sábado, 5 de diciembre de 2020

Santa Bárbara, los rayos y las centellas


En la hoja del calendario correspondiente al día de ayer, 4 de diciembre, un nombre destaca sobre los demás santos del día: Santa Bárbara, virgen y mártir.

No puedo negar que le tengo cierto aprecio a esta santa. Quizás todo se deba a que nací, precisamente, un 4 de diciembre. Y quizás por eso mismo, con el paso del tiempo, acabé por convertirme en un aficionado a observar y fotografiar tormentas. Lo cual, dicho en una familia con luctuosos antecedentes de muerte por rayo, no deja de tener su aquel.

Puede que alguno de nosotros haya escuchado recitar a sus mayores una de las jaculatorias más socorridas en cuanto amenazaba nublo

Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás escrita, con papel y agua bendita. En el ara de la Cruz, Pater noster, amén Jesús.

Parece ser que la leyenda predomina sobre la historia en los datos biográficos de Santa Bárbara. También parece que la santa goza de cierto predicamento dentro del mundo de la santería. Quizá por ello, la Iglesia Romana, tras el Concilio Vaticano II, la eliminó del calendario litúrgico, sustituyéndola por otros santos de biografía más reciente y más documentada históricamente. 

La leyenda dice que Bárbara era hija única de un sátrapa llamado Dióscoro, y que nació allá por el siglo III de nuestra era, en la ciudad de Nicomedia (actual Izmit, en Turquía). Huérfana de madre a los siete años, Bárbara se había convertido al cristianismo. Cuando su colérico padre se enteró, la encerró en una torre, sometiéndola a toda clase de castigos y vejaciones. Como no consiguió que Bárbara renegara de su fe cristiana, solicitó permiso el pretor romano para ejecutarla con su propia espada. Al momento de cometer el parricidio, Dióscoro fue fulminado por un rayo. Y lo demás, ya es historia: Santa Bárbara se convirtió en la protectora de las personas y sus bienes frente a las rayos y centellas.

Y también en la patrona de artilleros, ingenieros de armamento, mineros, trabajadores de canteras, fundidores, bomberos, pirotécnicos, arquitectos, albañiles, constructores, electricistas, feriantes y cavadores de tumbas. No es de extrañar que, con tamaño curriculum, se convirtiera en una de las santas más populares de la Cristiandad.



Hasta aquí, la teoría. Ahora, veamos qué sucede en la práctica...


LOS RAYOS EN ESPAÑA

Con anterioridad al despoblamiento rural, en las décadas de los cuarenta y cincuenta del pasado siglo, en España morían por rayo unas 50 personas al año. Los máximos anuales se produjeron en 1953 (133 muertos), 1949 (132 muertos) y 1959 (130 muertos). A partir de los años setenta y ochenta, los muertos por rayo descienden de manera drástica, alcanzándose durante las dos primeras décadas del siglo XXI medias del orden de 1-2 muertes al año.

Ese contundente descenso en el número de muertos obedece principalmente al despoblamiento rural, aunque también ha tenido su importancia el mayor conocimiento, divulgación y predicción de los peligros asociados a las tormentas. En los años anteriores al éxodo, los colectivos más golpeados eran los pastores, labradores y pescadores. Hoy, sin embargo, son los excursionistas, montañeros y deportistas los más afectados. 

En la Península y Baleares se producen anualmente un millón y pico de descargas eléctricas. En los últimos años, los datos oscilan entre un máximo de 1,9 millones (2014) y un mínimo de 750.000 (2012).

Los meses con más actividad eléctrica son septiembre (24% de las descargas anuales), agosto (16%), julio (13%), junio (12%) y octubre (12%). Los meses con menor actividad: enero, febrero y marzo, con un 1% cada uno.

En los últimos años, los días con mayor número de descargas sobre la Península y Baleares fueron el 14 de septiembre de 2009 (105.000 descargas), el 17 de septiembre de 2014 (94.000) y el 31 de julio de 2015 (80.000).

