sábado, 1 de agosto de 2020

Acedillo: la Pinza provenzal


La Pinza de Acedillo es una extensa altiplanicie (a unos 1050 m de altitud media) que se extiende entre la carretera de Villadiego y los pliegues rocosos del Perul. En la actualidad, se encuentran cultivadas unas 160 hectáreas.

Tradicionalmente, en estos terrenos de vocación claramente ganadera, se han venido cultivando cereales de secano, con unos rendimientos medios muy discretos, en consonancia con la escasa profundidad y calidad del terreno. En los últimos años, también se han cultivado girasol y colza, más por su condición de alternativa adecuada para el cereal que por las productividades ofrecidas.

Hace cuatro años, sin embargo, el panorama agronómico de La Pinza comenzó a cambiar. Un agricultor de Acedillo comenzó a realizar plantaciones de lavanda, espliego y lavandín, hasta alcanzar las aproximadamente 30 hectáreas de cultivo que existen en la actualidad.




Los requerimientos ecológicos de estas tres aromáticas del grupo de las lavandas (género Lavandula) no son nada extravagantes: terrenos más o menos llanos, preferentemente calcáreos, situados a una altitud superior a los 800 metros, con unos suelos de textura franco-arenosa, y con una pluviometría típica de secanos mesetarios. El profundo sistema radicular de las lavandas, propio de un cultivo permanente, origina que sus necesidades hídricas no sean muy elevadas, considerándose un cultivo adaptado a ambientes más o menos xerófilos.



El cultivo se desarrolla en un marco de plantación aproximado de 1,90 x 0,60 metros, adecuado para la realización de periódicas escardas mecánicas.




Si bien la inversión inicial es alta, ya que es necesario trasplantar unas 9.000 plantas por hectárea (20 céntimos cuesta cada planta), y hay que esperar dos años para la primera recolección, se estima que el rendimiento económico es el doble (2400 euros/ha) que el obtenido con cereales de secano (1200 euros/ha), subvenciones aparte. 

El beneficio neto es menor, claro, ya que también hay que tener en cuenta los costes de destilación que, tanto si los realiza un tercero como si los realiza el propio agricultor, suponen una parte importante del capítulo de gastos. Dado que no conviene que pase mucho tiempo entre la recolección y la destilación, resulta más que interesante la opción de destilar la producción propia, evitando gastos de transporte y mermas de rendimiento.

Las plantaciones pueden durar unos doce o catorce años, antes de que sea necesaria su sustitución por nuevas plantas.



El rendimiento medio en esta zona es de unos 30 kg de aceite esencial por hectárea de cultivo de lavanda; el precio aproximado del aceite de lavanda es de unos 70-80 euros por kg; del lavandín, por el contrario,  se obtiene mayor cantidad de aceite esencial, aunque también su precio es muy inferior.




Las lavandas son especies sufrútices: plantas que aúnan características arbustivas y herbáceas ya que, si bien la parte inferior de su tallo principal es leñosa, el resto de la planta conserva una estructura herbácea, lo que posibilita la reiterada recolección de los brotes del año sin que la planta resulte dañada.


Lavanda, lavandín y espliego

Características de las tres principales especies del grupo de las lavandas:


Lavanda (Lavandula angustifolia): hojas estrechas y alargadas, situadas tanto en la base de la planta como en los tallos florales; cuando la planta es joven, las hojas presentan un tono grisáceo, que acaba por transformarse en tonalidades más verdosas; los tallos florales no suelen ramificarse; las flores son algo mayores que las del espliego y su color varía entre el azul y el violeta intenso; florece entre julio y agosto.




Espliego (Lavandula latifolia): forma una mata más alta que la lavanda y su color resulta más grisáceo; las hojas, más anchas que las de la lavanda, se disponen generalmente en la base de la planta, aunque en ocasiones aparecen en los tallos florales; los tallos florales suelen estar ramificados, formando un característico tridente, con tres espigas cada uno; las flores, de menor tamaño que las de la lavanda, tienen un color lila pálido; florece entre julio y septiembre.
 



Lavandín (Lavandula x intermedia): se trata de un híbrido natural estéril entre lavanda y espliego; es una planta más vigorosa y productiva que sus progenitores, con una mata más redondeada y homogénea; tallos florales más largos; espigas más grandes y puntiagudas, de un color violeta más intenso; en la base se localizan dos espiguillas laterales; aunque su rendimiento en aceite esencial es mucho mayor que en el caso de la lavanda, también su precio es inferior.




