sábado, 22 de mayo de 2021

Manciles o "el espíritu de la irreductible aldea gala"


UNA TIERRA DE PEQUEÑOS MUNICIPIOS

La provincia de Burgos es, con diferencia, la que mantiene una cifra más alta de municipios en España: nada menos que 371. Aunque tenga una extensión considerable (14.000 km2), si observamos el mapa municipal comprobaremos que existen multitud de municipios de escasa superficie y, sobre todo, de escasa población. Este minifundismo municipal puede considerarse una rémora a la hora de gestionar determinados servicios de una manera racional, pero ninguno de esos pequeños municipios quiere hoy en día saber nada de su agregación a otro ayuntamiento vecino.


En La Comarca y aledaños existen unos cuantos municipios de muy pequeño tamaño (superficie inferior a 15 km2 y población inferior a 40 habitantes). Si colocamos la lupa de Uderzo al sur de Villadiego, encontraremos tres de estos micro municipios que aún resisten: dos de ellos son limítrofes entre sí (Tobar Manciles) y un tercero, Sordillos, aparece un poco más al oeste de aquellos. 




Manciles (M), el más pequeño de los micro municipios situados al sur de Villadiego

Resulta sorprendente que los tres hayan preservado su condición de municipio independiente, teniendo por vecinos a poderosos municipios aglutinadores como Villadiego y Sasamón, cuyos términos municipales comprenden un total de 33 y 7 pueblos, respectivamente, y cuyas superficies (328 km2 y 113 km2) y poblaciones totales (1500 y 962 hab.) resultan más que suficientes como para abarcar una amplia zona de influencia.




Estos tres micro municipios, sorprendentemente, aguantaron por igual el "efecto Villadiego", proceso por el que la villa absorbió, en unos diez años (1968-1978), a un total de 30 pequeños pueblos de los alrededores, sobre todo a los situados cerca de la orla montañosa del noroeste del actual término municipal:

Olmos de la Picaza-Villanoño-Castromorca (1968), Arenillas-Villahernando-Villalibado-Villaute (1970), Barrios de Villadiego (1970), Villalbilla de Villadiego (1970), Villanueva de Puerta-Boada-Hormicedo-Icedo (1970), Villusto (1970), Villavedón-Palazuelos-Rioparaíso (1972), Tapia (1973), Los Valcárceres-Fuencivil-Quintanilla de la Presa (1973), Acedillo-Bustillo-Hormazuela (1975), Coculina-Brullés-Melgosa de Villadiego (1975), Villanueva de Odra (1976), Sandoval de la Reina (1978) y Villahizán de Treviño (1978).   

De entre estos pueblos absorbidos por Villadiego, varios contaban por entonces con una población claramente superior a la de cada uno de los tres supervivientes aludidos. Así sucedía con Coculina, Los Valcárceres, Sandoval de la Reina, Tapia, Villanueva de Odra, Villahizán de Treviño y Villavedón, por ejemplo.

Por todo ello, cualquiera de estos tres micro municipios merecería una entrada específica en este blog. Hoy, para empezar con la serie, nos vamos a centrar en uno de ellos: Manciles, el más pequeño de los tres (6,6 km2 y 20 habitantes).



MANCILES SE CONVIERTE EN MUNICIPIO INDEPENDIENTE (1925)

Quizás, el origen de la negativa de Manciles a integrarse en el macro municipio de Villadiego durante la década de los setenta del siglo XX, se remonte a apenas medio siglo antes. A Manciles le había costado mucho esfuerzo conseguir su propia independencia como ayuntamiento, y no estaba dispuesto a perderla por el mero hecho de que su población se hubiera reducido sobremanera.  


Diario de Burgos, 27 de octubre de 1905

Desde el mismo momento en el que se aprobó la nueva división territorial de España en provincias (diseñada por Javier de Burgos en 1833), Manciles pasó de ser un lugar de realengo a formar parte del municipio de Pedrosa del Páramo. A principios del siglo XX, Manciles realizó un primer intento -que sepamos- por segregarse de Pedrosa, para constituir un municipio independiente. No lo logró, y en la sesión ordinaria mantenida por la Diputación Provincial con fecha 26 de octubre de 1905, presidida por Gutiérrez Ballesteros, se acuerda desestimar la segregación solicitada por Manciles.

Gaceta de Madrid, 19 de mayo de 1925

En 1912, la Junta Administrativa de Manciles solicita a la Diputación Provincial que les hagan llegar regularmente el Boletín Oficial de la Provincia, tal y como se hace con todos los ayuntamientos de la misma, por el precio de 10 pesetas. Quizás los vecinos de Manciles deseaban ser informados directamente, sin intermediaciones del ayuntamiento de Pedrosa. 

Planimetrías (1910): Pedrosa del Páramo y Manciles, dos términos pero un solo municipio


Tras veinte años de intentos -que sepamos- los vecinos de Manciles lograron finalmente alcanzar la tan ansiada segregación. El 25 de abril de 1925 quedó constituido el nuevo ayuntamiento de Manciles. La Gaceta de Madrid, en su edición de 19 de mayo, recoge dicha alteración municipal, tras ser comunicada al Ministerio de la Gobernación por el entonces Gobernador Civil de Burgos, el militar Antonio Horcada Mateo.