En cuanto a las horas de mayor actividad eléctrica: las 15 h y las 16 h se llevan la palma, con un 7% del total diario cada una; a continuación las 17 h (6,6%) y las 14 h (6,4%); las de menor actividad, entre las 7 h y las 11 h. (hora UTC, por lo que en verano la hora oficial es 2 horas superior a la UTC).

En primavera y verano existe un claro predominio de las tormentas de primera hora de la tarde, causadas por el calentamiento diurno y las convergencias de viento que surgen en el interior de la Península debido al distinto comportamiento térmico de las tierras y los mares a partir del mediodía. Las tormentas de otoño e invierno no muestran, sin embargo, una clara preferencia horaria, ya que responden a situaciones puntuales de depresión o vaguada atlántica.




En cuanto a la distribución geográfica de los rayos, analizada en virtud de la denominada densidad anual de descargas (número de descargas por km2 y año), se observa que las zonas terrestres de la Península y Baleares más bombardeadas por rayos son:

-Maestrazgo turolense y castellonense (en el área definida por las localidades de Mosqueruela, Valdelinares, Iglesuela del Cid, Vilafranca y Vistabella del Maestrat), con unas 6 descargas/km2/año

-Pirineo Central oscense, con unas 3-4 descargas/km2/año

-Pirineo y Prepirineo catalán (coincidiendo aproximadamente con los límites de la provincia de Barcelona), también con unas 3-4 descargas/km2/año.



En Castilla y León, las zonas con mayor densidad (entre 1 y 2 descargas/km2/año) se encuentran en la montaña palentina, la montaña leonesa, las Tierras Altas, Cameros y sierras de Pela y Grado, en Soria.

En la provincia de Burgos,  destacan el norte de las Merindades y la Sierra de la Demanda (1-1,5 descargas/km2/año), así como las comarcas de Ebro-Treviño y la zona oriental de La Bureba (0,75-1 descargas). 

La comarca de Los Páramos y, en general, todo el cuadrante NW de la provincia de Burgos, alcanza densidades del orden de 0,4-0,5 descargas/km2/año. En esta zona, el número de días de tormenta al año oscila entre los 12 y 17, con clara concentración en los meses estivales.


RAYOS MORTALES EN LA PROVINCIA DE BURGOS

Durante la última década del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, las muertes y desgracias ocasionadas por los rayos ("chispas eléctricas", "exhalaciones" o "centellas") constituían un asunto muy tratado en la prensa provincial, bien en el apartado de sucesos, bien en el de noticias locales.

Una parte importante de esas reseñas se referían a muertes de personas alcanzadas por un rayo; el resto, a incendios, daños en edificios, crisis nerviosas, muerte de animales y otras desgracias ocasionadas por las descargas eléctricas.

Una gran parte de las chispas eléctricas reseñadas en el Diario descargaron sobre lugares prominentes (torres de iglesia, postes eléctricos y telegráficos, transformadores), solitarios (ermitas, cabañas, refugios de pastor, casetas de era) y, sobre todo, árboles solitarios o de altura destacada. Aunque, en ocasiones, caían también sobre casas situadas en el mismo casco urbano de los pueblos, casas que no destacaban ni por su altura ni por encontrarse en lugar elevado.

El Páramo (Huérmeces) y su parque eólico, antes de la tormenta

En alguna ocasión, el rayo descargó sobre la torre de la iglesia justo cuando algún vecino se encontraba en el campanario tocando a nublo (Castildelgado, junio de 1915).

En varias reseñas se recogen expresiones relativas al estado que presentaban los cuerpos de los muertos por rayo: "horribles quemaduras", "grandes quemaduras en forma de cinta", "carbonizado", "casi desnudo", "ropas destrozadas", "olor a azufre", "sus ropas prendieron fuego".

