En el archivo municipal del ayuntamiento de Huérmeces se conserva un curioso documento, fechado el 15 de octubre de 1916, en el que se registra el resultado de una subasta pública de ciertas parcelas de propiedad municipal.
La decisión de sacar a subasta abierta estas parcelas se había tomado en la sesión celebrada el primero de octubre; estaba motivada, entre otras cosas, por el sempiterno déficit que arrojaban las arcas municipales. Presidió la sesión, el entonces alcalde de Huérmeces, Santiago Bárcena. El secretario municipal era Quiterio Hidalgo.
Varias de las parcelas sacadas a subasta tenían en común tres características:
-su reducido tamaño: la superficie individual de casi todas no superaba los 100 m2 (un área)
-su cercanía al río Úrbel, con el que mantenían al menos una linde
-su estado de abandono, sin cultivo alguno; utilizadas, si eso era posible, como simple pradera
"...pedazos de terrenos que consideraban de muy poca o ninguna utilidad ... quedaron sin partir cuando se hizo la compra de las praderas..."
Precisamente esa cercanía al río se utilizaba como argumento fundamental para evitar la concurrencia de forasteros a la subasta:
"...las praderas a orillas del río no pueden ser vendidas a forasteros para no correr peligro de interceptación del río..."
1. Las Cañadas (Santorcaz): de 3 áreas de superficie; linda al norte con el río; al este, pradera; oeste y sur, tierra de Dionisio Martínez.
2. Vegas Negras: de 1 área de superficie; linda al norte con el río; al sur, con arroyo; al este, con Simeón Alonso; al oeste, con José Varona.
3. Fuente Arroyuelo: de 50 centiáreas; linda al norte con huerta de Guillermo Varona; al sur, arroyo; al este, carretera [Burgos-Aguilar]; al oeste, Rodrigo Arquiaga [el entonces propietario del Palacio de Arriba y fincas adyacentes].
4. Pradera del Mojón: de 3 centiáreas; linda al norte con Dionisio García; por los demás, con praderas.
5. Pradera del Mojón: de 1 área de superficie; linda por el norte con Domingo Arribas; por el este, con Quiterio Hidalgo; por los demás, con el río.
6. Pradera del Mojón: de 1 área de superficie; linda al norte y al oeste con el río; al sur, con Guillermo Varona; al este, con Dionisio García.
7. La Rebanera: de 1 área; linda al norte y al oeste con arroyo; al este, con huerta rectoral [del cura]; al sur, con Ruperto Pérez.
8. Parcela en la Calle de Ondovilla: sobrante de la vía pública, de 7 centiáreas (7 metros cuadrados); linda norte y este con camino; sur, Quiterio Hidalgo; oeste, Marqués de Esquivel.
Situación aproximada de las ocho parcelas subastadas en octubre de 1916 |
El resultado de la subasta (*) fue el siguiente:
1. Las Cañadas (300 m2): adjudicada a Dionisio Martínez por el precio de 80 pesetas.
2. Vegas Negras (100 m2): adjudicada a José Varona por el precio de 50 pesetas.
3. Fuente Arroyuelo (50 m2): adjudicada a Guillermo Varona por el precio de 25 pesetas.
Mojón delimitador de los términos de Huérmeces y Santibáñez, antaño también delimitador de praderas entre el camino y el Úrbel |
4. Pradera del Mojón (3 m2): adjudicada a Dionisio García en la cantidad de 4 pesetas y 50 céntimos.
5. Pradera del Mojón (100 m2): adjudicada a Guillermo Varona en el precio de 65 pesetas.
6. Pradera del Mojón (100 m2): adjudicada a Domingo Arribas en el precio de 51 pesetas.
7. La Rebanera (100 m2): adjudicada a Eusebio Arroyo [cura párroco] por 9 pesetas, además del valor de los ocho olmos existentes en la huerta rectoral, a la que se incorpora la parcela.
8. Parcela de la calle de Ondovilla (7 m2): sobrante de la vía pública, adjudicada a Quiterio Hidalgo en el precio de 126 pesetas.
