sábado, 4 de mayo de 2024

La incomprensible depuración de un maestro: Emilio García Amo, Huérmeces (1937-1940)


"En el año 1935 había en la provincia de Burgos 1388 maestros, lo que suponía el tercer puesto de España en relación maestro por habitante. El 60% de ellos eran hombres y jóvenes burgaleses y no tenían una definida tendencia política, aunque muchos de ellos estaban afiliados a la conservadora Asociación de Maestros Católicos [...] el magisterio burgalés soportó en este periodo 21 fusilamientos, 79 detenciones y 54  encarcelamientos, amén de las numerosas depuraciones que se dieron en su seno. De los 1440 expedientes que la Comisión depuradora abrió, 440 (algo más de un 30%) provocó alguna propuesta sancionadora."

[Fernando Ortega Barriuso: "La ciudad de Burgos durante el régimen de Franco"]


Apenas iniciada la guerra civil comenzó el proceso de depuración de todos los miembros del magisterio español que habían prestado sus servicios durante la Segunda República. Afectó a todos los maestros, tanto a los propietarios de su plaza como a los interinos y sustitutos; llegó a alcanzar a los maestros en excedencia o sustituidos; incluso a ciertos alumnos de las Escuelas Normales de Magisterio.

Durante las primeras semanas posteriores al golpe militar se había procedido a la detención de todos aquellos maestros que hubieran destacado por su militancia política en partidos y sindicatos de izquierdas.

Los primeros expedientes depuradores comenzaron en las provincias en las que había triunfado rápidamente la rebelión militar del 18 de julio. En la provincia de Burgos, las primeras actuaciones depuradoras del magisterio comenzaron con una Circular de la Inspección de Primera Enseñanza de la provincia, de fecha 2 de septiembre de 1936, por la que se solicitaba a los ayuntamientos un informe acerca de la conducta de cada uno de los maestros y maestras de la localidad.

El proceso depurador tuvo consecuencias trágicas para muchos maestros, alguno de los cuales llegó a ser fusilado o encarcelado sin garantías procesales de ningún tipo. Para muchos supuso el fin de su carrera profesional y para otros, el traslado a otro destino dentro de la provincia.

En algunos casos, como el que nos ocupa, el proceso depurador alcanzó cotas claramente esperpénticas o surrealistas, con unas resoluciones oficiales implacables, aunque basadas en informes cuyo contenido irrisorio y contradictorio dejaba entrever miedos, fobias y arrepentimientos en las personas que los emitieron.

Sirva el proceso depurador sufrido por un maestro de Huérmeces como ejemplo ilustrativo del que sufrieron otros muchos docentes que ejercieron su profesión por los cuatro rincones de la geografía nacional. 


BUEN ESTUDIANTE Y TEMPRANO MAESTRO NACIONAL CON PLAZA EN PROPIEDAD

Emilio García Amo nació en Sestao en 1909, dentro de una familia originaria de Quintanas de Valdelucio. Buen estudiante, ingresó en la Escuela Normal de Magisterio en 1926, finalizando los estudios de maestro en 1930, tras los cuatro cursos preceptivos.

Tras cumplir con sus deberes militares, sirvió como maestro interino en Brieva de Juarros (julio-octubre 1933), Vivar del Cid (marzo-julio 1934) y Villaescobedo de Valdelucio (octubre-noviembre 1934), al tiempo que preparaba las pruebas de acceso al Magisterio Nacional, pasando con éxito el cursillo finalizado en octubre de 1934.

Su primer destino como maestro con plaza en propiedad fue Huérmeces, llegando a nuestro pueblo el 1 de diciembre de 1934. Por entonces, Emilio era un joven de 25 años de edad; por su condición de soltero, no pudo ocupar la casa del maestro y tuvo que residir en el domicilio de un vecino (Hipólito).

Al poco de finalizar el curso lectivo 1935-1936, estalló la guerra civil y comenzó un auténtico calvario para Emilio García Amo y para muchos otros maestros de la provincia.

En agosto de 1936, cuando se iniciaron las actuaciones depuradoras del magisterio, Emilio se encontraba en Quintanas de Valdelucio, pueblo en el que residían sus padres y hermanos.





PRIMERAS ACTUACIONES DEPURADORAS

Para todas aquellas zonas dónde el golpe militar había triunfado rápidamente, el Gobierno de Burgos intentó que la vida volviera a una cierta normalidad. Así, en agosto de 1936, dictó instrucciones para la reapertura de las escuelas, fijando el comienzo del curso lectivo 1936-1937 para el día 1 de septiembre.

En el caso de la provincia de Burgos, fue una Circular de la Inspección Provincial de Primera Enseñanza, de fecha 2 de septiembre de 1936, la que solicitaba a los alcaldes información relativa a:

  • la fecha de apertura de las clases
  • la situación personal de los maestros: si estaban presentes, en las filas del ejército o detenidos
  • el restablecimiento o no del crucifijo y de la bandera roja y gualda en la escuela
  • el contenido patriótico y religioso de las enseñanzas
  • y lo más importante: la conducta de cada uno de los maestros, con anterioridad al "Movimiento Salvador de la Patria", en el orden político, religioso y social, tanto en la escuela como fuera de ella.

Se le pedía al alcalde que también solicitara informe sobre las mismas cuestiones al cura párroco, a dos vecinos de buena reputación (en ocasiones, era la propia Inspección la que proponía nombre y apellidos de los dos vecinos "buenos") y al comandante del puesto de la guardia civil más próximo.

En 1936, en Huérmeces prestaban sus servicios un maestro, Emilio García Amo, y una maestra, Jesusa Valcavado de la Horra. 

A la Circular del 2 de septiembre contestaron, con fecha 24 de septiembre, el alcalde de entonces, Saturio Pérez, el párroco Félix López Hidalgo, y dos vecinos de buena reputación, Hipólito Ortega Pérez y Antonio García Villalvilla. No fue posible adjuntar el preceptivo informe del comandante del puesto de la guardia civil de Santibáñez, ya que todos sus miembros se encontraban luchando en el Frente Norte de la provincia. 




La información relativa a la conducta del maestro y la maestra durante los tiempos previos al "Movimiento Salvador de la Patria" resulta coincidente en los tres informes remitidos: "...buena conducta en el orden político, religioso y social, por lo que les merecen plena confianza para seguir desempeñando sus cargos en la verdadera orientación educativa, cristiana y española".




No obstante, existe una pequeña diferencia en el texto del informe remitido por el cura párroco: "...buena conducta en general, tanto en el orden político como en el religioso y social, dentro y fuera de la escuela y que, aparte pequeñas frivolidades fácilmente dispensables, puede tenerse de ellos plena confianza de que han de desempeñar la escuela en la verdadera orientación, cristiana y española". Nada grave aunque esa pequeña coletilla del ínclito don Félix ya anunciaba lo que vendría a continuación, meses más tarde.


[desconocemos si por "pequeñas frivolidades" se entienden actos tan inocentes como la asistencia a un mitin político en Úrbel del Castillo durante los años de la República; acto al que acudieron jóvenes de toda la comarca, pues no dejaba de ser un buen momento para socializar y conocer a gentes de otros lares; durante los mítines tocaban dulzaineros de la provincia y el ambiente general era festivo; dice la memoria popular de Huérmeces que al acto de Úrbel acudió desde Vizcaya -como orador- mi tío abuelo Ángel Varona García, por entonces militante socialista radicado en Bilbao] 




Los objetivos perseguidos por la Circular de 2 de septiembre de 1936 eran apartar de las escuelas a los maestros mínimamente sospechosos de no cumplir con los requisitos políticos y morales de la "Nueva España". Una primera criba, digamos. Es por ello que, al menos en la provincia de Burgos, afectó a pocos docentes (aparte de los que hubieran resultado apresados o paseados durante los días inmediatos al golpe de estado).