Si bien en la última década del siglo XIX y las tres primeras del XX en el Diario aparecían recogidos sobre todo sucesos acaecidos en la provincia de Burgos o en las limítrofes, a partir de los años treinta abundan ya los incidentes acaecidos en cualquiera parte del territorio nacional.

Durante los años de la Guerra Civil y los primeros años de la década de los cuarenta, la frecuencia en la aparición de este tipo de noticias en el Diario desciende considerablemente; durante el conflicto bélico tiene una explicación lógica en la priorización de las noticias relacionadas con el mismo; en los dos o tres años inmediatamente posteriores quizás la tenga también en una cierta aversión (bien a instancia de las autoridades, bien en forma de auto-censura) a la publicación de noticias encuadradas en la sección de "sucesos", en un contexto de penurias materiales y económicas. 

En la hemeroteca del Diario de Burgos, para el periodo de ochenta años (1891-1970), pueden encontrarse un total de 57 reseñas que recogen muertes ocasionadas por rayo en diversos lugares de la geografía provincial.  

Sobra aclarar que no todas las muertes por rayo fueron recogidas en la prensa provincial. En ocasiones, por razones diversas, el trágico suceso no trascendía del ámbito local, quedando consignado únicamente en el registro civil del pueblo, así como en el libro de difuntos de la parroquia correspondiente.

Huérmeces, bajo un nublo del noroeste


Muertes por rayo en la provincia recogidas en el Diario de Burgos durante el periodo 1891-1970 (clasificadas por décadas):

1891-1900

Villaespasa (mayo 1892), Nofuentes (julio 1894), Villafruela (agosto 1895), Cabañas de Esgueva (octubre 1895), Gumiel de Izán (julio 1896), Quintanaloranco (agosto 1899), La Ventilla (agosto 1899), La Parte de Bureba (junio 1900)

1901-1910

Villafría (julio 1901), Quintanapalla (agosto 1901), Viloria (agosto 1901), Villamartín de Sotoscueva (junio 1902), Terrazas (junio 1904), Santurde-Medina de Pomar (junio 1904), Villanueva de la Lastra (junio 1904), Moncalvillo-Palacios de la Sierra (junio 1904), Arauzo de Miel (septiembre 1904), Cubillejo de Lara (junio 1905), Cerezo de Río Tirón (julio 1905), Torres de Abajo (junio 1908), Palacios de la Sierra (agosto 1909)

1911-1920

Fuente Úrbel (junio 1911), Quincoces de Yuso (julio 1911), Barriga-Villalba de Losa (julio 1911), Nofuentes (julio 1913), Modúbar de San Cibrián (agosto 1913), Canicosa de la Sierra (junio 1915), Castildelgado (junio 1915), Villanueva de Gumiel (julio 1916), Porquera del Butrón (mayo 1918), Sasamón (junio 1918)

1921-1930

Riocavado de la Sierra (septiembre 1923), Villagonzalo Arenas (julio 1928), Arija (julio 1930)

1931-1940

Pinilla de los Barruecos (agosto 1933), Granja San Martín-Burgos (mayo 1940), Castrillo de la Vega (agosto 1935)

1941-1950

Burgos, camino de Cayuela (septiembre 1942), Santa María del Mercadillo (abril 1944), Villalvilla Sobresierra (junio 1944), Quintanapalla (junio 1944)

1951-1960

Ruyales del Agua (julio 1951), Hontoria del Pinar (julio 1952), Villayerno Morquillas (agosto 1952), Tartalés de los Montes (mayo 1954), Las Quintanillas (mayo 1954), Las Celadas (septiembre 1954), La Quintana de Rueda-Villarcayo (septiembre 1954), Tordómar (abril 1955), Rábanos (julio 1956), Quintanilla Somuño (julio 1956), Guadilla de Villamar (septiembre 1956), Villamayor de los Montes (junio 1957), Redecilla del Camino (agosto 1957), Salinillas de Bureba (agosto 1957), Madrigalejo del Monte (agosto 1959)

