sábado, 28 de junio de 2025

La muerte de cinco soldados españoles: Huérmeces, octubre de 1808


En apenas diez días, entre el 19 y el 28 de octubre de 1808, fallecieron en Huérmeces cinco soldados españoles, y en el cementerio de nuestro pueblo fueron enterrados.

¿Qué escaramuza bélica acaeció en Huérmeces en aquellos primeros meses de la francesada? Ninguna. Los soldados fallecidos venían de muy lejos, tanto por su naturaleza como por su encuadre militar como por el lugar en el que habían resultado heridos o enfermado. Se trataba, aparentemente, de soldados gallegos que luchaban contra los franceses en Bilbao y alrededores. 


LOS CINCO SOLDADOS MUERTOS EN HUÉRMECES

Los escasos datos personales de los soldados fallecidos fueron proporcionados por Bernardino Fernández, "cabo segundo de artillería de a caballo", que era el suboficial encargado de "conducir a los soldados heridos desde Reinosa a los hospitales de Burgos".

Bernardino apenas conocía el nombre de pila y primer apellido de cada soldado, así como su encuadre militar; excepto en un caso, nada sabía acerca del lugar de nacimiento de los soldados ("no pongo su naturaleza por no saberla"), ni acerca de su filiación (nombre de sus padres), ni siquiera relativo a su estado civil.

De tal manera que los entonces curas de Huérmeces, Francisco Díaz de Tudanca y Manuel Martín Varona, apenas pudieron consignar otra cosa en los cinco apuntes funerarios consignados en aquellos días de intensa actividad en el cementerio parroquial.

Según el libro de finados de la parroquia, los cinco soldados fallecidos en Huérmeces entre el 19 y el 27 de octubre de 1808  respondían a los siguientes nombres y encuadres:

1. José Lorido: soldado de la 3ª compañía del Primer Batallón de Infantería del Regimiento del Inmemorial del Rey; fallecido el 19 de octubre

2. Benito Rodríguez: soldado de la 3ª compañía del Provincial de Tuy; natural de Santa Eulalia de Mos (Vigo, Pontevedra); fallecido el 27 de octubre

3. Francisco Fernández: soldado de Iberia, de la 2ª compañía; fallecido el 27 de octubre

4. Francisco Ruiz: soldado de la 1ª compañía del 2º batallón del Regimiento de la Corona; fallecido el 28 de octubre 

5. Juan Vázquez: soldado de la 3ª compañía del 2º Batallón del Regimiento de la Corona; fallecido el 28 de octubre

Destaca la heterogeneidad existente en los diferentes regimientos de infantería en los que se encuentran encuadrados los soldados: Inmemoral del Rey, Provincial de Tuy, Iberia y Corona.

También se aprecia una evidente preponderancia de soldados de origen gallego:

  • Lorido es un apellido de origen claramente gallego (de la zona oriental de la actual provincia de Lugo, y de la occidental de Asturias)
  • el Regimiento Provincial de Tuy es gallego por definición
  • el único soldado cuya naturaleza resulta conocida (Benito Rodríguez) nació en los alrededores de Vigo
  • el apellido Vázquez resultaba especialmente frecuente en Galicia


SOLDADOS DEL "EJÉRCITO DE GALICIA"

Esta abundancia de gallegos entre los soldados que luchaban en el norte de la península viene ocasionada por la existencia del denominado "Ejército de Galicia" que, formado en junio de 1808, fue el primero en constituirse tras la invasión francesa, desarrollando sus primeras operaciones en el sector de la cordillera cantábrica. Inicialmente, contaba con unos 43.000 efectivos.


General Joaquín Blake (1759-1827)

Su primer comandante fue el joven general español, de ascendencia irlandesa, Joaquín Blake, cuyas fuerzas ocuparon y perdieron varias veces la ciudad de Bilbao entre septiembre y octubre de 1808.

EL 2 de noviembre de 1808, el mariscal Lefebvre recuperó Bilbao definitivamente, obligando a las tropas de Blake a huir en dirección sur.

Suponemos que los soldados que fallecieron en Huérmeces entre el 19 y 28 de octubre de 1808 resultaron heridos (o enfermaron) mientras luchaban precisamente en aquellas sucesivas tomas y pérdidas de la ciudad vizcaína. Desde Bilbao y alrededores fueron trasladados a Reinosa (Santander estaba en manos francesas), y desde la ciudad campurriana fueron conducidos hacia los hospitales militares de la ciudad de Burgos, camino real mediante.

Y muchos de ellos se quedaron por el camino, siendo enterrados en cualquiera de los numerosos pueblos que jalonaban el camino real de Burgos a Reinosa.

Tras la pérdida de Bilbao, el Ejército de Galicia, siempre al mando de Blake, obtuvo una victoria táctica en Valmaseda (6 noviembre de 1808), en la que constituiría la última victoria española en aquel año.


Dragones de Almansa. Ejército de Galicia (Ferrer-Dalmau)


Días más tarde, Blake y su Ejército de Galicia sufrieron una contundente derrota en Espinosa de los Monteros (10-11 noviembre 1808). Es entonces cuando la recién formada Junta Central decreta la incorporación del Ejército de Galicia (los 12.000 efectivos que por entonces le quedaban) al denominado Ejército de la izquierda, uno de los cuatro grandes nuevos cuerpos del reestructurado Ejército de España.


La Degollá. Carga de los Dragones de Almansa (Ferrer Dalmau)


LOS CINCO ENTIERROS DE OCTUBRE DE 1808, PRELUDIO DEL SAQUEO SUFRIDO POR HUÉRMECES DOS SEMANAS MÁS TARDE

Apenas dos semanas después de oficiado el último de los cinco entierros de soldados en el cementerio del pueblo, dio comienzo uno de los episodios más desgraciados en la historia moderna de Huérmeces.

Entre los días 12 y 19 de noviembre de aquel mismo año de 1808, el pueblo fue sometido a un implacable saqueo por parte de las tropas francesas que se dirigían desde Burgos a Santander por el viejo Camino Real.

