sábado, 17 de mayo de 2025

Peonías del sudoeste: rosas de Alejandría en las tierras de Olivenza


Ya hemos comentado en otras ocasiones que en España crecen nada menos que cinco especies diferentes de peonía, esa planta de espectacular floración que raro es el año que no aparece -mediada la primavera- en este blog.


  1. Paeonia officinalis subsp. microcarpa (P. microcarpa): habitual en las montañas de la mitad norte de la península
  2. Paeonia mascula subsp. mascula: muy poco común en España, sólo crece en cuatro localidades cántabras y otras tres en Soria, Zaragoza y León
  3. Paeonia broteri (P. lusitanica): abunda en las montañas y orlas del centro y suroeste de la península
  4. Paeonia cambessedesii: peonía mediterránea que sólo crece en las Islas Baleares
  5. Paeonia coriacea: la peonía sureña por excelencia, que sólo crece en parte de Andalucía (Almería, Cádiz, Granada, Jaén, Málaga) y en una localidad de Ciudad Real; fuera de España, aparece en el Rif y Atlas marroquí y en la Cabilia argelina

La primera, la peonía norteña (P. microcarpa) es la que crece en páramos y vallejos de Huérmeces y comarca, resultando muy frecuente en toda la provincia de Burgos.

La tercera, la peonía centro-occidental (P. broteri) crece en alguna localidad aislada del sur de la provincia de Burgos, aunque resulta muy habitual en los macizos montañosos del Sistema Central, así como en las pequeñas sierras montañosas de todo el occidente peninsular, Portugal incluido. 





SI bien cada especie de peonía peninsular tiene una distribución geográfica bien diferenciada, aquí tambien encontramos excepciones. En el pinar de Hoyocasero, en las estribaciones septentrionales de Gredos, crecen ambas especies (Paeonia microcarpa y Paeonia broteri) en completa armonía, compartiendo el mismo hábitat, mata con mata, floreciendo hacia mediados de mayo.


LA SIERRA DE ALOR, UN PARAÍSO BOTÁNICO EN LA RAYA PORTUGUESA 

Al suroeste de la provincia de Badajoz, existe una humilde sierra, muy cercana a la frontera portuguesa, que apenas alcanza los 600 metros de altitud máxima, destacando unos 300 metros sobre las planicies colindantes. La Sierra de Alor, que ese es su sugerente nombre, pertenece al municipio de Olivenza, villa perteneciente a Portugal hasta el año 1801.





Hacia el 20 de abril de cada año se produce en sus laderas orientales un despliegue botánico que merece una visita, aunque haya que recorrer 600 km por carretera para llegar allí.

La indiscutible estrella de ese despliegue botánico de mediados de abril es la peonía (Paeonia broteri), aquí denominada rosa de Alejandría.






Esta peonía, en la Sierra de Alor, crece a la vera de olivos centenarios y es escrupulosamente respetada por el abundante ganado caprino que pasta en sus laderas. Parece ser que hojas y tallos no resultan apetecibles para los rumiantes y, probablemente, resultan tóxicas o al menos indigestas. Y gracias a ello podemos apreciar su despliegue florístico año tras año, sin aparente disminución en el número de plantas.
 




Como su propio nombre indica, Olivenza es tierra de olivos. Así queda patente en el propio escudo de la villa, en el que aparece un olivo superpuesto a una torre y posado sobre una muralla.




La Sierra de Alor es, en una buena parte de su extensión, un espléndido olivar.
 Un olivar cultivado que convive con coscojas (Quercus coccifera), alcornoques (Quercus suber), acebuches (Olea oleaster), lentiscos (Pistacia lentiscus), torviscos (Daphne gnidium), jaras de flor rosada (Cistus albidus), cantuesos (Lavandula stoechas), orquídeas (Serapias, Orchis, Ophrys), y otras muchas especies. Un espectáculo único, sin duda. Un alarde botánico en el corazón de Iberia.


EL NEBULOSO ORIGEN DE LA DENOMINACIÓN ROSA DE ALEJANDRÍA

Estas peonías sudoccidentales (P. broteri) reciben variadas denominaciones en sus muchas localizaciones peninsulares: rosa montesina, rosa de lobo, rosa albardera, rosa de Santa Clara, rosa de Santa María, rosa del diablo, rosa maldita, rosa de lagarto, rosa de rejalgar, rosa perruna, matagallinas, saltaojos, flor de la maldita... Algunas resultarán curiosas, otras cuasi cómicas aunque, sin duda alguna, rosa de Alejandría resultará la más sugerente de todas ellas.





Sugerente no solo porque nos recuerde al título de la canción de Manolo García o de la novela de Vázquez Montalbán, que también por su referencia a un lugar lejano, casi legendario, de rotunda sonoridad: la ciudad fundado por Alejandro Magno, la sede del faro más grandioso que vieron nunca navíos y marineros de los cuatro confines del Mediterráneo.




Cabe comenzar afirmando que, en Alejandría y alrededores, no crecen peonías de manera espontánea. Para añadir confusión al asunto, a un rosal silvestre de origen euroasiático, Rosa gallica, se le denomina rosa de Castilla, rosa de Francia, rosa de Provenza, rosa de Jericó o, también, rosa de Alejandría.