Minuta MTN50, hoja 199 (1929): Manciles, municipio independiente


En febrero de 1935, el joven Ayuntamiento de Manciles solicitó a la Diputación Provincial que se elaborara un proyecto de camino vecinal que uniera Manciles con el km 12 de la carretera de Villanueva de Argaño a Herrera de Pisuerga (la hoy conocida como carretera de Villadiego, la BU-627), en un intento por mejorar sus comunicaciones con la capital comarcal. Dicho camino se mantiene en buen uso en la actualidad.

Y desde aquellos gloriosos tiempos, Manciles, a pesar de su bajísima población, ha mantenido su independencia municipal. Y sin parque eólico alguno que ampare o regenere sus finanzas. Tiene mérito, sin duda. O testarudez, dirán otros. O quizás se trate, simplemente, del por algunos denominado "espíritu de la irreductible aldea gala".


LAS PEQUEÑAS HISTORIAS DE MANCILES

Todos los pueblos de La Comarca aparecen consignados en el Becerro de las Behetrías, en el Catastro de Ensenada y en los diccionarios de Miñano y Madoz. Todos ellos tienen una iglesia o una ermita cuyo valor patrimonial merece destacarse. Casi todos poseen ejemplos de recia arquitectura de páramo, con algunos escudos y ventanas ornadas que nos hablan de un pasado esplendor. Casi todos figuran en las frías estadísticas demográficas que también nos hablan de un declive generalizado en las últimas décadas.

Todo lo anterior está muy bien, pero no debemos olvidar que cada uno de estos pueblos posee, además, eso que llamamos "pequeñas historias", que hablan de avatares protagonizados por humildes vecinos y que, en ocasiones, aparecen recogidas en la prensa local de la época, pasando alguna de ellas a formar parte de la memoria popular de un lugar.

Este es el caso de Manciles que, recién estrenada su condición de municipio independiente, se vio inmerso en una angustiosa peripecia a cuenta de la prolongada ausencia de maestro para la escuela del pueblo. Además, fue una historia con final feliz, que contó con un héroe inesperado y que nos habla de un pueblo peleón. 

Manciles fue también residencia de un pequeño grupo de dulzaineros y, cómo no, un lugar azotado por nublados y catástrofes meteorológicas en forma de hielo.


UNA ESCUELA SIN MAESTRO Y UN CURA QUE LO SUPLE

Durante casi cuatro años, entre septiembre de 1925 y mayo de 1929, la escuela de Manciles no tuvo maestro. Y la prensa local se hizo eco de este anómalo suceso, con profusión de pequeñas crónicas, cartas abiertas al gobernador de turno, súplicas de los padres y visitas a la capital para quejarse ante las autoridades.

El origen del problema radicaba en el hecho de que la escuela de Manciles estuviera clasificada como "escuela sustituida" lo que, básicamente se traducía en que el salario del maestro se quedaba en 1000 pesetas anuales, justo la mitad de lo que percibía un maestro interino que prestara sus servicios en una escuela normal. Y con ese salario, ningún maestro solicitaba la plaza de Manciles.

El último nombramiento de maestro para Manciles se había producido en febrero de 1921, en la persona de Juan Diosdado Muñoz. Cuatro años y pico después, en junio de 1925, al finalizar el curso, el maestro se jubiló, y el Ministerio de Instrucción Pública no fue capaz de reponer la plaza.


Plaza de Manciles: casa consistorial en cuyo lateral estaban enclavadas las escuelas del pueblo


El día 3 de marzo de 1926, el Diario de Burgos publica una carta abierta de un padre de familia (A. L.) de Manciles, en la que denuncia la falta de maestro:

"Es bien triste la situación de este pueblo. Hace cerca de un año que la escuela se encuentra cerrada, por jubilación del maestro que la regentaba, y los niños, en un completo abandono, andan vagando por los campos, sin aprender las cosas más rudimentarias que necesitan para valerse por sí mismos en la vida, ni las nociones más elementales de moral y de sus obligaciones en la sociedad.

Y lo más lamentable del caso es que como esta escuela debe ser provista por un sustituto, nadie la solicita y no se ve, por lo tanto, remedio a esta situación.

Los vecinos de este pueblo, que pagamos nuestros tributos al Estado, ¿no tenemos derecho a que éste se preocupe un poco de la instrucción de nuestros hijos?

Porque a nosotros nos preocupa y nos entristece pensar en la suerte que les espera, y en la vergüenza que han de pasar cuando alejados del pueblo para servir a la Patria, tengan que contestar que no saben leer, sean mal mirados por todos por su falta de cultura y no puedan ni escribir dos letras a sus padres para comunicarles el estado de su salud.

Y no hablemos de las niñas. Ellas que con el tiempo serán madres de familia y tendrán el deber de educar a sus hijos, y enseñarles los principios de la religión cristiana, no podrán hacerlo por no saber lo más elemental del catecismo.

En nombre de los vecinos de este honrado pueblo, llamo la atención de quien corresponda, para que atienda nuestras justas súplicas y nos saque de esta situación bochornosa." 

Poco más de un mes después, el Diario publica un par de reseñas más, reiterándose en la lamentable situación de la falta de maestro. Una de reseñas finaliza con una expresión clara de la desesperación a la que se había llegado en el pueblo:

"Señor Gobernador civil, señor inspector de primera enseñanza, ¿no hay un medio de sustituir al maestro jubilado de Manciles? ¡Por caridad!"