Durante aquellos ocho días de trasiego y acampada de tropas, los soldados franceses se llevaron 1400 ovejas y 30 caballos, mataron 30 vacas, asaltaron casas, graneros, trojes, capillas, ermitas e iglesia, y dejaron al pueblo sumido en la más absoluta miseria. Quizás a consecuencia de este saqueo, la mortalidad sufrida entre los vecinos de Huérmeces durante el año siguiente (1809) fue claramente superior a la habitual.

Del asunto ya tratamos en un anterior post:

El saqueo de Huérmeces (noviembre de 1808)

Durante el resto de la francesada, Huérmeces continuó sufriendo periódicos trasiegos de tropas de uno y otro bando, que dejaron maltrecha su economía durante los años siguientes.


FUENTES

Archivo Diocesano de Burgos: libros parroquiales de la iglesia de San Juan Bautista de Huérmeces, libro de finados IV (1789-1825)

sábado, 14 de junio de 2025

La gran reforma nomenclatural de los municipios españoles (1916)

 

El día 2 de julio de 1916 se publicó en la Gaceta de Madrid un Real Decreto por el que se aprobaba la reforma nomenclatural de nada menos que 573 municipios de toda España, que vieron cómo cambiaba obligatoriamente su denominación a partir de aquella fecha. 




La reforma había sido propuesta por la Real Sociedad Geográfica, tras "un prolijo y meditado estudio". La necesidad de esta reforma nomenclatural venía originada por la existencia de 1020 municipios con denominación idéntica en dos o más casos, lo que suponía que el 11% del total de municipios españoles arrastraba ese problema (entonces existían 9266 municipios en España).




Según el preámbulo del Real Decreto, los criterios utilizados por la Real Sociedad Geográfica para renombrar a los municipios con denominación coincidente fueron los siguientes:

  • respetar el nombre de los municipios que ostentaran una mayor categoría administrativa: principalmente, capitales de provincia o cabeza de partido judicial
  • respetar el nombre de los municipios que alcanzaran mayor número de habitantes
  • procurar que el calificativo otorgado a los municipios obligados al cambio de nombre no fuera arbitrario sino fruto de la tradición, usos o afectos de cada localidad, teniendo en cuenta los antecedentes históricos y las circunstancias especiales del terreno (especialmente ríos, aunque también montañas, territorios y particularidades geográficas)
  • en los ayuntamientos conocidos con dos nombres, se proponía la eliminación de uno de ellos
  • En los ayuntamientos que llevaran las palabras "junto a", éstas serán sustituidas por la partícula "de" 

En las entonces 49 provincias de España (Canarias era provincia única), la incidencia que tuvo esta reforma nomenclatural resultó muy desigual, siendo mayor en las dos Castillas, Aragón y Extremadura, y muy leve en las Provincias Vascongadas, Cantabria, Galicia, Asturias, Murcia y Andalucía. Lógicamente, la reforma afectó en mayor medida a aquellas provincias con un mayor número de municipios.

En la tabla siguiente se resume la diferente afección de la reforma en cada una de las provincias españolas, consignando el número de municipios que tuvieron que cambiar su denominación.




Las provincias con mayor número de cambios en los nombres de sus municipios fueron las siguientes:

  1. Salamanca (35)
  2. Soria (32)
  3. Teruel (31)
  4. Guadalajara (29)
  5. Cuenca (25)
  6. Zaragoza (24)
  7. Madrid (22)
  8. Segovia (22)
  9. Huesca (21)
  10. Cáceres (20)

Por contra, las provincias con menor número de cambios en los nombres de sus municipios resultaron ser las siguientes:

  1. Málaga (0)
  2. Cádiz (1)
  3. Córdoba (2)
  4. Coruña (2)
  5. Granada (2)
  6. Lugo (3)
  7. Oviedo (3)
  8. Pontevedra (3)
  9. Vizcaya (3)
  10. Albacete (4)
  11. Álava (4)
  12. Guipúzcoa (4)
  13. Santander (4)


LA REFORMA NOMENCLATURAL EN LA PROVINCIA DE BURGOS

La provincia de Burgos salió relativamente bien parada del evento, a pesar de ser una de las que mayor número de municipios presentaba. Fueron diecisiete ayuntamientos los que tuvieron que cambiar su nombre (uno por tener dos nombres; tres por contener las palabras "junto a"; trece por coincidir con otros municipios de mayor población): [en negrita el nuevo nombre; entre paréntesis, el antiguo]

  1. Arraya de Oca (Arraya); existía otro Arraya en Álava
  2. Buniel (Villarreal de Buniel); constaba de dos nombres y, además, existían muchos Villarreal en España
  3. Fresneda de la Sierra Tirón (Fresneda de la Sierra); existía otro Fresneda de la Sierra en Cuenca
  4. Gamonal de Río Pico (Gamonal); existía otro Gamonal en Toledo
  5. Medinilla de la Dehesa (Medinilla); existía otro Medinilla en Ávila
  6. Monterrubio de [la] Demanda (Monterrubio de la Sierra); existía otro Monterrubio de la Sierra en Salamanca
  7. Olmillos de Sasamón (Olmillos junto a Sasamón); "junto a"/"de"
  8. Páramo del Arroyo (Páramo); existían otros muchos Páramo, el más importante en la provincia de Lugo
  9. Royuela de Río Franco (Royuela); existía otro Royuela en Teruel
  10. Santa Cruz del Valle Urbión (Santa Cruz del Valle); existía otro Santa Cruz del Valle en Ávila
  11. Santovenia de Oca (Santovenia); existían otros Santovenia, el más grande en la provincia de Zamora
  12. Tórtoles de Esgueva (Tórtoles); existían tres Tórtoles, el más grande en la provincia de Zaragoza
  13. Valles de Palenzuela (Valles); existía otro (Vallés) en Valencia
  14. Villalvilla de Villadiego (Villalvilla junto a Villadiego); "junto a"/"de"
  15. Villalvilla de Burgos (Villalvilla junto a Burgos); "junto a"/"de"
  16. Villanueva de Teba (Villanueva del Conde); existía otro Villanueva del Conde en Salamanca
  17. Villavieja de Muñó (Villavieja); existían otros municipios denominados Villavieja, el más grande de los cuales se encontraba en Castellón