Ni el maestro ni la maestra de Huérmeces se habían distinguido por militar en organizaciones políticas de izquierdas, ni por pertenecer a sindicatos docentes, por lo que todo parecía indicar que, gracias a los informes emitidos por las "fuerzas vivas" del pueblo, los docentes podrían continuar con su labor sin mayores complicaciones.


EL PROCESO DEPURADOR SE ENDURECE Y ENTRA EN JUEGO EL FACTOR MIEDO

Apenas dos meses después, las actividades depuradoras en la provincia sufren un fuerte impulso, con la creación de la denominada Comisión Depuradora (D) del Magisterio Nacional de Primera Enseñanza de Burgos, el 24 de noviembre de 1936. Compuesta por cinco miembros:

  • Presidente: el director del Instituto de Segunda Enseñanza de Burgos, Tomás Alonso Armiño, al poco sustituido por el nuevo director del instituto, Modesto Díez del Corral
  • Secretario: el inspector de Primera Enseñanza, José Doñate Jiménez que, en agosto de 1937, será ascendido a jefe nacional de la Oficina Técnico-Administrativa de la Depuración del personal del Ministerio de Educación Nacional; sustituido como secretario por otra inspectora de Primera Enseñanza, Concepción Salvador Aldea
  • Vocal: Presidente de la Asociación de Padres de Familia, Antonio Rotaeche, sustituido en agosto de 1937 por Juan Antonio Martínez
  • Vocales: dos personas del máximo arraigo y "solvencia moral y técnica", Miguel García Obeso y José Ramón de Echevarrieta   

Una de las primeras actuaciones de la Comisión Depuradora de Burgos consistió en el envío a todos los ayuntamientos de la provincia de una circular, de fecha 23 de diciembre de 1936 por la que se otorgaba a todos los alcaldes un plazo de ocho días para que enviaran informes exactos y detallados sobre la conducta de los maestros de sus municipios. La circular estaba firmada por el presidente de la Comisión, el ya mentado Modesto Díez del Corral.

En principio, nada nuevo con respecto a lo ya requerido en la Circular de septiembre aunque, el tono del contenido de la nueva misiva era harto diferente, ya que se le pedía al alcalde que:

"no se ha limitar usted a la simple contestación de las preguntas que figuran en los impresos que incluyo sino que [...] se completarán con cuantos hechos o noticias posea y que puedan contribuir a formar juicio exacto de la personalidad de cada maestro".

Por si no hubiera quedado clara la importancia otorgada a dichos informes, Díez del Corral añade:

"es para mí un deber señalar a usted la gravísima responsabilidad en que incurren para con Dios y con la Patria los que oculten determinados extremos o lleguen a falsear los hechos, valiéndose de reprobables reservas mentales o dejándose llevar de sentimentalismos extemporáneos"

Simplemente con el contenido del párrafo anterior habría bastado para que a más de un humilde alcalde de pueblo le temblaran las piernas aunque, por si acaso, el presidente de la Comisión añadía una última vuelta de tuerca:

"sería indigno que al heroísmo de nuestros oficiales, soldados y voluntarios, que en las líneas de fuego desafían la muerte soñando con una España mejor, correspondiésemos con la cobardía y la falta de valor cívico las personas que gozamos de la paz de las retaguardias, mientras que si se compenetra con nuestra manera de pensar y nos presta toda su valiosa cooperación en la emisión de sus informes, es cosa segurísima que dentro de poco tiempo es esta España que hoy contemplamos destruida, empobrecida y enlutada, una vez restaurado su genio y tradición nacional, veremos amanecer en alborada jubilosa un nuevo siglo de oro para gloria de la Cristiandad, de la Civilización y de España."

Parece ser que el texto de esta Circular estaba "inspirado" en otra misiva, fechada pocos días antes y firmada por José María Pemán, presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza, y dirigida a todos los vocales de las diferentes Comisiones Depuradoras provinciales. Un ejemplo más del entonces habitual (y quizás hoy también) uso de la pluma con fines políticos. Las letras y las armas, las tildes y las balas.

El caso es que tras la recepción de la Circular de 23 de diciembre de 1936, los informes emitidos por alcalde y fuerzas vivas del pueblo cambiaron sensiblemente con respecto a los enviados apenas tres meses antes.

En esta ocasión, el informe consignado por las autoridades y fuerzas vivas locales debía ceñirse a la contestación de un exhaustivo formulario, con preguntas claras y concisas, relativas a la conducta profesional, social, particular, religiosa y política del maestro durante los años de la República.

En el caso de Huérmeces, emitieron informe cuatro personas, fechados entre el 1 de enero y el 21 de febrero de 1937 (lapso de tiempo muy amplio, que  podría indicar cierta discusión entre alguno de los firmantes):

  • Informe del alcalde Saturio Pérez (1 de enero de 1937): afirma que la conducta profesional del maestro dejaba bastante que desear; que no había cultivado relación alguna con las autoridades; que frecuentaba en exceso la taberna, aunque nunca se le hubiera visto ebrio; que su conducta religiosa era indiferente; que su significación política era indefinida, aunque "se supone que simpatizaba con la izquierda porque cuando Marcelino Domingo fue ministro de Instrucción Pública el maestro preguntaba a los niños quien era dicho señor y lo que representaba" [!]; en el apartado "otros datos", haciendo referencia al comportamiento del maestro desde que se produjo el "glorioso alzamiento", el alcalde afirma que Emilio sí ha celebrado la fiesta del crucifijo, que no coloca diariamente la bandera porque no la tiene, que enseña doctrina cristiana los miércoles por la tarde, que los niños cantan en clase los himnos preceptivos (a la Legión y de la Falange), que los jueves por la tarde fueron declarados "de vacación" por el maestro (aunque luego afirma que esa era la costumbre en el pueblo), y que cuando se instituyeron los Consejos Locales de Enseñanza (por las nuevas autoridades republicanas) resultaron mermadas las atribuciones de las autoridades locales en cuanto a control del gasto en material escolar.



  • Informe del párroco Félix López Hidalgo (15 de enero de 1937): su contenido es similar al informe del alcalde; afirma que Emilio no mantenía relación algunas con las autoridades civiles ni eclesiásticas; que asistía a las tabernas "como un mozo más" y que se relacionaba con jóvenes de ambos sexos [!]; que sus actuaciones son poco conformes con la seriedad de su cargo; que su conducta religiosa era antes "no buena" aunque hoy "corriente"; que su significación política era ambigua; que se le suponía simpatizante izquierdista por su asistencia puntual a "algunos actos políticos de este género", aunque luego añade el cura que "yo supongo lo haría por mera curiosidad"; que "cree que no da enseñanzas patrióticas"; que no le consta que los niños cantaran nunca "La Internacional" o algún otro himno parecido; que ahora sí que cantan himnos patrióticos (El Legionario y, al salir de clase, el de Falange).


  • Informe del comandante del puesto de la guardia civil, Octaviano Lomas Pérez (26 de enero de 1937): cuyo contenido también coincide, en líneas generales, con los dos anteriores; únicamente difiere algo al afirmar que el maestro simpatizaba con la política izquierdista "porque si alguna relación sostenía en el pueblo era con personas tenidas por izquierdistas". Lo que no sabemos es si el comandante Octaviano conocía siquiera al maestro Emilio, o si se limitó a firmar lo que alcalde y párroco le propusieron.



