sábado, 12 de julio de 2025

Candeleda: en la otra esquina de Castilla


Cuando llegué a Candeleda, a mediados de julio de 1984, en lo que sería mi primer trabajo remunerado, pude hacerme una idea clara de lo lejos que me encontraba de las tierras norteñas situadas al otro lado de Gredos. A las pocas semanas de llegar conocí a un docente burgalés que había sido "desterrado" a Candeleda por las autoridades educativas regionales de la época. Para elegir el destino más alejado de Burgos, los prebostes del MEC solo tuvieron que coger una regla y posarla sobre el mapa físico-político de Castilla y León.




Y es que si tuviéramos que elegir la localidad más alejada de Burgos, por carretera, situada dentro del territorio de Castilla y León, Candeleda estaría entre las más firmes candidatas. 

Candeleda se encuentra separada de Burgos por 385 km de carreteras de variado pelaje. Distancia solo superada por las localidades salmantinas de Navasfrías (403 km), Aldea del Obispo (390) y La Alberguería de Argañán (387), aunque con el matiz de que para llegar a Candeleda hay que atravesar los contundentes relieves de la sierra de Gredos, puerto del Pico mediante.




Candeleda está más alejada de Burgos que localidades castellano-leonesas tan conocidas como Fuentes de Oñoro (378 km), La Fregeneda (373), Lumbrales (360), Ciudad Rodrigo (352), Béjar (345), Puebla de Sanabria (310), Fermoselle (310) o Villafranca del Bierzo (306).


Pantano de Rosarito (Candeleda)


Dicen los atlas de geografía que Candeleda es la localidad con latitud más sureña de Castilla y León, claramente más meridional que las localidades salmantinas asentadas en la cara norte de la sierra de Gata. De hecho, todo el Valle del Tiétar abulense, del que forma parte Candeleda, se encuentra ubicado al sur de Gredos, drenando sus aguas a la cuenca del Tajo.


La Lagunilla (Candeleda), en el arranque de la carretera del Rosarito


Que nadie espere encontrar aquí extensos campos de cereal u oleaginosas. En esta zona, similar en todo a la Vera extremeña, las condiciones de suelo, agua, clima y propiedad de la tierra posibilitan que -desde hace mucho tiempo- se cultiven productos agrícolas de forma mucho más intensiva. A mediados de los años ochenta, los cultivos más importantes eran el tabaco, el pimentón, las plantas de fresa y otros cultivos hortícolas en régimen de regadío.


Majalvenero (Candeleda). Al fondo, el Rosarito


En aquellos años, la economía del sector primario de Candeleda se basaba en el cultivo de tabaco y pimentón, así como en la existencia de una importante cabaña caprina. Por otra parte, el sector de la construcción también alcanzaba cierta importancia y se encontraba en auge un incipiente sector servicios. 


Santuario de Chilla (Candeleda)


EL TABACO

A diferencia del paisano docente, este bloggero no llegó a Candeleda en calidad de burgalés desterrado, ya que por entonces residía en Madrid. Aterricé en Candeleda a consecuencia de una de las muchas reconversiones ejecutadas por el gobierno durante la primera mitad de los años ochenta del siglo pasado.

En este caso, se trataba de una reconversión agrícola, que respondía al descriptivo nombre de Plan de Reordenación de la Producción Tabaquera Nacional, aprobado por un Real Decreto de mayo de 1984.





Los objetivos del plan eran adecuar los tipos de tabaco cultivado a los nuevos gustos de los consumidores que, en los últimos años, parecían decantarse por el consumo de cigarrillos "rubios" en detrimento del tabaco "negro". Para ello, se contemplaba la reconversión de 29.000 toneladas de tabacos negros a tabacos rubios, en cinco campañas, desde la 1985/86 hasta la 1989/90.


Carmen. Centro de Tabacos de Candeleda


En aquellos años, el tabaco era un producto sometido a régimen de monopolio estatal, por lo que los agricultores productores de tabaco tenían la condición de "concesionarios" y como tales, sometidos a ciertas obligaciones contractuales. Por lo tanto, el Plan de Reordenación, aparentemente voluntario, era en la práctica de obligado cumplimiento si es que querías seguir cultivando tabaco.


Coral, Daniel y Lorenza. Centro de Tabacos de Candeleda


El Servicio Nacional del Cultivo y Fermentación del Tabaco (SNCFT) era el organismo autónomo del Ministerio de Agricultura, creado en 1921 y encargado de la gestión del cultivo (en régimen de concesión administrativa) y del procesado de la cosecha (principalmente la fermentación). En 1987, tras el ingreso de España en la CEE y la liberalización del sector tabaquero, el Servicio fue sustituido por la Agencia Nacional del Tabaco, ya con otras competencias. 


Centro de tabacos del SNCFT en Candeleda


Para ejecutar aquel Plan de Reordenación, el Ministerio de Agricultura contrató a un buen número de técnicos, que fueron distribuidos por los principales centros productores de tabaco, que se encontraban por entonces en las provincias de Ávila (Candeleda), Badajoz (Don Benito, Coria), Cáceres (Jaraiz, Jarandilla, Navalmoral de la Mata, Talayuela), Granada, Navarra y Toledo (Talavera de la Reina).

Además de estas zonas principales, en 1984 también se producía tabaco en determinadas zonas de Galicia, Asturias, Álava, La Rioja, León, Lérida, Ciudad Real, Valencia, Córdoba, Cádiz y Canarias. Por el tipo de tabaco que cultivaban y por sus escasas producciones, estas zonas se encontraban fuera de los objetivos del Plan de Reordenación.