No creo que, en siglos pasados, la denominación popular de la peonía que crece en la Sierra de Alor fuera la de rosa de Alejandría; más bien, soy de la opinión de que se trata de un nombre importado, traído por los aficionados a la botánica que descubrieron la importancia ecológica del lugar en tiempos relativamente recientes. El nombre rosa de Alejandría ya figuraba en algunos tratados botánicos de comienzos del siglo XX (Font Quer), aunque no lo hace en otros mucho más modernos (Flora Ibérica).




Aunque no podemos constatarlo, suponemos que en algún momento histórico se produjo la asunción de la denominación rosa de Alejandría para la Paeonia broteri, quizás inducida por el antiguo uso de aquella para nombrar a un rosal silvestre de amplia distribucion. Misterios de la nomenclatura botánica, tanto de la popular como de la académica.


EL NO MENOS OSCURO ORIGEN DEL TÉRMINO ALOR
 
En un documento portugués datado en 1613 aparece por primera vez la "Serra de Alor", aunque en otros documentos coetáneos aparecen también "Serra de Olor", "Serra da Lor" y "Serra de Lor". Las tras formas, Alor, Olor y Lor coexisten durante los siglos posteriores, contribuyendo de esa manera a complicar el estudio del posible étimo.





Parece ser que "alor" no es palabra castellana, aunque sí existe en otras tres lenguas comunes en la península en diversos períodos históricos:

  • la palabra vasca "alor" significa "campo destinado a siembra", y terrenos cultivados abundan tanto en las laderas de la sierra como en el llano circundante
  • la palabra árabe "al-horr" sirve para nombrar al milano, ave rapaz frecuente en la sierra
  • la poco frecuente palabra portuguesa "alor", con el significado de elevar
 



Por todo ello y tal y como afirma Eduardo Barajas en el estudio por él realizado: "la rareza e infrecuencia de la palabra en las tres lenguas, vasca, árabe y portuguesa, especialmente en las dos últimas, contribuyen a hacer más difícil una correcta interpretación de la misma." 




Cuando decimos que hemos visto la floración de la rosa de Alejandría en la Sierra de Alor estamos pronunciando un frase que, aunque contiene dos expresiones de origen desconocido, tiene un significado evidente: que hemos sido testigos de uno de los despliegues botánicos más espectaculares de la península Ibérica, justo en el lugar dónde la raya con Portugal se desplazó unos kilómetros hacia el este allá por los albores del siglo XIX.


ANEXOS

I. PEONÍAS DEL NORTE, PEONÍAS DEL SUR

La floración de las peonías de los páramos y vallejos de Huérmeces (Paeonia microcarpa) llega un mes más tarde que el despliegue floral de sus primas del sudoeste, consecuencia lógica de la diferente altitud y climatología de cada localidad.


Paeonia microcarpa en Ontiniel (Huérmeces)



Los páramos y vallejos de esta parte de Castilla rondan los 900-1000 metros de altitud; la Sierra de Alor apenas alcanza los 600 metros, y sus peonías aparecen a partir de los 400. Por otra parte, los Llanos de Olivenza poseeen un régimen termométrico muy diferente al de los páramos norteños, lo que origina que se alcance la integral térmica de las peonías con un mes de anticipación.


P. microcarpa en El Callejo de los Lobos (Huidobro)



Dentro de nuestra propia comarca, las peonías que ocupan ubicaciones más protegidas y soleadas (vallejos orientados al sur) florecen medio mes antes que las que se desarrollan sobre los elevados páramos de Masa o Los Altos, dónde es posible observar peonías en flor aún a primeros de junio.
 

Paeonia microcarpa en Buzón (Huérmeces)

En Huérmeces y alrededores, la floración de las peonías (aquí llamadas cornavarios) varía sensiblemente de unos años a otros, con una oscilación de unos diez o quince días, en función de la integral térmica antes aludida. Años con marzos y abriles frescos y lluviosos ocasionarán floraciones más tardías. Años con dichos meses secos y soleados traerán consigo floraciones más tempranas.


Paeonia microcarpa en Ontiniel (Huérmeces)

  
En 2022, por ejemplo, la floración presentó su cénit hacia el 15 de mayo. En 2024, por el contrario, la floración en su máximo esplendor se retrasó hasta el 25 de mayo. 


Paeonia microcarpa en Itero (Huérmeces)

Paeonia broteri en la Sierra de Alor


Las diferencias morfológicas entre la peonía norteña (P. microcarpa) y la sudoccidental (P. broteri) se manifiestan, sobre todo, en las hojas; en las flores y frutos también existen pequeñas diferencias, aunque haya que prestar mayor atención para encontrarlas. El tamaño de ambas plantas es similar, dependiendo de la calidad del suelo y los condicionantes climatológicos del lugar para que alcancen mayor o menor desarrollo. La altura media de ambas ronda los 70 cm.