  • Informe de un padre de familia "bien reputado", Diego Girón del Cerro (21 de febrero de 1937): este es el único informe cuyo contenido difiere totalmente de los anteriores; Diego afirma que el pueblo está satisfecho con la conducta profesional del maestro; que dicho maestro mantiene buenas relaciones con las autoridades; que su conducta social, religiosa, particular y política no tiene tacha; y que su actitud desde el "glorioso alzamiento" tampoco tiene mácula, no habiendo sido nunca sancionado, detenido ni castigado. 



Es cierto que las autoridades depuradoras desconfiaban del contenido de los informes emitidos por los padres de familia, por muy "bien reputados" que aquellos fueran, por lo que -en caso de discrepancias con los otros tres- solían prescindir completamente de ellos.

También es cierto que, en el caso de discrepancias entre los cuatro informes, era el emitido por el cura párroco el que adquiría mayor peso.

Puede entenderse que los alcaldes, al ocupar cargos públicos, fueran más puntillosos a la hora de evaluar a los maestros, ya que podrían ser acusados de traidores, desleales, desafectos, incompetentes o, simplemente, tibios. 

Algo parecido puede decirse de los comandantes de la guardia civil. Aunque ni siquiera conocieran al maestro encausado, firmarían un informe con idéntico contenido al del alcalde de turno. Al fin y al cabo eran militares, y la cadena de mando no perdonaba tibiezas en aquellos bélicos años.

Alcaldes y comandantes no tenían, pues, más opción que consignar alguna debilidad en la conducta del maestro, por muy nimia que aquella fuera. Quizás pensaran, errados, que al maestro se le impondría un castigo menor (un mes sin empleo y sueldo, por ejemplo) y que, a cambio, su lealtad al nuevo régimen quedaría salvaguardada.

Menos entendible resulta, sin embargo, la dureza en el contenido del informe emitido por muchos curas párrocos, sobre todo si consideramos el precepto de "caridad cristiana" que, supuestamente, debe de guiar el cotidiano devenir de un servidor de Dios. 


UN PLIEGO DE CARGOS DIGNO DE UNA CAUSA INQUISITORIAL

El curso lectivo 1936-1937 finalizó sin mayores novedades. Los niños iniciaron sus vacaciones y el maestro volvió a su pueblo, Quintanas de Valdelucio, dónde residían sus padres y hermanos. El alcalde, el cura y el guardia civil continuaron con sus tareas y casi olvidaron el feo asunto de los informes.

Sin embargo, todo cambia cuando el alcalde recibe un escrito, fechado a 2 de agosto de 1937, con el contenido del pliego de cargos que la Comisión Depuradora de Burgos formula contra el maestro Emilio García Amo, en base a los informes emitidos ocho meses antes por las autoridades locales y vecinos notables. El documento no tiene desperdicio, ya que las sorprendentes e imaginativas acusaciones formuladas son las siguientes: 

  1. Tener algo abandonada la enseñanza
  2. No tener relación alguna con las autoridades
  3. Observar una conducta impropia de un maestro, ya que su único lugar de reunión es la taberna, alternando con los mozos, considerándose en todos los actos como uno más
  4. Indiferencia religiosa, faltando bastante a los actos de culto
  5. Simpatizar con las izquierda, siendo un ferviente defensor de Marcelino Domingo y su política
  6. Haber llevado a la escuela este fervor, inculcándolo a los niños
  7. Asistencia frecuente a los actos políticos de propaganda izquierdista
  8. Obligar a los niños a costear todo el material escolar que precisan, habiendo rechazado la intervención del Alcalde, alegando que él nada tenía que ver
Supongo que, por segunda vez en pocos meses, al alcalde le temblaron las piernas, al ser consciente del daño ocasionado con sus ocurrencias, con el concurso de párroco y comandante de la guardia civil. 

El alcalde envió el escrito al domicilio familiar de Emilio, en Quintanas de Valdelucio, para que el maestro formulara las alegaciones oportunas, ya que solo disponía de un improrrogable plazo de diez días, acompañando la documentación que estimara conveniente para su defensa.


UN ESCRITO DE DEFENSA CON EL APOYO DE TODOS LOS VECINOS DE HUÉRMECES (EXCEPTO ALCALDE Y PÁRROCO, QUE NO PODÍAN CONTRADECIR LO EXPUESTO POCOS MESES ANTES)

Emilio contestó al pliego de cargos, punto por punto, por medio de un escrito fechado en Quintanas de Valdelucio el 16 de agosto de 1937; por la importancia del contenido del escrito, lo transcribo casi literalmente (solo he eliminado alguna frase reiterativa):

  1. "Respecto de la enseñanza, puedo asegurar que no he faltado un solo día a clase, y con relación al horario siempre me he excedido en algunos minutos y procurado además adaptarme a las conveniencias del pueblo en relación con las faenas agrícolas. Si se trata de la eficiencia de la enseñanza, es muy difícil en un pueblo ser simpático a todos, y por lo mismo varias familias me han demostrado su agradecimiento y sin duda (yo lo ignoraba) habrá quien haga alguna objeción. En todo caso, creo que la persona más imparcial para juzgar será el señor Inspector.
  2. [...] Ignoro qué clase de relaciones apetecen de no ser alguna partida de subastado [...]. Con las autoridades como tales en cuantos asuntos oficiales  me han requerido, me han hallado como un fiel colaborador. Sin embargo, esta correspondencia no ha sido eficaz por su parte. Un hecho concreto: cuando con mi compañera [la maestra, Jesusa Valcavado] hice una velada teatral a beneficio del ejército, quedamos muy decepcionados por su falta de apoyo y hasta oposición, que solo pudo llevarse a cabo por el entusiasmo del pueblo. Como particulares, ni más ni menos que los demás vecinos del pueblo (aunque creo puedo tener mis afectos personales). 
  3. ¿se considera como conducta inmoral o impropia que un joven soltero, sin estar con su familia, tome un refresco en la taberna (casino del pueblo)? Las mismas autoridades me han abocado a ella: a pesar de reiteradas exhortaciones para que pongan en condiciones higiénicas la casa-escuela y así vivir en ella con mi familia, no he logrado conseguirlo, por lo que tuve que hospedarme, a pesar mío, en taberna, también por no encontrar otra casa. Tomo la taberna como relación con los vecinos, no como lugar en que pueda caer en el funesto vicio de la bebida, pues ¿habrá quien pueda decir lo contrario? [Al llegar a Huérmeces en diciembre de 1934, Emilio se hospedó inicialmente en la taberna del pueblo, aunque luego consiguió alojamiento, como pupilo, en la vivienda de Hipólito Ortega; es cierto que nunca logró alojamiento en la casa del maestro, que se encontraba en lamentable estado, quizás por desidia municipal]
  4. Desde que tuve uso de razón, en ninguna parte, sin causa grave, he faltado a los actos del culto de precepto.
  5. Jamás he sentido la política, quizá aversión por la misma. Si alguna vez he hablado de Marcelino Domingo ha sido como ministro de Instrucción Pública, relacionado con la cuestión económica del Magisterio; como político, me parece absurdo pensarlo siquiera
  6. Solamente el haber exhibido en la Escuela los artículos de la Constitución que la Dirección General de Primera Enseñanza ordenó colocar, como también la lectura del Decreto creando el Certificado de Estudios para exhortar a los niños a la aplicación, puede ser la causa de que se me impute este cargo. La calidad de los libros como los que figuran en los presupuestos, algunos rechazados por no ser afecto al Frente Popular, pueden decir algo de los lejos que me hallo de inculcar ningún fervor político a los niños, menos del caído.
  7. Se comprende que llevan mejor que yo el "Diario de mi vida", pues si no concretan, no puedo recordar haya asistido, quizás sin darme cuenta, a algún acto político tanto de derechas como de izquierdas, en el tiempo que de este pueblo pueden dar fe.
  8. Sabido es que hace un año no cobramos material (falta cuarto trimestre 1936). Tengo 45 niños matriculados; he mejorado notablemente los libros de lectura y estudios; les proporciono a todos papel de escritura, cuaderno de dictado y papel, dibujo y mapas; los demás cuadernos les llevan algunos, otros no, siguiendo costumbre adquirida, puesta hasta que yo me he hecho cargo de la escuela no han recibido material: cuadernos. Desde luego no pretendo sisar del presupuesto, si es que ahí va a parar la suspicacia, pues por encima del presupuesto les pongo a su servicio objetos de uso particular. Ni como autoridad ni particular el alcalde me ha hablado nunca de asuntos de enseñanza; no puedo, pues, haber rechazado su intervención.
Como complemento hago notar a la digna Comisión que adolece todo el pliego de cargos de acusaciones concretas, y teniendo en cuenta la intriga de los pueblos que llegan a ocuparse hasta de quien vive lejos de ella, puede prestarse a una apreciación gratuita de algunas personas; por lo mismo, no es fácil documentarse. Para obviar en parte estos inconvenientes adjunto unos certificados que justifican mi vida en uno de los pueblos donde he ejercido y en aquel que paso las vacaciones, no siendo otra mi norma de vida en cuantos lugares haya ejercido."