Parece evidente que, además de la lamentable situación creada por la falta de maestro, en el pueblo había un vecino (A. L. quizás) que peleaba por resolver el asunto de la manera más efectiva posible: enviando al Diario numerosas crónicas y quejas relativas al tema, para que la autoridad competente se sonrojara, si es que dicha autoridad poseía el don de la vergüenza. Pero pasaba el tiempo y la escuela seguía sin maestro.

Todo comenzó a cambiar de la manera más insospechada posible. No, el Ministerio de Instrucción Pública no consiguió maestro para el pueblo. Lo que sí sucedió es que, en el mes de mayo de 1926, llegó al pueblo un nuevo cura párroco, un joven presbítero llamado Vivencio Ramos Miguel. Y es que también la plaza de párroco había sido cubierta de manera interina, durante los dos últimos años, en este caso por el cura ecónomo Teodomiro Estébanez.

Vivencio se había ordenado sacerdote a finales del año 1919, por lo que cuando llegó a Manciles lleva poco más de seis años ejerciendo su labor pastoral. Como solía suceder en aquellos años, la llegada de un nuevo párroco fue saludada con una cálida bienvenida por parte de los vecinos del pueblo. Y, al poco de llegar, don Vivencio se metió al pueblo en el bolsillo: como la falta de maestro continuaba sin resolverse, él mismo se ofreció a ejercer de maestro con los niños del pueblo, hasta que llegara el tan ansiado docente.

Y esa asunción de labores pedagógicas duró, nada más ni nada menos, que tres años. Tan contentos estaban en Manciles con don Vivencio que, en marzo de 1929 le nombraron hijo adoptivo del pueblo.

Mientras tanto, don Vivencio no se contentó con decir misa, auxiliar a los enfermos, enterrar a los muertos, bautizar a los recién nacidos (sí, en aquellos tiempos nacía gente en estos pueblos), enseñar a sus alumnos, organizar la anual fiesta del árbol, catalizar la escasa vida cultural de un pueblo... también tuvo tiempo para acudir a la capital provincial para entrevistarse con el gobernador civil de turno (José Cuesta Fernández se llamaba el de entonces) y rogarle que presionara al Ministerio de Instrucción Pública en la resolución del problema de la carencia de maestro para la escuela del pueblo.

Por fin, en 1929, llegó a Manciles un nuevo maestro sustituto: Ramón Fernández. Suponemos que fue recibido en el pueblo como si de un auténtico héroe se tratara (lo cual no estaba muy lejos de la realidad, al haber aceptado el destino a pesar de su mísero salario). Ya que en mayo de ese mismo año una reseña del Diario agradece al maestro su interés y dedicación.

Al poco tiempo, una comisión del pueblo (en la que se encontraba el nuevo maestro) se presentó ante el inspector jefe de primera enseñanza, el Gobernador civil y el Presidente de la Diputación para rogarles que solucionaran el problema de las "escuelas sustituidas", donde un maestro ganaba 1000 pesetas anuales en lugar de las 2000 pesetas que ganaba un interino de una escuela "normal".

En el Diario de Burgos de 19 de mayo de 1930 aparece una reseña, escrita por el propio Ramón Fernández, en la que se explica la triste condición de "maestro sustituto":

"...escuelas que están cerradas por carecer de maestros que puedan regentarlas, dada la pingüe paga que perciben los maestros sustitutos de los 15 pueblos de nuestra provincia, cuyas escuelas están sustituidas y en esta forma hay unas 500 escuelas en España. Se preguntará ¿la causa? Bien clara, como estas escuelas en sustitución se rigen por la legislación antigua, o sea que el propietario percibe 2000 pesetas anuales, pues bien, al sustituirse el maestro propietario las 2000 pesetas se fraccionan, quedando 1000 pesetas al propietario y las otras 1000 al sustituto, cuyas mil pesetas sufren un quebranto por descuentos legales de modo que llegan a manos tanto del propietario como del sustituto menos de 1000 pesetas. Ahora bien, con menos de 1000 pesetas, o sea, con 2'50 pesetas diarias ¿habrá quien pueda hacer frente a las necesidades de la vida? Bien creo que no. Cualquier bracero cobra 5, 10 y hasta 15 pesetas, el único relegado al pauperismo es el maestro sustituto..."

Por fin, la Comisión Permanente de la Diputación Provincial, en su sesión de 12 de junio de 1930, elevó al Ministerio de Instrucción Pública la propuesta del Ayuntamiento de Manciles, por la que se debería asignar a los maestros sustitutos el mismo sueldo que a los interinos.

No vuelven a aparecer noticias relativas al asunto en el Diario de Burgos, por lo que suponemos que el problema quedó solucionado. Luego llegó la República, y queremos suponer que Manciles fue uno de los lugares a los que llegaron nuevos maestros con mejores sueldos, con nuevos métodos y con nuevas ilusiones.


