sábado, 13 de enero de 2024

El amor en los tiempos de la cólera (eclesial): Huérmeces, 1870


En el libro de casados de la parroquia de San Juan Bautista de Huérmeces continúan apareciendo partidas que merecen un monográfico. Ya vimos el caso de dos novios faroles que tuvieron que casarse en Roma para conseguir una dispensa matrimonial por consanguinidad: Una boda de dos faroles en Roma

De hecho, cada vez que aparece una partida con una extensión mayor de la habitual, suele merecer la pena dedicarle un rato y completar su lectura. Podemos encontrarnos ante una amplia casuística de bodas cuyas partidas presentan una extensión anormal:

  • una boda de un hijo o de una hija del cura celebrante: La boda de la hija del cura de Úrbel 
  • una boda en alguna de las dos iglesias unidas a la de San Juan Bautista: La última boda en Monasteruelo; hasta el momento no hemos encontrado boda alguna celebrada en la iglesia de La Blanca (Santa María del barrio La Parte)
  • una boda celebrada entre "personas notables": generalmente miembros de la nobleza provincial o local, militares de alta gradación, miembros de órdenes religiosas, etc

En el caso de hoy, nos encontramos con un apunte matrimonial que ocupa varias líneas más de lo común debido, en principio, al trámite de la dispensa matrimonial para salvar el impedimento de consanguinidad, habitual en aquellos tiempos; hasta aquí, nada de especial, aunque es la existencia de una nota al margen lo que llama la atención de este bloggero:


En el lugar de Huérmeces, a 4 de noviembre de 1869 yo, Don Florentín Díaz-Ubierna, cura propio de la parroquia de San Juan Bautista, desposé y casé y acto seguido velé in facie eclesia a Vicente Díez Alonso, natural de Huérmeces, de 26 años de edad, labrador, estado soltero, hijo de Lino Díez, natural de Robredo Sobresierra, y Cándida Güemes, natural de Huérmeces, con Justa Díaz-Villalvilla Güemes, de 22 años, estado soltera, natural de Huérmeces, hija de Joaquín Díaz-Villalvilla, natural de Ruyales, ya difunto, y María Bernarda Güemes, natural de Huérmeces, ya difunta. Precedió para ello despacho que conservo, librado con fecha 25 de septiembre del corriente ante el notario eclesiástico D. Juan José de Laviano por el Señor Provisor Vicario General de este Arzobispado, juez apostólico en virtud del breve de Su Santidad, ganado a instancia y suplicación de los contrayentes, dispensó dicho señor el impedimento doblado cuarto grado de consanguinidad que tenían; también precedió el consejo y consentimiento paterno que exigen las leyes y disposiciones vigentes, según testimonio de D. Antonio Rodríguez Arce, notario de Burgos y vecino de Santibáñez,  en fecha 24 de septiembre del corriente; las tres conónicas moniciones se leyeron al ofertorio de la misa en los días 26 de septiembre, 3 y 10 de octubre, sin haber resultado más impedimento que el dispensado. Testigos: Felipe Gallo, zapatero, y Pedro Díez, labrador.

[Nota al margen: respecto al contenido de esta cláusula, véase la extendida al folio 42 de este libro. Firmado: Díaz-Ubierna]

 

Tal y como anunciaba la nota al margen, apenas cuatro meses (y tres folios) después, aparece otro apunte matrimonial que no tiene nada de común, ni en extensión ni en contenido, comenzando por el hecho de que aparecen de nuevo los mismos contrayentes del apunte anterior:


En el lugar de Huérmeces, a 21 de febrero de 1870 yo, Don Florentín Díaz-Ubierna, cura propio de la parroquia de San Juan Bautista, estando en la sacristía de la misma, comparecieron a mi presencia y de la de los testigos que al final se dirán, Vicente Díez Alonso y Justa Díaz-Villalvilla Güemes, naturales y vecinos de Huérmeces, que habían contraído matrimonio en mi presencia en 4 de noviembre del año anterior, según consta de su partida extendida en este libro al folio 39, cuyo matrimonio resultó nulo por haber mediado entre ellos cópula incestuosa antes de la ejecución de la dispensa de un triplicado cuarto grado de consanguinidad con que se hallaban ligados, y hecho público después de haber contraído matrimonio in facie eclesia, los presentes cónyuges manifestaron de nuevo su consentimiento por palabra de presente y en la fórmula descrita por el ritual romano, revalidando de este modo el matrimonio antes contraído [...] y la obligación de entregar por vía de limosna a la fábrica de la iglesia la cantidad de 20 reales que se cargará en cuentas dicho párroco, hecho lo cual legitimaron la prole habida.


¿Cuál era el horrendo pecado cometido por Vicente y Justa? Al principio, pensé que se trataba de haber solicitado una dispensa de categoría inferior a la necesaria ("doblado cuarto grado" en lugar de "triplicado cuarto grado" de consanguinidad, tal y como aparece en este nuevo apunte); sin embargo, parecía excesivo castigo (nulidad de la boda) para un simple error burocrático. Tenía que existir otro motivo. La frase final ("hecho lo cual legitimaron la prole habida") parece indicar la posibilidad de haber existido algún hijo antes del matrimonio, algo impensable en aquellos píos años, con la iglesia siempre vigilante y vengativa con este tipo de cuestiones. 


La boda campesina. Brueghel el Joven (1564-1638)


Consultando el libro de bautizados de la parroquia de Huérmeces comprobamos que Vicente y Justa tuvieron cuatro hijos (Díez Díaz-Villalvilla), cuyas fechas de nacimiento resultan plenamente concordantes con la fecha de la boda (4 de noviembre de 1869):

  1. Inocencio (1872)
  2. Fausto (1875)
  3. Petra (1878)
  4. Francisco (1887)

No obstante, consulté un padrón de habitantes del año 1886 y, en el número 31 de la calle Real aparecían domiciliados Vicente y Justa, junto con un hijo de 16 años de edad: Nicolás. Y este hijo figura como nacido en Huérmeces en 1870.

Resulta extraño que Nicolás no aparezca en el libro de bautizados de Huérmeces, aunque a veces se producían este tipo de errores; de todas formas, avanzado ya el siglo XIX y siendo párroco del pueblo Florentín Díaz-Ubierna, presbítero y administrador de fincas, experto contable, tal omisión se nos antoja harto improbable.

Por otra parte, hay que resaltar la escasa fiabilidad que presentan los datos incluidos en los padrones de población de aquellos años, sobre todo en cuanto a fechas y lugares de nacimiento. El fin primordial del padrón era realizar un conteo de vecinos, pasando a segundo plano la exactitud de los datos complementarios al nombre y apellidos de cada uno de aquellos.  

La solución al entuerto se encontró en las partidas bautismales de los hijos de Nicolás, que contrajo matrimonio en 1896 con Felipa Díez Díez (Peñahorada, 1873). Nicolás y Felipa trajeron al mundo a tres hijos: María Encarnación (1897), Josefa Leonisa (1901) y Felipe (1906). En las partidas bautismales de los tres vienen consignados los nombres, lugares de nacimiento y vecindad de los padres y abuelos:

padres:

  • Nicolás Díez, natural de Mata y vecino de Huérmeces
  • Felipa Díez, natural de Peñahorada y vecina de Huérmeces
abuelos paternos:
  • Vicente Díez, natural y vecino de Huérmeces
  • Justa Díaz-Villalvilla, natural y vecino de Huérmeces
abuelos maternos:
  • Juan Díez, natural de Rioseras y vecino de Peñahorada
  • Eusebia Fernández, natural y vecina de Peñahorada

Las tres partidas coinciden en indicar que Nicolás, hijo de Vicente y Justa, nació en el cercano pueblo de Mata, y no en Huérmeces como figura -erróneamente- en diversos padrones de población de Huérmeces.