  • las hojas de la P. microcarpa se encuentran mucho más divididas que las de la P. broteri
  • el envés de las hojas de la P. microcarpa es de tonos blaquecinos y piloso, mientras que el envés de las hojas de la P. broteri es de un tono verde claro y sin pelos
  • los tallos de la P. microcarpa tienen tonos verdes, pueden presentar una ligera pubescencia y pueden portar una, dos o tres flores cada uno; los tallos de la P. broteri suelen tener tonos rojizos, nunca pubescentes y portan una sola flor
  • los pétalos de la flor de la P. microcarpa son de color magenta o rojo-purpúreo; los pétalos de la P. broteri son de color rosa purpúreo
  • los filamentos de los estambres son purpúreos en la P. microcarpa, mientras que en la P. broteri son blanco-amarillentos
  • los carpelos de los frutos de la P. microcarpa son poco o nada pilosos, mientras que los de la P. broteri son densamente villosos; el número de carpelos por fruto suele ser mayor en el caso de la P. broteri



II. LAS BLANCAS PEONÍAS DE GRECIA

No todas las peonías mediterráneas ofrecen una floración de tonos rosados. En las montañas y colinas de Grecia y sus islas medran tres especies de Paeonia cuya floración albina ofrece espectáculos dignos de los dioses clásicos que por allí ejercen. En una cuarta especie, la floración es rosada aunque albinos son los enveses de sus foliolos.

  1. Paeonia mascula subsp. hellenica: crece en el Peloponeso sudoriental, Ática y las islas de Eubea, Andros e Icaria (variedad icarica)
  2. Paeonia clusii: especie endémica de las islas de Creta y Kárpatos
  3. Paeonia rhodia: especie endéminca de la isla de Rhodas, dónde crece en el Monte del Profeta Elías, dentro de un bosque de cipreses
  4. Paeonica parnassica: especie endémica de Grecia Central, especialmente en los bosques de abeto del Monte Parnaso 






[Ilustraciones: Peonies of Greece. W.T. Stearn and Peter H. Davies (1984)]


III. LA PEONÍA AMARILLA DEL CAÚCASO

En las montañas caucásicas de Azerbayán, Georgia y Rusia (Dagestán) crece una peculiar peonía cuyas flores presentan pétalos amarillos. Esta peonía responde al imposible nombre científico de Paeonia daurica subsp. mlokosewitschii. En algunos manuales ingleses de botánica, para abreviar, aparece como peonía mlok, aunque nosotros podemos denominarla peonía amarilla del Caúcaso sin temor a equivocarnos.

La peonía mlok es hoy profusamente plantada en jardines de todo el mundo.


Paeonia mlokosewitschii. Linian Snelling (1914)


FUENTES

  • ¿Alor, Olor o Lor? Las consideraciones sobre el significado y las distintas formas de un topónimo. Eduardo Barajas. Revista de Estudios Extremeños (1989) [159-168]
  • Flora Ibérica, volumen III. Real Jardín Botánico. CSIC (1993) [144-150]
  • Peonies of Greece. A taxonomic and Historical Survey of the Genus Paeonia in GreeceW.T. Stearn and Peter H. Davies. The Goulandris Natural History Museum. Kifissia. Greece (1984)



BANDA SONORA

Rosa de Alejandría (Nunca el tiempo es perdido; Manolo García, 2001)

Rosa de Alejandría, rosa amarillaRosa de Alejandría, rosa amarilla
Alejarme quieroAdentrarme en el silencioAlejarme quieroAdentrarme en el silencio
Alejarme quieroDe esta vida que yo vivo sin convencimientoY adentrarme en el tiempo de las lucesBarros vivos encendidos por la manoDel misterioso alfarero
Alejarme quieroAdentrarme en el silencioCaminar serenoAbandonar esta senda
Alejarme quieroAnidar en los atrojesCon las golondrinas de azuladas plumasConvertirme en caja de medir fanegasArrobas, celeminesSer trigo en las erasNunca polvo en las aceras
Rosa de Alejandría, rosa amarillaHoy has de ser mi guíaLa luz que brillaFaro de mediodíaRosa sencillaRosa de Alejandría, rosa amarilla
Con las flores de un campo encendidoComo un San Francisco entre jarales vivosDe lagartos, vivoDe quimeras me alimentoCon simplezas me contento
Mozas de risueño gestoEn calma me encuentranComo a un Góngora perfectoPerviviendo lejos del bullicioCon mi rosa amarillaCon mi rosa de los precipicios
Alejarme quieroAdentrarme en el silencioAlejarme quieroAbandonar esta sendaAlejarme quieroAlejarme quiero
Rosa de Alejandría, rosa amarillaHoy has de ser mi guíaRumbo entre islasFaro de mediodíaRosa sencillaRosa de Alejandría, rosa amarilla
Rosa de Alejandría, rosa amarilla

La letra de la canción parece hacer referencia a ese deseo, cada día más frecuente, de escapar de la vida cotidiana, de distanciarse de una existencia que no nos agrada ni satisface. Un anhelo de escape no solo físico, que también espiritual, buscando refugio en el silencio y en la tranquilidad.

La rosa de Alejandría, amarilla en este caso, simbolizaría una especie de guía espiritual, algo así como un faro de esperanza. García utiliza imágenes poéticas y referencias culturales para ilustrar su deseo de una vida más sencilla y en armonía con la naturaleza. Algo difícil de alcanzar en un mundo cada día más urbano, cada hora más competitivo, cada segundo más inhumano.

Y mientras tanto, vamos tirando: de quimeras me alimento, con simplezas me contento...





sábado, 3 de mayo de 2025

El proyecto de fusión municipal de 1868


En España, el asunto de la fusión entre municipios es muy viejo, tan viejo como la propia existencia de la institución municipal. Hace más de 160 años, el hecho constatado del excesivo número de municipios existentes en España ya aparecía en los textos de preámbulos y motivaciones de algunas leyes sobre organización y atribuciones de los Ayuntamientos.