Vivencio Ramos (tras el misionero con bonete) en la portada de la iglesia de Ros (1943); fotografía colgada en la red por Eusebio Martínez

Y en cuanto a don Vivencio, únicamente sabemos que, al estallar la guerra civil, aún se encontraba destinado en Manciles. Luego, el silencio más absoluto hasta que lo encontramos en 1943 en Ros y Las Celadas, como cura párroco del primero y sirviente del segundo. Hasta 1960 aún andaba por estos dos pueblos, apareciendo en diversas noticias relativas a inauguraciones, donaciones y ceremonias religiosas. En 1962, don Vivencio fue destinado a San Quirce de Río Pisuerga.

Nada más hemos podido saber de este cura que, durante tres años, ejerció de maestro en un pueblo al que ningún docente quería ir porque su escuela estaba muy mal dotada: Vivencio Ramos Miguel, hijo adoptivo de Manciles.


LOS DULZAINEROS DE MANCILES

Durante los años veinte y treinta del pasado siglo, Manciles contó con un humilde grupo de dulzaineros que amenizaron fiestas y celebraciones, tanto religiosas como civiles, en los pueblos de los alrededores. Julián Martínez era el alma máter del grupo.

Hemos encontrado únicamente cinco apariciones en la prensa de la época de los "afamados dulzaineros de Manciles" o de "Julián Martínez y compañeros":

  • celebraciones por la llegada a Manciles del nuevo párroco (mayo de 1926)
  • fiesta del árbol de Manciles (marzo de 1927)
  • fiestas de las Mercedes en Fuencivil (septiembre de 1933)
  • fiestas de Santa Columba en Quintanilla de la Presa (octubre de 1934)
  • fiestas "de la Victoria" en Villadiego (mayo de 1939)

Suponemos que la presencia de los dulzaineros de Manciles sería más habitual en las fiestas de los pequeños pueblos de la comarca de Villadiego que lo que pudiera indicar su escasa aparición en la prensa provincial. Y es que, al tratarse de pueblos tan pequeños, puede que no contaran con el interés del corresponsal del Diario en la comarca.


UN NUBLADO OVINICIDA

El Diario de Burgos recoge, en su edición del viernes 19 de julio de 1912, la siguiente noticia:

"El domingo descargó sobre un formidable nublado en Pedrosa del Páramo y Manciles, lloviendo torrencialmente sin cesar durante seis o siete horas. La tormenta sorprendió en el campo a los ganados, pereciendo 30 reses lanares a consecuencia de la lluvia y el frío intenso que se dejó sentir. De ambos pueblos salieron vecinos en busca de los pastores, encontrándoles ateridos y en grave peligro. Conducidos a sus respectivas moradas, tuvieron que guardar cama durante varios días".

Resulta curioso que ambos pueblos, que por entonces aún formaban parte del mismo municipio, se encontraran tan hermanados en cuanto a las desgracias ocasionadas por los elementos atmosféricos. A pesar de que Pedrosa de encuentra en pleno páramo, a unos 950 metros de altitud, y Manciles -sin embargo- se ubica en el fondo del valle del Hormazuela, a una altitud claramente inferior (900 metros), más protegido en la vertiente oriental de dicho páramo, las tormentas trataban a ambos pueblos de la misma manera: mal, muy mal. 


Término municipal de Manciles: 6,6 km2 de páramo y valle, entre Olmos, Tobar, Susinos, Pedrosa y Villorejo

  

UN PEDRISCO APOCALÍPTICO

No podía faltar una salvaje granizada en la pequeña historia de cualquiera de los pueblos de los páramos. Casi un año después del nublado que acabó con 30 ovinos y maltrató a varios pastores, otra desgracia meteorológica acontece sobre Manciles y pueblos limítrofes. Así, el Diario de Burgos, en su edición del lunes 16 de junio de 1913, pasa revista a los daños sufridos por el campo de Manciles -y cuatro pueblos del entorno inmediato- tras el pedrisco del día 4 de junio:

"Ya se van conociendo con más exactitud los detalles de la hecatombe climatológica sufrida por los pueblos de Sasamón, Villasandino, Pedrosa, Manciles y Olmillos, así como las tristes y funestas consecuencias que trajo consigo.

Cuatro días después de la descarga de agua congelada, que aquella inmensa nube parda llevaba en sus entrañas, todavía podían recogerse grandes bloques de granizo conglomerado, que los fuertes calores no pudieron liquidar en tan considerable espacio de tiempo. [...]

La cosecha en Pedrosa del Páramo y Manciles desapareció por completo y fueron muy considerables los daños en Olmillos junto a Sasamón. El aspecto de aquellos campos asolados es triste y desconsolador. Fue un invierno anticipado y repentino que segó mieses en flor, matando esperanzas ya maduras [...] en los sembrados de cereales solo aparecen los troncos de las cañas, que en esqueleto ya seco, dan la idea exacta de rastrojos perfectamente segados a máquina. [...]

¿Será posible que el Gobierno de Su Majestad y la Corporación provincial no realicen un esfuerzo tan excepcional como reclama la crítica situación creada a aquellos labradores, a los que solo se les conoce, porque pacientes y sufridos continúan levantando las cada vez más pesadas y abrumadoras cargas públicas? [...] La Patria que abandona a sus hijos en la desgracia, es una madrastra que labora por su destrucción [...]"