Encontramos algunos municipios de otra provincia que tuvieron que modificar su denominación por coincidir con el nombre de un municipio burgalés (que mantuvo el suyo, por disponer de mayor censo):

  1. Arandilla del Arroyo (Cuenca); Arandilla (Burgos)
  2. Bocos de Duero (Valladolid); Bocos (Burgos)
  3. Frías de Albarracín (Teruel); Frías (Burgos)
  4. Huérmeces del Cerro (Guadalajara); Huérmeces (Burgos)
  5. Neila de San Miguel (Ávila); Neila (Burgos)
  6. Santa María del Campo Rus (Cuenca); Santa María del Campo (Burgos)
  7. Tardajos de Duero (Soria); Tardajos (Burgos)
  8. Villarmentero de Campos (Palencia); Villarmentero (Burgos)
  9. Villarmentero de Esgueva (Valladolid); Villarmentero (Burgos)
  10. Zalduendo de Álava (Álava); Zalduendo (Burgos)


Quizás el caso que más interés tenga para nosotros sea el del ayuntamiento alcarreño de Huérmeces del Cerro, en el partido de Sigüenza. Nuestro Huérmeces conservó su nombre inmaculado por una mera cuestión de tamaño demográfico. En aquellos años, la población del Huérmeces burgalés rondaba los 400 habitantes, mientras que la del Huérmeces alcarreno apenas alcanzaba los 280 habitantes.


LA REFORMA NOMENCLATURAL EN LA PRENSA DE LA ÉPOCA

Ni que decir tiene que en cuanto se conoció el listado de municipios cuyos nombres deberían de modificarse, así como los nuevos nombres propuestos, la prensa de la época (sobre todo la conservadora) se lanzó en tromba a criticar, ridiculizar y combatir a una buena parte del contenido de aquellos listados.

Por ejemplo, en el periódico "El Imparcial", autodefinido como liberal, el escritor y periodista leonés Antonio de Valbuena (Pedrosa del Rey, 1844-1929) publicó entre noviembre y diciembre de 1917 una serie de colaboraciones bajo el título de "La reforma geográfica". Esta serie de tiras fueron escritas, pues, casi un año y medio después de publicado el Real Decreto, tiempo más que suficiente para que reposaran las reacciones más furibundas.

 



Aparte de reconocer la indudable calidad literaria de casi todo lo escrito por Valbuena (considerado uno de los mejores escritores leoneses de todos los tiempos), se observa una animadversión manifiesta hacia todo lo emanado desde el gobierno de la época, personificado en la figura del presidente del Consejo de Gobierno, el Conde de Romanones, aliadófilo y enemigo de la intransigencia religiosa, por lo que se encontraba situado en las antípodas políticas del escritor leonés. 

En la tira publicada el 9 de diciembre de 1917, Valbuena arremete (con cierto fundamento) contra el abuso de los apelativos "del Arroyo", "del Cerro", "de la Sierra" y "del Llano", utilizados como apellido para varios municipios de nombre coincidente. Valvuena se preguntaba si no habría resultado más conveniente utilizar topónimos concretos para estos apelativos, y elaboraba una irónica frase relativa a la tendencia a irse por "los Cerros de Úbeda" por parte de los miembros de la Real Sociedad Geográfica.

Para nuestros intereses faroles, encontramos un párrafo que merece ser transcrito en su totalidad, sin olvidar nunca el carácter irónico de toda esta serie de escritos de Valbuena, relativos a la reforma nomenclatural.


Lo más censurable en la provincia de Guadalajara es que Huérmeces... y parece mentira que un nombre tan raro, tan feo y tan esdrújulo se halle repetido en otro pueblo y necesite, por consiguiente, apellido para distinguirse. Lo más censurable, digo, en esta provincia es que Huérmeces haya de apellidarse del Cerro, que es el segundo Cerro de la serie, y que Paredes, partido de Atienza, se haya de llamar Paredes de Sigüenza, y que Peralejos haya de apellidarse de las Truchas, y no del río en que se crían [Tajo], que era un apellido más geográfico y más durable. Porque el río seguirá corriendo hasta el fin del mundo, salvo algún cataclismo local, mientras que las truchas pueden extinguirse,...

   

Gracias a Valbuena, el insigne escritor leonés, vamos a ser conscientes -quizás por primera vez- de que el nombre de nuestro pueblo natal es muy raro, muy feo y muy esdrújulo. Bueno, nunca a nadie le vino mal una cierta cura de humildad, y menos aún a un pequeño pueblo castellano con un pasado tan milenario, tan denso y, seguramente, tan agudo.


Antonio de Valbuena (Madrid Cómico, 1886)


De todas formas, merece la pena leer las colaboraciones de Valbuena en la prensa de la época. A pesar de su marcado sesgo político (carlistón y tradicionalista hasta la médula), sus escritos nos servirán para llegar a la convicción de que cambian los tiempos, los rostros y las plumas, pero el espíritu cainita de una buena parte del país sigue igual, echado al monte. Las armas y las letras, tal y como reza el título de una obra de otro insigne escritor leonés, Andrés Trapiello. 




Volviendo al apelativo con que fue dotado el Huérmeces alcarreño, pudiera considerarse que habría sido más preciso denominarlo "del Lutuero" o "del Río Salado", haciendo referencia a su emblemático cerro o al no menos sugerente río que atraviesa su término. Sin embargo, los miembros de la Real Sociedad Geográfica prefirieron el apelativo genérico "del Cerro", quizás en un intento por no crear nombres de difícil denominación, y puede que Huérmeces del Lutuero o Huérmeces del Río Salado fueran así considerados.

En caso de que hubiera sido el Huérmeces burgalés el obligado a modificar su nombre, aquí las preferencias habrían resultado claras: Huérmeces de Río Úrbel, con el mismo apelativo que porta su viejo compañero de la histórica Jurisdicción de Haza de Siero, Pedrosa de Río Úrbel. Y es que el río Úrbel constituyó, sin duda, el elemento geográfico más condicionante del devenir histórico de Huérmeces.