(*) para traducir -muy aproximadamente- el valor en pesetas de 1916 a euros de 2019 podría servir la equivalencia: 1 peseta (1916) = 30 euros (2019). Por lo tanto, la parcela de Las Cañadas (300 m2, 80 pesetas) tendría hoy un valor de 2.400 euros (400.000 pesetas), y la mini parcela urbana de la calle Ondovilla (7 m2, 126 pesetas) hoy costaría unos 3780 euros (630.000 pesetas). Hay que tener en cuenta que los terrenos agrícolas procedentes de antiguas praderas, sitos en las riberas del Úrbel, se encuentran entre los de mayor calidad de todo el término de Huérmeces.
(*) para traducir -muy aproximadamente- el valor en pesetas de 1916 a euros de 2019 podría servir la equivalencia: 1 peseta (1916) = 30 euros (2019). Por lo tanto, la parcela de Las Cañadas (300 m2, 80 pesetas) tendría hoy un valor de 2.400 euros (400.000 pesetas), y la mini parcela urbana de la calle Ondovilla (7 m2, 126 pesetas) hoy costaría unos 3780 euros (630.000 pesetas). Hay que tener en cuenta que los terrenos agrícolas procedentes de antiguas praderas, sitos en las riberas del Úrbel, se encuentran entre los de mayor calidad de todo el término de Huérmeces.
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A pesar de su reducidísimo tamaño, fue la parcela urbana sita en la calle de Ondovilla la que alcanzó mayor remate en la subasta (126 pesetas); la segunda de mayor precio resultó ser Las Cañadas (80 pesetas), por tratarse de la parcela de mayor superficie (300 m2).
A pesar de su reducidísimo tamaño, fue la parcela urbana sita en la calle de Ondovilla la que alcanzó mayor remate en la subasta (126 pesetas); la segunda de mayor precio resultó ser Las Cañadas (80 pesetas), por tratarse de la parcela de mayor superficie (300 m2).
La de precio más bajo fue, lógicamente, la de menor superficie (Pradera del Mojón: 4,50 pesetas); también alcanzó escaso precio la adjudicada al cura párroco (La Rebanera: 9 pesetas y el valor de ocho olmos sitos en la huerta rectoral).
Observamos que los adjudicatarios resultaron ser -en casi todos los casos- vecinos que eran propietarios de alguna parcela colindante con las adjudicadas, y que estaban muy interesados en ampliar el tamaño de aquellas.
VECINOS Y PROPIETARIOS QUE FIGURAN CITADOS EN EL DOCUMENTO, POR ORDEN DE APARICIÓN:
Santiago Bárcena González (Huérmeces, 1858), casado con Isabel García Girón (Huérmeces, 1866); hijos: Victoria (1891), Francisco (1893) y Eulogio (1895). En 1899 vivían en la calle Real nº 4, la misma que a mediados del siglo XX sería conocida como "casa de Manuel y Juana". Santiago fue alcalde de Huérmeces durante el bienio 1916-1917; su antecesor en el cargo fue Hipólito Ortega Pérez (1913-1915), y su sucesor, Santiago Alonso (1917-1918). Cuenta una leyenda familiar que Santiago, persona fuerte y corpulenta, utilizaba un peculiar método para conseguir los entonces preciados huevos de buitre, abundantes en el vertiginoso cortado de la Peña Rallastra: por medio de una cuerda firmemente atada, descolgaba un coloño en el que viajaba uno de sus hijos (Francisco o Eulogio, supongo que el que menos vértigo sufriera) para acceder a los nidos y recolectar su ovíparo contenido. Una actividad de riesgo, pero eran otros tiempos, y muchos los alimentos que la naturaleza proporcionaba de manera semi-gratuita (miel, huevos, perdices, conejos, cangrejos, caracoles, truchas...) y escaso el dinero para adquirir bienes en general.
En mayo de 1891, cuando Santiago contaba con 33 años de edad, fue agredido en Santibáñez Zarzaguda por un grupo de once jóvenes de la localidad, que le ocasionaron contusiones en cabeza y cara. Intervino en el asunto la guardia civil, y a uno de los agresores se le ocupó "una navaja de muelles de regulares dimensiones." (Diario de Burgos, 15 de mayo de 1891).
