En España, el asunto de la fusión entre municipios es muy viejo, tan viejo como la propia existencia de la institución municipal. Hace más de 160 años, el hecho constatado del excesivo número de municipios existentes en España ya aparecía en los textos de preámbulos y motivaciones de algunas leyes sobre organización y atribuciones de los Ayuntamientos.
Así, en 1860, José Posada Herrera, el ministro de la Gobernación de Isabel II, afirmaba lo siguiente:
"...los graves inconvenientes que ofrecen esas municipalidades microscópicas, como son muchas las que hoy existen, y que más que agregaciones de carácter público, pueden considerarse como familias dilatadas. Sin recursos para cubrir sus más perentorias atenciones ... estos Ayuntamientos no solo son una rémora constante para la Administración en general, sino incapaces de llenar el objeto propio de una asociación de su índole."
Dentro de los muchos intentos de concentración de municipios realizados durante la segunda mitad del siglo XIX, fue la Ley sobre organización y atribuciones de los Ayuntamientos de 21 de octubre de 1866 (Gaceta de Madrid de 22 de octubre) la que estableció en su artículo 71 que:
"El gobierno adoptará las medidas convenientes a fin de que en el plazo de dos años, a contar desde la publicación de la presente ley, queden suprimidos los Ayuntamientos en todos los distritos municipales que no lleguen a 200 vecinos, [unos 800-900 habitantes] reuniendo dos o más de los que se encuentren en este caso para formar nuevos distritos que alcancen o pasen de este número..."
De tal manera que el Ministerio de la Gobernación, por medio de la Real Orden de 23 de octubre de 1867, encomendó a los diferentes gobernadores de las provincias españolas para que formularan un anteproyecto en el que se recogieran los siguientes listados:
- todos los ayuntamientos de su provincia que, por exceder de 200 vecinos, deben subsistir
- todos los ayuntamientos de su provincia que que, por no alcanzar los referidos 200 vecinos, deben suprimirse
- las agregaciones y segregaciones de pueblos que será necesario realizar para conformar los nuevos ayuntamientos
Para la elaboración de los listados anteriores se deberían tener en cuenta los datos demográficos contenidos en el Censo oficial de 1860. el último realizado.
En el caso de la provincia de Burgos, el "Anteproyecto sobre la supresión de Ayuntamientos" fue publicado en el Boletín Oficial de la Provincia con carácter de número extraordinario y fecha 20 de marzo de 1868.
Firmaba el anteproyecto el entonces gobernador civil de la provincia de Burgos, Pablo de Castro, que ocupó el puesto con anterioridad al desventurado Isidro Gutiérrez de Castro, asesinado diez meses más tarde (el 25 de enero de 1869) en la catedral, por una chusma azuzada por el estamento clerical.
En aquel 1868 la provincia de Burgos se encontraba estructurada en once partidos judiciales (Aranda, Belorado, Briviesca, Burgos, Castrojeriz, Lerma, Miranda, Roa, Salas, Villadiego y Villarcayo; el viejo partido de Sedano había sido integrado en el de Villadiego) y nada menos que 514 municipios.
En el caso de la provincia de Burgos, el anteproyecto de 20 de marzo de 1868 proponía las siguientes actuaciones:
- la permanencia de 79 municipios, por exceder su población de los 200 vecinos preceptivos (entre los del entorno inmediato: Santibáñez Zarzaguda, y Basconcillos del Tozo)
- la permanencia de otros 8 municipios que, aunque no alcanzaban los referidos 200 vecinos, reunían condicionantes que les impedían su agregación a otros (el aislamiento geográfico, principalmente)
- la supresión de 427 municipios, por no alcanzar los preceptivos 200 vecinos (en el entorno inmediato: Acedillo, Las Celadas, Celadilla Sotobrín, Coculina, Gredilla la Polera, Las Hormazas, Huérmeces, Lodoso, Masa, Montorio, Nidáguila, La Nuez de Abajo, La Nuez de Arriba, Pedrosa de Río Úrbel, La Piedra, Quintanilla Pedro Abarca, Quintanilla Sobresierra, Terradillos de Sedano, Los Tremellos, Ubierna, Villaverde Peñahorada y Zumel)
- tras las agregaciones y segregaciones correspondientes, resultan un total de 204 municipios para la provincia de Burgos
Las mayores reducciones en el número de ayuntamientos se producirían en los partidos judiciales de Villadiego (71%) y Burgos (70%); por el contrario, las menores reducciones se constatarían en los partidos de Villarcayo (29%) y Aranda de Duero (46%); en Villarcayo, la propia dispersión de la población había originado agrupaciones concejiles en tiempos lejanos; en Aranda, el propio tamaño y la mayor separación entre entidades de población suponía unos menores recortes en el número de municipios.