Aunque, puestos a elucubrar, y atendiendo a razones históricas, no habría resultado mal nombre el de Huérmeces de la Haza de Siero, en memoria de la vieja jurisdicción de la que Huérmeces fue cabeza durante cuatro siglos, y que extendía sus competencias sobre 21 lugares de los valles de los ríos Úrbel, Ruyales y Hormazuela, además de la alejada villa de Villaescusa del Butrón.


FUENTES

-Gaceta de Madrid del domingo 2 de julio de 1916: páginas 11-16; Real decreto aprobando la reforma propuesta por la Real Sociedad Geográfica, cambiando la denominación a los 573 Ayuntamientos de España y disponiendo que en lo sucesivo se designen con los nombres que figuran en la relación que se publica.

-Relación de artículos titulados "La reforma geográfica", firmados por Antonio de Valbuena y publicados en "El Imparcial":

  1. El Imparcial, martes 13 de noviembre de 1917: páginas 1 y 2; crítica genérica a los nuevos nombres de municipios otorgados por la Real Sociedad Geográfica
  2. El Imparcial, domingo 18 de noviembre de 1917: página 3; crítica a los nuevos nombres de municipios de las provincias de Álava, Alicante, Almería, Ávila, Badajoz, Barcelona y Burgos
  3. El Imparcial, jueves 29 de noviembre de 1917: página 3; crítica a los nuevos nombres de municipios de las provincias de Cáceres, Cádiz y Ciudad Real
  4. El Imparcial, domingo 9 de diciembre de 1917: página 3; crítica a los nuevos nombres de municipios de las provincias de Cuenca, Granada, Guadalajara, Huelva, Huesca y Jaén

No he sido capaz de encontrar más colaboraciones de Antonio de Valbuena bajo el título de "La reforma geográfica", que continuaran con la crítica hacia los nuevos nombres municipales para el resto de las provincias españolas. Quizás el interés de la columna fue disminuyendo y se optó por descartar la continuación de la serie.


El Imparcial, 9 de diciembre de 1917


Los antiguos ejemplares del periódico "El Imparcial" pueden consultarse en:

Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España

sábado, 31 de mayo de 2025

Una estirpe de Gallos faroles: Pedro Crisólogo Gallo Lucio (Covanera, 1780 - Huérmeces, 1833)


Hasta tiempos muy recientes, el apellido Gallo no resultaba nada extraño en los libros parroquiales y padrones de población de Huérmeces. Encontramos Gallos en los primeros apuntes del libro de bautizados de la parroquia de San Juan Bautista:

  • María Gallo Agustín (1612), hija de Pedro e Isabel
  • Pedro Gallo Agustín (1616), hijo de Pedro e Isabel
  • Isabel Gallo Agustín (1624), hija de Pedro e Isabel
  • Gregorio Gallo Ruiz (1629), hijo de Pedro y Catalina
En el otro extremo, encontramos a los últimos Gallo bautizados en Huérmeces en varios apuntes efectuados durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX:

  • Martín (1877), Simeón (1879) y Lucía Alonso Gallo (1883): hijos de Marcial Alonso Bárcena (Rojas) y Antonia Gallo López (Ubierna, 1844); Marcial fue molinero en Cigatón durante veinte años (1885-1905)
  • Victoria (1901) y Felipe Palencia Gallo (1902): hijos de un ayudante del carretero Hipólito Díez, establecido en Huérmeces, y una Gallo farola (Justa o Benita Gallo Icedo)
  • 10 hermanos Gallo Pérez (1911-1927): hijos de Dámaso Gallo Fernández (La Molina, 1884) y Mª Consolación Pérez García (1886)
  • Fredesvinda (1933) y Fortunato Crespo Gallo (1933-1934): fueron los dos últimos Gallos nacidos en Huérmeces  

I. UNA ESTIRPE DE GALLOS FAROLES

No obstante, el mayor desarrollo demográfico de Gallos faroles acontece a principios del siglo XIX, cuando se establece en Huérmeces un Gallo procedente de las tierras del Rudrón: Pedro Crisólogo Gallo Lucio, natural de Covanera.

Pedro Crisólogo era el segundo de los cinco hijos que trajo al mundo la pareja formada por Juan Manuel Gallo Fernández (Covanera, 1756) y Benita Lucio Arroyal (San Felices del Rudrón):

  1. Catalina (1775)
  2. Pedro Crisólogo (1780)
  3. Antonio (1783)
  4. Blas (1786)
  5. Juan Calixto (1788)
Los cinco nacieron en Covanera, lugar en el que se había establecido la familia Gallo Lucio.




Sabemos que el día 12 de enero de 1807 se celebró en Huérmeces la boda entre el referido Pedro Crisólogo Gallo y una jovencísima mujer natural de San Martín de Ubierna, aunque afincada en nuestro pueblo:

  • Pedro Crisólogo Gallo Lucio (Covanera, 1780): 27 años; hijo de Juan Manuel Gallo Fernández (Covanera, 1756) y Benita Lucio Arroyal (San Felices del Rudrón)
  • María Díez Espinosa (San Martín de Ubierna, 1790): 17 años; hija de Anselmo (Quintanaortuño) y Lucía (Hces, 1768)
Pedro y la joven María trajeron al mundo a cuatro hijos Gallo Díez:

  1. María (1807), falleció al nacer
  2. María (1809)
  3. Manuel (1812)
  4. Martín (1814)

No hemos encontrado posteriores referencias de ninguno de los hermanos Gallo Díez, por lo que suponemos que acabaron por abandonar Huérmeces, estableciéndose en cualquier otro pueblo del entorno.

[En el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid se guarda un pleito de hidalguía entablado por Pedro Crisólogo Gallo en 1807, justo el año en el que contrajo matrimonio en Huérmeces con María Díez Espinosa]

Pedro enviudó pronto (María falleció en 1815, a los 25 años de edad) y, como solía ser habitual en aquellos tiempos, contrajo rápidamente segundas nupcias. En este caso, con la joven Nicolasa Espinosa Varona (22 años), prima carnal de María, por lo que necesitó la correspondiente bula papal, debido a la existencia de un segundo grado de afinidad entre ambos. La boda se celebró en Huérmeces el día 9 de junio de 1816.

