sábado, 27 de julio de 2024

La Cuesta Gil, en Pedrosa de Río Úrbel: una casa, una huerta, una cueva y una fuente


La primera noticia que tuve acerca de la Cuesta Gil fue gracias al catálogo de cavidades burgalesas realizado por el Grupo Espeleológico Edelweiss. Allí aparecía registrada una cavidad homónima existente en el término de Pedrosa de Río Úrbel. En principio, me resultó llamativo que existiera una cueva en un entorno geológico tan poco propicio para la existencia de cavidades naturales.

La mayor parte de los terrenos del término de Pedrosa se corresponden con materiales formados en el Mioceno, cuyo piso superior -allí dónde se enclava la cavidad- está formado por las denominadas "calizas de páramo", una capa caracterizada por su escasa potencia y bajo grado de karstificación.




Posteriormente, encontré más información al respecto en un artículo escrito por Elías Rubio y publicado en el Diario de Burgos en 1981. La inicial sorpresa se diluyó al leer que la denominada Cueva del Tío Gil se trataba, en realidad, de una cavidad artificial, realizada por la mano del hombre. Las características y dimensiones del complejo subterráneo aparecen detalladas en el citado artículo, tras las labores de exploración y topografía realizadas en aquellos años por el Grupo Espeleológico Edelweiss, de Burgos. 

Reza la memoria popular de Pedrosa que fue el propio Tío Gil el que, a lo largo del último tercio del siglo XIX, horadó y ornamentó la cueva que lleva su nombre. Tal extremo no está en absoluto claro, ya que ciertos elementos constructivos y ornamentales presentan analogías con otros eremitorios medievales presentes en la provincia de Burgos y alrededores.


LA CUESTA GIL

Conviene observar al posible eremitorio junto con el resto de manifestaciones artísticas o simplemente constructivas que se encuentran en su entorno inmediato:

  • tres piedras hincadas, en modo menhir: dos de ellas situadas a unos cien metros del acceso a la cavidad, a ambos lados del casi desaparecido camino-senda; la otra, ya en las inmediaciones de la casa y la cueva



  • una fuente, con caño metálico y pila circular labrada en piedra; situada a unos 50 metros al este de la casa, junto a la antigua senda; este año, pródigo en lluvias primaverales, ha ocasionado que la fuente mane con ganas



  • una especie de cisterna circular, realizada en piedra de sillería, de unos tres metros de diámetro, rodeada de otras piedras labradas e hincadas en el suelo; situada al lado de la fuente; hoy en día apenas resulta identificable
  • una casa de piedra, realizada en buena cantería caliza, de planta estrecha (9 metros de largo por 4 metros de ancho), conectada con el eremitorio subterráneo




LA CUEVA DEL TÍO GIL

El aparente acceso principal a la cueva o eremitorio subterráneo se encuentra muy cercano a la puerta de entrada de la casa de piedra levantada por el Tío Gil. Consiste en un tosco arco rebajado, sin estilo definido, que remata un hueco de metro y medio de altura, tapado en parte por los desprendimientos. Originalmente, existían seis peldaños en piedra, que conducían al interior de la cavidad. Hoy se encuentran totalmente cubiertos de tierra.




La cueva tiene un desarrollo total de unos 15 metros, y está estructurada en torno a un corredor o estrecho pasillo, cuyas dimensiones aproximadas son de un metro de ancho por metro y medio de alto.




A ambos lados del corredor se disponen varias "salas" de muy variado tamaño, muy alteradas por derrumbes laterales y excavaciones de la fauna del lugar.

La sala de dimensiones mayores tiene forma rectangular, de dos metros y medio de ancho por tres metros de largo, con una columna situada excéntricamente en la que convergen dos arcos muy desdibujados.





Otra sala, de forma circular, está provista de un agujero en el techo, quizás para facilitar la salida de humos. A lo largo del corredor se disponen pequeños habitáculos o "altares", de variadas formas y tamaños, desprovistos de antiguos elementos decorativos, ya desaparecidos (Elías Rubio habla de una "horrible cabeza de monstruo similar a las que suelen aparecer en los canecillos de las ermitas románicas y una figura humana con los brazos levantados sobre la cabeza").


UN ACCESO DIFÍCIL Y UN ESTADO LAMENTABLE

Ya en su artículo publicado en el Diario de Burgos en 1981, Elías Rubio se hacía eco del mal estado general de la cavidad, fruto del total abandono, del paso del tiempo y de las habituales acciones vandálicas. Hoy, cuarenta y tres años después, el estado de la cavidad -y de la casa anexa- no ha hecho más que empeorar. Aún tratándose de una propiedad privada, quizás alguna institución pública debería hacer algo al respecto, dada la originalidad de la cavidad y el indudable encanto del entorno.




El acceso al paraje no resulta nada cómodo, al haber desaparecido en parte la antigua senda allí trazada desde los tiempos del Tío Gil. La vegetación ha invadido completamente el tramo superior de la misma, abundando así mismo los hoyos quizás efectuados en algún reciente intento de repoblación forestal.

El interior de la casa se encuentra también en un peligroso estado, no siendo posible el tránsito por la misma, por la abundancia de huecos, agujeros, restos de piedra y vigas semi podridas.