El Llano (Candeleda)


En Candeleda, localidad con una población de 5300 habitantes, el tabaco constituía por entonces una parte importante de las rentas familiares. El tamaño medio de la explotación tabaquera era pequeño, de apenas una hectárea, pero con una rentabilidad muy superior a la obtenida por otros cultivos, no digamos ya si la comparamos con la rentabilidad de una hectárea de cereal en secano.


Viejo secadero de tabaco. El Llano. Candeleda


En los años previos al Plan de Reordenación, en el Centro de Tabacos de Candeleda prestaban sus servicios un jefe provincial, tres técnicos y una administrativa, así como un buen número de trabajadores en la nave de almacenamiento y fermentación (hasta 90 personas en temporada de recepción de tabacos).


Prueba de cultivo en San Bernardo (Candeleda)


Para el desarrollo del Plan de Reordenación en la zona de Candeleda, el Ministerio de Agricultura contrató a ocho técnicos y dos administrativos aunque, desde hacía algún tiempo, ya se encontraba prestando sus servicios un asesor técnico extranjero, proporcionado por alguna de las multinacionales tabaqueras de la época.


Un Renault 4L, la principal herramienta de trabajo de los técnicos del SNCFT de Candeleda

Y precisamente ahí se encuentra el origen de la denominación popular que recibimos los bisoños técnicos en nuestras primeras salidas al campo: "los pitufos"; por nuestra natural predisposición a desfilar, en fila india, tras la estela del asesor foráneo y su inmensa sapiencia tabaquera.


El logo del Servicio, de efímera existencia


En 1984, eran nada menos que 800 los pequeños productores que cultivaban tabaco en la zona de Candeleda; se plantaba tabaco en unas 590 hectáreas y se producían alrededor de 1.100 toneladas de tabaco. Cuarenta años después, apenas queda una docena de tabaqueros, que cultivan tabaco en unas 30 hectáreas y producen alrededor de 80 toneladas de tabaco.


Entregas de tabaco en el Centro de Fermentación de Candeleda


A mediados de los años ochenta, además de en Candeleda y en su anexo de El Raso, se cultivaba tabaco en otras poblaciones cercanas, como Poyales del Hoyo, Lanzahíta y Ramacastaña.

A cada técnico se le asignó una zona tabaquera concreta, dentro del amplio territorio dependiente del Centro de Fermentación del SNCFT en Candeleda. 



La Lagunilla (Candeleda), desde la carretera del pantano de Rosarito



Me tocó en suerte una zona situada al sudoeste del término municipal de Candeleda. Resulta imposible de olvidar alguno de los nombres de parajes por entonces muy tabaqueros: El BorbollónCandeledilla, El Carrascal, Cerro Crespo, El Llano, El Lomo, Palancar, Posto Loboso, Robledillo, San Bernardo, Tabladilla, Vado los Fresnos, ...





Tampoco he olvidado el nombre de alguno de los tabaqueros con los que acabamos por mantener una cordial relación: Catalino Jara, Leandro, Manolo Pintado, Serapio, los hermanos Farracache, los Torroba, Castor Pérez Serrano,...



Labores preparatorias en Posto Loboso (Candeleda)


Y, por supuesto, el nombre de los técnicos y administrativos, con los que tantas horas y experiencias compartimos: Álvaro, Felipe, Félix, Horst, Ignacio, Inocencio, Jesús, José, José Antonio, José Eduardo, José María, Mari Carmen, María Jesús, Miguel Ángel y Teresa.




EL PECULIAR CULTIVO DEL TABACO

Aunque la planta de tabaco apenas se cultiva en el terreno definitivo durante unos 5-6 meses, el ciclo total de su cultivo y curado alcanza la práctica totalidad del año:

  1. semillero (2 meses: marzo y abril): las semillas de tabaco se siembran en pequeñas eras de semillado, protegidas por plásticos moviles para paliar los efectos las bajas temperaturas nocturnas, hasta que la plántula alcance el tamaño suficiente (10 cm) para su trasplante al terreno definitivo
  2. trasplante (mayo): en perfectas alineaciones, para facilitar las posteriores labores de cultivo, tratamientos fitosanitarios, despunte y recolección
  3. cultivo (5-6 meses: mayo-septiembre-octubre): los tabacos tipo "Burley" se mantienen unos 5 meses sobre el terreno; los tipo "Virginia", un mes más.
  4. despunte (mediados de julio-mediados de agosto): cuando la planta de tabaco alcanza su máximo desarrollo (2 metros) y ha emitido su inflorescencia terminal, resulta imprescindible el corte de aquélla para que el rendimiento y calidad de la cosecha sean óptimos
  5. recolección (septiembre-octubre): las plantas de tabacos tipo "Burley" se recolectan enteras; las de tipo "Virginia" se recolectan hoja a hoja, por pisos foliares, comenzando por las bajeras, según vaya produciéndose su secado 
  6. secado: en los tabacos tipo "Burley" se cuelga la planta entera en secaderos de ventilación controlada, y dura entre dos meses y dos meses y medio; en los tipo "Virginia" las hojas se secan en secaderos de aire caliente
  7. entrega del tabaco en los centros de fermentación y procesado: según lo húmedo o seco que resulte el otoño, el proceso de secado "natural" en los secaderos durará más o menos tiempo. En un año normal, diciembre resulta ser el mes en el que comienzan a entregarse los tabacos tipo "Burley". La fase de clasificación, con un amplio catálogo de calidades y precios, determina el valor de la cosecha.

Sin duda, el cultivo del tabaco resulta ser muy diferente al seguido para el cereal en secano, mayoritario al otro lado de Gredos. El cultivo del tabaco requiere importantes aportaciones de mano de obra, por lo que durante muchos años fue considerado un "cultivo social" en las principales zonas tabaqueras de Extremadura y Andalucía.