En el escrito de descargo presentado por Emilio cabe apreciar un cierto tono de indignación por las ridículas acusaciones contra él formuladas; algo que, sin duda, no resultaría del agrado de los miembros de la Comisión Depuradora de Burgos.

En cuanto a las certificaciones de buena conducta presentadas por el maestro, a pesar de resultar claras y concretas en sentido positivo hacia su persona, poco podían hacer contra las presentadas por el alcalde, el párroco de Huérmeces y el comandante de la guardia civil de Santibáñez. Fueron las siguientes:

  • Jefe local de FET y de las JONS del Valle de Valdelucio, Claudio Llorente (14 de agosto de 1937): certificaba que, en cuanto al tiempo que Emilio había permanecido en el pueblo de Quintanas durante el periodo de vacaciones al lado de sus padres, su comportamiento siempre había sido "francamente bueno"
  • Párroco de Fuencaliente de Lucio, Eutracio Estébanez Calderón (12 de agosto de 1937): certificaba que, en cuanto al tiempo que Emilio estuvo ejerciendo de maestro en Villaescobedo como durante sus vacaciones en Quintanas, "se ha observado buena conducta moral y religiosa y no me consta que haya pertenecido a partido alguno del Frente Popular." 
  • Vecinos de Huérmeces (15 de agosto de 1937): quizás la más esclarecedora y representativa de las tres; en ella, veintiséis "vecinos del pueblo, la mayor parte de ellos padres de niños que asisten a la escuela que regenta el maestro D. Emilio García Amo, declaran que dicho maestro no ha hecho manifestaciones políticas de ninguna tendencia dentro ni fuera de la escuela, habiendo limitado su actuación a la formación cultural y educativa de los niños que tiene a su cargo y adultos que han venido asistiendo a la misma, sin pretender infundir una idea política ni a niños ni a mayores. Igualmente declaran que ni siquiera enseñó a los niños el "Himno de Riego" y que ahora cantan todos los himnos nacionales dentro y fuera de la escuela." Firman: Guillermo Palomo Gutiérrez, Antonio García, Heliodoro Ubierna, Emilio García Martínez, Francisco Hidalgo, Gil Montero, Felipe Díez, Julio Girón, Lucio García, Elías Bárcena, Manuel Abad, Zacarías Ubierna, Diego Girón, Millán Díez, Nicolás Martínez, Dámaso Gallo, Mariano Crespo, Eugenio Alonso, Lorenzo Girón, Julián Arribas, Cayo Díaz, Félix Martínez, Íñigo García, Saturnino Ubierna, Lorenzo Güemes y Marcelino García. [añade el escrito, después de las firmas, que "no he pretendido más firmas por no ser molesto, más si fuera necesario se sumarían cuantas quisiera"]  





El apoyo de prácticamente todos los vecinos del pueblo tendría que haber resultado un argumento de peso para los dignos miembros de la no menos digna Comisión Depuradora aunque, como ya se ha comentado, a la maquinaria depuradora no le servían nada más que los testimonios de las personas "notables" del pueblo, las únicas capacitadas para juzgar ciertos comportamientos.


LA COMISIÓN DEPURADORA DE BURGOS PROPONE A LA COMISIÓN DE CULTURA Y ENSEÑANZA DEL GOBIERNO NACIONAL LA SANCIÓN PARA EL MAESTRO DE HUÉRMECES

En su reunión de 31 de agosto de 1937, la Comisión Depuradora del Magisterio Nacional de Primera Enseñanza de Burgos emite su dictamen en forma de propuesta de sanción para Don Emilio García Amo, maestro propietario de Huérmeces:

  • RESULTANDO: que se le acusa de abandonar la enseñanza, y en su conducta religiosa, además de frecuentar mucho la taberna, sin que se le haya visto nunca embriagado
  • RESULTANDO; que no quedan desvanecidos en el pliego de descargos los demás cargos que se le atribuyen
  • CONSIDERANDO: que aunque no aparecen cargos graves contra el expedientado, su proceder en el pueblo parece ser no ha sido lo digno que corresponde a un maestro, y el traslado a otra escuela sería una sanción adecuada a los cargos que se señalan a Don Emilio García Amo, esta Comisión propone que: QUE DICHO MAESTRO SEA TRASLADADO A OTRA ESCUELA.
Firman la propuesta de sanción los cinco miembros de la Comisión Depuradora de Burgos: Modesto Díez del Corral [presidente], José Ramón de Echevarrieta [vocal], Antonio Rotaeche [vocal], Miguel García Obeso [vocal] y Concepción Salvador Aldea [secretaria]





Conviene añadir que, incluidos en el expediente, aparecen otros dos certificados, ahora totalmente positivos hacia el comportamiento del maestro don Emilio, emitidos por el alcalde Saturio Pérez y el párroco Félix López, fechados el 13 de septiembre de 1937, totalmente fuera de plazo, cuando la Comisión ya había dictaminado su propuesta de sanción. ¿Remordimientos de conciencia? ¿Noches de insomnio? ¿Vergüenza quizás?