Las tres especies cuentan con numerosas variedades comerciales, que se diferencian en sus variados requerimientos ecológicos y productividades.

La incidencia de plagas y enfermedades no es muy alta: un par de coleópteros (escarabajos), algún cóccido (cochinillas), un díptero (mosca de las agallas) y un hongo (podredumbre radicular), principalmente.




En Europa, es la región francesa de Provenza la mayor productora de lavanda, con su centro neurálgico en Grasse, la denominada capital mundial del perfume. También encontraremos campos de lavanda en la Toscana italiana y en el Surrey inglés.





En España, la capital nacional de la lavanda es la localidad alcarreña de Brihuega; también ha adquirido reciente importancia la manchega Ossa de Montiel, en Albacete; en Castilla y León,  llevan ya casi dos décadas cultivando lavandas en las localidades vallisoletanas de Tiedra y Peñafiel; Ampudia y Villaumbrales en Palencia; Villoviado, Castrillo Solarana y Acedillo, en Burgos; también existen plantaciones en la provincia de Soria. En Castilla y León se cultivan unas 150 hectáreas de lavanda y unas 560 de lavandín.

Castilla La Mancha ha incluido una subvención a las plantas aromáticas, como ayuda agroambiental, por un importe de 155 euros por hectárea y año en el caso del lavandín.




En La Pinza, la floración de las lavandas comienza a mediados de julio y finaliza a mediados de agosto, según la especie y variedad. El mejor momento del día para la contemplación y fotografiado de estos campos de lavanda es, sin duda, las últimas horas de la tarde: a las nueve y media de un día de finales de julio; tampoco es mal momento las primeras horas de la mañana (si no hay niebla): a las ocho y media de finales de julio.

En una de las plantaciones más desarrolladas, la secuencia de floración se resume en las fotografías siguientes:









Ni que decir tiene que estas plantaciones constituyen un auténtico festín para los sentidos: no solo para la vista y el olfato, que también para el oído; si somos capaces de visitarlas en silencio, escucharemos también el constante zumbido de las abejas y otros polinizadores, lo que contribuirá a aumentar el encanto de la visita.

Por último, recordar que estas plantaciones tienen un fin comercial y, por lo tanto, sobran actuaciones como recolectar "un par de tallos" o corretear por entre las plantas.


ACEDILLO: UN PUEBLO EÓLICO

Acedillo se encuentra, en línea recta, a unos 9 km al NW de Huérmeces. Por carreteras y caminos en buen estado, existen dos posibles rutas para llegar a Acedillo, ambas idóneas para una pequeña excursión ciclista o pedestre:


Acedillo desde el castillo

-la más corta, de unos 11 km, pasa por Ruyales del Páramo (4 km de carretera), y desde allí, por el camino de San Benito, en otros 7 km, alcanzar Acedillo.

-un poco más larga, de unos 13 km, es la que pasa por Quintanilla Pedro Abarca (8 km de carretera), y desde allí, gracias a los 5 km de la  pista que pasa por el bucólico paraje de la ermita de Robledillo, llegar fácilmente a Acedillo.


La Pinza de Acedillo: viento, piedras, cereales, colza y lavandas

Eso sí, en ambas opciones tendrás que superar el repecho final que, en poco más de 300 metros, salva el desnivel de 40 metros existente entre el camino y el caserío del pueblo.


Acedillo: colmenar en las inmediaciones del pueblo

Y es que Acedillo se encuentra a una altitud considerable (1050 m), en una loma expuesta "a la influencia de todos los vientos", tal y como ya aseguraba Madoz en su célebre diccionario. La fuente de agua, sin embargo, se encuentra a un nivel más bajo, a unos 100 metros al sur del caserío, lo que obligaba a los antiguos vecinos a un penoso acarreo. También al sur del caserío, encontramos los escasos restos de su castillo, que se elevan a unos 1060 m de altitud, dominando toda la cabecera del río de Bustillo.