 


En los alrededores de la casa han medrado varios ejemplares, algunos de buen tamaño, de almendro, quejigo y avellano. Jóvenes ejemplares de higuera y brotes de cerezo completan un conjunto semi selvático que, en poco tiempo, acabará dominando completamente el entorno.



No resulta, en absoluto, un lugar recomendable para una visita familiar. Menos aún si se pretende acceder al interior de la cavidad, con abundantes desprendimientos, antiguos y recientes, que aconsejan no acceder al interior de la misma. Nubes de mosquitos y excrementos animales completan el carácter disuasorio de las ruinas.




EL TÍO GIL: APUNTES BIOGRÁFICOS

Gil López López nació en Palacios de Benaver el 1 de septiembre de 1832; hijo de Francisco López López y Juliana López Hurtado; nieto de Manuel y Apolonia, y de Lorenzo y María; todos ellos naturales y vecinos de Palacios de Benaver.

El 5 de mayo de 1855, cuando Gil contaba con 22 años de edad, contrajo matrimonio en Pedrosa de Río Úrbel con María Río Carrillo, de 33 años de edad, natural y vecina de este último pueblo; hija de Faustino y María, también naturales y vecinos de Pedrosa.


Firma de Gil López López (5 de mayo de 1855)


[María Río Carrillo nació en Pedrosa el día 1 de octubre de 1821, nieta de Lucas Río y María Campo, y de Félix Carrillo y María Esteban, todos ellos naturales y vecinos de Pedrosa; María era, pues, once años mayor que Gil]

[como mera curiosidad, cabe añadir que, entre 1821 y 1825, nacieron en Pedrosa tres niñas llamadas María Río Carrillo, hijas de tres parejas diferentes: Manuel y Ángela, Faustino y María; Vítores y Escolástica]

Gil y María no tuvieron descendencia. Gil quedó viudo en una fecha que no hemos podido determinar, al no haber sido capaces de encontrar el apunte funerario de María en el libro de finados de Pedrosa; apunte que tampoco aparece en el libro correspondiente a Palacios, consultado por si se hubiera dado la circunstancia de que la pareja se hubiera establecido inicialmente en aquel pueblo.

Gil falleció en Pedrosa de Río Úrbel el 1 de septiembre de 1904, justo el día en que cumplía 72 años, a las tres de la madrugada. Una pulmonía fulminante fue la causante de su muerte. Reza la partida correspondiente que Gil recibió las santísimos sacramentos de penitencia, sagrado viático y extremaunción. Gil López no dejó sucesión.




En su testamento, Gil dejó escrito que fuera su sobrina Victoriana López Pérez la que se encargara de cumplir sus últimas voluntades, que había dejado estipuladas ante el notario público Santiago Fontúrbel, vecino de Santibáñez Zarzaguda, con fecha 4 de abril de 1898.

Gil recibió un entierro de quinta clase y actuaron como testigos Santiago Carrillo, sacristán de la parroquia de Pedrosa, y Rosendo Álvarez, estudiante. Era cura párroco del pueblo Ponciano Pérez y Pérez, autor y firmante de la partida correspondiente.

Desconocemos si Gil residió en Pedrosa todo el tiempo que va desde la fecha de su boda (1855) hasta la de su fallecimiento (1904). Si así fuera, esos cincuenta años supusieron un tiempo más que suficiente para que el Tío Gil prestara su nombre a una cuesta, una huerta, una casa, una fuente y una cueva. De muy pocas personas puede decirse algo parecido. 

Cuenta la memoria popular de Pedrosa que el Tío Gil fue un reputado cantero. Tanto es así que, a finales del siglo XIX, fue el autor de un puente de piedra sobre el cauce molinar del Molino del Concejo, una de las dos aceñas con que contaba por entonces el pueblo.

Parece ser que el ayuntamiento, como pago por la construcción del puente, cedió a Gil el uso de una parcela situada en terreno comunal, en la ladera meridional del páramo de Marmala, a la altura de La Calera. El Tío Gil levantó allí la estrecha casa de piedra que puede aún observarse hoy en día, aunque en estado de ruina. 

La casa está conectada con la cueva y, aunque la tradición popular afirme que fue el propio Gil el que excavó el laberinto subterráneo, existen ciertas dudas al respecto. Quizás Gil conocía la existencia del eremitorio y solicitó al ayuntamiento que le cediera precisamente esa parcela para levantar su casa sobre la cueva.




El Tío Gil, quizás viudo temprano, sin hijos, debía de ser persona de fuertes creencias religiosas, convirtiendo la cueva en una especie de capilla de uso personal. En aquel paraje solitario, alejado del caserío del pueblo, Gil llevaría una vida más propia de un anacoreta que de un vecino al uso. 

La memoria popular reza que al Tío Gil le acompañaba un perro de gran tamaño, convenientemente amaestrado, que le servía de fiel proveedor de los bienes imprescindibles para su subsistencia. 