Así, en 1860, José Posada Herrera, el ministro de la Gobernación de Isabel II, afirmaba lo siguiente:


"...los graves inconvenientes que ofrecen esas municipalidades microscópicas, como son muchas las que hoy existen, y que más que agregaciones de carácter público, pueden considerarse como familias dilatadas. Sin recursos para cubrir sus más perentorias atenciones ... estos Ayuntamientos no solo son una rémora constante para la Administración en general, sino incapaces de llenar el objeto propio de una asociación de su índole."    


Dentro de los muchos intentos de concentración de municipios realizados durante la segunda mitad del siglo XIX, fue la Ley sobre organización y atribuciones de los Ayuntamientos de 21 de octubre de 1866 (Gaceta de Madrid de 22 de octubre) la que estableció en su artículo 71 que:


"El gobierno adoptará las medidas convenientes a fin de que en el plazo de dos años, a contar desde la publicación de la presente ley, queden suprimidos los Ayuntamientos en todos los distritos municipales que no lleguen a 200 vecinos, [unos 800-900 habitantes] reuniendo dos o más de los que se encuentren en este caso para formar nuevos distritos que alcancen o pasen de este número..." 


De tal manera que el Ministerio de la Gobernación, por medio de la Real Orden de 23 de octubre de 1867, encomendó a los diferentes gobernadores de las provincias españolas para que formularan un anteproyecto en el que se recogieran los siguientes listados:

  • todos los ayuntamientos de su provincia que, por exceder de 200 vecinos, deben subsistir
  • todos los ayuntamientos de su provincia que que, por no alcanzar los referidos 200 vecinos, deben suprimirse
  • las agregaciones y segregaciones de pueblos que será necesario realizar para conformar los nuevos ayuntamientos
Para la elaboración de los listados anteriores se deberían tener en cuenta los datos demográficos contenidos en el Censo oficial de 1860. el último realizado.

En el caso de la provincia de Burgos, el "Anteproyecto sobre la supresión de Ayuntamientos" fue publicado en el Boletín Oficial de la Provincia con carácter de número extraordinario y fecha 20 de marzo de 1868.





Firmaba el anteproyecto el entonces gobernador civil de la provincia de Burgos, Pablo de Castro, que ocupó el puesto con anterioridad al desventurado Isidro Gutiérrez de Castro, asesinado diez meses más tarde (el 25 de enero de 1869) en la catedral, por una chusma azuzada por el estamento clerical. 





En aquel 1868 la provincia de Burgos se encontraba estructurada en once partidos judiciales (Aranda, Belorado, Briviesca, Burgos, Castrojeriz, Lerma, Miranda, Roa, Salas, Villadiego y Villarcayo; el viejo partido de Sedano había sido integrado en el de Villadiego) y nada menos que 514 municipios.

En el caso de la provincia de Burgos, el anteproyecto de 20 de marzo de 1868 proponía las siguientes actuaciones:

  • la permanencia de 79 municipios, por exceder su población de los 200 vecinos preceptivos (entre los del entorno inmediato: Santibáñez Zarzaguda, y Basconcillos del Tozo)
  • la permanencia de otros 8 municipios que, aunque no alcanzaban los referidos 200 vecinos, reunían condicionantes que les impedían su agregación a otros (el aislamiento geográfico, principalmente) 
  • la supresión de 427 municipios, por no alcanzar los preceptivos 200 vecinos (en el entorno inmediato: Acedillo, Las Celadas, Celadilla Sotobrín, Coculina, Gredilla la Polera, Las Hormazas, Huérmeces, Lodoso, Masa, Montorio, Nidáguila, La Nuez de Abajo, La Nuez de Arriba, Pedrosa de Río Úrbel, La Piedra, Quintanilla Pedro Abarca, Quintanilla Sobresierra, Terradillos de Sedano, Los Tremellos, Ubierna, Villaverde Peñahorada y Zumel) 
  • tras las agregaciones y segregaciones correspondientes, resultan un total de 204 municipios para la provincia de Burgos



Las mayores reducciones en el número de ayuntamientos se producirían en los partidos judiciales de Villadiego (71%) y Burgos (70%); por el contrario, las menores reducciones se constatarían en los partidos de Villarcayo (29%) y Aranda de Duero (46%); en Villarcayo, la propia dispersión de la población había originado agrupaciones concejiles en tiempos lejanos; en Aranda, el propio tamaño y la mayor separación entre entidades de población suponía unos menores recortes en el número de municipios. 

En el entorno inmediato (valles del Úrbel, Ubierna, Hormazuela, Ruyales y El Tozo), la relación de nuevos municipios resultantes de las fusiones planeadas se resume en la tabla siguiente, indicándose el número total de vecinos resultantes (almas: factor 4,5), el número de pueblos que compondrían cada nuevo municipio, y el pueblo más alejado de la nueva cabeza municipal, con la distancia (km) y la corrección oportuna, en rojo, siempre utilizando los viejos caminos existentes en 1868.





Parece ser que el criterio principal seguido a la hora de agregar y desagregar pueblos ha sido el de la cercanía geográfica, soslayando condicionantes históricos, orográficos o hidrológicos. Se ha intentado que ningún núcleo de población se sitúe a una distancia superior a los 8-9 kilómetros de la cabeza municipal. 

