sábado, 4 de agosto de 2018

Tantas eras como vecinos (Huérmeces, 1965)


era: espacio de tierra limpia y firme, algunas veces empedrado, donde se trillan las mieses (Real Academia Española)

era: [del latín, area, superficie sin edificar] terreno descubierto, de superficie llana, donde se trilla el cereal (Oxford Dictionaries)

era de trilla: terreno -normalmente circular y empedrado- donde se trillaban los cereales y posteriormente se aventaban para obtener el grano (Wikipedia)




A mediados de los años sesenta, en Huérmeces aún ejercían el oficio de labrador unos 35 vecinos. Alguno menos que al empezar la década, pero muchos más que al terminarla.

Varios ya disponían de tractor, pero la gran mayoría aún seguía labrando, sembrando, abonando, segando y trillando al compás de la pareja de bueyes de toda la vida.

Mecanización y motorización aparte, algunos tenían más terrazgo, otros menos, pero lo que no podía faltar –de ninguna manera- en la vida de un labrador de aquellos años era una era en la que desplegar la parva, en la que trillar, beldar y amontonar el fruto de todo un año de trabajo. En ellas se materializaba la economía agraria de aquellos años. Las eras eran tan importantes como la casa.


Huérmeces a mediados de los años sesenta: principales agrupamientos de eras: El Seto, Mercado y Concejo

En esta zona de Castilla las eras solían ser cuadradas o rectangulares, de una superficie -herbácea- media de unos 800 metros cuadrados, rodeadas de una pequeña pared de piedra; cuando se encontraban aterrazadas, el muro de contención también era de piedra; su superficie solía mantenerse limpia y libre de malezas durante la mayor parte del año.

En Huérmeces, estas pequeñas parcelas se desplegaban en tres zonas principales, siempre en las inmediaciones del casco urbano:

  • Eras de Mercado: grupo de 16-17 eras desplegadas alrededor del barrio homónimo, que constituían el núcleo erense más importante del pueblo: Dionisio, Emilio/Bienvenido (2), Fidel, Ismael (2), Ramiro, Cristóbal, Millán, Joselón, Mauro Serna, José Alonso, Narciso, Cayo, Daniel, Antonino y Fonsete.
  • Eras del Seto: en el límite meridional del pueblo, en contacto con el grupo anterior, existían una decena de eras: Amadeo, Jaime, Santos, Mauro, Avelino, Cristóbal, Maixi, Diego, Lázaro y Lorenzo. Podrían incluirse también en este grupo las eras de Pepines (dónde hoy existe una moderna nave) y -un poco más alejada- la de Joaquín (hoy también ocupada por una nave).
  • Eras del Concejo: al noroeste del caserío, entre la iglesia y Santa Cristina, entre el camino que se dirige al puente Vega y el viejo camino del molino de Cigatón, existían unas siete u ocho eras aún en uso a mediados de los años sesenta: Eladio, Víctor, Mariano, Félix Martínez, Felipe, Lucio, Julio, José Alonso y David.

Además de estos tres núcleos erenses, existían varias eras desperdigadas por todo el pueblo, normalmente anexas, inmediatas o cercanas a la casa del labrador de turno. Así sucedía con las eras de Eladio (justo al norte de la iglesia), Ismael, Amadeo, Jaime (enfrente del Palacio de Abajo) y Jesús (La Rebanera). Un poco más alejada se encontraba la era de Rodrigo, entre la carretera y el viejo camino de Santibáñez.

En las construcciones en diseminado, alejadas del pueblo, la era se encontraba –lógicamente- al lado de la casa, como es el caso de Castilla, Miguel y alguno de los molinos del término.


Fotografía del vuelo interministerial de finales de los años 70 del siglo XX: relación de eras utilizadas por los vecinos a mediados de los años 60


Era de Narciso; al fondo, casetas y eras de Diego, Cristóbal y Avelino


En teoría, el mejor emplazamiento para una era sería aquel que se encontrara abierto a todos los aires, para facilitar las labores de beldado, sobre todo cuando este se realizaba a mano. Por eso, y por la carestía de terrenos llanos, en muchos pueblos del entorno las eras se ubicaban en terrenos altos o de ladera, lejos de ríos y huertas.


Era de Narciso (Mercado): beldando


En las eras se pasaba una buena parte del verano; desde mediados de julio a primeros de septiembre; si la era disponía de caseta, existía la posibilidad de echarse una siesta a su sombra, haciendo más apetecible el descanso. Y si no había caseta, eran habituales las cabezadas, sentado en el trillo, arrullado por la modorra de las primeras horas de la tarde.



Era de Lázaro (El Seto); al fondo, tractor Nuffield y era de Daniel


En las eras no solo se trillaba el cereal, también se desjerugaban los garbanzos, se apaleaba la lana, se tendía la colada, se jugaba al fútbol...

Y para parte de la población veraneante, la era constituía un lugar de diversión, un lugar ideal para el posado y retrato, tal y como muestran las fotografías de la época.


