sábado, 24 de abril de 2021

El Madoz, revisitado



El Diccionario de Madoz ha constituido una importantísima referencia para multitud de trabajos en los ámbitos de la geografía, la historia y la arqueología. Esta monumental obra (16 volúmenes, editados entre 1845 y 1850) contiene interesante información sobre ermitas ya desaparecidas, ruinas, restos y posibles yacimientos arqueológicos. También suministra útiles datos acerca de administración y territorio, vivienda, molinos harineros, número de clérigos y educación primaria.

Pero el Madoz presenta una laguna importante: sus datos demográficos y económicos.

El año pasado se publicó un interesante trabajo titulado "Hubo un tiempo en que fingimos ser menos", escrito por Juan José Martín García, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Burgos.

El libro profundiza en un asunto que, si bien era ya conocido, adolece aún de estudios en profundidad: la escasa fiabilidad del famoso Diccionario de Madoz, tanto en cuanto a datos demográficos como en económicos.

Martín García se centra en los datos relativos a la provincia de Burgos, una de las que alcanzó mayores cotas de falsedad en ambos ámbitos.


EL MADOZ Y SUS DATOS DEMOGRÁFICOS
  
Los datos demográficos del Madoz se basan en los consignados en la denominada Matrícula Catastral de 1842 (también denominado "Censo" de 1842), trabajo realizado justo antes de que comenzará a elaborar su Diccionario, pero que carecía tanto de las más mínimas garantías estadísticas como del rigor suficiente.  Aunque Madoz corrigió alguna de las cifras, en la mayor parte de las entradas de su Diccionario figuran los datos recogidos en la citada Matrícula.

La Matrícula Catastral de 1842 fue el primer censo realizado según la nueva división administrativa (provincias, partidos judiciales y municipios) diseñada en 1833 por Javier de Burgos. Los datos demográficos se encuentran recogidos municipio a municipio, olvidados ya los recuentos poblacionales realizados a partir de divisiones jurisdiccionales o territoriales de mayor tamaño. Desgraciadamente, se utilizó el escasamente científico método de las "imputaciones" (aproximaciones estimativas), nada que ver con la inscripción directa de los habitantes, que se implantaría ya en posteriores censos.

En los mismos objetivos perseguidos por la Matrícula Catastral de 1842 radica el origen de la escasa fiabilidad de los datos obtenidos: con los datos demográficos recogidos en aquella, se decidirían los impuestos a aplicar a cada población y el número de jóvenes susceptible de entrar en quintas.

Los ayuntamientos, a la hora de rellenar unos "estados" prediseñados en los que se debía dar cuenta exacta del número de vecinos y la riqueza de los mismos, realizaron toda una meritoria operación de ocultamiento, recortando las cifras de población y riqueza. A menor población, menos impuestos se pagarían y menos jóvenes tendrían que "ir a la guerra".

La forma más sencilla de demostrar las enormes cotas de "ocultamiento" registradas en la Matrícula Catastral es comparar los datos con los de alguno de los dos primeros censos fiables, el Censo de 1857 y el Censo de 1860, realizados ya bajo parámetros estadísticos.

Los resultados recogidos en el trabajo de Martín García son espectaculares: si los datos del Madoz fueran ciertos, el crecimiento demográfico experimentado en las provincias de Castilla y León en el lapso de 18 años que separa el censo de 1842 y el de 1860, sería del 52%, algo completamente inaceptable.

En la provincia de Burgos, los datos serían aún más escandalosos: una media de un 92% de crecimiento demográfico. En alguno de los principales municipios de la provincia encontraremos resultados que rozan la ciencia-ficción: Sargentes de la Lora (1.599%), Valle de Valdelaguna (768%), Rebolledo de la Torre (633%), Alfoz de Bricia (314%), Sedano (250%), Medina de Pomar (182%),  Hontoria del Pinar (152%), Oña (136%), Condado de Treviño (126%), por citar algunos.