Quiterio Hidalgo Díez (Huérmeces, 1852), casado con Florentina Fernández Gómez (Robredo Sobresierra, 1856); hijos: Emilio (1881), Aureliano (1883), Filomena (1892) y Francisco (1894). En 1924 vivían en la calle Real nº 16 (la misma en la que lo haría, en los años 60 del siglo XX, la familia de su nieto Ismael). Quiterio fue secretario municipal durante gran parte de las dos primeras décadas del siglo XX, sustituyendo al histórico Felipe Gallo, que lo fue durante las dos últimas del XIX. En el Anuario de 1926, Quiterio figura como uno de los principales propietarios de tierras, junto con Valentín Díez, Lorenzo Girón, Esteban Ubierna y Florentín Ubierna.
En mayo de 1891, cuando Santiago contaba con 33 años de edad, fue agredido en Santibáñez Zarzaguda por un grupo de once jóvenes de la localidad, que le ocasionaron contusiones en cabeza y cara. Intervino en el asunto la guardia civil, y a uno de los agresores se le ocupó "una navaja de muelles de regulares dimensiones." (Diario de Burgos, 15 de mayo de 1891).
Quiterio Hidalgo Díez (Huérmeces, 1852), casado con Florentina Fernández Gómez (Robredo Sobresierra, 1856); hijos: Emilio (1881), Aureliano (1883), Filomena (1892) y Francisco (1894). En 1924 vivían en la calle Real nº 16 (la misma en la que lo haría, en los años 60 del siglo XX, la familia de su nieto Ismael). Quiterio fue secretario municipal durante gran parte de las dos primeras décadas del siglo XX, sustituyendo al histórico Felipe Gallo, que lo fue durante las dos últimas del XIX. En el Anuario de 1926, Quiterio figura como uno de los principales propietarios de tierras, junto con Valentín Díez, Lorenzo Girón, Esteban Ubierna y Florentín Ubierna.
Dionisio Martínez Alonso (Huérmeces, 1869), casado con María González Villalvilla (Huérmeces, 1866); hijos: Isabel (1894), Nicolás (1898), Gerardo (1900) y Jacinta (1910); en 1924 vivían en la calle Real nº 12.
Simeón Alonso Gallo (Huérmeces, 1879), casado con María Alonso Melgosa (Huérmeces, 1878); hijos: Mariano (1907) y Serafín (1917); en 1924 vivían en La Plaza nº 10 (la conocida en los años sesenta del siglo XX como casa de Mariano "el Juez"); Simeón fue molinero en Cigatón o en Las Huertas.
José Varona Ubierna (Huérmeces, 1855), casado con Francisca García Güemes (Ruyales del Páramo, 1861); hijos: Casilda (1883), Tomasa (1885), Claudia (1888), Dionisio (1893) y María (1899); en 1899 residían en la calle Real nº 1 (casa de "Nisio el Correo" en los sesenta); en 1924 residían en la calle de la Solana nº 2 (casa de "Pepines" en los sesenta).
Guillermo Varona Ubierna (Huérmeces, 1863), casado con Emilia Girón del Cerro (Huérmeces, 1872); hijos: Victoriano (1904), Asunción (1906), Fidela (1910) y Manuel (1914); en 1924 residían en La Plaza nº 13. En el Anuario de 1926, Guillermo aparece como "criador de ganados lanar y vacuno".
Rodrigo Arquiaga García (Burgos?, 1843 - Madrid, 1921): hijo de Francisco Arquiaga Rodríguez y Joaquina García; ingeniero industrial, concejal del Ayuntamiento de Burgos, diputado provincial. Cuatro hijos: Pedro, María, Francisco y Miguel Arquiaga Díaz. Los Arquiaga figuraban, junto con los Arteche y Jalón, entre los principales terratenientes de Huérmeces y otros pueblos del entorno. Además de multitud de tierras de labor, el denominado Palacio de Arriba figuró entre sus posesiones durante las primeras décadas del siglo XX, hasta 1941, cuando María Arquiaga Díaz (hija de Rodrigo) se lo vendió a mi bisabuelo Bernardo.
Dionisio García Ubierna (Huérmeces, 1865), casado con María Martínez del Olmo (Los Tremellos, 1866); hijos: Rosina (1888), Justa (1890), Marcelina (1894), Bienvenido (1900), Emilio (1903). En 1924 residían en La Plaza nº 19, en la misma que, a mediados del siglo XX, sería conocida como la "casa de Bienvenido". En el Anuario de 1926, Dionisio aparece como "criador de ganados mular y vacuno", así como titular de una parada de sementales.