FUENTES

Catálogo de cavidades burgalesas: Grupo Edelweiss Cueva del Tío Gil (Cuesta del Tío Gil, Pedrosa de Río Úrbel)




Diario de Burgos, 15 de marzo de 1981: "Subterráneo con interés en Pedrosa de Río Úrbel. ¿Un eremita del Siglo XX?", por Elías Rubio, del Grupo Espeleológico Edelweiss.



Pedrosa de Río Úrbel. Memoria de un pueblo. Editorial Dossoles. Burgos (2010) [páginas 85-87; 107-108; el capítulo relativo a la Cuesta Gil es una mera transcripción literal del artículo de Elías Rubio de 1981, con el añadido de tres fotografías actuales de la casa del Tío Gil]




Archivo Diocesano de Burgos

  • Parroquia de Santa Juliana, Pedrosa de Río Úrbel: Libro de Bautizados, tomo (1776-1843); Libro de Finados, tomos VIII (1852-1869) y IX (1869-1912); Libro de Casados, tomo VII (1852-1905)
  • Parroquia de San Martín Obispo, Palacios de Benaver: Libro de Bautizados, tomo (1812-1850); Libro de Finados, tomos V (1852-1861) y VI (1862-1892)


ANEXOS

HUÉRMECES Y PEDROSA DE RÍO ÚRBEL, CABEZA Y COLA DE LA VIEJA JURISDICCIÓN DE HAZA DE SIERO

En los tiempos del Tío Gil, durante la segunda mitad del siglo XIX, Pedrosa era un lugar cuya población osciló entre los 300 y los 400 habitantes. Su máximo poblacional se alcanzó en 1857 (427 habitantes), y su mínimo, en 1900 (304 habitantes). En aquellas décadas finales del XIX, por comparar, la población de Huérmeces rondó siempre los 400 habitantes.

La posterior evolución demográfica de Pedrosa y Huérmeces fue diferente, hasta el punto de que hacia el año 1935, Pedrosa superó en habitantes a Huérmeces. En 1940, Pedrosa alcanzaba ya los 400 habitantes, mientras que Huérmeces bajaba a los 360. Hoy en día, Pedrosa tiene unos 100 empadronados, mientras Huérmeces se queda en los 75.


Mapa de Coello (1868)


Un siglo antes, en los tiempos del Catastro de Ensenada (1752), Pedrosa era un pueblo con una población considerable (unos 460 habitantes), sobre todo si la comparamos con otros pueblos del entorno: Lodoso (220), San Pedro Samuel (220), Palacios de Benaver (320), Santa María Tajadura (110), Avellanosa (340), Marmellar de Abajo (150), Marmellar de Arriba (80), Zumel (160), La Nuez de Abajo (250), Mansilla (110), Miñón (90), Santibáñez Zarzaguda (570) y Huérmeces (390).

Hasta la nueva división provincial de España de Javier de Burgos (1833), Pedrosa pertenecía a la Jurisdicción de Haza de Siero, cuya cabeza se encontraba en Huérmeces, localidad dónde solía residir el alcalde mayor de aquella.

Dentro de la relación de 22 lugares pertenecientes a Haza de Siero, situados en los valles medios de los ríos Úrbel y Ruyales, Pedrosa y Santa María Tajadura eran los dos pueblos más alejados de Huérmeces [con la excepción de Villaescusa del Butrón, claramente fuera de este ámbito geográfico]

Haza de Siero era una de las divisiones judiciales del entonces partido de Castrojeriz, y el alcalde mayor era nombrado por el Duque de Medinaceli. Tras la nueva división territorial, tanto Pedrosa como Huérmeces pasaron a depender del partido judicial de Burgos, olvidando pronto su longeva relación con Castrojeriz.

Varios pueblos vecinos de Pedrosa pertenecían a muy diversas jurisdicciones: así, Palacios de Benaver y parte de Avellanosa del Páramo pertenecían al Valle y Cuadrilla de Santibáñez; los dos Marmellares pertenecían al Alfoz y Jurisdicción de Burgos; Villorejo, por su parte, se encontraba englobado en el epígrafe denominado "pueblos solos" dentro del Partido de Castrojeriz.

El Diccionario de Miñano (1826) dice que PEDROSA DE RIO-URBEL es lugar de realengo, provincia y arzobispado de Burgos,





LA GEOLOGÍA DE LA CUESTA GIL

Si consultamos la hoja número 200 (Burgos) del Mapa Geológico Nacional a escala 1:50.000 (MAGNA 50), observamos que la Cuesta Gil se encuentra enclavada en terrenos del Mioceno Superior, edad Vallesiense (entre 5 y 12 millones de años), en una secuencia estratigráfica denominada "Facies Cuestas" (22-23), una de las más características de la Cuenca del Duero.

Se trata de una serie caracterizada por su color blanco y su carácter blando, y se encuentra en las laderas de los cerros testigo y páramos constituyentes del relieve amesetado de una buena parte de este sector de la Cuenca del Duero.



 

En la zona, la "Facies Cuestas" alcanza un espesor de 25-35 metros y está caracterizada por un conjunto heterogéneo formado por margas, arcillas carbonosas, yesos, margas yesíferas y calizas margosas. En la Cuesta Gil predominan las margas y margocalizas, con un tramo superior yesífero.