Secadero de tabaco "Burley" en el paraje de Candeledilla (Candeleda)




EL CENTRO DE FERMENTACIÓN DE TABACOS DE CANDELEDA

A las afueras de Candeleda, en una parcela situada a la vera de la carretera de Oropesa, destaca un peculiar edificio. Se trata de una gran nave que responde al curioso nombre de Centro de Fermentación de Tabacos.

En Candeleda y alrededores se venía cultivando tabaco, de manera experimental, desde el año 1915. A partir del año 1923, comenzó a cultivarse de manera regulada. En aquellos años, la producción se enviaba a Madrid y, desde allí, a Málaga, dónde se realizaba el proceso de fermentación.

Años más tarde, los tabacos candeledanos comenzaron a entregarse en los Centros de Fermentación de Talavera de la Reina y Navalmoral de la Mata, localidades situadas a unos 60 km de Candeleda.

A finales de los años cincuenta, dada la importancia que había adquirido el cultivo de tabaco en toda la zona del Valle del Tiétar, comenzaron a realizarse gestiones para la construcción de un centro de fermentación en Candeleda. Las gestiones se materializaron en 1960, al autorizar su construcción el Ministerio de Agricultura.

En septiembre de 1960 se formalizó la cesión de terrenos de titularidad municipal para la construcción del anhelado centro de tabacos. 

El proyecto final contó con un presupuesto de 8 millones de pesetas. El diseño de la nave y zonas complementarias fue realizado por el arquitecto Ramón Canosa de los Cuetos y el ingeniero agrónomo José Benítez Vélez.

En octubre de 1961, las obras fueron adjudicadas, mediante subasta, a la empresa "Sociedad Anónima Construcciones Echegaraya", por un importe de 5 millones y medio de pesetas.

Las obras finalizaron en el otoño de 1964, por lo que en diciembre de ese mismo año comenzaron a recepcionarse tabacos de manera provisional, y solo para tabacos cultivados en Candeleda, en la recién inaugurada nave de fermentación. 


Diario de Ávila, 19 de enero de 1965



Al año siguiente, en el centro de Candeleda se recepcionaron tabacos de todo el Valle del Tiétar y de las zonas cercanas de la Vera caceceña. Su capacidad de almacenaje y fermentación alcanzaba las 2.000 toneladas de tabaco.


Diario de Ávila, 10 de noviembre de 1965



Esta interesante construcción, diáfana y esbelta, de cierta belleza estructural, está realizada con arcos rebajados en forma de costillas, ejecutados en hormigón, que sustentan una cubierta armada, ondulada y alabeada, completada mediante piezas de cerámica de un solo tipo, siguiendo en parte el denominado "sistema Sánchez del Río". 




Durante la segunda mitad de los años ochenta del pasado siglo, se realizaron importantes obras de ampliación del centro de tabacos de Candeleda, en el marco del Plan de Reordenación.

En el año 2000, y tras treinta y cinco años de servicio, la vistosa nave dejó de utilizarse para su función tabaquera original. En 2005, Patrimonio cedió las instalaciones al Ayuntamiento de Candeleda, que las viene utilizando como espacio para la celebración de eventos culturales y comerciales, así como para almacén municipal. Desde entonces, el tabaco producido en Candeleda se recoge y procesa en la localidad cacereña de Talayuela, situada a unos 47 km por carretera.


EL CLIMA Y EL AGUA

La escasa altitud a la que se ubica Candeleda (entre 400 y 450 metros), junto con la cercana presencia del Macizo Central de Gredos (entre 2000 y 2600 m), originan dos extremos meteorológicos:

  • que los temporales de otoño/invierno, de procedencia atlántica, descarguen sobre la zona con toda su potencia pluviométrica; ente octubre y febrero se recogen 700 litros
  • que las temperaturas estivales se disparen, al encontrarse fuera de la influencia de los vientos del norte; las temperaturas medias de los meses de junio a septiembre oscilan entre los 23 y los 26 grados.

Esta peculiar situación a la falda sur de Gredos ocasiona también una abundancia de aguas, procedentes del deshielo de las altas cumbres del Macizo Central.

Siguiendo un nítido curso norte-sur, son tres las principales gargantas que descienden desde las cumbres de Gredos hacia el río Tiétar: Alardos-Tejea, Chilla y Santa María-Blanca. Esta última es la que discurre por la límite occidental del casco urbano de Candeleda; la primera, la que sirve de raya con la Vera extremeña.

Además de su continuo aporte de agua para riego y consumo humano, las gargantas poseen indudables valores paisajísticos y turísticos. De estos últimos dan fe los numerosos charcos, naturales o forzados, que se forman en el curso de las gargantas: Carreras, Cueva del Oso, Palomas, Alardos, Los Riveros,... 

Para completar este rico panorama hidrológico, en el extremo occidental del término municipal, muy cerca de dónde se encuentra el trifinio entre las provincias de Cáceres, Toledo y Ávila, se levanta desde 1958 la presa del embalse de Rosarito, que remansa las aguas del Tiétar.



ANEXOS

I. EL INEXORABLE DECLIVE DEL CULTIVO TABAQUERO EN ESPAÑA

En los cuarenta años transcurridos desde la puesta en marcha del Plan de Reordenación de la Producción Tabaquera Nacional (1984) se constata una evidente disminución de los parámetros de superficie y producción.