Vista desde el castillo de Acedillo: a la izquierda, camino de Quintanilla Pedro Abarca; en el medio, camino hacia Valdepino; a la derecha, camino hacia Coculina y Bustillo
La Caldera desde el Perul

Desde el mirador del castillo podemos contemplar una hermosa vista: al sur, la pequeña garganta de La Caldera, horadada por el mencionado río de Bustillo; hacia el este, los extensos arenales cubiertos de brezo, los bosques de roble melojo y las maduras plantaciones de pino silvestre; a nuestras espaldas, al norte, los farallones del Perul (1159 m) con su despliegue eólico: nada menos que 16 aerogeneradores, implantados en 2003 a lo largo de todo el término del pueblo.



Y seguramente ha sido este alarde eólico el que ha salvado a Acedillo de su desaparición. Se han rehabilitado multitud de edificaciones, se ha levantado un espléndido local social, se ha aprovechado el solar de la casa rectoral para ubicar un parque infantil, se han rehabilitado la fuente y los lavaderos... Acedillo ha resurgido de sus cenizas gracias, entre otras cosas, a su elevada ubicación, sometida a un casi permanente régimen eólico.





UN POCO DE HISTORIA

Acedillo no aparece en el Libro Becerro de las Behetrías, aunque sí lo hace el pueblo vecino por el sur "Bustiello çerca Azediello", por lo que suponemos que el origen de Acedillo fuera anterior, aunque en la fecha de realización de la pesquisa (1352) el lugar se encontrara temporalmente despoblado (yermo). Bustillo era behetría de Gutierre Ferrandez Delgadiello, lo mismo que Cotolina (Coculina); Ormazuela lo era de Ferran Royz de Villalobos.  

Si ya existía por entonces el castillo, este sería propiedad de los Delgadillo; a finales del siglo XV pasó a manos de los Salazar y, ya en el XVI, al alcalde de Burgos, Antonio Sarmiento. En la segunda mitad del siglo XVIII, el castillo se encontraba completamente arruinado. En tiempos medievales, Acedillo estaría incluido en el alfoz de Villadiego, ocupando el extremo NE del mismo, junto con Coculina, Hormazuela y Bustillo. Por aquellos tiempos, es posible que existiera una pequeña población en el paraje de San Mamés, en La Pinza, dónde han aparecido enterramientos y restos de edificaciones, en el pequeño cotorro que se eleva en las proximidades de la fuente allí existente.


Acedillo desde el Perul

La primera mención documentada del pueblo la encontramos en el Censo de población de la Corona de Castilla, realizado en la segunda mitad del siglo XVI (1587), donde Acedillo aparece (incluido en el arciprestazgo de Villadiego) con una población de 50 vecinos; una cifra sorprendente, ya que pueblos mayores aparecen con una población inferior o similar (Coculina, 30 vecinos; Villalibado, 25 vecinos; Sandoval de la Reina, 60 vecinos); Huérmeces (en el arciprestazgo de Santibáñez) aparece con 2 pilas y 80 vecinos.

En cuanto al posible significado del término "Acedillo", algunos lo derivan de "alcedo","arcedo", lugar poblado de arces; otros, sin embargo, suponen una derivación del antropónimo Azedo.




En el Catastro de Ensenada (1752), Acedillo [Hazedillo] aparece como perteneciente al Duque de Frías, con alcalde mayor en la villa de Villadiego. Precisamente de esos tiempos viene el conflicto de competencias entre Villadiego y la Jurisdicción de Haza de Siero (perteneciente al duque de Medinaceli, y cuya "cabeza" radicaba en Huérmeces): en la división jurisdiccional de 1789, el lugar de Acedillo (perteneciente al duque de Frías) figura sujeto tanto a la jurisdicción del alcalde mayor de Villadiego (incluido en la Quadrilla del Condado, en el partido de Villadiego) como a la de Haza de Siero, cuyo alcalde mayor considera que Acedillo es de realengo.

 
La Pinza, tiempo de cosecha

En los diccionarios de Miñano (1826) y Madoz (1850), aparece con una población de 117 y  56 habitantes, respectivamente, aunque ya está constatada la antigua sospecha de que las cifras demográficas del segundo se encuentran totalmente falseadas, a la baja, para eludir impuestos y alistamientos. 

Durante un par de décadas del siglo XIX, Acedillo conformó por sí mismo un municipio independiente; a mediados de ese mismo siglo, incorporó a los pueblos vecinos de Bustillo y Hormazuela. A finales de los años 70 del siglo XX pasó a formar parte del mega municipio de Villadiego.


