Fotógrafos de Verano (o veraneantes fotógrafos)
Cada
fotografía “antigua” esconde uno o varios misterios. No solamente en cuanto a
lo que muestra, personas y paisajes en fecha indeterminada, también en cuanto a
lo que no se ve, al autor de la imagen y su motivación.
Si
la instantánea es lo suficientemente antigua, es posible que apenas existan testigos que puedan identificar a quien o quienes aparecen
retratados. Muchas veces, no resulta reconocible ni el lugar en el que está
tomada.
Afortunadamente,
en alguna ocasión, la identificación precisa de los personajes fotografiados
–el etiquetado en facebook que dirían hoy nuestros hijos- ha ido pasando de
generación en generación, sobre todo en los casos en que el familiar retratado
tuviera una muerte prematura o imprevista, o una vida especialmente difícil o
peculiar.
Taller de carretería-carpintería de Luzgerico Pérez |
En
algunas imágenes, sin embargo, nos puede resultar más misterioso el quién realizó
la fotografía. Qué relación tenía con los retratados y porqué eligió ese
encuadre y no otro. Hasta que punto se trató de una fotografía espontánea o si
más bien el autor pasó un buen rato colocando a la gente a su antojo.
Trillando con mulas en la era de Eugenio Alonso (Barrio de Mercado); sentado en el trillo, José Alonso Villalvilla |
La
fecha de la toma es, en muchos casos, un enigma más. A no ser que se trate de
una foto “dedicada”, en cuyo caso solía consignarse, al menos, la fecha en la
que se realizaba la dedicatoria. En el caso de fotografías realizadas por un
profesional, era habitual que el laboratorio grabara la fecha de revelado en el
envés de la fotografía, junto con el nombre comercial.
Las
fotos más antiguas, anteriores a la Guerra
Civil, normalmente estaban realizadas por fotógrafos
profesionales, muchas de ellas en su propio estudio. Fotos de novios,
generalmente realizadas antes de la boda, fotos del servicio militar, fotos de
mayoría de edad,…
Después
de la Guerra, se
generalizaron las fotos de alumnos de la escuela, individuales y en grupo,
también realizadas por fotógrafos profesionales, ambulantes. Las
individuales mostraban el mapa de España al fondo y la cara de más o menos
susto del alumno de turno.
En
los años cincuenta, al irse
popularizando el uso de cámaras para aficionados, el retratista pasó a ser ese
familiar que hacía tiempo que había emigrado a la ciudad. Durante las
vacaciones de verano, cuando volvía al pueblo, aprovechaba para inmortalizar
gentes, costumbres y festejos.
Segando con segadora-gavilladora |
Cribando garbanzos en el barrio de Mercado |
Los chicos del maíz, una fotografía de película |
En
la mayor parte de los casos, el tema retratado consistía en una escena típicamente
campesina. Rara es la familia que no posee una buena colección de fotos de
trilla, beldado, acarreado, siega, corta de leña, matanza del cerdo, pela de
garbanzos o enjergado de paja. Eran ocasiones en las que toda la familia se
reunía para colaborar en esas labores campesinas que requerían la cooperación
de todos, grandes y chicos. Y con suerte, un fotógrafo, anónimo o conocido, estaba
allí.
Revolviendo la parva en la era del barrio de Mercado |
Recogiendo garbanzos en Prao Redondo |
Cortando leña |
Trillando con bueyes en la era del barrio de Mercado |
FOTOGRAFÍAS:
Anónimo (1932)
Victorino Díaz-Villalvilla Alonso (1939)
Regina Pérez Alonso (1952,
1958, 1960, 1965, 1966)
Jesús Varona Alonso (1970)
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