Por encima de esta serie de la "Facies Cuestas", culminándola, encontramos un conjunto alternante de calizas, calizas margosas y margas, con un espesor medio de unos 15 metros: son las denominadas "Calizas del Páramo Inferior" (24).

La Cueva del Tío Gil se sitúa justo en el límite entre la "Facies Cuestas" y las "Calizas del Páramo Inferior", y eso explica la existencia de margas y calizas blandas, de labra fácil, adecuadas para excavar un eremitorio (contemporáneo o medieval), levantar una casa en piedra, disponer de piedra abundante para levantar muros de contención, y aprovechar para consumo humano y riego de la huerta las aguas de un manantial cercano.

Una vez más, la geología resulta clarificadora a la hora de explicar determinadas manifestaciones antrópicas: una cueva, una casa, una huerta y una fuente. En la Cuesta Gil se dan y daban las condiciones idóneas para todos y cada uno de aquellos "aprovechamientos" humanos.


EXCURSIÓN CICLISTA: DE HUÉRMECES A PEDROSA (14 + 15 KM)

Siguiendo una ruta trazada preferentemente por caminos, evitando las carreteras siempre que sea posible, el trayecto de ida se realiza en su totalidad por la margen derecha del río Úrbel. El de vuelta, por variar, por la margen izquierda (siempre según se mira hacia la desembocadura). La ida consiste en un suave y continuado descenso; la vuelta, en una también suave subida, muy plácida a no ser que sople el cierzo.



 

Trayecto de ida (Úrbel abajo) 14 km

Partiendo de Huérmeces por el camino y puente de La Pradera, siguiendo por el camino de Ros, pasando por las cercanías de Santibáñez y Miñón, cruzando de lado a lado el pueblo de La Nuez de Abajo, pasando por las cercanías de Zumel y Lodoso, y alcanzando Pedrosa por el corto tramo de carretera (2 km) que separa ambos pueblos.

Trayecto de  vuelta (Úrbel arriba) 15 km

Saliendo de Pedrosa por la carretera de Marmellar de Abajo, cruzamos el Úrbel por el puente nuevo y tomamos el camino que, paralelo al río, sube por su margen izquierda, hasta llegar a la ermita de La Cuadra y a la vieja carretera de Aguilar; seguimos la carretera durante casi 4 km, hasta Santibáñez, dónde tomamos el camino que, a la derecha, tira hacia La Frontana, uniéndose al camino Callejuela y llegando a Huérmeces por la caseta de Lorenzo.

Como simple curiosidad, cabe añadir que el recorrido ciclista de ida sigue similar trazado al que recorrían, en los años cincuenta del siglo pasado, algunas personas del ámbito familiar que deseaban visitar a sus parientes de Olmos de la Picaza.

Una vez llegados a Pedrosa, dejaban la bicicleta en casa del maestro don Emilio, que allí estuvo destinado entre 1948 y 1957, y tomaban el coche de línea Burgos-Villadiego (Autobuses Amaya) que pasaba por Villalbilla, Tardajos, Las Quintanillas, Santa María Tajadura, Pedrosa, Lodoso, San Pedro Samuel, Avellanosa, Susinos, Tobar, Olmos y Villadiego.


AGRADECIMIENTOS

A dos vecinos de Pedrosa, cuyo nombre desgraciadamente no recuerdo, por contarme parte de la memoria popular que del Tío Gil aún perdura en su pueblo.

A uno de esos dos vecinos, también tengo que agradecerle el detalle de acercarme al pueblo en su tractor, tras la misteriosa desaparición de la bicicleta de este bloggero. Y al otro, también quiero agradecerle el hecho de haberme guardado gentilmente la bicicleta en su garaje.   


sábado, 13 de julio de 2024

Salvador y Justo: dos historias de guerra y de posguerra


Salvador y Justo nacieron el mismo año (1912), en dos aldeas burgalesas separadas por apenas 4 kilómetros, y que hoy forman parte del mismo municipio: Huérmeces y Ruyales del Páramo, respectivamente.

Salvador y Justo eran muy jóvenes cuando dejaron este mundo: el primero tenía 24 años al morir; el segundo, 37 años. Ambos estaban solteros y no dejaron descendencia.

Salvador y Justo fallecieron dentro de un espacio geográfico relativamente cercano: el primero en Espinosa de los Monteros; el segundo, en Reinosa.

Salvador vivió prácticamente toda su corta vida en el pueblo que le vio nacer, Huérmeces. Justo, sin embargo, abandonó Ruyales del Páramo de muy niño, camino de cualquier otro pueblo de la comarca, y acabó por establecerse en la entonces industriosa villa de Reinosa, en el Campoo cántabro.

Probablemente, fue aquella diferente ubicación geográfica la que determinó que Salvador luchara con los nacionales, mientras que Justo lo hiciera con los republicanos. La vieja Castilla campesina, mayoritariamente conservadora, apoyó sin excesivas reservas el golpe militar, mientras que los núcleos mineros e industriales, allí dónde el movimiento obrero se encontraba más enraizado, se mantuvieron fieles a la República.