Consultamos el libro de bautizados de Mata, año 1870, y encontramos una partida en la que Félix Güemes Espinosa, cura beneficiado de la parroquia de San Julián, anota lo siguiente:

el día 3 de febrero de 1870 nació un niño al que se le puso por nombre Nicolás, hijo de Vicente Díez, labrador, natural y vecino de Huérmeces, y de Justa Villalvilla, natural y vecina de Huérmeces 

Nicolás nació, pues, apenas tres meses después de celebrada la boda de sus padres. En la fecha de la boda, la novia se encontraba en avanzado estado de gestación (seis meses), aunque pudo disimular u ocultar su estado antes y durante la ceremonia nupcial. 

Por otra parte, Vicente y Justa habían tramitado la solicitud de dispensa matrimonial por consanguinidad ya que tenían dos bisabuelas y dos bisabuelos que eran hermanos por partida doble; o dicho de otro modo, sus respectivas abuelas maternas eran primas hermanas por partida doble (sus padres eran hermanos, y sus madres, también). 

Como era relativamente frecuente en aquellos tiempos (y en todo tiempo y lugar), un romántico atardecer primaveral trajo como consecuencia el embarazo de la novia, el temeroso traslado de la noticia a los padres de los novios y la urgente organización de la boda de los dos jóvenes (22 años tenía Justa, la novia; 26 años tenía Vicente, el novio). Por motivos que desconocemos (quizás la imprescindible dispensa matrimonial tardó en tramitarse más de la cuenta), la boda se celebró cuando la gestación de la criatura ya alcanzaba los seis meses.

Salvadas las apariencias en la ceremonia nupcial, celebrada el 4 de noviembre del año 1869, la pareja se trasladaría a vivir al cercano pueblo de Mata, quizás porque allí dispusieran de vivienda por parte de la familia paterna (Lino, el abuelo paterno de Vicente, era natural de Robredo, al lado de Mata). Y en Mata nació Nicolás, el 3 de febrero del año 1870, justo tres meses después de la boda.

A pesar de estar situados en valles distintos, apenas 8 km separan Mata de Huérmeces, entonces comunicados por transitados caminos y sendas arrieras. Las noticias pronto llegaron a nuestro pueblo, bien porque el cura de Mata (Félix Güemes) trasladara el apunte bautismal a su colega farol, bien porque algún arriero o tratante comentara el evento en una de las tabernas de Huérmeces. El caso es que la nueva llegó pronto y claro al cura Florentín Díaz-Ubierna, experto contable, y el cura carlistón sumó y restó, encolerizó y anotó.

No debe de resultar nada agradable que el cura de tu pueblo te acuse de haber pecado por "cópula incestuosa", y menos aún que pregone a los cuatro vientos la nulidad de tu matrimonio; y nada menos que desde el púlpito, en la misa dominical a la que por entonces acudía la feligresía entera. Escuchar citado tu nombre y el de tu esposa, a modo de reproche, señalados como pecadores incestuosos, delante de todos tus convecinos, debe de ser una experiencia de las que marcan la vida de cualquiera.

Aparte de la pública reprimenda, el asunto se zanjó con el humillante paso de la pareja por la sacristía de la iglesia, cuatro meses más tarde, dónde el cura Florentín Díaz-Ubierna, acompañado por los preceptivos testigos, revalidó su matrimonio previo pago de una multa de 20 reales, en concepto de "limosna a la fábrica de la iglesia". 

Por medio de esta pseudo ceremonia revalidatoria, celebrada en la sacristía, también se procedió a "legitimar a la prole habida", en este caso Nicolás, el hijo del pecado, nacido en Mata.

Y la vida continuó. Nicolás creció, se emparejó y se multiplicó. En 1896 se casó con Felipa, natural de Peñahorada, y tuvieron tres hijos: Encarna, Josefa y Felipe ("El Moreno"). Nicolás falleció en Huérmeces, allá por el año de 1948, a la entonces avanzada edad de 78 años. Felipa lo hizo varios años antes, allá por 1920.