Por el relativo interés de su contenido, transcribimos parte de los "nuevos" y ya inútiles certificados emitidos por el alcalde Saturio Pérez y el párroco Félix López Hidalgo:

"...durante el tiempo que ha regentado esta Escuela Nacional de niños, no ha desarrollado actividades políticas de ninguna tendencia, ni dentro ni fuera de la clase, no habiendo hecho manifestación alguna de este género." [firmado: Saturio Pérez Alonso]

"...durante su permanencia en esta parroquia de mi cargo ha cumplido con fidelidad sus deberes religiosos, cumpliendo con el precepto Pascual, asistiendo a la Santa Misa al frente de los niños los días de precepto y mostrándose como buen cristiano en todas sus actuaciones religiosas." [firmado: Félix López Hidalgo]

Tres meses después del dictamen de la Comisión de Burgos, la Comisión de Cultura y Enseñanza del Gobierno de Franco emite, con fecha 1 de diciembre de 1937, la sanción impuesta a Emilio García Amo: "traslado a otra escuela de la provincia e inhabilitación para cargos directivos y de confianza"





LA SANCIÓN NO SE HACE EFECTIVA HASTA FEBRERO DE 1940

Desconozco los motivos por los que dicha sanción no se hizo efectiva hasta dos años y medio después. Quizás la escasez de maestros obligó a las autoridades docentes a posponer la efectividad de las sanciones menos graves. El caso es que don Emilio pudo completar dos cursos lectivos y medio más en Huérmeces: 1937-1938, 1938-1939 y la mitad del 1939-1940. 

Quizás Emilio llegó a tener incluso la esperanza de que su sanción no llegara a hacerse efectiva nunca. Además, su situación personal había cambiado considerablemente al haber formado una familia en Huérmeces, contando a mediados del curso 1939-1940 con una esposa y un niño de corta edad.

La Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración, nuevo órgano dependiente del Ministerio de Educación Nacional, propone al ministro, en dictamen fechado en Vitoria el 14 de mayo de 1939, "traslado forzoso dentro de la provincia con prohibición de solicitar cargos vacantes durante un periodo de un año, e inhabilitación para el ejercicio de cargos directivos y de confianza en instituciones culturales y de enseñanza".

La sanción definitiva a don Emilio (junto con la de otros 25 maestros) se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia de Burgos de fecha 28 de septiembre de 1939




Una vez publicada la sanción en el boletín provincial, ya solo quedaba que las autoridades educativas provinciales determinaran la plaza que el sancionado maestro debería ocupar. Aún tardarían otros cinco meses en emitir una Orden de Traslado, con fecha 15 de febrero de 1940, por la que se le asignaba nuevo destinoBoada de Roa, a 130 km de Huérmeces, en el confín SW del mapa provincial.

De esta manera, a mitad de curso, Emilio y familia tuvieron que trasladarse hasta la localidad ribereña, y comenzar allí una nueva vida. Por su parte, los niños de la escuela de Huérmeces se quedaron sin maestro, debiendo hacerse cargo de niños y niñas la maestra Jesusa Valcavado de la Horra. Un auténtico estropicio para todos.


EMILIO SOLICITA LA REVISIÓN DE SU EXPEDIENTE, CON EL RESPALDO DEL AYUNTAMIENTO Y AUTORIDADES

Ya al poco de llegar a Boada de Roa, mediante escrito de fecha 20 de abril de 1940, el maestro solicita al ministro de Educación Nacional la oportuna revisión de su expediente, aportando nuevos certificados de buena conducta profesional, social, moral y religiosa (del secretario del Ayuntamiento de Santibáñez Zarzaguda, Marcelo Palacios; del párroco de Huérmeces, el ahora aparentemente arrepentido Félix López Hidalgo; del nuevo alcalde de Huérmeces, Sandalio Alonso; y del jefe local de FET y de las JONS de Huérmeces, Nicolás Martínez).

El Ayuntamiento de Huérmeces ya había solicitado previamente, con fecha 2 de octubre de 1939 (al poco de publicarse la sanción en el boletín provincial), que don Emilio continuara al frente de la escuela, por medio del levantamiento de la sanción de traslado. Buenas intenciones aparte, parece que las fuerzas vivas del pueblo estaban hondamente preocupadas por la posibilidad de quedarse sin maestro por un tiempo, hasta que se cubriera la vacante que dejara don Emilio.

No parece que ninguno de los dos escritos tuviera efecto alguno sobre las encallecidas sensibilidades de las autoridades educativas de Madrid.

Como pasaba el tiempo y no se producía respuesta, don Emilio vuelve a insistir y presenta otro escrito, de fecha 10 de septiembre de 1940, reiterándose en su solicitud de revisión del expediente sancionador, aportando ahora nuevos certificados de buena conducta emitidos por las ya consabidas autoridades locales (alcalde, párroco, jefe local de FET y de las JONS) y, una novedad, un certificado emitido por el director y capellán del Convento de Nuestra Señora del Pilar de Escoriaza (Guipúzcoa), en el que estudiaron cinco alumnos faroles y que, a su vez, habían sido alumnos de don Emilio en las escuelas de Huérmeces. Por la relevancia del documento, lo transcribo en su integridad:

"Los abajo firmantes, D. Marcelo Lete y D. Gregorio Lasagabáster, Director y Capellán, respectivamente, del Convento de Nª Sª del Pilar, de Escoriaza (Guipúzcoa), CERTIFICAN:

Que la formación intelectual, moral y religiosa de los niños: Evelio Hidalgo, Lucinio Ontillera, Valentín González, Lorenzo González y Constancio Díez, al salir de la escuela primaria de Huérmeces e ingresar en este Establecimiento, revela en el maestro D. Emilio GARCÍA AMO, que los ha instruido y educado, excepcionales aptitudes pedagógicas y celo y abnegación altamente apreciables en el cumplimiento de sus funciones educativas." 




[en 1940, los cinco niños naturales de Huérmeces (Evelio, Lucinio, Valentín, Constancio y Lorenzo, de edades comprendidas entre los 13 y los 16 años), se encontraban cursando estudios de preparación para el bachillerato en la escuela marianista de Escoriaza, por la que ya habían pasado y pasarían otros tantos niños faroles; los cinco habían sido alumnos de Emilio durante los años 1934-1939]





EL JUZGADO SUPERIOR DE REVISIONES REAFIRMA LA SANCIÓN AL MAESTRO

Por fin, una Orden Ministerial de 20 de julio de 1942 acuerda la revisión del expediente de depuración de Emilio García Amo.

Quizás resulte interesante transcribir literalmente el texto razonado que acompaña a la propuesta de revisión; una simple media página, mecanografiada, en formato apaisado, sin firma ni fecha alguna, plena de incorrecciones gramaticales, razonamientos simplistas y falsedades tragicómicas (se han corregido algunas tildes por meras razones de sanidad ocular y para facilitar la comprensión del texto):

"El señor Párroco avala al maestro pero de una manera tan especial que casi no dice nada. Antes envió una información francamente mala en que dice que iba a la Taberna dicho Maestro. De su conducta religiosa lo trató bien antes y después [falso: su primer informe fue negativo]. El Comandante del Puesto y dos padres de familia vuelven a insistir en lo de la taberna [falso: los padres no dicen nada al respecto]. Se ve que ahora tienen en el pueblo un mal Maestro [falso: no tienen maestro, sus funciones son suplidas por la maestra; no llegaría nuevo maestro hasta 1943] y suspiran por el que perdieron por que como Maestro cumplía bien. Es caso de meditar si conviene que vuelva al pueblo quien tiene algunos enemigos (el Alcalde actual desea su vuelta pero el anterior emitió muy mal informe). Como la inhabilitación tendría que subsistir y seguramente pide la revisión para efectos de concurso (que tampoco puede hacerlo con esta sanción) no veo la necesidad de modificar la primitiva sanción de traslado dentro."

Así se resolvía una petición de revisión de sanción. Sin tener en cuenta las nuevas certificaciones presentadas, admitiendo como válidas únicamente las emitidas en unos tiempos de ambiente bélico, con unas autoridades locales amedrentadas por escritos inquisitoriales.
  