Muchos años más tarde, en una publicación del año 1949, Luciano Huidobro recogía que, en el pueblo vecino de Pedrosa del Páramo, existía una inmemorial costumbre por partida doble: el día de San Isidro, todo el pueblo acudía en romería a la cercana ermita del Santo Cristo de Villaux (donde se encuentra el sepulcro de Pedro Paramón, supuesto fundador del pueblo y obispo de Sasamón), y pocos días después (el primer domingo de junio) se bajaba a Sasamón para asistir a la misa mayor. Añadía don Luciano que esta doble costumbre únicamente se interrumpió en un año (no se dice cual) y, a consecuencia del incumplimiento, el pueblo sufrió tal granizada que se perdió toda la cosecha.

Por lo leído en la noticia del diario, todo parece indicar que fue 1913 el referido año del incumplimiento. Ese año, el primer domingo de junio cayó en día 1, y la granizada recogida en la prensa aconteció el día 4, miércoles. Una vez incumplida la inmemorial bi-tradición, solo tres días esperó el Supremo Hacedor para dejar caer toda su ira sobre los pecadores de Pedrosa y, de paso, también sobre los no menos pecadores de otros cuatro pueblos cercanos. Los castigos, mejor en caliente. Ignoro si en la actualidad sigue manteniéndose la doble costumbre, o si la general implantación del seguro agrario la ha acabado por relegar al olvido.

El asunto del pedrisco del día 4 llegó incluso al Congreso de los diputados, en cuya sesión del 9 de junio, el diputado por Castrojeriz, Felipe Crespo de Lara, efectuó un ruego dirigido al Presidente del Consejo de Ministros (el famoso Conde de Romanones) para que se concedieran créditos extraordinarios, condonaciones de contribuciones y ejecución urgente de obra pública a los cinco pueblos afectados por el pedrisco. A este ruego se unió el diputado por Burgos, Antonio Arteche Villabaso.

El día 11 de junio de 1913, el ayuntamiento de Pedrosa del Páramo (en cuyo municipio se encontraba incluido Manciles) solicitó a la Diputación Provincial de Burgos el perdón del pago de la Contribución Territorial de ese año, por "la pérdida de la cosecha a consecuencia del pedrisco que descargó sobre sus campos el día 4 de junio". Ignoramos si lo consiguió.

Por si el severo castigo de 1913 no hubiera bastado, treinta y siete después, el día 2 de julio de 1950, otro dañino pedrisco descargó sobre Manciles (parece que ahora como damnificado único, sin pagar por incumplimientos ajenos). El día 12 del mismo mes, el Ayuntamiento solicitó a la Diputación Provincial el perdón de la Contribución Territorial. También ignoramos si lo consiguió. 


EL APELLIDO MANCILES

Un apellido en claro peligro de extinción, ya que hoy en día únicamente 21 personas lo portan como primer apellido y 14 como segundo. Según la base de datos del INE, casi todas las personas apellidadas Manciles son originarias de la provincia de Burgos.

Conocí, hace ya muchos años, a una persona apellidada Manciles:

Aquileo Manciles Bañuelos (Castromorca, 1927 - Villalba, Madrid, 2020). En aquellos tiempos, era el director del colegio en el que estudié durante cuatro años.


"EL OTRO" MANCILES

Unos 3 km al noroeste de Lerma, existe una ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de Manciles, objeto de una concurrida romería el domingo siguiente al 8 de septiembre, a la que acuden gentes de Lerma, Villalmanzo, Santa Cecilia, Ruyales del Agua y Villamayor de los Montes.

La ermita, un edificio con restos románicos de comienzos del siglo XIII, no es sino la iglesia superviviente de un antiguo despoblado, Manciles, citado en un documento de 1515 relativo a los préstamos episcopales. Madoz también lo cita en su célebre Diccionario. Probablemente, el topónimo haría alusión a la procedencia de sus fundadores, el Manciles situado 46 km más al noroeste, casi a las puertas de Villadiego.  


FUENTES

-Diario de Burgos, 19 de julio de 1912, un potente nublado descarga sobre Pedrosa del Páramo y Manciles.

-Diario de Burgos, 5 de junio de 1913: "Horroroso pedrisco" sobre Sasamón, Olmillos, Villasandino, Pedrosa del Páramo y Manciles. A las cuatro de la tarde y repentinamente. Crónica de A.R.

-Diario de Burgos, 9 de junio de 1913: Asamblea agrícola, en la que se habla del pedrisco del pasado día 4 y de la intención de constituir una "mutualidad en los pedriscos".

-Diario de Burgos, 11 de junio de 1913: Felipe Crespo de Lara, diputado a Cortes por el distrito de Castrojeriz, eleva un ruego al Presidente del Consejo de Ministros para que se efectúen ciertas actuaciones encaminadas a socorrer a los agricultores de cinco pueblos de Burgos cuya cosecha ha resultado arrasada por el pedrisco. 

-Diario de Burgos, 16 de junio de 1913: crónica más larga de A.R. en la que se extiende en las consecuencias de la "hecatombe climatológica".

-Diario de Burgos, 5 de marzo de 1926: "Un caso de conciencia", carta de un padre de familia (A.L.) denunciando la prolongada ausencia de maestro para las escuelas de Manciles.

-Diario de Burgos, 12 de abril de 1926: "Una fiesta del árbol sin niños", nueva reseña en la que otro padre de familia de Manciles expresa su tristeza por la ausencia de maestro.