Hay que tener en cuenta que en aquel año de 1868 no existían muchas de las modernas carreteras comarcales (la Burgos-Aguilar, por ejemplo) ni mucho menos las locales (provinciales o vecinales), por lo que los desplazamientos se realizaban por caminos y sendas que se encontraban en penosas condiciones. Los 9 kilómetros de entonces suponían, en el mejor de los casos, unas dos horas de caminata.

No obstante, es cierto que en el proyecto de reordenación municipal de 1868 resultan excesivamente frecuentes los errores en la medición de las distancias existentes entre los pueblos y la nueva cabeza municipal. Normalmente, se trataba de errores por defecto (el más clamoroso en nuestra zona: de Coculina a Fuente Úrbel), aunque también aparecen errores por exceso (de Borcos a Los Tremellos; de Ubierna a Peñahorada).


EL NUEVO MUNICIPIO DE HUÉRMECES (1868)

En el caso de Huérmeces, el nuevo municipio resultaría de la fusión de los antiguos municipios de Huérmeces y Quintanilla Pedro Abarca (formado por Quintanilla, Pantaleón y Ruyales), más el añadido de Castrillo de Rucios (perteneciente al entonces municipio de Gredilla la Polera).

A pesar de que Castrillo de Rucios se encuentra situado a poco más de 5 km al noreste de Huérmeces, históricamente ha pertenecido al Alfoz de Ubierna, a la merindad de Burgos con Ubierna y a la jurisdicción de Río Ubierna; hidrológicamente, las aguas del arroyo de Rucios transitan por la cuenca del Ubierna.

Huérmeces y los tres pueblos del muncipio de Quintanilla siempre pertenecieron, sin embargo, al alfoz de Mansilla, Merindad de Castrojeriz y jurisdicción de Haza de Siero; hidrológicamente, la mayor parte de su territorio desagua en la cuenca del Úrbel (con excepción de una pequeña porción en el extremo noroccidental, que lo hace en la del Ruyales-Hormazuela y otra pequeña porción en el extremo oriental -Navas y Valdevacas- que lo hace en la del Ubierna).

De todas formas, esa cercanía geográfica entre Castrillo y Huérmeces se había traducido en un cierto intercambio de genes entre los pobladores de ambos pueblos. Varias familias de Huérmeces tenían un origen claramente "castrillano", y lo mismo sucedía en el sentido opuesto. Apellidos como Díez y Crespo se establecieron en Huérmeces durante las dos primeras décadas del siglo XX. En los años cuarenta llegó un nuevo aporte de Díez "castrillano".

Por lo tanto, no puede parecernos estrambótico el proyecto de 1868 en cuanto a crear un nuevo municipio agregando las tierras de Castrillo a las de Huérmeces y Quintanilla Pedro Abarca.



Nuevo municipio de Huérmeces (1868), con el añadido de Quintanilla Pedro Abarca y Castrillo de Rucios


El término de Castrillo supone un territorio de unos 9,5 km2. Su adición a los 48,7 Km2 del territorio de los antiguos municipios de Huérmeces y Quintanilla Pedro Abarca supondría un nuevo término municipal de 58,2 km2 (un incremento del 19,5% sobre el existente en la actualidad).

Demográficamente hablando, la importancia de Castrillo fue siempre modesta. En 1860, Castrillo tenía 26 vecinos (unas 117 almas), lo que le situaba al mismo nivel de Quintanilla Pedro Abarca (27 vecinos, 121 almas), por encima de Ruyales (17/76) y San Pantaleón (16/72), y por debajo de Huérmeces (106/477). 


El nuevo municipio de Huérmeces en el proyecto de agregación municipal de 1868


[columnas: 1-nombre del nuevo municipio y número de vecinos resultante; 2-nombre de cada uno de los pueblos que conforman el nuevo municipio; 3/4-distancia, en kilómetros y metros, de cada pueblo a la cabeza municipal; 5-número de vecinos de cada pueblo según el Censo oficial de 1860; 6-capítulo de ingresos (en escudos) en el presupuesto 1867-1868 de cada municipio antiguo; 7-capítulo de gastos (en escudos) en el mismo presupuesto; las llamadas (e) hacen referencia a diversas peculiaridades de alguno de los nuevos agregados]

[para traducir vecinos en habitantes suele aplicarse la fórmula de 4,5 habitantes por cada vecino, pero únicamente como método aproximado, ya que dicho factor de conversión varía según la comarca considerada]

Resulta destacable el hecho de que el nuevo municipio de Huérmeces no alcanzara la cifra mínima requerida de 200 vecinos (se quedaba en 192 vecinos), a pesar de no encontrarse citado dentro de las excepciones contempladas en el proyecto. Más aún teniendo en cuenta que se podría haber incorporado al proyecto de nuevo municipio a alguno de los pueblos situados en el entorno inmediato y con evidentes relaciones históricas con Huérmeces, como sería el caso de Ros (90 vecinos / 405 almas), situado a unos 5,5 km de nuestro pueblo.

La fusión con Ros habría contribuido, además, a añadir una cierta dosis de poesía histórica al acontecimiento, al enterrar definitivamente los siglos del pleito mantenido entre Ros y Huérmeces a causa del dominio sobre el despoblado de Monasteruelo.  