Por su parte, los padres de Nicolás, Vicente y Justa, la pareja que tuvo que revalidar su matrimonio en una sacristía y pagar una multa por "cópula incestuosa", fallecieron hacia el año 1920. 


APUNTES GENEALÓGICOS

Nada mejor que un árbol genealógico para entender mejor el entramado de parentescos existente entre una pareja farola formada durante la segunda mitad del siglo XIX.

Huérmeces era entonces un lugar con una población aproximada de 400 habitantes, el 75% de los cuales había nacido en nuestro pueblo, mientras que el 20% lo había hecho en los pueblos del entorno inmediato (Castrillo, Quintanilla Sobresierra, La Nuez de Abajo, Montorio, Santibáñez, etc) y únicamente el 5% en pueblos más alejados (Sedano, Tubilla del Agua, Pradoluengo) y en la capital provincial.

Existía un cierto grado de consanguinidad entre muchas de las parejas que se formalizaban, de manera que un 10-15% de las bodas necesitaban de la correspondiente dispensa.

En el caso de Vicente y Justa, sus padres procedían de Robredo y Huérmeces, y de Ruyales y Huérmeces, respectivamente. Sus abuelos, por su parte, lo hacían de Huérmeces y pueblos del entorno inmediato: tres abuelos habían nacido en Huérmeces y los cinco restantes lo habían hecho en Ruyales (2), Robredo, Castrillo y Quintanaortuño.

Esta cierta "diversidad" en cuanto al origen de padres y abuelas se veía contrarrestada por el hecho de que presentaran un claro grado de parentesco dos de los abuelos nacidos en Huérmeces. 

Vicente y Justa estaban emparentados por un cuarto grado de consanguinidad, ya que sus madres (Cándida y María Bernarda) eran primas segundas, y sus abuelas (Gertrudis y Ana María) eran primas hermanas por partida doble. 

Ya fuera del árbol, cuatro de sus bisabuelos (Manuel y Francisca, Juan y Juana) eran hermanos entre sí (Manuel y Juan, Francisca y Juana).




En cuanto a los parientes colaterales, poco sabemos acerca de los cuatro hermanos de Nicolás, salvo de Inocencio, que disfrutó de una breve existencia.

  • Inocencio Díez Díaz-Villalvilla: falleció en 1897, a los 22 años de edad, en el hospital militar de La Habana, en plena guerra de Cuba: Dos faroles apagados en La Habana
  • Fausto Díez Díaz-Villalvilla: únicamente sabemos que aparece en el listado de mozos sorteables para el reemplazo de 1894 por el ayuntamiento de Huérmeces. No aparece en los padrones de 1896 ni posteriores
  • Petra Díez Díaz-Villalvilla: aparece en el padrón de habitantes de Huérmeces de 1899, con 21 años de edad, soltera, residente en la casa número 6 de la calle Real, junto con sus padres, Vicente y Justa. No aparece en padrones posteriores
  • Francisco Díez Díaz-Villalvilla: no aparece en el padrón de 1896, por lo que suponemos que falleció de muy niño

En cuanto a descendientes de Vicente y Justa, únicamente disponemos de datos relativos al único hijo que se estableció en Huérmeces, el mentado Nicolás, que contrajo matrimonio en 1896 con Felipa Díez (Peñahorada, 1873), trayendo tres hijos al mundo, de los que únicamente uno se estableció en nuestro pueblo:

  1. María Encarnación (1897): aparece en el padrón de 1924 (27 años) pero ya no lo hace en el de 1930. Durante sus años mozos en Huérmeces, ejerció de modista, residiendo con sus padres en la casa nº 8 de la calle Real
  2. Josefa Leonisa (1901): aparece en el padrón de 1915 (14 años) pero ya no lo hace en el de 1924. Probablemente, se estableció en la ciudad de Burgos
  3. Felipe (1906): histórico vecino de Huérmeces, "el Moreno" se estableció como labrador y contrajo matrimonio en 1932 con Ludivina (Ruyales, 1910). Sus descendientes se establecieron en Vizcaya.


