sábado, 12 de septiembre de 2020

Un día de acción de gracias a la castellana


El pasado día 29 de agosto, se celebró en Huérmeces una de las ceremonias religiosas más tradicionales y concurridas del calendario festivo del pueblo: la misa de acción de gracias.



Por estos lares, en los que el cereal constituye prácticamente un monocultivo, el final de la cosecha suele llegar durante la segunda quincena de agosto. Es por eso que, en nuestros días, esta misa de acción de gracias acontece el último fin de semana de dicho mes.


La peculiaridad de esta misa consiste, sobre todo, en que se celebra en la ermita de Cuesta Castillo, radicada en el elevado cotorro que existe a unos 700 metros al norte del pueblo, y desde el que se disfruta de una espléndida vista de buena parte del valle medio del Úrbel.

Rincón de las ofrendas: una vieja criba, un haz de trigo y un moderno tractor de 150 CV

En este pandémico año 2020, además, la celebración se ha tenido que trasladar al exterior de la ermita, situando altar, imagen de la Virgen, ofrendas y bancos en la pequeña explanada que existe en la parte trasera del edificio, orientada al norte.





Para más inri, el día ha salido fresco y ventoso, por lo que varias partituras musicales han levantado vuelo y la incertidumbre ha flotado durante buena parte de la celebración, ya que a ratos parecía inminente la llegada de la lluvia, lo que suspendería la ceremonia y obligaría al urgente traslado de la imagen de la Virgen al interior de la ermita.



Una entrañable y campestre ceremonia de acción de gracias la de este año 2020, con la feligresía convenientemente embozada, abrigada y distanciada. Además, la cosecha de cereal ha resultado excelente por estos lares. Una de las mejores de los últimos años. ¿Qué más se puede pedir? Ah, sí, que llegue pronto la vacuna.


ORÍGENES MODERNOS PARA UN RITO ANCESTRAL

La misa de acción de gracias en la ermita de Cuesta Castillo se viene celebrando, como tal, desde los años ochenta del pasado siglo, cuando la despoblación rural ya había alcanzado sus más altas cotas.



Mucho más antigua resultaba la celebración del denominado día de la Virgen, que solía efectuarse el 8 de septiembre, día de la Natividad de la Virgen según el calendario onomástico católico.


Además de la correspondiente Novena, en ese señalado día, los parroquianos subían a la ermita y -como ya solían estar finalizadas las labores de cosecha- aparte de honrar a Nuestra Señora, se aprovechaba también para darle las gracias por la bondad de la cosecha.


Según fue avanzando la despoblación rural, hubo un momento en el que, para el día 8 de septiembre, ya habían vuelto a sus lugares de residencia habitual la mayor parte de los veraneantes, por lo que la misa en la ermita resultaba un tanto desangelada.



Se tomó entonces una decisión salomónica: se celebrarían dos misas en la ermita, la primera el último domingo de agosto, para que pudieran subir a Cuesta Castillo el mayor número posible de feligreses, y se dejó para el día 8 de septiembre la clásica celebración de la Virgen, en una ceremonia más íntima, para los vecinos del pueblo y los escasos veraneantes que por esas fechas pudieran quedar en el pueblo.




Y fue esa ceremonia multitudinaria del último domingo de agosto la que acabó por mutar en una especie de misa de agradecimiento por la cosecha (en Huérmeces siempre buena) recién finalizada. Y así hasta nuestros días.



Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia se alcanza, sin duda, cuando los parroquianos entonan una de las varias canciones dedicadas a la Virgen de Cuesta Castillo, cuyos versos y tonos se pierden en la noche de los tiempos.





Viva la Virgen nuestra Patrona
que en nuestro pecho tiene su altar
y reine siempre triunfante Cristo
en nuestro pueblo noble y leal.

Virgen bendita de mis amores
tu pueblo acude de nuevo a vos
haz que no falte en sus sembrados
tu ayuda santa y tu protección.

Tu Santuario Virgen María
será el refugio de esta región
Cuesta Castillo será el tesoro
dónde encontremos la salvación.