Salvador falleció durante una de las múltiples escaramuzas bélicas que acontecieron en el Frente Norte a lo largo de los últimos días de 1936 y primeros de 1937; Justo lo hizo, doce años más tarde, dentro de las acciones de guerrilla y contraguerrilla que sacudieron las montañas cantábricas durante los años cuarenta de la posguerra.


LA MEMORIA Y EL OLVIDO

Salvador, al haber participado en la guerra con el bando ganador, aparece con nombre y apellidos en la prensa escrita y en los boletines oficiales de la época. Su fallecimiento se recogió en El Diario de Burgos días después; su reconocimiento como fallecido en acción bélica y la consiguiente concesión de una pensión a sus padres apareció publicada en el Boletín Oficial del Estado seis años más tarde.

Justo, por el contrario, al haber participado en la guerra desde el lado derrotado, no aparece en publicación periódica ni oficial alguna, y han tenido que pasar varias décadas para que un historiador cántabro incluya su nombre y apellidos en alguna publicación especializada, dentro de la relación de fallecidos por la represión franquista de la posguerra.

En este post no existe la más mínima intención de valorar ni siquiera comparar ideologías. Solo nos interesa el hecho de que dos personas, con similar origen en el tiempo y en el espacio, fallecieran jóvenes por la terrible sucesión de hechos que acontecieron entre 1936 y 1949. 

Este es un mero intento por contar su historia, tan similar a la de otros muchos jóvenes de la época, que fallecieron durante la guerra o a consecuencia de la misma, y que merecen que se recuerde cuándo, dónde y en qué circunstancias acaeció su muerte.

Aunque las muertes de Salvador y Justo sean acontecimientos desgraciados y tristes por naturaleza, nada sería más triste que su completo olvido. Y el olvido, más pronto o más tarde, en esta generación o en la siguiente, acabaría por llegar. 


HISTORIA DE SALVADOR

Salvador nació en Huérmeces en 1912, en el seno de una familia de labradores relativamente acomodados para los tiempos que corrían. Al comenzar la guerra civil, Salvador tenía 24 años de edad, y era el mayor de los dos hijos de Francisco y Dorotea. El hijo menor, David, tenía 12 años. Francisco y Dorotea habían tenido otro hijo, también llamado David, que murió ahogado en el río Úrbel, a la altura de la presa de Retuerta, a la temprana edad de once años (1917).

[Salvador resulta ser un nombre extremadamente infrecuente en el libro de bautizados de Huérmeces, hasta el punto de que hasta aquel año de 1912 no aparece ningún otro niño con ese nombre; por otra parte, su onomástica (Cristo Salvador) se celebra el 6 de agosto, fecha muy próxima a la del nacimiento de Salvador Alonso, y coincidente con el día de su bautismo, por lo que ahí podría encontrarse el origen del nombre]

En 1936 Salvador era, pues, el primogénito de la familia y, por lo que reza la memoria familiar, también era un mozo alto y bien parecido, de carácter extrovertido, lo que le llevó a ciertos desencuentros con su padre Francisco, persona seria y poco dada a frivolidades.

Al ser el único hijo mayor de edad, Salvador no se había visto obligado a realizar el preceptivo servicio militar que, en aquellos años, llegaba cuando el mozo cumplía los 21 años de edad.

La mencionada disparidad de caracteres entre padre e hijo fue uno de los motivos fundamentales por los que, al comenzar la guerra, Salvador decidiera presentarse como voluntario por Falange, una agrupación política por entonces muy popular entre los jóvenes de la Castilla rural, conservadora y tradicionalista.

Encuadrado en la denominada "Centuria 18" burgalesa Salvador, sin apenas instrucción militar previa, fue enviado al frente de Espinosa de los Monteros, localidad en manos de los rebeldes, aunque cercada por el norte de diversas posiciones elevadas en poder de los republicanos.

El frente se encontraba más o menos estabilizado, aunque de vez en cuando los republicanos realizaban alguna intentona por acercarse algo más a Espinosa. Tras un otoño desastroso, las tropas republicanas consiguieron tomar, en la nochevieja de 1936, una importante posición muy cercana a Espinosa.




El hoy denominado Mirador (entonces La Herbosa) es una pequeña altura prácticamente colgada sobre las últimas casas del pueblo, cuya iglesia de Santa Cecilia se encontraba casi "a tiro de fusil" desde la posición. Este fue la importante cota tomada por los republicanos durante la nochevieja de 1936, aprovechando que las tropas nacionales allí estacionadas se encontraban en plena celebración de fin de año, con abundancia de alcohol y canciones.

Al día siguiente, una vez constatada la pérdida de tan importante posición, los mandos nacionales ordenaron su inmediata recuperación. Lo intentaron el día 2 de enero, con resultados desastrosos por la pésima preparación del ataque. El intento se saldó con abundantes bajas en las tropas nacionales.

El día 4 de enero de 1937 los nacionales realizaron un nuevo intento por recuperar la valiosa posición del Mirador. En esta ocasión, además de la Centuria Montañesa de Falange, participaron tropas del Regimiento San Marcial de Burgos, milicias falangistas burgalesas y tropas regulares marroquíes. De nuevo, la operación resultó un desastre para los nacionales, dejando la ladera del Mirador sembrada de cadáveres. 