Hubo que esperar hasta 1978, ciento diez años después de aquel osado plan de 1868, para que se produjera la fusión efectiva entre los municipios de Huérmeces y Quintanilla Pedro Abarca.

Castrillo, por su parte, permaneció fiel a la histórica jurisdicción de Río Ubierna, pasando a formar parte (1976) del macro-municipio de Merindad de Río Ubierna, heredero de aquella.

Ros, por la suya, prefirió la compañía de Santibáñez (1973). 



OTROS MUNICIPIOS NUEVOS EN EL ENTORNO COMARCAL (1868)

1. LAS HORMAZAS (BORCOS)

Algo parecido puede decirse del nuevo municipio denominado Borcos, resultante del antiguo Las Hormazas más el añadido de Los Tremellos. El antiguo municipio de Las Hormazas estaba formado por los tres barrios históricos (Borcos, La Parte y Solano) y el lugar de Espinosilla de San Bartolomé, históricamente pertenecientes al alfoz de Hormaza y a la Merindad de Castrojeriz; sus aguas, drenaban a la cuenca del Hormazuela.

Los Tremellos, por su parte, habían formado parte del alfoz de Mansilla, Merindad de Castrojeriz y Jurisdicción de Haza de Siero; y sus aguas drenaban a la cuenca hidrológica del Ruyales.

La cabeza del antiguo municipio de Las Hormazas se encontraba en La Parte, mientras que ahora se pretende su traslado a Borcos, únicamente a efectos de que la distancia entre la nueva cabeza municipal y Los Tremellos no superara los 9 kilometros aludidos.




Hoy en día, los cuatro pueblos históricos de Las Hormazas siguen conservando su identidad municipal; Los Tremellos, por su parte, forma parte del nuevo municipio (1973) de Valle de Santibáñez. 


2. COCULINA

Otro caso curioso resulta ser el nuevo municipio de Coculina, resultante de la fusión de los antiguos municipios de Coculina (con Brullés y Melgosa), Acedillo (con Bustillo y Hormazuela), La Piedra (con Fuente Úrbel y Santa Cruz del Tozo, aunque sin La Rad, que pasaría al nuevo municipio de Basconcillos del Tozo), y parte de Los Valcárceres (Quintanilla de la Presa y Fuencivil; los tres barrios de Los Valcárceres pasarían a Villanueva de Puerta).




Ocho de los once pueblos que pudieron conformar este proyecto de municipio pasaron a pertenecer, entre 1973 y 1975, al macro-municipio de Villadiego; los tres situados en el extremo septentrional (Fuente Úrbel, La Piedra y Santa Cruz del Tozo), sin embargo, pasaron a pertenecer en 1976 al municipio de Basconcillos del Tozo.


3. SEDANO

El proyecto de nuevo municipio de Sedano alcanzaría la importante magnitud demográfica de 566 vecinos (2500 almas), a costa de fundir en uno solo ocho viejos municipios: Masa (con Fresno de Nidáguila), Sedano (con Mozuelos), Gredilla de Sedano (con Nocedo), Moradillo de SedanoQuintanalomaNidáguilaTerradillos y parte de Tubilla del Agua (San Felices).

Resulta curioso el desmembramiento que se realiza del municipio de Tubilla: mientras que San Felices pasa a Sedano, Covanera y Tubilla lo hacen al nuevo municipio denominado Tablada del Rudrón (con Bañuelos).




En 1976 se crea el municipio de Valle de Sedano, formado a partir de todos los pueblos anteriores con excepción de Masa (que pasa a Merindad de Río Ubierna) y San Felices (que permanece en Tubilla). Al Valle de Sedano se incorporan también Valdelateja, Escalada, Orbaneja del Castillo y Pesquera de Ebro.


4. MONTORIO

Menos sorprendente parece la propuesta para el nuevo municipio de Montorio, resultante de la fusión entre aquel y el viejo municipio entonces denominado La Nuez de Arriba (con Úrbel y Quintana del Pino). Pertenecientes a la misma comarca (El Tozo Bajo), cuenca hidrogáfica (Úrbel) y con evidentes lazos históricos: los cuatro pertenecieron al alfoz de La Piedra, Merindad de Villadiego, Cuadrilla del Tozo (conflicto de competencias con la jurisdicción de Haza de Siero), Partido de Villadiego.




Los reajustes de municipales acaecidos durante la segunda mitad del siglo XX no afectaron a ninguno de aquellos dos municipios históricos. Montorio permaneció como municipio único, mientras que La Nuez de Arriba, Quintana del Pino y Úrbel del Castillo permanecieron unidos, aunque bajo el nombre de este último.
 

5. LA NUEZ DE ABAJO

Curiosa resulta la propuesta para el nuevo municipio de La Nuez de Abajo, resultante de la fusión de aquel con Las Celadas, Las Rebolledas, Mansilla, Ros y Zumel, más el añadido de Miñón, desgajado de Santibáñez Zarzaguda.

También aquí los lazos geográficos (cuenca del Úrbel) resultan evidentes, así como los históricos: alfoz de Mansilla, Merindad de Castrojeriz, jurisdicción de Haza de Siero (excepto Zumel), Partido de Burgos.

Como curiosidad, constatar que en Las Celadas existían dos barrios habitados, San Esteban (el pueblo actual) y Santa María (cuyo único testimonio perdurable es la ermita homónima).