EL ENTRAMADO FAROL DE LOS ESPINOSA FONTÚRBEL

En el libro de bautizados de Huérmeces aparecen, entre 1773 y 1805, nada menos que treinta y una criaturas apellidadas Espinosa Fontúrbel. Evidentemente, tal despliegue de natalidad no podía provenir de una sola pareja, ni siquiera de dos. Efectivamente, fueron cuatro las parejas farolas que ocasionaron tal profusión de Espinosas y Fontúrbeles en el Huérmeces del tercio final del siglo XVIII (y primeros cinco años del XIX).




Las cuatro parejas causantes de tal abundancia de Espinosas y Fontúrbeles fueron las siguientes (todos los contrayentes eran naturales del pueblo):

Boda 1 (1770)

  • Juan Espinosa González-Mata (1747)
  • Juana Fontúrbel Güemes (1753)
Boda 2 (1774)
  • Marcos Espinosa González-Mata (1749)
  • Florencia Fontúrbel Güemes (1754)
Boda 3 (1779)
  • Manuel Espinosa González-Mata (1756)
  • Francisca Fontúrbel Güemes (1756)
Boda 4 (1782)
  • Francisco Espinosa Díaz-Mata (1759)
  • Petronila Fontúrbel Güemes (1762)

Comprobamos cómo tres de los emparejamientos se produjeron entre tres hermanos Espinosa González-Mata y otras tres hermanas Fontúrbel Güemes; el cuarto, por su parte, se produjo entre un sobrino de los hermanos Espinosa González-Mata, Francisco Espinosa Díaz-Mata, y otra hermana Fontúrbel Güemes. Una delicia de entramado para cualquier genealogista que se precie.

Para la entrada que nos ocupa, los novios de la boda 1 (Juan y Juana) eran los bisabuelos de Justa por línea materna-materna. Los novios de la boda 3 (Manuel y Francisca) eran los bisabuelos de Vicente por línea materna-materna. Aquellas dos bodas celebradas en 1770 y 1779 fueron el motivo por el que, cien años después, sus descendientes, Vicente y Justa, tuvieran que solicitar dispensa matrimonial por un doblado cuarto grado de consanguinidad. 


FUENTES

Archivo Diocesano de Burgos:

  • Libro de casados de la parroquia de San Juan Bautista de Huérmeces
  • Libro de bautizados de la parroquia de San Juan Bautista de Huérmeces
  • Libro de bautizados de la parroquia de San Julián de Mata y su anejo de Quintanarrío
Archivo municipal de Huérmeces
  • Padrones de cédulas personales de 1886, 1909 y 1914
  • Padrones de población de 1896, 1899 y 1924

Matrimonio y consanguinidad en España. Discursos y prácticas en los siglos XVIII y XIX. Juan Francisco Henarejos López. Universidad de Murcia (2015)


BANDA SONORA

En 1980, ciento diez años después de que Vicente y Justa pasaran aquel mal trago en la sacristía de la iglesia de un pequeño pueblo de Castilla, una banda nueva olera londinense, The Motors, sacaba al mercado un espléndido tema, Love and Loneliness, cuya letra habla pues de eso, de amor y soledad, de incomprensión, de ratos amargos y ratos dulces. De la vida, pues. Quiero pensar que, saltos en el tiempo y en el espacio aparte, a Vicente y Justa les agradaría la canción. Y a Nicolás también, por supuesto. Don Florentín, por su parte, nos excomulgaría a todos. 




La vida comercial del grupo fue breve, de apenas cuatro años (1977-1980) y su mayor éxito comercial se alcanzó en 1978, con un tema titulado Airport, que aún hoy en día se puede escuchar como banda sonora en algún que otro aeropuerto, en alguna que otra línea aérea. Airport también se escuchó mucho en la España de 1980, dónde triunfaba todo aquello que sonara a nueva ola, tanto en castellano como en inglés.



 


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