En el entorno inmediato (valles del Úrbel, Ubierna, Hormazuela, Ruyales y El Tozo), la relación de nuevos municipios resultantes de las fusiones planeadas se resume en la tabla siguiente, indicándose el número total de vecinos resultantes (almas: factor 4,5), el número de pueblos que compondrían cada nuevo municipio, y el pueblo más alejado de la nueva cabeza municipal, con la distancia (km) y la corrección oportuna, en rojo, siempre utilizando los viejos caminos existentes en 1868.
Parece ser que el criterio principal seguido a la hora de agregar y desagregar pueblos ha sido el de la cercanía geográfica, soslayando condicionantes históricos, orográficos o hidrológicos. Se ha intentado que ningún núcleo de población se sitúe a una distancia superior a los 8-9 kilómetros de la cabeza municipal.
Hay que tener en cuenta que en aquel año de 1868 no existían muchas de las modernas carreteras comarcales (la Burgos-Aguilar, por ejemplo) ni mucho menos las locales (provinciales o vecinales), por lo que los desplazamientos se realizaban por caminos y sendas que se encontraban en penosas condiciones. Los 9 kilómetros de entonces suponían, en el mejor de los casos, unas dos horas de caminata.
No obstante, es cierto que en el proyecto de reordenación municipal de 1868 resultan excesivamente frecuentes los errores en la medición de las distancias existentes entre los pueblos y la nueva cabeza municipal. Normalmente, se trataba de errores por defecto (el más clamoroso en nuestra zona: de Coculina a Fuente Úrbel), aunque también aparecen errores por exceso (de Borcos a Los Tremellos; de Ubierna a Peñahorada).
EL NUEVO MUNICIPIO DE HUÉRMECES (1868)
En el caso de Huérmeces, el nuevo municipio resultaría de la fusión de los antiguos municipios de Huérmeces y Quintanilla Pedro Abarca (formado por Quintanilla, Pantaleón y Ruyales), más el añadido de Castrillo de Rucios (perteneciente al entonces municipio de Gredilla la Polera).
A pesar de que Castrillo de Rucios se encuentra situado a poco más de 5 km al noreste de Huérmeces, históricamente ha pertenecido al Alfoz de Ubierna, a la merindad de Burgos con Ubierna y a la jurisdicción de Río Ubierna; hidrológicamente, las aguas del arroyo de Rucios transitan por la cuenca del Ubierna.
Huérmeces y los tres pueblos del muncipio de Quintanilla siempre pertenecieron, sin embargo, al alfoz de Mansilla, Merindad de Castrojeriz y jurisdicción de Haza de Siero; hidrológicamente, la mayor parte de su territorio desagua en la cuenca del Úrbel (con excepción de una pequeña porción en el extremo noroccidental, que lo hace en la del Ruyales-Hormazuela y otra pequeña porción en el extremo oriental -Navas y Valdevacas- que lo hace en la del Ubierna).
De todas formas, esa cercanía geográfica entre Castrillo y Huérmeces se había traducido en un cierto intercambio de genes entre los pobladores de ambos pueblos. Varias familias de Huérmeces tenían un origen claramente "castrillano", y lo mismo sucedía en el sentido opuesto. Apellidos como Díez y Crespo se establecieron en Huérmeces durante las dos primeras décadas del siglo XX. En los años cuarenta llegó un nuevo aporte de Díez "castrillano".
Por lo tanto, no puede parecernos estrambótico el proyecto de 1868 en cuanto a crear un nuevo municipio agregando las tierras de Castrillo a las de Huérmeces y Quintanilla Pedro Abarca.
 |
Nuevo municipio de Huérmeces (1868), con el añadido de Quintanilla Pedro Abarca y Castrillo de Rucios |
El término de Castrillo supone un territorio de unos 9,5 km2. Su adición a los 48,7 Km2 del territorio de los antiguos municipios de Huérmeces y Quintanilla Pedro Abarca supondría un nuevo término municipal de 58,2 km2 (un incremento del 19,5% sobre el existente en la actualidad).