P
oco más de cien años después (1973), todos ellos pasarían a formar parte del nuevo municipio de Valle de Santibáñez.


6. SANTIBÁÑEZ ZARZAGUDA

Especial resultaría el caso de Santibáñez Zarzaguda, el único antiguo municipio superviviente -por sí mismo- en la comarca, aunque sufría la amputación de Miñón, al pasa a formar parte del nuevo municipio de La Nuez de Abajo.

La pujanza económica y demográfica de la villa de Santibáñez queda patente en aquellas décadas finales del siglo XIX, con la celebración de ferias y mercados, abundancia de gremios y comercios, encrucijada de caminos, hasta el punto de haberse convertido en una especie de capital comarcal del valle medio y bajo del Úrbel. La población de la villa en 1860 rondaba los 900 habitantes.
 



En 1973, Santibáñez se convertiría en la cabeza de un nuevo municipio denominado Valle de Santibáñez, conformado por la villa pellejera y otros nueve pueblos, casi todos pertenecientes a la cuenca media del Úrbel: Avellanosa del Páramo, Las Celadas, Mansilla, Miñón, La Nuez de Abajo, Las Rebolledas, Ros, Los Tremellos y Zumel (Avellanosa y Los Tremellos se enclavan en el vecino valle del río Ruyales).


7. UBIERNA

En el proyecto de 1868, el histórico municipio de Ubierna renace de sus cenizas al incorporar a Celadilla Sotobrín, parte de Gredilla la Polera (Gredilla y Mata) y parte de La Molina de Ubierna (Peñahorada).




La contundente realidad demográfica de la segunda mitad del siglo XX acabó por imponerse y así, en 1976, todos aquellos pueblos pasarían a formar parte del nuevo macro-municipio de Merindad de Río Ubierna.


8. HONTOMÍN (ONTOMÍN)

Otro pueblo hoy perteneciente a la Merindad de Río Ubierna, Hontomín, figuraba como cabeza de cartel de un nuevo municipio conformado por Hontomín, parte del viejo municipio de La Molina de Ubierna (La Molina y Cobos), parte del viejo municipio de Gredilla la Polera (Robredo Sobresierra y Villalvilla Sobresierra), y Quintanilla Sobresierra (con Quintanarrío).




Al igual que lo sucedido con los pueblos de Ubierna, todos estos pasarían a formar parte en 1976 del nuevo municipio de Merindad de Río Ubierna. 


9. PEDROSA DE RÍO ÚRBEL

Para una buena parte del Bajo Úrbel, la propuesta de 1868 ofrecía el agrupamiento de seis viejos municipios, con la cabeza en Pedrosa de Río Úrbel, aunque no fuera el más populoso de todos: Lodoso, Marmellar de Abajo, Pedrosa, Las Quintanillas, Santa María Tajadura y Villarmentero. 

Históricamente, varias eran las jurisdicciones a las que pertenecieron los seis pueblos aludidos: Haza de Siero (Lodoso, Pedrosa, Santa María Tajadura), Alfoz de Burgos (Marmellar de Abajo, Villarmentero), Can de Muñó (Las Quintanillas).




Entre 1970 se produce la fusión municipal entre Pedrosa de Río Úrbel, Lodoso y Marmellar de Abajo. En 1979 se les une San Pedro Samuel, ubicado en el vecino valle del Ruyales.

Por su parte, Las Quintanillas, Santa María Tajadura y Villarmentero se fusionan también en aquel ya lejano 1970.


10. SOTOPALACIOS

Parte del valle medio del Ubierna se concentró en el nuevo municipio de Sotopalacios, compuesto por cuarto viejos municipios y seis localidades: SotopalaciosQuintanilla Vivar (Morocisla) y Vivar del CidQuintanaortuño y Las Ventas; y Villanueva Río Ubierna.

Quintanilla Vivar y Vivar del Cid pertenecieron a la histórica jurisdicción del Alfoz de Burgos, y las cuatro restantes lo hicieron a la no menos histórica jurisdicción de Río Ubierna.





En 1976 todas aquellas localidades pasarían a formar parte del nuevo municipio de Merindad de Río Ubierna excepto Quintanaortuño, que mantendría su singularidad municipal.


11. QUINTANADUEÑAS

El Bajo Ubierna se organizó en torno al nuevo municipio de Quintanadueñas, compuesto por seis viejos municipios: Quintanadueñas, Arroyal, Marmellar de Arriba, Páramo del Arroyo, Villarmero y Sotragero.

Las seis localidades pertenecieron históricamente al Alfoz y Jurisdicción de Burgos.





En 1976, cinco de las anteriores localidades pasaron a formar parte del nuevo municipio denominado Alfoz de Quintanadueñas; todas excepto Sotragero, que ha logrado mantener su municipio hasta nuestros días.


12. RIOSERAS

En el nuevo municipio de Rioseras se concentran dos de los viejos: el de Villaverde Peñahorada y el de Rioseras (con Celada de la Torre).

Históricamente, Villaverde Peñahorada y Rioseras pertenecieron a la Jurisdicción de Río Ubierna, mientras que Celada de la Torre lo hizo al Alfoz y Jurisdicción de Burgos.




En 1975 Rioseras y Celada de la Torre pasaron a formar parte del nuevo municipio denominado Valle de las Navas (con Riocerezo, Temiño, Robredo-Temiño, Melgosa y Tobes y Rahedo); en 1976, Villaverde Peñahorada pasó a fomar parte de Merindad de Río Ubierna.