1961-1970

Gumiel del Mercado (mayo 1961), Cernégula (junio 1963), Hontoria del Pinar (agosto 1963)


RAYOS MORTALES EN LA COMARCA

Entre las 59 reseñas anteriores, encontramos unas once que pueden considerarse como acaecidas dentro de los límites de lo que este blog considera La Comarca (la fecha se refiere a la de su publicación en el DB, no a la del suceso):


Dicen en Huérmeces que las tormentas más peligrosas son las que vienen desde Ros...



1. Burgos, La Ventilla (26 de agosto de 1899)

Un labrador resultó muerto durante la tormenta de ayer por la tarde: al salir corriendo de una caseta situada a las afueras del pueblo, con la intención de dirigirse a su casa, fue alcanzado por un rayo que, aparte de acabar con su vida, dejó casi desnuda a la víctima, cuyo cuerpo presentaba horribles quemaduras; la boina que llevaba se encontró a nueve metros de distancia.

2. Villafría (1 de julio de 1901)

Anteanoche, un vecino de Cótar, de 45 años de edad, resultó muerto al ser alcanzado por un rayo el árbol bajo el que había buscado refugio; el desdichado se dirigía a su pueblo a lomos de un pollino, que también resultó muerto.

3. Fuente Úrbel (6 de junio de 1911)

Tres personas resultan sorprendidas por un aguacero tormentoso en el paraje "Redondal", por lo que deciden refugiarse bajo un espino cercano; un rayo impacta sobre el mismo, ocasionando la muerte de una de las tres personas (una mujer madre de cuatro hijos).

4. Villagonzalo Arenas (13 de julio de 1928)

El alcalde del pueblo y su hija resultan sorprendidos por una una tormenta cuando se hallaban en el campo; se refugiaron bajo un sauce; un rayo impacta sobre el mismo y causa la muerte del padre (68 años de edad) y pérdida del conocimiento a la hija (32 años), que sobrevivió al suceso. 

5. Burgos, Granja de San Martín (14 de mayo de 1940)

A última hora de la tarde, un rayo cayó sobre un chopo bajo el que se habían refugiado dos obreros de la granja, sorprendidos por la tormenta mientras se hallaban sembrando garbanzos; uno de ellos resultó muerto (varón de 38 años de edad); resultó herida una mujer de 46 años. 

6. Burgos, camino de Cayuela (13 de septiembre de 1942)

El secretario del Ayuntamiento de Cayuela resultó muerto al ser alcanzado por un rayo cuando se dirigía desde la capital a aquel pueblo.

Villalibado, antes de la tormenta

7. Villalvilla Sobresierra (23 de junio de 1944)

Al mediodía de ayer, cuando dos jóvenes se encontraban trabajando en el campo con una pareja de bueyes, un rayo acabó con la vida de uno de ellos (20 años de edad), y lanzó al otro a varios metros de distancia, aunque resultando ileso. También resultó muerta una de las reses.

8. Villayerno Morquillas (30 de agosto de 1952)
 
Muerte de una mujer recién casada, al ser alcanzada por un rayo cuando se dirigía a la fuente con dos calderos.

9. Las Quintanillas (14 de mayo de 1954)

Un joven labrador (18 años) resultó muerto en la tarde del miércoles al ser alcanzado por un rayo mientras conducía una yunta de bueyes de vuelta al pueblo. La chispa cayó sobre el arado que arrastraba la yunta. Otros muchachos que acompañaban al fallecido resultaron ilesos.

10. Las Celadas (2 de septiembre de 1954)

Una joven de 18 años resultó muerta al penetrar un rayo en la habitación donde dormía.

11. Cernégula (26 de junio de 1963)

Un labrador, de 35 años de edad, resultó muerto al ser alcanzado por un rayo; su mujer, que caminaba tras él, resultó ilesa; la chispa arrojó a su marido las azadas que transportaba.