Demográficamente hablando, la importancia de Castrillo fue siempre modesta. En 1860, Castrillo tenía 26 vecinos (unas 117 almas), lo que le situaba al mismo nivel de Quintanilla Pedro Abarca (27 vecinos, 121 almas), por encima de Ruyales (17/76) y San Pantaleón (16/72), y por debajo de Huérmeces (106/477).
 |
El nuevo municipio de Huérmeces en el proyecto de agregación municipal de 1868 |
[columnas: 1-nombre del nuevo municipio y número de vecinos resultante; 2-nombre de cada uno de los pueblos que conforman el nuevo municipio; 3/4-distancia, en kilómetros y metros, de cada pueblo a la cabeza municipal; 5-número de vecinos de cada pueblo según el Censo oficial de 1860; 6-capítulo de ingresos (en escudos) en el presupuesto 1867-1868 de cada municipio antiguo; 7-capítulo de gastos (en escudos) en el mismo presupuesto; las llamadas (e) hacen referencia a diversas peculiaridades de alguno de los nuevos agregados]
[para traducir vecinos en habitantes suele aplicarse la fórmula de 4,5 habitantes por cada vecino, pero únicamente como método aproximado, ya que dicho factor de conversión varía según la comarca considerada]
Resulta destacable el hecho de que el nuevo municipio de Huérmeces no alcanzara la cifra mínima requerida de 200 vecinos (se quedaba en 192 vecinos), a pesar de no encontrarse citado dentro de las excepciones contempladas en el proyecto. Más aún teniendo en cuenta que se podría haber incorporado al proyecto de nuevo municipio a alguno de los pueblos situados en el entorno inmediato y con evidentes relaciones históricas con Huérmeces, como sería el caso de Ros (90 vecinos / 405 almas), situado a unos 5,5 km de nuestro pueblo.
La fusión con Ros habría contribuido, además, a añadir una cierta dosis de poesía histórica al acontecimiento, al enterrar definitivamente los siglos del pleito mantenido entre Ros y Huérmeces a causa del dominio sobre el despoblado de Monasteruelo.
Hubo que esperar hasta 1978, ciento diez años después de aquel osado plan de 1868, para que se produjera la fusión efectiva entre los municipios de Huérmeces y Quintanilla Pedro Abarca.
Castrillo, por su parte, permaneció fiel a la histórica jurisdicción de Río Ubierna, pasando a formar parte (1976) del macro-municipio de Merindad de Río Ubierna, heredero de aquella.
Ros, por la suya, prefirió la compañía de Santibáñez (1973).
OTROS MUNICIPIOS NUEVOS EN EL ENTORNO COMARCAL (1868)
1. LAS HORMAZAS (BORCOS)
Algo parecido puede decirse del nuevo municipio denominado Borcos, resultante del antiguo Las Hormazas más el añadido de Los Tremellos. El antiguo municipio de Las Hormazas estaba formado por los tres barrios históricos (Borcos, La Parte y Solano) y el lugar de Espinosilla de San Bartolomé, históricamente pertenecientes al alfoz de Hormaza y a la Merindad de Castrojeriz; sus aguas, drenaban a la cuenca del Hormazuela.
Los Tremellos, por su parte, habían formado parte del alfoz de Mansilla, Merindad de Castrojeriz y Jurisdicción de Haza de Siero; y sus aguas drenaban a la cuenca hidrológica del Ruyales.
La cabeza del antiguo municipio de Las Hormazas se encontraba en La Parte, mientras que ahora se pretende su traslado a Borcos, únicamente a efectos de que la distancia entre la nueva cabeza municipal y Los Tremellos no superara los 9 kilometros aludidos.
Hoy en día, los cuatro pueblos históricos de Las Hormazas siguen conservando su identidad municipal; Los Tremellos, por su parte, forma parte del nuevo municipio (1973) de Valle de Santibáñez.
2. COCULINA
Otro caso curioso resulta ser el nuevo municipio de Coculina, resultante de la fusión de los antiguos municipios de Coculina (con Brullés y Melgosa), Acedillo (con Bustillo y Hormazuela), La Piedra (con Fuente Úrbel y Santa Cruz del Tozo, aunque sin La Rad, que pasaría al nuevo municipio de Basconcillos del Tozo), y parte de Los Valcárceres (Quintanilla de la Presa y Fuencivil; los tres barrios de Los Valcárceres pasarían a Villanueva de Puerta).
Ocho de los once pueblos que pudieron conformar este proyecto de municipio pasaron a pertenecer, entre 1973 y 1975, al macro-municipio de Villadiego; los tres situados en el extremo septentrional (Fuente Úrbel, La Piedra y Santa Cruz del Tozo), sin embargo, pasaron a pertenecer en 1976 al municipio de Basconcillos del Tozo.
