno (1867)
  9. Petra (1869)
  10. Ángela (1871)

Los abuelos de Natalio procedían de Huérmeces (Jerónimo Díaz-Villalvilla y Andrea Espinosa), Ruyales (Petra Girón) y Basconcillos del Tozo (Manuel Hidalgo).

Por su parte, María Alonso Fernández fue la primera de los cuatro hijos que tuvo la pareja formada en 1865 por Julián Alonso Fernández (1837) y Gregoria Fernández Crespo (1840).
  1. María (Los Tremellos, 1866)
  2. Ceferino (Los Tremellos, 1869)
  3. Eugenio (Hces, 1873)
  4. Mariano (Jces, 1878)

Los abuelos de María procedían de Ruyales (Mariano Alonso) y Huérmeces (María Fernández, Pedro Fernández y María Crespo).






DESCENDIENTES

De los diez hermanos Díaz-Villalvilla Alonso, únicamente tenemos noticias de los descendientes de tres de ellos (Francisco, Bernardo y Jacinto). Sabemos que Elisa no se casó ni tuvo descendencia; que Casilda tuvo un hijo; que Victorino y Fernanda no tuvieron descendencia. Nada sabemos de los posibles descendientes de Fidel, Pablo, Dolores y Emiliano, si es que los hubo.

[como ya he comentado, se da la curiosa circunstancia de que parte de los hijos de Natalio y María conservaran el apellido paterno compuesto, Díaz-Villalvilla, mientras que otros perdieran el Díaz por el camino; algo similar ocurrió en otras familias de Huérmeces que portaban Díaz-Villalvilla como apellido, entre las que se incluyen tanto la familia paterna como la materna de este bloggero; también resulta curioso que no sucediera lo mismo con el apellido Díaz-Ubierna, otro apellido compuesto pero en este caso de recia ensambladura]


Francisco Díaz-Villalvilla Alonso contrajo matrimonio con Carolina López y tuvieron dos hijos:
  • Bernardo Díaz-Villalvilla López (Cádiz): hizo carrera en la Marina
  • María del Carmen Díaz-Villalvilla López (Cádiz, 1921-2011): ejerció como maestra en diversos destinos de la provincia de Cádiz 
Bernardo Villalvilla Alonso se casó en 1925 en Punta Alta (Argentina) con Melchora García Díaz (Mieres, 1904) y tuvieron dos hijos:
  • Elba Edith Villalvilla García (Punta Alta, 1929)
  • Norberto Julián Villalvilla García (Punta Alta, 1933-2001)
Jacinto Villalvilla Alonso se casó con Carmen Ariza Mata y tuvieron dos hijos:
  • Jacinto Villalvilla Ariza (Tetuán): trabajó como médico en la Sanidad Militar
  • José Villalvilla Ariza (Tetuán)


FUENTES

-Archivo Diocesano de Burgos: libros sacramentales de la parroquia de San Juan Bautista de Huérmeces

-Webs especializadas en genealogía: familysearh y geneanet

-Prensa escrita digitalizada: ABC, El Diario Montañés

-Prensa oficial digitalizada: BOE, BOPBU, Diario Oficial del Ministerio de Marina 


AGRADECIMIENTOS

A Alberto Pérez Alonso, descendiente de la familia Villar Llano de Casamaría, gracias al que conocimos Merodio y la relación de esta aldea asturiana con dos de los hermanos Díaz-Villalvilla Alonso, y con el que tuvimos el placer de pasar un buen rato en compañía de su madre María Antonia, su abuela Felicidad (94 años) y su tía-abuela María del Carmen (99 años).