Partiendo de los datos demográficos recogidos en el Madoz, he confeccionado una tabla comparativa para los 76 pueblos de La Comarca aunque, en lugar de utilizar como base los datos municipales del Censo de 1860 lo he hecho con los datos por localidades recogidos en el Censo de 1857, que aparecen en unas estadísticas arzobispales publicadas en el año 1863.

Para La Comarca, los datos del Censo de 1857 son muy similares a los registrados en el Censo de 1860, pero nos permiten hacer una comparativa población a población -en lugar de municipio a municipio- lo que resulta más adecuado para los intereses de este blog.

En las tablas observamos que los resultados obtenidos se encuadran en la tónica provincial: si los datos demográficos del Madoz fueran verídicos, el valor medio del crecimiento poblacional de La Comarca en esos 15 años alcanzaría el 75%, una auténtica barbaridad, aunque algo inferior a la media provincial. Podríamos presumir de que los datos facilitados en 1842 por las autoridades locales de La Comarca resultaron estar algo menos escandalosamente falseados que los facilitados a escala provincial. El que no se consuela...






Una simple observación de la comparativa expuesta en la tabla anterior, nos permite diferenciar tres tipos de autoridades locales: las poco tramposas, las muy tramposas y las escandalosamente tramposas:



-las poblaciones con unos supuestos mayores crecimientos demográficos, consecuencia lógica de unos mayores "ocultamientos" poblacionales realizados en 1842, resultaron ser:

Melgosa de Villadiego (287%), La Piedra (276%), Santibáñez Zarzaguda (249%), Santa Cruz del Tozo (237%), Espinosilla de San Bartolomé (233%), Acedillo (211%), Fresno de Nidáguila (200%), Quintanilla Pedro Abarca (200%), Bustillo del Páramo (195%), Masa (186%), Brullés (185%), Cernégula (174%), Los Valcárceres (174%), Fuente Úrbel (168%), Mata Sobresierra (168%), Villaverde Peñahorada (163%), Montorio (157%), Celada de la Torre (156%), Cobos Junto a La Molina (150%) y La Nuez de Arriba (150%).

-por contra, las poblaciones con unos supuestos menores crecimientos demográficos, consecuencia también lógica de unos menores "ocultamientos" poblacionales realizados en sus declaraciones de 1842, resultaron ser:

Terradillos de Sedano (-15%), La Rad (3%), Las Rebolledas (7%), Avellanosa del Páramo (10%), Los Tremellos (10%), Peñahorada (11%), Villarmentero (11%), Lodoso (16%), Marmellar de Abajo (27%), Villanueva Río Ubierna (29%), Arroyal (30%), Quintanaortuño (30%), Las Quintanillas (31%), Miñón (32%), Villarmero (34%), Gredilla la Polera (35%), Quintanadueñas (36%) y Rioseras (40%).

Observamos una cierta diferenciación geográfica, de manera que la mayoría de los 20 pueblos que realizaron los mayores ocultamientos poblacionales se encuentran situados en la porción septentrional de la comarca, en unas tierras de perfil medio-montañoso, vocación más ganadera que agrícola y peor comunicadas con la capital provincial.

La mayoría de las 19 localidades menos defraudadoras (todas menos Terradillos y La Rad), por contra, se sitúan en las zonas central y meridional de la comarca, en tierras de clara vocación cerealista, dominadas por valles y páramos cultivables, y relativamente bien comunicadas con la capital provincial. Se trata, por lo tanto, de zonas más asequibles a la posible llegada de inspecciones dirigidas por las autoridades provinciales, por lo que el "miedo" a que se descubriera el ocultamiento de datos se traduciría en un menor nivel de encubrimiento. 


EL MADOZ Y SUS DATOS ECONÓMICOS


Si los ocultamientos demográficos resultaron escandalosos, no lo fueron menos los relativos a la riqueza. Las autoridades locales tenían muy interiorizada la idea de que la combinación escasa población-escasa riqueza se traduciría en unos tributos también escasos. Como podemos comprobar, la afición nacional a la elusión de impuestos viene de lejos, y siempre fomentada por las autoridades locales y las clases pudientes.