Siempre seremos tus fieles hijos
nuestra abogada siempre serás
y con tu ayuda perpetua siempre
derrotaremos a Satanás. 


EL "OTRO" DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS 

En casi todas las culturas existe una celebración asimilable a la de "acción de gracias". Para mucha gente, "el día de acción de gracias" nos remite -sobre todo- a los Estados Unidos de América, donde se celebra el último jueves de noviembre; acuden a nuestra cinéfila memoria escenas relativas a su cena familiar, a base de dorado pavo asado, sus oraciones previas al engulle, con las manos entrelazadas en el regazo y la cabeza baja, y en la tele el tradicional indulto presidencial al pavo de turno y ... cómo no ... fútbol americano. Una celebración tan familiar y tradicional como nuestra cena de Nochebuena, pero justo un mes antes.

"The First Thanksgiving at Plymouth" (óleo de Jennie Augusta. Brownscombe, 1914)

En los Estados Unidos, el origen de esta celebración se sitúa en el agradecimiento por la primera cosecha que pudieron realizar en el Nuevo Mundo los famosos peregrinos del Mayflower. Tuvo lugar en octubre de 1621, en un lugar bautizado como Plymouth, y a la misma acudieron 53 peregrinos y 90 nativos amerindios, por entonces en fraternal sintonía.

Existe cierta controversia sobre este asunto, ya que hay historiadores que afirman que la primera ceremonia de acción de gracias en el territorio de lo que hoy son los Estados Unidos de América acaeció medio siglo antes: fue la llevada a cabo por colonos españoles el 8 de septiembre de 1565 (día de la Virgen) en lo que hoy es San Agustín (Florida). 


Recreación de la misa de acción de gracias celebrada el día de la Virgen de 1565 en San Agustín (Florida). Obsérvese el anacronismo de la bandera rojigualda, que no se convirtió en enseña nacional hasta siglo y pico después...


En Estados Unidos, el Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day) constituye la primera de las festividades de la denominada estación de las vacaciones, que comprende también la Navidad y el Año Nuevo. Mes y pico de comilonas, muchas compras y regalos y algo de fraternidad, en pleno otoño-invierno norteamericano, con nieve en los tejados y fuego en la chimenea.
  
Claro que, a nuestros familiares y conocidos más jóvenes, les será más fácil situar en el  calendario la fecha del día de acción de gracias si les aclaramos que es el día anterior al Black Friday. Ahhhhhh...






No es fácil predecir qué recorrido, a medio o largo plazo, le aguarda a la misa de acción de gracias en la ermita de Cuesta Castillo del pueblo de Huérmeces. Mucho me temo que resulta mucho más sencillo prever el globalizador efecto por el que, más pronto que tarde, todos acabaremos cenando pavo en familia el último jueves de noviembre y comprando electrónica de manera compulsiva al día siguiente. En lo segundo ya estamos.


BANDA SONORA

George Winston (Michigan, 1949) es un compositor e intérprete de música, a veces encuadrada en ese movimiento finisecular que fue dado en llamar New  Age. Aunque es conocido sobre todo por su virtuosismo al piano, también domina la armónica y la guitarra. Dicen los críticos que las obras de Winston "evocan la esencia de las estaciones y recrean paisajes naturales". Así parecen corroborarlo los propios títulos de muchos de sus álbumes más exitosos: December (1982), Winter into Spring (1982), Summer (1991), Forest (1994), Plains (1999). Winston también realizó incursiones en el ámbito de la música para películas, componiendo la banda sonora de al menos media docena de aquellas. En 2002 publicó un excelente álbum reinterpretando al piano varios temas de uno de los grupos más legendarios de la historia de la música popular: Night Divides the Day-The Music of The Doors.



El tema elegido como trasfondo para la entrada de hoy no podría sino llamarse Thanksgiving, y pertenece al antes aludido álbum December (1982), cuya minimalista y cuasi monocromática portada ya es toda una declaración de intenciones: cuatro moteados troncos de abedul emergen de una nevada planicie, con un oscuro monte de coníferas al fondo. Aparte de su más que apropiado título, la pieza musical es una pequeña joya pianística. Que la disfruten. 


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