Domingo Arribas Díez "Castilla" (Huérmeces, 1853), casado con Catalina Tudanca (fallecida en 1892); hijos: Julián (1887) e Isabel (1889); Domingo se casó, en segundas nupcias (1893), con Saturnina Pérez Álvarez (Santibáñez Zarzaguda, 1853); no tuvieron descendencia. Tanto Domingo como su hijo Julián, fueron portadores del apelativo "Castilla", originado por el regimiento en el que Domingo cumplió su servicio militar. Casi toda su vida residieron en la vieja casa del puente Vega, más tarde conocida como "casa de Castilla".
Ruperto Pérez Infante (Acedillo, 1855), casado con Petronila García Girón (Huérmeces, 1863); hijos: Fermina (Villanueva de Puerta, 1885), Luzgerico (Acedillo, 1896) y Artemio (Huérmeces, 1906); en 1924 vivían en La Plaza nº 22 (casa de Benjamín y Librada en los años sesenta del XX); Ruperto era carpintero, o carretero como se denominaba esta profesión entonces. Su hijo Luzgerico también ejercería de carpintero-carretero en Huérmeces; lo haría desde principios de los años veinte hasta su fallecimiento en 1933, a la edad de 37 años. A partir de esta fecha, fue Benjamín Humada el carpintero-carretero de Huérmeces, y de sus manos salieron los últimos carros fabricados en el pueblo.
Marqués de Esquivel: probablemente, se trataba de Manuel de Medina y Garvey (IV Marqués de Esquivel), nacido en Sevilla en 1861 y fallecido también allí en 1915; estudió bachillerato en los jesuitas de Deusto y, aunque simpatizó con la causa carlista en sus años mozos, acabó siendo presidente de la diputación de Sevilla. En 1893 contrajo matrimonio con Pilar Carbajal Hurtado de Mendoza. Uno de sus siete hijos (Manuel de Medina y Carvajal, Sevilla 1900) heredó el marquesado en 1916 (V marqués de Esquivel). Ignoramos si la finca propiedad del marqués, mencionada en el documento, se refiere a la parcela en la que se encuentra enclavado el Torreón, la casa de Castilla o, incluso, la torre de Santa Cristina.
Eusebio Arroyo Dorao (Burgos, 1875): párroco de Huérmeces durante 24 años (1902-1926); una hermana suya, Consuelo Arroyo Dorao (Burgos, 1890), contrajo matrimonio con Mariano Crespo García (Huérmeces, 1890), que ejerció de sastre (y barbero) en el pueblo durante muchos años; tuvieron dos hijos: Mariano (1915) y Federico (1921); los padres de don Eusebio, Manuel Arroyo Arias y Agapita Dorao Peña, fallecieron en Huérmeces en 1923 y 1910, respectivamente. Un siglo después, aún resultan perfectamente reconocibles sus nombres, grabados en una de las cruces del cementerio. Don Eusebio fue un destacado esperantista, junto con Rogelio Pérez Domingo, médico de Huérmeces durante la primera década del siglo XX. En 1924, don Eusebio residía, acompañado de una sobrina, en la calle de la Plaza nº 20, en la vieja casa rectoral, que sería rehabilitada en 1961, siendo párroco Alejandro García González.
Firmas de conformidad por parte de los vecinos adjudicatarios de las parcelas subastadas |
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FUENTES ACERCA DEL VECINDARIO:
FUENTES ACERCA DEL VECINDARIO:
- Padrones municipales de población de los años 1896, 1899 y 1924.
- Anuarios del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración de España y sus colonias, años 1879-1910
- Anuario General de España, año 1926.
CONTEXTO HISTÓRICO (1916):
Medio mundo llevaba ya dos años enfrascado en la Gran Guerra (1914-1918) mientras la España de Alfonso XIII mantenía una fructífera neutralidad, a pesar de las tendencias germanófilas del frívolo y corrupto monarca.
Trabajaban a todo trapo las minas asturianas de carbón, la industria naviera vasca, las textiles y químicas catalanas, las del cuero valencianas y mallorquinas ... y las exportaciones masivas ocasionaron el enriquecimiento de unos pocos, una inflación desbocada y el hundimiento del nivel de vida de la clase trabajadora, golpeada también por la guerra de Marruecos.