El declive se manifiesta, sobre todo, en la superficie dedicada al cultivo de tabaco:

  • en 1984 se cultivaban 22.152 ha
  • en 2022 se cultivaron 6.017 ha
  • hoy se cultiva solo el 27% de la superficie cultivada en 1984 




En cuanto a la producción de tabaco, la disminución registrada no ha sido tan fuerte, ya que han aumentado los rendimientos por hectárea, al mejorarse las técnicas de cultivo y secado:

  • en 1984 se produjeron 43.281 toneladas de tabaco
  • en 2022 se produjeron 19.937 toneladas de tabaco
  • hoy se produce el 46% de lo que se producía en 1984

En cuanto a las zonas tabaqueras, han desaparecido del mapa tabaquero las zonas gallegas, asturianas, alavesas, riojanas, leonesas, zamoranas, ilerdenses, cordobesas, sevillanas y onubenses; por su parte, se encuentran en trance de desaparición las zonas de Valencia, Granada, Navarra, Toledo y Ávila.



Diario de Ávila, 27 de enero de 2020



El futuro tabaquero de España, si es que existe, quedará reducido a las comarcas cacereñas de La Vera y el Campo Arañuelo.

[de la cosecha del año 2023 se han publicado únicamente los datos agregados: se cultivaron en España 5.790 hectáreas y se produjeron 12.284 toneladas de tabaco, con un rendimiento muy bajo debido a la sequía; en la cosecha del año 2024 se recuperaron los rendimientos habituales]


II. CANDELEDA Y HUÉRMECES, DOS CASTILLAS MUY DIFERENTES

Ya ha quedado suficientemente claro que Candeleda y Huérmeces, situados en esquinas opuestas del mapa de Castilla y León, se encuentran muy alejadas no solo en lo geográfico, que también en lo histórico, biológico, climatológico, económico y sociológico.

Candeleda es hoy un lugar realtivamente dinámico, con una economía cada día más focalizada en el sector servicios y una demografía más o menos estabilizada en torno a los 5000 habitantes, todo ello gracias a sus valores biológicos y paisajísticos y, sobre todo, gracias a la relativa cercanía a la ciudad de Madrid (184 km, algo menos de dos horas de viaje).

Huérmeces, por el contrario, es un municipio en continua regresión demográfica, que llega al primer cuarto del siglo XXI con apenas 150 personas empadronadas, y una economía basada en la agricultura de secano, con una presencia casi testimonial de alojamientos rurales y unas cuentas municipales saneadas gracias a la existencia de tres parques eólicos en el territorio municipal.





En cuanto a los orígenes prehistóricos de cada población, es necesario que nos remontemos a la Edad del Hierro. Muy diferentes fueron los pueblos prerromanos que habitaron una y otra zona.

En Candeleda y alrededores vivía un pueblo de cultura celta, los vetones, de carácter guerrero, ecuestre y pastoril. El castro de El Raso, en el anejo de Candeleda, puede sersultar representativo de este pueblo. Los vetones eran vecinos de los lusitanos y carpetanos.

En Huérmeces, por su parte, vivían los turmogos, también de cultura celta, también guerreros, aunque su economía se basaba en el pastoreo en las alturas y en el cultivo de cereales en las zonas bajas. El castro de Páramo Ciudad (probable Bravum) en La Nuez de abajo, puede ser un castro representativo de este pueblo, al igual que el cercano de San Vicente (Huérmeces). Los turmogos eran vecinos de los cántabros.

A partir de aquellos tiempos, los devenires históricos de Candeleda y Huérmeces resultaron bien diferentes. Después de su completa romanización y posterior encuadre en la cultura visigoda, resultaron diferentes los niveles de "islamización" alcanzados en una y otra zona, así como los tiempos de despoblación y "reconquista" sufridos por cada una.

Así, la primera referencia documental de Candeleda data del último tercio del siglo XII (año 1170), mientras que el nombre de Huérmeces (Guermecis) aparece ya en algún documento de finales del siglo IX (año 860).

A raiz de la derrota de los castellanos en Alarcos (1195), los musulmanes arrasaron la ciudad de Plasencia y recuperaron Talavera, lo que convirtió en tierra insegura toda la zona del valle del Tiétar. Candeleda, en concreto, no figura en la lista de parroquias abulenses del año 1250, por lo que se supone que se convirtió en un lugar despoblado. Candeleda fue repoblada hacia el año 1271.

Huérmeces, por su parte, al encontrarse mucho más alejado de las fronteras con los musulmanes, pudo mantener continuidad poblacional en sus tierras, aunque siempre dentro de unos bajos niveles de poblamiento.






Durante el siglo XVI Candeleda perteneció a la tierra de Navamorcuende. En el siglo XVIII Candeleda perteneció al denominado Estado de Miranda (por su señor, el conde de Miranda de Castañar), y estaba conformado por cinco localidades (dos despoblados) de la actual provincia de Cáceres, dos de Toledo y una a Ávila.

[Estado de Miranda: Berrocalejo, Bohonal de Ibor, El Gordo, Puebla de Naciados, Talavera la Vieja, Torrico, Valeverdeja y Candeleda]




Respuestas Generales del Catastro de Ensenada: Candeleda (18 octubre 1751)

Respuestas Generales del Catastro de Ensenada: Huérmeces (13 mayo 1752)



En 1805 Candeleda pasó a pertenecer eventualmente a la provincia de Toledo (Partido de Talavera) hasta que, en 1834, entró en vigor la actual división provincial diseñada por Javier de Burgos durante el inicio del reinado de Isabel II, pasando a formar parte -de nuevo- de la provincia de Ávila. 

Huérmeces, al estar situado cerca de la capital burgalesa (apenas 25 km al noroeste), se mantuvo siempre dentro de los límites de la provincia de Burgos. Entre los siglos XIV y XIX perteneció a la Merindad (luego Partido) de Castrojeriz. A partir de la referida división provincial de 1834, pasó a pertenecer al partido judicial de Burgos.