-Diario de Burgos, 6 de mayo de 1926: reseña anunciando la entrada del nuevo párroco de Manciles.

-Diario de Burgos, 28 de agosto de 1928: reseña en la que se apunta la visita realizada por el párroco de Manciles al Gobernador Civil, señor Cuesta, para expresarle su preocupación por la falta de maestro.

-Diario de Burgos, 23 de marzo de 1929: noticia que recoge el homenaje que el pueblo de Manciles desea realizar a su cura párroco, don Vivencio Ramos, por su dedicación a la enseñanza de los niños del pueblo; durante la celebración de la fiesta del árbol se le concederá el título de hijo adoptivo del pueblo.

-Diario de Burgos, 15 de mayo de 1929, en la que se expresa un voto de gracias en favor del maestro de Manciles.

-Diario de Burgos, 7 de abril de 1930, escrito del maestro de Manciles en el que se describe la problemátiva de las escuelas sin maestros [el maestro estima que en España existían entonces unas 500 escuelas sin maestro, 15 de ellas en la provincia de Burgos; Los Tremellos, Villusto y Pedrosa de Valdelucio como más cercanas].  

-Diario de Burgos, 19 de mayo de 1930: "Problema de urgente solución", escrito del maestro de Manciles en el que se describe la triste condición de maestro sustituto y las gestiones realizadas ante el gobierno civil, diputación provincial e inspector jefe de primera enseñanza.

-Diario de Burgos, 12 de junio de 1930: la Comisión Permanente de la Diputación Provincial acepta la propuesta del Ayuntamiento de Manciles para que se traslade al Ministro de Instrucción Pública la solicitud de que se les asigne a los maestros sustitutos el mismo sueldo que a los interinos.

-"La sede transitoria de Sasamón y su obispo don Pedro Paramón (siglo XI)". Luciano Huidobro Serna. Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos y de la Institución Fernán González de la ciudad de Burgos. Nº 109 (4º trim. 1949).










MUNIPIOS MÁS PEQUEÑOS DE LA PROVINCIA DE BURGOS

1. EN EXTENSIÓN




2. EN POBLACIÓN



PROVINCIAS CON MAYOR NÚMERO DE MUNICIPIOS

Burgos (371), Salamanca (362), Barcelona (311), Zaragoza (293), Guadalajara (288), Navarra (272) y Valencia (266).


AGRADECIMIENTOS

A Pilar, Miguel, Pablo y demás vecinos de Manciles que han colaborado en el contenido del presente post.


 


sábado, 8 de mayo de 2021

Propietarios de fincas urbanas en Huérmeces (1893)


En el archivo municipal de Huérmeces se encuentra un curioso documento de largo título: "Resumen de todas las fincas urbanas comprendidas en el Registro fiscal de edificios y solares, e índice alfabético por apellidos de los dueños o poseedores de dichas fincas, formado en cumplimiento del artículo 9º del Real decreto de 4 de febrero de 1893".



Título excesivo para una simple relación de propietarios de casas, molinos, palacios, ermitas e iglesias, así como de cualquier otro tipo de construcción techada y cerrada. La relación está formada por 65 propietarios: desde vecinos del pueblo hasta terratenientes residentes en la capital provincial, así como algún que otro forastero, generalmente residente en alguno de los pueblos del entorno. 

La identificación de los 99 inmuebles registrados resulta muy limitada, ya que únicamente se consigna la calle o el paraje en el que se encuentran aquellos, sin especificar número o cualquier otro dato identificador. Es por ello que no ha resultado posible la identificación de la mayoría, habiendo resultado de más ayuda el propio nombre del propietario ya que, en muchos casos, se ha producido la transmisión del inmueble dentro de la misma familia, hasta tiempos muy recientes.




Según el documento, los mayores propietarios de bienes inmuebles en el Huérmeces de 1893 eran los siguientes:

-Rodrigo Arquiaga García (vecino de Burgos): 6 inmuebles, entre los que se encuentran el Palacio de Arriba y el Molino de Berlanga (Fuente la Hoz); los 4 inmuebles restantes se encontraban en las calles Real y La Plaza, no habiendo sido posible su identificación.

-José Díaz Calderón Castresana (vecino de Burgos): 4 inmuebles, todos ellos situados en la calle Real; no ha sido posible su identificación.

-Eusebio Girón Arribas (vecino de Huérmeces): 4 inmuebles, 2 sitos en la calle de Ondovilla, uno de los cuales sería el posteriormente conocido como "casa del señor Diego"; los otros dos, sitos en la calle de la Plaza.

-Julián Casado Pardo (vecino de Burgos): 3 inmuebles, entre los que destacan el Palacio de Abajo y el Molino de Retuerta; desconocemos si el tercer inmueble se refiere a la "Capilla" del Palacio o a otra construcción situada en la calle de la Solana.

-Quiterio Hidalgo Díez (vecino de Huérmeces): 3 inmuebles, situados en las calles Real y Solana. Uno de ellos, luego conocido como "casa de Ismael".

-Florentín Díaz Ubierna Vivanco (cura párroco, vecino de Huérmeces): titular de 3 inmuebles, situados en las calles Solana, La Plaza y Real, que no ha sido posible identificar.