Mucho trabajo acumulado debía de tener el Juzgado Superior de Revisiones, perteneciente al Ministerio de Educación Nacional, ya que no emite sentencia hasta 3 de marzo de 1943.  Se confirma la sanción impuesta por Orden de 8 de septiembre de 1939: traslado forzoso dentro de la provincia con prohibición de solicitar cargos vacantes durante un periodo de un año e inhabilitación para el ejercicio de cargos directivos y de confianza en instituciones culturales y de la enseñanza.

La confirmación de la sanción fue publicada en el Boletín Oficial del Ministerio de Educación Nacional de fecha 12 de abril de 1943.






EPÍLOGO

A pesar de la surrealista e incomprensible sanción sufrida por Emilio, el maestro jamás se quejó -ni siquiera habló- de lo sucedido durante aquellos años, ni dentro ni fuera del ámbito familiar. Probablemente, el suyo fue un noble intento de no inculcar a los suyos futuros sentimientos de rencor, censura ni venganza hacia nada ni hacia nadie.


Escuelas de Huérmeces, curso 1967-1968 [don Emilio, el maestro; doña Puri, la maestra; 21 alumnos]



Tanto es así que, cuando Emilio retornó a Huérmeces diecisiete años más tarde, no se recuerda que tuviera ni el más mínimo roce personal con ninguno de los protagonistas -activos o pasivos- de su "proceso".

Aunque quizás también convenga aclarar que justo unos meses antes de que Emilio llegara al pueblo, en septiembre de 1957, el párroco Félix López Hidalgo había abandonado Huérmeces (abril de 1957) camino de su próximo destino, Tardajos. Una simple casualidad, sin duda, pero que no puede por menos que dejarnos -al menos a quien esto escribe- un cierto regusto poético en nuestros paladares.


Comuniones en Huérmeces, 23 mayo 1968 [don Emilio y cuatro de sus alumnos]

 
 
Fui alumno de don Emilio durante la segunda etapa de su estancia en Huérmeces (1957-1968); mi padre lo fue durante la primera (1934-1940). Buena parte de dos generaciones masculinas farolas pasaron por sus clases. Las memorias popular y familiar de Huérmeces afirman que don Emilio fue un exigente y competente maestro.


AGRADECIMIENTOS

A Emilio García, hijo de maestro; a Alex García, nieto de maestro.


ACLARACIONES

El desarrollo de la presente entrada se basa, principalmente, en el contenido de los diversos documentos que conforman el expediente de depuración del maestro Emilio García Amo. No obstante, he intentado realizar un pequeño ejercicio de interpretación, valoración y comprensión de las actuaciones seguidas por algunas personas; particularmente, del alcalde, del comandante de la guardia civil y del cura párroco. Estas interpretaciones y valoraciones son exclusivas de quien esto escribe, y no están basadas ni influidas por las conversaciones habidas con familiares, vecinos, alumnos y conocidos de don Emilio. 

El título de la entrada de hoy podría parecer improcedente -por liviano- a algunas personas, ya que todo el proceso depurador del magisterio español resultó, como mínimo, "incomprensible". Podría haber utilizado cualquier otro adjetivo para describirlo: brutal, calamitoso, esperpéntico, injustificable, inmoral, inquisitorial, salvaje, sectario, surrealista o vergonzoso. Creí quizás más acertado el uso del adjetivo "incomprensible" para el caso específico del maestro Emilio García Amo ya que, afortunadamente, no tuvo consecuencias tan funestas como en otros cientos de casos.  

 

ANEXO 1: LAS PERSONAS EN EL PROCESO DEPURADOR DE UN MAESTRO

EL MAESTRO

Emilio García Amo (Sestao, 1909-Burgos, 1995), hijo de Gregorio García Basconcillos y Tomasa Amo García (1880), naturales de Quintanas de Valdelucio; Emilio tuvo, al menos, dos hermanos: Dionisio (Quintanas, 1908) y Consuelo (Quintanas, 1910).

[su hermano Dionisio fue también maestro nacional, ejerciendo en Úrbel del Castillo, Los Tremellos, Quintanadueñas y Miranda de Ebro]

[también aparece como maestro de Escuderos de Valdelucio, entre 1945 y 1959, Tomás García Amo, aunque no podemos asegurar que se trate de un hermano de Emilio; en 1939 se encontraba destinado en Arenillas de Villadiego, y en 1959 consiguió el traslado, suponemos que definitivo, a Viladecamps (Barcelona); Tomás había nacido en 1903]

Emilio se casó en Huérmeces en 1938 con Obdulia Díez Varona (Hces, 1918-Burgos, 1988), hija de Millán Díez Martínez (1885) y Claudia Varona García (1884); Emilio y Obdulia tuvieron seis hijos: José Luis, María Consuelo, Clementina, María Carmen, Emilio y Esther. María Consuelo falleció al poco de nacer.

La hoja de servicios del maestro Emilio García Amo nos dice que desempeñó su labor profesional en Brieva de Juarros (1933), Vivar del Cid (1934), Villaescobedo de Valdelucio (1934), Huérmeces (1934-1940), Boada de Roa (1940-1948), Pedrosa de Río Úrbel (1948-1957), Huérmeces (1957-1968) y Bilbao (1968-1974). Emilio García Amo falleció en Burgos en 1995, a los 85 años de edad.


Boada de Roa (Foto: Ricardo Melgar)

Pedrosa de Río Úrbel (Foto: Ricardo Melgar)


Sus descendientes residen en la actualidad en las provincias de Álava, Alicante, Burgos, La Coruña, Sevilla y Vizcaya; también en Alemania, Reino Unido y Estados Unidos de América.


LOS ALCALDES

  • Saturio Pérez Alonso (Hces, 1894): alcalde de Huérmeces entre marzo de 1936 y febrero de 1938; casado con Jacinta García Fontúrbel (Hces, 1897); labradores; siete hijos: Gonzalo (1920), Teodora (1921), Mercedes (1922), Domingo (1923), Julián, Luis y Margarita
  • Sandalio Alonso Alonso (Hces, 1884-1952): alcalde de Huérmeces entre febrero de 1938 y abril de 1941; casado con María Güemes Hidalgo (Ruyales, 1885); labradores; sin descendencia


EL CURA PÁRROCO
  • Félix López Hidalgo (Villanueva de Argaño, 1894-Burgos, 1973): párroco de Huérmeces entre 1926 y 1957; con anterioridad, había ejercido su ministerio en Cañizar de Argaño (1920-1926); con posterioridad, lo haría en Tardajos (1957-1969)