Según el Diccionario Riera, en su edición de 1887, las diferencias demográficas, económicas y sociales entre ambos pueblos se resumen en los siguientes datos:

Candeleda: 2641 habitantes; 1259 edificaciones; puesto de la guardia civil (5 guardias y un cabo); iglesia de Santa María (con la máxima categoría: de término); dos escuelas de primeras letras para niños y otras dos para niñas, con 240 alumnos en total; sus tierras producen pimiento, aceite, cereales, legumbres, frutas y lino; ganados de toda especie qprovechan sus "envidiados pastos"; caza mayor y menor; pesca abundante; presupuestos municipal: 30.899 pesetas

Huérmeces: 381 habitantes; 117 edificios; iglesia de San Juan Bautista (categoría: de ascenso); una escuela para niños y niñas, con 60 alumnos; sus tierras producen trigo, maiz (!), cebada, avena, yeros, garbanzos, arvejas y lentejas; ganados de toda especie; caza menor; presupuesto municipal: 4.018 pesetas

Candeleda puede presumir de contar, desde 1989, con la puntual visita veraniega de todo un sir inglés, John Major, el que fuera primer ministro del Reino Unido durante buena parte de la década de los noventa del pasado siglo. 





En 2013 el Ayuntamiento decidió poner su nombre (Avenida de John Major) a un tramo de una de las calles más importantes de Candeleda, la antes denominada Carrera de Oropesa, a cuya vera se localiza, precisamente, el antes referido Centro de Fermentación de Tabacos.


APELLIDOS CANDELEDANOS Y APELLIDOS FAROLES

Apellidos más comunes en Candeleda (siglo XX):

Acosta, Alcojor, Blázquez, Carrasco, Carreras, Chozas, Córdoba, Delgado, Fraile, Garbín, Garro, Gómez, Guzmán, Jara, Lancho, Lorente, Mesa, Monforte, Montesino, Morcuende, Plaza, Pozanco, Rivas, Suárez, Vaquero

Apellidos más comunes en Huérmeces (siglo XX):

Alonso, Arribas, Bárcena, Crespo, Díaz-Ubierna, García, Girón, Güemes, Hidalgo, Ortega, Pérez, Santamaría, Serna, Ubierna, Varona, Villalvilla, Villanueva


sábado, 28 de junio de 2025

La muerte de cinco soldados españoles: Huérmeces, octubre de 1808


En apenas diez días, entre el 19 y el 28 de octubre de 1808, fallecieron en Huérmeces cinco soldados españoles, y en el cementerio de nuestro pueblo fueron enterrados.

¿Qué escaramuza bélica acaeció en Huérmeces en aquellos primeros meses de la francesada? Ninguna. Los soldados fallecidos venían de muy lejos, tanto por su naturaleza como por su encuadre militar como por el lugar en el que habían resultado heridos o enfermado. Se trataba, aparentemente, de soldados gallegos que luchaban contra los franceses en Bilbao y alrededores. 


LOS CINCO SOLDADOS MUERTOS EN HUÉRMECES

Los escasos datos personales de los soldados fallecidos fueron proporcionados por Bernardino Fernández, "cabo segundo de artillería de a caballo", que era el suboficial encargado de "conducir a los soldados heridos desde Reinosa a los hospitales de Burgos".

Bernardino apenas conocía el nombre de pila y primer apellido de cada soldado, así como su encuadre militar; excepto en un caso, nada sabía acerca del lugar de nacimiento de los soldados ("no pongo su naturaleza por no saberla"), ni acerca de su filiación (nombre de sus padres), ni siquiera relativo a su estado civil.

De tal manera que los entonces curas de Huérmeces, Francisco Díaz de Tudanca y Manuel Martín Varona, apenas pudieron consignar otra cosa en los cinco apuntes funerarios consignados en aquellos días de intensa actividad en el cementerio parroquial.

Según el libro de finados de la parroquia, los cinco soldados fallecidos en Huérmeces entre el 19 y el 27 de octubre de 1808  respondían a los siguientes nombres y encuadres:

1. José Lorido: soldado de la 3ª compañía del Primer Batallón de Infantería del Regimiento del Inmemorial del Rey; fallecido el 19 de octubre

2. Benito Rodríguez: soldado de la 3ª compañía del Provincial de Tuy; natural de Santa Eulalia de Mos (Vigo, Pontevedra); fallecido el 27 de octubre

3. Francisco Fernández: soldado de Iberia, de la 2ª compañía; fallecido el 27 de octubre

4. Francisco Ruiz: soldado de la 1ª compañía del 2º batallón del Regimiento de la Corona; fallecido el 28 de octubre 

5. Juan Vázquez: soldado de la 3ª compañía del 2º Batallón del Regimiento de la Corona; fallecido el 28 de octubre

Destaca la heterogeneidad existente en los diferentes regimientos de infantería en los que se encuentran encuadrados los soldados: Inmemoral del Rey, Provincial de Tuy, Iberia y Corona.

También se aprecia una evidente preponderancia de soldados de origen gallego:

  • Lorido es un apellido de origen claramente gallego (de la zona oriental de la actual provincia de Lugo, y de la occidental de Asturias)
  • el Regimiento Provincial de Tuy es gallego por definición
  • el único soldado cuya naturaleza resulta conocida (Benito Rodríguez) nació en los alrededores de Vigo
  • el apellido Vázquez resultaba especialmente frecuente en Galicia


SOLDADOS DEL "EJÉRCITO DE GALICIA"

Esta abundancia de gallegos entre los soldados que luchaban en el norte de la península viene ocasionada por la existencia del denominado "Ejército de Galicia" que, formado en junio de 1808, fue el primero en constituirse tras la invasión francesa, desarrollando sus primeras operaciones en el sector de la cordillera cantábrica. Inicialmente, contaba con unos 43.000 efectivos.