3. SEDANO
El proyecto de nuevo municipio de Sedano alcanzaría la importante magnitud demográfica de 566 vecinos (2500 almas), a costa de fundir en uno solo ocho viejos municipios: Masa (con Fresno de Nidáguila), Sedano (con Mozuelos), Gredilla de Sedano (con Nocedo), Moradillo de Sedano, Quintanaloma, Nidáguila, Terradillos y parte de Tubilla del Agua (San Felices).
Resulta curioso el desmembramiento que se realiza del municipio de Tubilla: mientras que San Felices pasa a Sedano, Covanera y Tubilla lo hacen al nuevo municipio denominado Tablada del Rudrón (con Bañuelos).
En 1976 se crea el municipio de Valle de Sedano, formado a partir de todos los pueblos anteriores con excepción de Masa (que pasa a Merindad de Río Ubierna) y San Felices (que permanece en Tubilla). Al Valle de Sedano se incorporan también Valdelateja, Escalada, Orbaneja del Castillo y Pesquera de Ebro.
4. MONTORIO
Menos sorprendente parece la propuesta para el nuevo municipio de Montorio, resultante de la fusión entre aquel y el viejo municipio entonces denominado La Nuez de Arriba (con Úrbel y Quintana del Pino). Pertenecientes a la misma comarca (El Tozo Bajo), cuenca hidrogáfica (Úrbel) y con evidentes lazos históricos: los cuatro pertenecieron al alfoz de La Piedra, Merindad de Villadiego, Cuadrilla del Tozo (conflicto de competencias con la jurisdicción de Haza de Siero), Partido de Villadiego.
Los reajustes de municipales acaecidos durante la segunda mitad del siglo XX no afectaron a ninguno de aquellos dos municipios históricos. Montorio permaneció como municipio único, mientras que La Nuez de Arriba, Quintana del Pino y Úrbel del Castillo permanecieron unidos, aunque bajo el nombre de este último.
5. LA NUEZ DE ABAJO
Curiosa resulta la propuesta para el nuevo municipio de La Nuez de Abajo, resultante de la fusión de aquel con Las Celadas, Las Rebolledas, Mansilla, Ros y Zumel, más el añadido de Miñón, desgajado de Santibáñez Zarzaguda.
También aquí los lazos geográficos (cuenca del Úrbel) resultan evidentes, así como los históricos: alfoz de Mansilla, Merindad de Castrojeriz, jurisdicción de Haza de Siero (excepto Zumel), Partido de Burgos.
Como curiosidad, constatar que en Las Celadas existían dos barrios habitados, San Esteban (el pueblo actual) y Santa María (cuyo único testimonio perdurable es la ermita homónima).
Poco más de cien años después (1973), todos ellos pasarían a formar parte del nuevo municipio de Valle de Santibáñez.
6. SANTIBÁÑEZ ZARZAGUDA
Especial resultaría el caso de Santibáñez Zarzaguda, el único antiguo municipio superviviente -por sí mismo- en la comarca, aunque sufría la amputación de Miñón, al pasa a formar parte del nuevo municipio de La Nuez de Abajo.
La pujanza económica y demográfica de la villa de Santibáñez queda patente en aquellas décadas finales del siglo XIX, con la celebración de ferias y mercados, abundancia de gremios y comercios, encrucijada de caminos, hasta el punto de haberse convertido en una especie de capital comarcal del valle medio y bajo del Úrbel. La población de la villa en 1860 rondaba los 900 habitantes.
En 1973, Santibáñez se convertiría en la cabeza de un nuevo municipio denominado Valle de Santibáñez, conformado por la villa pellejera y otros nueve pueblos, casi todos pertenecientes a la cuenca media del Úrbel: Avellanosa del Páramo, Las Celadas, Mansilla, Miñón, La Nuez de Abajo, Las Rebolledas, Ros, Los Tremellos y Zumel (Avellanosa y Los Tremellos se enclavan en el vecino valle del río Ruyales).
7. UBIERNA
En el proyecto de 1868, el histórico municipio de Ubierna renace de sus cenizas al incorporar a Celadilla Sotobrín, parte de Gredilla la Polera (Gredilla y Mata) y parte de La Molina de Ubierna (Peñahorada).
La contundente realidad demográfica de la segunda mitad del siglo XX acabó por imponerse y así, en 1976, todos aquellos pueblos pasarían a formar parte del nuevo macro-municipio de Merindad de Río Ubierna.