Los sindicatos se radicalizaron, en especial la CNT, y el clima de revuelta social lo envolvía todo. Las burguesías vasca y catalana, además de hacer caja, incentivaron el surgimiento de poderosos movimientos regionalistas: PNV y Lliga Regionalista. Para acabar de completar el penoso panorama, se encontraba en plena efervescencia el descontento militar, ocasionado por el nuevo sistema de ascensos, que incentivaba a los africanistas en detrimento de los peninsulares.
En 1916, el periodo denominado "Restauración" [Borbónica] (1874-1931) se encontraba en plena crisis. Este modelo de Estado liberal (Rey-Cortes-Constitución-Turno), basado en la alternancia pacífica en el poder entre los dos grandes "partidos dinásticos" (Conservadores y Liberales), cayó pronto en manos de una oligarquía profundamente corrupta, con predominio del caciquismo como motor de unas elecciones siempre amañadas, y en el que la Iglesia ganó poder económico, ideológico y social.
En 1912, el asesinato de José Canalejas, líder del Partido Liberal, había originado la crisis del sistema de turno, al entrar en caos los dos partidos dinásticos, olvidándose de paso de las prometidas medidas reformistas, tan necesarias para el país; la crisis perduró hasta la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera (1923).
Este era el clima existente en abril de 1916, cuando el electorado (aún exclusivamente masculino) fue convocado a las enésimas elecciones generales. Para variar, el resultado se amañó convenientemente para que, en este caso, fueran los liberales-demócratas del Conde de Romanones los que obtuvieran una mayoría absoluta.
La XVII legislatura de la Restauración fue pilotada por los 203 diputados de Romanones (sobre un total de 379), seguidos por los 88 diputados de los liberales-conservadores de Eduardo Dato y los 17 conservadores de Antonio Maura. Estas Cortes de 1916 se denominaron "las Cortes de los parientes" por la gran cantidad de familiares enchufados en cargos diversos.
El gobierno de Romanones sufrió -durante toda la corta legislatura- el bloqueo parlamentario a que le sometió la Lliga Regionalista, lo que hizo decaer todos y cada uno de los proyectos de ley presentados en el Congreso de los Diputados.
Romanones, aliadófilo convencido, tuvo que presentar su dimisión en enero de 1917, por su enfrentamiento con el ejército y por la pérdida de confianza por parte del siempre voluble Alfonso XIII.
En abril de 1917 asumió el poder García Prieto, líder de la otra facción liberal, la liberal-conservadora.
El amaño de las elecciones durante la Restauración estaba basado en la pervivencia, profundamente enraizada, del caciquismo, sobre todo en el medio rural. Los alcaldes eran o los propios caciques o sus protegidos. Se realizaron intentos por reformar las leyes municipales y electorales vigentes desde el inicio de la Restauración, pero se quedaron en nada.
A escala provincial, el poder de los Gobernadores Civiles era considerable, y su connivencia con los caciques locales, casi absoluta.
El puesto de gobernador no solía caracterizarse por su longevidad. Así, durante nuestro año 1916 dos gobernadores -andaluces- ocuparon el sillón provincial.
Entre diciembre de 1915 y agosto de 1916, lo hizo el sevillano Juan José Serrano Carmona, diputado por Sevilla, abogado, y cuya única relación con la capital del Arlanzón era que "en su juventud había estudiado bachillerato en el Instituto de Burgos".
Entre agosto de 1916 y mayo de 1917, ocupó el cargo el onubense Modesto Sánchez Ortiz, cuyo curriculum dice que estudió derecho y medicina en Madrid, ejerció como interventor de Hacienda y trabajó como periodista en El Correo de Madrid y en La Vanguardia, de la que llegó a ser director. De su paso por Burgos, poco hay que decir, parece ser que perteneció al populoso gremio de los "gobernadores de paso".
CONTEXTO HISTÓRICO (1916):
Medio mundo llevaba ya dos años enfrascado en la Gran Guerra (1914-1918) mientras la España de Alfonso XIII mantenía una fructífera neutralidad, a pesar de las tendencias germanófilas del frívolo y corrupto monarca.