General Joaquín Blake (1759-1827)

Su primer comandante fue el joven general español, de ascendencia irlandesa, Joaquín Blake, cuyas fuerzas ocuparon y perdieron varias veces la ciudad de Bilbao entre septiembre y octubre de 1808.

EL 2 de noviembre de 1808, el mariscal Lefebvre recuperó Bilbao definitivamente, obligando a las tropas de Blake a huir en dirección sur.

Suponemos que los soldados que fallecieron en Huérmeces entre el 19 y 28 de octubre de 1808 resultaron heridos (o enfermaron) mientras luchaban precisamente en aquellas sucesivas tomas y pérdidas de la ciudad vizcaína. Desde Bilbao y alrededores fueron trasladados a Reinosa (Santander estaba en manos francesas), y desde la ciudad campurriana fueron conducidos hacia los hospitales militares de la ciudad de Burgos, camino real mediante.

Y muchos de ellos se quedaron por el camino, siendo enterrados en cualquiera de los numerosos pueblos que jalonaban el camino real de Burgos a Reinosa.

Tras la pérdida de Bilbao, el Ejército de Galicia, siempre al mando de Blake, obtuvo una victoria táctica en Valmaseda (6 noviembre de 1808), en la que constituiría la última victoria española en aquel año.


Dragones de Almansa. Ejército de Galicia (Ferrer-Dalmau)


Días más tarde, Blake y su Ejército de Galicia sufrieron una contundente derrota en Espinosa de los Monteros (10-11 noviembre 1808). Es entonces cuando la recién formada Junta Central decreta la incorporación del Ejército de Galicia (los 12.000 efectivos que por entonces le quedaban) al denominado Ejército de la izquierda, uno de los cuatro grandes nuevos cuerpos del reestructurado Ejército de España.


La Degollá. Carga de los Dragones de Almansa (Ferrer Dalmau)


LOS CINCO ENTIERROS DE OCTUBRE DE 1808, PRELUDIO DEL SAQUEO SUFRIDO POR HUÉRMECES DOS SEMANAS MÁS TARDE

Apenas dos semanas después de oficiado el último de los cinco entierros de soldados en el cementerio del pueblo, dio comienzo uno de los episodios más desgraciados en la historia moderna de Huérmeces.

Entre los días 12 y 19 de noviembre de aquel mismo año de 1808, el pueblo fue sometido a un implacable saqueo por parte de las tropas francesas que se dirigían desde Burgos a Santander por el viejo Camino Real.

Durante aquellos ocho días de trasiego y acampada de tropas, los soldados franceses se llevaron 1400 ovejas y 30 caballos, mataron 30 vacas, asaltaron casas, graneros, trojes, capillas, ermitas e iglesia, y dejaron al pueblo sumido en la más absoluta miseria. Quizás a consecuencia de este saqueo, la mortalidad sufrida entre los vecinos de Huérmeces durante el año siguiente (1809) fue claramente superior a la habitual.

Del asunto ya tratamos en un anterior post:

El saqueo de Huérmeces (noviembre de 1808)

Durante el resto de la francesada, Huérmeces continuó sufriendo periódicos trasiegos de tropas de uno y otro bando, que dejaron maltrecha su economía durante los años siguientes.


FUENTES

Archivo Diocesano de Burgos: libros parroquiales de la iglesia de San Juan Bautista de Huérmeces, libro de finados IV (1789-1825)

sábado, 14 de junio de 2025

La gran reforma nomenclatural de los municipios españoles (1916)

 

El día 2 de julio de 1916 se publicó en la Gaceta de Madrid un Real Decreto por el que se aprobaba la reforma nomenclatural de nada menos que 573 municipios de toda España, que vieron cómo cambiaba obligatoriamente su denominación a partir de aquella fecha. 




La reforma había sido propuesta por la Real Sociedad Geográfica, tras "un prolijo y meditado estudio". La necesidad de esta reforma nomenclatural venía originada por la existencia de 1020 municipios con denominación idéntica en dos o más casos, lo que suponía que el 11% del total de municipios españoles arrastraba ese problema (entonces existían 9266 municipios en España).




Según el preámbulo del Real Decreto, los criterios utilizados por la Real Sociedad Geográfica para renombrar a los municipios con denominación coincidente fueron los siguientes:

  • respetar el nombre de los municipios que ostentaran una mayor categoría administrativa: principalmente, capitales de provincia o cabeza de partido judicial
  • respetar el nombre de los municipios que alcanzaran mayor número de habitantes
  • procurar que el calificativo otorgado a los municipios obligados al cambio de nombre no fuera arbitrario sino fruto de la tradición, usos o afectos de cada localidad, teniendo en cuenta los antecedentes históricos y las circunstancias especiales del terreno (especialmente ríos, aunque también montañas, territorios y particularidades geográficas)
  • en los ayuntamientos conocidos con dos nombres, se proponía la eliminación de uno de ellos
  • En los ayuntamientos que llevaran las palabras "junto a", éstas serán sustituidas por la partícula "de" 

En las entonces 49 provincias de España (Canarias era provincia única), la incidencia que tuvo esta reforma nomenclatural resultó muy desigual, siendo mayor en las dos Castillas, Aragón y Extremadura, y muy leve en las Provincias Vascongadas, Cantabria, Galicia, Asturias, Murcia y Andalucía. Lógicamente, la reforma afectó en mayor medida a aquellas provincias con un mayor número de municipios.

En la tabla siguiente se resume la diferente afección de la reforma en cada una de las provincias españolas, consignando el número de municipios que tuvieron que cambiar su denominación.