De este segundo matrimonio de Pedro Crisólogo resultaron nueve hijos Gallo Espinosa

  1. Basilisa (1817)
  2. Claudia (1818)
  3. Dionisio (1820)
  4. Fulgencio (1823)
  5. Pascuala (1825), falleció al poco de nacer
  6. Marceliano (1826)
  7. Nicasia (1828)
  8. Cástor (1831), falleció a los 6 meses
  9. Felipe (1833)

Pedro Crisólogo Gallo Lucio falleció relativamente joven, en 1833, a los 53 años de edad, dejando viuda a su segunda esposa, Nicolasa (39 años), y huérfanos de padre a siete hijos: Basilisa (16 años), Claudia (15), Dionisio (13), Fulgencio (10), Marceliano (7), Nicasia (5) y Felipe (recién nacido).




Iglesia de Santa María (Covanera). Foto: Emiliano Nebreda

Ermita de San Mamés (Covanera)


De aquellos siete hermanos Gallo Espinosa únicamente tenemos posteriores referencias farolas de cinco de ellos: Basilisa, Dionisio, Fulgencio, Claudia y Felipe. Como suele suceder con casi todas las familias numerosas, los devenires de aquellos Gallo Espinosa resultaron variados, más desgraciados para unos, más afortunados para otros.

Parece ser que Marceliano acabó por establecerse en la ciudad de Burgos, ya que su nombre aparece en un auto judicial del año 1864, en su condición de apoderado de un vecino de Burgos en un litigio con un vecino de Ros, por impago de 560 reales.





II. LOS CINCO HERMANOS GALLO ESPINOSA QUE PRESENTARON CLARA CONTINUIDAD RESIDENCIAL EN HUÉRMECES

II.1. BASILISA

Basilisa Gallo Espinosa, la hija mayor de Pedro y Nicolasa, se casó en 1836 con Antonio Díaz Pérez (1816); tuvieron nueve hijos Díaz Gallo:

  1. Julián (1837)
  2. Domingo (1839)
  3. Bernabé (1842)
  4. María (1844)
  5. Benito (1847)
  6. Juan (1849)
  7. Mauricio (1852)
  8. Anastasio (1855)
  9. Vicente (1857).

Basilisa Gallo Espinosa falleció en 1888, a los 71 años de edad. Su esposo, Antonio Díaz Pérez había fallecido unos años antes. Al fallecer Basilisa le sobrevivían cuatro hijos: Domingo, Bernabé, Benito y Mauricio. Únicamente Benito y Mauricio presentaron continuidad residencial en Huérmeces.

Bernabé Díaz Gallo aparece reclamado como soldado en 1874, por encontrarse en paradero desconocido. Se le reclama desde la "Alcaldía Popular de Huérmeces". No encontramos posteriores referencias suyas.

Benito Díaz Gallo, se casó en primeras nupcias en 1873 con Florentina Girón Arribas (1851), y tuvieron tres hijas; se casó en segundas nupcias en 1882 en Ruyales con Eulalia Hidalgo Serna (Ruyales, 1859), y tuvieron diez hijos, de los que únicamente Valentina Díaz Hidalgo tuvo continuidad residencial en Huérmeces. En 1877 Benito aparece como elector por contribución, lo que indicaría un cierto desahogo. Durante el período 1890-1900 la familia Díaz Hidalgo residía en el barrio de Mercado. Benito falleció hacia el año 1912.

Mauricio Díaz Gallo, se casó con Gregoria Martínez (1854) y tuvieron nueve hijos, de los que dos presentaron continuidad residencial en Huérmeces: Emilia Díaz Martínez (1881) -madre de Rodrigo y Guadalupe- y Miguel Díaz Martínez (1891), el vecino que posteriormente prestó su nombre a una solitaria casa y a un cercano e histórico puente. Tanto Mauricio como su hijo Miguel pasaron gran parte de su vida en la citada casa del barrio La Parte, ejerciendo también de molineros en el cercano molino de Los Nogales.

Anastasio Díaz Gallo, en 1873, cuando contaba con 18 años de edad, aparece como "imposibilitado", al ser así declarado por su hermano Mauricio, como eximente para la declaración como soldado para este último.

Vicente Díaz Gallo, perteneciente al reemplazo de 1877, al año siguiente embarcó en el ejército de Ultramar con destino a Cuba; falleció en 1879, tras regresar de la isla caribeña una vez finalizada la denominada Guerra de los Diez Años (1868-1878). Basilisa, ya viuda, solicitó a Diputación la pertinente "gratificación" (125 pesetas) por la pérdida de su hijo, pero le fue desestimada al no poder demostrar que la enfermedad que causó la muerte de Vicente hubiese sido contraída en campaña.


II.2. CLAUDIA 

Claudia Gallo Espinosa se casó en 1838 con Francisco Fernández Calle (1820); tuvieron un solo hijo Fernández Gallo, ya que Claudia falleció joven, a los 25 años de edad (1843):

  1. Mónica (1841)
Mónica falleció antes de cumplir el año de edad. Supongo que Francisco, viudo y sin descendencia, abandonaría pronto Huérmeces, probablemente al contraer segundas nupcias con una mujer de cualquier otro pueblo del entorno.


II.3. DIONISIO

Dionisio Gallo Espinosa, el segundo hijo de Pedro y Nicolasa, se casó en 1838 con Dominica Díaz-Villalvilla Díaz-Tudanca (1813); tuvieron cinco hijos Gallo Díaz-Villalvilla:

  1. María (1840), falleció a los tres años
  2. Águeda (1842)
  3. Domingo (1843), falleció al nacer
  4. Domingo (1845)
  5. Emilia (1847)
Todos los Gallo Díaz-Villalvilla desaparecieron de los libros y padrones de Huérmeces, suponemos que debido al temprano traslado a la capital provincial. Así, en 1863, Dominica Díaz-Villalvilla aparece el el Boletín Oficial de la Provincia de Burgos, en su condición de viuda pobre, residente en la ciudad de Burgos, y litigante en una penosa reclamación de ciertas fincas que le pertenecían por su hijuela materna y que, al parecer, habían sido usurpadas por dos vecinos del pueblo, Lino Díez y Sisebuto Pérez.