Durante un tiempo, creí que Salvador era uno de los diez combatientes del bando nacional enterrados en el cementerio de Espinosa de los Monteros el día 4 de enero de 1937. Una vez formulada consulta al Registro Civil de Espinosa, no parece que así fuera, ya que su nombre no figura en la relación de inhumados en dicho cementerio. 




En la literatura especializada se afirma que el número de fallecidos en la acción del día 4 de enero de 1937 fue muy superior al de esas diez personas que pudieron ser enterradas en Espinosa. Parece ser que un gran número de cuerpos de soldados "nacionales" quedaron abandonados en las inmediaciones del Mirador, y que tuvieron que ser los combatientes republicanos que dominaban la posición los que procedieran a un entierro de urgencia en los alrededores de la misma, aprovechando las trincheras y parapetos existentes. 

Por lo tanto, resulta probable que Salvador sea uno de los combatientes cuyos cuerpos se encuentran enterrados en las laderas del Mirador desde aquel aciago 4 de enero de 1937. 

Los republicanos mantuvieron la posición del Mirador hasta la caída de este sector del Frente Norte, a principios de agosto de aquel año de 1937. Caída que culminó el 26 de agosto con la toma de Santander.


HISTORIA DE JUSTO

Justo nació en Ruyales del Páramo en 1912, dentro de una familia de pastores que, como era habitual en aquellos tiempos, se iban ajustando con vecinos y concejos por muchos de los pueblos de la comarca de los Páramos. La familia Miguel García no debió residir en Ruyales mucho más de dos o tres años, tiempo suficiente para traer al mundo a dos hijos (Justo y María Ascensión).

Desconozco el número total de hijos que tuvo la pareja formada por Julián y Atanasia a lo largo de toda su vida, aunque cifras del orden de 6-8 hijos eran por entonces de lo más habitual. 

[Aunque en Ruyales del Páramo era muy común asignar Justo como nombre de los niños allí nacidos -ya que a los Santos Justo y Pastor está consagrada su parroquia- en este caso me inclino a pensar que el nombre del niño fue determinado por el hecho de que un hermano de Atanasia, la madre de Justo, así se llamara]

Suponemos que Justo abandonaría el nido materno al verse obligado a cumplir con sus deberes militares, que por aquellos años sucedía al alcanzar el mozo los 21 años de edad.

Lo único que sabemos con certeza es que, al comenzar la guerra civil, Justo se encontraba establecido en Reinosa, trabajando como "practicante suplente" en la Sociedad Española de Construcción Naval ("La Naval"). Ignoramos si aparte de este empleo parcial en la histórica fábrica metalúrgica de Reinosa prestaba otros servicios en el ámbito público o privado.

[En Reinosa había residido durante treinta años, entre 1897 y 1927, un vecino de origen farol: Ceferino Alonso Fernández, hermano de mi bisabuelo Eugenio, que ejerció de procurador de los tribunales en el juzgado de Reinosa; no es probable que Justo y Ceferino coincidieran en la capital campurriana, ya que este último falleció en 1927]

Tampoco sabemos si ya por entonces Justo presentaba una militancia política determinada, aunque sí parece que se encontraba afiliado al sindicato UGT, como buena parte del personal que trabajaba en la siderurgia. 


Reinosa: La Naval


El caso es que, en mayo de 1937, cuando el Frente Norte se encontraba en una situación de bloqueo, sin avances ni retrocesos de importancia, Justo solicitó su ingreso en el Socorro Rojo Internacional, el servicio social creado por la Internacional Comunista en 1922 y que en España apareció como organización asistencial durante la denominada "Revolución de Asturias" (octubre de 1934). 

Desconozco si Justo llegó a prestar sus servicios en el SRI, ya que poco después solicitó el ingreso voluntario en el "Ejército Rojo", seguramente cuando ya se había iniciado la ofensiva de las tropas rebeldes sobre el Frente Norte, que acabó con la toma de Vizcaya (julio 1937) y Santander (agosto-septiembre 1937).

Supongo que, tras la caída del Norte, Justo acabó siendo uno más de los miles de soldados republicanos que cayeron presos del ejército rebelde.

Por los documentos guardados en el Archivo Militar de Guadalajara sabemos que, al menos desde mediados de mayo de 1938, Justo se encontraba redimiendo su pena en uno de los múltiples Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores que se establecieron a lo largo y ancho de la España "Nacional". En concreto, el prisionero Justo Miguel García se encontraba en el Batallón de Trabajadores Canero nº 21, destacado en Orense.

En la ciudad gallega pasó un tiempo indeterminado, redimiendo parte de su pena a cambio de la prestación de trabajo personal en un régimen de semi esclavitud, como otros miles de ex combatientes republicanos. Solo sabemos que allí estuvo un mínimo de un año (desde el 15 de mayo de 1938 al 15 de mayo de 1939), aunque suponemos que su estancia total en su condición de prisionero trabajador alcanzaría varios años. Su hoja de castigos aparece en blanco lo que, unido a su condición de sanitario, quizás ocasionó una pronta licenciatura.