Las provincias con mayor número de cambios en los nombres de sus municipios fueron las siguientes:

  1. Salamanca (35)
  2. Soria (32)
  3. Teruel (31)
  4. Guadalajara (29)
  5. Cuenca (25)
  6. Zaragoza (24)
  7. Madrid (22)
  8. Segovia (22)
  9. Huesca (21)
  10. Cáceres (20)

Por contra, las provincias con menor número de cambios en los nombres de sus municipios resultaron ser las siguientes:

  1. Málaga (0)
  2. Cádiz (1)
  3. Córdoba (2)
  4. Coruña (2)
  5. Granada (2)
  6. Lugo (3)
  7. Oviedo (3)
  8. Pontevedra (3)
  9. Vizcaya (3)
  10. Albacete (4)
  11. Álava (4)
  12. Guipúzcoa (4)
  13. Santander (4)


LA REFORMA NOMENCLATURAL EN LA PROVINCIA DE BURGOS

La provincia de Burgos salió relativamente bien parada del evento, a pesar de ser una de las que mayor número de municipios presentaba. Fueron diecisiete ayuntamientos los que tuvieron que cambiar su nombre (uno por tener dos nombres; tres por contener las palabras "junto a"; trece por coincidir con otros municipios de mayor población): [en negrita el nuevo nombre; entre paréntesis, el antiguo]

  1. Arraya de Oca (Arraya); existía otro Arraya en Álava
  2. Buniel (Villarreal de Buniel); constaba de dos nombres y, además, existían muchos Villarreal en España
  3. Fresneda de la Sierra Tirón (Fresneda de la Sierra); existía otro Fresneda de la Sierra en Cuenca
  4. Gamonal de Río Pico (Gamonal); existía otro Gamonal en Toledo
  5. Medinilla de la Dehesa (Medinilla); existía otro Medinilla en Ávila
  6. Monterrubio de [la] Demanda (Monterrubio de la Sierra); existía otro Monterrubio de la Sierra en Salamanca
  7. Olmillos de Sasamón (Olmillos junto a Sasamón); "junto a"/"de"
  8. Páramo del Arroyo (Páramo); existían otros muchos Páramo, el más importante en la provincia de Lugo
  9. Royuela de Río Franco (Royuela); existía otro Royuela en Teruel
  10. Santa Cruz del Valle Urbión (Santa Cruz del Valle); existía otro Santa Cruz del Valle en Ávila
  11. Santovenia de Oca (Santovenia); existían otros Santovenia, el más grande en la provincia de Zamora
  12. Tórtoles de Esgueva (Tórtoles); existían tres Tórtoles, el más grande en la provincia de Zaragoza
  13. Valles de Palenzuela (Valles); existía otro (Vallés) en Valencia
  14. Villalvilla de Villadiego (Villalvilla junto a Villadiego); "junto a"/"de"
  15. Villalvilla de Burgos (Villalvilla junto a Burgos); "junto a"/"de"
  16. Villanueva de Teba (Villanueva del Conde); existía otro Villanueva del Conde en Salamanca
  17. Villavieja de Muñó (Villavieja); existían otros municipios denominados Villavieja, el más grande de los cuales se encontraba en Castellón

Encontramos algunos municipios de otra provincia que tuvieron que modificar su denominación por coincidir con el nombre de un municipio burgalés (que mantuvo el suyo, por disponer de mayor censo):

  1. Arandilla del Arroyo (Cuenca); Arandilla (Burgos)
  2. Bocos de Duero (Valladolid); Bocos (Burgos)
  3. Frías de Albarracín (Teruel); Frías (Burgos)
  4. Huérmeces del Cerro (Guadalajara); Huérmeces (Burgos)
  5. Neila de San Miguel (Ávila); Neila (Burgos)
  6. Santa María del Campo Rus (Cuenca); Santa María del Campo (Burgos)
  7. Tardajos de Duero (Soria); Tardajos (Burgos)
  8. Villarmentero de Campos (Palencia); Villarmentero (Burgos)
  9. Villarmentero de Esgueva (Valladolid); Villarmentero (Burgos)
  10. Zalduendo de Álava (Álava); Zalduendo (Burgos)


Quizás el caso que más interés tenga para nosotros sea el del ayuntamiento alcarreño de Huérmeces del Cerro, en el partido de Sigüenza. Nuestro Huérmeces conservó su nombre inmaculado por una mera cuestión de tamaño demográfico. En aquellos años, la población del Huérmeces burgalés rondaba los 400 habitantes, mientras que la del Huérmeces alcarreno apenas alcanzaba los 280 habitantes.


LA REFORMA NOMENCLATURAL EN LA PRENSA DE LA ÉPOCA

Ni que decir tiene que en cuanto se conoció el listado de municipios cuyos nombres deberían de modificarse, así como los nuevos nombres propuestos, la prensa de la época (sobre todo la conservadora) se lanzó en tromba a criticar, ridiculizar y combatir a una buena parte del contenido de aquellos listados.

Por ejemplo, en el periódico "El Imparcial", autodefinido como liberal, el escritor y periodista leonés Antonio de Valbuena (Pedrosa del Rey, 1844-1929) publicó entre noviembre y diciembre de 1917 una serie de colaboraciones bajo el título de "La reforma geográfica". Esta serie de tiras fueron escritas, pues, casi un año y medio después de publicado el Real Decreto, tiempo más que suficiente para que reposaran las reacciones más furibundas.