Diario de Burgos, 30 de marzo de 1926

En la prensa provincial de los años veinte encontramos una curiosa reseña judicial, relativa al contencioso que mantienen, en relación a un contrato de trabajo, un vecino de Acedillo, Valentín Martínez Martínez, y el presidente del Sindicato Agrario de San Isidro Labrador, domiciliado en Huérmeces. Suponemos que se trata de un contrato como guarda de ganado (pastor) para alguna de las varias cabañas ganaderas del Huérmeces de aquellos años.

Durante los siglos XIX y XX, varios fueron los pastores de Acedillo que prestaron sus servicios en Huérmeces; especial mención merece Tomás Iglesias Peña (Acedillo, 1882), que ejerció de pastor (de yeguas) en Huérmeces  durante cuarenta y cinco años (1905-1950); Tomás contrajo matrimonio con Valentina Díaz Hidalgo (Huérmeces, 1885) y criaron a cinco hijos, todos ellos nacidos en Huérmeces: Domitila (1910), Julián (1915), Benilde (1917), Teófilo (1924) y Eulalia (1928). A mediados de los años 60, una vez finalizada su vida laboral en algún pueblo del entorno, Tomás y Valentina volvieron a Huérmeces para pasar sus últimos años de vida, residiendo en el número 5 de la calle de la Solana, al lado de la conocida como "casa del secretario".  


LA IGLESIA DE SAN MILLÁN ABAD

Iglesia de claro origen románico, ya que conserva vestigios de esta época en el muro meridional y en los arranques de la portada, que debía ser apuntada y estar formada por tres arquivoltas que descansaban en jambas y semi columnas, de las que se conserva un tosco capitel decorado con un aspa; también se conservan un canecillo ornado con un busto masculino, perteneciente al antiguo tejaroz, y una pila bautismal con gallones.





Hoy en día presenta una espadaña clasicista con remate de bolas, con escalera de caracol adosada a la nave, ábside rectangular con pequeña aspillera y una portada renacentista a base de dovelas en arco. Su interior, renacentista de una nave, capilla lateral y sacristía, con pilastrones, arcos y bóvedas estrelladas de piedra; retablo mayor presidido por San Millán Abad (antiguo patrón de Castilla), acompañado por San Pedro y San Pablo, Crucificado y relieve del Resucitado en sagrario.





UNA FAMILIA DE CARPINTEROS ACEDILLANOS SE ESTABLECE EN HUÉRMECES

Ruperto Pérez Infante (Acedillo, 1855-Hces, 1931), de profesión carpintero-carretero, contrajo matrimonio con Petra García Girón (Huérmeces, 1863-Burgos, 1947) y, después de vivir y trabajar unos años en Huérmeces, volvieron a Acedillo, dónde permanecieron durante unos veinte años; finalmente, en 1913 retornaron a Huérmeces, dónde se establecieron definitivamente.

Ruperto y Petra trajeron al mundo a diez hijos, de los que únicamente siete salieron adelante. Sus cuatro primeros hijos nacieron en Huérmeces; los seis siguientes, en Acedillo.

Tal y como era habitual en aquellos tiempos, Ruperto y Petronila otorgaron a sus hijos el nombre de uno de los santos del día del nacimiento de cada uno, independientemente de lo raro que aquel pudiera resultar; los diez hermanos Pérez García fueron bautizados con los nombres siguientes:

  1. Virgilia (Hces, 1882)
  2. Silvino (Hces, 1885)
  3. Antonio (Hces, 1886)
  4. Emerenciano (Hces, 1888)
  5. Isaac (Acedillo, 1892) [como nombre femenino]
  6. Eusebia (Acedillo, 1894)
  7. Luzgerico (Acedillo, 1896)
  8. Porfirio (Acedillo, 1898)
  9. Wistremundo (Acedillo, 1902)
  10. Artemio (Acedillo, 1906)

En una espléndida fotografía, datada hacia el año 1913, aparece casi al completo la familia Pérez García; únicamente falta Silvino, el mayor, que ya se había casado. Ruperto y Petra aparecen sentados, rodeados de seis de sus siete hijos; en la segunda fila, de izquierda a derecha: Porfirio, Eusebia, Luzgerico e Isaac; en la primera: Artemio y Wistremundo.