-Arzobispado de Burgos (aunque en el listado figuran a nombre del cura párroco): titular de 3 inmuebles: la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, la ermita de Cuesta Castillo y la Casa Rectoral.

-Ayuntamiento de Huérmeces: titular de 2 inmuebles, el edificio de las escuelas y la casa consistorial, sitos en las calles Real y de la Plaza, respectivamente. 

-Dionisio Alonso Espinosa (vecino de Huérmeces): 2 inmuebles, sitos en la calle de Ondovilla.

-Antonio Díaz-Ubierna Varona (vecino de Huérmeces): 2 inmuebles, ambos en el barrio de Mercado. Uno de ellos, luego conocido como "casa de Ramiro"

-Felipe Girón Varona (vecino de Huérmeces): 2 inmuebles, en la calle Real ambos.

-Manuel González Villalvilla (vecino de Huérmeces): 2 inmuebles, en la calle Real.

-José Hidalgo Espinosa (vecino y natural de Huérmeces): 2 inmuebles, uno en la calle Real y otro en Ondovilla.

-Mariano Ibáñez Mata (vecino de Celadilla Sotobrín): 2 inmuebles, sitos en la calle de la Solana.

-Josefa Mariscal Espiga (vecina de Burgos): 2 inmuebles, sitos en la calle Real.

-Primitivo Ortega Valladolid (vecino de Huérmeces): 2 inmuebles sitos en la calle Ondovilla. Uno de ellos, luego conocido como "casa de Hipólito".

-Crisanto Puente Robledo (vecino de Huérmeces): 2 inmuebles sitos en la calle de la Plaza.

-Eusebio Villanueva Peña (vecino de Huérmeces): 2 inmuebles sitos en la calle Real; uno de ellos, luego conocido como "casa de Avelino"; el otro, quizás, el luego conocido como "caseta de Avelino".

-Victoriano Varona Alonso (vecino y natural de Huérmeces): 2 inmuebles, en las calles Real y de la Plaza.

-Vicente Varona Espinosa (vecino y natural de Huérmeces): 2 inmuebles, en la calle Ondovilla y en el barrio de Mercado.

Otros propietarios afincados fuera del pueblo:

-Francisco Arteche Osante (vecino de Burgos): aunque la familia Arteche era propietaria de multitud de fincas rústicas radicadas en Huérmeces, no sucedía lo mismo con las urbanas, apareciendo como titulares de una sola: la hoy conocida como "casa de Castilla".

-Felipe Jalón Nevares (vecino de Burgos): propietario de la hoy conocida como "casa de Miguel".

-Josefa Mariscal Espiga (vecina de Burgos): propietaria de 2 inmuebles en la calle Real, cuya identificación no ha sido posible.

-Gerardo Zaparain Huerta (vecino de Burgos): propietario de 2 inmuebles, uno sito en el nº 4 del barrio de Mercado (el único que aparece claramente identificado en el listado); el otro, el Molino de Alba (luego denominado de Aquileo).


El molino de Navatillo aparece como propiedad de un vecino de San Pantaleón (Pablo Rodríguez Cerro). Se echan en falta los molinos de Cigatón y Las Huertas, ya que sabemos que ambos se encontraban activos en aquellos años. Por otra parte, parece lógica la ausencia de los molinos de los Nogales, el Rinconcillo y Mulimayor, ya que es muy probable que por entonces se encontraran en estado de ruina.

Tampoco se hace referencia a la ermita de la Blanca, por lo que también suponemos que se encontraría en estado de ruina o ya completamente desmantelada, reconvertida en una o dos "cocheras" sitas en el casco urbano del pueblo. 




El documento aparece fechado el 4 de diciembre de 1893, y firmado por el presidente de la Junta Pericial, Florentín Ubierna, así como por seis vocales de la misma: Felipe Girón, Eulogio García, Julián Martínez, Vicente Alonso, Modesto García y José Varona.


APUNTES BIOGRÁFICOS DE ALGUNOS PROPIETARIOS


PROPIETARIOS FORASTEROS

-Rodrigo Arquiaga García (Burgos, 1843-Madrid, 1921): ingeniero industrial, concejal de Ayuntamiento de Burgos, diputado provincial; a su fallecimiento, tanto las múltiples tierras que poseía en Huérmeces como el Palacio de Arriba, pasaron a nombre de su hija, María Arquiaga Díaz (Burgos, 1879-Madrid, 1959) quien, a partir de los años 40 del siglo XX, se fue desprendiendo de todos estos bienes rústicos. 

-Francisco Arteche Osante (Valmaseda, 1854): hermano de José María Arteche Osante (Valmaseda, 1849-Bilbao, 1905), senador por Burgos (1902-1905) y empresario. La familia Arteche era titular de multitud de fincas rústicas en Huérmeces y muchos otros pueblos de la provincia. En los años 60, Julio Arteche Villabaso y sus herederos vendieron sus tierras en Huérmeces a los agricultores que las cultivaban.