A escala provincial, Martín García estima que el grado de ocultación, en cuanto a riqueza imponible, alcanzaba la escandalosa cifra del 75%. Esto es, solo se había declarado el 25% de la riqueza imponible real de cada lugar.

Teniendo en cuenta la riqueza imponible por habitante, la media provincial alcanza el valor de 395 reales, para la que ya sabemos que infra declarada población total provincial (175.185 hab).

A nivel de partido judicial, las cifras más llamativas se producen en los de Villarcayo (204 reales/hab), Salas de los Infantes (288), Aranda de Duero (367) y Roa (376), precisamente en aquellos lugares en los que existía una cierta diversificación económica (aserraderos, fábricas de resinas, industria textil, viticultura, arriería de sal y madera, canteras de piedra, ferrerías, molinos harineros, ferias y mercados, etc).

Y para completar este sorprendente cuadro económico, las cifras más altas se obtienen en partidos cuya actividad económica se basaba en el cuasi monocultivo cerealista y en el aprovechamiento estacional de pastos y eriales: Villadiego, Lerma, Burgos y Sedano.

En La Comarca, en cuanto a riqueza imponible por habitante, obtenemos un importe medio de unos 531 reales; esta cifra resulta superior a la media provincial (395), y también superior a la de los partidos judiciales de Burgos (431), Sedano (425) y Castrojeriz (391); sin embargo, resulta inferior a la media del partido judicial de Villadiego (602).

En las tablas siguientes encontraremos los parámetros de riqueza, población a población. Se han incluido, a título de curiosidad, los datos de viviendas y molinos, estos últimos importantes para el cálculo de la riqueza de un lugar.





Resaltados en verde, los pueblos más "ricos" de La Comarca eran: Melgosa de Villadiego (1349 reales/hab), Fresno de Nidáguila (1097), Brullés (1065), Celada de la Torre (1033), La Nuez de Arriba (969), Quintanilla Vivar (954), Santibáñez Zarzaguda (937), Huérmeces (933), Mata Sobresierra (910), Villaverde Peñahorada (903) y Quintanarrío (889).

Por contra, en amarillo, los pueblos más "pobres" eran: Villanueva Río Ubierna (105 reales/hab), Terradillos de Sedano (127), Úrbel del Castillo (249), Cernégula (266), Mansilla (304), Susinos del Páramo (309), Pedrosa del Páramo (317), Los Tremellos (327), Villarmentero (337), Avellanosa del Páramo (366), Hontomín (375), Las Quintanillas (386), Bustillo del Páramo (388), Peñahorada (390) y Las Hormazas (394).

En fin, valgan las clasificaciones anteriores únicamente a título de mero divertimento ya que, aunque unos más que otros, todos ocultaban, todos engañaban, todos mentían...


UN CURIOSO CAMBIO EN LA FILOSOFÍA ENCUBRIDORA 

Como bien resume Martín García en el epílogo de su libro, hemos pasado, en poco más de siglo y medio, de mentir para aparentar "ser menos para pagar menos" a hacerlo para aparentar "ser más, para que nos den más". De los ocultamientos poblacionales para eludir impuestos y evitar que se lleven a nuestros hijos a la guerra, hemos pasado a los empadronamientos fraudulentos para que nos subvencionen más, para conservar el número de concejales y para nos presten mejores servicios. 

Hemos mutado desde una España rural muy poblada, pero pobre y con escasos servicios, a una España rural mejor dotada pero casi vacía. 


FUENTES

-"Hubo un tiempo en que fingimos ser menos. La población de la provincia de Burgos a mediados del siglo XIX". Juan José Martín García. Diputación Provincial de Burgos (2020)
-"Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar". Pascual Madoz. Madrid (1845-1850)
-"Censo de población de España de 1860" Provincia de Burgos. Instituto Nacional de Estadística (ine.es)
-"Estadística del Arzobispado de Burgos. 1º de enero de 1863". Imprenta de Anselmo Revilla. Burgos (1863) [con datos demográficos extraídos del Censo de 1857].








 

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