8. HONTOMÍN (ONTOMÍN)
Otro pueblo hoy perteneciente a la Merindad de Río Ubierna, Hontomín, figuraba como cabeza de cartel de un nuevo municipio conformado por Hontomín, parte del viejo municipio de La Molina de Ubierna (La Molina y Cobos), parte del viejo municipio de Gredilla la Polera (Robredo Sobresierra y Villalvilla Sobresierra), y Quintanilla Sobresierra (con Quintanarrío).
Al igual que lo sucedido con los pueblos de Ubierna, todos estos pasarían a formar parte en 1976 del nuevo municipio de Merindad de Río Ubierna.
9. PEDROSA DE RÍO ÚRBEL
Para una buena parte del Bajo Úrbel, la propuesta de 1868 ofrecía el agrupamiento de seis viejos municipios, con la cabeza en Pedrosa de Río Úrbel, aunque no fuera el más populoso de todos: Lodoso, Marmellar de Abajo, Pedrosa, Las Quintanillas, Santa María Tajadura y Villarmentero.
Históricamente, varias eran las jurisdicciones a las que pertenecieron los seis pueblos aludidos: Haza de Siero (Lodoso, Pedrosa, Santa María Tajadura), Alfoz de Burgos (Marmellar de Abajo, Villarmentero), Can de Muñó (Las Quintanillas).
Entre 1970 se produce la fusión municipal entre Pedrosa de Río Úrbel, Lodoso y Marmellar de Abajo. En 1979 se les une San Pedro Samuel, ubicado en el vecino valle del Ruyales.
Por su parte, Las Quintanillas, Santa María Tajadura y Villarmentero se fusionan también en aquel ya lejano 1970.
10. SOTOPALACIOS
Parte del valle medio del Ubierna se concentró en el nuevo municipio de Sotopalacios, compuesto por cuarto viejos municipios y seis localidades: Sotopalacios; Quintanilla Vivar (Morocisla) y Vivar del Cid; Quintanaortuño y Las Ventas; y Villanueva Río Ubierna.
Quintanilla Vivar y Vivar del Cid pertenecieron a la histórica jurisdicción del Alfoz de Burgos, y las cuatro restantes lo hicieron a la no menos histórica jurisdicción de Río Ubierna.
En 1976 todas aquellas localidades pasarían a formar parte del nuevo municipio de Merindad de Río Ubierna excepto Quintanaortuño, que mantendría su singularidad municipal.
11. QUINTANADUEÑAS
El Bajo Ubierna se organizó en torno al nuevo municipio de Quintanadueñas, compuesto por seis viejos municipios: Quintanadueñas, Arroyal, Marmellar de Arriba, Páramo del Arroyo, Villarmero y Sotragero.
Las seis localidades pertenecieron históricamente al Alfoz y Jurisdicción de Burgos.
En 1976, cinco de las anteriores localidades pasaron a formar parte del nuevo municipio denominado Alfoz de Quintanadueñas; todas excepto Sotragero, que ha logrado mantener su municipio hasta nuestros días.
12. RIOSERAS
En el nuevo municipio de Rioseras se concentran dos de los viejos: el de Villaverde Peñahorada y el de Rioseras (con Celada de la Torre).
Históricamente, Villaverde Peñahorada y Rioseras pertenecieron a la Jurisdicción de Río Ubierna, mientras que Celada de la Torre lo hizo al Alfoz y Jurisdicción de Burgos.
En 1975 Rioseras y Celada de la Torre pasaron a formar parte del nuevo municipio denominado Valle de las Navas (con Riocerezo, Temiño, Robredo-Temiño, Melgosa y Tobes y Rahedo); en 1976, Villaverde Peñahorada pasó a fomar parte de Merindad de Río Ubierna.
13. AVELLANOSA DEL PÁRAMO
Una parte de los valles de los ríos Hormazuela y Ruyales se organizó alrededor del nuevo municipio de Avellanosa del Páramo, formado por Avellanosa, San Pedro Samuel, Susinos del Páramo y Villorejo.
Históricamente, en el Antiguo Régimen, Avellanosa y Susinos formaron parte del Valle y Cuadrilla de Santibáñez (aunque uno de los barrios de Avellanosa, denominado Barciura, lo hacía a Haza de Siero); San Pedro Samuel perteneció a la Jurisdicción de Haza de Siero; Villorejo figuró como pueblo solo dentro del Partido de Castrojeriz.
