Por caminos, tratando de evitar en lo posible carreteras, unos 25 km separan Huérmeces de
Villalibado. Una distancia ideal para una pequeña excursión en bicicleta.
Podemos ascender al Páramo
de Ruyales por Escaladilla y el Camino de Valdefrailes o, si tus piernas te
lo permiten, por el más empinado Camino del Alto La Cruz.
Una vez en el Páramo, enlazamos con la abandonada carretera
militar y luego con la pista que conduce al parque eólico de La Lastra. A la altura del quinto molino, un correoso camino desciende hacia Quintanilla
Pedro Abarca.
Desde Quintanilla, por el Camino de la Ermita de Robledillo, alcanzamos las
inmediaciones de Acedillo. Para
dirigirnos a Bustillo, en el cruce situado en la zona baja de huertas tomamos el
camino de la izquierda, y en los dos siguientes, el de la derecha. Tras unos
2’5 km desde Acedillo, y por una suave bajada, alcanzamos Bustillo.
Bustillo es un bonito pueblo, tranquilo y
cuidado, con varias rutas senderistas en su entorno. El maná eólico también ha
llegado aquí. Tras visitar el pueblo, salimos por la carretera que baja en
dirección a Hormazuela; a unos 2
km, abandonamos la carretera por un marcado camino que,
a la izquierda, se dirige a Las Hormazas.
Por este camino, que discurre paralelo al joven río Hormazuela, en
unos 2 km
alcanzamos la carretera de Las Hormazas.
Puede merecer la pena desviarnos apenas
medio kilómetro a la izquierda, para visitar
la iglesia de Santiago, a la entrada
del barrio de Borcos. Es una de las
iglesias con más encanto de la comarca, enclavada en una campa verde y
sombreada.
Volvemos al punto anterior y, siguiendo por la carretera,
alcanzamos el Cruce de Las Hormazas
y sus tres barrios.
Nosotros nos dirigimos hacia la derecha, en dirección al barrio de
La Parte y su monumental iglesia de San Pelayo. Pero antes, quizás debiéramos visitar el
barrio de Solano, con su también
enorme iglesia de San Pedro y, en un alto, la ermita de la Virgen
del Castillo.
A la salida de La
Parte, al lado de un crucero, tomamos la carretera en
dirección a Villaute. Poco después de 1 km de recorrido, a la izquierda, nos
desviamos por el camino de Ampudia que, en unos 3 km, nos permite llegar a
nuestro destino: Villalibado
Villalibado,
desde lejos, no aparenta ser en absoluto lo que fue hasta hace poco más de 10
años: un pueblo abandonado, con la iglesia y gran parte de su caserío arruinados.
Solo unas pocas casas continuaban en pie, utilizadas en verano como segunda
residencia. Pero su suerte fue cambiando poco a poco, gracias al trabajo y
perseverancia de varias personas cercanas al pueblo.
La
iglesia de San Salvador, ligeramente
elevada sobre el caserío, conserva abundantes restos románicos (cabecera,
fachada N de la nave, parte del hastial W) datados a finales del XII o principios
del XIII. El interior posee una interesante bóveda gótica. Su valioso retablo
descansa en el Museo Diocesano de
Burgos.
Parte
de la torre y las bóvedas ya habían colapsado, por lo que en 2002 se acometió,
en varias fases, la rehabilitación y consolidación del templo, incluida la
limpieza y picado de las paredes interiores y la colocación de vidrieras
modernistas en las ventanas.
Un
viejo nogal (la nogala) fue durante mucho tiempo testigo de la ruina y
abandono del pueblo. El árbol murió hace pocos años y este verano de 2015, ante
el riesgo que suponía su imponente esqueleto, se decidió su tala. La iglesia y
el palomar se quedaron algo más huérfanos. Y los aficionados a la fotografía
perdieron un bonito encuadre.
Si
los aires, plagas y enfermedades la respetan, quizás una joven encina, plantada hace poco en la
terraza de la iglesia, tome algún día el relevo de la vieja nogala.
La
suerte de Villalibado cambió definitivamente en 2006, con la llegada de Juan Ansótegui, que adquirió la
propiedad de una manzana entera de edificios en ruinas (incluido El
Torrejón) y comenzó un proyecto de rehabilitación con vistas al turismo
rural.
El
proyecto ha continuado con nuevas adquisiciones de terrenos y edificios en
ruina. También se han realizado unos meritorios y atractivos trabajos de
ajardinamiento, rehabilitación de lavaderos y restauración de la antigua
escuela para centro social (2011).