Familia Pérez García (c. 1913) Fotografía cortesía de la familia De Miguel Pérez


Silvino fue dado por desaparecido en 1936, al poco de comenzar la guerra civil; Isaac ejerció de maestra en Penches durante casi cincuenta años; Eusebia vivió en Las Quintanillas; Artemio, en Madrid; Wistremundo, fue misionero en Brasil; de Porfirio, únicamente sabemos que no vivía ya en 1931, año en el que falleció su padre, Ruperto.

Fue Luzgerico Pérez García el hermano que continuó la saga familiar de carpintero-carreteros; en 1923 contrajo matrimonio con Lucía Alonso Villalvilla (Huérmeces, 1904) y se estableció en Huérmeces. Primeramente, residieron en el número 25 de la calle de la Plaza (en la que luego sería casa de Mauro Serna e Inés Santamaría), más tarde en el número 14 de la calle Ondovilla (hoy conocida como casa de Joaquín y Regina); el taller se encontraba en un local de la misma calle Ondovilla, en la que luego sería casa de Valeriano y Rosario (y una de las tres tabernas del Huérmeces de los años sesenta).

Desgraciadamente, la carrera profesional de Luzgerico fue corta, como corta fue su vida. Luzgerico falleció en 1933, a los 37 años de edad. Dejó viuda y tres hijas de corta edad. Sus descendiente viven hoy en la ciudad de Barcelona.


ACEDILLANOS POR EL MUNDO

No es sencillo rastrear en internet pedazos de vida de personas que nacieron a principios del siglo XX y fallecieron ya hace cuatro décadas. Pero si el nombre buscado es Wistremundo, y religioso el gremio al que perteneció, hay que reconocer que aumentan considerablemente las posibilidades de encontrar algo en la red. Así, en una web claretiana brasileña (claret.org.br), encontramos lo siguiente:




Wistremundo Roberto Pérez García
(Acedillo, 1902), uno de los siete hermanos anteriormente citados, debió de destacar pronto como estudiante ya que, a la temprana edad de 11 años, ingresó en el colegio que los padres claretianos regentaban en Valmaseda.




En 1917, una vez aprobados sus estudios de noviciado, partió hacia Segovia para realizar el año de probatura, profesando en agosto de 1918. Realizó sus estudios de filosofía y teología en los seminarios de la congregación, siendo ordenado sacerdote por el obispo de Segovia en mayo de 1926.


Wistremundo (primero por la derecha) y sus pupilos (años 40)


Arribó a Brasil en febrero de 1928, dentro de la 35ª expedición, siendo enviado al colegio San José de Batatais. Durante su estancia en Brasil, pasó por diversos destinos en colegios de Río Claro, Curitiva, Belo Horizonte, Río de Janeiro y Sao Paulo.


Wistremundo (4º por la izquierda en la fila inferior) y sus pupilos (años 60)


En 1964 llegó a Londrina, una próspera ciudad del estado de Paraná, como vicario de la parroquia del Inmaculado Corazón de María. En Londrina permaneció hasta su fallecimiento, en abril de 1983, a la edad de 81 años, tras un apostolado de 55 años en tierras brasileñas.





En la citada ciudad de Londrina (Paraná), hoy en día lleva su nombre un centro educativo público de grado medio: el Colégio Estadual Padre Wistremundo Roberto Pérez García, sito en la Rua Tanzania nº 110, en el Parque Ouro Verde. Parece ser que Westrimundo prefería que sus discípulos y correligionarios claretianos se dirigieran a él por su segundo nombre: Roberto, mucho más sencillo de pronunciar y escribir, aunque también de olvidar.  

4 comentarios:

  1. ¿Queda algún resto visible de la torre medieval? he estado varias veces en Acedillo, casi siempre tras finalizar un recorrido por el Perul y he callejeado por sus calles pero no he podido encontrar ningún resto. ¿Ha desaparecido totalmente?

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  2. Recientemente, y gracias a subvenciones de la Diputación, se han realizado sondeos arqueológicos que han dejado visibles restos de muros y otras estructuras; también se han encontrado restos cerámicos y monedas; se ha instalado cartelería y se ha delimitado la zona. Desde el caserío del pueblo se accede fácilmente al enclave, situado a unos escasos 100 metros al SE. Merece la pena la vista panorámica que se divisa desde el lugar.

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  4. Alguien conoce a familiares de Don Valentin Palencia. Su padre nació en Acedillo.

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