En las fusiones de los años setenta, Avellanosa pasó a formar parte del Valle de Santibáñez (1978), San Pedro Samuel de Pedrosa de Río Úrbel (1979), Villorejo de Isar (1978), mientras que Susinos del Páramo se mantuvo como municipio independiente hasta nuestros días.
LA INSOPORTABLE IDEA DE PERDERTE, MUNICIPIO MÍO
Al igual que sucedió con otros muchos intentos de modernización y racionalización de las viejas estructuras administrativas o fiscales (quizás el Catastro de Ensenada constituya el caso más relevante), en esta ocasión tampoco llegó a aplicarse el proyecto de concentración municipal de 1868. Tantos esfuerzos, tanto papel, tanta disposición reguladora, tanto debate político ... para nada.
En este caso, el proyecto de concentración municipal de 1868 no pudo llevarse a cabo por el estallido de La Gloriosa revolución liberal de septiembre de 1868 que, entre otras cosas, supuso el destronamiento de la reina Isabel II y el advenimiento del denominado Sexenio Democrático (1868-1874).
El caso es que unas veces por revoluciones, y otras por involuciones, asonadas militares, guerras civiles, malas cosechas, pertinaces sequías, pandemias o, más ajustadamente, por inercias políticas supuestamente imparables ... la cuestión de la fusión municipal sigue hoy en día en la bandeja de asuntos pendientes.
De todas formas, y siendo realistas, cabe considerar que eran escasas las posibilidades de éxito que tenía aquel proyecto de fusión municipal de 1868. Muchas y variadas habrían sido las alegaciones presentadas por los municipios implicados. Por lo leído en el caso de algún ayuntamiento serrano (Canicosa de la Sierra), las reclamaciones más comunes harían referencia a:
- las notables diferencias en cuanto a las distancias existentes entre los pueblos que conformarían el nuevo municipio: siempre eran mayores en la "realidad" municipal que en las cifras consignadas en el anteproyecto
- los más que posibles conflictos territoriales que se originarían entre los vecinos de cada uno de los términos, por las inevitables intrusiones de ganado, aprovechamiento de pastos y montes, etc
- el "gran" crecimiento demográfico experimentado en cada pueblo desde el último Censo oficial de 1860, lo que haría innecesario el reagrupamiento
Obviamente, las distancias entre pueblos recogidas en el anteproyecto diferían -en ocasiones- de la realidad (tanto por defecto como por exceso), los conflictos territoriales han existido siempre, y en los ocho años transcurridos desde el último Censo oficial (1860) no se había producido explosión demográfica alguna en ningún pueblo de la provincia de Burgos ni en ningún otro lugar del país.
Simplemente, a los pueblos implicados en las fusiones no les hacía ninguna gracia ver como desaparecía su querido ayuntamiento, temiendo que vecinos de otros pueblos decidieran sobre asuntos que tradicionalmente habían decidido ellos solos. En aquellos tiempos serían asuntos tales como los aprovechamientos ganaderos, el sorteo de roturos o las suertes de leña; hoy podrían ser los ingresos generados por los parques eólicos o los aprovechamientos cinegéticos.
Las últimas fusiones municipales de importancia datan de hace cincuenta años, acometidas durante la década de los setenta del siglo XX. Quizás haya que esperar a que el siglo XXI alcance su ecuador para que el asunto se afronte de una vez por todas. Si es que para entonces queda aún vida demográfica en alguno de los pequeños municipios rurales de esta comarca y más allá.
FUENTES
Concentración de Ayuntamientos. 150 años con el proyecto. Jesús Cámara Olalla. Colgado en la web de Canicosa de la Sierra
El eterno debate sobre la reforma del mapa municipal. El caso de Cataluña. Jesús Burgueño. Revista de Geografía 3 (2004) [7-33]
La frustrada reforma del mapa municipal de 1867 a Lleida. Jesús Burgueño. Professor Lluis Casassas i Simó. Geografía i territori (Homenatges, 9). Universitat de Barcelona (1993) [73-94]
Gaceta de Madrid de 22 de octubre de 1866: proyecto de ley reformando la legislación vigente sobre organización y atribuciones de los ayuntamientos
Gaceta de Madrid de 7 de noviembre de 1867: Real Orden de 23 de octubre de 1867 relativa a las modificaciones de los antiguos distritos municipales
Boletín Oficial de la Provincia de Burgos de 20 de marzo de 1868: número extraordinario relativo al anteproyecto sobre la supresión de ayuntamientos