II.4. FULGENCIO

Fulgencio Gallo Espinosa, el tercero de los hijos de Pedro y Nicolasa, se casó en 1842 con Aquilina Díez Moradillo (Peñahorada); tuvieron seis hijas Gallo Díez

  1. María Concepción (1843)
  2. Juana (1845)
  3. Margarita (1850)
  4. Petra (1853)
  5. Josefa (1855)
  6. Victoria (1858)
Ninguna de las seis hijas Gallo Díez presentó continuidad residencial en nuestro pueblo. En el padrón de 1886 no aparece ya ninguna de ellas.

Fulgencio fue alcalde de Huérmeces durante el bienio 1870-1871; fue un labrador relativamente desahogado para la época. Su nombre aparece en 1877 en la relación de electores de Huérmeces por contribución. En 1878 lo hace en la relación de vecinos de Huérmeces adquirientes de bienes nacionales objeto de desamortización.

Fulgencio y su esposa Aquilina no aparecen en el padrón de 1886, aunque tampoco lo hacen en el libro de difuntos de Huérmeces, por lo que suponemos que se trasladaron a vivir a otra población del entorno.


II.5. FELIPE

Felipe Gallo Espinosa (1833) se casó en 1855 con Cándida Icedo Martín (Arenillas de Villadiego, 1833), y trajeron al mundo a nada menos que once hijos Gallo Icedo

  1. María (1856)
  2. Paula (1859)
  3. Bernarda (1861)
  4. Daniel (1864)
  5. Inés (1866)
  6. Ramona (1868)
  7. Benita (1871), fallecida al nacer
  8. Justa (1872)
  9. Pablo (1875)
  10. Servando (1878)
  11. Germán (1878)

Felipe Gallo Espinosa fue secretario municipal y judicial de Huérmeces durante el último tercio del siglo XIX (1870-1899), convirtiéndose en el más longevo e histórico de todos los secretarios del pueblo.


Censo Electoral de Huérmeces (1890)


Felipe Gallo Espinosa falleció en Huérmeces en 1899, a los 66 años de edad. Su viuda Cándida lo hizo más tarde, en lugar desconocido. Al fallecimiento de Felipe únicamente quedaban con vida dos de sus once hijos: Inés y Servando, y solo aquella residía en Huérmeces con sus padres.

Servando Gallo Icedo se libró del servicio militar por su condición de hijo único de viuda pobre, obtuvo el presbiterado en 1903 y prestó sus servicios sacerdotales en Boada de Villadiego (1908), Zumel (1911) y San Pedro Samuel (1930-1946). Probablemente, tanto su hermana Inés como su madre Cándida compartieron sus últimos años de vida con el joven párroco, ya que ambas no figuran en los padrones de poblacion de 1909 y 1914.


III. PLEITO DE HIDALGUÍA DE PEDRO CRISÓLOGO GALLO (1807)

Tradicionalmente, y desde tiempos post medievales, Huérmeces era un notable coto de "nobles", más concretamente de "hijos dalgo", el estrato inferior de la nobleza. Por el Catastro de Ensenada sabemos que, a mediados del siglo XVIII, el 77% de sus vecinos eran considerados "hijos dalgo notorios". 

Por dicho motivo, cuando un "forastero" se afincaba en Huérmeces al casarse con una mujer del lugar, el concejo y los vecinos del pueblo solían poner trabas a que el nuevo vecino viera fácilmente reconocida su posible condición de "hidalgo", obtenida en su lugar de nacimiento. En el Huérmeces de aquellos tiempos, sus nobles vecinos debían de pensar algo así como que bastantes hidalgos había ya en el pueblo como para que vinieran "de fuera" a engrosar la lista.

El caso es que en el pueblo de Covanera (como sucedía en muchos otros de la Honor de Sedano) eran considerados hidalgos la totalidad de sus vecinos. Por ello, cuando Pedro Crisólogo Gallo se estableció en Huérmeces en enero de 1807 tras contraeer matrimonio con María Díez Espinosa, dio por sentado que el Concejo y vecinos del pueblo le empadronarían como perteneciente al estado noble, con las consiguientes ventajas (fiscales, sobre todo) de dicho encuadre.

Pero no sucedió así y los señores del concejo y vecinos de Huérmeces le incluyeron en el "estado general de hombres buenos", más conocido por el término de "pecheros" (de pechar, apoquinar, pagar).


Pleito de Hidalguía de Pedro Crisólogo Gallo (página 1 de 44)



Al bueno de Pedro Crisólogo Gallo no le quedó otra opción que la de pleitear con el concejo, planteando el correspondiente pleito de hidalguía, ante la Sala de los Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid. El primer escrito del expediente data del 9 de mayo de 1807, y está firmado por Paulino Alconero Pérez, procurador de la Real Chancillería de Valladolid.

En los meses anteriores, el bueno de Pedro Crisólogo Gallo, aconsejado por su abogado, recopiló papeles, certificaciones, fes de baptimos y de casamientos, declaraciones de testigos y todo aquello que sirviera para la defensa de su causa, la de que era hidalgo por línea de varón, tal y como lo fueron su padre Juan Manuel Gallo Fernández, su abuelo Juan Gallo Fernández, su bisabuelo, Francisco Gallo Hidalgo, y mucho más allá.

El entonces cura de Covanera, Íñigo Martínez de Ojeda, redactó las correspondientes "fees" de baptimo y velación de los ancestros de Pedro Crisólogo Gallo por línea paterna, así como la "fee" de baptismo del propio pretendiente a la condición de hidalgo.