13. AVELLANOSA DEL PÁRAMO

Una parte de los valles de los ríos Hormazuela y Ruyales se organizó alrededor del nuevo municipio de Avellanosa del Páramo, formado por Avellanosa, San Pedro Samuel, Susinos del Páramo y Villorejo.

Históricamente, en el Antiguo Régimen, Avellanosa y Susinos formaron parte del Valle y Cuadrilla de Santibáñez (aunque uno de los barrios de Avellanosa, denominado Barciura, lo hacía a Haza de Siero); San Pedro Samuel perteneció a la Jurisdicción de Haza de Siero; Villorejo figuró como pueblo solo dentro del Partido de Castrojeriz.





En las fusiones de los años setenta, Avellanosa pasó a formar parte del Valle de Santibáñez (1978), San Pedro Samuel de Pedrosa de Río Úrbel (1979), Villorejo de Isar (1978), mientras que Susinos del Páramo se mantuvo como municipio independiente hasta nuestros días.


 
LA INSOPORTABLE IDEA DE PERDERTE, MUNICIPIO MÍO 

Al igual que sucedió con otros muchos intentos de modernización y racionalización de las viejas estructuras administrativas o fiscales (quizás el Catastro de Ensenada constituya el caso más relevante), en esta ocasión tampoco llegó a aplicarse el proyecto de concentración municipal de 1868. Tantos esfuerzos, tanto papel, tanta disposición reguladora, tanto debate político ... para nada. 

En este caso, el proyecto de concentración municipal de 1868 no pudo llevarse a cabo por el estallido de La Gloriosa revolución liberal de septiembre de 1868 que, entre otras cosas, supuso el destronamiento de la reina Isabel II y el advenimiento del denominado Sexenio Democrático (1868-1874).

El caso es que unas veces por revoluciones, y otras por involuciones, asonadas militares, guerras civiles, malas cosechas, pertinaces sequías, pandemias o, más ajustadamente, por inercias políticas supuestamente imparables ... la cuestión de la fusión municipal sigue hoy en día en la bandeja de asuntos pendientes.

De todas formas, y siendo realistas, cabe considerar que eran escasas las posibilidades de éxito que tenía aquel proyecto de fusión municipal de 1868. Muchas y variadas habrían sido las alegaciones presentadas por los municipios implicados. Por lo leído en el caso de algún ayuntamiento serrano (Canicosa de la Sierra), las reclamaciones más comunes harían referencia a:

  • las notables diferencias en cuanto a las distancias existentes entre los pueblos que conformarían el nuevo municipio: siempre eran mayores en la "realidad" municipal que en las cifras consignadas en el anteproyecto
  • los más que posibles conflictos territoriales que se originarían entre los vecinos de cada uno de los términos, por las inevitables intrusiones de ganado, aprovechamiento de pastos y montes, etc
  • el "gran" crecimiento demográfico experimentado en cada pueblo desde el último Censo oficial de 1860, lo que haría innecesario el reagrupamiento    

Obviamente, las distancias entre pueblos recogidas en el anteproyecto diferían -en ocasiones- de la realidad (tanto por defecto como por exceso), los conflictos territoriales han existido siempre, y en los ocho años transcurridos desde el último Censo oficial (1860) no se había producido explosión demográfica alguna en ningún pueblo de la provincia de Burgos ni en ningún otro lugar del país.

Simplemente, a los pueblos implicados en las fusiones no les hacía ninguna gracia ver como desaparecía su querido ayuntamiento, temiendo que vecinos de otros pueblos decidieran sobre asuntos que tradicionalmente habían decidido ellos solos. En aquellos tiempos serían asuntos tales como los aprovechamientos ganaderos, el sorteo de roturos o las suertes de leña; hoy podrían ser los ingresos generados por los parques eólicos o los aprovechamientos cinegéticos. 
 
Las últimas fusiones municipales de importancia datan de hace cincuenta años, acometidas durante la década de los setenta del siglo XX. Quizás haya que esperar a que el siglo XXI alcance su ecuador para que el asunto se afronte de una vez por todas. Si es que para entonces queda aún vida demográfica en alguno de los pequeños municipios rurales de esta comarca y más allá.



FUENTES

Concentración de Ayuntamientos. 150 años con el proyecto. Jesús Cámara Olalla. Colgado en la web de Canicosa de la Sierra

El eterno debate sobre la reforma del mapa municipal. El caso de Cataluña. Jesús Burgueño. Revista de Geografía 3 (2004) [7-33]

La frustrada reforma del mapa municipal de 1867 a Lleida. Jesús Burgueño. Professor Lluis Casassas i Simó. Geografía i territori (Homenatges, 9). Universitat de Barcelona (1993) [73-94]

Gaceta de Madrid de 22 de octubre de 1866: proyecto de ley reformando la legislación vigente sobre organización y atribuciones de los ayuntamientos

Gaceta de Madrid de 7 de noviembre de 1867: Real Orden de 23 de octubre de 1867 relativa a las modificaciones de los antiguos distritos municipales

Boletín Oficial de la Provincia de Burgos de 20 de marzo de 1868: número extraordinario relativo al anteproyecto sobre la supresión de ayuntamientos