LOS VECINOS DE HUÉRMECES 

Firmantes de las respuestas a la Circulares de fechas 2 de septiembre y 23 de diciembre de 1936
  • Hipólito Ortega Pérez (Hces, 1875); casado en primeras nupcias con Gabina Alonso Díez (Hces, 1875); una hija: Aurora (1900); y en segundas nupcias con Esperanza Pérez Pérez (Hces, 1877); herrero y labraddor; en su casa, sita en el número 7 de la calle Ondovilla (luego adquirida por Valeriano Díez) solían alojarse los maestros y maestras solteros que llegaban destinados a Huérmeces
  • Antonio García Díaz-Villalvilla (Hces, 1874): casado con Cecilia Villanueva Varona (Hces, 1881); labradores 
  • Diego Girón del Cerro (Hces, 1881): casado con Saturia Díez Martínez (Hces, 1888); labradores
Incluidos en la relación de "vecinos de mejor reputación en el pueblo"
  • Antonino Ubierna Ibáñez (Hces, 1896): casado con Carolina González Girón (Hces, 1896); labradores
  • Miguel Díaz Martínez (Hces, 1891): casado con Isabel Martínez González (Hces,1894); labradores
  • Alejo González Girón (Hces, 1902): casado con Pilar Girón Montero (Hces, 1904); labradores
  • Lázaro Díez Bernal (Celada de la Torre, 1893): casado con Florencia Villalvilla Alonso (Hces, 1892); labradores
En jefe local de FET y de las JONS de Huérmeces (abril de 1940)
  • Nicolás Alonso Martínez (Hces, 1898): casado con Basilia Alonso García (Hces, 1899); labradores
Alumnos faroles estudiando en el colegio marianista de Escoriaza en 1940
  • Evelio Hidalgo Hidalgo (1924), 16 años; hijo de Francisco y Avelina
  • Lucinio Ontillera Miguel (1925); 15 años; hijo de Epifanio y Perfecta
  • Valentín González Girón (1927); 13 años; hijo de Alejo y Pilar
  • Constancio Díez Villalvilla (1927); 13 años; hijo de Lázaro y Florencia
  • Lorenzo González Girón (1928); 12 años; hijo de Alejo y Pilar 

EL COMANDANTE DEL PUESTO DE LA GUARDIA CIVIL DE SANTIBÁÑEZ
  • Octaviano Lomas Pérez (Tobar, 1888-Burgos, 1983): teniente de la Guardia Civil; en enero de 1937 firmó los informes sobre maestros en su condición de comandante del puesto de Santibáñez Zarzaguda. En 1923 aparece destinado en Oviedo; en 1932 lo hace en Sotresgudo, también en calidad de comandante del puesto de la guardia civil.

EL SECRETARIO DEL AYUNTAMIENTO DE SANTIBÁÑEZ
  • Marcelo Palacios Conde (Modúbar de San Cibrián-Burgos, 1965): fue secretario de Santibáñez durante 25 años

LOS VECINOS DE VALDELUCIO
  • Eutracio Estébanez Calderón: párroco de Fuencaliente de Lucio en 1937; ordenado sacerdote en Burgos en 1925; en aquel año de 1937, Eutracio tuvo que realizar funciones de maestro sustituto en Renedo de la Escalera (Valle de Valdelucio) por no haber aspirantes a la plaza de maestro; en 1941 fue nombrado párroco de Valdegama; y en 1949, de Santa María de Mave (Palencia) 
  • Claudio Llorente: jefe local de FET y de las JONS del Valle de Valdelucio en 1937

LAS AUTORIDADES EDUCATIVAS NACIONALES Y PROVINCIALES
  • Marcelino Domingo Sanjuán (Tarragona, 1884-Toulouse, 1939): maestro, periodista y político; fue ministro de Instrucción Pública durante el primer gobierno de la Segunda República (abril-diciembre 1931), tomando medidas encaminadas a convertir en voluntaria la enseñanza religiosa en la escuela, a autorizar el bilingüismo en las escuelas catalanas y a potenciar la construcción de nuevas escuelas por todo el país. Volvió a desempeñar la cartera de educación durante el primer gobierno del Frente Popular (febrero-mayo 1936). Fue atacado despiadadamente por la prensa conservadora y ultramontana de la época, viéndose obligado a presentar (octubre de 1933) una querella criminal contra el periodista César González Ruano, por un artículo publicado en ABC en el que se incluían mentiras y calumnias sobre la vida privada del entonces exministro.
  • Modesto Díez del Corral Bravo (Fuenmayor, La Rioja, 1873-Burgos, 1959): catedrático de matemáticas en el Instituto de Pamplona (1905) y en el de Burgos (1906); en diciembre de 1936 fue nombrado director del Instituto Nacional de Enseñanza Media de Burgos, condición por la que entró a formar parte -como presidente- de la Comisión Depuradora del Magisterio Nacional de Primera Enseñanza de Burgos, dónde intentó ejercer una función más objetiva que el secretario Doñate, primando los criterios judiciales sobre los estrictamente ideológicos o políticos del expedientado. Se jubiló en 1942, pasando a formar parte del mundillo cultural del Burgos de aquellos años. 
  • José Doñate Jiménez (Burgos ?, 1893-Puente la Reina, 1939): estudió en el Instituto de Burgos; inspector de primera enseñanza de las provincias de León (1920) y Burgos (1922); vinculado a Acción Nacional y afiliado a la Asociación Católica de Maestros; en noviembre de 1936, en su condición de inspector jefe de la provincia, entró a formar parte -como secretario- de la Comisión Depuradora del Magisterio Nacional de Primera Enseñanza de Burgos, dónde ejerció una función depuradora basada más en la ideología del maestro que en sus capacidades profesionales o actitudes morales; fue el miembro más "duro" de la Comisión Depuradora de Burgos; quizás por ello fue premiado, en agosto de 1937- con la jefatura de la Oficina Técnico-Administrativa de la Depuración del personal del Ministerio de Educación Nacional, un auténtico ascenso en su fulgurante carrera depuradora. Falleció el 8 abril de 1939, a los 46 años de edad, en pleno ejercicio de la jefatura depuradora nacional, siete días después de "cautivo y desarmado el ejército rojo..."  Fue sustituido por la también inspectora de Primera Enseñanza Concepción Salvador Aldea


ANEXO 2: LOS ALUMNOS DEL MAESTRO (CURSO 1935-1936)

Relación aproximada (puede darse alguna ausencia) de los cuarenta alumnos matriculados en el curso inmediato anterior al inicio de la guerra civil. Ordenados por edad y alfabético (nombre de pila). [edad a 31-12-1935]




[en la relación aparecen los cinco niños que figuran en el alumnado de la Escuela marianista de Escoriaza durante el curso 1939-1940: Evelio, Lucinio, Valentín, Constancio y Lorenzo]


ANEXO 3: EL VECINDARIO DE HUÉRMECES (1935)

Según los datos recogidos en el Padrón correspondiente, en 1935 Huérmeces alcanzaba una población total de 446 habitantes. Su pirámide demográfica era la típica de una población campesina de tamaño medio (tamaño medio para la zona):

  • Un 13% (60 niños) tenía una edad inferior 6 años
  • Un 15% (67 niños) tenía una edad entre 6 y 12 años (edad escolar)
  • Un 17% (74) entre 13 y 18 años
  • Un 20% (88) entre 19 y 30 años
  • Un 9% (41) entre 31 y 40 años
  • Un 11% (48) entre 41 y 50 años
  • Un 8% (36) entre 51 y 60 años
  • Un 4% (18) entre 61 y 70 años
  • Un 3% (13) entre 71 y 80 años
  • Únicamente una persona tenía una edad superior a 80 años
En la tabla siguiente se detallan algunos campos del padrón de aquel año de 1935 [domicilio] [nombre y apellidos del "vecino"] [año de nacimiento] [edad] [lugar de nacimiento] [año de llegada a Huérmeces] [ocupación, situación]






  

En Huérmeces figuraban empadronados 98 "vecinos", cuya distribución por ocupaciones y situaciones era la siguiente:

  • labradores: 49
  • viudas: 14
  • sin ocupación (personas de mayor edad, imposibilitados): 6
  • pastores: 6 (Tomás Iglesias Peña, Domingo Pérez Díez, Julián Blanco Fernández, Jerónimo Blanco Mena, Esteban Luis Fuentes y Heliodoro Rodríguez Peña)
  • maestro: Emilio García Amo
  • maestra: Jesusa Valcavado de la Horra
  • médico: Luis Salinas Mendizábal
  • secretario: Quiterio Alonso González
  • párroco: Félix López Hidalgo
  • tratante de ganado: Gil Montero López
  • molineros: 3 (Donato García Fontúrbel, Filiberto Ruíz Ruíz y Elena González Alonso)
  • industriales (transportista, tendero): 2 (Calixto Arnáiz Bárcena y Emilio Valladolid García)
  • tabernero: Zacarías Ubierna Fontúrbel
  • carnicero (tablajero): Marcelino García Ubierna
  • sastre: Mariano Crespo García
  • herrero: Epifanio Ontillera Miguel
  • carpinteros-carreteros: 3 (Dámaso Gallo Fernández, Guillermo Blanco Gutiérrez y Benjamín Humada Pérez)
  • zapateros: 2 (Heliodoro Ubierna Luis y Lorenzo Güemes Pérez)
  • caminero: Manuel Abad Terradillos
  • jornaleros: 2 (Gregorio Manjón Rodríguez y Fermín Santamaría Serrano)

En cuanto a la procedencia de la población, la gran mayoría (338 habitantes, el 77%) son nacidos en Huérmeces. Lógicamente, son las localidades del entorno inmediato las que mayor cantidad de "nacidos fuera de Huérmeces" aportan: Santibáñez Zarzaguda (7), Burgos (6), Ruyales del Páramo (5), Ros (5), Montorio (5), San Pantaleón del Páramo (4), Quintanilla Pedro Abarca (4), Castrillo de Rucios (4), Acedillo (3), Coculina (3) y Úrbel del Castillo (3).

Por último, un pequeño apunte en cuanto a la evolución de la población durante las últimas décadas, desde mediados del siglo XIX hasta 1940:

  • Censo 1857: 413 habitantes
  • Matrícula 1871: 422 hab.
  • Censo 1887: 406 hab.
  • Censo 1897: 415 hab.
  • Padrón 1899: 383 hab.
  • Censo 1900: 401 hab.
  • Censo 1910: 430 hab.
  • Censo 1920: 428 hab.
  • Padrón 1924: 440 hab.
  • Padrón 1930: 438 hab.
  • Padrón 1935: 446 hab.
  • Padrón 1940: 399 hab.
Comprobamos que la población de Huérmeces se mantuvo más o menos estable durante los ochenta años que van desde 1857 a 1940; casi siempre sobrepasando los 400 habitantes, con un máximo de 446 en 1935 y un mínimo de 383 en 1899.

A partir de 1940 los diversos padrones y censos mostrarían ya un claro declive poblacional, fruto del éxodo rural que se aceleraría en las dos décadas siguientes.


UN RECORDATORIO PARA UN ALUMNO DE DON EMILIO

El pasado 14 de abril falleció en Córdoba Alberto Alonso Fernández

Alberto había nacido en Huérmeces el 7 de mayo de 1950; hijo de José Alonso Villalvilla (Hces, 1915) y Mónica Fernández Crespo (Ubierna, 1916); nieto de Eugenio Alonso Fernández (Hces, 1873) y Elisa Villalvilla Varona (Hces, 1874), Zacarías Fernández Fernández (Ubierna, 1886) y Martina Crespo Díez (Ubierna, 1890). 

Sus cinco hermanos (Caridad, Agustín, Julián, Fernando Eugenio y José Enrique) se establecieron en Córdoba, Androy (Madagascar), Madrid, Torrelavega y Sevilla.

Alberto se licenció en Filología Moderna por la Universidad de Córdoba, ejerciendo como catedrático de Lengua y Literatura del IES Blas Infante durante más de treinta  años, ocupando también diversos cargos directivos. Se jubiló en 2010.

Con anterioridad al IES Blas Infante, estuvo destinado en otros tres institutos de enseñanza secundaria: Burriana (Castellón), Puente Genil y Cabra. También trabajó en Instituciones Penitenciarias, destinado en Córdoba.

Al mismo tiempo que ejercía su labor como docente, Alberto desarrolló una dilatada carrera como investigador en el campo de la literatura oral en Córdoba (romancero tradicional, romancero de ciego, cuentos populares y cancionero popular), así como en el de las leyendas de tradición oral y escrita en Córdoba. Es autor y coautor de varias publicaciones, entre las que destacamos:

  • Romancero cordobés de tradición oral. Librería Séneca. Córdoba (2003)
  • Patrimonio oral de la provincia de Córdoba: Romancero, Cancionero y Narrativa. Tomo I: Romancero Tradicional. Diputación de Córdoba (2017)
  • Patrimonio oral de Almodóvar del Río: romances tradicionales y cuentos populares. Diputación de Córdoba (2019)

El 2 de octubre de 2019, Alberto Alonso Fernández ingresó, en condición de "académico correspondiente en Huérmeces (Burgos)", en la Real Academia de Córdoba (Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba).

Aunque Alberto salió de Huérmeces a la temprana edad de 13 años, nunca olvidó sus orígenes faroles; es por ello que deseó que su título de académico llevara la condición de "correspondiente" en su pueblo natal.    

Alberto fue alumno de don Emilio en las escuelas de Huérmeces durante cinco cursos lectivos (de 1957-1958 a 1961-1962).

Al igual que su maestro, Alberto fue un competente docente, enamorado de su profesión, a la que dedicó gran parte de su vida. 



FUENTES

Archivo General de la Administración (AGA), Alcalá de Henares (Madrid):

  • Fondo: Ministerio de Educación Nacional; Serie: Expedientes de depuración de maestros nacionales; signatura 32/12428 (Emilio García Amo, maestro de Huérmeces, Burgos) [61 páginas] [inicio: 1936; final: 1943]
Por si alguien está pensando en realizar una solicitud de digitalización de expediente de algún maestro represaliado, téngase en cuenta que desde que se solicite al AGA hasta que este Archivo envíe la documentación solicitada puede pasar un plazo mínimo de 18 meses. Es una pena que Archivos públicos de tanta importancia no dispongan de mayores recursos humanos y técnicos. 


"Purga de maestros en la guerra civil". Jesús Crespo Redondo y otros. Editorial Ámbito. Valladolid (1987)  

"Muerte y represión en el Magisterio de Castilla y León". Enrique Berzal de la Rosa y Javier Rodríguez González (coord.). Fundación 27 de Marzo. León (2010) ["De la Blusa Roja a la Camisa Azul. La tragedia del Magisterio en Burgos", Carlos de la Sierra, pp 49-120]


Los datos biográficos relativos a las autoridades educativas de la época han sido extraídos de las hemerotecas digitales Biblioteca Digital de Castilla y León y Prensa Histórica nacional. Lo mismo sucede con los datos profesionales y biográficos de los entonces comandante del puesto de la Guardia Civil y secretario municipal en Santibáñez Zarzaguda.


OTRAS ENTRADAS DEDICADAS A MAESTROS DE HUÉRMECES Y OTROS PUEBLOS DE LA COMARCA




EN UN PRÓXIMO POST

En las próximas semanas se dedicará un monográfico a Felipa Díez Pérez, maestra de Castrillo de Rucios, represaliada por la infame denuncia realizada por el entonces párroco del pueblo, Ezequiel Hidalgo Serna. A pesar de tratarse de una persona con sólidas creencias religiosas, de ya cierta edad (60 años en 1938) y con un fuerte arraigo en el pueblo, Felipa fue castigada con el traslado a otra escuela de la provincia (Riocavado de la Sierra), donde transcurrieron su últimos años profesionales. Felipa era, además, la madre de un histórico vecino de Huérmeces: Valeriano Díez Díez.  

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