Copia de la partida bautismal de Pedro Crisólogo Gallo, incluida en el Pleito de Hidalguía



Así, el cura de Covanera certifica que Pedro Crisólogo Gallo Lucio nació en Covanera el día 4 de diciembre de 1780, entre las diez y once de la tarde (sic), y fue bautizado dos días más tarde, poniéndole el nombre de Pedro (no dice nada de Crisólogo), y que era hijo de Juan Gallo (tampoco dice nada de Manuel) y Benita Lucio, naturales ésta de San Felices y aquél de Covanera, dónde son vecinos. Actuaron como testigos los vecinos del pueblo Juan de Cueva y Juan Antonio Bustillo.

Por la Villa y Honor de Sedano, se presenta escrito firmado por el escribano Ambrosio Sierra Montero con fecha 20 de marzo de 1807 que da cuenta del carácter hidalgo de Pedro y sus ancestros: "...que padres, abuelos, visabuelos y demas ascendientes por linea recta de baron son y fueron hijos dalgo notorios de sangre, por tales alistados y empadronados en las listas, nominas y padrones que se han realizado no solo en el nominado lugar de Covanera sino tambien en los demas donde vivieron y moraron, tubieron vienes y hacienda raiz, habiendo observado los oficios onorificos..." 

El Concejo y vecinos de Huermezes, reunido en sesión plenaria en la casa y sala Ayuntamiento el día 11 de junio de 1807, bajo la presidencia de Marcos Espinosa, alcalde por el estado noble que ejercía las funciones de alcalde mayor en la Jurisdicción de Haza de Siero, por no haberlo en propiedad, decidió mediante escrito de misma fecha acatar y señalar "el estado de Hijo dalgo que le corresponde a el pretendiente Pedro Crisologo Gallo". Firmaron el escrito los dieciocho vecinos presentes y el escribano fiel de fechos de Haza de Siero Lorenzo de la Calle, vecino de Miñón.

Apenas un mes después de iniciado el pleito, y a la espera de la resolución definitiva de la Sala de Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid, Pedro Crisólogo Gallo había ganado la partida, ya que el Concejo y vecinos de Huermezes decidieron no continuar pleiteando y reconocer los hechos: hidalgos los hay en Huérmeces y en muchos otros lugares del entorno.


IV. SAN PEDRO CRISÓLOGO: EL SANTO DOTADO DE UN PICO DE ORO

Puede sorprender el hecho de que Pedro Crisólogo Gallo, nacido un 4 de diciembre, porte el nombre de un santo cuya onomástica se celebra en la actualidad el 30 de julio. Hay que tener en cuenta que en 1970 entró en vigor el nuevo calendario litúrgico, impulsado por el Concilio Vaticano II. En el antiguo calendario, el 4 de diciembre se conmemoraba, entre otros, a Santa Bárbara y al referido Pedro Crisólogo.

Por mucho que le bautizaran como Pedro Crisólogo, sus vecinos siempre le llamarían Pedro, a secas. Curiosamente, en la fe de bautismo incluida en el Pleito de hidalguía de 1807, nada se dice acerca del segundo nombre del interesado.



Museo Diocesano de Imola


Ahora veamos lo que dice el santoral cristiano en relación a San Pedro Crisólogo. 

Pedro, llamado Crisólogo (término de origen griego que significa "palabra de oro") fue un sacerdote, santo, arzobispo de Rávena (433-450), Padre de la Iglesia y Doctor de la Iglesia. Nació en la ciudad italiana de Imola hacia el año 380 y falleció en la misma en el año 450.

Dice la leyenda que el joven Pedro accedió al báculo arzobispal de Rávena al fallecer el anterior y gracias a una premonición del Papa de entonces, Sixto III, que no dudó en nombrarle a él en lugar de hacerlo con el candidato propuesto. El nuevo arzobispo no defraudó las expectativas y llevó una vida recta, de clara doctrina y siempre fiel al Papa y a la Iglesia.

Pero en lo que destacó el arzobispo Pedro fue en la elaboración y declamación de sermones y epístolas, que se difundieron por todo el Imperio. Se la atribuyen 725 sermones, la mayor parte de contenido apologético y moral. De ahí el apelativo de Crisólogo con el que pasó a la posteridad. Fue el Gran Predicador de la Iglesia.

Como no podía ser de otra manera, San Pedro Crisólogo es considerado el patrón de los oradores y predicadores. Su onomástica se celebra el 30 de julio. Que se sepa, en la provincia de Burgos no existe iglesia alguna bajo su advocación.

Nunca sabremos si Pedro Crisólogo Gallo, natural de Covanera y vecino de Huérmeces, y protagonista de este post, gozó del don de la palabra, tal y como pudiera presagiar su docto nombre. Lo que sí podemos afirmar es que, entre 1807 y 1833, gozó del don de la fertilidad, llenando de Gallos los padrones y listados concejiles de un pequeño pueblo de Castilla. Así como que en 1807 pleiteó por ver reconocida su condición de orgulloso hidalgo para él y su estirpe. 

 
ANEXOS:

I. EL APELLIDO GALLO EN ESPAÑA Y MÁS ALLÁ 

Se trata de un apellido que goza de buena salud en nuestro país, ya que es portado por unas 5400 personas como apellido paterno y por unas 4800 como apellido materno.

Las provincias en las que el apellido Gallo supone hoy mayor presencia relativa son: Burgos, Vizcaya, Cantabria, Cádiz, Palencia, Valladolid y Asturias.

En cuanto a países, España no es el que más Gallos tiene (considerado como apellido único), ya que también existe como apellido de origen italiano (90.000), por lo que su presencia en países americanos y antiguas colonias resulta muy visible: Argentina (29.000), Estados Unidos (29.000), Colombia (18.000), Filipinas (15.000), Brasil (14.000), México (8.000), Perú (6.000).



Escudo de los Gallo en Turzo (foto: Fco. Oñate Gómez)



Existen muchas teorías acerca del origen del apellido, y esa diversidad de orígenes y ramas se traduce en múltiples escudos, cuyos motivos, armas y esmaltes son difíciles de concretar. Ya lo deja claro el experto blasonista Francisco Oñate: "hay en España distintas familias que llevan este apellido, entre las que no existe ninguna relación de procedencia ni de parentesco."