 



Aparte de reconocer la indudable calidad literaria de casi todo lo escrito por Valbuena (considerado uno de los mejores escritores leoneses de todos los tiempos), se observa una animadversión manifiesta hacia todo lo emanado desde el gobierno de la época, personificado en la figura del presidente del Consejo de Gobierno, el Conde de Romanones, aliadófilo y enemigo de la intransigencia religiosa, por lo que se encontraba situado en las antípodas políticas del escritor leonés. 

En la tira publicada el 9 de diciembre de 1917, Valbuena arremete (con cierto fundamento) contra el abuso de los apelativos "del Arroyo", "del Cerro", "de la Sierra" y "del Llano", utilizados como apellido para varios municipios de nombre coincidente. Valvuena se preguntaba si no habría resultado más conveniente utilizar topónimos concretos para estos apelativos, y elaboraba una irónica frase relativa a la tendencia a irse por "los Cerros de Úbeda" por parte de los miembros de la Real Sociedad Geográfica.

Para nuestros intereses faroles, encontramos un párrafo que merece ser transcrito en su totalidad, sin olvidar nunca el carácter irónico de toda esta serie de escritos de Valbuena, relativos a la reforma nomenclatural.


Lo más censurable en la provincia de Guadalajara es que Huérmeces... y parece mentira que un nombre tan raro, tan feo y tan esdrújulo se halle repetido en otro pueblo y necesite, por consiguiente, apellido para distinguirse. Lo más censurable, digo, en esta provincia es que Huérmeces haya de apellidarse del Cerro, que es el segundo Cerro de la serie, y que Paredes, partido de Atienza, se haya de llamar Paredes de Sigüenza, y que Peralejos haya de apellidarse de las Truchas, y no del río en que se crían [Tajo], que era un apellido más geográfico y más durable. Porque el río seguirá corriendo hasta el fin del mundo, salvo algún cataclismo local, mientras que las truchas pueden extinguirse,...

   

Gracias a Valbuena, el insigne escritor leonés, vamos a ser conscientes -quizás por primera vez- de que el nombre de nuestro pueblo natal es muy raro, muy feo y muy esdrújulo. Bueno, nunca a nadie le vino mal una cierta cura de humildad, y menos aún a un pequeño pueblo castellano con un pasado tan milenario, tan denso y, seguramente, tan agudo.


Antonio de Valbuena (Madrid Cómico, 1886)


De todas formas, merece la pena leer las colaboraciones de Valbuena en la prensa de la época. A pesar de su marcado sesgo político (carlistón y tradicionalista hasta la médula), sus escritos nos servirán para llegar a la convicción de que cambian los tiempos, los rostros y las plumas, pero el espíritu cainita de una buena parte del país sigue igual, echado al monte. Las armas y las letras, tal y como reza el título de una obra de otro insigne escritor leonés, Andrés Trapiello. 




Volviendo al apelativo con que fue dotado el Huérmeces alcarreño, pudiera considerarse que habría sido más preciso denominarlo "del Lutuero" o "del Río Salado", haciendo referencia a su emblemático cerro o al no menos sugerente río que atraviesa su término. Sin embargo, los miembros de la Real Sociedad Geográfica prefirieron el apelativo genérico "del Cerro", quizás en un intento por no crear nombres de difícil denominación, y puede que Huérmeces del Lutuero o Huérmeces del Río Salado fueran así considerados.

En caso de que hubiera sido el Huérmeces burgalés el obligado a modificar su nombre, aquí las preferencias habrían resultado claras: Huérmeces de Río Úrbel, con el mismo apelativo que porta su viejo compañero de la histórica Jurisdicción de Haza de Siero, Pedrosa de Río Úrbel. Y es que el río Úrbel constituyó, sin duda, el elemento geográfico más condicionante del devenir histórico de Huérmeces.

Aunque, puestos a elucubrar, y atendiendo a razones históricas, no habría resultado mal nombre el de Huérmeces de la Haza de Siero, en memoria de la vieja jurisdicción de la que Huérmeces fue cabeza durante cuatro siglos, y que extendía sus competencias sobre 21 lugares de los valles de los ríos Úrbel, Ruyales y Hormazuela, además de la alejada villa de Villaescusa del Butrón.


FUENTES

-Gaceta de Madrid del domingo 2 de julio de 1916: páginas 11-16; Real decreto aprobando la reforma propuesta por la Real Sociedad Geográfica, cambiando la denominación a los 573 Ayuntamientos de España y disponiendo que en lo sucesivo se designen con los nombres que figuran en la relación que se publica.

-Relación de artículos titulados "La reforma geográfica", firmados por Antonio de Valbuena y publicados en "El Imparcial":

  1. El Imparcial, martes 13 de noviembre de 1917: páginas 1 y 2; crítica genérica a los nuevos nombres de municipios otorgados por la Real Sociedad Geográfica
  2. El Imparcial, domingo 18 de noviembre de 1917: página 3; crítica a los nuevos nombres de municipios de las provincias de Álava, Alicante, Almería, Ávila, Badajoz, Barcelona y Burgos
  3. El Imparcial, jueves 29 de noviembre de 1917: página 3; crítica a los nuevos nombres de municipios de las provincias de Cáceres, Cádiz y Ciudad Real
  4. El Imparcial, domingo 9 de diciembre de 1917: página 3; crítica a los nuevos nombres de municipios de las provincias de Cuenca, Granada, Guadalajara, Huelva, Huesca y Jaén

No he sido capaz de encontrar más colaboraciones de Antonio de Valbuena bajo el título de "La reforma geográfica", que continuaran con la crítica hacia los nuevos nombres municipales para el resto de las provincias españolas. Quizás el interés de la columna fue disminuyendo y se optó por descartar la continuación de la serie.


El Imparcial, 9 de diciembre de 1917


Los antiguos ejemplares del periódico "El Imparcial" pueden consultarse en:

Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España