A las familias Arquiaga y Arteche, en cuanto a propietarios de numerosas fincas rústicas en Huérmeces, ya se les dedicó un post en su día:

Arquiaga y Arteche: dos terratenientes en el viejo corazón de Castilla

-Julián Casado Pardo (Burgos, 1849-1897): abogado, propietario, político conservador, impulsor del Círculo Católico de Obreros de Burgos, senador del Reino (1885-1896), alcalde de Burgos (1877-1878, 1879-1881); hijo de Policarpo Casado, que también fue senador del Reino y alcalde de Burgos (1861-1865) y primer contribuyente de la provincia en los años posteriores a la desamortización de Madoz (1851), gracias a los enormes beneficios obtenidos durante la misma.

-José Díaz-Calderón Castresana (+Burgos, 1898): procurador de los tribunales de Burgos y miembro de su Junta Colegial; concesionario de varias minas de hierro en el término municipal de Neila.

-Felipe Jalón Nevares (+Benavente, 1898): poco es lo que hemos podido averiguar del propietario en 1893 de la denominada "casa de Miguel" en el barrio La Parte. Parece ser que fue abogado, diputado provincial por Zamora y alcalde de Benavente, aunque en el documento municipal de 1893 aparece avencidado en Burgos. En un viejo mapa de 1911, la citada casa del barrio La Parte viene rotulada como "Casa de Teresa Jalón", y el molino de Los Nogales como "Molino de Julián Jalón".

-Josefa Mariscal Espiga (+Madrid, 1912): aparte de la fecha de fallecimiento, nada más hemos podido averiguar de la propietaria en 1893 de dos casas en la calle Real de Huérmeces.

-Gerardo Zaparain Huerta: médico de Castil de Peones (1894); más tarde residente en la capital provincial (calle Laín Calvo); en 1910 puso en venta un molino en Zalduendo y un par de inmuebles en Burgos.

-Ponciano Fernández Cortés: maestro en Huérmeces entre -como mínimo- 1879 y 1886 (falleció en enero de este año); en el documento de 1893, sus herederos figuran como propietarios de una casa en el  barrio de Mercado.


PRINCIPALES PROPIETARIOS AVENCIDADOS EN HUÉRMECES

-Dionisio Alonso Espinosa (Huérmeces, 1823): labrador; casado con Petra Díez Fernández (Robredo Sobresierra, 1842); 3 hijos: Gabina (1875), Irene (1877) y Francisco (1879). En 1896 la familia residía en Ondovilla nº 4.

-Antonio Díaz-Ubierna Varona: no aparece en los padrones de 1896 y 1899, por lo que suponemos que habría fallecido entre 1894 y 1896; aparece también en diversos documentos relativos a suertes de montes del año 1879. En 1893 era el alcalde de Huérmeces.

-Florentín Díaz-Ubierna Vivanco (Huérmeces, 1816-1899): cura párroco de Huérmeces durante 47 años (1852-1889); suscriptor del periódico carlista "El Siglo Futuro" y propietario de varias fincas rústicas y urbanas en el pueblo.

-Eusebio Girón Arribas (Huérmeces, 1843): labrador y propietario; casado con Cándida del Cerro Sagredo (Ubierna, 1851); tres hijos: Mariano (1879), Diego (1881) y Pedro (1886). En 1896 la familía residía en la calle Ondovilla nº 5.

-Quiterio Hidalgo Díez (Huérmeces, 1852): labrador y propietario; casado con Florentina Fernández Gómez (Robredo Sobresierra, 1856); cuatro hijos: Emilio (1881), Aureliano (1883), Filomena (1892) y Francisco (1894).


FIRMANTES DEL DOCUMENTO

-Florentín Ubierna Díaz-Ubierna (Huérmeces, 1850); casado con Natalia Ibáñez Mata (Celadilla Sotobrín, 1856); cinco hijos en 1899: María Dolores (1881), Francisco (1883), Mónica (1890), Casilda (1892) y Antonino (1896); la familia residía en la calle de la Plaza, número 20, la que luego sería denominada "casa de Daniel y Petra". Florentín fue alcalde de Huérmeces entre 1912 y 1913.

-Felipe Girón (Huérmeces, c. 1830): figura como labrador en diversos documentos del año 1879, pero ya no aparece en el Padrón de 1896, por lo que suponemos que habría fallecido para esa fecha. 

-Eulogio García González (Espinosilla de San Bartolomé, 1825); en 1896 figura como viudo y residente en el número 8 del barrio de Mercado.

-Julián Martínez Tudanca (Huérmeces, 1835); casado con Valentina Pérez Herrera (Masa, 1839); en 1896 residía con ellos su hijo Ezequiel (1873), en el número 10 de la calle Real.

-Vicente Alonso Valderrama (Huérmeces, 1842); casado con Laureana Alonso (Huérmeces, 1849); hijos en 1896: Irene (1879) y Sandalio (1884); calle de la Plaza nº 25.

-Modesto García Mata (Huérmeces, 1840); casado con Eulogia Ubierna García (Lences, 1839); en 1896 reside con ellos una hija, Crescencia (1876) en el número 1 de la calle de la Plaza, en la casa luego denominada "de Eladio y Aurora".

-José Varona Ubierna (Huérmeces, 1855); casado con Francisca García Güemes (Ruyales del Páramo, 1860); en 1866 figuran cinco hijos: Casilda (1883), Tomasa (1885), Claudia (1888), Dionisio (1893) y Paulino (1896); calle Real nº 1, en la que luego sería denominada "casa de Dionisio y Lucía".