Se supone que una de las ramas más antiguas del apellido procede de Escalada, y lleva pareja una leyenda que, por curiosa, tomó en consideración el referido Oñate:

"En el lugar de Escalada había una torre fuerte, arrimada a una ermita denomina de San Miguel, que estaba en poder de moros, los cuales la defendían denodadamente dada su importancia. Tres hermanos Gallo atacaron la torre y uno de ellos la escaló, no así los otros dos que huyeron ante el peligro. Se dice que el primero no quiso volver a verlos en su vida. Cuando se le preguntaba por qué obraba tan duramente con ellos siempre respondía: 'EL POR QUE, YO ME LO SE', mote que hizo grabar en su escudo. Este Gallo fue señor de esta población."



Escudo de los Gallo de Escalada (Foto: Fco. Oñate Gómez)



Aún existen escudos de los Gallo tallados en piedra en casas ubicadas en las localidades de Escalada, Gallejones, Pesquera de Ebro, Pradilla de Hoz de Arreba, San Felices del Rudrón y Turzo. Más alejados de este núcleo originario, aparecen escudos de los Gallo en Arcos de la Llana y Santibáñez Zarzaguda (este último procedente de San Martín de Elines).

En la vecina Cantabria se avecindaron Gallos procedentes de Escalada y Turzo, abriendo casas en Argomilla de Cayón, Tudanca, Villaescusa de Ebro, Población en Campoo de Yuso, Santoña y Santander, y conservando alguna el correspondiente escudo tallado en piedra, y la referida leyenda: "el porqué, yo me lo sé". 

En la provincia de Burgos, Gallo es un apellido muy extendido. En nuestros días, unas 1.000 personas lo llevan, bien como apellido paterno, bien como materno.


II. EL APELLIDO GALLO EN EL CENSO ELECTORAL DE BURGOS DE 1946

En tiempos anteriores al éxodo rural de los sesenta y setenta, el apellido se distribuía por toda la provincia de Burgos, aunque claramente concentrado en determinados municipios de las Merindades, los Páramos y zonas aledañas a la Sierra de la Demanda.

Así se constata en el tantas veces socorrido Censo Electoral de 1946, confeccionado para la celebración del referéndum franquista sobre la Ley de sucesión en la Jefatura del Estado de 6 de julio de 1947.

En la tabla siguiente se consignan los municipios con mayor presencia del apellido GALLO, teniendo en cuenta que la población censal de 1946 incluía a hombres y mujeres mayores de 21 años.






Dejando aparte, por obvios motivos migratorios, a los Gallos residentes en la capital provincial, queda claro que la presencia de este apellido destaca en dos municipios de la provincia: Los Altos y Sargentes de la Lora.

En Los Altos, la presencia de Gallos destaca sobre todo en la localidad de Porquera del Butrón, dónde aparecen más de un tercio (60) de los 153 Gallos del municipio. En Porquera, además, aparecen 25 personas doblemente Gallo. También abundan los Gallos en las localidades de Ahedo del Butrón (33), Dobro (18) y Tudanca (13).

En Sargentes de la Lora aparecen registrados 61 Gallos, sobre todo en la propia cabeza municipal, Sargentes (41). También en Valdeajos (15) aparecen varias personas con el apellido, dejando en puramente testimonial la presencia de Gallos en el resto de localidades que componen el municipio. A título de curiosidad, cabe comentar que, a mitad de los años cuarenta del pasado siglo, la localidad de Sargentes era un auténtico coto de Gallos y Manjones.

Es destacable el hecho de que aún quedaran Gallos en aquellos pueblos considerados núcleos originarios del apellido en esta parte de Castilla: Escalada, Gallejones (Zamanzas), Pesquera de Ebro, Turzo (Orbaneja del Castillo), San Felices del Rudrón (Tubilla del Agua) y Pradilla de Hoz de Arreba (Valle de Valdebezana). En todos estos lugares quedan casas, en mejor o peor estado de conservación, cuyas fachadas lucen escudos de los Gallo, tallados en piedra.

Cuatro de los cinco Gallos que aparecen en Santibáñez Zarzaguda son miembros de la familia de Dámaso Gallo Fernández (La Molina de Ubierna, 1884), el que fuera carpintero-carretero de Huérmeces durante cerca de treinta años (1910-1938), y que luego lo fuera de Santibáñez Zarzaguda.


FUENTES

  • Archivo Municipal de Huérmeces: padrones de cédulas personales y de población de 1886, 1896, 1899, 1909, 1914 y 1924
  • Archivo Diocesano de Burgos: Libros parroquiales de las iglesias de San Juan Bautista en Huérmeces (Bautizados VI, 1852-1876) (Finados V-VI-VII, 1826-1915) y Santa María en Covanera (Bautizados II, 1690-1852)
  • Archivo de la Real Chancillería de Valladolid: Sala de los Hijosdalgo; expediente de hidalguía de Pedro Crisólogo Gallo (Caja 1219, 7), año 1807
  • BOPBU de 5 de julio de 1946. Número extraordinario. Censo electoral de 1946 para la provincia de Burgos. Consultable en Biblioteca Digital de CYL
  • Diccionario de apellidos y escudos de Cantabria. María del Carmen González Echegaray. Conrado García de la Pedrosa. Ediciones Estudio. Santander (2001) [página 315]
  • Blasones y linajes de la provincia de Burgos. Francisco Oñate Gómez. Partidos judiciales de Belorado y Sedano. Diputación Provincial de Burgos (2001) [páginas 217, 220, 224, 228, 268, 270, 279, 328, 330]
  • Blasones y linajes de la provincia de Burgos. Francisco Oñate Gómez. Partido judicial de Burgos. Diputación Provincial de Burgos (2001) [páginas 28, 35, 276]



CONSULTA ON-LINE DE PLEITOS DE HIDALGUÍA GUARDADOS EN EL ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID

Una vez que encontremos en PARES la signatura correspondiente al pleito de hidalguía que buscamos, podemos realizar una consulta on-line del mismo (expediente completo) en la web familysearch.org; pinchamos en los apartados "Buscar/Catálogo", y luego en el epígrafe titulado Pleitos de hidalguía, provincia de Valladolid 1448-1833]