Eras de Mercado: dcha.: era y caseta de Fidel; izda.: era y carro de Dionisio


El veraneante, provisto de una hijada (o ijada) -vara provista en su punta de una clavo de hierro-, vigilaba la posible galbana de la pareja de bueyes; a sus pies, un caldero siempre a punto para las emergencias fisiológicas -sólidas- de las reses, y a su espalda, unas revolvederas que servían para dar la vuelta a la parva.



Google Maps, fotografía de 20 de junio de 2015. Situación actual de los principales grupos "erenses"

Era de Dionisio (Mercado): al fondo, era y caseta de Fidel, junto al caserío
Eras de Mercado: al fondo, casa y panera del señor Heliodoro


A mediados de los años sesenta disponían de caseta las eras de Avelino, Cristóbal, Diego y Lorenzo, en el grupo de El Seto; y Fidel en el grupo de Mercado. Cincuenta años más tarde, únicamente persiste la caseta de la antigua era de Fidel, y en estado de ruina.

En cuanto a las eras, y dado que algunas conservaban su carácter urbano (edificable, pues), varias se han visto reconvertidas en vivienda o en nave agrícola. Entre las primeras, destaca el núcleo de nuevas viviendas (generalmente, segundas residencias) levantado en el barrio de Mercado. En El Seto han aparecido una vivienda y dos naves agrícolas; y en Concejo, dos viviendas, una nave agrícola y otra ganadera.


Era de Narciso (Mercado); al fondo: era, beldadora y caseta de Lorenzo

Otras eras han sido transformadas en huerta (Narciso, Jesús) y una buena parte se han reconvertido en tierras de labor (Cayo, Antonino, Joselón, Dionisio, Rodrigo, Lázaro...)



Era de José (Concejo); detrás, era de Julio
Era de Narciso (Mercado)

De las eras enclavadas junto a viviendas en diseminado (Castilla, Miguel y molinos), la mayor parte de ellas han sido reconvertidas en terreno ajardinado de las respectivas  viviendas rehabilitadas. 



Vuelo americano: Huérmeces (8 de octubre de 1956)


En alguna de las fotografías del célebre vuelo americano de 1956 se aprecia perfectamente la situación de las eras, con sus parvas y montones de grano correspondientes. Desgraciadamente, la fotografía de Huérmeces se realizó en una fecha (8 de octubre de 1956) en la que ya las eras se encontraban inactivas y vacías, por lo que no suministra excesiva información al respecto. Lo que si que se aprecia en algunas parcelas son los montones de estiércol, dispuestos en alineaciones más o menos regulares, a la espera de ser esparcidos. 
  

Vuelo americano: Santibáñez Zarzaguda (16 de agosto de 1956)


No ocurre lo mismo para otros pueblos del entorno, que tuvieron más suerte con la fecha de vuelo; especialmente ilustrativa resulta la fotografía de Santibáñez Zarzaguda (16 de agosto de 1956), en la que se distinguen con mucha claridad eras, parvas y montones de grano; algo parecido sucede con la de Montorio, de fecha aún más temprana (12 de julio de 1956).
 

Vuelo americano: Montorio (12 de julio de 1956)


3 comentarios:

  1. Hola José Luis. Impresionante blog el que tienes. Mi familia paterna es de Santibañez y allí veraneaba en los 70-80. Qué tiempos! Yo era un niño y recuerdo que había unos cinco bares en el pueblo. Y, por supuesto, poníamos una canasta de baloncesto rudimentaria en la era. Los montones de grano de la parte superior de la foto serían los de mi abuelo, que vivía (ahora sólo queda mi tío Agustín) en la última casa de la derecha en dirección Huérmeces. Aunque sea del pueblo vecino seguiré tu blog porque me parece que dejas testimonio de una parte de la vida de Castilla que está a punto de desaparecer. Felicidades

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  2. Muchas gracias por tus comentarios, Mikel.
    Mucho han cambiado los veraneos de los chavales desde los años 70-80 hasta hoy. Entonces nos pasábamos en el pueblo mes o mes y medio. Hoy, la semana de fiestas y poco más. Hoy pueden más los cursos de inglés, los campamentos en Picos, Pirineos o Gredos y un extenso catálogo de actividades veraniegas para niños y adolescentes. La industria del ocio está bien engrasada. No creo que los veraneos de los chavales sean peores o mejores que los de antes, simplemente distintos. No se trata de ponerse en plan abuelo Cebolleta, pero el verano es largo, y me apena que la opción de pasar unos días en el pueblo haya pasado, para la mayoría, al final de la lista. Y supongo que esta tendencia irá a más.
    Dices que Santibáñez tenía cinco bares, pero es que un pueblo mucho más pequeño, como Huérmeces, tenía … !tres¡ Hoy ambos pueblos tienen un bar cada uno … y gracias.

    Un saludo,

    José Luis

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  3. Completísima información Sr. Varona. Los crios veraneantes disfrutábamos mucho en las eras con las trillas. A ojo del paisano te dejaba ayudarle con la hijada si te veía espabilado o con la lata para recoger la bosta de la pareja. Daba igual te sentías útil.

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