Trabajaban a todo trapo las minas asturianas de carbón, la industria naviera vasca, las textiles y químicas catalanas, las del cuero valencianas y mallorquinas ... y las exportaciones masivas ocasionaron el enriquecimiento de unos pocos, una inflación desbocada y el hundimiento del nivel de vida de la clase trabajadora, golpeada también por la guerra de Marruecos.
Los sindicatos se radicalizaron, en especial la CNT, y el clima de revuelta social lo envolvía todo. Las burguesías vasca y catalana, además de hacer caja, incentivaron el surgimiento de poderosos movimientos regionalistas: PNV y Lliga Regionalista. Para acabar de completar el penoso panorama, se encontraba en plena efervescencia el descontento militar, ocasionado por el nuevo sistema de ascensos, que incentivaba a los africanistas en detrimento de los peninsulares.
En 1916, el periodo denominado "Restauración" [Borbónica] (1874-1931) se encontraba en plena crisis. Este modelo de Estado liberal (Rey-Cortes-Constitución-Turno), basado en la alternancia pacífica en el poder entre los dos grandes "partidos dinásticos" (Conservadores y Liberales), cayó pronto en manos de una oligarquía profundamente corrupta, con predominio del caciquismo como motor de unas elecciones siempre amañadas, y en el que la Iglesia ganó poder económico, ideológico y social.
En 1912, el asesinato de José Canalejas, líder del Partido Liberal, había originado la crisis del sistema de turno, al entrar en caos los dos partidos dinásticos, olvidándose de paso de las prometidas medidas reformistas, tan necesarias para el país; la crisis perduró hasta la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera (1923).
Este era el clima existente en abril de 1916, cuando el electorado (aún exclusivamente masculino) fue convocado a las enésimas elecciones generales. Para variar, el resultado se amañó convenientemente para que, en este caso, fueran los liberales-demócratas del Conde de Romanones los que obtuvieran una mayoría absoluta.
La XVII legislatura de la Restauración fue pilotada por los 203 diputados de Romanones (sobre un total de 379), seguidos por los 88 diputados de los liberales-conservadores de Eduardo Dato y los 17 conservadores de Antonio Maura. Estas Cortes de 1916 se denominaron "las Cortes de los parientes" por la gran cantidad de familiares enchufados en cargos diversos.
El gobierno de Romanones sufrió -durante toda la corta legislatura- el bloqueo parlamentario a que le sometió la Lliga Regionalista, lo que hizo decaer todos y cada uno de los proyectos de ley presentados en el Congreso de los Diputados.
Romanones, aliadófilo convencido, tuvo que presentar su dimisión en enero de 1917, por su enfrentamiento con el ejército y por la pérdida de confianza por parte del siempre voluble Alfonso XIII.
En abril de 1917 asumió el poder García Prieto, líder de la otra facción liberal, la liberal-conservadora.
El amaño de las elecciones durante la Restauración estaba basado en la pervivencia, profundamente enraizada, del caciquismo, sobre todo en el medio rural. Los alcaldes eran o los propios caciques o sus protegidos. Se realizaron intentos por reformar las leyes municipales y electorales vigentes desde el inicio de la Restauración, pero se quedaron en nada.
A escala provincial, el poder de los Gobernadores Civiles era considerable, y su connivencia con los caciques locales, casi absoluta.
El puesto de gobernador no solía caracterizarse por su longevidad. Así, durante nuestro año 1916 dos gobernadores -andaluces- ocuparon el sillón provincial.
Entre diciembre de 1915 y agosto de 1916, lo hizo el sevillano Juan José Serrano Carmona, diputado por Sevilla, abogado, y cuya única relación con la capital del Arlanzón era que "en su juventud había estudiado bachillerato en el Instituto de Burgos".
Entre agosto de 1916 y mayo de 1917, ocupó el cargo el onubense Modesto Sánchez Ortiz, cuyo curriculum dice que estudió derecho y medicina en Madrid, ejerció como interventor de Hacienda y trabajó como periodista en El Correo de Madrid y en La Vanguardia, de la que llegó a ser director. De su paso por Burgos, poco hay que decir, parece ser que perteneció al populoso gremio de los "gobernadores de paso".
Que gran trabajo de recuperación de historia.
ResponderEliminarenhorabuena y gracias por compartir