El depósito de agua de Villadiego asoma por encima de la loma que separa Villalibado de la capital comarcal |
La torre de la iglesia de Arenillas y, al fondo, la Peña Amaya |
Arenillas de Villadiego, a sólo 800 metros de Villalibado |
La Ulaña, con sus antenas, y el Portillo del Infierno |
Puente de piedra, ya sólo peatonal, a la salida de Villalibado en dirección a Arenillas |
Camino entre Villalibado y Villaute |
Para
regresar a Huérmeces podemos seguir otra ruta diferente a la de la ida. Desde
Villalibado tomamos el camino que, paralelo a la carretera, se dirige a Villaute y Melgosa. Desde aquí, afrontamos el camino de 2’5 km que, tras
ascender por la Cuesta
Blanca, llega hasta Brullés.
Iglesia de Coculina |
Coculina desde el Camino hacia el parque eólico |
Aquí
no hay otra alternativa que la flamante y poco transitada carretera BU-601
(Masa-Villadiego) que, en poco más de 3 km, nos lleva a Coculina.
Desde
este cuidado pueblo, antaño principio y fin de ruta de coche de línea, tenemos
dos alternativas para dirigirnos hacia Acedillo:
la moderna pista del parque eólico que parte antes de entrar en el pueblo, por
Fuentelcuervo y Las Vegas, o la solitaria carretera que parte del barrio de
Arriba. En ambos casos hay que subir, y el recorrido no supera los 3 km.
Rebrote en rastrojera, Acedillo |
Acedillo, otro pueblo que, como Villalibado, resurgió de sus cenizas |
Desde
Acedillo, y por el mismo camino de la ida, en unos 3 km alcanzamos la ermita de Robledillo y, en unos 10 km, por Quintanilla y
Pantaleón, alcanzamos Huérmeces.
Villalibado,
un pueblo al que quizás mató su excesiva proximidad al centro comarcal que era
Villadiego en aquéllos años de la despoblación. Y resucitado, también quizás,
por la necesidad de tranquilidad y silencio que el hombre moderno tiene.
La ya desaparecida nogala de Villalibado |
En Villalibado nació, en 1921, Rosario Gutiérrez Varona, persona muy conocida en Huérmeces y alrededores, ya que regentó una cantina -en la que también se instaló el teléfono público- entre los años cuarenta y ochenta del siglo pasado.
Para consultar precios, realizar reservas y leer un
interesante blog, entrar en la web de turismo rural: conjunto de siete casas
rurales:
Para leer noticia en Diario de Burgos de 25 de octubre de
2014:
Para leer artículo “Villalibado resucita con Las de Villadiego” en el Blog Memorias
de Burgos, de Elías Rubio:
También de Elías Rubio, el libro de referencia: Burgos,
Los Pueblos del silencio (2001)
Para saber algo más sobre la historia del pueblo y la
reconstrucción de la iglesia:
Para leer on-line
la interesante publicación “Villalibado: a la memoria de un pueblo”, de José
Alonso Manjón:
Navegando por internet, me he topado con tu publicación De "Huérmeces a Villalibado separados por esos 25 km.". Sin duda has hecho una bonita descripción, y en lo que de cerca me toca, a lo que dices del pueblo de Villalibado. Es cierto, la gran transformación que se ha producido en este lugar en pocos años, y la trayectoria que está teniendo. Es cierto, que no hay que olvidar, la gran suerte que el pueblo ha tenido, con la llegada de personas como Juan y hermanos, que encantados del lugar, no han escatimado esfuerzos y medios económicos, para resucitar este pueblo. Tenía que haber, muchos otros "Juanes" con la misma visión de futuro para hacer algo parecido con otros muchos pueblos desaparecidos o en vías de desaparición. Hay que reseñar también, la ilusión y también esfuerzo y colaboración de algunos vecinos de lugar, que han facilitado las cosas y han puesto su pequeño grano de areca, en este asunto. Por la descripción que haces del pueblo y por los datos que das, veo que conoces bien este lugar, y que seguro, has quedado un poco extrañado del cambio que se ha dado a este lugar, en pocos años. Felicito tus informaciones y los datos que sobre Villalibado das a conocer. Espero que vuelvas algún día a este lugar y lo encuentres mejorado. Mi felicitación por tu descripción y trabajo.
ResponderEliminar