Nube de desarrollo vertical, vista desde las inmediaciones de Santa Cecilia o Santa Icilia (Montorio)



Entre las muertes por rayo no recogidas en la prensa provincial, destacamos la acaecida en Huérmeces, en la persona de Eugenio Alonso Fernández.

El suceso tuvo lugar en la mañana del día 6 de julio de 1940, cuando Eugenio regresaba al pueblo -en compañía de su hijo José- desde el paraje de Navas, conduciendo una yunta de bueyes que tiraba de un carro cargado de yeros.

La descarga ocurrió en el paraje de Palillos, ya en la zona alta del recorrido, cerca de la confluencia de los caminos de Navas y Castrillo. El rayó acabó con la vida de Eugenio y también mató a los bueyes; su hijo, con las piernas insensibilizadas, fue apenas capaz de llegar al pueblo para dar noticia del suceso. Resultó ilesa la perra que los acompañaba, aunque murió al poco, incapaz de superar la pérdida de su amo.



Hasta hace muy poco tiempo, en las inmediaciones del lugar en el que se produjo la descarga, se podía observar una simple piedra hincada, sin talla ni grabado alguno, que conmemoraba el trágico suceso. Hoy en día, se yergue un altísimo pararrayos, que protege a los catorce aerogeneradores del parque eólico "El Sombrío", que se despliegan a lo largo de los parajes de Cotejón, Monte las Eras y la Cuesta del Cuerno.

Este suceso ya fue objeto de otra entrada en este mismo blog: El abuelo Eugenio


Otra posible fuente de información relativa a las muertes por rayo, sobre todo en cuanto a las acaecidas durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX, es la recogida por los hitos de piedra o estelas epigráficas, cuya presencia suele conmemorar la muerte inesperada de una persona en descampado.

La presencia de estos hitos debe considerarse como algo excepcional, ya que la mayoría de aquellas muertes en descampado no eran señalizadas de una manera tan visible y duradera. En muchos casos, el lugar del óbito se señalizaba con una simple cruz de madera (que acababa por desaparecer, más temprano que tarde) o por una simple piedra sin talla ni inscripción alguna, por lo que la memoria del suceso tenía muchas posibilidades de perderse con el paso del tiempo.

Casi todas estas estelas se situaban cerca o al lado de caminos, en lindes de fincas, en lugares bien visibles en todo caso. Los motivos del óbito solían estar relacionados con la precaria salud o avanzada edad de la víctima (infartos, hemorragias cerebrales, apoplejías, anginas de pecho); también con accidentes laborales (caída de la caballería, vuelco del carro, caída de árboles o piedras); extravíos (sobre todo niños y ancianos, y en condiciones de mal tiempo); muertes por mano airada (asesinatos); y agentes meteorológicos de carácter eléctrico.

En cuanto a estelas conmemorativas de muertes por rayo, en La Comarca podemos encontrar únicamente dos ejemplares:

1. Trulla, Quintanilla Sobresierra (23 de mayo de 1898 [1888])

Situada a kilómetro y medio al sur del pueblo, en el viejo camino de Quintanilla a Castrillo de Rucios, esta estela de considerable tamaño (más de metro y medio de altura, incluida la peana), presenta una pequeña basculación hacia la izquierda, aunque su estado general es bueno, en parte gracias al abrazo y protección que le otorga un ya no tan joven ejemplar de majuelo o espino albar.

La estela, realizada en piedra caliza, presenta un remate circular, con una gran cruz bajo la que puede leerse el texto grabado siguiente: "A la memoria de D. Manuel P. García y de D. Jacoba G. Melgosa. Fallecieron el día 23 de mayo de 1898 [o 1888] a consecuencia de una descarga eléctrica atmosférica. Rogad por ellos. E.P.D. Recuerdo de sus hijos."