Ya finalizada la guerra civil, Justo volvería a Reinosa, y en la capital campurriana retomaría sus cometidos como practicante, figura sin duda muy necesaria en aquellos primeros años de posguerra, plenos de población herida, hambrienta, represaliada y desamparada.   

Durante los años cuarenta, la guerra habría finalizado en la práctica totalidad del país, aunque en las montañas cantábricas la guerrilla antifranquista estuvo activa durante prácticamente toda la década.

No sabemos si para entonces Justo aún conservaba ideales políticos de alguna clase, aunque su condición de sanitario le convertía en sospechoso de facto de colaborar con la guerrilla. Justo mantendría en Reinosa parte de sus amistades anteriores a la guerra y es muy probable que fuera requerido en algún momento para medicar, coser o vendar a algún miembro de la guerrilla.

Seguramente se encontraba en el punto de mira de las autoridades del nuevo Régimen desde su misma llegada a Reinosa. En la zona de Campoo operaban varias partidas de maquis durante la segunda mitad de los años cuarenta. Sus cabecillas fueron cayendo poco a poco, casi siempre por las confesiones arrancadas bajo tortura a detenidos acusados de ayudar a la guerrilla, de actuar como "enlaces" o, simplemente, de ser familiares de guerrillleros.

Justo fue detenido en Reinosa el 3 de julio de 1949, acusado de hacer de enlace de la guerrilla y de ser militante del PCE clandestino. Justo murió a consecuencia de las torturas practicadas durante su detención.

[El mismo día que Justo fue detenido en Reinosa el también burgalés Jesús Fernández Ruiz, de 34 años, jornalero, casado, natural de La Quintana de Rueda (Villarcayo), acusado de actuar como enlace de la guerrilla campurriana; Jesús falleció un año más tarde que Justo, también a consecuencia de las torturas soportadas durante su detención]

Justo Miguel García "disfrutó" de doce años más de vida que su paisano Salvador Alonso Güemes, aunque nadie se atrevería a asegurar que aquella prórroga vital pudiera considerarse como un generoso regalo. Unos meses en el frente, unos años como prisionero trabajador y otros tantos como sanitario bajo permanente sospecha, siempre entra la espada y la pared.

     

APUNTES FAMILIARES

SALVADOR

Huérmeces, 9 de agosto de 1912

Espinosa de los Monteros, 4 de enero de 1937

Padres:

Francisco Alonso Díez (Hces, 1879) y Dorotea Güemes Hidalgo (Ruyales, 1883); labradores

Abuelos paternos:

Dionisio Alonso Espinosa (Hces, 1825) y Petra Díez Fernández (Robredo Sobresierra, 1842); labradores

Abuelos maternos:

Eusebio Güemes Fuente (Ruyales, 1852) y Vicenta Hidalgo Díez (Ruyales, 1855); labradores

Bisabuelos paternos:

Facundo Alonso Arce (Ruyales) y Gertrudis Espinosa Fontúrbel (Hces, 1780); labradores

Apalcencio Díez (Peñahorada) y Bonifacia Fernández (Robredo Sobresierra); labradores

Bisabuelos maternos:

José Güemes Alonso (Ruyales, 1826) y Juana Fuente Bravo (Quintanilla de la Presa, 1835); labradores

Mariano Hidalgo Villalaín (Ruyales, 1820) y Úrsula Díez Alonso (Castrillo de Rucios, 1820); labradores


JUSTO

Ruyales del Páramo, 30 de abril de 1912

+ Reinosa, 3 de julio de 1949

Padres:

Julián Miguel Vallejo (Cernégula, 1885) y Atanasia García Pérez (Ros, 1888); pastores

Abuelos paternos:

Eleuterio Miguel Pérez (Montorio, 1837) y Antonina Vallejo Gómez (Hontomín, 1845); pastores

Abuelos maternos:

Timoteo García Angulo (Ros, 1850) y Lucía Pérez Páramo (Ros, 1856); jornaleros

Bisabuelos paternos:

José Miguel Gutiérrez (Ros) y Gregoria Pérez Río (Ros); jornaleros

Amando Vallejo García (Hontomín) y Manuela Gómez Cerro (San Martín de Ubierna, 1822); peón capataz

Bisabuelos maternos:

Prudencio García Pérez (Ros) y Martina Angulo Celada (Ros); pastores

Juan Pérez Gutiérrez (Ros) y María Páramo Pérez (Ros); tejedores


FUENTES

  • República, Guerra Civil y Posguerra en Espinosa de los Monteros y las Merindades de Montija, Sotoscueva y Valdeporres (1931-1950). Fernando Obregón Goyarrola. Ayuntamiento de Espinosa de los Monteros (2014) [cuatro miembros de las milicias de Falange en Burgos, fallecidos en el intento de asalto a la posición de La Herbosa-El Mirador, página 105]
  • Vida y muerte en Reinosa y Campoo durante la Guerra Civil y Posguerra: 1936-1950. Jesús Gutiérrez Flores. Asociación de Investiga-dores e Historiadores de la guerra civil y el franquismo. D.L. (2017) [Detenidos como enlace de la guerrilla; relación de víctimas y muertos de Reinosa en prisiones franquistas: Justo Miguel García, páginas 169 y 325]
  • Guerra Civil en Cantabria y pueblos de Castilla. Jesús Gutiérrez Flores. Libros en Red (2017) [Represión franquista en Reinosa: Justo Miguel García, página 331]
  • Diario de Burgos, 23 de enero de 1937. Noticia que recoge el fallecimiento de Salvador Alonso Güemes: página 2, "El Diario en Huérmeces. Un mártir por España"
  • Boletín Oficial del Estado, 1 de junio de 1943. Orden de 24 de marzo de 1943 por la que se declara con derecho a pensión a los padres de 112 soldados, legionarios, voluntarios falangistas, guardias civiles y paisanos militarizados, fallecidos en acción de guerra [Salvador Alonso Güemes]
  • Archivo General de Ejército de Guadalajara: Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores (BDST). Expedientes personales de soldados trabajadores y soldados de escolta. Ref. ES.19030.AGMG/3.1. Caja 303413, Expediente 94658 [Justo Miguel García]
  • Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca: Fichero de la Sección Político Social (Fichero 43): DNSD-Secretaría, Fichero 43, Fichas M0194062, M0194063 y M0194064 [Justo Miguel García]
  • Archivo Diocesano de Burgos: libros de bautizados de las parroquias de Huérmeces, Ruyales del Páramo, Ros, Quintanilla Sobresierra, Hontomín, Cernégula, Quintanilla de la Presa y Castrillo de Rucios



LEGAJOS DE UNA VIDA: RECORTES DE PRENSA, ANUNCIOS EN BOLETINES OFICIALES, CITAS EN LIBROS SOBRE LA GUERRA CIVIL Y POSGUERRA, Y DOCUMENTOS GUARDADOS EN ARCHIVOS OFICIALES

Estas pequeñas apariciones en la prensa escrita y boletines oficiales de la época, junto con modernas citas en libros relacionados con la guerra civil y la posguerra, constituyen preciados legajos que permiten tirar del hilo y casi reconstruir la peripecia vital de una persona. En algunos casos, leves detalles recogidos por la memoria familiar también ayudan mucho. Por último, reconocer que la importante digitalización realizada por algunos archivos, así como la mejora experimentada en el acceso a su contenido, han facilitado enormemente la búsqueda de personas y hechos. 


LOS PAPELES DE SALVADOR


Diario de Burgos, 23 de enero de 1937




Boletín Oficial del Estado, 1 de junio de 1943




Página 105



LOS PAPELES DE JUSTO



Página 325

Página 169





Página 331


Documentación archivada en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca (Fichero de la Sección Político-Social. Fichero 43):


Relación del personal sanitario en Reinosa. Envío a la Consejería de Sanidad de Santander, 10 abril 1937

Solicitud de ingreso en el Socorro Rojo Internacional, Reinosa 3 mayo 1937


"Relación de individuos que se han presentado voluntariamente a defender la causa roja" (voluntarios en el Ejército Rojo) - Comandancia Militar de Gijón (sin fecha)


Documentación guardada en el Archivo Militar de Guadalajara:


Relación de efectos entregados al prisionero entre el 15 de mayo de 1938 y el 28 de mayo de 1939

Hoja de castigos del prisionero (en blanco y sin fecha)



OTRAS PERSONAS NATURALES DE HUÉRMECES Y FALLECIDAS EN ACCIONES DE COMBATE DURANTE LA GUERRA CIVIL

Hasta donde sabemos, al menos otras dos personas nacidas en Huérmeces murieron en la guerra civil, ambas en su condición de soldado o figura asimilada:

1. Ignacio Alonso Alonso (Huérmeces, 1891-Sevilla, 1936): militar de carrera, que acabó siendo teniente de la Guardia de Asalto republicana; falleció en las primeras escaramuzas bélicas de la guerra en la península, el mismo 18 de julio, durante la toma de Sevilla por las tropas rebeldes. A su figura ya le dedicamos un post hace años:


2. Emilio Ortega Díaz (Huérmeces, 1918-Lugar desconocido, 1938): Emilio era hijo de Julián Ortega Pérez (Santibáñez, 1879) y Emilia Díaz Martínez (Hces, 1881), y hermano de: Domingo (1903), Félix (1907), Casilda (1909), Máximo (1912), Guadalupe (1913), Rodrigo (1915), Adoración (1919) y Socorro (1924). Sabemos que el soldado de Infantería Emilio Ortega Díaz falleció el 6 de enero de 1938, aunque desconocemos el lugar. Tenía 19 años de edad. A sus padres se les concedió, al igual que en el caso de Salvador, la correspondiente pensión de guerra (795,50 pesetas anuales).


EPÍLOGO

Hoy en día, cerca de noventa años después de los acontecimientos bélicos de enero de 1937, un columpio de enormes dimensiones preside el acceso inferior al mirador de La Herbosa. Se instaló en abril de 2022 y tiene como telón de fondo a la propia localidad de Espinosa, con la Torre de los Velasco en primer plano y la mole caliza del Bedón (1091 m) al fondo.




Un enorme columpio, no se me ocurre nada más apropiado para simbolizar el contraste entre el hoy y el ayer para un lugar con antecedentes belicosos. Parece que algo hemos avanzado durante los últimos noventa años.