2. El Corral del Monte, Montorio (fecha ilegible o inexistente)

Esta estela discoidea, realizada en piedra caliza grisácea, se encuentra situada a medio kilómetro al noreste del pueblo, al lado del camino que se dirige a Los Pozos.

De medio metro de diámetro y 9 cm de grosor, con un pie de 40 cm de ancho, su estado de conservación no es muy bueno, hasta el punto de que la inscripción, pintada en negro, resulta ilegible, salvo por la palabra RAYO.

Según la tradición oral, la estela conmemora la muerte de Federico Díez López, fulminado por un rayo hace ya unos cien años.




LECTURAS

-Meteorología popular: acordarse de Santa Bárbara cuando truena. Carmen Gonzalo de Andrés. Revista del Aficionado a la meteorología, nº 9 (marzo de 2003)
-Climatología de descargas eléctricas y de días de tormenta en España. J. A. Núñez Mora, J. Riesco Martín, M. A. Mora García. Agencia Estatal de Meteorología. Madrid (2019)
-Fallecidos por riesgos naturales en España en 2019. Dirección General de Protección Civil y Emergencias (2020)
-Las estelas epigráficas de época postmedieval en la provincia de Burgos. Jacinto Campillo Cueva. Boletín de la Institución Fernán González nº 229 (2004/2)
-Las estelas pluripersonales de Miraveche y Quintanilla-Sobresierra (Burgos). Jacinto Campillo Cueva. Estudios Mirandeses, nº XXVII-A [45-55]
-Nuevas estelas epigráficas de época moderna en el norte de la provincia de Burgos. Jacinto Campillo Cueva. Kobie nº XII [371-386]. Diputación Foral de Bizcaia. Bilbao (2006)


RECORTES DE PRENSA

Diario de Burgos, 26 de agosto de 1899


Diario de Burgos, 1 de julio de 1901

Diario de Burgos, 6 de junio de 1911

Diario de Burgos, 13 de julio de 1928

Diario de Burgos, 14 de mayo de 1940

Diario de Burgos, 13 de septiembre de 1942


Diario de Burgos, 23 de junio de 1944

Diario de Burgos, 30 de agosto de 1952

Diario de Burgos, 14 de mayo de 1954

Diario de Burgos, 26 de junio de 1963

Diario de Burgos, 2 de septiembre de 1954



BANDA SONORA

Poco margen tengo para buscar una canción relacionada con la entrada de hoy, cuando existe una cuyo título mienta a la santa, precisamente.

Entre los mineros de las cuencas asturiana y leonesa se hizo muy popular el himno titulado En el Pozo María Luisa, que no es sino una adaptación de la canción titulada "Santa Bárbara bendita", y que acabó por trascender del ambiente minero, cantándose en todo tipo de manifestaciones de carácter reivindicativo y conmemorativo. 

Y es que el Pozo María Luisa tiene una triste historia: el 14 de julio de 1949, una explosión de grisú acabó con la vida de 17 mineros. María Luisa cerró en 2016, tras 158 años en explotación.

De entre los muchos vídeos que se pueden encontrar en YouTube, he elegido el de Nuberu, (conjunto musical asturiano surgido en los años de la Transición), por un motivo de peso: en la mitología astur, "El Nuberu" es el señor de los rayos, las nubes y las tormentas...

Existen muchas versiones, con pequeños o grandes cambios en la letra. Una de ellas era entonada por los mineros portugueses del Alentejo; otra se canta en la Bretaña francesa, rememorando la huelga de las sardineras de Douarnenez, de 1924; y otra, interpretada por Chicho Sánchez Ferlosio en los años sesenta, decía así:

Santa Bárbara bendita
patrona de los minerus
el Sol sale para todos
yo aquí dentro no lo veo.

Con el pico y con el marro
con el marro y el barrenu
haremos un agujero
por ver las luces del cielo.


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